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La noticia corrió como reguero de pólvora. El primero en buscar a Julián fue Narciso que le rogó encarecidamente le llevara como invitado. El párroco no pudo dar el permiso, pues señaló que en todo lo relativo a Narciso y al propio Julián el único que podría intervenir era el señor arzobispo. Julián se quedó sorprendido ante tal afirmación, pero no dudó un minuto en ir a la Mitra.

-Su Eminencia, solicito permiso para que el Padre Narciso me acompañe este fin de semana a visitar mi parroquia y mi pueblo. Deseo dar una vuelta para ver cómo van las cosas y llevo de invitados a los amigos que asisten a las charlas de Ricardo.

-Ajá, así que piensa usted organizar un retiro en su parroquia...?

-Bueno, Su Eminencia, en realidad no es un retiro...

-Lo sé, padre Julián, lo sé... pero digamos que así se oye un poco más....  religioso...

-Está bien, como usted ordene....

-Y... por qué Narciso? No tenía tanto miedo de que fuera no hace mucho?

-Bueno... pero el tiempo... y Ricardo... se han encargado de cambiar las cosas...

-Por lo que veo ese Ricardo está cambiando muchas cosas... espero que no cambie las indebidas...

-No tenga cuidado Su Eminencia que estoy al tanto y pendiente...

-Y qué hay de lo otro?

-Pues en momentos se anima y en otros se ve indeciso, pero creo que al final lo hará...

-Cree Usted que lo hará como esperamos?

-No le escuchó? Pues así es siempre... habla, señala, reconoce tesis, destapa errores, se mete hasta la cocina como dicen por aquí, pero al final de cuentas...

-Bueno... y cuándo regresan?

-Espero que el lunes por la mañana... varios de ellos tienen que trabajar. Aunque anticipo a Su Eminencia que algunos ya hablan de pedir permiso para faltar toda la semana....

-Creo que sería más conveniente... incítelos... el ambiente del templo puede ser un buen marco...

-Gracias Su Eminencia... le mantendré informado....

 

Sabiendo que Carlos era la chispa que prendía cualquier mecha, y al mismo tiempo el más imposibilitado para faltar toda la semana por los compromisos contraídos en su negocio, Julián se le hizo el aparecido al medio día.

-Hola Sonia... está Carlitos?

-Padre Julián.... que gusto verlo por su casa... pase por favor... pase... enseguida le hablo...

Julián recorrió con los ojos la vivienda. Era un departamento de interés social, pero Sonia le mantenía muy limpio y Carlos proveía lo necesario con todo y sus quejas. Le llamó la atención una Biblia que estaba colocada a un lado de la televisión de la sala.; parecía que alguien la había estado leyendo y dejado ahí... a la mano.

-Hola Padre... ora sí se va de esta casa el demonio al demonio.... carajo... un curita en mi casa... con bendición y todo... supongo!

Julián rió de buena gana... le caía bien el muchacho y sus bromas jamás las había sentido pesadas o irrespetuosas.

-Mira carajo muchacho... no echo agua bendita porque va a ser un chirriadero de la fregada... pero te voy a dejar un millar de estampitas para que te ganes algunas indulgencias repartiéndolas...

-Ya será... si no reparto volantes menos estampitas... mejor la dejamos así... qué le trae por aquí?

-Te tengo una misión secreta...

-Ah carajo... dijo ahora Sonia.

-Miren.... la ida al pueblo tiene dos intereses que creo que ustedes comprenden bien. Uno, el buscar un poco de paz para Lupita; el otro, y aprovechando el viaje, ubicar un poco a Narciso con una grey que si bien puede traerle muchos recuerdos, también es distinta en muchas formas.... así es que quiero pedirte que seas tú, disimuladamente, el que sugiera que nos quedemos toda la semana...

-Huyyyy... pues ahí sí va a estar difícil porque empezando por mí mismo... no puedo tomarme toda la semana...

-Claro que puedes... reclamó Sonia... nada más avisa que no vas a poder entregar los trabajos que tengas programados sino hasta la otra semana y ya... en qué te puede afectar?

-Bueno.... en realidad puedo... pero....

-Nada muchachito... nada... es la primera vez que te pido un favor y me lo vas a cumplir.... o no?

-Está bien padre Julián... pero que no se vuelva costumbre eh? porque yo no soy su alcahuete ni su cómplice...

Julián y Sonia soltaron una nueva carcajada y se despidieron.

 

Esa tarde, cuando Carlos salió con la sugerencia, el primero en secundarla fue Rafael.

-Vamos, tiene tiempo que no salgo al campo...

-Alguien se ve imposibilitado para estar por allá toda la semana?

-Bueno... dijo Gerardo... si me perdonan el que me llegasen a llamar a media semana y me vea obligado a volver.... iré con gusto...

-Ustedes? preguntó Ricardo a Fidel.

-Gloria sí va, pero no sé si a Silvia le den permiso.

-Me lo tomo.... que demonios, dijo entusiasmada la muchacha.

-Bueno, pues ya estamos todos. Vamos viendo entonces qué es lo que vamos a hacer... Julián, habrá lugar en el hotelito del pueblo?

-Hotelito? Y que mi hermana no me vuelva a hablar en toda su vida? No, mi amigo, ustedes se quedan en la casa parroquial, faltaba más...

-Oye, dijo Norma, pero eso será mucho trabajo para Lucía...

-Porqué? qué no van ustedes? Si nos repartimos la diversión nos podemos repartir el trabajo.... no creen?

-Sí... sí... dijo Lupita emocionada.

-También nosotras podemos ayudar... somos seis mujeres contando a Jazmín... agregó Sonia.

-Bueno, pues sea entonces y que Dios guarde mi pobre pueblo, sentenció Julián bromista.

-No padre, intervino Carlos inmediatamente, que saquen las trompetas porque voy a ir yo... y quiero alfombra de flores... y guirnaldas de zempazuchil y...

-Ya estarás Santo Patrón... dijo Sonia burlona.

-Pues entonces acortemos la noche para que cada quien pueda preparar su equipaje y nos vemos todos aquí a las siete de la mañana... de acuerdo? señaló Ricardo.

-De acuerdo, corearon todos.

 

En el momento en que se iban a acostar, tras la consabida tacita de café de Julián, el teléfono repiqueteó.

-Julián, te hablan...

-Sí? Diga....

La voz al otro lado de la línea era la del arzobispo que estaba interesado en saber los resultados.

-Qué pasó? Se quedan toda la semana?

-Sí señor... así es....

-Bueno, pues a ver como reacciona Narciso... téngame al tanto. Sirve su teléfono de la parroquia?

-Tengo entendido que sí señor.

-Bueno, pues, cualquier cosa avíseme por favor padre Julián. Lo mismo si necesita algo... entendido?

-Claro, claro señor...

 

Tras colgar, Julián fue cuestionado por Ricardo, para el que no había pasado desapercibido el tono casi monosilábico del sacerdote.

-Algo anda mal?

-No mi querido Ricardo, no. Por el contrario... todo camina como Dios lo quiere...

Ricardo ya no preguntó. Sabía que cuando Julián le respondía con ese tonito misterioso no iba a soltar prenda. Se alzó de hombros y le dio la buenas noches.

 

 

La llegada al pueblo fue todo un acontecimiento. Los habitantes estaban felices por el regreso de su párroco y asombrados por la comitiva que le acompañaba. El día fue, prácticamente, de fiesta. Una buena cantidad de feligreses desfiló por la casa parroquial para rendir sus respetos al cura y sus amigos. El propio Presidente Municipal se dejó llegar hasta el lugar para poner a disposición de los distinguidos visitantes sus servicios y atenciones.

Un hombre obeso, bien vestido, portando un cinto piteado y una hebilla descomunal con lo que se supone eran sus iniciales, saludó ceremonioso al sacerdote que de inmediato le presentó con los invitados.

-Señores, permítanme presentarles a Don Eustorgio, dueño de la tienda-almacén del pueblo y generoso benefactor de esta parroquia.

-Mucho gusto, corearon todos.

-Es un honor conocerles, sobre todo a Usted, Don Ricardo. Doña Lucía, hermanita del padre Julián, ya nos ha platicado de Usted ampliamente.

-Caray, pues no creo ser merecedor de sus elogios, pero en materia de amistad cuente conmigo para lo que se ofrezca.

-Gracias Don Ricardo. Por cierto, padre Julián, desde este momento la alimentación de nuestros amigos corre por mi cuenta, así es que ahorita mismo le mando los avíos necesarios.

-Oiga Don Eustorgio, no se moleste... en verdad... podemos pagar lo necesario... protestó apenado el escritor.

-Nada señores, es mi gusto y me gusta darme gusto, así es que con su permiso voy a dar las disposiciones necesarias... nada más pido permiso al padre para que mañana hagan los honores a mi mesa... si ustedes lo consideran conveniente, claro.

-Pues nada nos causará mayor placer que compartir el pan y la sal con usted, téngalo por seguro... exclamó Carlos de inmediato.

-Carlos, por favor, dijo Norma.

-Déjelo señora, que ya ha hablado por ustedes y es compromiso formal. Mañana les espero al filo del mediodía.

-Pues muchas gracias nuevamente, insistió Ricardo.

-Con su permiso... y gusto en conocerlos.

Julián tomó del brazo al hombre y le acompañó hasta la puerta de la casa parroquial, mientras Lucía conducía a cada uno a sus habitaciones.

-En verdad Lucía, comentó Norma, no será mucha la molestia?

-Por Dios Normita, si ustedes le han devuelto la vida a mi hermano. Lo veo más joven que nunca, impetuoso, ágil. Con decirte que antes de su primera visita ya arrastraba los pies... deveras... lo veía muy acabado. Ustedes le inyectaron nueva vida...

-Pues no sabes el gusto que me da saberlo. Mira, no te he presentado a Lupita, una queridísima amiga mía.

-Señora, esta es su casa...

-Gracias Doña Lucía, ya Norma me ha hablado de su amabilidad. Mi esposo Jorge, y mi hijo Jorge chico....

-Bienvenidos...

-Y esta mocosa gigantesca es mi hija Jazmín.

-Vaya, pues en verdad estás grandota, muchacha. Mucho gusto.

-El gusto es mío, contestó entrecortada la jovencita.

-Lucía, te parece bien que nos organicemos para atender lo de la cocina...? venimos seis mujeres y creo que podemos ayudarte bastante... indicó Norma.

La hermana del sacerdote rió de buena gana.

-Qué te parece si esperamos para que me repitas esa opinión?

-Por qué?

-Ya lo verás... ya lo verás...

 

Habían llegado cerca de mediodía. Comieron en el camino y por ende quisieron aprovechar el tiempo recorriendo la población. Julián envió a Lucía como guía -que les llevó al mercado- mientras él y Narciso platicaban con el sacerdote que había enviado el arzobispo como auxiliar. Por la tarde, la comitiva se congregó alrededor de la gran mesa del comedor para gozar de un exquisito chocolate preparado por un par de señoras, que llegaron también cargadas de pan de la región.

-Pues vaya que vives bien padrecito, dijo Gerardo con cierta picardía.

-Dios provee, dijo sentencioso el sacerdote.

-Oye Julián, intervino Rafael, Ricardo me ha hablado de tu muy bien surtida biblioteca y me gustaría conocerla.

-En su momento... mi querido amigo... en su momento... por esta noche gozaremos de este chocolatito, platicaremos de aparecidos y espantos y luego nos iremos a descansar plácidamente...

-Momento, exclamó Silvia, si van a platicar de eso mejor me voy a dormir... a mi me da mucho miedo...

-Qué le crees a este viejo ladino, dijo Ricardo. Yo creo que lo que quiere es platicarnos un poco sobre él...

-Entonces sí es de espantos, comentó bromista como siempre Carlos.

-La verdad es que Ricardo tiene razón en parte, dijo Julián, pero me gustaría más que conocieran mi iglesia. Tiene su historia y me siento muy orgulloso de ella, así es que... si ustedes no disponen otra cosa, en cuanto le demos mate al chocolatito pasamos al templo.

 

La arquitectura del templo era eminentemente colonial, y su belleza se reflejaba en cada una de las cúpulas y los pilares que las sostenían, pero sobre todo en los capiteles, relatores silenciosos de trozos de la historia que, por desgracia, había sido olvidada con el tiempo y el descuido de los primeros encargados.

-Es realmente hermosa, dijo asombrado Rafael que, como arquitecto, sabía valorar la modesta fastuosidad de la parroquia.

-Así es, contestó ufano Julián, y me siento orgulloso de ella.

-Cuéntanos un poco de esa historia Julián, suplicó Norma.

-Bueno, en realidad hay muchas cosas perdidas en el tiempo, pero su historia se remonta a la época de la evangelización de la Nueva España, con la llegada de los misioneros agustinos Fray Jorge de Avila y Jerónimo de San Esteban a finales de 1525. En realidad no hay nada que lo confirme, pero dado que ellos fueron los primeros en andar por aquí y que ya en 1537 se da noticia de ella, es obvio que fueran, al menos, los iniciadores de su construcción, que también muy probablemente terminara Fray Agustín de la Coruña y Juan de San Ramón. De una cosa, en lo personal, si estoy seguro: de la participación de Fray Juan Bautista de Moya, llamado el Apóstol de la Tierra Caliente por su dedicación y esmero en lo que se refiere a la evangelización y proliferación de templos en toda esa región y muy buena parte de por acá. Murió en 1567 en Valladolid, hoy Morelia, y aún se le recuerda con gratitud y cariño.

-Bueno, señaló Rafael, la misma construcción habla por sí sola. El arte arquitectónico colonial mexicano cuenta en su haber, como dijera Don Enrique F. Gual, con el valor prodigioso de las rápidas asimilaciones y el haber sabido desdoblarse con ese vigor de pueblo joven y emprendedor para hacer frente a esas necesidades ante los proyectos del conquistador.

En poco tiempo, el alud de inspiración ajena se convertía en un pasmoso hecho mexicano... o mexicanizado si ustedes quieren. Con esa mezcla de cultura arquitectónica México se sumó al concierto internacional de su época, salvando su pasado artístico y un presente renovador que podemos observar en casi todas las iglesias del siglo XVI, pero aún más en los dos siguientes. Ese arte estuvo indudable y particularmente expresado en la arquitectura religiosa.

-Oiga Padre Julián, y aquí en el pueblo son muy mochitos? cuestionó Silvia.

-Bueno...

-Mira hija, intervino Ricardo, en términos generales el pueblo guerrerense es moderadamente religioso, ya lo registra así en su obra Razones del Subdesarrollo, Rafael Catalán Valdés. Contra lo que sucede en otros estados o regiones del país -recuerden los sucesos que nos contara Narciso- y aunque existen diferencias regionales pues la mayor influencia religiosa se observa en las zonas Centro, Norte y Tierra Caliente, el guerrerense ha dado muestras de una actitud mesurada en materia de religión. Incluso, aquí es relativamente menor la penetración de las sectas, e insisto en que no me gusta usar esta palabrita...

-Así es que aquí no se matan como en Chiapas? dijo sin tacto alguno Fidel, sorprendiendo a todos.

-Es que allá es otra manera de pensar, dijo de inmediato Narciso mismo sintiéndose afectado. Además, allá si es fuerte la penetración de las sectas -y perdón Don Ricardo, pero así es- sobre todo la de los Testigos de Jehová...

-Oye Julián, y porqué pertenece a la diócesis de Acapulco estando tan lejos? cuestionó Ricardo cambiando el tema para evitar una nueva actitud apasionada del joven sacerdote.

-Bueno, si me permiten, me gustaría comentarles lo que Blandino Barcenas, párroco de San Antonio en Acapulco, y vocero oficial de la Mitra, recuerda en una participación que tuvo en la obra Guerrero 1849-1999, publicada por el gobierno estatal.

En ella narra que la fundación del Estado y la de la Diócesis de Chilapa corren parejas en la historia. Guerrero se funda el 27 de octubre de 1849 y la Diócesis el 26 de enero de 1862. Esta se conforma con 29 parroquias de la diócesis de Puebla, 22 de la de México, 9 de Michoacán y 5 de Oaxaca. En 1957, a raíz del terremoto que no sólo asoló las costas de Guerrero, sino al propio Distrito Federal, cuando el Delegado Apostólico Luigi Raimondi visitó la zona llegó a la conclusión de que toda la franja costera podría ser una nueva diócesis, y así lo informa al Papa Pío XII que crea, el 18 de marzo de 1958, la Diócesis de Acapulco.

Pasado el tiempo y ya bajo la labor apostólica de Monseñor Rafael Bello Ruiz como Obispo, la Santa Sede consideró que la llamada Región sur debiera tener una representatividad como tal, y crea la 12a. Provincia Eclesiástica con sede en Acapulco, quedando su obispo como Metropolitano y anexándosele las demás diócesis. Finalmente, el 29 de junio de 1983, en las afueras de la Catedral de Nuestra Señora de La soledad, en presencia del delegado apostólico don Jerónimo Prigione, se leyó la Bula por la que Acapulco era elevada a Sede Arzobispal. El 28 de septiembre de ese mismo año, en la ciudad de Roma, le fue impuesto el palio arzobispal a Monseñor Bello.

-Ahora bien, comentó Ricardo.

-Que bien sabe conocer un poco más de nuestra historia, indicó satisfecho Jorge.

-Oye curita, dijo Gerardo, y cuántos habitantes tiene el pueblo?

-Alrededor de unos 12 mil, pero el día de tianguis se dejan llegar hasta 30 mil.

-Y todos son católicos?

-Podría decirse...

-Pues es buena grey, no?

-En qué sentido?, preguntó alerta el sacerdote.

-Pues que has de tener tus muy buenas entradas... ricachón... señaló malicioso.

-Rafael... podrías decirle a este mentecato lo que cuesta mantener un edificio como éste?

-Huyyy... pues para conservarlo como lo tienes... te debe costar muy buenos pesos...

-Ahhhh, pero eso le cuesta al gobierno, no? insistió Gerardo. No dicen que todas las iglesias, los curatos y las casas parroquiales son inmuebles propiedad de la nación?

-Exactamente igual que las escuelas, intervino Ricardo, a los planteles se les da la misma atención y mantenimiento que a los templos.... ninguno! Los maestros tienen que aplicar las famosas, repudiadas y poco comprendidas cuotas de inscripción -que manejan los padres de familia- para tener algo de dinero destinado a remozar, pintar y aviar las escuelas. El gobierno sólo paga los salarios de los maestros y ya! De lo demás se desentiende. Así sucede con los edificios religiosos, protestan porque los fieles dan limosna, pero ellos no reparan más que aquellos que quieren volver centros turísticos o monumentos coloniales con la misma tendencia; uno que otro por su propio valor histórico, es decir, porque no les queda otra que repararlo. Pero los templos en uso, los que cotidianamente dan servicio, los que están a cargo de un sacerdote, esos... esos no reciben ni un quinto e, incluso, les ponen traba y media para permitirles reparar o restaurar cualquier cosa, agregando que si a los maestros les paga el gobierno su salario, a los curas no, por lo que deben vivir de las propias limosnas de su grey.

-Perdón... la verdad es que no sabía eso. Entonces nuestro gobierno es un desobligado; grita a los cuatro vientos que son suyas, pero no las mantiene... ni a las escuelas ni a las iglesias.

-Esa es otra de las paradojas oficiales...

-Pero no todo queda ahí... intervino Rafael. También los tesoros que guarda cada templo son considerados propiedad de la nación y yo pregunto: en dónde están todos los cuadros, las pinturas, las reliquias y mil cosas más que se guardaban en lugares como el Museo de Santa Clara en Puebla, rico por su acervo histórico?

Muchos lugares han sido objeto del saqueo oficial, sobre todo en época de la revolución y más tarde en la etapa cristera, que considero la más asoladora en esta materia.

-Tú tienes aquí algunas cosas valiosas aún Julián? preguntó Lupita que, con todo, se veía cada vez más demacrada.

-Sí hija, prácticamente todas las pinturas que existen en la iglesia son del siglo XVII; hay otras más recientes pero no menos valiosas. La recama de oro de pilares y altares es auténtica. Creo que esta es una de las iglesias que aún conservan esas recamas originales.

-Y no olvides tu biblioteca, dijo Ricardo.

-Bueno, habría que hacer una separación entre lo que es el acervo bibliográfico propio del templo y el mío, aunque todo está revuelto...

-Tiene algunos libros de valor? cuestionó Fidel.

-Algunos... ya los verán en su momento...

Narciso, que escuchaba silencioso, comparaba la fastuosidad del templo con la modestia de los de la alejada región que le diera tantos dolores de cabeza.

-Tú no opinas nada? señaló Ricardo refiriéndose a él precisamente.

-Pensaba en lo humilde de las iglesias de Chiapas... claro que hay algunas como esta, pero la mayoría son muy modestas...

-Bueno, debes tomar en cuenta que la región centro del país es la primera en ser evangelizada y por ende en donde hay mayor auge arquitectónico; recuerden Michoacán, Guadalajara, Zacatecas.... y la propia Puebla, sede de esa famosa y hermosísima capilla de El Rosario, señaló Rafael.

-Bueno señores, pues creo que ya es bastante de historia y arquitectura... vayamos a cenar y a descansar porque mañana conoceremos otros interesantes lugares de mi pueblo.

-Sea, sentenció Ricardo.

-Oigan... oigan... y qué no vamos a tener nuestras sesiones de charla? protestó Carlos y a quien hicieron coro los otros jóvenes.

-Vaya, dijo Julián, se ve que de verdad les interesa tu plática Ricardo.

-Que va! Creo que lo que pasa es que les aburre conocer esos girones de nuestra historia...

-No don Ricardo, ahí si está usted equivocado, reclamó inmediatamente Silvia, en realidad es muy interesante. Siento que no es lo mismo estar en un salón de clases que en el lugar mismo del que se habla. Eso es lo que lo hace interesante... es como si nos trasladaran a aquellos años y viviéramos una ilusión basada en la realidad...

-Anda con esta! exclamó Carlos. Te aventaste un ocho comadre...

Todos festejaron tanto la perorata de Silvia como el colofón de Carlos y se dejaron llegar a la cocina de la casa parroquial, en donde ya Lucía les tenía preparada una opípara cena.

Cuando llegaron, Norma y las demás mujeres se acomidieron a ayudarle de inmediato, pero Lucía las paró en seco.

-Ustedes son invitadas y les ruego se vayan a sentar a la mesa. Tengo ayuda y bastante buena... por favor...

Las damitas, todas apenadas, dieron marcha atrás y tomaron sus lugares.

Norma observó a Lupita. Se le veía cansada, así es que apresuró a Sonia y a Silvia, tras terminar la exquisita cena, para que le ayudaran a llevarle a su habitación. Lucía había dispuesto que las señoras durmiesen en tres habitaciones contiguas y los caballeros al otro lado del corredor, no por mojigatería sino por la falta de cuartos disponibles, así es que a más de ellas, las demás se despidieron y fueron todas a descansar.

Los señores todavía hicieron sobremesa un buen rato, hasta que Julián les recordó que, como estaban en su parroquia, debería oficiar misa de seis y por ende levantarse bien temprano.

-Tiene razón Julián, dijo Ricardo, dejémosle descansar y vayamos todos a la cama.

 

 

El padre Julián se sorprendió al ver llegar a misa a Ricardo acompañado de los demás. Las señoras aún estaban en sus habitaciones. Al terminar, el sacerdote les llamó a la sacristía.

-Caray Ricardo, tú si que haces milagros! Mira que lograr que Rafael, Fidel y Gerardo viniesen a escuchar misa...! Pero sobre todo este carajo muchacho... dijo señalando a Carlos. Pues en dónde les quedó lo ateos?

-Párele padrecito, reclamó Carlos con su sorna de siempre, que una cosa es venir a ver al curita en el escenario y otra... la otra...

-Pues dirás misa, pero bien que vi cómo te persignabas.

-Nomás por seguir la corriente... es como en los antros... no? Uno va y, aunque no le guste la música que están tocando... pues baila... es el ambiente pues!

-Pues que bueno que te absorbió el ambiente, sentenció el cura. Y ustedes? También vinieron a ver al cura en el escenario?

-Más bien fue una respetuosa solidaridad contigo, dijo político Gerardo.

-Yo diría que sí, agregó Rafael.

-Y tú, Fidel?

-No, pos yo... la verdad es que sentí ganas de venir a oír misa cuando don Ricardo nos despertó y dijo que le acompañáramos con usted....

-Bueno! Al menos uno reconoce su pecado... dijo burlón Julián.

-Pero no negarás que te sentiste orgulloso de tener a tus amigos al pie del altar, señaló Ricardo.

-No, la verdad es que sí me sentí muy satisfecho de verles ahí, indicó adoptando una pose de seriedad. Son ustedes muy buenos amigos.

-Ya... ya... ya curita... no es para tanto, no te nos vayas a soltar llorando... cloqueó Carlos.

-En fin... vayamos a desayunar que tenemos un día muy ajetreado, invitó Julián.

-Hasta que dijo algo bueno, intervino Narciso, porque ya hace hambre... yo me levanté desde las cinco para ayudar a oficiar al Padre Julián... aunque nadie de ustedes me tome en cuenta....

-Huyyy... ya salió el sentido... bromeó Fidel para asombro de los demás.

 

Norma se levantó muy temprano y, tras ver cómo estaba Lupita, se encaminó a la cocina para ayudar a Lucía.

-Buenos días...

-Hola Normita, cómo amaneciste?

-Bien mi estimada Lucía... ayudo en algo?

-Sólo para darte qué hacer, te dejo moler el chocolate. Te acuerdas de cómo se usa el molinillo?

-Claro que sí, mi abuela Elfega nos ponía a batir el chocolate a nosotras mismas. Pero veo que tienes muchas ayudantes...

-A eso me refería mi querida amiga. Estas son algunas de las señoras del pueblo que, como una muestra de hospitalidad, vinieron a prestar sus servicios para preparar los alimentos enviados muy temprano por Don Eustorgio. Mira, la señora es su esposa...

-Caray señora, cómo se fue a molestar, dijo apenada Norma.

-No es molestia Doña Norma, así somos por acá.

-Pues mucho gusto, en verdad....

-El gusto es nuestro. No todos los días trae el padre Julián invitados...

La algarabía en el comedor denotó la presencia de los señores, lo que apresuró la labor de las cocineras.

-Por favor Normita, diles que enseguida les servimos.

-Claro, claro, ustedes no se preocupen... que esperen!

Rieron todas, pero no abandonaron la prisa en la tarea.

 

El arribo de las demás señoras al comedor motivó que Jorge se acercara presuroso a Lupita.

-Cómo te siente amor?

-Un poco agotada, pero bien... ya desayunaron?

-No, les esperábamos...

-Gracias.

Los demás guardaron un respetuoso silencio durante el diálogo de los esposos, pero tras el agradecimiento de Lupita se aprestaron a saludarle.

-Caray... ustedes la hacen sentir a una importante... ya parezco ministro con tantas atenciones y saludos...

-Nos preocupas Lupita, dijo atento Ricardo.

-Es verdad, indicó Norma entrando al comedor, pero te vi bien y vine para ver en qué ayudaba y qué creen?... Lucía tiene un verdadero ejército de ayudantes, encabezadas por la esposa de Don Eustorgio.

-No me digas! dijo apenado Ricardo. Cuánta molestia venimos a causar... si he sabido...

-Ya, Ricardo, ya... así es la gente de por aquí, amable, atenta, hospitalaria. No te sientas mal, por el contrario, goza de estas atenciones que jamás, óyelo bien, jamás has de tener en tu Acapulquito famoso, afirmó Julián.

-Eso sí, señaló Rafael. En la provincia es mayor aún la calidad hospitalaria de nuestro pueblo, lo que se ha perdido en las grandes ciudades.

-Bueno señores, pues a desayunar... anunció Lucía entrando con las primeras viandas.

 

El pueblo, como muchos otros del interior del país, había crecido en torno a la cuadrícula que forman la iglesia, la presidencia municipal, la principal escuela del lugar y un portal que alberga la casa comercial más grande de la zona.

Al centro de todo, un parque-plaza que es punto de reunión los domingos y días festivos lo mismo que para uno que otro alboroto. El del pueblo de Julián era realmente acogedor, plagado de árboles por los que corrían algunas traviesas ardillas, y en cuyas ramas se posaban escandalosos pajarillos que hacían con su trinar la delicia de los paseantes. A cada trecho, a orillas de las calzadas internas trazadas, había bancas de hierro forjado con medallones al centro que ostentaban los nombres de los ciudadanos que las habían obsequiado al pueblo.

En una de las esquinas, salpicados al acaso, habían unos cuantos juegos para diversión de los chiquillos. Un sube y baja, una resbaladilla, un trío de columpios y una colgadera giratoria era todo el equipo.

Ubicado en el centro, un kiosco porfiriano era ocupado en su planta baja por una nevería; la parte alta, destinada a la labor dominical de la orquesta municipal, servía como pista de patinaje a los jóvenes lugareños el tiempo restante.

En todo el pueblo se respiraba tranquilidad.

-Hasta el aire se siente diferente aquí, dijo Fidel.

-Así es, agregó Gloria abrazándole, se siente puro, limpio.

-Este es el verdadero México, dijo añorante Ricardo.

-Sigue siendo, corrigió Julián, es allá, en las grandes ciudades, en donde se ha perdido el respeto, la confianza, el amor mismo junto con los principios morales... por eso se siente el aire diferente, pero no es el aire, es la conciencia que clama por la culpa colectiva...

-Sopas perico....! exclamó asombrado Carlos.

-Sí hijo, agregó el sacerdote, tú no has vivido nuestra época; una época en la que se podía dejar la puerta abierta sin temor al robo, en la que se saludaba todo el mundo al cruzar con otro, le conociera o no; una época en la que el pudor y la franqueza eran parte de la vida cotidiana. Un hombre podía pedir lo que quisiera con su sola palabra, una palabra de honor que pocos rompían o violaban.  Una época en que aún los grandes centros de población eran tranquilos...

-Pero nosotros hemos acabado con todo... dijo con sincera tristeza Carlos.

-Ustedes sí, pero por culpa nuestra, señaló Ricardo, porque fue mi generación la que colmó el vaso y derramó el agua; la que pugnó por el amor libre, disgregó la familia, y generalizó el uso de las drogas inventando incluso nuevas fórmulas como el LSD. Porque nos faltaron pantalones a los que no participamos en ello, para detener esa degradación que nos llevó a lo que ahora somos, una masa informe que se clama democrática, pero en la que la única voz válida, la única opinión cierta, el único derecho es el propio.

-Cierto, muy cierto... añadieron simultáneamente Julián y Rafael.

-Pues aquí el derecho primordial es el de comer, comentó Narciso, y ya Don Eustorgio nos debe estar esperando... así es que más vale que nos encaminemos a su casa si no queremos que nos dejen sin comer...

-Ja... eso jamás sucederá aquí, afirmó Julián, si falto de cortesía el invitado llega a las seis de la tarde, los anfitriones estarán esperándole dispuestos a atenderle...

-Pues por eso precisamente, intervino Fidel, ya no les hagamos esperar y vamos a darle gusto al gusto como dice el propio Don Eustorgio.

El grupo de amigos cruzó la calle y llegaron a un inmenso portón de madera tallada abierto de par en par.

-Mira nada más... exclamó Julián, jamás había visto el portón de la casa de Don Esutorgio abierto de esta manera...

-Es que sabe quiénes llegan, dijo pomposo Carlos...

-Pues lo dirás de chía... pero es de horchata, sentenció el cura.

No bien alcanzaban el dintel cuando el propio anfitrión salió a recibirles.

-Pasen señores, pasen... esta es su humilde casa...

-Gracias Don Eustorgio, gracias por sus atenciones... que hermosa casa tiene Usted...

-De nada Don Ricardo, cuestión de la vieja que no sabe que menjurjes agregarle todos los días... pero pasen, pasen por favor...

Instalados en el amplio portal que rodea el patio, cuyas barandas estaban colmadas de flores y plantas de ornato, sintieron la fresca brisa que dispersaba la fuente central.

-Hermosa fuente, Don Eustorgio... comentó Rafael.

-Me la trajeron pieza por pieza desde Puebla. Es de un pueblito cercano a Huauchinango, en plena Sierra Norte, dedicado de lleno a la creación de estas bellezas de cantera...

-Pues podría haber jurado que era del siglo XVI o XVII... afirmó el arquitecto.

-Es una réplica exacta de la fuente central del parque de mi pueblo, sólo que un poco más pequeña. Aquella sí es del siglo XVI, pero ya no está en su lugar... cuentan que un político de la capital dispuso que se la llevaran “para repararla” y jamás regresó al pueblo.

-Precisamente de eso hablábamos hace poco... comentó pesaroso Rafael, del saqueo que hacen de los tesoros culturales e históricos de México algunos pillastres que debieran estar en la cárcel...

-Nosotros, por el contrario, tratamos de que nuestro pueblo tenga cada vez mejores cosas dentro de la tradición misma. Pudieron ver las bancas del parque?

-Claro que las vimos, hermosas por cierto.

-Pues también son réplicas de las coloniales que se encontraban en el zócalo de Puebla.... hemos ido comprando una a una; algunas costeadas por una familia, otras por decenas de campesinos y comuneros, pero con la cooperación de todos...

-Pues felicidades, festinó Ricardo, así se hacen las cosas...

-Este curita tiene mucho que ver... siempre nos está arreando para que hagamos algo...

-Ya sabía yo que había algo de eso, comentó Norma.

Tras la opípara comida, acompañada del obligado mezcal de la región, el grupo agradeció las atenciones de Don Eustorgio y se retiró apenas a tiempo para ver caer la obscuridad.

No bien llegaron a la casa parroquial cuando Carlos reclamó la charla del día.

-Un momento, aclaró Narciso, yo estoy tan interesado como ustedes en las charlas de Don Ricardo, pero creo que entre el viajecito, la desmañanada y el ajetreo de hoy, debe estar cansado. Por lo mismo, sugiero que las pláticas principien mañana...

-Estoy completamente de acuerdo, agregó Julián, y les ofrezco precisamente la biblioteca para que nos reunamos inmediatamente después del desayuno. Del pueblo ya no hay gran cosa que conocer, podemos aprovechar la estancia aquí y la tranquilidad de la biblioteca ser el marco perfecto. Nuestras obligaciones son al amanecer y cayendo la tarde, por lo que les podremos acompañar como siempre porque, por mí, no pienso perderme una palabra de lo que platique Ricardo.

-Pues gracias a todos, señaló el escritor, y concuerdo con su propuesta. Sólo me gustaría agregar que si Lupita quiere quedarse a descansar en su habitación le permitamos hacerlo. Ella, mejor que nadie, sabe cómo se siente.

-Gracias Ricardo, pero yo tampoco quiero perderme nada de tu plática, así es que ustedes dicen a qué hora nos reunimos mañana... contestó Lupita.

-Yo diría que, si desayunamos a las siete, bien podemos tener un rato de reposo y empezar a las nueve y media. Les parece? consultó el sacerdote. Todos aceptaron de buena gana.

La tarde se había ido rápido. Los visitantes se dispersaron por diferentes partes hasta que el anfitrión les llamó y ocuparon sus lugares para gozar de la exquisita cena que Lucía y sus ayudantes les había preparado.

Julián comentó con Ricardo que su hermana y otras personas querían participar en la reunión, al menos mientras estuvieran en el pueblo.

-Claro que sí mi querido Julián, faltaba más... mira que preguntar eso! Si estamos en tu casa!

 

 

Si bien barullo alguno interrumpió el exquisito desayuno preparado por las mujeres del pueblo nuevamente, una sorpresa esperaba a Ricardo y sus acompañantes al terminar.

Cuando todos se disponían a dirigirse a la biblioteca, Julián les pidió que fuese mejor en el propio templo.

-Oye no! reclamó de inmediato Ricardo. No considero conveniente que convirtamos la iglesia en un foro...

-Pues creo que así va a tener que ser, dijo pícaro el curita, porque enterados de tus pláticas y el tema que abordas, se han dejado venir una centena de fieles deseosos de escucharte...

-Qué! exclamó asombrado el escritor. Y tú crees que yo voy a brindar una conferencia a tus fieles? Ahora sí que te pasaste! dijo medio irritado

-Yoooo!!! Te juro que no! Lo que pasa es que las señoras escucharon los comentarios entre Normita y Lucía, ellas a su vez se lo comentaron a otros y... pues... se invitaron solos! Aunque ya algo te había advertido cuando te pedí permiso para que se agregaran algunas personas a la plática.

-Y piensas que te voy a creer eso? Cómo supieron la hora si apenas anoche la fijamos? No Julián, ahora sí estoy muy molesto... eso no se hace. Siquiera me hubieses consultado!

-Cálmate mi vida, intervino conciliadora Norma, no veo porque debas negarte si, al final de cuentas, vas a hacer lo mismo pero ante más gente...

-No! No es lo mismo! No es lo mismo hablar ante gentes de confianza que ante personas que no conozco!

-Mire, intervino Narciso, yo puedo hablarles para que no hagan preguntas, para que no se vaya a formar una filípica. Que sólo escuchen. Así puede usted hablar con confianza...

-Si no es eso... es que no deben ser así las cosas...

-Mira Jefe, dijo Carlos, la gente ya está aquí y la filípica se armaría si no sales. Van a pensar que los desairaste porque son de pueblo o gente humilde...

-La verdad es que no pensé que te fuera a molestar, dijo apenado Julián. Me preocupó, sí, cuando vi que comenzaban a llegar y preguntaban a qué horas empezaría el catecismo de Don Ricardo... pero después vi que en realidad no cambia en nada que nos brindes tu charla a nosotros o a más gente... por favor amigo mío... te ruego me perdones...

Ricardo sabía que Julián estaba detrás de todo esto, pero no se explicaba el porqué. Qué pretendía? Medirlo? Era acaso una trampa más del arzobispo? Se sentía acorralado y sin tener una razón válida. Tenían razón, era lo mismo hablar para unos pocos que para muchos... pero...

-Mira Julián, como dicen... la gente ya está ahí y ni modo... pero tú y yo hemos de hablar muy seriamente de esto...

-Gracias amigo mío.... sabía que no me podías fallar...

-Conste que, ahora sí, no lo hago por ti...

Antes de que Ricardo saliera, los demás ocuparon los lugares reservados en la primera banca de la iglesia. Su presencia despertó una ola de murmullos. Hasta ese momento Norma pudo calibrar la dimensión de lo que estaba sucediendo. Qué pasaría si Ricardo, con sus comentarios, hiriera la susceptibilidad de la fe de aquellas gentes? Si consideraban blasfema alguna de sus aseveraciones serían capaces de lincharlo. Recordó incluso lo platicado por Narciso y se estremeció. Sólo le quedó persignarse.

Cuando el silencio reinó nuevamente, Julián se colocó al centro del altar.

-Buenos días queridos hermanos. No les preguntaré qué hacen aquí porque ya me he enterado. Sólo quiero rogarles que, en atención a nuestro invitado, no le interrumpamos durante su intervención. Es un hombre bueno y conocedor de nuestra fe, pero quizá tenga algunos conceptos que no sean bien entendidos por ustedes, por lo que aquellos que quieran despejar alguna duda les ruego, nuevamente, lo hagan directamente conmigo y por la tarde. Escuchémosle con atención porque bien sé que sus palabras llevan un profundo conocimiento sobre la vida de nuestro Señor Jesucristo, a quien él admira, venera y respeta, como nadie a quien haya yo conocido.

Don Ricardo inició sus charlas ya hace tiempo y ha recorrido prácticamente todo el viejo testamento. En estas pláticas estamos por entrar a la iniciación de la vida pública de Cristo, a lo que seguramente se referirá el día de hoy. Sin embargo, como él se irá en unos cuantos días y con toda seguridad ustedes desearán seguir conociendo más sobre la vida de nuestro amado Jesús, quiero anunciarles que quedará en esta parroquia otro conocedor de la vida de Cristo para continuar llevándola a Ustedes. El es uno más de nuestros invitados: el Padre Narciso, que a partir de hoy es el párroco adjunto de esta amada feligresía.

Si todos quedaron estupefactos, más lo quedaron los integrantes del grupo y aún más el propio Narciso que se levantó aturdido para agradecer el aplauso con que le recibieron cordialmente los asistentes.

-Yo he de seguir con ustedes como párroco, aunque una comisión del Señor Arzobispo me retendrá todavía unos días más en Acapulco. Pero les pido que así como han depositado su confianza en mí, lo hagan también con este joven sacerdote que tiene en su haber una larga trayectoria de defensa de la fe en su querido Chiapas. Les aseguro que seguiré aquí y he de morir en mi amado pueblo.

Nuevamente el entusiasmo se desbordó y aplaudieron al sacerdote puestos de pie, demostrando así el cariño que sentían por él. A una señal suya, retomaron sus lugares y guardaron silencio.

-Sin más preámbulos, recibamos con ese mismo cariño a mi buen amigo, el escritor, historiador y periodista, Ricardo Alvarez Ayala...

Ricardo entró al recinto sin salir de su asombro. Se acercó lentamente al sacerdote y le alargó los brazos. Los dos se fundieron en un fraternal abrazo que también aplaudió la feligresía.

Norma respiró tranquila. Ahora entendía, como todos, la jugada de Julián: Ricardo sería la mejor entrada para Narciso.

El escritor, ya seguro de sí mismo, se dirigió a los asistentes:

-Conocí al Padre Julián en esta misma parroquia cuando, estando de visita, buscaba con desesperación un consejo. Sin preguntar, él me lo brindo junto con su amistad; una amistad que venero y respeto tanto como ustedes. Sé que hay muchos sacerdotes... pero no he conocido otro como él! Dios me bendijo con su amistad y apoyo. Yo me encargo de que regrese a su parroquia que tanto ama. Me comprometo a traerselos de vuelta... pero no para verlo morir, como dice, sino para que siga guiando a su rebaño con la atingencia que lo ha hecho hasta ahora.

Para empezar esta charla, le ruego al Padre Julián me dé su bendición para que Cristo me ilumine al hablar de su vida.

Julián le dio la bendición y pasó a ocupar un lugar entre los asistentes.

-Creo que todos y cada uno de los que estamos aquí presentes hemos escuchado hablar, desde niños y prácticamente a todas horas, de Jesucristo, el Cristo amado en el que se centra la fe del catolicismo pero... le conocemos en realidad? Esta pregunta la he hecho infinidad de veces y, francamente, una inmensa mayoría no ha sabido responderla. Sabemos de El, sí, pero no le conocemos. Creemos a pie juntillas en El, nos encomendamos en las buenas y en las malas a El, pero no sabemos a ciencia cierta quién es. Acaso en esas breves sesiones de nuestro ya lejano catecismo oímos de sus milagros y domingo a domingo escuchamos de su palabra pero... no le conocemos!

Es por eso que siento importante saber más sobre El, su vida, sus consejos, la sabiduría de sus palabras, la importancia de su paso por la tierra. Quisiera empezar diciendo algo que ya he citado en las pláticas con mi familia y mis amigos: Cristo es el hombre que, para creyentes y no creyentes, cambió la vida de toda la humanidad... en menos de mil días!

Aún quitándole lo divino, como desearan sus detractores, la gente que no le quiere o no cree en El, su sola presencia como hombre, como ser humano, es de una trascendencia inconmensurable. Es decir, si pensamos en su presencia sólo como hombre, ya es un gigante en la historia de la humanidad! A eso, agreguen ustedes el hecho de ser el hijo de Dios... y tendrán a un ser sin par, dígase lo que se diga.

Cristo no es la figura de madera o metal que pende de la cruz -dijo señalando el gran crucifijo que estaba colocado a un lado del altar mayor- sino su significado. Si me permiten hacer una comparación, es como la foto que ustedes guardan de su esposa o de su hijo en la cartera o el morral. La foto misma no es la esposa o el hijo, pero sí su representación; una representación que nos evoca la presencia del ser amado aunque éste se encuentre lejos. Una cosa es crear ídolos para adorarlos, como el becerro de oro que construyeran los judíos cuando Moisés fuese a buscar las Tablas de la Ley, y otra representar con imágenes aquello que adoramos. La imagen misma nos recuerda al personaje, sea la esposa en la foto, o a Cristo en la cruz. Lo importante, lo verdaderamente importante, es saber conocer la diferencia. Si le damos un beso a la foto, se lo estamos enviando románticamente a nuestra mujer; si lo hacemos a una imagen, se lo estamos enviando a Cristo. En otras palabras, no adoramos a la imagen sino lo que representa.

La presencia de Cristo en la tierra fue considerada necesaria por el Padre; fue una llamada de atención a una humanidad sumida en los más bajos instintos, en la que el relajamiento de la moral y las buenas costumbres se perdían a pasos agigantados. Por eso vino, a convencernos de cambiar, a dar su vida como ejemplo de sacrificio. Pero no hemos entendido sus palabras. Seguimos siendo los mismos infractores a dos mil años de su presencia.

Cuántos de nosotros conocemos los diez mandamientos? Ya alguna vez hicimos la prueba y casi nadie recordaba, así, de golpe y al momento, más de tres o cuatro. Quizá ustedes, más puros de alma y más apegados a la iglesia que los citadinos, les sepan todos pero... han analizado su significado? Se han puesto a pensar en qué nos quiso decir el Padre en esas escasas palabras? No, verdad? Pues Jesucristo vino a resumir esas aún pocas palabras en una sola: Amor!

No he querido hablar con ustedes de la vida misma de Jesús a nivel de historia, sino sembrar la curiosidad por conocerle más a fondo. Amor significa querencia. Amar significa querer. Si amamos no podemos dañar lo que amamos! ni fracturarlo o traicionarlo! Sólo deseamos lo mejor para quien amamos y queremos darselo nosotros mismos. Así, amar a nuestros padres es darles lo mejor de nosotros, respeto, cariño, atención, obediencia; si pensamos en nuestro prójimo es exactamente lo mismo! Robar es dañar a otro; no robar es amarle. Cuando hablamos de no fornicar entendemos no traicionar a quien amamos teniendo relaciones carnales con otra persona. Cuando derrochamos amor no matamos, no deseamos la mujer o las pertenencias de otro, no envidiamos su vida o propiedades, no le acusamos falsamente de algo que no hizo y, en referencia a Dios mismo, no tenemos más Dios que El, ni juramos en su nombre, por el contrario, observamos y santificamos sus fiestas y agradecemos lo que nos da, poco o mucho, pero que nos da sin pedir otra cosa más que Amor!

Haber concretado Jesús los diez mandamientos en esa sola palabra nos debe hacer reflexionar, porque, lo curioso de todo, es que al primero que debemos dar amor -para poder dárselo al Señor- es a uno mismo. Quien se quiere bien no puede odiar a otro. Quien no ama a los demás... no se quiere a sí mismo porque hacer daño a otro es abrir el camino para que ese, u otro en su representación, nos haga daño a nosotros. De ahí que Jesús contestó a quien le preguntó qué debería hacer si alguien le dañaba: poner la otra mejilla! Es decir, perdonar el agravio en lugar de buscar la venganza, porque la violencia genera violencia y el odio genera odio. Quien responde con amor, recibirá al fin de cuentas amor. Quien responde con odio, recibirá odio.

Cristo vino a nosotros para advertirnos del mal camino por el que transitábamos, pero no se contentó con eso... sabía que muchos no le harían caso... que desoirían su consejo... y prometió regresar... pero como sucede entre nosotros, como el padre que le advierte al hijo del castigo si no enmienda su comportamiento, la siguiente vez... ya no advierte! Si el hijo no entiende... el padre tiene que aplicar el correctivo. Así con El, de tal suerte que es tiempo de conocerle más a fondo, de entender sus palabras... de amar como El lo pide. No sólo a El o al Padre, sino a todo, a la flor lo mismo que a la lluvia, a la esposa como al vecino, al amigo como al enemigo; es cambiar la vida de preocupación por una vida de ocupación.

Su vida es ejemplo, sí, pero aún mal comprendido. Cualquiera de ustedes puede tener un vecino, al que no conoce y poco trata, y estar enterados sólo de que es carpintero porque hace muebles, como San José mismo, pero si le conocieran, si le trataran un poco más, podrían admirar las obras de arte que hace, simples o sofisticadas, pero obras de arte que no cualquiera puede hacer, y el concepto sobre él cambiaría, ya no sería el carpintero, sino el Maestro Ebanista! Así es la vida de Cristo: hay que conocerla para admirarle más y más y, si ahora tenemos confianza en El, si le amamos y respetamos, conociéndole crecerá hasta el infinito esa admiración y respeto. No basta con decir “es grande porque es el hijo de Dios”, no, hay que conocer su grandeza para saber de ella y saber de ella para conocerla.

Cristo no nos pide grandes sacrificios, muchos de ellos verdaderas aberraciones llevadas a cabo en su nombre, sino ese pequeño sacrificio diario que nos tiene en paz con nosotros mismos y con los demás. Y no es que se conforme con ese pequeño sacrificio diario, sino que sabe que con él nuestra grandeza espiritual hará mayor la suya.

La nobleza de un alma puede brotar por sí sola si pensamos en El cuando algo sucede. Quién no recuerda a ese personaje de película que recibe la burla porque a toda desgracia responde “Sea por Dios”. Sea, sí, porque a todo mal hay que ver el bien que puede representar. El hijo que se va en busca de fortuna, pero en realidad va a cumplir su destino, nos duele cuando se aleja y quisiéramos detenerle, obligarle a seguir a nuestro lado... sin pensar que nosotros hicimos lo mismo tiempo atrás, que causamos ese mismo dolor a nuestros padres, pero partimos, algunos lejos, otros cerca, pero partimos a hacer nuestra vida. Así es con todo. La oveja que muere puede ser una bendición en la casa de aquel al que le falta carne en su alimento, y no la desgracia de perderla. De nuestra propia boca ha salido el consejo aquel dado a los hijos: “las desgracias templan el espíritu y el carácter”... entonces... porque no seguir nuestro propio consejo?

En la naturaleza misma, la víbora cuida el sembrado alimentándose de las ratas que le destruyen, y la parlotera garceta se monta sin temor en el rinoceronte, pues en lugar de ver en eso la molestia, acepta de buen grado que le picotee el lomo sacándole los insectos que no alcanza a botar por sí mismo y le molestan. Es el supuesto mal, la llamada desgracia, convertida en beneficio gracias a la forma. Cuando el hombre pierde todo debe ver en ello más la oportunidad de empezar de nuevo, que la desgracia de la pérdida como tal. Al tropiezo, se tiene la oportunidad de hacer la piedra a un lado y seguir el camino con mayor precaución.

Nada hay nuevo bajo el sol, dijera una buena amiga, y tiene razón. El amor está en todas partes, sólo tenemos que descubrirlo. Cristo está junto a nosotros, sólo debemos aprender a reconocerlo.

No quiero extenderme mucho; como dije, sólo despertar en ustedes la curiosidad por saber más sobre Cristo. Para eso, tal y como el Padre Julián les anunciara, quedará el Padre Narciso. Su juventud y empuje no les sorprenda o asuste. La misma iglesia, guiada por Juan Pablo II, abre los ojos a una verdad que ha permanecido oculta por cientos de años, pero que no por eso deja de ser verdad. Ahora podemos saber, por ejemplo, que Jesús tuvo que vivir como hombre -con todos los defectos y virtudes del hombre- para alcanzar el perfeccionamiento que el Padre quería que tuviese para cumplir su misión en la tierra, y para ello se preparó bajo la tutela de los hombres más santos de su época: los esenios, teniendo como maestro a su primo Juan, quien le iniciara en la vida pública, la vida del sacerdocio, al bautizarle en el Jordán. Ustedes quizá sólo sabían del bautizo de Jesús, pero el resto era prácticamente desconocido. El descubrimiento de algunos documentos en las cuevas de Qumram, ocultos ahí por los propios Esenios ante la persecución romana, arrojan luz sobre algunas cosas que no sabíamos. Es como un rompecabezas en el que se va acomodando pieza por pieza... hasta que podemos admirar el esplendor de una pintura o una foto. Así es la historia misma, un tremendo rompecabezas que se va armando poco a poco. Muchos ya saben de la Sábana Santa de Turín, aquella con la que se envolvió a Cristo tras bajarlo de la cruz, y que nos revela un poco más sobre cómo era físicamente Jesús. No nos espanta saber de ella porque fue descubierta hace mucho tiempo, por eso damos por verdad su existencia y la iglesia nos la muestra como tal. No nos espantemos pues ante nuevos descubrimientos que debemos ver más como complemento de lo sabido que negación de esto. Es como si en ese viejo arcón que guardamos, de repente, un día, uno de los nietos encontrara una carta de la abuela dirigida al abuelo en la que comentara determinado suceso de su tiempo para nosotros desconocido. No por eso la abuela dejó de ser la abuela, sino que nos permitió conocer otro pedacito de la vida de nuestros abuelos, de nuestra familia.

Así Narciso, el Padre Narciso, les hablará sobre muchas cosas nuevas, y otras no tan nuevas pero desconocidas para ustedes, que deben conocer para ser mejores cristianos. Sé que les hará comprender todas y cada una de ellas y podrá responder a sus preguntas con certeza, porque ahora sí se vale preguntar, despejar las dudas que se tienen sin que por eso estemos contraviniendo algún misterio de fe. Lo secreto, secreto quedará, lo debido... se conocerá. Estamos ante una nueva vida espiritual en la que se tiende a que todos seamos hermanos de nueva cuenta, verdaderos hermanos, en la fe, en la creencia, en la adoración y reverencia a Cristo, al Padre, y a nuestra santísima Virgen María. Espero en Dios que todos y cada uno de ustedes tomen parte en ello, porque parte son de la grey de Cristo, porque todos somos hijos del Señor. Dios les bendiga y muchas gracias por permitirme hablar con ustedes, por su respetuoso silencio, por su atención admirable. Queden todos ustedes con Dios. Muchas gracias.

 

Los aplausos a la plática de Ricardo fueron más que copiosos. El Padre Julián y Narciso mismo aplaudieron a rabiar. Los fieles, mirando el gesto de su párroco, dieron rienda suelta a su entusiasmo y se lanzaron a tratar de saludar de mano a Ricardo que, apenado, intentaba corresponder a los más que podía. Norma, llorosa, pudo observar que los ojos de los demás, pero sobre todo los de Carlos, estaban llenos de lágrimas. La emoción les hacía vibrar intensamente. Gloria se abrazó a Fidel y Silvia a ambos. Lupita recostó la cabeza en el hombro de Jorge y vio a Don Eustorgio mirar arrobado al escritor.

Rafael y Gerardo no dejaban de aplaudir y se sonreían uno al otro con el orgullo de ser amigos de quien hablara. Era una escena realmente conmovedora en la que brotaba ese sentimiento de hermandad que Ricardo había sabido sacar a flote entre los asistentes. Lucía se acercó a Norma.

-Que orgullosa te debes sentir de tu marido...

-Mucho más de lo que puedo demostrar.... contestó apenada.

-Yo también me siento orgullosa de mi padre, terció Jazmín, aunque tampoco se lo demuestre como se debe...

-Y... por qué?

-Es cosa de familia, aclaró Norma, él es de por si seco, frío, no muestra sus sentimientos afectivos como otros...

-Pero eso no quiere decir que no las ama...

-No, claro que no... a mi madre la adora... creo que más de la mitad de sus versos son para ella...

-Entonces... vamos a abrazarle nosotras también que creo que se lo merece...

 

El portal de la casa parroquial jamás estuvo tan animado. Julián se dio el lujo de servir unas cuantas copitas con las que celebraron dos cosas: el efecto que había tenido en la comunidad la plática de Ricardo, y el anuncio del nombramiento de Narciso.

-Caray Padre Julián, Usted sí que sabe dar sorpresas, dijo el joven sacerdote contento. Mira que salir con esa...

-Creo que te lo mereces Narciso...

-Y... ya no tiene usted miedo de que le ponga de pelos parados a su grey?

Carlos se sonrojó apreciablemente, lo que no pasó desapercibido ante Ricardo y el cura.

-Así es que tenemos un chismocillo por aquí... dijo bromista Julián...

Narciso, queriendo ocultar su desliz añadió:

-Bueno.... no es que alguien me lo haya dicho....creo que era natural pensarlo... pero no me cambie la plática... aún piensa usted así?

-Vamos Narciso, si Julián aún pensara de esa manera jamás hubiese aceptado tu integración a su parroquia... no es así mi querido amigo?

-Bueno... la verdad es que... cómo no había donde acomodarlo, pues me dio un poco de lástima y le acepté...

Todos rieron de la ocurrencia del cura y brindaron por esa nueva mancuerna.

-Pues ya en serio, mi querido Padre Julián, le aseguro que pondré todo mi esfuerzo para no defraudarle, afirmó Narciso, aunque el paquete que me dejó Don Ricardo es bien pesadito eh?

-Confiamos en ti y en tu prudencia, aseveró el sacerdote. Sé que responderás para bien porque no eres un mal sacerdote, sólo estabas mal orientado... bienvenido hijo.... y que sea lo que Dios quiera!

Nuevas risas acompañaron el comentario en tanto que Lucía les anunciaba que la comida estaba servida. Contra su costumbre, ya que siempre se mantenía alejada de las reuniones, señaló:

-Yo también le doy la bienvenida Padre Narciso. Cuente conmigo para todo lo que se le ofrezca. Esta es ya su casa...

-Gracias Doña Lucía... sé que estoy en buenas manos. Por cierto Padre Julián, podré hacer uso de su biblioteca?

-Es tuya en toda la extensión de la palabra Narciso. Tú eres mi heredero...

La voz se le quebró al sacerdote que fue inmediatamente confortado por el cálido abrazo de Ricardo. Sin decir más, todos pasaron al comedor en donde, parado a la puerta, estaba Don Eustorgio esperándoles.

-Vaya Don Eustorgio.... porqué no pasó al portal?

-Gracias Padre Julián, pero no quise interrumpir...

-Y qué le hizo quedarse tanto tiempo esperando?

-Sólo quiero darle la bienvenida al Padre Narciso y decirle que a partir de ahora también me hago cargo de su guardarropa... incluidas sotanas y todo!

-Vaya, dijo metiche como siempre Carlos, pues se me hace que me vengo de curita a este dichoso pueblo... no les va mal...

-Perdón joven Carlos, dijo Don Eustorgio, pero usted no llegaría a sacerdote ni volviendo a nacer...

La risa fue acompañada de varios Bravo! lanzados por los viejos del grupo.

-Pues no se crea... con eso que dijo mi padre allá adentro creo que ya hasta a usted lo estoy queriendo... agregó el muchacho insolente pero bromista.

-Eeeepále... que a eso sí no le hago... exclamó también bromista el serio comerciante.

-Pues es ahora a usted al que le toca compartir el pan y la sal con nosotros, invitó Lucía a Don Eustorgio.

-Muchas gracias Lucita, pero no quiero molestar...

-Vamos, vamos... señaló Julián, que al fin y al cabo es de su propia comida....

-Pues entonces.... a darle que es mole de olla...!

Narciso, solícito, jaló la silla en que había de sentarse el benefactor para que éste se acomodara.

-Y no comenten nada.... que ya les conozco, advirtió el cura, que es sólo una atención y no barbería...

-Tú lo dijiste.... sentenció Rafael...

 

Al terminar el comelitón, Jorge pidió permiso para retirarse pues Lupita se sentía muy cansada. Norma pudo observar la palidez de su amiga y se prestó a ayudarle. Ricardo se inclinó sobre el hombro de Julián y le preguntó por el médico del pueblo. El sacerdote, sin contestar, llamó a una muchacha que se encontraba recogiendo el servicio de la mesa y le dio instrucciones de ir de prisa por el galeno.

 

La cara del médico al salir de la habitación no presagiaba buenas noticias.

-Padre Julián, considero que su invitada debe ser trasladada de inmediato a Acapulco o al menos a Chilpancingo. De preferencia a Acapulco. Ahí hay mejor atención. La veo francamente mal y, enterado de su padecimiento, sugiero acciones inmediatas. Así es que, si ustedes lo consideran conveniente, me prepararé para acompañarles hasta el puerto mañana a primera hora.

-Gracias Doctor... será necesario? preguntó preocupado Jorge.

-Más vale que viaje con supervisión médica...

-Pues nuevamente gracias doctor, terció Ricardo. Prepararemos todo para partir por la mañana.

-Julián, me podrías permitir tu teléfono para hablarle a mis hijas y que avisen al hospital que llegamos mañana con Lupita?

-Faltaba más Jorge, por favor... ya sabes donde está...

 

Norma entraba demudada al salón. El cariño que sentía por Lupita se remontaba a su infancia misma.

-Cómo está? preguntó Sonia.

-Dormida... el doctor le inyectó un sedante... aunque dijo que era sólo un paliativo... él no puede hacer nada...

La última frase hizo que soltara el llanto. Ricardo, amoroso, le abrazó con ternura. Lucía se acercó llevando una taza de té.

-Tomalo Normita... te hará sentir mejor...

-Gracias Lucía...

Carlos y Fidel no se separaban de Jorgito que lloraba en silencio. Sonia le acercó una taza del té de tila que había preparado Lucía.

-Ya mis hijas tratan de localizar al Dr. Terán. Gracias Julián...

-Vamos hombre, no hay de qué... quién es el Doctor Terán?

-Uno de los mejores especialistas que hay en el ramo, dijo Ricardo... es el director del Hospital de Oncología de Acapulco. Un verdadero apóstol de la medicina, con todo y su juventud... por cierto que hace unos días le entregó el Gobierno del Estado de Guerrero la presea Sentimientos de la Nación por sus acciones sobresalientes para el bienestar de la humanidad.

-Por desgracia, creo que ni él podrá hacer mucho por mi esposa, acotó pesaroso Jorge.

-Tan grave es la cosa? interrogó Narciso.

-Desgraciadamente... sí...

 

 

El viaje a Acapulco se realizó sin tropiezo alguno. Lupita había estado pálida, pero serena. Nadie quiso dejarla sola y se encaminaron de inmediato al nosocomio. En la pequeña sala de espera aguardaron noticias de su amiga. El Dr. Marco Antonio Terán Porcayo, al salir de la habitación de Lupita, se dirigió al grupo.

-Está bien, calmada. Le dimos otro sedante para que descanse, pero... La faz del médico lo dijo todo.

Ricardo fue el que cuestionó al galeno. Jorge sólo abrazó con fuerza a sus hijos.

-No hay nada qué hacer.... alguno de esos milagros que tanta fama le han dado amigo mío...?

-Desafortunadamente no, mi estimado Ricardo, Lupita es fuerte pero la enfermedad le ha corrido por todo el cuerpo, principalmente los pulmones...

-Qué tiempo tiene? preguntó con el alma hecha pedazos Jorge.

-Francamente no sé, quizá unos días... en verdad lo siento.

Y lo sentía realmente. El Dr. Terán había dedicado al menos los últimos veinte años de su vida a la oncología. Había salvado muchas vidas, pero era una lucha desigual. El cáncer seguía siendo una de las principales causas de muerte en México. A Lupita se le había detectado tardíamente.

-Vamos a dejarla descansar toda la noche, y mañana podrán llevarla a su casa... creo que es lo mejor, señaló el médico. De todas formas, ya lo saben, estoy a sus órdenes a cualquier hora del día o de la noche...

-Lo sabemos... gracias doctor... muchas gracias por sus esfuerzos... afirmó Jorge.

 

-Que pena que haya sucedido lo de la amiga de nuestro escritor, dijo realmente apenado el arzobispo, eso hizo que la estancia del grupo en su pueblo se acortara...

-Sin embargo, afirmó Julián, el propósito principal se logró Su Eminencia. Narciso se quedó feliz y sin reparo alguno, a mas de bien recibido por mis fieles. Ricardo, por su parte, estoy seguro de que comprendió la importancia de su participación en esto, aunque yo quisiera que fuésemos más directos con él... demostró cierto enojo al verse impelido a hacer lo que hizo...

-Aún no, padre.... aún no... siento que debemos prepararlo más... un poco más...

-Cómo usted ordene Su Eminencia...

-Qué reacciones ha tenido respecto a escribir el libro?

-Fue reticente al principio, pero parece que ya lo acepta... al menos parece entusiasmado con la idea... a ratos.

-Que bueno... vamos entonces por buen camino...

-En cierta forma Su Eminencia...

-A qué se refiere padre...?

-Se siente manipulado por Usted y por mí. Dice que estamos confabulados en su contra...

-Bueno... no precisamente en su contra...

-No, pero sí para que haga lo que creo que pudimos haberle pedido directamente...

-No se moleste Padre Julián, pero estoy seguro que de haberselo pedido él se hubiera negado...

-Si me permite Su Eminencia la pregunta, me gustaría saber porqué lo considera usted así...

-Por sus mismas ideas liberales... piensa que todos los clérigos estamos cortados por la misma tijera... que somos retrógradas o tradicionalistas... usted mismo me ha contado de sus conceptos al respecto... no tragaría de muy buen grado que habemos quienes también nos preocupamos por el florecimiento de la verdad... creo que al único que tiene en ese concepto es al Santo Padre...

-Cierto... su admiración por él es inconmensurable...

-El problema que tenemos es que Su Santidad está ya muy enfermo. La lucha por la sucesión papal se ha desatado y, de caer el poder en manos de los tradicionalistas, todo el trabajo realizado a lo largo de más de veinte años se puede perder...

-Por eso la elevación de los nuevos cardenales Su Eminencia?

-Naturalmente...

-Hay quien afirma que el Arzobispo Primado de México es uno de los posible sucesores...

-Lo veo difícil mi amado hermano, pero no imposible... claro que tienen mayores posibilidades otros más cercanos al Papa y sus ideas... pero Dios será el que marque la ruta a seguir..

-La preferencia de Su Santidad por Latinoamérica, y especialmente por México no será un indicio de...

-No padre, no... estamos hablando de política de altura, de mucha altura... ningún gobierno del mundo, ni los Estados Unidos mismos, tienen o desarrollan una política como la nuestra... aquí el indicio es lo que menos se ve...

-Y, preguntando francamente -si usted lo permite Su Eminencia- cuál sería la utilidad del libro de Ricardo?

-Mucha mi querido amigo... mucha... si su libro lleva los conceptos que él vierte en sus pláticas -que algunos tradicionalistas considerarán blasfemos o anticlericales- y no son condenados o censurados por nosotros... darán por aceptados los términos y callarán el escarnio...

-Escarnio?!! entonces usted considera que Ricardo puede sufrir el escarnio de....? Por Dios... en que lío he metido a mi amigo!

-No se alarme padre, no se alarme... cuando me refiero a escarnio no estoy pensando en ataques físicos o dolosos... acaso llegará a alguna crítica en la prensa pro-religiosa, pero nada más... quizá exageré al decir escarnio... llamemosle mejor simples ataques periodísticos o grupales... aunque le advierto que la inmensa mayoría de quienes le lleguen a leer estarán completamente de acuerdo con él... son otros tiempos mi querido hermano... es a nosotros ahora a quienes toca actualizarse... pero debemos hacerlo muy calladamente... los cambios bruscos espantan...

-Vaya...! Eso mismo, exactamente eso mismo dice Ricardo...

-Lo ve? Es por eso que debemos inducirle a escribir...

-Su Eminencia sabrá lo que hace... espero que Dios le ilumine para que mi amigo no vaya a resultar afectado...

-Yo pienso que no Padre Julián... creo que, por el contrario, recibirá más aceptación que infundios... además, recuerde que la verdad siempre sale a relucir...

-Sea por dios Su Eminencia...

 

Norma había caído en una depresión bastante notoria debido a la situación en que se encontraba Lupita. Ricardo no hacía otra cosa que consolarla y hablarle del paso a la otra vida, del descanso eterno. Los demás, con excepción de Rafael, se habían retirado a sus casas con la promesa de encontrarse al día siguiente en el hogar de la enferma. La llegada de Julián revivió la serie de preguntas sobre el estado de salud de Lupita. Tras una breve llamada telefónica, se enteraron de que seguía estable.

-Rueguen ustedes por la salvación de su alma, indicó el sacerdote a manera de consuelo. Desean que recemos en conjunto?

-Por favor Julián.... afirmó Norma.

Julián inició el rezo del rosario, al que se sumaron Jazmín y el arquitecto. A la altura del tercer misterio, el timbre del teléfono sobresaltó a todos.

-Yo contesto, señaló Ricardo decidido.

Presuroso, regresó a la sala y les pidió a todos que le acompañaran al hospital.

-Pide un confesor, añadió el escritor.

-Vamos de inmediato, indicó Julián.

 

Lupita estaba rodeada por sus hijos, Jorge, Ricardo, Norma, Jazmín y Rafael, quienes se mantenían hacia los pies de la cama en tanto Julián, reclinado sobre el rostro de ella, escuchaba su confesión. El sacerdote aplicó los santos óleos a la enferma y se apartó para permitir a Jorge acercarse.

-Cuida a mis hijos... que yo me voy tranquila... te amo... los amo a todos ustedes...

-Lupita... por favor... sé fuerte mi vida...

Norma se acercó por el otro lado de la cama y tomó su mano entre las de ella.

-Vamos amiga... todavía hay Lupita para rato... no pienses en morir...

Lupita le miró y sonrió... apretó su mano... y cerró los ojos.

 

Las pláticas de Ricardo se suspendieron por más de una semana. Norma quiso, junto con Jorge, observar el novenario de Lupita. Los rezos sirvieron, a más del destino que de por sí llevaban, para que el pesar se fuese disipando. Descreídos y no, todos y cada uno de los amigos asistió al novenario. El hermano de Lupita y su esposa, amigos también de Norma y Ricardo, llegados de Mérida al sepelio hubieron de regresar rápidamente por motivos de trabajo. El último día, Norma se dirigió al grupo.

-Quiero agradecerles a todos ustedes el habernos acompañado estos nueve días en recuerdo de nuestra querida amiga. Ha servido su compañía de fortaleza tanto para mí como para Jorge y sus hijos. Creo que jamás olvidaremos a la mujer que supo ser fuerte hasta el final, y que logró mantener cohesionada a una familia de la que fue pilar indiscutible. Yo le ruego a Jorge que tenga a esta por su casa y a nosotros por su familia, independientemente de la amistad que nos une. Que el recuerdo de Lupita sea el factor de unión. Muchas gracias a todos.

-Yo también deseo hacer manifiesto mi agradecimiento por el apoyo moral que nos han brindado, indicó Jorge. A nombre de mis hijos y el propio, muchas gracias a todos. Que nuestra amistad siga tan unida como hasta ahora, y que las pláticas de Ricardo sean el perfecto pretexto para continuar reuniéndonos.

-Y viendo los unos por los otros... sentenció Narciso que había solicitado permiso para estar en Acapulco esos días. Por mi parte, les anuncio mi retorno al pueblo y les deseo la mejor de las suertes, que suerte ha sido la mía por encontrar amigos como ustedes.

-La vida tiene su vuelcos, pero todo es voluntad de Dios, agregó Julián. Creo que los sucesos están encadenados unos a otros por bondad divina y, como dijera Ricardo allá en el pueblo, hay que ver siempre la bondad de todo y en todo. Lupita ya está con el Señor y descansa del ajetreo de este mundo. Son los que se quedan los que tienen que seguir penando. Sea pues su partida motivo de alegría y de acicate para vivir en la paz de Dios. Tú, Narciso, a nuestra grey que buena falta les haces. Ustedes, a ver la vida con nuevos bríos y a seguir escuchando la palabra del Señor en voz de nuestro amigo Ricardo con quien, por cierto, debo platicar un buen rato. Así es que... vayan con Dios hijos míos y nos vemos mañana, sin falta!

-Se vale una broma a pesar del momento? cuestionó Carlos.

-Hummm, y de cuándo acá pides permiso para tus bromitas muchacho del demonio?

-Huyyy que rudos, como dice Jazmín...

-A ver.... adelante... qué querías decir?

-Pues ahora se quedan con las ganas...

-Carlos! reclamó Sonia. Mejor nos vamos.... hasta mañana suegra...

-Hasta mañana a todos, respondió Norma.

 

En el pequeño despacho de Ricardo, los amigos se reunieron para tomar una buena taza de café que les ofreció Norma.

-Y ahora qué te traes, curita? reclamó Ricardo a Julián en plan amistoso.

-Nada en especial, sólo quería preguntarte qué has pensado sobre escribir el libro?

-Hummm... pues la verdad ni me he acordado de eso. Como todo sucedió tan repentinamente...

-Pero debes pensar en ello Ricardo, terció Rafael, creo que vale la pena...

-Yo también creo que vale la pena, intervino Gerardo. Mira que ya casi nos conviertes a Rafael y a mi. Y vaya que es decir eh?

-Cierto, tienes todo para hacerlo. Ya no pienses más y comienza a escribir... reiteró el exfunerario.

-La verdad es que, como ya lo he dicho, no es lo mismo hablar que escribir... son dos conceptos diferentes...

-Vamos Ricardo... dijo Julián, lo que pasa es que te gusta hacerte del rogar...

-No... de ninguna manera... pero escribir un libro, y sobre todo de ese tamaño, no son enchiladas...

-Qué necesitas? Tiempo? Soledad? Información?...

-No... el tiempo lo hay, la soledad no va conmigo excepto cuando escribo... pero no una soledad absoluta... y respecto a información... pues creo que tengo la que existe...

-Entonces?

-Mira, recordó Julián, es como cuando te negabas a hablar en la iglesia de mi pueblo... lo pudiste hacer y, lo que es más, tu plática fue bien recibida por aquellos a quienes les temías; lo mismo sucede ahora... creo que tienes miedo de escribir algo que cause polémica, que no sea bien recibido por todos y... francamente, jamás podrás escribir algo que guste a todos! Mucho menos tratándose de religión... ya Fidel te lo dijo, no es más que volcar en papel lo que nos platicas regularmente... he observado que tomas algunas notas antes de iniciar tu plática... supongo que son algo así como guías... no?

-Más o menos...

-Pues haz lo mismo para el libro...

-Bueno... supongamos que escribo ese famoso libro... quién lo va a publicar? Mi editor de plano no creo... él no se mete en cuestiones de religión... quién lo va a financiar? Tú?... ustedes?... o el espíritu santo?

-Podría ser... podría ser... dijo sentencioso el sacerdote.

-Ah vamos! entonces sí tiene verdadero interés tu arzobispo de que se publique....

-Mira.... tú escribe, que Dios dirá... además, así como señalas que mucha gente se ha alejado de la iglesia, debo hacerte notar que hay aún cristianos que piensan que para defenderse de las influencias del mundo deben encerrarse en una especie de bastión espiritual. Gustan de hablar de la tranquilidad de los buenos tiempos idos y, cuando van a la iglesia, entran con la mentalidad de la edad media. Se sienten completamente desarmados ante las diversas manifestaciones de la vida moderna y condenan a priori todo: prensa, radio, televisión, cine, calificándoles de medios de perdición y aun de paganos. Para ellos, los gobiernos son ateos, los políticos objeto de desconfianza, y prefieren cerrar los ojos y esperar con paciencia un milagro.

Es ahora tiempo de combatir tanto la indiferencia como esa actitud defensiva, ambas franca pereza intelectual. El mundo no es tan malo; ahora, como antes y siempre, se codean el bien y el mal. Tú ya lo has señalado: la actitud verdaderamente cristiana no consiste en condenar, sino en discernir con medida y objetividad. San Pablo también lo dijo: “Examinar todas las cosas y conservar y llevar a su desarrollo lo que haya de bueno”. Sí, no te asombres... te lo guardaba como un as bajo la manga... no eres el primero que piensa así. Si la Iglesia ha perdido terreno a lo largo de tres siglos, hay que reconocer que es a causa de esa actitud defensiva.

Ya en el momento de la reforma protestante, los católicos habían perdido bastante de su espíritu de sacrificio y de conquista, y esto es lo que favoreció la ruptura de la unidad cristiana en Europa. Luego del Tratado de Muenster, en 1648,  la Iglesia se dedicó principalmente a conservar la parte del rebaño que le permaneció fiel. Más adelante siguieron los movimientos racionalistas y materialistas que aumentaron las pérdidas. Sólo entonces, en la segunda mitad del siglo XIX, lanzaron los Papas la palabra de orden de la defensiva: “Restaurar todo en Cristo”. Desgraciadamente las cosas no se han realizado con la velocidad requerida. En la actualidad, por ejemplo, seguimos perdiendo terreno ante las sectas y ramas. Si bien Juan Pablo II no es el iniciador de un movimiento reformador, que yo más llamaría actualizador, sí es el hombre de fe que más impulso ha dado a éste. Los principales cambios se han dado durante su papado. Pero falta mucho por hacer, sobre todo en materia de evangelización: recobrar las ovejas perdidas, acercar a las que se han retirado, y hermanar a aquellas que, teniendo la misma fe, optan por acogerse a tendencias más flexibles o más sinceras... porque debemos reconocer, como ya lo has señalado, que a la Iglesia le ha faltado sinceridad.

De ahí, y precisamente por todo eso, cuando el impulso del Espíritu Santo se hace sentir, como es tu caso, cuando hay la facilidad de palabra y, sobre todo, de comprensión, el cristiano debe tomar la actitud de cooperador con Dios para ayudar al hombre a triunfar. Creo, mi querido amigo, que éste es tu momento...

-Precisamente por eso es más grande la responsabilidad Julián...

-Inmensa, mi querido Ricardo... inmensa...

-Bueno.... ya veremos... les ruego a Ustedes que no me presionen... ya bastante presión tengo de mí mismo... para todavía aumentarle las urgencias del señor Arzobispo...

-No... no te sientas presionado... te lo digo francamente... tú puedes programar el libro para mañana o para dentro de diez años... eso es otro asunto. Sin embargo, creo que el interés de Su Eminencia es más sobre la posibilidad de hacerlo que sobre cuándo hacerlo... también la Iglesia tiene su paciencia...

-Mira, para dejar en claro algunas cuestiones, me gustaría tener una plática.... así... ya de plano abierta... con el Arzobispo...

-Cuando quieras, mi querido amigo... cuando quieras...

 

 

A ver viejito... ahora sí ya no te escapas! Así es que ya están todos sentaditos y esperándote; esta noche o le sigues a la Cristonovela... o le sigues...! advirtió Carlos en cuanto vio a su padre.

-Buenas noches a todos, saludó Ricardo que salía de su pequeño estudio.

-Buenas Don Ricardo, dijo Sonia, y no le haga caso a este loco.... ya sabe cómo es...

-Vaya que si lo sé... contestó el escritor en plan de broma.

-Pues a darle que es mole de olla, como dijera Don Eustorgio allá en el pueblo... sentenció Carlos.

-Bien. Tras haber sido bautizado, Jesús pasó por un periodo de abstinencia en el desierto, como una etapa de preparación... digamos. Y vamos al entorno: Se llama desierto de Judá a esa región montañosa que va desde Jerusalén y Hebrón hasta el Mar Muerto, ligeramente accidentada por pequeñas colinas separadas por arenales. Conforme se adentra uno, la vegetación se pierde; desaparecen hasta los más raquíticos árboles y las más exiguas hierbas. El Mar Muerto, que en realidad no es un mar sino un lago inmenso, está asentado en una depresión de aproximadamente unos cuatrocientos metros bajo el nivel del mar; sus aguas están saturadas de sales, principalmente bromuro y cloruro de magnesio, y su fondo tiene una densa capa de betún. Todo esto hace que las aguas parezcan muertas por la inmóvil pesadez y la desolación que producen sus emanaciones pestíferas que impiden cualquier forma de vida. No hay peces, ni en sus derredores hierbas o pájaros.

Cristo, cuenta el evangelio, pasó en esos lugares cuarenta días con sus noches ayunando y meditando. Sin embargo, quiero recordarles que ahí, en el desierto precisamente, estaba el monasterio esenio. Recuerden cómo decimos a veces en forma genérica: vamos a la playa! Pero existe Caleta, Caletilla, Manzanillo, etc. Así que si alguien va a Caleta, bien puede decir Vamos a la playa, quedando sobreentendido que es a Caleta. Así pudo haber sucedido que Jesús se fuera “al desierto” refiriéndose el redactor al monasterio mismo en donde Cristo efectivamente meditaría y ayunaría por cuarenta días a fin de prepararse para enfrentar su destino.

Debo hacer también la aclaración de que el término cuarenta es más que simbólico en las sagradas escrituras y que bien puede ser una referencia a un período relativamente largo. Quizá como mal ejemplo podría decir como ahora, cuando afirmamos que Pepito estuvo de vacaciones cien años!.

Cuarenta días duró el diluvio universal; cuarenta años vagaron los hebreos por el desierto; cuarenta días duró el ayuno de Moisés en el Monte Sinaí; cuarenta son los días de desolación que Ezequiel vaticinó a Egipto; cuarenta días se necesitaron para embalsamar el cuerpo de Jacob....etc.

Respecto al ayuno, es obvio que este no fue total. Nadie puede vivir cuarenta días sin comer absolutamente nada. La costumbre indica que se mantenía en ayuno aquel que sólo se alimentaba frugalmente de raíces y miel silvestre.

En recuerdo de este ayuno, la Iglesia primitiva impuso la abstinencia de cuarenta días a los catecúmenos previamente al bautismo, periodo al que se le dio el nombre de Cuaresma. La práctica decayó cuando se empezó a administrar el bautismo a los niños, pero la Cuaresma se conservó como un periodo de penitencia para todos los fieles. Si bien en la época antigua las limitaciones en la comida, la abstención de relaciones sexuales, la prohibición de cazar, asistir a celebraciones, celebrar bodas, etc. era muy estricta, hoy el Código de Derecho Canónico ha moderado mucho este rigor.

Durante su estancia en el desierto, o en el monasterio, Jesús fue tentado por Satanás quien primero le reta a que demuestre que es el Hijo de Dios y luego le ofrece todos los reinos de la tierra. Cómo podría Satanás darle en propiedad aquello de lo que ya era dueño? Cómo podría pensar siquiera en seducir a Jesús, siendo este un ser superior a él?

Creo que, respetando las muy diversas opiniones de otros estudiosos, que van desde que no era el demonio quien le tentaba sino Dios mismo para probarlo hasta que fue un episodio inventado por los evangelistas, la realidad más cercana a la verdad pudiera ser ese encuentro que tiene uno consigo mismo ante una gran responsabilidad o prueba. Cuántas veces no nos ha sucedido que, poco antes de enfrentarla, o quizá en el desarrollo mismo del evento, renegamos de todo y pensemos en lo cómodo que podría resultar -o haber resultado- olvidarnos del asunto y seguir el camino fácil. La frase aquella de “quién demonios me mete a mí en estas tarugadas!” reflejan simplemente una situación de esas.

Así a Cristo, en su etapa de meditación, y sobre todo pensando que al Mesías se le consideraba el Rey de los Judíos, el Rey de Reyes, físicamente hablando, política y socialmente hablando, la tentación de adoptar el cómodo papel de Emperador Judío con todas sus prerrogativas y privilegios, contra el sacrificio que sabía El mismo culminaría con su crucifixión, debió haber sido muy intensa. Cabe recordar que aquí intervenía el aspecto humano, no tanto el divino, claro desde siempre y por siempre. La que luchaba era la parte humana del Cristo. Las tentaciones representan, sin duda, un conflicto espiritual en el momento de renunciar para siempre a las cosas agradables del mundo por una vocación religiosa llena de sacrificios.

He aquí, y con todo respeto para mis amigos sacerdotes, una situación de comparatividad que vale la pena observar, aunque sea de reojo. “El espíritu tentador, dice Dostoievski, ha mostrado a Jesús el camino que puede conducir a la gloria, el poder y las riquezas, pero Jesús lo ha rechazado. La Iglesia Romana, por el contrario, ha seguido en el desierto el consejo del espíritu tentador y ha escogido para sí la gloria, la riqueza y el poder temporal”.

-Por desgracia, tienes razón en mucho respecto a esto último, mi querido amigo... señaló Julián apenado.

-Entonces, Jesús no se arranca predicando después de que Juan lo bautiza? preguntó Fidel.

-No, es más, ni siquiera después de que regresa del desierto. Jesús, como discípulo, volvió a reunirse con Juan y le siguió en sus peregrinaciones por Judea. Al parecer llegaron juntos hasta Enón, cerca de Salem, ya fuera de las fronteras judeas en territorio samaritano.

Pero el destino había marcado ya el suceso que lanzaría a Cristo al primer plano. Juan, en sus violentas recriminaciones contra los corruptos de ese tiempo, cometió la imprudencia de atacar al mismo Herodes Antipas, Tetrarca de Galilea, que estaba muy pendiente de que no hubiera discursos sediciosos que pudiesen provocar la sublevación popular.

Herodes Antipas había repudiado a la hija de Aretas, Rey de los Nabateos, y vivía con Herodías, esposa de su propio hermano, al que había abandonado huyendo a Palestina para reunirse con su amante llevándose consigo a su hija. Este adulterio era motivo de los constantes ataques de Juan, hasta que Antipas lo hizo encarcelar. Al ser encarcelado Juan, sus discípulos se dispersaron. Jesús mismo regresó a Nazaret, en donde decidió iniciar su propio peregrinaje por la Galilea pregonando la buena nueva de la inminencia del reino, pero... al principio, no tiene el mismo éxito de Juan. La gente que le oye... no le escucha.

Los evangelistas nos cuentan el desagradable incidente del que Jesús fue protagonista, en un día sábado en la sinagoga de Nazaret, donde se había dirigido para asistir a las funciones religiosas y donde predica su primer sermón.

En determinado momento del rito, el guardián de la sinagoga sacaba del arca de madera los libros sagrados, esperando que alguno de los presentes se ofreciera a leerlos y comentarlos. Jesús, aquel sábado, se ofreció y se le asignó el Libro del Profeta Isaías que señala: “El Espíritu del Señor, del Eterno, está sobre mí, porque el eterno me ha escogido para llevar la buena nueva a los humildes, para consolar a los de corazón afligido, anunciar a los cautivos su liberación, y proclamar el año de gracia de nuestro Señor y el día de su venganza” Después de un largo silencio, Jesús pronunció con gravedad: “Hoy se ha cumplido esta escritura que habéis escuchado”.

El escándalo no se hizo esperar. No es éste el hijo de José, el artesano? No es su madre María y sus hermanos Jaime, José, Simón y Judas? murmuraban los asistentes molestos con lo que consideraron una blasfemia. Para ellos, era simplemente Jesús, el vecino, el conocido que no podrían pensar siquiera fuese el Hijo de Dios. Cómo? si le conocían como uno más de ellos! De donde las ínfulas de sabio? de dónde las de profeta?

Y no es de asombrarse, en realidad... en todos los tiempos ha sucedido lo mismo. El vecino, el conocido, no puede ser alguien destacado... debe ser igual de común que todos nosotros. Aplaudimos al de fuera porque no le conocemos y valoramos sus virtudes por lo que se nos dice, pero al de junto que decimos conocer, no le valoramos pues simplemente no le reconocemos sus virtudes.

Cómo recuerdo siempre el caso de Pal Kepenyes que, fuera de Acapulco, es uno de los más grandes escultores modernos, aclamado por la critica y respetado al grado de ser recibido por Jefes de Estado, mientras en su propia casa, el puerto más hermoso del mundo, no es sino “un pinche güerito que parece que es brujo” por aquello de sus excéntricas esculturas. Si bien Pal no es acapulqueño, sino húngaro, ha hecho del puerto su casa por más de treinta años y, a lo que vamos... nadie es profeta en su tierra.

Jesús advirtió sobre esto cuando, al escuchar los murmullos hostiles, exclamó: “Tal vez vosotros podéis hacerme esta advertencia: médico, cúrate a ti mismo! Lo sé: ningún profeta ha sido acogido en su pueblo y en su casa y entre sus familiares... y un médico no cura a aquellos que conoce. Pero yo os digo: había muchas viudas en Israel en los tiempos de Elías, cuando se cerraron los Cielos durante tres años y seis meses y hubo una gran penuria sobre toda la tierra, pero a ninguna de ellas fue enviado Elías mas que a una pobrecita viuda de Sarepta, cerca de Sidón. Y muchos eran los leprosos en Israel en los tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue curado excepto Naam de Siria...”

Los nazarenos, indignados, se levantaron gritando y amenazando a Jesús por haber tenido la osadía de compararse con Elías y Eliseo y por despreciarles al no querer escucharle. Le acorralaron y le empujaron hasta las afueras del pueblo amenazando con lanzarle a un precipicio, pero Jesús logró escapar entre ellos.

Así empieza la vida pública de Cristo.

-Caray... pues con todo y que era el Hijo de Dios no la tuvo tan fácil... exclamó Gerardo.

-Ejemplo que debemos tomar ante cualquier dificultad, sentenció Julián. Si al Cristo mismo le fue dificultoso alcanzar la comprensión de su cercanos, cuantimás le será al hombre común... por lo que no hay que sufrir el fracaso, sino usarlo de acicate para emprender la brega diaria con nuevos bríos.

-Bueno, te diré que esos nazarenos estaban mafufos... indicó Carlos. Cómo es que sí escuchaban a Juan, por ejemplo, y a Jesús le consideran indigno de decir lo que dijo?

-Es la naturaleza humana Carlos, aclaró Rafael. Es como decía tu padre, vemos las cualidades -aún falsas o ficticias- en el extraño, el de fuera, el extranjero pues, pero somos reticentes a reconocer las de nuestra propia gente. El último en aplaudir a un hombre de éxito, es su propio vecino o amigo. La envidia, principalmente, nos lleva a minimizar los logros de nuestros cercanos y, de reconocerlos, a justificarlos como algo obligado, de naturaleza propia... pero jamás como un logro alcanzado con esfuerzo y tesón.

-Ahhh, si la envidia no cegara al hombre... dijo Norma suspirando.

-Otra cosa sería, mi querida amiga, agregó Julián.

 

 

La mañana pintaba hermosa. Ricardo salió muy temprano a visitar a su editor. Quería investigar qué tanto aceptaría una obra como la que le pedían escribiera.

-Hola Ricardo... dichosos los ojos, exclamó el editor.

-Caray Francisco, la verdad es que no he venido porque una serie de circunstancias muy especiales se han presentado.

-Cuenta, cuenta... que ya sabes que todo lo tuyo me interesa.

-No es cosa fácil de platicar en breve tiempo. Ya te iré contando, pero hay una cosa que sí me interesa saber...

-Bueno, te diré que a mí también hay una cosa que me interesa saber... cuál será tu próximo libro?

-Ese es precisamente el motivo de mi visita...

-Bravo...! Así es que ya tenemos tema....

-No tanto... antes quisiera saber qué opinarías si te dijera que pienso escribir algo sobre la vida de Cristo... en forma novelada... pero basada en datos reales...

-Ah caray!... Bueno... tú sabes que hablar y, sobre todo, escribir de religión y política siempre es polémico...

-Naturalmente... pero... creo que es buen momento...

-Pudiera ser. En la actualidad el hombre anda en busca de sí mismo. De ahí tanto librito sobre superación personal, sobre el aspecto esotérico, por desgracia la mayoría de ellos no tienen verdaderas bases ni dialécticas ni dianéticas. Fuera del éxito alcanzado por contados escritores como Cony Méndez con su Metafísica, Cuauhtémoc Sánchez con su famosa serie, o los de mi querida amiga Margot Rosenzweig, los demás son tan poco leídos que por eso se venden hasta en diez pesos. Sin embargo, valdría la pena sopesar el intento...

-Tú crees que tendría buena acogida un tema así?

-Depende, y tú como escritor lo sabes.... depende de muchas cosas. La forma, el fondo, el estilo... en fin...

-Pero... te animarías a publicarlo?

-Viniendo de ti no tengo duda de que sería un buen libro, pero sí me gustaría saber un poco más sobre la forma en que tratas el tema... tienes algo a la mano?

-Nooo... la verdad es que hasta ahora es sólo una idea...

-Por qué no haces un resumen?

-No sería mala idea... te lo traigo en un par de semanas... te parece?

-Bien sabes que siempre serás bienvenido Ricardo, con obra o sin ella... me honra tener un amigo como tú.

-Al contrario Francisco... gracias por tu confianza...

 

La mañana se fue más rápido que de costumbre. Ricardo esperaba con verdaderas ansias a Julián para contarle lo que había platicado con su editor. La primera víctima de su entusiasmo fue su amada esposa.

-Pues que bueno, dijo Norma, así te darás cuenta de que las puertas se abren a todo el que busca el bien... pero... qué te puedo decir si tú mismo piensas así...

-Gracias mi amor, pero es que con todo y todo, al que da el consejo muchas veces se le dificulta cumplirlo. Si vieras que de dudas me asaltan a veces...

-Pues siempre que esto suceda recuerda las palabras de Julián... y las de todos los que te queremos...

 

Cuando el sacerdote llegó, Ricardo no le dejó ni terminar de saludar.

-Mi editor manifestó una más que agradable apertura a la posibilidad de publicar la Cristonovela...

-Tú también con eso de Cristonovela? exclamó fingiendo enojo Julián.

-Oh vamos, se pega el nombrecito...!

-Bueno... y qué te dijo?

-Pues que le llevara un resumen. Se lo prometí en dos semanas.

-Bendito sea Dios. Parece que el librito tiene futuro...

-Nada más que esto no será responsabilidad sólo mía... tú tendrás que ayudarme guiando mis pasos e informándome algunas cosas que me interesaría saber...

-Lo que quieras mi querido Ricardo, lo que quieras... pero date cuenta de que me estás pidiendo seguir aquí por muy largo tiempo y tú mismo prometiste el regreso a mi amada parroquia.

-Oye... yo creo que un par de meses más, en los que nos daremos alguna que otra escapada a tu pueblo y a tu biblioteca, no afectarán ni a tu grey ni a ti...

-No, claro que no... pero no creo que en un par de meses escribas el libro...

-No... definitivamente que no. Pero en ese tiempo bien puedes ayudarme a tener la fortaleza que necesito, a orientarme en algunos puntos...

-Sea pues lo que Dios quiera... estoy a tu disposición desde ahora mismo.

-Gracias Julián, no podía esperar menos de ti.

 

Julián aprovechó un momento dado para comunicarse con el Arzobispo.

-Su Eminencia... puedo con satisfacción decirle que nuestro amigo Ricardo ya está en la mejor disposición de escribir la obra. Incluso, es posible que su propio editor la publique.

-Que bueno Padre Julián, la noticia es de lo más placentera.

-Sólo pide que me quede un par de meses para ayudarle a despejar algunas dudas...

-Mejor aún querido amigo... mejor... y dígame, lo ve Usted dispuesto tanto como para tener una charla conmigo?

-De él mismo salió la propuesta...

-Me avisa de inmediato?

-Naturalmente Su Eminencia....

 

Caída la tarde, los cotidianos asistentes a las charlas de Ricardo fueron llegando. Contra lo que se esperaba, el primero en arribar fue Gerardo, seguido casi de inmediato de Rafael. Ambos, tras saludar, entraron al estudio del anfitrión, que se encontraba acompañado de Julián, para tomarse el primer café de la tarde.

Sonia y Carlos llegaron acompañados de Fidel, Gloria, su prometida y Silvia, hermana de ésta última. Jazmín salía en ese momento de su recámara, y tuvo oportunidad de abrir la puerta a Jorge y su hijo.

-Oye!  Viejito!... ya estamos todos... comentó casi a gritos Carlos urgiendo la presencia de su padre.

-Vamos pues, dijo éste a sus amigos y todos juntos entraron a la pequeña sala del departamento.

-Buenas noches jóvenes... saludó.

-Más buenas las tenga usted señor escritor, exclamó Carlos con su acostumbrada cachaza.

-Carlos.... más respeto para tu padre! reclamó Norma de inmediato que venía de la cocina con la primera charola de refrescos.

-Ya... ya... no es para tanto...

-Vaya discípulos que tienes, dijo también bromista Gerardo.

-Precisamente de discípulos es que vamos a hablar esta noche... y a la hora en que ustedes ordenen...

Ya acomodados en sus respectivos lugares, los presentes alcanzaron su vaso de refresco y alguna galletita de la charola colocada en la mesa de centro, guardando silencio de inmediato y fijando la vista en Ricardo.

-Si bien no comulgo con algunos de los argumentos de Craveri, de quien he señalado ya muchas cosas a lo largo de nuestras charlas, sí quiero hacer ahora referencia a la introducción que presenta en el capítulo seis de su obra, más que nada por la forma en que describe el escenario en el que hoy nos vamos a mover.

Desde Nazaret al Valle de los Palomos -dice- donde empieza la llanura del Mar de Tiberiades, hay un sólo día de camino que, según la expresión del evangelista Juan, no es más que una bajada por las suaves pendientes de las colinas. El Mar de Tiberiades, llamado también Lago de Genesaret, que quiere decir Valle de las Flores, es el segundo de los lagos que atraviesa el Jordán. Más grande que la laguna de Hulé, es de dimensiones más reducidas que el Mar Muerto. Pero al contrario de éste, horrendo por su desolación, el Mar de Tiberiades es riquísimo en pesca.

Cuando Jesús llegó ahí, había algunos pescadores ocupados en echar las redes, unas de forma circular que se lanzaban después de hacerlas voltear enrolladas en el brazo -como las que vemos aun en muchas partes de nuestro país, pero principalmente en Pátzcuaro- y otras que se extendían en el mar con lastre abajo, suspendidas por flotadores.

- Ya llegó Pedro... dijo interrumpiendo Carlos.

-Efectivamente... Jesús se acercó a ellos y escogió a Simón -que más tarde se llamaría Pedro- a su hermano Andrés, y a Jaime y Juan, hijos de Zebedeo, a quienes invitó a seguirle.

Poco creo que tiene de importancia la forma en que lo hizo. Los evangelistas afirman que sólo les dijo “Venid detrás de mi” que no es más que una forma rabínica usada en esa época para hacer una formal invitación a los discípulos de un maestro para seguirle por todas partes. Sin embargo, es natural que, como argumentan algunos escritores, Jesús debió conversar largamente con los pescadores para convencerlos de que abandonaran sus ocupaciones y le siguieran en una aventura llena de incógnitas. El propio Juan sugiere que al menos Simón y Andrés ya habían sido discípulos de Juan el Bautista y que ahí habían conocido a Jesús.

En ese mismo relato, se habla de que la jornada de pesca había sido infructuosa y regresaban con las redes vacías, por lo que Jesús, con el fin de convencerlos, les pidió volver al mar y lanzar de nuevo las redes que, esta vez, surgieron colmadas de peces. De ahí que algunos biógrafos del nazareno lo expliquen como un anexo mítico que venía a significar el que les convertiría en “pescadores de hombres”.

Como es natural, Jesús, después de tomar él mismo la dolorosa decisión de abandonar su país y su familia desilusionado por la manera en que le habían tratado en Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, aldea de sus primeros discípulos. Es ahí en donde obra sus primeros prodigios públicos.

-Perdón, dijo Gloria, pero no es en las bodas de Canaan en donde hace su primer milagro?

-Antes de contestarte, debo aclarar que la Biblia y aún otros documentos de los hallados a la fecha no tienen un orden cronológico definido, pero hay algo que debemos pensar. Si estaba instalado en Cafarnaúm y apenas empezaba su peregrinar, es obvio que las acciones primeras debieron sucederse así. Por otra parte, en las bodas de Canaan le acompañaba su madre mientras que, al instalarse en Cafarnaúm, acababa de abandonarle. Más adelante, cuando ya es bien visto y recibido en todos lados, es cuando su familia le acompaña... incluidos sus hermanos.

-Bueno, dice Julián, si bien es cierto lo que señalas de la falta de cronología, también lo es el que la propia narrativa le da una temporalidad aceptable. Es decir, no hay fechas exactas, pero sí una serie de eventos que, por su continuidad y desarrollo mismo nos da un camino a seguir en el tiempo mismo.

-Jesús escoge también, para seguirle, a Felipe y a Natanael. Este último, al ser invitado por el propio Felipe, tras escucharlo escéptico, exclama: “Es que de un nazareno puede salir alguna cosa buena?”, pero Jesús platica con él y, en un momento dado le dice “He aquí a un verdadero israelita en el que no hay engaño”, “Cómo me conoces?” refuta estupefacto Natanael. “Antes de que Felipe te llamase, te he visto cuando estabas bajo la higuera”. Natanael exclama asombrado “Señor, eres tú el hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”, pero es entonces que Cristo le dice en dulce reproche: “Porque te he dicho ‘te vi bajo la higuera’ tú crees? Verás cosas más grandes que esta!...”

-A ver.... a ver... dijo Silvia medio enredada, cómo estuvo eso? A poco con sólo decirle que le vio bajo la higuera el otro ya creyó? que tiene eso de extraño o de sorprendente?

-Creo que debemos entender o, mejor dicho, sobreentender algunas cosas. Es obvio que al referirse a ello Jesús hablaba de un hecho que no hubiese podido ver. No es cuestión de entrar en discusión sobre qué hacía en la higuera Natanael o cuándo, sino deducir que cuando lo hacía nadie habría podido verlo. Es decir, se sorprende porque comprende que Jesús veía lo que nadie podía ver. Además, recuerdo nuevamente que en esa época muchas cosas en sí se daban por sobrenaturales o divinas, de tal suerte que quien pudiese ver lo que vio Jesús sólo podría ser un ente divino. De ahí la sorpresa de Natanael.

Por lo pronto, ha sido un día muy cansado y les agradeceré que continuemos mañana.

Las despedidas de siempre no alejaron a Julián de la sala. Esperó pacientemente a que todos se hubiesen retirado para hablar con Ricardo.

-Amigo mío, sé que estás cansado, pero me gustaría preguntarte algo.

-Di Julián...

-Estarías dispuesto entonces a tener una plática con el Señor Arzobispo en relación con el libro?

-Huyyy... no sólo dispuesto, sino que me encantaría... ya te lo dije el otro día... me gustaría decirle unas cuantas frescas a tu jefecito del alma...

-Eso tú sabrás... que no creo que lo hagas pues te conozco ya demasiado y sé de tu respeto para con los demás... pero a mí en lo personal me agradaría para que también de él recibas algunas orientaciones...

-Un momento... si voy a escribir el libro no aceptaré inducciones o instrucciones venidas de la iglesia. Lo hago porque quiero hacerlo, porque es un reto para mí, porque te estimo y quiero también complacerte.... pero de eso a que la iglesia me diga cómo hacerlo....no!

-No, de ninguna manera. La obra es tuya y sólo tuya. Tuya en inspiración, tuya en estilo, tuya en contenido... sólo hablo de alguna orientación como las que me pides a mí...

-Sea pues, pero la otra semana pues tengo todavía que pensar bien algunas cosas...

-Sea... que descanses...

-Igualmente.

 

 

Temprano, Jorge llamó a Ricardo para pedirle que le acompañara a tomar un café. La cita fue, obligadamente, en el Vips de La Gran Plaza.

Ricardo llegó primero y saludó a los amigos de la “mesa”, conformada por periodistas, funcionarios, políticos y otros que eran mezcla de una y otra profesión. Lo que hacía interesante esa “mesa” era que todos opinaban libremente del tema que se les pegara la gana y, si bien se había convertido en un círculo muy cerrado, permitían el arribo de cualquiera con la secreta condición de que si no guardaba la compostura y el respeto debidos a los demás, lo ignoraban al grado de que él solo se retiraba a poco.

-Buenos días, saludó Jorge en forma generalizada al llegar.

-Buenas, contestaron todos.

Ricardo se disculpó y se instaló en otra mesa con su amigo.

-En qué te puedo servir, dijo comedido.

-Sólo quise agradecerte todo el respaldo que tú y Norma nos han dado, tanto durante el tiempo que estuvo sola Lupita -que ya me contaron lo de ella y Jorgito- como al paso de sus últimos días.

-Nada tienes que agradecer mi querido amigo. La amistad es así, franca, abierta, o no se da.

-Tú tienes muchos amigos?

-Hummm... pues mira... para serte franco, en toda mi vida he tenido muchos conocidos, pero amigos, lo que se dice amigos entrañables, creo que sólo en dos ocasiones. El primero fue Alejandro Marín, un compañero que conocí en segundo de secundaria, cuya amistad se enfrió por completo al irse a vivir a Tijuana.  Sólo una vez regresó y pasó a saludarme. Después, no volví a saber de él. La otra amistad, plena, nacida de un agradecimiento inconmensurable, es con Ramón Luján y su esposa Angie. Es una pareja incomparable; jamás han tenido un pleito en quién sabe cuántos años de casados. Ramón, apoyado por Angie, fueron quienes respaldaron una aventura editorial en la que se proyectaron casi un centenar de escritores mexicanos e incluso algunos extranjeros. Ramón ha sido nuestro mecenas y Angie su fiel compañera. Creo que he sido un poco ingrato con ellos porque, por mi mismo carácter frío, no les he manifestado rotundamente mi amistad y agradecimiento; sin embargo, conociéndolos, sé que ellos saben cuánto les agradezco sus favores y amistad. Quiero aclararte que eso no quiere decir que amistades como tú, o Lupita, no tengan un valor de amistad en mi confianza, no, pero tú preguntaste y quiero ser sincero: sólo ellos han sido mis amigos, así, con énfasis. La amistad con ustedes, o con Julián, o cualquiera de los demás es otro tipo de amistad, ni menor ni simulada, pero sí diferente. Espero que no te sientas agraviado por lo que digo...

-Nooo, de ninguna manera. Yo también tengo algunos amigos entrañables que recordar. Con ustedes, como dices, es otro tipo de amistad... una especie de compañerismo...

-Creo que podríamos definirlo así: con unos se convierte en hermandad... con los demás, en compañerismo, como tú mismo lo defines.

-Así es...

-Bueno, pero... no creo que el motivo de tu cita sea solamente por lo de Lupita...

-Francamente... no. Quiero pedirte que nos permitas seguir participando en las charlas cotidianas...

-Por Dios Jorge! Eso no se pide! Ustedes forman parte de nuestro grupo desde antes. La presencia de Lupita...o mejor dicho su ausencia... no condiciona de forma alguna la de ustedes... claro que pueden seguir asistiendo.... es más... se los pido encarecidamente...

-Es que... sabes?... quisiera integrar a mis hijas...

-Eso ni se pregunta...

 

Por la tarde, la sala estaba colmada de los asistentes cuando Ricardo salió de su estudio.

-Buenas noches a todos...

-Hola... contestaron como siempre a coro.

-Este día seguiremos con los discípulos de Jesús...

-Una pregunta, si me permiten antes de que empiece Don Ricardo...

-Adelante Fidel...

-Los discípulos y los apóstoles son los mismos?

-Bueno... en realidad los apóstoles fueron doce...sus discípulos fueron millones... somos millones... pero para referirnos a los apóstoles, en este caso, podremos utilizar cualquiera de los dos términos...

Con el objeto de centrarnos más en quién fue cada uno de ellos, su personalidad e importancia dentro de la historia de Cristo, dejaremos a un lado -con algunas excepciones- el cómo, cuándo y dónde fueron “reclutados”. Con todo, permítanme decirles que la información es escasa e incierta.

Simón Pedro, pescador de Cafarnaúm, considerado ahora pilar de la iglesia y primer Papa propiamente dicho, era un tipo fuerte, corpulento, malencarado, tosco sí, pero sencillo en su forma de ser...

-Un niñote, diríamos... señaló Carlos.

-Más o menos. Se dice que su inteligencia era más bien mediocre, pero un ardiente misionero. Solía ser débil y asustadizo. Recuerden que al verse amenazados por los romanos, tras la detención de Jesús, Pedro lo negó tres veces. Imaginamos a Pedro como un hombre astuto y sencillo, de gran poder para el bien, pero a veces afligido por un carácter abrupto y tempestivo que habría de ser transformado por Cristo a través del sufrimiento.

Algunos autores afirman que Pedro había sido previamente discípulo de Juan el Bautista, que ya conocía a Jesús y por eso, cuando fue llamado a seguirle, le hospedó en su casa en donde Cristo curó de una grave enfermedad a su suegra. La iglesia ha intentado desmentir esto pues de ser verdad dejaba a Pedro en calidad de casado... o al menos viudo, lo que rompe con la tradición del celibato. Según Mateo, Pedro fue designado por Jesús, expresamente, su sucesor, de ahí que se hace remontar hasta él el pontificado y se afirma que estuvo en Roma en donde fundó la primera comunidad cristiana antes de ser martirizado por Nerón.

Andrés, hermano de Pedro y también pescador, es presentado por sus biógrafos como un hombre alto, encorvado de espaldas, narizón y de cejas altas. Sobre su carácter hay casi nada que decir, fuera de que era muy callado y profesaba una gran admiración por Jesús. Cuando Juan Bautista empezó a predicar la penitencia, Andrés se hizo discípulo suyo. Se afirma que él y su hermano Pedro eran discípulos de Juan; Butler, en su obra Vida de los Santos cuenta que, después de haber bautizado a Jesús, el Bautista le vio pasar y exclamó: "¡He ahí al cordero de Dios!" Andrés recibió luz del cielo para comprender esas palabras misteriosas. Inmediatamente, él y otro discípulo del Bautista siguieron a Jesús, el cual los percibió con los ojos del Espíritu antes de verlos con los del cuerpo. Volviéndose, pues, hacia ellos, les dijo: "¿Qué buscáis?" Ellos respondieron que querían saber dónde vivía y Jesús les pidió que le acompañasen a su morada.

Andrés y sus compañeros pasaron con Jesús las dos horas que quedaban del día. Andrés comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Así pues, fue el primer discípulo de Jesús. Por ello los griegos le llaman "Proclete" (el primer llamado). Andrés llevó más tarde a su hermano a conocer a Jesús, quien le tomó al punto por discípulo, le dio el nombre de Pedro. Desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús.

Jaime, también identificado como Santiago el Mayor, hijo del Zebedeo, hermano de Juan y uno de los primeros reclutados, era de carácter violento, irascible e impetuoso.  Jesús, no por nada, pone a ambos el sobrenombre de Hijos del Trueno.

En los Hechos de los Apóstoles descubrimos fue el primer apóstol martirizado. Murió asesinado por el rey Herodes Agripa I, el 25 de marzo de 41  (día en que la liturgia actual celebra La Anunciación). Según una leyenda, su acusador se arrepintió antes que mataran a Santiago por lo que también fue decapitado. Santiago es conocido como "el Mayor", distinguiéndolo del otro Apóstol, Santiago el Menor.

Juan, por su parte, registrado en Hechos como un pueblerino sin instrucción, es señalado sin embargo como autor del cuarto evangelio que, por su contenido místico y dogmático dista mucho de ser la obra de un inculto pescador palestino. Algunas corrientes le atribuyen una cultura filosófica griega que suponen adquirió durante su estancia en Efeso en los últimos años de su vida. Aquí yo agregaría, de mi propia cosecha, que de ser así el carácter de Juan bien pudo haber sido reservado, estudioso, observador y taciturno. En algunos relatos evangélicos aparece a veces como un joven soñador y dulce que muestra cierta ambición al pretender cotidianamente ser el preferido de Jesús, no dudando en pelearse con los demás o mostrarse indiscreto y petulante, pero estudiando sistemáticamente el estar al lado de Pedro e, incluso, antes que él en momentos de importancia. Como pueden ver, las contradicciones en la descripción del carácter de Juan, observadas por diferentes autores, bien pueden responder a la conveniencia de unos y otros de ponderar o detractar a uno de los cuatro evangelistas.

-Como quien dice ya era víctima de la grilla... dijo Fidel.

-No precisamente era, sino fue. Porque estas afirmaciones no son hechas durante el tiempo en que él vivió, sino posteriores. Sigamos.

Felipe, es el habitante de Betsaida que Juan ha nombrado como tercer discípulo de Jesús. Aunque no se tienen referencias sobre su formación o carácter, se sabe por en una carta de Policarpo, obispo de Efeso, dirigida a Víctor, obispo de Roma y fechada en el año 190, que Felipe se vuelve a casar, después de la muerte de Jesús, y tiene tres hijas una de las cuales vivía en Efeso. De aquí se desprende que Felipe era casado, obviamente durante su relación con Cristo, y presupone una viudez o el abandono de su esposa por seguir a Jesús. La presunción brota de que se vuelve a casar. Por las razones expuestas al hablar de Pedro, la iglesia argumenta que es muy probable que Policarpo se refiera a un homónimo de Felipe, tratando nuevamente de desvirtuar el estado civil de los discípulos.

Bartolomé o Natanael, aquel a quien Jesús dijese que lo había visto bajo una higuera haciéndolo su seguidor, es descrito en los apócrifos como un hombre de cabellos negros y rizados, con una piel de colorido sano, ojos grandes y nariz regular. Clemente de Alejandría señala que después de la muerte de Cristo, intenta la evangelización de Arabia. Sobre su carácter no hay ninguna indicación. Según la Martiriología Romana, Bartolomé predicó en la India y en Armenia, donde murió mártir. Todavía con vida le arrancaron la piel y fue decapitado por el Rey Astyages en Derbend. Según la tradición este martirio ocurrió en Abanopolis, en la costa occidental del Mar Caspio, después de haber predicado también en Mesopotamia, Persia y Egipto.

Las reliquias de San Bartolomé, según una tradición, fueron enterradas en la isla de Lipara y eventualmente fueron trasladadas a Benevento, Italia, y después a Roma donde ahora están en la Iglesia de San Bartolomé, en la "Isola San Bartolomeo" del río Tiber. Se dice que la Reina Emma, la esposa del Rey Canute entregó uno de sus brazos a Canterbury en el siglo XI.

En la iconografía se le representa con barba, un libro y un cuchillo (utilizado en su martirio). San Bartolomé es patrón de los carniceros, fabricantes de libros, guantes, pieles, zapateros, sastres, mercaderes de queso, viñadores, albañiles y otros.

Mateo, otro de los evangelistas, es plenamente identificado como Leví, el publicano de Cafarnaúm recaudador de impuestos que invita a comer a Jesús a su casa causando revuelo por su decisión de aceptar. Aunque su evangelio es considerado el primero, los mismo exégetas católicos ya no están tan seguros de ello pues, según estudios muy profundos el primero sería el de Marcos, que se ha perdido, pero que sería el modelo de otros.

Una de las pruebas que se arguyen para identificar a Mateo como Leví es que en su evangelio se anotan muchas cantidades y cifras, costumbre muy profesional y arraigada en un antiguo recaudador de impuestos. Se nota, sobre todo, una predilección de Mateo por los cabalísticos números 3 y 7 que, curiosamente, también tiene Juan en su evangelio. Los que argumentan en contra afirman que de ser Mateo el famoso Leví, por sus conocimientos Jesús le hubiera escogido como tesorero, función que recayó en la realidad sobre Judas Iscariote.

Y ya que hablamos de Judas, el destinado a traicionar a Jesús, y al que presuponemos con un carácter sigiloso, ladino y quizás hasta intrigante, podemos encontrar que lo único que se comenta de él es que su apelativo Iscariote bien puede indicar el país en donde nació: Karioth, o si Iskariot sea la transcripción semítica de sicarius, nombre que le daban los romanos a los zelotes o guerrilleros y algunos autores a los asesinos a sueldo.

De igual forma, del otro Simón, llamado el Cancaneo para distinguirlo de Simón Pedro, tampoco sabemos sobre su físico o carácter, algunos autores lo señalan como zelote, traducción del arameo qan’ana.

Cabe aquí hacer la aclaración de que también a Pedro se le señalaba de zelote e incluso algunos autores afirman que todos los seguidores de Jesús lo eran, lo que colocaría al Cristo frente al movimiento guerrillero de su país. Otra versión indica que la designación de zelote era aplicada a los patriotas galileos que en el año 6 d.c. intentaron una insurrección bajo el mando de Judas de Gamala. Sin embargo, y estoy totalmente de acuerdo con esta tesis: Jesús no pudo haber sido un guerrillero propiamente dicho pues pregonaba el amor y no la violencia. Quizá el más significativo hecho violento registrado fue el sucedido con los mercaderes que lanzó fuera del templo, pero no se conoce acción guerrera o terrorista alguna que pudiera siquiera hacer pensar que Jesús era un verdadero guerrillero. De haberlo sido, sólo Mahatma Ghandi le ha emulado.

Del otro Judas, Judas Tadeo, tampoco se tienen grandes noticias. Fuera de su participación encontrada en los evangelios y el Libro de Hechos,  no hay más que una referencia que, a nivel de leyenda circulante en la segunda mitad del siglo III, cuenta que Abgar, Rey de Edesa, escribió a Jesús para que fuera a sanarle de una enfermedad incurable y este envió a Tadeo a cumplir con la tal misión, sin siquiera conocerse el desenlace. Era hermano de Santiago el Menor, y por ende de Jesús. "¿No es éste -se preguntan maravillados los habitantes de Nazaret, ante la fama que acompaña a Jesús- el carpintero... el hermano de Santiago y de Judas?". San Judas Tadeo es uno de los santos más populares a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe, especialmente en cuanto a conseguir empleo o casa. Santa Brígida cuenta en sus Revelaciones que Nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir ciertos favores los pidiera por medio de San Judas Tadeo.

He querido dejar al final a dos de los más controversiales discípulos de Jesús: Tomás y Santiago el Menor.

Si bien infinidad de autores, en base a sus análisis e investigaciones, les han emparentado con Jesús desde muy remotas épocas, son los documentos aparecidos tanto en la famosa biblioteca de Nag Hammadi como en Qumram, los que vienen a despejar algunas dudas.

De Tomás, también llamado Dídimo, y cuyas ambas acepciones significan El Mellizo o Gemelo, se asegura que es hermano gemelo de Jesús y por de ahí el gran respeto y admiración que siente por el maestro y ser el primero en secundar cualquier acción o empresa propuesta por él. Muchos historiadores e investigadores han sido partidarios de este argumento, destacando el mismo Leonardo Da Vinci que pintara en su famoso cuadro de La Ultima Cena a un Jesús y a un Tomás exactamente iguales, es decir, con el mismo rostro.

No existe, sin embargo, una comprobación plena de esta afirmación.

Ese gran amor por Jesús podría ser el que seguramente le impulsara a dudar de la realidad de su presencia cuando el Cristo se apareció a los apóstoles, hasta que el maestro lo urgió a que tocara con su propia mano los estigmas que le dejara la crucifixión.

A él se atribuye la evangelización de Persia y la India y uno de los más importantes evangelios apócrifos, fieramente atacado por la iglesia por considerarlo texto de los perversos maniquéos. Brevemente citado por escritores medievales, a mediados de pleno siglo XX se encontró una redacción íntegra en lengua copta, lo que le ha valido el título de Quinto Evangelio.

Finalmente, Santiago el menor, citado en muchos textos expresamente como hermano de Jesús, incluyendo a Flavio Josefo, Eusebio, obispo de Cesárea y el mismísimo Pablo. Autores independientes hacen notar el hecho de que, después de la muerte de Jesús, en los Hechos y en las cartas de Pablo, aparece como uno de los personajes más importantes y de más autoridad de la iglesia cristiana de Jerusalén.

Eusebio, obispo de Cesárea, en su Historia Ecclesiastica dice:  “Era santo desde el vientre de su madre. Nunca bebió vino ni licores fermentados, y en toda su vida sólo comió legumbres... Era hijo de José el carpintero, padre del Cristo”

Ya hemos comentado que el propio Santiago, en la redacción copta de su evangelio, relaciona los nombres de los hijos de José, viudo antes de su enlace con María, y cita a Santiago, es decir, a sí mismo- como el menor de los hermanos.

Como dije en un principio, estos fueron los doce elegidos, pero a su vez formaron parte de una verdadera legión de seguidores.

-Oye Jefe... y ya que hablamos de cómo eran... cómo era en realidad Jesús? preguntó Carlos con cierta seriedad.

-Bueno... si bien ya se tiene una imagen más o menos fidedigna de la apariencia física de Jesús, hablar de ello también es largo pues existen algunas variantes que bien vale la pena conocer porque algunas son generadas por detractores que buscan a toda costa hacerlo ver incluso jorobado, pero que no debemos de dejar de conocer por las implicaciones que esas mismas opiniones tienen en nuestro contexto de análisis. Recuerden que no se puede valorar lo bueno... si no se tiene conocimiento de lo malo. Y precisamente porque hablar del aspecto físico del Cristo -que no de su personalidad- es largo, lo dejaremos para mañana.... buenas noches jóvenes y gracias por venir.

-Huyyy... que solemne está el jefe hoy... exclamó Carlos tornando a su habitual sentido del humor.

-Está cansado, dijo Norma.... en su cara se ve...

-Es verdad, agregó Julián... dejemos que descanse que bien se lo ha ganado.

-Gracias amigo mío...

-No agradezcas lo que no sabes de dónde viene... dijo sentencioso el cura.

-Ah caray! eso implica que algo traes entre manos viejo bandido... respondió amistoso el escritor.

-Pues hasta mañana Don Ricardo... y gracias, dijo Fidel a guisa de despedida colectiva junto a Gloria y Silvia.

-Que descansen hijos...

 

-Te quieres ir a acostar? cuestionó Norma al charlista.

-No... aún no. Mejor sírveme un cafecito y déjame platicar un poco con este trío de viejos lagartones.

-Si lo dices por lo arrugados... está bien, dijo riendo Rafael.

-No... lo digo por lo hocicones... ya me enteré de que andan contando que voy a escribir un libro sobre Cristo! espetó Ricardo en una forma de reclamo poco acostumbrada en él que asombró a los tres amigos.

-Oye... dijo Julián un poco cortado. Creo que algo te tiene molesto y no me gusta que te desquites con nosotros....

-Perdón.... dijo el escritor recapacitando en su actitud. Es que cuando me enteré me dio mucha rabia. Es algo que no se comenta! Disculpen mi exabrupto...

-No... no hay problema.... está bien, dijo Rafael. Pero... qué es lo que te dijeron?

-Bueno... en la mesa del café, con los amigos. Alguien me preguntó que si ya había empezado a escribir el libro. Me sorprendió mucho porque a nadie había dicho nada... de ahí deduje que alguno de ustedes tres los había comentado.

-Mira, intervino Gerardo, con sinceridad te pido una disculpa porque debo reconocer que yo fui el indiscreto. De los tres soy el único que frecuenta la mesa del café y de todos modos te habrías enterado. Quiero aclararte que no lo hice con mala intención... es más, ni siquiera llegué a imaginar que fuese un proyecto secreto o algo así...

-No, Gerardo, no es secreto... pero....tienes razón... tienen razón... perdonen... no sé qué me pasa... mira que explotar así por una cosa tan simple.... perdón...

-Creo que debes descansar, afirmó Julián. Es seguro que estás muy tenso por alguna razón. Descansa y mañana hablamos.

 

 

 

Ricardo casi no durmió. La luz de la madrugada le encontró con los brazos cruzados sobre la cabeza y los ojos bien abiertos. En su mente se desataba un nuevo conflicto: la personalidad de Jesús, ese Cristo al que tanto amaba y temía vituperar con su charla.

Norma se levantó y le miró sin decir algo. Preparó el desayuno y le llamó como si nada ocurriera. Ya en la mesa, viendo que Ricardo apenas picaba el alimento, dijo con dulzura:

-Qué tienes?

-Mucho y nada...

-Explícate porque no te entiendo...

-Creo que estoy entrando en otra crisis moral...

-Sobre...?

-La personalidad de Cristo...

-Por qué no hablas con el padre Julián?

Hasta ese momento Ricardo se dio cuenta de que Julián no estaba en la mesa.

-Dónde está?

-Se fue temprano, pero dijo que regresaba para el desayuno.

-Voy a mi estudio... si viene dile por favor que quiero hablar con él.

 

Como a las once de la mañana Julián hizo su aparición. Venía con esa sonrisa pícara que a veces tenía.

-Hola mi meditabundo amigo... qué te pasa?

-Primero dime a qué se debe esa sonrisita...

-A que sé lo que tienes... y me hace cierta gracia.

-Vamos Julián!

-Mira, de seguro estás temblando por lo de la personalidad de Jesús y su controversia...no?

-Eres adivino?

-No, pero ya te conozco lo suficiente... y tengo el remedio.

-Ahora no me resultas sólo adivino sino taumaturgo!

-Más o menos, aceptó sonriendo el cura.

-Y cual es ese remedio?

-Tú!

-Yo?

-Sí... simplemente se tú mismo. Deja de pensar y actúa. Habla de lo que sabes y como lo sabes. Tu propia convicción hará el resto.

-Como siempre, no?

-Así es, como siempre. Es más... empieza hablando del hombre, del Cristo histórico, y luego de su divinidad, de su misticismo. Haz que se identifiquen primero con el ser humano.

Ricardo se enderezó sobre el sillón y blandió los brazos como si fuera a iniciar un discurso.

-El hombre... pero si es precisamente del hombre del que se han dicho tantas cosas en contra...

-Por eso precisamente.

El repiqueteo del teléfono cortó la platica.

-Diga...

-Ricardo... habla Gerardo. Estoy en el café y dos de nuestros amigos me rogaron que te pidiera les permitas asistir a tus charlas...

-Quiénes?

-Gustavo y Alfonso...

-La presencia de Gustavo me dará mucho gusto, pero Alfonso es polémico y además librepensador. Le lleva la contraria a todos y por todo...

-Ese es el que más te conviene, dijo por lo bajo Julián.

-Sea pues... diles que nos reunimos por las tardes... sólo que con la asistencia de tantos esto ya va a parecer mitin político y necesitaremos un espacio más grande en poco tiempo...

-Ok... yo les digo... chao!

 

Avisados de que dos integrantes más harían presencia cotidianamente, Carlos y Fidel ayudaron a los tres hombres mayores a reacomodar la salita, conformando un círculo con las sillas del comedor.

La llegada de Gerardo con sus dos acompañantes desencadenó la obligada rueda de presentaciones y saludos. Norma, como siempre atenta a la hospitalidad, preparó unas deliciosas chalupitas guerrerenses que los demás recibieron con agrado.

-No... si les digo... los nuevos invitados deben venir más seguido para que disfrutemos de estos manjares... exclamó Carlos con su habitual sorna.

-Empecemos pues, interrumpió Jorgito que se había realmente interesado en el tema desde hacía buen tiempo... aunque no participaba en las rondas de preguntas para nada.

-Quiero antes aclararles a nuestros amigos que nos hemos acostumbrado a analizar todas las corrientes conocidas, incluyendo las de liberales, conservadores y librepensadores. Como nota curiosa quisiera decirles que las corrientes generadas dentro de los estudiosos de la religión cristiana son muy variadas, tantas que pasan de una veintena. Excluimos repeticiones o coincidencias por razones obvias, pero no dejamos nada de lado. De igual suerte, todos y cada uno de los asistentes tienen plena libertad de contradecir, o preguntar lo que les venga a bien hacer o decir, con la única salvedad del respeto a los demás y escuchar lo que se deba aclarar o explicar a sus dudas. Si por alguna razón no lo sabemos, lo investigamos.

-Ya... ya Jefe... que empiece la Cristonovela en su capítulo chorrocientos... bromeó Carlos.

-Bien... un día Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Ellos le manifestaron las distintas opiniones de la gente sobre su persona. Pero, después, Jesús les hizo una segunda pregunta: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Esta cuestión se sigue planteando hoy a todo hombre a quien llega la noticia sobre Jesús y su mensaje. Y hemos de advertir en seguida que se trata de una cuestión muy comprometedora, porque la respuesta que demos afectará necesariamente a nuestra vida.

Como hemos dicho en varias ocasiones, para conocer bien a Jesús debemos separar al Jesús histórico del místico. Si bien ambos son uno, así como debemos conocer el entorno y las costumbres de una época para entender a un pueblo o un tema, debemos conocer la personalidad de un hombre para entender sus acciones.

Y empecemos por el aspecto físico. Ernest Renán afirmaba que la fascinación que Jesús ejercía sobre los hombres, y principalmente sobre las mujeres, era en buena parte debido a su aspecto físico. Sin embargo, aún entre los padres de la iglesia, occidentales y orientales, existía una gran divergencia de opiniones sobre el aspecto físico de Cristo.

En oriente, prevalecía la opinión de que era feo basados en la frase bíblica profética que decía que el futuro Mesías “No tenía forma ni belleza que atrajera las miradas, ni aspecto que le hiciera amable” Justino Mártir no vacilaba -dice Craveri- en señalar que Jesús era “un hombre feo por los sufrimientos y humillaciones sufridas”. Clemente de Alejandría le llamaba torpe. Orígenes “pequeño, poco agraciado, hombre sin importancia”. Tertuliano se atrevió a comentar que “los soldados romanos no le hubieran escupido si su rostro no fuera tan feo que atrajera los salivazos” Y hasta los mismos misioneros bizantinos predicaban que Jesús era cojo de la pierna derecha! Los crucifijos orientales, aún a la fecha, tienen la característica curva bizantina que corresponde a la posición de un cojo de la pierna derecha que intenta erguirse.

En occidente, prevaleció la opinión de que era de una gran belleza, justificándose a su vez en un salmo bíblico: “Tú tienes el aspecto más bello entre todos los hijos de los hombres....” Varios padres de la iglesia: Juan Crisóstomo, Agustín, Jerónimo y otros más apoyan la tesis de suma hermosura. Epifanio Monje precisa que medía seis pies de estatura (1.80 mts.), rostro color de trigo maduro, nariz larga, cejas negras y cabellos ligeramente rubios.

En la Edad Media, Plubio Léntulo, del que se dice fue gobernador de Jerusalén, en una carta enviada al Senado Romano para informar sobre Jesús le describe como un hombre con cabellos color avellana y ligero reflejo céreo, lisos casi hasta las orejas, pero después ondulados y rizados sobre los hombros, piel de color sano, nariz y boca sin defectos, barba poblada dividida en el mentón, estatura media y cuerpo bien proporcionado.

El Código Laurenziano del siglo XIV establece la estatura de Jesús en 1.75 metros.

-Bueno, intervino Gustavo, es como ahora. Unos ven con malos ojos a alguien y para ellos es transa, feo, deshonesto, chismoso y quien sabe cuantas lindezas más, mientras que sus amigos le ven decente, honesto, leal y sincero. Creo que en el caso de Jesús muchas de estas afirmaciones corresponden precisamente a quienes le admiran y a quienes no...

-Así es, añadió Alfonso. En ese sentido estoy de acuerdo contigo. Pero qué pruebas hay de ese aspecto físico? Se conoce algo realmente?

-Hay dos elementos que, si bien para algunos incluso estos son falsos, la infinidad de pruebas científicas aplicadas sobre ellos arrojan una visión muy cercana a la realidad.

En primer lugar está la tela, resguardada en la Basílica de San Pedro en Roma, usada por la mujer llamada Verónica para secar el rostro de Cristo durante su viaje al Calvario. En ella está estampada una imagen silueteada de ese rostro. Pero, antes de seguir, permitanme decirles que en realidad la mujer no se llamaba Verónica, sino que este nombre pasó a la historia en una degeneración de la frase vero icono, que quiere decir verdadera imagen. Y si bien no se conocen, o al menos yo no tengo conocimiento de que se le hayan realizado estudios como a la que voy a mencionar, la similitud de ese rostro con el de la Sábana de Turín o El Santo Sudario, como le llaman otros, es asombroso.

Este sudario es una pieza de tela de 4.36 por 1.10 metros, considerada como la sábana que cubrió el cuerpo de Cristo en su tumba, y ha sido, como la personalidad de Jesús, objeto de dudas y detracciones.

Ante las dudas, en 1898, el abogado Secondo Pia es autorizado por la casa Saboya, ante quienes estaba a cargo la custodia, a fotografiar por primera vez la Sábana Santa.

Al examinar la placa que contenía el negativo fotográfico quedó desconcertado: La inversión de la imagen, que ordinariamente se produce en la placa fotográfica, servía en este caso para mostrar el verdadero carácter de la figura (que aparecía extraña y borrosa cuando se contemplaba la Sábana al natural). El descubrimiento de Pía suponía un gran hallazgo para la medicina, porque la imagen que aparece en el negativo fotográfico permitía un estudio minucioso de las diferentes heridas que se aprecian en el cuerpo del “Hombre de la Síndone” como se le llama a la sábana técnicamente.

El primer cirujano que comprobó la absoluta exactitud anatómica de esas heridas fue el Profesor de Anatomía Comparada de la Sorbona Yves Delage, de la Academia de Ciencias de París, un convencido agnóstico. Para él no existía la menor duda de que sólo un hombre que hubiera padecido los tormentos físicos de Jesús podría haber dejado tales huellas.

Son ya una multitud los médicos que, a lo largo de este siglo, ha corroborado estas afirmaciones: desde los pioneros como Pierre Barbet, cirujano del Hospital de S. José de París, o Giovanni Judica Cordiglia, profesor de Medicina Legal de la Universidad de Milán, hasta los más próximos a nosotros, -que han podido comprobar sobre la propia tela sus afirmaciones- como el Dr. Robert Bucklin, medico forense, patólogo del Hospital de Los Angeles, California, el Dr. Rudolf W. Hynek, de la Academia de Medicina de Praga, o el Dr. Pier Luigi Baima Bollone, profesor de Medicina Legal de la Universidad de Turín, y todos coinciden.

Un resumen somerísimo de las contundentes aseveraciones de todos ellos partiría de considerar que las heridas son anatómicamente perfectas, pero más importante sería constatar que contienen una gran cantidad de detalles desconocidos en la Edad Media, por ejemplo el halo de suero alrededor de las manchas de sangre -no visible a simple vista- salpicaduras y sinuosidades de los regueros sanguíneos, la hinchazón del abdomen -típico de la asfixia- etc...

De ellos podemos sacar conclusiones como que murió por asfixia. Al estar colgado por los brazos, los brazos tiran del diafragma, oprimiendo los pulmones, no puede respirar y se empina para tomar aire; pero, al inclinarse y descansar todo el cuerpo sobre el clavo de los pies, el dolor es tan intenso que se desploma y, al desplomarse, se ahoga y se vuelve a empinar.

El doctor Barbet, cirujano de París, afirma que al empinarse y desplomarse, la mano giraba sobre el clavo y le destrozaba el nervio mediano y le producía un dolor de paroxismo.

O que Jesús debió morir de dolor. La naturaleza no puede aguantar tanto dolor. Se inhibe, sobreviene un síncope y se muere de dolor.

Algunos aspectos de la imagen describen al ajusticiado con peculiaridades en clara contradicción con las representaciones de Cristo corrientes en la Edad Media. La ciencia moderna reconoce hoy que tales características son un signo de autenticidad porque muestran detalles -en los que no había reparado nadie- perfectamente ajustados a la realidad de la muerte del Crucificado:

Corona de espinas en forma de casquete.

Clavos de las manos en el carpo -único punto en el que se podría sostener el crucificado en la cruz- y no en las palmas. Para que el clavo no destroce la muñeca debe pasar por un lugar preciso, llamado desde el Siglo XIX "espacio de Destot". Ese clavo daña el nervio mediano lo que produce una tensa flexión del dedo pulgar que se dobla hacia la palma de la mano, tal como sucedió con el hombre de la Sábana

Lanzada en el costado derecho y no en el izquierdo....

Lo crucificaron con tres clavos y no con cuatro. Un sólo clavo atravesó los pies, superpuestos uno sobre el otro. Tiene un pie encogido. El pie derecho deja la huella de la planta perfectamente; y el izquierdo sólo la huella del talón.

No fueron fracturadas las piernas como era la costumbre hacer con los crucificados por los romanos, ello concuerda con el relato bíblico.

En los omóplatos de la imagen de la Sabana Santa se advierten unas escoriaciones que hacen suponer que Jesús llevó sobre ellos el palo horizontal de la cruz y no la cruz entera como se suele pintar.

Sin embargo, como dice Werfel: “Para el que cree, no es necesaria ninguna explicación. Para el que no cree, toda explicación sobra.”, y las dudas de muchos continuaron.

El 13 de octubre de 1988, tres laboratorios europeos coordinados por Tite, director del British Museum, realizaron la primera prueba con el método del carbono 14 sobre la venerada reliquia de Turín, y concluyeron que era un tejido medieval datado entre 1260 y 1390. El escándalo no se hizo esperar: Era falsa!

Cuando el impacto de este descubrimiento se hubo serenado, varios científicos, cristianos y no, manifestaron su escepticismo sobre estas conclusiones: ¿cómo es posible que una sola prueba contradiga todas las otras, algunas respaldadas por la NASA, que indican una fecha mucho más antigua?

De esta forma, el desmentido del carbono 14 no fue una conclusión sino que desembocó en un relanzamiento de los estudios. El Centro Internacional de Estudios sobre la Sábana de Turín, fundado en 1988 por el profesor Van Cauwenberghe, reemprendió la investigación metódicamente.

El análisis realizado el mismo año de 1988 sobre un trozo de la tela, de unos 10 cm. de largo por 1 de ancho, se dividió en tres. El análisis se hizo en colaboración con un microbiólogo de la Universidad de Texas, Stephen Mattingly. Descubrió que el trozo extirpado de la Sábana estaba altamente contaminado por bacterias y hongos. Dicha alteración es suficiente para provocar un error en una datación como la efectuada por los Laboratorios de Oxford, Arizona y Zurich. El descubrimiento de este microbiólogo fue apoyado por Pierluigi Baima Bollone, forense de la Universidad de Turín y el experto italiano más reconocido en la materia, quien dio a conocer unas investigaciones que demuestran que las pruebas del C-14 son inadecuadas para datar lienzos de lino.

Años atrás, en 1973 se produjo un nuevo descubrimiento: en este caso fue realizado por el Profesor Max Frei, criminólogo suizo, botánico, palinólogo, Director del gabinete científico de la Policía de Zurich y perito de la Interpol. Max Frei recibió el encargo de autentificar las fotografías que una comisión científica, nombrada en 1969 por el Cardenal Pellegrino, había tomado. Al examinar detenidamente la tela notó la presencia de esporas de polen en la superficie del lienzo y obtuvo permiso para recoger unas cuantas muestras. Logró identificar en esta ocasión 49 especies diferentes de esporas, que fotografió, catalogó y conservó. Nada menos que 33 resultaron ser procedentes de plantas exclusivas de Palestina o Turquía (estepas del sur o área de Estambul). Las dos terceras partes de las muestras procedían de zonas ajenas a Europa, continente del que no ha salido el Lienzo desde el siglo XIV.

Antes de dar un dictamen definitivo sobre los lugares en los que, según la Palinología, debería haber estado la Sábana para quedar “contaminada” de tal modo, se dedicó a visitar las zonas en las que las investigaciones históricas colocaban anteriores estancias del Lienzo. Pudo comprobar in situ la perfecta correspondencia de especies. Logrando identificar 59 especies en total. La muerte le sorprendió antes de concluir el trabajo y publicar sus resultados definitivos, no obstante su estudio es altamente indicativo.

-Perdón, interrumpió Jorge, perdón por mi ignorancia, pero qué es la palinología?

-La Palinología es la disciplina que estudia polen, esporas y cualquier palinomórfo actual o fósil.

-Gracias.

-En 1989 Paul Maloney, durante un congreso celebrado en París, anunció que descubrió que en el lino de la sábana había 76 muestras diferentes de polen, y que en la mayor parte coincidía con especies de la Palestina de hace 2000 años.

Con todo, la mayor cantidad de datos sobre la Sábana Santa proceden de los estudios que realizó, a partir de 1977, un grupo de científicos dirigidos por el Dr. John Jackson y su compañero el Dr. Eric J. Jumper, Profesores de Física y de Ciencias Aeronáuticas, respectivamente, en la Academia de las Fuerzas Aéreas de Denver, Colorado, y en el Centro de Pasadena -NASA- en Estados Unidos.

Su primera aportación se hizo pública en 1977: J. Jackson y E. Jumper estudiando las fotografías de la Sábana en el laboratorio de las fuerzas aéreas de Alburquerque, Nuevo México, con la colaboración de su colega el Dr. Bill Mottern descubrieron que la imagen contiene información tridimensional. Tras lograr resultados tan alentadores, el equipo STURP solicitó, y obtuvo permiso para realizar una exploración sobre la Sábana en Turín. Las Jornadas de observación directa duraron 120 horas ininterrumpidas.

El Dr. John Heller, Biofísico, profesor en el New England Institute, y miembro del STURP, cuenta que las disciplinas científicas utilizadas en esta investigación fueron, entre otras, las siguientes:

Fotografía: visible normal, infrarrojos, y ultravioleta, (unas 5000 fotografías en total). VP8: análisis de imagen. Ampliación de imagen computarizada. Análisis de la función de mapas. Imágenes topográficas. Análisis multiespectral. Análisis matemático de la imagen. Rayos X de baja energía: Fluorescencia de rayos X. Reflexión espectroscópica (o espectroscopía de reflexión de ultravioleta). Visibles. Infrarrojos. Termografía: Microdensímetro. Macroscopía. Microscopía: Polarización, fluorescencia, contraste de fase de electrones. Bioestereometría: Espectroscopio "raman". Láser de prueba microlasérica. Espectroscopio de dispersión de la energía del electrón. Transmisión espectral microespectrofotométrica.

Prueba química húmeda: generación de porfirina fluorescente, tests de cianometahemoglobina y de hemocromógeno, test de proteasa (enzimas que hidrolizan o dividen las proteínas convirtiéndolas en compuestos más simples). Inmunofluorescencia.

-Ah bruto! exclamó Carlos.

-Diez mil nombres de exámenes desconocidos para todos nosotros, agregó Rafael.

-Así es. Y a todo esto hay que añadir más de mil experimentos químicos para determinar la naturaleza de toda la imagen y de las marcas de sangre, así como la historia del lino, manchas de agua, fibras varias, partículas y restos (detritus) y vehículos oxidantes y reductores, más todos los posibles caminos humanos para tratar de crear una imagen igual a la de la Sábana.

En 1973 los científicos italianos no encontraron pigmento ni tinte alguno en la imagen. Mediante el análisis de complejas técnicas computarizadas se comprobó que no había direccionalidad en la imagen, por mucha habilidad que pueda tener un falsificador siempre hay una direccionalidad en la aplicación de una pintura, excepto en esta de la Sábana Santa, que no es obra humana. La figura está lograda por una decoloración muy superficial de la tela, presenta detalles extraordinarios que son compatibles con el relato bíblico, es un negativo fotográfico codificado para lograr reproducciones tridimensionales.

Se puede concluir que no se conoce ningún procedimiento que permita reproducir una imagen con todas las características mencionadas. Lo que es claro es que no se trata de una imagen producida por contacto, lo que ha llevado a pensar que se originara por algún tipo de radiación emanada del cuerpo, instantánea en el tiempo, y que hubiera producido una especie de "chamuscadura". Sin embargo tendría que tratarse de una radiación con unas características no explicables desde el punto de vista físico. Algunos investigadores creyentes piensan que tal fenómeno podría haberse producido en el momento de la Resurrección.

Los historiadores y arqueólogos también han querido descifrar el misterio mediante sus conocimientos.

Gilbert Raes, al estudiar en 1973 hilos de la Sábana, concluye que su textura era la corriente en el Oriente Medio durante el Siglo I. Además había trazas de algodón que entonces no se cultivaba en Europa y sí se hacía en el Oriente Medio. Silvio Curto corrobora esto cuando analizó la textura de la Sábana, diciendo que puede datarse como de la época de Jesucristo.

Los estudios han demostrado que en la época de Jesucristo una sábana era usada en la técnica judía utilizada para envolver los cadáveres y darles sepultura y la Sábana Santa corresponde a la utilizada por los Esenios hace 2000 años atrás.

Pero esto no es lo único que nos aportan los historiadores y arqueólogos. Ellos son los que nos demuestran que la Sábana envolvió a Jesucristo. En el año 1978 el químico Pedro Ugolotti constató la existencia de restos de escrituras en diferentes alfabetos. Hecho hace poco confirmado mediante computación al ser tratadas digitalmente las fotos de la imagen, en la Escuela Superior de Óptica de Orday por el profesor André Marion. Son fragmentos de letras en torno a la cara. Las palabras están en griego, latín y hebreo. Algunas de ellas dicen:

IN NECEM -IHEOY - NAZAPHNOE  Jesús Nazareno tú vas a morir

IN NECEM=tú vas a morir IHEOY=Jesús en griego, NAZAPHNOE=Nazareno

Estas leyendas están dispuestas en forma de U en dos grupos y se explica, ahora se sabe, que en el enterramiento de los judíos del siglo I solía colocarse una especie de madero en U para sujetar la barbilla del difunto, y esas palabras estaban en el madero señalando que el muerto era Jesús Nazareno.

Pero ahí no acaba la cosa, dos científicos turineses, Pier Luigi Baima Bollone, profesor de medicina legal, y Nello Balossino, profesor de informática, docentes de la Universidad de Turín, pocas semanas antes del incendio, acababan de hacer públicas sus últimas investigaciones. Su descubrimiento era un auténtico “bombazo”, en torno al misterio de la Sábana Santa.

-¿De qué se trataba?, cuestionó Sonia.

En las investigaciones que en 1979 había realizado la NASA sobre la Sábana Santa, se había descubierto que en el ojo derecho del cadáver se había colocado una moneda, con el objeto de cerrar el párpado del cadáver.

Ya entonces, se pudo comprobar que esa moneda había sido un "leptón", moneda acuñada por Poncio Pilato y que circuló en Palestina entre los años 26 y 36 de nuestra era, en curso legal en tiempos de Cristo, en el que se podían apreciar la inscripción en griego de Tiberio Cesar. No obstante aquel descubrimiento, los científicos se hacían una pregunta, ¿por qué solo aparece la moneda en el ojo derecho, siendo así que lo lógico es cerrar los dos párpados de un cadáver? Pasados estos años, ahora estos dos científicos nos sorprenden: Sobre el párpado izquierdo también hubo otra moneda. Ocurrió que a consecuencia de la hinchazón del cadáver, se había movido y no ha podido ser descubierta e identificada hasta utilizar unos medios técnicos más sofisticados.

Gracias a las posibilidades que ofrece la elaboración por computadora, y utilizando altos planos de ampliación, han logrado descubrir el diseño acuñado en esa moneda: una copa ritual pagana utilizada en las libaciones. No quedaba más que comparar con los catálogos de monedas palestinas de la época. En efecto, la incisión casa exactamente con un ejemplar del catálogo del British Museum y con otro original de un coleccionista milanés. Pero hay más. La moneda fue colocada cara arriba, mostrando la fecha de acuñación: el año XVI del imperio de Tiberio. Una prueba de detective que difícilmente puede ser refutada. Según Baima Bollone, la probabilidad científica de que nos encontremos ante el lienzo que envolvió a Cristo "está muy cercana al cien por cien".

Sólo me resta decirles que, en base a toda esa misma información, brotada de la Sábana Santa, Jesús tenía 1.81 metros de estatura.

Hoy me alargué un poco dada la importancia del tema, pero mañana hablaremos sobre el carácter de Jesús, también polémico tema, pero del que tendremos un profundo análisis entre nosotros mismos.

-Caray manito, dijo Alfonso, pues me has dejado con la boca abierta. Yo no sabía prácticamente nada de esta infinidad de estudios. En realidad, sólo había escuchado sobre la famosa prueba del Carbono 14...

-Lo que nos deja entonces en aquello que tanto señalamos en la mesa del café, comentó Gustavo. Debemos conocer a fondo los diferentes argumentos para sacar conclusiones...

-Pues que bueno que ustedes, señores míos, señaló Julián, entiendan que... para poder creer en Jesús, hay que conocerlo, conocer más sobre él, sobre sus tesis, sobre su doctrina...

-Bueno, replicó Alfonso, en parte es cierto. Sin embargo, una cosa es la existencia histórica, la presencia del hombre, y otra su divinidad...

-Ya llegaremos a eso, afirmó Ricardo. Todo a su tiempo.

-Pues hoy, como siempre, agregó Silvia, nos ha dejado lelos Don Ricardo...

-Por lo de hoy, denle crédito a la Madre Trinidad, profunda investigadora y vocera de la iglesia, como es reconocida, y quien logró resumir la infinidad de datos que hay al respecto. De ese resumen recibieron ustedes esta información.

-Pues como sea, mi querido Ricardo, mis respetos... dijo Alfonso levantándose de su asiento para despedirse.

Julián sólo miró a Ricardo con una sonrisa apenas dibujada en los labios.

 

 

Ricardo se sentía tranquilo tras la plática de la noche anterior. Su vivacidad lo mostraba abiertamente. Durante el desayuno, Julián notó esto y aprovechó para entrar en su tema favorito.

-Oye Ricardo, de dónde sacaste los datos de ayer?

-Lo dije, en serio, de los estudios publicados de la Madre Trinidad.

-Vaya, pues sí que buscaste con dedicación.

-Hay muchas obras que hablan sobre la Sábana Santa, pero la Madre Trinidad compiló toda la información y eso me dio la pauta.

-Así lo citarás en tu libro?

-Ya sabía que derivarías en el tema, viejo ladino...

-Bueno, comprenderás que me interesa. Mientras no lo hagas yo tendré que estar aquí... y francamente ya extraño mi parroquia.

-Pues ni modo viejito, te tendrás que esperar... y no creas que a mi me molesta mucho... vieras, en serio, que grata es tu compañía!

-No seas adulador...

-En serio mi querido amigo... te estimo mucho y valoro como no tienes idea tus consejos y apoyo.

-Hummm.... vaya forma de cambiarme la plática...

-No te preocupes; ya estoy preparando el resumen que me pidió Francisco, mi editor, para llevárselo y que decida si lo publica o no.

-Me dejarías leerlo?

-No sólo te dejo leerlo, sino que exijo que lo hagas; tu opinión es valiosa para mí, repito.

Ambos se dirigieron al estudio de donde no salieron hasta la hora de comer.

 

La tarde llegó rápido. Cuando Ricardo se dio cuenta, ya todos estaban acomodados en sus respectivos asientos. Carlos había llevado un par de roscas de nuez y se repartían para acompañar el sabroso cafecito que hacía Norma, auxiliada por Silvia y Sonia.

-Tengo que hacerte una confesión, dijo Alfonso.

-Dime...

-Pues ayer me metí a internet y busqué los datos que nos diste. Me sorprendí de la cantidad de información que hay al respecto... yo no sabía mucho de ello.

-Pues yo también tengo una confesión que hacerles a todos... yo mismo no sabía que existiesen más de dos mil estudios sobre la Sábana de Turín... también me sorprendí.

-Oye Jefe... intervino Carlos, y al final de cuentas se siguen haciendo estudios... o ya se dejó el tema por la paz?

-Tengo entendido que se sigue estudiando. La curiosidad es grande, sobre todo estando tan cerca de una certeza.

-Supongo que algo parecido sucede con la Biblia y los demás documentos, terció Rafael.

-Claro! Fíjate que los documentos de Qumram no han sido descifrados más allá del 15 por ciento. La reconstrucción de muchos de ellos ha sido lenta y laboriosa. Así es que imagina lo que falta por descubrir o confirmar.

-Y sobre la personalidad de Cristo? preguntó Gloria.

-Bueno, también es materia de polémica. Debemos tomar en cuenta, en primer lugar, la infinidad de creencias y pensamientos de quienes le estudian. La divergencia, sin embargo, da la oportunidad de profundizar en los estudios mismos.

-Y en verdad existió? cuestionó Alfonso. Digo, hay pruebas de la existencia del hombre?

-Para empezar, ya hablamos de la Sábana Santa que prueba por sí misma la existencia de Jesús, pero además tenemos una serie de datos arrojados a lo largo de la historia misma. Si alguien pudiera pensar que es un mito -como consideran algunos incrédulos- los datos aportados por sus mismos enemigos, mejor dicho, por los enemigos de su pueblo, que le citan en varias ocasiones, deja  lo que llamamos huella histórica.

Ante todo hemos de decir que Jesús fue un personaje que existió realmente y que vivió hace ahora veinte siglos. Para reconstruir su historia contamos con cuatro tipos de fuentes:

En primer lugar, la historia civil romana. Los grandes historiadores romanos de los siglos I y II, Flavio Josefo, Tácito, Suetonio y Plinio, nos dan noticias sobre un nuevo movimiento religioso surgido en el seno del judaísmo y que, según ellos, fue fundado por un tal Jesús que murió ejecutado siendo procurador de Judea Poncio Pilato.

Por otra parte, la literatura judía contemporánea: Los escritos de los rabinos judíos del siglo I nos permiten reconstruir la cultura, las costumbres y, sobre todo, la religión de la época de Jesús.

Otra fuente indudable son los descubrimientos arqueológicos. Las excavaciones realizadas en este siglo nos han permitido conocer muy de cerca algunos lugares relacionados con la vida de Jesús. Son particularmente importantes los descubrimientos de Nazaret, Cafarnaúm y Jerusalén, sin olvidar Nag Hammadi y Qumram. Hace no menos de una semana se dio a conocer públicamente el descubrimiento de la cueva en que vivía Juan el Bautista, que contiene algunos grabados, incluyendo uno sobre el propio bautizo de Cristo.

Igualmente, los escritos del Nuevo Testamento; se trata de las noticias conservadas por sus propios discípulos, puestas por escrito de veinte a sesenta y cien años después de la muerte de Jesús. Ésta es la fuente más importante, pero no sólo la reconocida por la iglesia, sino la oculta o secreta que desconoce pero guarda celosamente, en otras palabras, los apócrifos o libros secretos que se suman por decenas

Todas estas noticias no nos permiten reconstruir una biografía completa de Jesús, pero sí fijar una serie de datos históricos perfectamente justificados y fiables. Y esto es muy importante, ya que todo el valor del mensaje de Jesús reside precisamente en que Jesús haya existido. La historia de Jesús es parte esencial del Credo cristiano: “Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, resucitó al tercer día…” Son todas afirmaciones de tipo histórico.

Están, además, los estudios realizados por investigadores, historiadores, teólogos y muchos otros profesionales de las diversas corrientes. Se considera que la vida de Jesús -y no sólo la de la religión- es uno de los temas a los que se dedican más horas hombre en Institutos, Universidades, Centros de Investigación y Teología, no únicamente pertenecientes a la iglesia. Hay algunas que han alcanzado verdadera relevancia, como la Universidad de Oxford, de donde han salido grandes figuras y reconocidas autoridades en el tema. Su bibliografía es tan extensa que se podría conformar una biblioteca con los libros publicados únicamente sobre la materia.

A Jesús se le ha calificado de egocéntrico y maníaco; megalómano, de pensamiento incoherente y a veces hasta inmoral. Charles Binet-Sanglé, por ejemplo, escribió una obra de más de dos mil páginas en cuatro volúmenes, que arroja los resultados de un estudio realizado basándose en los datos que ofrecen los evangelios. En sus conclusiones se refleja poco objetivo y falto de serenidad -como lo califica Craveri- y trata de forzar la personalidad de Cristo en un determinado esquema, detractante claro. Le llama teomaníaco, sitiofobo, dromómano, y otras lindezas más. Su trabajo fue descalificado hasta por los mismos mitólogos, racionalistas y radicales que, si acaso, han llegado a tildar a Jesús de visionario y presuntuoso, pero reconocen ampliamente su profunda influencia en la ventura de la humanidad.

La religiosa Edad Media ve al Cristo humanísimo, a veces dulce y a veces tierno, áspero y violento, casi femenino en su languidez, pronto al desprecio y a la ira, encerrado con frecuencia en una profunda tristeza, pero siempre agitado por la inquietud, consciente de una misión casi imposible.

En su carta, Léntulo lo describe terrible en sus reprimendas, dulce y amable en sus amonestaciones, alegre a pesar de mantenerse siempre grave, a quien nunca ha visto nadie reír y sí muchas veces llorar, de conversación seria, parca y modesta.

Pero hagamos nosotros nuestra propia deducción tomando en consideración varios factores de su calidad como hombre.

Como hombre libre, ya desde su adolescencia Jesús se manifiesta como un hombre libre frente a todo y frente a todos los que puedan obstaculizar su misión. Libre frente a su familia  y a sus amigos. Libre frente al poder político de los romanos. Y libre, sobre todo, frente a los ritos, las prescripciones y las costumbres del judaísmo de su tiempo, cuando El creía que se convertían en obstáculos para cumplir la auténtica voluntad de Dios y servir al bien del hombre. Fue precisamente esta libertad la que irritó a todos los poderes constituidos, que decidieron acabar con él.

Como hombre con una experiencia religiosa profunda y original, hay un elemento fundamental en la vida de Jesús: su obediencia radical y su confianza total en Dios, a quien le llamaba “Abba” (papá). Lo que alimentaba su vida y daba sentido a toda su actuación era hacer la voluntad del Padre. Y ésta era también la motivación y la fuerza que hacía posible su libertad: necesitaba ser libre para amar y obedecer al Padre.

No es de extrañar, pues, que fuera un gran orante: dedicaba largas horas todos los días a dialogar con el Padre, y nos ha dejado oraciones de una profundidad y belleza inigualables. Y fue precisamente su rica y original experiencia de Dios lo que quiso transmitirnos. El objetivo último de toda su vida fue manifestarnos a un Dios cercano, amigo de los hombres, liberador, que se preocupa de los últimos, que sabe acoger y perdonar y que nos convoca a todos a la gran fiesta de su Reino. En una palabra, a un Dios que es Buena Noticia para el hombre.

Como hombre con una gran sensibilidad, la fortaleza de su carácter armonizaba con una gran riqueza de sentimientos. Era sumamente sensible para apreciar las maravillas de la naturaleza: le gustaban los montes y el mar, y se fijaba en la belleza de las flores y de los pájaros. Pero sus sentimientos se manifiestan sobre todo en las relaciones humanas. Siente una compasión espontánea ante todo tipo de necesidad o desgracia; ama profundamente a sus amigos y llora ante su muerte; se indigna ante la injusticia o la adulteración de la religión; se angustia profundamente ante la perspectiva de su propia muerte.

Como un hombre para los demás, es decir, lo que ahora llamamos un hombre de servicio, Jesús dijo que no había venido “a ser servido, sino a servir”. En efecto, nunca buscó su propio interés, no se preocupó de su propia fama, no buscó dinero ni seguridad alguna, tampoco buscó el poder, no vivió para una esposa ni una familia y supo renunciar a sus proyectos para servir a los demás. Fue siempre un hombre disponible para los otros.

Además, sabía acoger a cada persona en su originalidad y en su problemática irrepetible. No pensaba en la humanidad, sino en cada hombre y en todo hombre que se cruzaba en su camino, como Zaqueo, la samaritana, la adúltera… y, sobre todo, estuvo siempre de parte de los que necesitaban ayuda para ser libres y encontrar la verdad de su vida: el pueblo humilde, la gente inculta, las personas de mala reputación, los enfermos, las mujeres y los niños.

-Perdón Ricardo, pero cuando queremos precisar la imagen humana de Jesús y su mensaje, intervino Alfonso, nos situamos ante una tarea imposible de llevar a una consecución definitiva. Por de pronto, la personalidad que nos transmiten los evangelios es imposible de comprender y abarcar. Es tan radicalmente paradójica y contrastante para nuestras referencias, que escapa a cualquier clasificación. Cuando nos parece que ya lo conocemos, se nos vuelve a diluir con rasgos nuevos que no habíamos descubierto y que desdibujan nuestro esquema anterior. Es agotador y frustrante intentar siquiera entenderlo.

-Con todo, terció Julián, cada uno de nosotros tiene una imagen personal del Señor más o menos fundada, más o menos inconsciente, formando parte de una cristología que influye en nuestro ser y en nuestro actuar cristianos. Aunque no nos demos cuenta, en esta imagen que nos hacemos de la personalidad de Jesús entra nuestro propio modo de ser, nuestra propia psicología y las formas de nuestro egoísmo. Estamos siempre en peligro de deformar, según nuestros propios condicionamientos, la verdadera personalidad del Señor. Tendemos a hacer a Jesús a nuestra imagen y semejanza, a nuestra medida, justificando nuestras mediocridades e infidelidades. A adaptar a nosotros el mensaje de la personalidad de Cristo y no nosotros a él. La sola manera de escapar a esta permanente tentación será la vuelta permanente a la contemplación del Cristo de los Evangelios. De otra manera transformaremos la cristología en proyección personal y la práctica cristiana en ideología, en la cual tomamos los aspectos del Evangelio que conviene a una posición personal o ideológica ya tomada.

-Muchas veces hemos escuchado que Dios está dentro de nosotros mismos, continuó Ricardo. Eso quiere decir que los seres humanos tenemos la dudosa cualidad de hacer, dentro de nosotros mismos, de nuestro criterio, la imagen que queremos no sólo de Dios, sino de Jesús y aún de nuestros propios amigos, compañeros y familiares. Cosas tan simples como un desaire hacen cambiar por completo la imagen o concepto que tenemos de determinada persona. Nuestro jefe, por ejemplo, es un buen jefe en tanto no nos contraría en nada, y hasta nos atrevemos a decir de él: “es un buen hombre”; pero el día que nos contraría, que nos propina una reprimenda, cambia esa imagen: “es un desgraciado, un mal jefe”. Así las cosas, si queremos conocer a Cristo, debemos ser lo más objetivos posibles; reconocerlo como hombre es aceptar las debilidades propias de un ser humano. Cabe aceptar que era dulce o melancólico, tierno o abrupto, todas ellas son debilidades o cualidades de un hombre y, si estudiamos a Jesús como hombre, debemos aceptar que así era, pero sin dejarnos llevar por el sentimiento de frustración. Cuántas veces he oído el argumento de un ateo: “Dios no existe! Si existiera ya me hubiera escuchado!” Luego entonces si me concedes lo que pido, existes! sino... no existes! Curioso, pero así somos los seres humanos.

Ahora bien, una cosa es el Cristo hombre, el ser histórico, y otra el Cristo místico, el ser divino. Ya entraremos a esa fase. Así es que concluyamos con una ronda de opiniones -que por primera vez hacemos- para dilucidar que pensamos nosotros del Cristo histórico.

-Si me permiten, y dado que por mi culpa se empezaron estas charlas, dijo Carlos, quisiera dar la primera opinión.

-Adelante.

-Mira jefe, yo siempre había visto a Cristo desde el mero punto de vista divino. Es decir, para mi era Dios. Jamás había pensado en él como hombre y esto como que le humaniza, como que lo siento más cerca de mi. Vamos, como que es una mayor identificación del Dios mismo con mi ser.

-Cabe hacer una aclaración pertinente aquí, dijo Ricardo. La imagen de Cristo ha sido tan tergiversada, aún por la misma iglesia, que Dios debe sentirse celoso de él. Jesús no es Dios, es el hijo de Dios. Si bien forma una trinidad con Dios Padre y el Espíritu Santo, en sí mismo es hijo del padre, pero el Padre es Dios. Tenemos tan identificado a Jesús como figura divina que pensamos en El como Dios y nos olvidamos de Dios Padre. Jesús mismo lo dijo: Yo soy el camino hacia Dios Padre. Bien, dicho esto... quién sigue?

-Bueno, yo quisiera sólo hacer una observación, comentó Norma. Yo pensé siempre que Jesús era sólo el padre comprensivo, el ser supremo que nos da todo, que nos escucha, que nos ama. Pero, conforme a lo que preguntas, hablar de El como hombre, como el Jesús histórico, con lo que nos has platicado puedo ver otro aspecto de Cristo que no había analizado o pensado: el sacrificio. Si pienso en él como hombre, debe haber sido sumamente difícil enfrentarse a esa misión. Muchas veces vemos algo que nos hace sentir unas inmensas ganas de poder cambiar al mundo, pero siempre nos respondemos a nosotros mismos que nada se puede hacer. El no, El logró, con su sola palabra y, como dices, en menos de mil días, cambiar al mundo. Por qué? Creo que por que tuvo la decisión y el amor de hacerlo. Veo, pues, a un hombre valiente, decidido, independientemente de su condición divina.

-Alguien más?

-Yo, dijo Sonia. Es verdad lo que dice respecto a cómo le reclamamos a Dios. Si nos da, bendito Seas! Si no nos da, luego luego viene a nuestro pensamiento aquello de: No que Dios es bueno? No que todos somos hijos de Dios? Creo que Jesús lo que quiso decirnos es que, como hombre que sufría lo mismo que nosotros, podía comprender lo que se siente ante la envidia, el rencor, los celos, en fin, ante esas debilidades como Usted dijo del hombre como tal. Pero... porqué Jesús debió venir como hombre? En el catecismo nos decían solamente que “para salvarnos”...

-Anda... exclamó ahora bromista Julián dirigiéndose a Ricardo... échate ese trompo a la uña!

Ricardo, sin embargo, no se turbó.

-Miren... tratar de analizar el porqué es meternos en el aspecto divino y eso es materia de una charla posterior. No me niego a responder, pero será a su tiempo. Ahora estamos viendo a Jesús el hombre histórico.

Rafael intervino para salvar a su amigo.

-Pues mientras preparas la respuesta y entramos en la próxima charla... yo me voy a dormir porque ya hace sueño...

Norma soltó la carcajada y Julián aplaudió estruendosamente, siguiéndole los demás...

-Ese fue un buen capotazo, dijo sonriendo Gerardo.

-Pues señores, buenas noches antes de que me metan en otro aprieto... vamos... sáquense todos! Aquí se rompió una taza... y cada quien para su casa...

 

 

Ricardo había solicitado a Julián le auxiliase en la difícil tarea de explicar, sin caer en la cantaleta catequista de que Jesús vino a salvarnos, con palabras fáciles y llanas, porqué Jesús había venido al mundo.

Al terminar el desayuno, el sacerdote le llevó del brazo al estudio. Sobre el escritorio había un paquete.

-Mi querido Ricardo, me pides consejo y consejo te doy, pero no quiero influir en tu forma de explicar las cosas. La mejor forma de explicar algo es conocerlo; tú mismo lo has dicho. Este es un pequeño regalo para ti.

Ricardo abrió el paquete y se encontró con otros libros de la biblioteca del religioso.

-Caray Julián, me sorprendes! Primero, te agradezco el obsequio porque sé lo que vale para ti, y segundo... eres adivino?

-No, simplemente sabía que llegaríamos a esta etapa y mandé por los libros hace unos días. Por cierto, mi hermana Lucía les manda muchos saludos.

-Pues nuevamente te digo que me sorprendes...

Discretamente Julián se retiró para dejar solo a Ricardo, que se enfrascó inmediatamente en la lectura.

Norma, sabedora de que cuando Ricardo se encerraba a leer se olvidaba de todo, dejó calladamente un par de emparedados y café en la mesita de un lado y no le llamó a comer.

El escritor sólo dejó la lectura cuando llegó Rafael a quien saludó sorprendido.

-Hola mi querido arquitecto... qué haces a estas horas por aquí?

-Huyyy... pues en verdad que te sumes en la lectura mi estimado amigo. Ya son las seis y media de la tarde. No tardan en llegar los muchachos y los amigos.

-No me digas...! Jesús, cómo se me fue el tiempo!

 

-Estimados asistentes, bienvenidos sean todos ustedes...

-Anda... exclamó Carlos festivo... el viejito tiene la respuesta!

-Por eso lo solemne? preguntó Silvia.

-Claro! si de que se la saca...se alegra!

-Carlos! reclamó Sonia.

-Por cierto, indicó Ricardo, no veo a Alfonso... ya se desanimó? preguntó dirigiéndose a Gustavo.

-Que yo sepa, no... contestó este.

-Nada de rajarse.... ya estoy aquí! aclaró de inmediato el aludido entrando a la sala.

-Bien, entonces, empecemos. Sonia hizo una pregunta ayer. Hablemos sobre el tema, aunque debo aclarar que esto debiera esperar para el final, cuando hagamos un resumen de todo lo platicado, pero... en fin... sea un paréntesis aclaratorio.

¿Por qué Jesús, el Señor Dios omnipotente, que se sienta a la diestra del Padre, creador de mundos sin fin, legislador y juez, condescendió venir a la tierra para nacer en un establo, vivir la mayor parte de su existencia terrenal en la obscuridad, caminar por los polvorientos senderos de Judea proclamando un mensaje al que violentamente muchos se oponían, para ser al final traicionado por uno de sus allegados más íntimos, y morir entre dos malhechores en la sombría colina del Gólgota?

Algunos autores han dicho que, cualquier hombre -divino o no- que estuviese decidido a hacer esto, definitivamente debió estar loco, o desorientado, o es un superhombre, un soñador o un visionario. Todo esto puede ser cierto. Pero yo creo que Jesús era un hombre que sabía lo que hacía.

Antes que nada, Jesús vino a la tierra como el Salvador expiatorio que murió para que todos pudiesen tener paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero. Sin embargo, vino también por otra razón: para servir como ejemplo para todos del potencial divino del hombre, la norma mediante la cual debemos medir nuestra vida. Aquel que proclamó Su divinidad a la mujer samaritana en el pozo de Jacob nos exhorta a ser “aun como yo soy”, a ser perfectos “como yo, o como vuestro Padre que está en los cielos y es perfecto”. Desde lo más hondo de esa inefable perfección, El nos hace el llamado de cuidar a los enfermos, a los pobres, a los afligidos, a orar y a sentir compasión hacia todos los hijos de Dios, porque “Dios no hace excepción de personas”. Para El no hay barreras de raza, género ni idioma. Según explicó Nefi: “a nadie de los que a El vienen desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres; y se acuerda de los paganos; y todos son iguales ante Dios”.

Jesús, el Maestro Supremo, a menudo enseñaba verdades eternas que extraía de las experiencias comunes de la vida. Una de esas lecciones tiene que ver con la necesidad que tenemos de dar con espíritu de sacrificio y con la verdadera intención de bendecir a los que sean menos afortunados que nosotros. Lucas anotó en el registro que cuando Jesús se sentó en el templo, observaba a los que ponían sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Algunos depositaban su obsequio con actitud piadosa y sinceridad de propósito, pero otros, aunque daban grandes sumas de plata y oro, lo hacían de manera ostentosa, principalmente para ser vistos por los hombres.

El vino, más que nada, para enseñarnos a ser nosotros mismos. A dar, más que a recibir; a querer más que ser amados; a respetar más que ser respetados. Pero, para esto, nos vino a enseñar a ser firmes ante nuestro ideales, nuestras creencias, nuestros principios.

Jesús no dudo un instante en enfrentarse a todos y a todo lo que se oponía a la verdad... esa gran verdad que conoceremos poco a poco.

Jesús quebrantó la ley religiosa de su pueblo repetidas veces: al tocar a los leprosos, al curar intencionadamente en sábado, al tocar los cadáveres. Permitió que su comunidad de discípulos quebrantase la ley religiosa y defendió a sus discípulos cuando se comportaron de esa manera al comer con pecadores y descreídos, al no practicar el ayuno en los días fijados en la ley, al hacer lo que estaba expresamente prohibido en sábado, al no observar las leyes sobre la pureza ritual.

Anuló la ley religiosa, es decir, la dejó sin efecto y, lo que es más importante, hizo que la violación de la ley produjera el efecto contrario, por ejemplo al tocar a los leprosos, enfermos y cadáveres. Es llamativo, en este sentido, la utilización del verbo “tocar” (áptomai) en los evangelios. Las curaciones que hace Jesús se producen “tocando”. Ahora bien, en todos estos casos, en lugar de producirse la impureza que preveía la ley, lo que sucede es que el contacto con Jesús produce salud, vida y salvación. Jesús corrigió la ley e incluso se pronunció expresamente en contra de ella en más de una ocasión al declarar puros todos los alimentos, y cuando anuló de manera terminante la legislación de Moisés sobre el privilegio que tenía el varón para separarse de la mujer.

Como se ve, la lista de hechos contra la ley resulta impresionante. Pero todavía, sobre estos hechos, hay que advertir dos cosas. En primer lugar, atención, en la religión judía del tiempo de Jesús había dos clases de ley: por una parte estaba la Torá, que era la ley escrita, es decir, la ley que propiamente había sido dada por Dios; por otra parte, estaba la hallachach, que era la interpretación oral que los letrados (escribas y teólogos de aquel tiempo) daban de la Torá. Pues bien, estando así las cosas, es importante saber que Jesús no sólo quebrantó la hallachach, sino incluso la misma Torá, es decir, la ley religiosa en su sentido más fuerte, la ley dada por Dios. Así cuando Jesús toca al leproso, se opone directamente a lo mandado por Dios en la ley de Moisés; cuando permite que sus discípulos arranquen espigas en sábado y justifica esa conducta, se opone igualmente a la ley mosaica; lo mismo hay que decir cuando vemos que toca a los enfermos y sobre todo a los cadáveres; más claramente aún cuando declara puros todos los alimentos, y expresamente contradice a Moisés cuando anula la legislación sobre el divorcio. En todos estos casos, Jesús se pronuncia y actúa contra la ley en su sentido más fuerte, llegando a afirmar algo que para la mentalidad judía era asombroso y escandaloso: que no es el hombre para la ley, sino que la ley está sometida al hombre, porque “el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado: así que el hombre es señor también del sábado”.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que estos actos contra la ley llevaban consigo, muchas veces, la pena de muerte. El caso más claro, en este sentido, es la violación del sábado. El evangelio de Marcos nos cuenta, a este respecto, cómo la primera violación se produce al arrancar espigas en sábado y entonces Jesús es advertido públicamente de su delito. Pues bien, Jesús reincide de manera pública y provocadora, en la misma sinagoga, al curar al hombre del brazo atrofiado. De ahí que el evangelio termina el relato diciendo: “Al salir de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con Jesús”. Jesús ya estaba sentenciado a muerte. Es decir, Jesús ya se había jugado la vida, precisamente por mostrarse soberanamente libre frente a la ley. Además, por si todo esto fuera poco, hay que tener en cuenta que Jesús curaba a la gente preferentemente en sábado. Así se desprende claramente del relato del evangelio de Lucas: cuando Jesús cura en sábado a una mujer encorvada, el jefe de la sinagoga, indignado por aquella violación de la ley, le dijo a la gente: “Hay seis días de trabajo; vengan esos días a que les curen, y no los sábados”. Esto quiere decir que la gente acudía a ser curada por Jesús precisamente los sábados, cuando eso estaba estrictamente prohibido. Había seis días en que se podía hacer eso sin el menor conflicto, pero Jesús prefiere hacerlo precisamente cuando estaba prohibido. Su comportamiento, en este sentido, es claramente provocador. Y lo hace así por una razón muy sencilla: porque de esa manera demuestra su absoluta libertad frente a una ley que era esclavizante para el hombre, en cuanto que recortaba su libertad en muchos aspectos.

La libertad de Jesús frente a la ley contiene para nosotros una enseñanza fundamental: el bien del hombre está antes que toda ley positiva.

Esto es algo que hemos olvidado. Cotidianamente vemos ejemplos de esto. Las leyes del hombre están hechas para hacer a los hombres esclavos de los poderosos. La iglesia no se salva de esta afirmación. Muchos de sus cánones han olvidado ese precepto: La ley se hizo para el hombre y no el hombre para la ley.

Es verdad lo que nos dicen en el catecismo: que Jesús vino a salvarnos, pero principalmente vino a darnos ejemplo. El ejemplo de cómo debe actuar un hombre -o mujer- entero, digno, respetuoso, firme.

La mejor prueba de esto es que aún las más alejadas corrientes religiosas siguen este ejemplo.

Así pues, independientemente de la causa divina de su venida a la tierra, Cristo fue un ejemplo que cambió a la humanidad... pero que hemos olvidado tanto que la degeneración ha hecho estragos en nuestra sociedad mundial.

-Oye... reclamó Alfonso... fíjate lo que estás diciendo! propones tú entonces que nos rebelemos contra la ley, contra las normas establecidas? Si eso no es ser anarquista, no sé qué lo sea! Por lo que dices entonces Jesús fue un delincuente...o no?

-De ninguna manera, porque Cristo no quebrantó las leyes por quebrantarlas... lo que hizo fue venir a implantar las leyes universales que regían a la humanidad misma desde sus principios. El hombre es el que corrompió las leyes y las acomodó a su conveniencia... exactamente como ahora. Lo hizo con tanta sabiduría que resumió -y ya lo había dicho- la ley en una sola palabra: Amor!

Recuerden que dije que el que ama no daña, el que ama no engaña, el que ama no traiciona... los principios son los que cuentan. Tu ardiente defensa a tus propios principios ya es un avance. Ahora lo que tienes que analizar es si tus principios son los correctos. Y me vas a perdonar, pero un político no ama, porque si lo hiciera no hurtaría o recibiría sobornos. Sé, de antemano, que no todos los políticos son así, pero ya es casi una regla...

Veamos, mi querido Alfonso, y no respondas oralmente porque no se trata de exhibirte, pero analiza tú mismo si amas, si no has engañado nunca, si no has traicionado... después, intenta un solo día vivir conforme a los principios que se basan en la bondad, la camaradería, la confianza y todos esos que bien conoces al igual que todos... aunque no los sigamos.

No creo exagerar al decir que Jesús, lo que vino a enseñarnos es... a ser perfectos!

Miren todos, en una hoja de papel escriban dos columnas. En la derecha, anoten los aspectos buenos que creen tener, y en la izquierda todos aquellos que consideren sus defectos. Pero háganlo sinceramente... es para ustedes mismos. No lo muestren a nadie. Luego, traten por unos días de ir borrando, con sus acciones, algunas de las anotaciones de la izquierda y agregar otras a la derecha. Se darán cuenta de dos cosas principalmente: que se sienten más satisfechos con ustedes mismos y... duermen tranquilos.

Es cierto que no somos perfectos. Somos seres con muchos vicios adquiridos al paso del tiempo. Muchos, incluso, que ya ni consideramos vicios o errores, sino como algo natural. Pero... no creen que vale la pena intentar ser mejores? Les recomiendo que, al hacerlo, sea en secreto, para ustedes nada más. Decirlo a alguien lo único que puede traerles es burla o sorna de familiares y amigos.

-A ver... a ver Jefe... eso suena interesante. En verdad nos estás pidiendo que lo hagamos?

-El que quiera hacerlo... que lo haga.

-No es a fuerzas? cuestionó Alfonso.

-Que no...!  contestó Gustavo.

-Entonces... podemos hacerlo sin tener que decirle ni a nuestra propia pareja? agregó Gloria.

-Naturalmente. Será tu propio secreto.

-Me gusta la idea, intervino Jorge. Y... los resultados los vamos a analizar aquí, entre todos?

-No... mi querido amigo, dijo Julián, tú mismo debes observar los cambios, solo, sin decirlo a nadie...

-Claro que aquellos que quieran comentar algo ante los demás pueden hacerlo, señaló Ricardo, pero debe ser de motu propio, y sin presunciones o mentiras... está bien? Está contestada, aunque parcialmente, la pregunta de Sonia?

Prácticamente todos corearon un sí alegre, sincero. Incluso Alfonso levantó presto la mano.

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