Fco. Xavier Ramírez y sus obras

Quién mató a Jesús de Nazaret?

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Una novela basada en las predicciones del Apocalipsis, con un fin verdaderamente inesperado.

 

A Norma,

por su comprensión y eterno apoyo.

 

A los escritores citados,

porque en el fin de difundir Su Palabra,

todo se vale.

 

A Isabel,

mi inolvidable Abuela,

por los principios morales inculcados.

 

 

A MANERA DE PRESENTACION

 

Si bien otras obras que he presentado son historia novelada, es decir, trozos de historia envueltos en un ambiente más cordial para su asimilación -como es el caso de Quién demonios es Cristo?- en este caso específico se trata de una novela, así, neta y llanamente; de una novela que, sin embargo, no deja de estar basada en información fidedigna e histórica.

En otras palabras, quise aprovechar los conocimientos adquiridos a lo largo de años de estudio sobre la religión, y dar vuelo a la imaginación.

Es indudable que el tema de Cristo me apasiona en todas sus facetas, desde la divina hasta la histórica, pero no dejo de tener mis dudas respecto a si su misión fue realmente programada, o le asesinaron con todas las agravantes.

Por siglos, la raza judía le ha reclamado al mundo cada vez que se le acusa de ser la culpable de la muerte de Jesús. Si una película se exhibe, le califican de antisemita. Si alguien habla sobre Jesús, se sienten agredidos a priori. Escudan mucha de esa sensibilidad en las sí muy lamentables pérdidas del holocausto, pero a lo largo de su historia han sometido a situaciones similares a buena parte de la humanidad. De antemano aclaro que no soy antisemita, pero no por eso debemos dejar de reconocer que los judíos han manejado la economía mundial por siglos -ahora ya competidos por los japoneses- y que su fama de usureros también ha dado motivo de infinidad de filmes a lo largo y ancho del mundo.

Sin embargo, y aceptando sin conceder, que hubiesen sido los judíos quienes llevaron a la muerte a Cristo, la pregunta es: qué culpa tienen los actuales judíos de los actos de sus ancestros? Aceptar esta culpa sería tanto como culpar a los actuales alemanes del genocidio judío

Esta no es una novela en la que se culpe a los judíos de la muerte de Jesús, sino a quienes en lo personal y movidos por sus mezquinos intereses actuaron en su contra. Una raza, cualquiera que sea, no puede ser culpable de lo que haga alguno de sus integrantes, tanto como una familia no puede serlo de la actitud de uno de sus hijos. Si un hijo mata, no se encarcela a toda la familia. Si hablo en ella de los judíos es porque la historia los cita, porque fue en su tierra, porque ahí se sucedieron los hechos, pero jamás con el afán de agredirles o acusarles. Mis respetos para el pueblo judío, en la misma medida que lo tengo por todos los pueblos del orbe, porque desde siempre me he proclamado ciudadano del mundo y a los hombres mis hermanos, a pesar de sus traiciones y envidias.

La interpretación que nuestros personajes dan a las profecías, tanto religiosas como paganas, es una mera especulación novelesca que no lleva la menor intención de convertirme o tildarme de profeta, astrólogo, y chaman, que pensar así convertiría a Lewis Carroll en gato rayado o reina de corazones. Con todo, sí quiero aclarar que cada análisis e interpretación corresponde a una realidad profética que no intento tampoco dar por buena o no.

El entorno, finalmente, sí está basado en una realidad palpable hasta nuestros días y, sin el afán de predecir nada que el simple sentido común no acepte, las acciones comprendidas entre el 2004 -fecha en que se escribe esta novela- y el 2950 en que transcurren los hechos imaginarios, fueron brotados de una consecuencia lógica a la que me llevan 40 años de periodismo y análisis político-social.

Finalmente, y respecto a ese mensaje que todo escritor pretende inculcar en sus obras, ese consejo que aspiramos a brindar por medio del don otorgado, sólo baste decir que más que mensaje o consejo, es el más firme deseo de este humilde escritor que la humanidad no tenga fin -ni feliz ni infeliz- porque sé que Dios mismo espera la supervivencia de su obra, imperfecta, loca, degradada... pero suya!

 

 

                                                Fco. Xavier Ramírez S.

 Las instalaciones del Consejo del Conglomerado Mundial estaban ubicadas en los suburbios de Zurich. El ingreso estaba restringido a muy pocas personas, todas ellas integrantes del propio Consejo, que agrupaba a los representantes de todos los países del orbe y su personal.

Para ese año, 2950, estaba programada la Reunión de Evaluación del Programa de Reivindicación Criminal, por lo que el movimiento era más fluido que de costumbre.

 

-Ya podemos programar la fecha de la reunión? preguntó Atilano Vadier, Presidente del Consejo a su secretaria.

-Sí señor... tenemos como fechas tentativas el 23 de mayo y el 11 de junio.

-No ha venido Frank?

-Se reportó esta mañana. Anunció su llegada para las seis de la tarde.

-Bien... le esperaremos en la Sala de Juntas. Iré a casa por unas horas. Si algo sucede, comunícamelo de inmediato.

-Sí señor...

-Ahh... me gustaría que estuvieran presentes los cinco representantes continentales para definir la fecha de una buena vez...

-Les avisaré en seguida señor.

 

Al abrir la puerta de su departamento, ubicado en la parte subterránea del propio edificio, Atilano desabrochó la casaca y se la quitó con desenfado. Abrió una botella y se sirvió una copa de vino. No acostumbraba tomar, pero la situación le tenía tenso. Se arellanó en el sofá modernista y dejó correr el pensamiento.

Mucho había pasado en los dos últimos siglos. Si bien la vida del ser humano cambió a inicios del siglo XIX, fue durante el siglo XX que el deterioro mundial se agudizó, y no sólo en materia de ecología, sino en seguridad, moral, economía y, para acabar pronto, en todos los aspectos.

Recordó el resumen del análisis que leyera en una vieja obra histórica de finales del siglo XX: Carlos vivía en un mundo que se estaba suicidando. Durante millones de años había subsistido incólume. Sin embargo, era apenas en los últimos cien años en que prácticamente la humanidad estaba a punto de acabar con el planeta. El deterioro ecológico se había acentuado en menos de cincuenta años. A pesar de todo, la humanidad no entendía... o no le interesaba entender. Lo peor de todo, es que no sólo se había degenerado el planeta, sino los mismos seres. Si bien es cierto que siempre ha existido el bien y el mal, era precisamente en esos últimos cincuenta años en que la moral se había relajado a tal grado, que todos y cada uno de los principios que la sustentaban se habían ido al demonio. Y no hablamos de una moral mojigata de golpes de pecho y rezanderas, no, la moral más básica se había perdido.

En el primer caso, la industrialización, base y sustento de la modernidad, que viera sus inicios con raquitismo a finales del siglo diecinueve pero explotara en su máxima expresión de grandeza en pleno siglo veinte, era la principal causa del deterioro ambiental. En medio siglo la pureza del aire en el mundo se había perdido en un 60 por ciento, ya no digamos la de la tierra y mucho menos la del agua que alcanzaba niveles escandalosos: el 80 por ciento. En el segundo, aceptando de antemano que algunas porciones de la humanidad han tenido etapas de degradación moral y social, como sucediese poco antes del renacimiento, el grado de relajación generalizada alcanzado en el siglo veinte era ya no preocupante, sino alarmante. De los valores humanos: castidad, pureza, honestidad, lealtad, agradecimiento, concordia, hermandad, hospitalidad, fraternidad, amistad, dignidad, no quedaba más que el recuerdo en la historia o en las frases huecas de políticos y literatos. La verdad es que se estaba viviendo un mundo en el ue no había la más mínima noción de todo esto. Las nuevas generaciones veían esa vida como lo más natural. Había razón... no conocían otra.

La población mundial se había decuplicado en esos cincuenta años. Ante el modernismo, a pesar de que proliferaron las fábricas, los empleos fueron cada vez menos en proporción. Conforme a las estadísticas, uno de cada diez seres humanos tenía un trabajo decente y tres eran subempleados, los demás simplemente no tenían trabajo. En otras palabras, cada hombre que trabajaba era el sustento de otros siete, directa o indirectamente, fueran o no de su familia, conocidos o no. La economía pendía de un hilo. Los factores gubernamentales, infiltrados por una tormenta de corrupción, más que gobernar eran verdaderas factorías de millonarios al vapor.

Las necesidades, imperiosas en la mayor parte del mundo, extremas en algunas zonas como Africa, Medio Oriente y parte de América, lanzaron a los hombres a violar todos los cánones establecidos con el fin de lograr subsistir. El delito se volvió costumbre y por ende, ley. Así de fácil.

Llegó el momento en que el treinta por ciento del capital total del mundo estuvo en manos de no más de cien familias, mientras millones de seres morían de hambre en todo el planeta. Ver en la televisión las imágenes de miles de hombres, mujeres, niños y ancianos, agonizando enflaquecidos por el hambre ya no causaba sentimientos de angustia, si acaso un “pobrecitos”, pero hasta ahí. Debemos reconocer que los organismos de ayuda mundial se multiplicaban, pero sus resultados eran nada alentadores. Esa misma corrupción les desviaba de sus propósitos, o al menos les frenaba en su labor. El petróleo y sus derivados, fuente de energía de prácticamente toda la maquinaria moderna, se convirtió en la manzana de la discordia y muchas guerras se iniciaron con otros pretextos, pero con el verdadero fin de controlarlo. Un nuevo cáncer tomaría las riendas del poder en casi todo el mundo: el narcotráfico, si bien siempre existente, ahora desparramado por todos los rincones del orbe. Tan sólo en los Estados Unidos, el país más poderoso del planeta, existían más de 30 millones de drogadictos y se dice que ocho de cada diez norteamericanos han probado al menos la marihuana. El poder político de unos llegó a ser tan grande, que bien podían acabar de la noche a la mañana con la estabilidad de una nación entera. Abajo, en la sociedad, entre las familias mismas, la situación no era diferent

La mujer había alcanzado la “igualdad de derechos” y ahora participaba por igual en las responsabilidades del hombre, pero para su desgracia. Bien podía verse a frágiles señoras trabajando en la dura tarea de la albañilería que manejando un taxi y, peor aún, asaltando bancos o secuestrando gente a la par del más malvado de los seres. Ya no era más el sexo débil. Era una guerra al tú por tú con el hombre que, por su parte, también lanzaba al aire su grito de libertinaje, más que de libertad, y daba rienda suelta al homosexualismo, el transvestismo o sus instintos salvajes. Las noticias sobre violaciones a mujeres, niños, y aún a otros hombres, ya no tenían interés. Era cosa rutinaria. Las organizaciones mafiosas se infiltraron en las policías del mundo y resolvían los crímenes, cometidos la mayoría de las veces por ellos mismos, con el encarcelamiento de ciudadanos comunes y corrientes, entre más corrientes mejor, que les servían de chivos expiatorios. Los tiranos habían desaparecido, pero dejando su lugar a grupos perfectamente organizados políticamente quese convertían así en tiranos de mil cabezas a los que prácticamente era imposible derrocar. Como la hidra, si les cortaban una cabeza, otra tomaba el poder.

Era, en fin, un mundo al borde del colapso. Un mundo a las puertas de un estallido social mundial que no tendría ni líderes, ni ganadores, ni perdedores. Un mundo que clamaba por libertad y justicia con una mano, mientras golpeaba, asesinaba, robaba, violaba y degeneraba con la otra. Un mundo en el que estaba a punto de regresar la ley de la selva, la ley del más fuerte.

Los valores morales habían sido substituidos por costumbres convenencieras convertidas en normas y cánones que igualmente se violaban a conveniencia.

Ser decente, pues, era un pecado. El pecado de un idiota. Si un hombre te estafaba y en vez de robarte diez apenas había logrado ocho, gritaba al mundo entero que le habías robado los dos que faltaron. Un político estafador era premiado con mejores puestos. Un pobre que robaba un pan por hambre era objeto de todo el peso de la ley. El delito de enriquecimiento ilícito, aplicado a los funcionarios, en realidad sólo servía para deshacerse de los rivales en política. Se veía pues la paja en el hombro ajeno, pero nunca la viga en el propio.

Ese era el mundo en que se vivía a finales del segundo milenio. Pero si era alarmante ese análisis, más alarmante fue lo que sucedió durante los primeros trescientos años del tercer milenio.

El narcotráfico y las mafias se apoderaron de los gobiernos de la mayoría de los países del mundo. La corrupción se generalizó y la impunidad se tornó en ley. Alguien por ahí había manejado la tesis de que la humanidad no podría ir más allá, había tocado fondo, sólo le quedaba ir hacia arriba, hacia un cambio que mejorara todo... en beneficio de todos. Pero no sucedió así. Al menos, hasta que la gente comenzó a caer muerta como moscas allá por el 2310. Aire y agua altamente contaminados, mala alimentación, y la depresión aguda que sufrían el 90 por ciento de los ciudadanos del mundo fueron las principales causas.

Fue entonces que grupos no gubernamentales se olvidaron de sus poses convenencieras y se reorganizaron. Fue entonces que se vino una guerra de guerrillas sin cuartel en todo el orbe que duró casi seiscientos años; en el 2900, los grupos guerrilleros se organizaron y adoptaron una unidad mundial. Precisamente en esa época es cuando Atilano asume la dirigencia del movimiento. En el transcurso de la lucha, y conforme el nuevo orden se iba implantando, las fábricas comenzaron a cerrar sus puertas ante el embate anticontaminante; lo mismo sucedió con la proliferante comida chatarra ante el programa de recuperación de la tierra y sus productos naturales. Pasaron años para que se pudiese descontaminar de los abonos, insecticidas y fertilizantes, pero se logró. Lo mismo sucedió con el agua que llegó a ser prácticamente lodo en los ríos más grandes del mundo; el programa de rescate hidrológico dictó normas rígidas que sancionaban drásticamente el mal uso y abuso del preciado líquido, y construyó plantas potabilizadors en los rincones más alejados.

Poco a poco, y a muy alto precio pues muchas vidas se perdieron no sólo por los deterioros sino en la lucha misma contra el poder, un nuevo panorama campeó en el mundo. La coalición de naciones, precursora del Consejo del Conglomerado Mundial, trajo un nuevo orden social, cultural, y político a la humanidad en el 2930... pero faltaba mucho por hacer.

Hasta ahora, se habían podido controlar o erradicar las principales causas de la debacle mundial, pero la humanidad está hecha de seres débiles, y algunos aspectos aún eran un problema. Sobre todo la inseguridad. La lucha contra el poder había agudizado al extremo la raquítica economía universal y, la falta de empleos y por ende de dinero, dio paso a la rapiña y el pillaje desorganizado, tan dañino y peligroso como el crimen organizado.

Es por eso que una de las acciones tomadas por el Consejo fue hacer un recuento total de los crímenes habidos a lo largo de la historia de la humanidad, y luego resolverlos todos y cada uno a fin de borrar totalmente la impunidad. Saber un infractor que la impunidad había sido erradicada por completo, sería el mejor freno para la existencia de nuevos delitos. Ni siquiera los delitos pasados podrían ser incentivo. Claro que las sanciones -no sólo duras, sino por algunos consideradas exageradas- ayudarían también a que aquel que estuviese a punto de delinquir lo pensara dos veces.

La tarea de investigar los millones de crímenes sucedidos en los últimos cinco mil años parecía titánica, pero las facilidades que la tecnología moderna ofrecía permitió a equipos especiales trasladarse en segundos a las distintos lugares y tiempos de la historia. La fecha a la que se refería Atilano era el día en que se rendiría el informe de resultados finales. Los informes previos le habían permitido saber que, por fin, no había quedado crimen sin castigo. La impunidad histórica estaba erradicada. Pero no era eso lo que le preocupaba, no, era el siguiente paso: la aplicación de leyes más justas, pero más severas. Aún quedaban grupúsculos con cierto poder que se oponían a ellas pues significaba su borrón de un plumazo.

Confiando en que se podría enfrentar esa segunda etapa con un costo mucho menor a la primera, Atilano se quedó dormido en el mismo sofá hasta que sonó un videoteléfono que estaba conectado directamente a su oficina.

-Sí...

-Señor, ya llegaron los representantes continentales y el Comandante está arribando en este momento.

-Subo enseguida...

 

 

 

 

 

El primero en saludarle afectuosa, pero respetuosamente, fue Frank Doe, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Rectoras.

-Presente, mi querido amigo...

-Gracias Frank... pasemos...

Las otras cinco personas presentes ya ocupaban sus lugares en la gran mesa de juntas. Cada uno de ellos representaba un continente del mundo, nueva forma de organización administrativa que regía al orbe desde veinte años atrás. Todos ellos, junto con Atilano y Frank, formaban el Consejo.

-Buenas tardes Señores...

-Buenas tardes Señor Presidente, respondieron.

-Antes de empezar la reunión, off the record, alguno quisiera comentar algo?, preguntó el dirigente.

-Yo, si me lo permiten... señaló Eike Balún, el representante de Africa.

-Adelante...

-Quisiera solicitar la intervención de la Oficina de Control Ambiental y Sanitario... hemos detectado un brote epidémico de malaria en la zona norte, y queremos frenarlo antes de que se extienda.

Los demás asistentes aprobaron con la cabeza. La secretaria del Presidente tomó nota y pasó la información a un asistente que salió de inmediato de la Sala.

-Alguien más?

-En América se ha frenado la sobrepoblación, pero algunos cuestionan el reparto indiscriminado de anticonceptivos... son principalmente grupos religiosos de distintas ramas los que exigen se frene la profilaxis... queremos autorización para una reunión unilateral con la Oficina Eclesiástica, solicitó Alf Berry, representante del continente americano.

La aprobación también fue unánime. La secretaria repitió la operación y un nuevo asistente salió a cumplir su encargo.

Aparentemente, y por tratarse de un Consejo de control universal, las cosas se manejaban de forma muy simple; sin embargo, lo complejo de una administración que aún no alcanzaba a tener el control completo del orbe, obligaba a soluciones inmediatas y simples en sus decisiones. No así era la aplicación de los programas y sus resultados, harto problemáticos todavía.

-Bien... si ustedes están de acuerdo, pasemos al punto del día... habremos de fijar la fecha para la Reunión de Evaluación del Programa de Reivindicación Criminal; tenemos como tentativas el 23 de mayo y el 11 de junio.

-Creo que debemos pensar bien la fecha, señaló Frank, pues ese día será prácticamente el final de una etapa aciaga para la humanidad y, por ende, pasará a la historia como el día que vencimos al crimen. Tenemos resultados preliminares?

La secretaria se acercó a la puerta de la Sala y, abriéndola, hizo una seña con la cabeza autorizando la entrada de varias personas.

Luz Ma. Ochley, jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales, acompañada de dos de sus asistentes, el coronel Alexclar y el capitán Luciga, ocupó con ellos los asientos del lado contrario de la mesa de juntas.

A una indicación del Presidente del Consejo, el Comandante Frank preguntó a los recién llegados:

-Tienen ustedes los resultados preliminares del Programa de Reivindicación Criminal?

-Así es Señor, contestó Lucha sin mucho entusiasmo.

-Parece que no tenemos muy buenas noticias... señaló Seng Chiu, representante de Asia.

-No precisamente, indicó Luz María, los resultados generales son más que buenos. Podemos afirmar que en el 99% la impunidad se ha erradicado....

-Qué quiere decir con eso, cara mía? cuestionó Bruno Meliani, representante de Europa.

-Qué significa ese porcentaje que falta...? urgió Tim MacLeod, de Oceanía.

-Bien Señores, si me permiten, les explicaré detalladamente cuales son los resultados y cómo es que falta ese uno por ciento.

Como todos ustedes saben, la labor de mi oficina fue detectar todos y cada uno de los crímenes -mayores y menores- perpetrados a lo largo de los últimos cinco mil años, para ajustar el castigo a los responsables y erradicar así la impunidad histórica, lo que nos lleva a erradicar la impunidad actual.

La primera fase fue, obviamente, detectarlos. Si bien los archivos virtuales arrojaron los resultados de los comprendidos desde la invención de la escritura, y por ende de registros judiciales, muy distinta fue la labor de detectar aquellos que sólo registran la historia o narraciones aisladas. En este rubro, debieron filtrarse todos aquellos crímenes que fueron objeto sólo de la mente imaginativa de algún escritor o la conseja popular, para considerar únicamente aquellos que realmente sucedieron. En esta consigna nos llevamos los primeros diez años.

En el 2940 iniciamos la segunda etapa que contempló dos fases fundamentales: clarificación de los crímenes, sus verdaderos perpetradores, y el análisis de sentencias que, a su vez, comprendía la certificación de los acusados responsables, la exoneración de inocentes sentenciados, y el castigo aplicable a los verdaderos responsables.

Esta fue una de las acciones más difíciles, dado que implicaba en la mayor parte de los casos la posibilidad de cambios históricos que nos hubiesen arrojado a paradojas incontrolables. Sin embargo, siguiendo el curso de la historia misma, los castigos se aplicaron sobre la propia consecución de sus vidas, lo que nos permitió no cambiar en un ápice los sucesos históricos, respetando así un futuro que hoy se hace presente.

Quiero, sin embargo, señalar que durante el transcurso de la investigación pudimos detectar circunstancias que nos podrían haber permitido cambiar el rumbo histórico de los sucesos, evitando así llegar a la catástrofe que sufrió la humanidad y por la que estamos ahora aquí reunidos... pero las indicaciones dadas por ustedes fueron precisas: aplicar la justicia, sin cambiar los hechos. Puedo asegurarles que la tentación fue grande... pero los consejos de la Oficina Eclesiástica rindieron sus frutos. El mundo tiene un destino y no somos quiénes para cambiarlo... aunque sí para aliviarlo.

Encontramos infinidad de casos que, si bien no recibieron un castigo de la justicia humana, sí ya lo habían recibido de la divina, aunque hay radicales que piensan que de todas formas debiera haberse aplicado la justicia humana. No hacerlo, no fue motivado por debilidad o a causa de un exceso de actividades, sino por el simple hecho de que, según pudimos notar, esos castigos divinos habían sido más que apropiados.

Durante los últimos tres años nos hemos dedicado a la aplicación de esa última fase, alcanzando la cifra ya señalada ante ustedes, pero...

-Pero...? cuestionó Atilano.

-Nos encontramos con dos problemas...

-Imposibles de resolver? preguntó el Presidente del Consejo.

-No precisamente... pero sí que requieren de un análisis profundo en esta misma mesa... y la autorización unánime de ustedes para la aplicación de cualquiera que sea la decisión a tomar...

-Podría explicarse mejor? instó el Comandante Frank.

La Jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales se reacomodó en su asiento, tomó aire y dijo serenamente:

-Hay un crimen que no se ha resuelto y que, al mismo tiempo, arroja al segundo problema. Estos dos problemas juntos nos dejan apenas cincuenta años para resolver uno y otro...

-Cómo que nos dejan cincuenta años...? para qué? preguntó intrigado Alf Berry.

-Para resolverlos, como dije...

-De lo contrario? cuestionó Tim MacLeod.

-De lo contrario la humanidad desaparecerá... contestó con timidez Luz María.

-Qué...???!!!

Los aspavientos de todos y sus expresiones causaron un pequeño caos en la reunión. El Presidente del Consejo pidió silencio y tuvo que hacer uso de su autoridad para lograrlo.

-Ya basta Señores...!!! Silencio! Lucha, te ruego que nos expliques el porqué de tus afirmaciones... nos sorprendes!

Nuevamente, la mujer respiró profundo y se quedó mirando fijamente a los integrantes del Consejo; no hubiera querido estar en ese momento frente a la oficina que encabezaba. Ella misma tenía un pavor tremendo desde que se enteró de la noticia por boca del Coronel Alexclar. Tras la barahúnda, el silencio que se hizo en la Sala era sepulcral... muy ad hoc para el momento, lo que le erizó el cabello.

-Bien, dijo aclarándose la garganta, empezaré por el segundo problema que es el más amenazante: a lo largo de la investigación realizada, entre los datos recabados por otras razones, pudimos confirmar que las profecías que señalan que el mundo acabaría en el año 2000... prácticamente son ciertas!

Una nueva excitación hizo presa de los presentes. Exclamaciones de confusión, temor, y sobre todo cólera en contra de la Oficina de Investigaciones Especiales y su titular se desataron. Nuevamente, el Presidente del Consejo debió hacer uso de toda su autoridad para que la calma retornara. Una vez que todos recobraron la compostura, Atilano dijo con un dejo de amargura en la voz:

-Por Dios Lucha! Hacer ese tipo de afirmaciones no sólo es temerario, sino absurdo. El año 2000 pasó hace novecientos cincuenta años... y la humanidad no se ha acabado.... estuvo a punto, no lo niego, pero de eso a....

-Señor, si me permite, a mí misma se me hace difícil no sólo entender esto, sino asimilarlo. Las profecías hablan del año dos mil, pero quienes no las supieron interpretar fueron aquellos que les investigaron y descubrieron. Nuestros datos arrojan que el Apocalipsis sí tendrá lugar, con toda seguridad, pero dentro del rango de los años dos mil... es decir, lo mismo que pudo haber sido el propio año 2000, lo puede ser el año 2999!

Lo mismo obtuvimos de las profecías de Nostradamus que de las otras muchas que se han dado a conocer a lo largo de la historia de la humanidad; no descartamos siquiera aquellas que parecían ciencia ficción... los resultados son los mismos...

-Eso quiere decir que a la humanidad le quedan tan sólo, un máximo de cincuenta años? preguntó contrito Seng Chiu.

-Y no hay nada por hacer? cuestionó exigente Frank.

-Bueno.... sí... contestó más tímida aún Lucha.

-Vaya!... ya decía yo que todo esto no era más que alarmismo puro! exclamó molesto Eike Balún.

-Un momento, contestó airada la investigadora, no cuestione mi profesionalismo ni el de mis subordinados. Ni lo merecemos, ni somos culpables de los errores de la humanidad. Por el contrario, mucho hacemos con buscar la solución... aunque esta parezca descabellada...

-Calma... calma... urgió Atilano... con pelear entre nosotros no vamos a lograr nada. Vamos Lucha, en un caso así no importa cuan descabellada sea una posible solución.... cuál es tu propuesta?

-Verán, todos y cada uno de los sucesos del hombre están ligados a los divinos. Así como Dios envió el diluvio universal para castigar al mundo entero, o hizo llover fuego sólo sobre Sodoma y Gomorra para castigar a unos cuantos, así el hombre ha sido el causante de la ira divina que culmina con esos castigos.

Hemos considerado que, así como la historia sagrada ya habla de los cuatro jinetes del Apocalipsis como castigo final a la humanidad, así debe encontrarse en ella la causa de esta amenaza...

-Y... han hecho algo al respecto?

-Sí Señor... creemos que esto se liga al primer problema de los dos que le señalé...

-Por Dios Lucha...habla! Cuál es ese otro problema...?

-El único crimen que no ha sido resuelto puede ser la causa del fin de la humanidad... puede ser el motivo -previamente sabido por el mismo Dios, pero con su esperanza puesta en que el hombre lo rectificara a tiempo- de su Apocalipsis...

Es decir... si lográsemos dilucidar ese crimen, quizá pudiese ser que el amargo final no llegue. En pocas palabras... si logramos aplicar la justicia humana, quizá no se ejecute la justicia divina...

-Acabe por Dios! reclamó MacLeod.

-Creo que llegó la hora de hablar claro, señaló enfática Luz María. Señores míos, no importa si la historia ya tiene a sus culpables, no importa si las religiones hablan con sus propias versiones, no importa si las justificaciones llueven de uno y otro lado. El suceso histórico de mayor relevancia para la humanidad debe ser despejado, aunque ya exista una sentencia histórica. Para esto, ruego a Ustedes me autoricen a que conforme un equipo especial que ejecute lo que he llamado Operación Cruz Rota...

-Operación Cruz Rota?... un equipo especial?... Dadas las circunstancias no creo que nadie se oponga... pero... podrías explicarnos cuál sería la misión de ese equipo especial?

-Sé que lo que les voy a decir parece incongruente, por lo que les suplico su mesura y apelo a su dignidad de mandatarios...

-Por favor... deja de darle tantas vueltas al asunto y habla claro...

-Está bien... aunque sé que es increíble lo que voy a decir....

-Señora!, urgió Eike.

Luz María tomó una nueva bocanada de aire y espetó:

-Para evitar el fin de la humanidad, y por obligación moral misma, debemos saber... Quién mató a Jesús de Nazaret!

 

 

 

 

El receso que se había obligado a implantar ante las declaraciones de Luz María Ochley le había permitido a Atilano despejar la cabeza. Entró a la Sala de nueva cuenta, aunque las manos le temblaban aún.

-Bien señores... listos?

No hubo respuesta. Las caras de todos estaban descompuestas por la noticia. El Presidente del Consejo pidió a Luz María retomara la palabra.

-Rogándote que seas muy explícita, te pido que nos des a conocer con detalle tu plan...

-Como decía anteriormente, el plan contempla la selección de un equipo que se encargue de investigar los hechos que llevaron a la muerte a Jesús de Nazaret. Dilucidado esto, podremos saber cómo resolverlo para evitar el Apocalipsis.

-Así de simple? preguntó Bruno Meliani.

-Bueno, en realidad no es tan simple, sobre todo realizarlo...

-Podría preguntar, interrumpió Frank, por qué no se realizó esta investigación como todas las demás? Por qué se dejó fuera del programa?

-El análisis efectuado para detectar los crímenes no señaló el suceso del que hablamos...

-En otras palabras... no se consideró un crimen...

-No... oficialmente no...

-Por qué? Fue una falla del sistema?... o la negligencia de alguien...?

-Tengo entendido que la historia sagrada lo registra como un sacrificio personal con intervención divina... pero... si me permiten, quisiera seguir el consejo del Señor Presidente dado hace tiempo, y ahora sí solicitar el auxilio de Don Ricardo Guzmán, especialista en historia mundial y teología para que nos oriente mejor...

La mirada de asentimiento de los demás guió la respuesta de Atilano.

-Sea, pero a la mayor brevedad posible.

-Podría usted mismo citarlo y solicitarle su auxilio? pidió Luz María al Presidente del Consejo.

-Está bien... nos reuniremos en cuanto sepamos algo...

 

Enfrascado entre sus libros en la lectura de unos papiros, Ricardo apenas escuchó el timbre del videoteléfono.

Lo dejó sonar varias veces después de que se dio cuenta de la llamada. Le molestaba que le interrumpieran cuando estaba estudiando algo.

-Bueno! dijo de mal talante.

-Ricardo Guzmán?

-Quién le busca?

-Hablo de la oficina del Consejo, el Señor Presidente quiere hablar con Usted....

Un gesto de sorpresa se dibujó en el rostro del investigador.

-Comuníquelo... indicó escuetamente.

Una imagen holográfica se conformó frente a él.

-Don Ricardo?

-Sí Señor Presidente... a sus órdenes...

-Maestro, tenemos un problema muy grave y quisiera rogarle que venga a mi oficina a la brevedad posible... ya envié un transporte que debe estarlo esperando a la puerta de su Centro Historiográfico

-Puede adelantarme algo? preguntó curioso.

-Me gustaría más hablar con usted en privado...

-En seguida salgo para allá, Señor Presidente.

Tras colgar, Ricardo recordó la amistad que le unió con Atilano muchos años atrás. Le había apoyado mucho para lograr la unificación global, pero no era hombre de escritorio, por lo que había declinado un puesto que éste le ofreció en el gabinete. Alguien le dijo que Atilano se había molestado, y prácticamente había dejado la amistad en paz. Era la primera llamada que recibía de él en veinte años, y la aplicación del Don a su nombre no le pareció muy cordial que digamos.

-Algo muy gordo debe haberse presentado, pensó al tiempo que abordaba el autoavión que le esperaba.

 

La oficina de Atilano era amplia, pero sin la ostentación que se acostumbraba un milenio atrás. La secretaria franqueó la puerta sin llamar siquiera, lo que notó de inmediato Ricardo.

-Mi querido Maestro... pase por favor... pase... dijo cordial Atilano, abriendo los brazos para abrazarle.

El investigador sintió el gesto sincero y le abrazó con igual efusividad.

-Estimado Atilano... en qué líos te has metido que necesitas de la ayuda de tu viejo amigo?

-Por desgracia no yo... sino la humanidad entera... tome asiento que le pongo al tanto...

 

Ricardo escuchó atento, y sin decir palabra alguna, la explicación que le dio Luz María, a quien conocía desde hacía poco más de diez años y a la que ayudó en muchos detalles de sus investigaciones. El tema en sí le apasionaba, pero saber que habían encontrado una posible liga entre la crucifixión de Cristo y el Apocalipsis le tenía a punto de saltar de emoción. Se contuvo para no perder palabra de lo que la responsable mujer le narraba.

Cuando la jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales terminó su informe, Ricardo quedó en silencio durante unos cuantos segundos que, para Lucha y Atilano, se hicieron eternos.

-Lo que quieres, mi querido Atilano, es que corrobore los resultados de la oficina de nuestra mutua amiga?

-No sólo eso Maestro, si bien necesitamos una explicación más completa del caso, queremos que se haga Usted cargo de la investigación, que quede al frente del grupo responsable de la Operación Cruz Rota, como le hemos denominado.

-Con qué elementos cuento?

-Con lo que pida Maestro... el futuro de la humanidad está en sus manos...

-Y no crees que es mucho peso para este pobre anciano de tu amigo?

-Lo sé... pero tanto Luz María como yo tenemos fe ciega en usted...

-Bien... lo primero que dispongo es que todo este barullo quede en el más profundo secreto...

-Sólo el Consejo está enterado de ello...

-Y mi gente... agregó Luz María.

-Cuántos de ellos? preguntó Ricardo.

-Unos ocho o diez...

-Más cinco asistentes que estaban presentes en la Sala de Juntas... añadió Atilano.

-Ya que están enterados, serán ellos con los que trabajemos. Por lo demás, debe reforzarse la seguridad de tal suerte que no haya filtraciones... no quiero imaginar siquiera el pánico que se desataría...

-Está bien... señaló Atilano esperanzado ante la resolución con que el maestro actuaba.

-Qué es más fácil para ustedes? trasladar sus equipos a mi Centro Historiográfico... o  trasladar los míos a sus oficinas? Lo quiero todo junto...

-Desalojaremos del edificio las oficinas administrativas que ocupan el piso inferior a nuestros laboratorios; ahí le daremos acomodo Maestro, contestó Luz María también entusiasmada. Ordenaré de inmediato el traslado de lo que usted ordene.

-Gracias amiga mía... por lo pronto, te ruego Atilano que la junta programada se traslade para dentro de un par de semanas. Necesito analizar los resultados de Luz María, y sacar mis propias conclusiones... en ese tiempo podré decirles qué sucede... y qué podemos hacer realmente... pero... ni guarden falsas esperanzas, ni vean las cosas con pesimismo...

-Así se hará Maestro, contestó Atilano.

-Bueno... y mientras el mundo se acaba, qué te parece si me invitas un coñaquito de esos que acostumbras tomar? dijo malicioso el anciano.

-Me permito informarle que desde hace quince años no tomo más que alguna copita de vino tinto, y únicamente en ocasiones muy especiales... como cuando estoy muy tenso... pero eso no implica el que no pueda invitarle su copita de coñac.

-Que bueno por las dos cosas... porque dejaste de tomar, y porque de todas formas me invitarás... mientras lo traen, porque no me pones al tanto de la situación mundial?

Atilano, al observar que la secretaria -que no esperaba una orden para cumplimentar lo necesario- había salido inmediatamente, se sentó a un lado del Maestro y dijo enmedio de un suspiro que le salió del fondo del alma:

-La situación mundial...! Tan cerca de alcanzarse la paz y la tranquilidad... y tan lejos de ésta al mismo tiempo!

Precisamente la reunión de ayer era la culminación de mis anhelos. Erradicar la impunidad acabaría con el crimen y la inseguridad, última lacra que sufre nuestro planeta. Pero ya ve Maestro... no hay felicidad completa....

-Me extraña que tú hables con ese pesimismo, señaló el anciano. No borres la imagen que tengo del joven entusiasta y luchador que no se aterró al soñar con la unidad mundial.... cualquiera se hubiese espantado sólo con pensarlo... pero tú... no! Ni siquiera pestañeaste... simplemente te lanzaste a la lucha... y ya!

Además, no son tus sueños solamente, son los de toda la humanidad. Y no puedes decir que no los hemos alcanzado... fuera de algunos locos que todavía piensan en cómo fregar a los demás, el resto del mundo vive... así nada más, pero rotundamente... vive!

Lograste controlar el crecimiento demográfico, que era aterrador; saneaste las aguas de todo el orbe; a instancias tuyas el grupo científico logró reparar la capa de ozono y ahora podemos gozar de un aire transparente y puro...

-No yo Maestro... sino todos... todo mi equipo... toda la humanidad puso algo de sí misma para cambiar al mundo...

-Pero necesitaban un guía... y ese guía eres tú... ahora tienes una obligación más importante... heredar la dirigencia a quien actúe de la misma forma...

-Ya está contemplado Maestro...  de los miembros del Consejo saldría el nuevo presidente... a su vez, cada miembro del Consejo ha preparado a una decena de ayudantes que podrían substituirle en un momento determinado... no se crea... no pensamos dejar el mundo nuevamente en manos depredadoras...

-Que bueno... porque aunque te digo mi joven amigo, ya no te cueces al primer hervor... cuántos años tienes?

-Ciento veinte...

-Bueno, ahora que nuestro promedio de vida es de doscientos cincuenta años, en realidad eres un hombre joven...

La secretaria entró y le ofreció a Ricardo una copa de coñac.

-Le sirvo algo, Señor? preguntó al Presidente.

-Una copa de vino, por favor... contestó indiferente el hombre.

-Te puse a pensar? dijo ladino el anciano.

-Sí... mucho... no se conforma con lo que tenemos encima, sino que me obliga a evocar tantas cosas...

-Lo mejor de la vida son los recuerdos, mi querido amigo... y, aunque no lo creas, cuando estos son buenos, son el mejor paliativo...

-Mejor digamos salud, Maestro.

-Salud, dijo Ricardo alzando la copa y chocándola con la que le ofrecía Atilano. Por que el fin del mundo no sea muy doloroso...

-Vaya! por lo que veo a usted no le da miedo morir... ni le importa la humanidad!

-Ja...ja...ja... río el historiador, no mi querido Atilano, no... lo que no creo es que llegue el fin del mundo...!

-En verdad Maestro? usted mismo recomienda no guardar falsas esperanzas...

-Ustedes... pero yo sé que Dios no nos olvida... imagina... tú destruirías alguna de tus obras?

-Si ya no sirviera...

-Cuidado! que acabas de dar una de las respuestas que podríamos encontrar!

-Quién lo entiende?

-Tienes razón.... hay muchas cosas en las que sólo yo me entiendo... cosas de la vejez... reconoció con un dejo de tristeza el anciano que apuró las últimas gotas de su copa.

-Otra Maestro?

-No... me retiro... ahh por cierto, quiero que instalen una línea directa y segura entre tú y yo... habrá algunas cosas que nadie más debe saber antes...

-Así se hará Maestro...

-También he pensado en contar con un asesor político...

-Alguien en particular?

-Puede ser Antonio... es un hombre con mucha experiencia y... sobre todo... frío y calculador.. exento de fanatismo... y eso nos conviene.

-Repito que puede hacer uso de lo que considere conveniente Maestro... pero recuerde que tan sólo tenemos cincuenta años...

-Y no...

-Cómo?

-Que si bien pudo ser en el año 2000, como dijera Luz María, puede ser mañana... sólo espero que realmente tengamos esos cincuenta años...

-Podríamos definir la temporalidad?

-Pienso que, dadas las circunstancias, será una de nuestra prioridades...

 

 

 

Durante la semana que tardó la reinstalación de sus oficinas, Ricardo fue a París para sacar copias de los documentos encontrados en las cuevas de Qumram, en las estribaciones del Mar Muerto. Habían pasado muchos años desde su descubrimiento en 1948, y aún no se habían podido descifrar totalmente, pero se había avanzado mucho. El conocía las transcripciones, pero quería ver los originales. Lo había intentado por años, pero se le había negado la oportunidad de hacerlo; ahora, con el nuevo poder en él depositado, no tuvo problema alguno para revisarlos.

Tras tres días de estudio y la toma de infinidad de notas, se dio cuenta de que hacerlo de esa manera restaría mucho tiempo a sus investigaciones. Solicitó permiso y, con los originales en la maleta, Ricardo retornó a Zurich.

 

-Hola Maestro, tuvo buen viaje? preguntó atenta Luz María.

-Sí Luz María, bendito sea Dios logré algunos adelantos. Cuándo están listas las instalaciones?

-El próximo lunes considero que ya podemos hacer uso de ellas. Alguna indicación de última hora?

-Sí, mira... hay una amiga mía que puede auxiliarnos. Posiblemente tú la conozcas... Martha Ochdepin. Quiero que la llames y le pidas su ayuda y apoyo en este laberinto... puedes?

-Naturalmente Maestro... en seguida hago los arreglos pertinentes... alguna otra cosa?

-De momento no... ahhh, quiero una lista de aquellos que están enterados de todo.... los de tu gente... con sus cargos y especialidades...

-En media hora la tiene Maestro...

-Gracias... cómo me instalaste para mi descanso particular?

-En el área habitacional del Consejo, en el mismo piso en que están las habitaciones del Presidente... está bien?

-En este mismo edificio?

-Sí...

-Vamos... Ustedes me quieren tener prisionero...! exclamó bromista el investigador.

-No Maestro... cómo cree... usted tiene la absoluta libertad de salir y entrar cuando y como quiera... si lo instalamos aquí es más que nada por su propia seguridad... sólo le pido que cuando salga me informe a dónde va y con quién... necesito estar enterada de sus movimientos para programar la seguridad necesaria.

-Lo dicho.... una jaula de oro... pero no te preocupes, lo entiendo. Te ruego me indiques dónde están mis habitaciones para descansar un poco.

 

En reunión informal, los integrantes del Consejo comentaban sobre lo que podría suceder de no encontrarse solución a los problemas presentados por la Oficina de Investigaciones Especiales, ante la mirada expectante de la secretaria y los auxiliares.

-Por desgracia, comentó el Comandante Frank, no podemos hacer nada. Ni construir refugios subterráneos, que ya tenemos muchos pero para un caso de conflictos nucleares, aunque están obsoletos desde que se erradicó la fuerza nuclear como medio de destrucción, ni enviar gente fuera del planeta.

-Pero ya tenemos colonizada la Luna... señaló Eike Balún.

-No importa, la circulación entre la luna y la tierra es sólo turística. No hay los suficientes medios para trasladar a millones de seres, ni tenemos el tiempo para hacerlo....

-Pero podemos salvar a unos cuantos... quizá a los mejores... dijo escueto Alf Berry.

-Bueno, sí, pero cómo harías la selección? Y qué tiempo te llevaría? preguntó el Presidente.

-Eso no importa... tenemos la obligación de rescatar lo mejor de la humanidad... aunque sólo sean diez gentes... afirmó enfático Bruno Meliani...

-Ajá! Y has pensado en esa combinación fatal que tendría que darse? Los que se salven no sólo deben ser preparados en la mayoría de las materias y conocimientos, sino jóvenes y sanos para poderse reproducir y crear una nueva raza humana... indicó Seng Chiu.

-Creo que todos hemos visto muchas películas de ese tipo... señaló Atilano, pero una cosa es la ficción y otra la realidad... sería una labor titánica y, sobre todo, que iría en contra de la voluntad divina... si tomamos en consideración que es esa voluntad divina la que llevaría el mundo a su fin...

-Cierto, agregó Frank con todo y su pragmatismo castrense, hágase lo que se haga, si el fin del mundo sucede, no habrá acción del hombre que pueda desafiar la decisión divina...

-Pero... intervino Tim MacLeod... y si uno de los deseos del Todopoderoso es esperar que el hombre haga algo por salvarse... o salvar al menos lo bueno de su existencia?

-Carajooo!! exclamó desesperado Berry. Esto es un galimatías!

-Pero algo tenemos que hacer... señaló Bruno. No podemos quedarnos con los brazos cruzados esperando a que un pequeño grupo sea el que salve a una parte de la humanidad....

-Lo que nos lleva a otra cosa... añadió Atilano... al pánico que se desataría cuando viesen qué tipo de acciones estamos tomando, y deduzcan que se trata de una catástrofe.

-Un momento, urgió Frank, en tiempos recientes la humanidad se ha acostumbrado a cambios drásticos y programas emergentes.... si tenemos la capacidad de disfrazar nuestras acciones, no creo que hubiese problemas...

-Y qué propones? cuestionó el Presidente del Consejo.

-Un trabajo conjunto entre la Oficina de Control Ambiental, que podría anunciar el brote de una emergencia de este tipo y, con ese pretexto, seleccionar a los candidatos más sanos, y la de Instancias Culturales que podría programar eventos que, por un lado permitan distraer la atención sobre los trabajos, y por el otro seleccionar lo mejor que tenemos en materia de cultura y ciencia.

-Señores, la idea no es mala, afirmó Atilano; por lo pronto, creo que deberemos declararnos internamente en sesión permanente. La junta con las titulares de esas dos dependencias... propongo que sea inmediatamente después del primer informe del Maestro... ya que tengamos una certeza de algo, están de acuerdo?

-Sí, contestaron todos...

La secretaria del Presidente se persignó muy discretamente.

 

Ya en sus instalaciones nuevas, Ricardo preguntó a Luz María sobre el paradero de Antonio, el asesor en política que había solicitado localizar.

-Llegó temprano Maestro. También Martha. Ambos se reunirán con nosotros a la hora de la comida.

-Perfecto! Bueno, quiero que mañana cites a todos los integrantes de la Operación Cruz Rota a primera hora. Ahí definiremos las estrategias y el programa a seguir. Necesito los curriculums de los asistentes de la Sala de Juntas. Debemos saber con lo que contamos...

-Así se hará Maestro. Le parecieron bien sus instalaciones?

-Perfectas... ni yo hubiese podido acomodarles mejor. Veo que le diste una preferencia muy especial a mis libros...

-Su tesoro Maestro...

-Mi tesoro amiga mía... la solución de todos los males de la humanidad siempre la encontrarás en los libros... en los amorosos libros... ellos te hablan, te cuentan historias, te sacan de dudas...

-Y la tecnología...?

-Es un simple derivado... pero la base son, y serán siempre, los libros... no recuerdas que la misma Biblia es un conjunto de libros?

-Cierto...

-Pues por ahí mismo debe de estar la respuesta a nuestras angustias, amiga mía...

 

El personal que servía de asistente en la Sala de Juntas tenía una preparación media. La mayoría egresados de carreras administrativas. Sin embargo, todos ellos había recibido una serie de cursos especiales de seguridad militar. Eran en realidad guaruras disfrazados de ayudantes. Eso al menos arrojaban sus curriculums. Faltaba ver las cualidades de los auxiliares de Luz María, pero Ricardo temía que no fueran más allá de lo mismo; al fin y al cabo formaban parte de la oficina de Investigaciones Especiales.

Luz María le llamó para avisarle que le esperaban en el comedor. Se echó al hombro una pequeña mochila que cargaba eternamente, limpió sus anteojos, y subió.

A Martha la conocía de hace tiempo también; había sido una de sus compañeras en las aulas de la Universidad de Oxford, en donde ambos impartían la cátedra de Teología e Historia Sagrada. Sin embargo, ella era una académica, no investigadora. Habría que ver hasta dónde le servirían sus conocimientos de los que, punto aparte, no dudaba un segundo.

Antonio, por su parte, era un avezado político que si bien había formado parte del viejo sistema en sus épocas agonizantes, sus conocimientos y diplomacia le permitieron subsistir en el nuevo orden internacional y ahora daba clases de organización política en varias universidades. Esa mezcla de conocimientos sobre viejo y nuevo sistemas era la que quería aprovechar Ricardo.

 

-Vaya, vaya... si son mis viejos amigos los que me honran con su presencia, exclamó alegre el Maestro saludando a los recién llegados.

-Mi estimado maestro, contestó Martha abriendo los brazos para estrecharlo.

-Y tú? mi querido grillo? Qué dice tu vida? preguntó Ricardo dirigiéndose a Antonio.

-Lo de siempre Maestro, que la grilla es similar nueva que ajada... contestó abrazándole igualmente.

-Ya ordenaron?

-No Maestro, le esperábamos... señaló Luz María.

-Pues espero que la comida sea suculenta... tengo hambre!

-Y a qué se debe la necesidad de nuestra presencia? cuestionó Martha.

-Huyyy mi’jita! mejor comemos primero, porque si les digo ahora de seguro hasta pierden el apetito.

-Tanto así Maestro? preguntó extrañado Antonio.

-Y más mi querido amigo.... y más...

La comida transcurrió entre recuerdos y relatos que festejaban la añeja amistad. Luz María les veía con respeto. Los tres significaban una época inolvidable para la humanidad. Habían sido parte de la transición. Ninguno de ellos era menor de los doscientos años. En los postres, dejando a un lado los recuerdos, Ricardo preguntó a Luz María a qué horas se había programado le reunión.

-A las ocho de la mañana Maestro.

-Bueno... pasemos entonces a mi oficina a tomar el cafecito con el que cerraremos la tarde.

 

Una hora más transcurrió entre la llegada a la oficina, la reanudación de la charla cordial y evocadora, y la despedida.

-Señores, creo que es hora de irnos a descansar, señaló Ricardo, mañana... y los años que vienen... serán muy ajetreados, así es que...

-Oiga Maestro, intervino Martha, y ya nos puede decir el motivo de su llamado?

-Qué no prefieren descansar primero? preguntó a su vez el Maestro.

-Francamente no... indicó Antonio contra su natural reserva.

-Bien... pues para que puedan tener una tarde de reposo, sólo quiero decirles que estamos aquí para trabajar unidos... formamos parte de una operación a la que se ha denominado Operación Cruz Rota. Nuestra misión es averiguar quién mató a Jesús de Nazaret...

El asombro de ambos se dibujó en el rostro. Martha fue la primera en articular palabra.

-Quién mató a Jesús de Nazaret?... vamos Maestro... está usted bromeando?

-No... jamás en mi vida he hablado con mayor seriedad...

-Pero todos sabemos lo que pasó....! insistió Martha.

-Pues parece que las cosas no fueron como las conocemos hasta ahora... así es que es preciso saber la realidad...

-Vaya... esa es una novedad asombrosa! Un verdadero reto! exclamó la mujer.

-Y eso qué tiene que ver conmigo? preguntó Antonio.

-Mucho querido amigo... porque se descubrió también que la muerte de Cristo está de alguna manera relacionada con el Apocalipsis... y necesito de tus virtudes analíticas.

-Qué?!!! exclamaron ambos.

-Así es...

-Entonces...? Cual es nuestra misión realmente? cuestionó Antonio.

-Muy simple...  debemos dilucidar estos dos pequeños problemas... para evitar que desaparezca la humanidad en cualquier momento! Buenas tardes... que descansen! dijo con sorna el estudioso retirándose sin decir más.

 

 

 

Cerca de las seis de la mañana, Ricardo recibió una llamada de Atilano.

-Mi querido Maestro.. cómo está Usted?

-Apurado Atilano, tengo mi primera reunión con el personal de la OCR esta mañana... en qué puedo servirte?

-Sólo quería saber de sus adelantos...

-Es muy pronto... pero la respuesta la tendrás el día que señalamos... no comas ansias...

-Mi preocupación es grande, señaló apenado el Presidente del Consejo.

-Mira... por qué no ves las cosas de este modo: si el mundo se ha de acabar... pues ni modo... si trabajamos con el peso de la preocupación rendimos menos... y lo que más necesitamos ahora es una mente lúcida...

-Bien dicen que Usted no ve problema grande...

-Es que los problemas los hacemos grandes nosotros mismos... ya conoces mi teoría...

-Sea pues Maestro... ya no le quito su tiempo... podríamos desayunar mañana?

-Si no tocamos el tema del fin del mundo...

-Así se hará mi querido Maestro... nos vemos mañana a las ocho en el comedor del Consejo.

 

Ricardo había ordenado que se dispusiera una gran mesa en el centro de la biblioteca que con sus libros habían creado para él. Alrededor de ésta, se ubicaban pantallas de exhibición y, justo tras la cabecera, un panel de control.

Al entrar, todo el personal ya estaba presente. Mientras caminaba hacia su lugar, Ricardo fue observando a todos y cada uno de los presentes.

-Señores, buenos días... supongo que ya Luz María les habrá informado de qué se trata este equipo que hemos formado y cuáles son sus fines... antes de iniciar, me gustaría señalar que no estamos jugando carreras contra nadie... no sabemos a ciencia cierta el tiempo que tenemos para completar nuestra misión, pero tomaremos el plazo más extendido, que es el de cincuenta años. Así es que hemos de trabajar sin premuras o alarmismo. Calma es el arma que hemos de utilizar como base... entendido?

Todos asintieron con la cabeza. El silencio con que se le escuchaba era dramático.

-Me gusta trabajar a la antigüita... así es que empezaremos por presentarnos todos... empecemos por ti... dijo señalando al que estaba sentado al otro extremo de la mesa.

 

Tras las presentaciones, Ricardo dispuso que el personal que conformaba el cuerpo de asistentes del Consejo se encargara de la seguridad del recinto.

-A partir de este momento, dijo con voz grave para acentuar su autoridad, nadie, fuera de nosotros los presentes, nadie repito, podrá entrar en estas instalaciones... ni siquiera el Presidente del Consejo, mucho menos sus miembros.

La cara de estupor de todos exigía una explicación que, lógicamente, Ricardo no dio.

-Por otra parte, lo que aquí se hable o haga deberá considerarse de secreto máximo y su divulgación, casual o premeditada, será considerada como alta traición. Estamos?

Nuevamente la cara de todos, incluyendo la de Luz María, Martha y Antonio, manifestó asombro.

-Tengo autoridad plena para hacer lo que considere conveniente, otorgada por el Consejo, y pienso hacer uso de ella. Los fines lo ameritan. Por ende, desde este momento también ustedes tienen un solo Jefe... y ese soy yo. Queda entendido?

Las cabezas volvieron a asentir. Pero las miradas de unos a otros subsistieron.

El Maestro ordenó que se capacitara a los ayudantes de Luz María en el uso de los monitores y programas, pues ellos formarían el cuerpo de operaciones. Les dio tan sólo dos semanas para que estuviesen capacitados.

-Quiero que escojas a cuatro de ellos, a los más capaces y responsables, para que hagan cargo del panel de control de seguimiento de viaje, dijo a Luz María.

-Ya están preparados Maestro... serán los mismos que controlaron los viajes de investigación de nuestro personal.

-Quien está al mando?

-El Coronel Alexclar...

-Bien, así será igualmente en adelante. Cuál es la función normal del Capitán Luciga?

-Es mi asistente personal... dijo con cierta timidez la Jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales.

-Pues te lo voy a quitar... él se hará cargo del mando en la seguridad...

-Correcto Maestro.

-Voy a pedirles que se retire el personal para que empiecen de inmediato sus labores y capacitación... quédense ustedes por favor...

Tras la salida del personal, Ricardo pidió a Luz María que se levantara un cubículo lo suficientemente amplio para dar cabida al grupo responsable de OCR.

-Transparente, dijo el historiador, a prueba de ruidos, y que pueda obscurecer sus paneles cuando lo necesitemos. Quiero una revisión diaria para detectar micrófonos o cámaras no autorizados. Por hoy no hablaremos más. Todo comentario, información, descubrimiento u observación respecto a lo que investigamos, no podrán hacerlo en cualquier parte. Deberá ser exclusivamente dentro de ese cubículo. Sólo saldrán de él las órdenes giradas al personal. Deberá tener un control maestro para poder contactar con los viajeros cuando sea necesaria la privacidad...

-Maestro, el personal deberá ser confinado en las instalaciones?

-No es necesario... precisamente por eso estoy pensando en un sistema de alta privacidad; sin embargo, deben advertirles que podrían ser confinados en un momento dado, para lo que se deberá contemplar el que pudiesen venir con sus familias.

-Y... las preguntas? observó Antonio.

-La única respuesta será: “es necesario... es una orden”. En qué tiempo podemos contar con ese módulo? preguntó a Luz María.

-En una semana a lo máximo.

-Que sean tres días... mientras tanto, que le den una revisada profunda a mis aposentos.... ahí tendremos nuestras primeras pláticas. Espero que lo puedan hacer mientras desayunamos...

-En seguida lo ordeno, afirmó el Capitán Luciga.

-Te vas a perder el desayuno, pero quiero que lo supervises personalmente... por favor.

Era la primera vez que el Maestro decía por favor, lo que no pasó desapercibido para el Coronel Alexclar.

 

Al terminar el desayuno, Ricardo le pidió a Luz María que invitara a los viajeros a sus aposentos, y se encaminó con los demás hacia ellos. A la entrada ya estaba colocada una guardia y les esperaba el Capitán Luciga.

-Pasen... están en su casa... invitó el Maestro en forma cordial, contrastando con la severidad con que había actuado minutos antes.

Luz María llegó con los viajeros Andrés, Yolanda y Lourdes, que formaron el equipo de investigación.

-Bien... hagamos un recuento de los presentes para refrescar un poco mi memoria... Antonio y Martha, mis asesores; Luz María, Jefe de la OIE; Coronel Alexclar, Jefe de Control de Operaciones de Viaje; Capitán Luciga, responsable de la seguridad de OCR; Yolanda, Lourdes y Andrés, Agentes especiales de la Oficina de Investigaciones Especiales y viajeros. Estoy en lo correcto?

-En la totalidad... dijo Luz María.

-Quién de ustedes fue el que encontró la conexión?

-Fue Andrés en uno de sus viajes, indicó el coronel Alexclar.

-Sólo él? preguntó extrañado Ricardo.

-Bueno, en realidad no, contestó Andrés. La verdad es que yo encontré algunos datos que nos llevaron a deducir esto.

-En la reunión del Consejo sólo se dieron a conocer las conclusiones, pero yo quiero saber los detalles... soy muy curioso... señaló el Maestro.

-Investigaba las actividades de Barrabás, señalado por las autoridades romanas como líder de la guerrilla judía y causante de muchos asesinatos, informó Andrés, cuando me llamó la atención un comentario de Prócula, la esposa de Poncio Pilato. Dijo que lo que se había hecho con Jesús era un asesinato... que no merecía morir. Si bien yo no conocía mucho de la historia sagrada, fuera de los indicativos que llevaba sobre Barrabás, me sorprendió que no tuviésemos registrado el asesinato de Cristo en nuestras bases de datos, por lo que solicité información a la base; me contestaron que no era considerado un asesinato, sino una inmolación con voluntad plena y conocimiento previo. Visité a Prócula y...

-Un momento... visitaste a Prócula? No causabas una paradoja al presentarte ante ella?

-No Maestro, informó Luz María. Desde hace algunos años descubrimos que la forma de evitar las paradojas era que nuestro viajeros adoptaran la personalidad de alguno de los personajes relacionados con el sujeto que estaba siendo investigado.

-Y no hubo algún tipo de cambio en la historia?

-Ninguno... la solución fue perfecta...

-Bien... perdón por la interrupción... continúa Andrés...

-Quise conocer a fondo los conceptos que expresaba Prócula. Otra de las cosas que me despertó la curiosidad es que habló de que si bien parecía que con la muerte de Jesús se cumplía la profecía judía, el hecho podría desatar el cumplimiento de otra profecía más grave aún... el fin del mundo...

-El Apocalipsis... dijo mañosamente Ricardo.

-No señor... ella no lo mencionó así... dijo textualmente el fin de la humanidad...

-Así es que nos pusimos a investigar no sólo las profecías que al respecto existen en el Apocalipsis, sino todas aquellas que se han manifestado a lo largo de la historia, incluyendo a Nostradamus y otros famosos videntes... completó el Coronel Alexclar.

-Pero... un momento... cuando vivía Prócula ya había alguna profecía respecto al fin del mundo? preguntó Ricardo a Martha.

-No lo recuerdo exactamente, pero lo podemos investigar...

-Habría que saber a qué profecía se refería Prócula, señaló el Maestro. Puedes regresar a ese momento? preguntó a Andrés.

-Sin duda Maestro...

-Bien... pero ustedes hablaron de una conexión... en dónde está esa conexión...?

-Investigando el Apocalipsis encontramos primero que en el Cap. 5.12 dice a la letra: Digno es el Cordero que ha sido sacrificado, -refiriéndose a Cristo obviamente-  de recibir el poder, y el honor, y la gloria, y la bendición, lo que significa que en ese momento Dios le otorga todo el poder sobre sus obras, y por ende de la humanidad. Poco antes, en 5.9 dice: Digno eres Señor, de recibir el libro, y de abrir sus sellos; porque tú has sido entregado a la muerte... Ahora bien, más adelante encontramos que, ya abiertos los primeros sellos e iniciada la destrucción y la matanza, en 6.16 y 17 dice refiriéndose a los hombres: Y decían a los montes y peñascos: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquel Señor que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero. Porque llegado es el día grande de la cólera de ambos y ¿quién podrá soportarla?.

-De lo que dedujeron que el fin del mundo es la venganza, la cólera desatada contra los hombres por haber dado muerte al Cordero, es decir, a Cristo... no es así?

-Sobre todo porque más adelante dice en 11.15: El reino de este mundo ha venido a ser reino de nuestro Señor y de su Cristo, y destruido ya el pecado reinará por los siglos de los siglos: amén; y en el 11.17 afirma: porque hiciste alarde de tu gran poderío, y has entrado en posesión de tu reino. E incluso, en el 11.18 señala: las naciones montaron en cólera, mas sobrevino tu ira, y el tiempo de ser juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas.

-Sin embargo, indicó Martha, el Apocalipsis no habla de la destrucción total; señala que aquellos que han seguido al Señor, o los que se arrepintieren a tiempo, se salvarán al amparo del propio Cordero.

-Mira, señaló Ricardo, a decir verdad yo no había puesto mucha atención al Apocalipsis, pero sí hay una conexión entre la muerte de Cristo y el fin del mundo. Al menos eso se ve a priori.

-Cree Usted que nos alarmamos sin motivo? preguntó temerosa Luz María.

-No... de ninguna manera... todo debe tomarse en cuenta... pero supongo que debemos ser más objetivos. De todas formas, hay que preparar un informe para el Consejo y quiero saber todo, al detalle, por minúsculo que sea... por cierto... qué hay de las profecías de Nostradamus...?

-Dice que quiere todo al detalle, señaló Luz María, quiere entonces el informe completo que tenemos sobre Nostradamus...?

-Sí... analizaremos todo sobre el Apocalipsis de San Juan y las profecías de San Malaquías, creo que son los más importantes.

-Bien Señor. Coronel, por favor...

-Michel de Notre Dame nació en diciembre 14 de 1503, en San Remy, Provenza, en Francia. Hijo de una familia de judíos cristianizados, su educación formal la comenzó en Avignon, donde aprendió filosofía, gramática, retórica, así como un área donde se desarrollaba muy bien: la literatura clásica. Estudió además historia, medicina, astrología (una ciencia legítima en ese entonces), así como medicina herbal.

"Nostradamus" es la versión latina de su nombre; fue conocido inicialmente por su tratamiento teórico y práctico de la plaga bubónica, la llamada "muerte negra" que se vivió en Francia en el siglo XVI. Su cura consistía básicamente en vitamina C; recomendaba para la cura también el aire fresco, así como las famosas píldoras "rosas" que contenían pétalos de rosa. Su éxito para combatir esta peste fue notable; se calcula que alrededor de un cuarto de la población europea de ese tiempo murió por esta enfermedad.

En 1537 la plaga invadió Agen, donde él vivía con su esposa y sus dos hijos. Desafortunadamente fue incapaz de salvar de la muerte a su familia. Ante esta situación, comenzó a dudar de sus habilidades y comenzó a viajar por Europa durante los siguientes seis años; sin embargo, comenzó a tomar conciencia de su poder profético, ya que había estado previniendo la peste en Aix, la capital de Provenza en Francia, y durante nueve meses salvó a mucha gente de padecer la enfermedad. En agradecimiento, la población le otorgó una pensión vitalicia.

Diez años después de la muerte de sus hijos y su esposa, Nostradamus se instaló en Salon y se volvió a casar, procreando esta vez a seis hijos más. A partir de entonces, gran parte de su vida la dedicó a sus investigaciones herbolarias en un pequeño estudio que había instalado en su casa; en él contaba con el astrolabio, espejos, oráculos y en general herramientas utilizadas en el área de la astrología y la herbolaria. Para entonces, Nostradamus se cuestionaba si sus descubrimientos debían ser de dominio público.

Hacia 1550 publicó su primer almanaque de profecías, basado en poemas llamados Cuartetos... Quatrians, como se conocen mundialmente. Cada uno de éstos daba una profecía para el próximo año. Su éxito fue de nuevo notable, por lo que prosiguió con esta labor, llegando a producir un almanaque cada año por el resto de su vida.

Su trabajo más conocido fue The centuries... Las centurias, comenzado en 1554. Así, en 1555 publicó en Lyon la parte que comprende a los siglos I al IV. El mismo año continuó con la publicación de los siglos IV al VII. En 1558 fueron impresos los correspondientes a los últimos tres siglos, pero Nostradamus decidió no distribuirlos tan ampliamente como los anteriores.

Al igual que en su tiempo, los Cuartetos de Nostradamus han recibido mundialmente diversas interpretaciones y respuestas. Requieren, además, que el intérprete conozca sobre muchos temas y lenguas, ya que son una combinación de francés, griego, latín e italiano. A través de los siglos, muchos han sido los que han tratado de darle una interpretación clara y concisa a estas predicciones, ya que Nostradamus es considerado uno de los grandes profetas de la humanidad.

Calificado por muchos como un demonio maligno, Nostradamus sigue siendo un enigma para muchos filósofos, ya que ninguna otra persona ha logrado dar una interpretación final a alguna de sus profecías. Sorprende además que haya sido capaz de alertar sobre su muerte, ya que la noche del 1 de julio de 1566 le respondió las buenas noches a su asistente con un "no me encontrarás vivo al amanecer". En su último almanaque escribió acerca de ella. De esta forma, el 2 de julio fue encontrado muerto en el piso de su cuarto. Murió a los 62 años de edad y fue enterrado en Salon en 1566, tal como fue su deseo.

Para los intérpretes de Las centurias o profecías de Nostradamus, publicadas en 1555, la coincidencia con la realidad son predicciones cumplidas. Estas son algunas de las cuartetas (se conservan 965) que hablan de la certeza de sus visiones.

—El nacimiento de Napoleón Bonaparte. Centuria I, 60: "Un emperador nacerá cerca de Italia / que será vendido muy caro al Imperio./ Dirán con qué gente se alía / que les parecerá menos príncipe que carnicero".

Napoleón nació cerca de Italia, en Córcega, el día después que esta isla fuera anexada a Francia. El senado francés lo declaró Emperador de Francia. Sus batallas fueron las más crueles; por esa razón el apodo de carnicero.

—La caída del avión en los Andes. Centuria II, 75: "La voz oída del insólito pájaro/ sobre el cañón del respiral suelo./ Tan alto se elevará del grano la tarifa/ que el hombre del hombre será antropófago".

El 13 de octubre de 1972, un avión con 40 jugadores de rugby se estrelló en la cordillera de Los Andes; los sobrevivientes se alimentaron con cuerpos de sus compañeros muertos.

—Nacimiento de Adolfo Hitler. Centuria III, 35: "De lo más profundo del Occidente de Europa/ de gente pobre un joven niño nacerá/ que por su lengua seducirá a las masas./ Su fama al reino de Oriente más crecerá".

Hitler nació en una familia pobre. Muchísimas personas lo siguieron y creyeron sus ideas.

—Asesinato de John F. Kennedy. Centuria I, 26: "La obra antigua llegará su fin./ Desde el techo caerá sobre el grande una mala ruina./ A un inocente de muerte se le acusará./ Culpable escondido, setos bajo las brumas".

"La obra antigua llegara a su fin" significa que el plan de asesinar al presidente Kennedy se cumplirá. Lee Harvey Oswald, acusado del acto, se encontraba en el quinto piso de una librería desde donde se supone que disparó a Kennedy.

—¿Fin del mundo en julio o agosto de 1999?. Centuria X: "El año 1999, siete meses,/ del cielo vendrá un gran rey de terror./ Resucitar el gran Rey de Angolmois./ Antes después de Marte reinar por dicha".

Algunos interpretaron esta centuria como el esperado fin del mundo, que sería en julio (siete meses). Otra versión señala que hubiese podido ser en agosto, dado que la contabilidad del tiempo era distinta a la actual.

-Pero ya vimos que no se acabó el mundo... o le falló el cálculo a sus intérpretes... sentenció Ricardo.

-Otro que parece falló fue San Malaquías, agregó Martha, pues conforme a las interpretaciones Juan Pablo II, que reinara a finales del segundo milenio y principios de éste, sería el penúltimo Papa... pero tampoco fue así...

-Quiere decir entonces que las profecías no tienen razón de ser... señaló Antonio.

-O no fueron interpretadas correctamente... indicó el Maestro. Por lo que veo, tendremos que hacer lo posible por interpretar nosotros las profecías... principalmente las del Apocalipsis. Señores... qué tan problemático es viajar en el tiempo?

-Qué quiere decir con eso Maestro? preguntó extrañada Luz María.

-Un hombre como yo resistiría los viajes?

-Quiere Usted preguntar concretamente si puede viajar...?

-Así es... además de Martha y Antonio...

-Sería cuestión de un chequeo de rutina... pero no creo que haya problema...

-Bien... Antonio, Martha, Andrés y yo viajaremos; tú, Luz María, junto con Yolanda y Lourdes se dedicarán a la interpretación de las profecías... al regreso de cada viaje intercambiaremos información y veremos qué resulta....

-Para cuándo quiere programar el primer viaje y a dónde? preguntó el coronel Alexclar.

-Para el día siguiente de la reunión con el Consejo y a Judea... tres días antes de la aprehensión de Jesús.

-Una pregunta más... podemos trasladarnos a otro momento del tiempo desde donde estemos? indagó el historiador.

-Bueno... hasta ahora los viajes han sido de ida y vuelta... pero podemos realizar algunas pruebas y saber con certeza si se puede en un par de días...

-Checa también si es posible que el viajero realice la operación sin necesidad de hacerlo desde el panel de control...

-Francamente en este momento no, aclaró el coronel Alexclar, pero si disponemos de unos quince días podríamos proyectar un control portátil sincronizado con el control maestro.

-Lo necesitamos... mañana les explicaré cual es mi plan inicial... nos reuniremos aquí sobre las once, pues estoy invitado a desayunar con el Señor Presidente del Consejo... ahhh Luz María, nos puedes programar el chequeo médico por la tarde?

-Sí Maestro...

 

 

 

La sonrisa de Atilano demostraba más preocupación que alegría. Su afecto por el Maestro no se había desvanecido como le habían platicado a este último tras el rechazo al puesto que le ofreciera el nuevo mandatario, por el contrario, se había sentido desilusionado pero una vocecita interior le hacía reconocerle por esa rectitud.

-Buenos días mi estimado Maestro...

-Buenas mi querido Atilano... cómo van las cosas?

-Ya sabrá... con lo que supimos....

-Ehhhh nada del fin del mundo.... recuerdas?

-Sea... entonces no tengo nada que contarle...

-Huyy mi amigo...! Tanto tienes que contarme... como por ejemplo, qué planes tienes para el futuro...?

-Teníamos contemplada la colonización de Marte pero...

Al escuchar el nombre del planeta rojo, algo zumbó en la cabeza de Ricardo... lo había escuchado no hace mucho... pero... por qué y en dónde? De pronto lo recordó; en las profecías de Nostradamus!

-A ver, dijo disimulando su ansiedad, cuéntame cómo está eso?

-Bueno... como Usted sabe Marte fue alcanzado sobre el 2300, poco antes de la debacle. Desde entonces, y por lo mismo, se abandonó el proyecto de colonizarlo. Ahora queríamos empezar a hacerlo, pero con esto...

-Puedo pedirte un favor muy especial sin que preguntes porqué?

-Ya le dije que lo que Usted pida y ordene Maestro...

-Puedes dejar a un lado el proyecto? digo... quizá retrasarlo un poco más...?

-Por qué y hasta cuándo?

-Te dije que no preguntaras porqué... y hasta que rinda mi primer informe. Ahí te diré si puedes o no continuar con el proyecto.

-No me deja otro camino... pero sí una gran curiosidad. Por cierto, me reportaron que nadie puede entrar a los salones de la OCR... ni yo! Eso sí puedo saber porqué? cuestionó un poco resentido.

-Por una sencilla razón mi querido Atilano: no quiero que la preocupación te distraiga de tus deberes como Presidente del Consejo. Te prometo que si encontramos algo realmente grave, tú serás el primero en saberlo... pero mientras tanto... te pido, te ruego, te suplico que sigas trabajando como si nada... entiendes?

-No mucho...

-Mira, la labor de investigación que vamos a realizar es sumamente compleja. Nos vamos a encontrar con infinidad de situaciones que pudiesen parecer alarmantes para la vida actual del planeta, pero que quizá no pasen de meras falsas alarmas. Jugar con la historia sagrada no es fácil. Ya de por sí jugar con la historia misma no es sencillo. Si se te enterara de cada detalle, te juro que no podrías dormir... y necesitamos a un Atilano fuerte, lúcido, capaz, como has sido hasta ahora... para que en su momento tenga la cabeza despejada para actuar conforme se necesite... me llamaste porque confías en mi... eso quiero que hagas... confía en mi... ya bastante tengo con preocuparme por el futuro de la humanidad como para que también me tenga que preocupar por ti... terminó diciendo en tono jocoso.

-Sabe que tiene mi confianza plena Maestro... pero no me tenga en ascuas... infórmeme al menos sobre sus adelantos y procesos...

-Eso sí... por lo pronto esta tarde nos harán a Martha, Antonio y a mi, una revisión médica a fin de saber si podemos viajar. Los cuatro hemos de formar el equipo de investigación directa. Quiero hacerlo personalmente para no dejar escapar un solo detalle. Ordené también extremar las medidas de seguridad...

-Eso quería preguntarle... a qué se debe?

-Muy sencillo... y sin que te alarmes... pero si en realidad estamos hablando del fin del mundo, del cumplimiento de las profecías... también estamos hablando del anticristo... de las fuerzas del mal desatadas...

-Dios!... exclamó alarmado el Presidente del Consejo.

-Bueno, pero ya rompimos las reglas... dijimos que no hablaríamos del fin del mundo, y que no te daría pormenores para no alarmarte... el caso es que ya lo hice... pero te ruego nuevamente que hagas uso de la mayor ecuanimidad ante los demás... incluyendo al Consejo mismo. Por lo mismo, te suplico que no hagas uso de la línea directa conmigo, a menos que se presentase alguna situación que denote relación con lo que esperamos. Yo seré el que te llame cada vez que lo crea necesario. Así es que... buen provecho y hasta pronto...

 

Los exámenes médicos fueron mucho más rápidos de lo que esperaba Ricardo. Los adelantos en la medicina permitían conocer en unos cuantos segundos los resultados. Sin embargo, el médico pidió hablar con él en privado.

-Maestro, no sé si se acuerde de mí... asistí a un seminario en Oxford hace algunos años. Desde entonces le tengo una gran admiración y respeto. Por eso me permito preguntar sin rodeos: le habían hecho algún examen médico hace poco?

-No... por qué? hay algo malo...?

-No precisamente, pero su corazón está débil... no debe sufrir alteraciones emocionales fuertes. Ni buenas, ni malas. Entendido?

Ricardo sabía que, si bien el médico no estaba enterado del porqué era ese examen que él consideraba de rutina, si Luz María se enteraba de ese problema podría evitarle viajar, y a él le interesaba mucho poder hacerlo libremente.

-Es muy grave la cosa?

-No... puede serlo si no observa mis instrucciones.

-Puedo pedirle un favor muy especial? dijo al galeno.

-El que sea Maestro.

-Puede quedar esto entre nosotros? Es que... sabe? me piensan dar un pequeño cargo, y me gustaría pasar mis últimos años entretenido en algo...

-Me promete que va a cuidarse?

-Huyyyy no le pida peras al olmo mi médico... haré lo posible, pero ya sabe como somos los viejos... desobedientes hasta decir basta... vamos... puede ayudarme?

-Con una condición...

-Lo que ordene doctor...

-Que me venga a ver cada mes para checarlo... entendido?

-Bueno, haré lo posible... aunque no sea precisamente cada mes pues mi cargo me obliga a viajar... pero regresando de viaje le visito...ok?

-Está bien... será nuestro secreto...

-Gracias, realmente gracias, dijo entusiasmado Ricardo.

 

Al salir del Sanatorio Universal, el historiador cavilaba sobre los problemas de su corazón. La ciencia había logrado maravillas, pero una de las cosas que se habían negado a la humanidad era la substitución de órganos. A principio del tercer milenio la medicina parecía haber logrado, con los transplantes, preservar la vida de los seres humanos, sin embargo, el rechazo de los cuerpos a los órganos trasplantados fue en aumento hasta que de plano se tuvo que abandonar la práctica. Muchos cifraron sus esperanzas en la clonación, que también avanzaba a pasos agigantados, pero la presión de la iglesia y los moderados frenó totalmente su uso en seres humanos.

Mas había otros placebos. Una enfermedad del corazón ya no era de gran riesgo. Detectada, se podía controlar por muchos años sin efectos colaterales. El esperaba que así fuera en su caso. Contempló el frasco de medicamento que le había entregado el médico, y suspiró.

 

El resto de la semana, el equipo de la OCR se dedicó a preparar la presentación ante el Consejo. En verdad aún no había mucho que decir, pero tampoco se podía negar que la información tenía bases que motivaban una investigación más profunda. La existencia de la OCR estaba más que justificada.

 

El Coronel Alexclar le tenía buenas noticias a Ricardo. Sí podían programar un nuevo viaje desde donde estuvieran, y no sólo eso, Yolanda y Lourdes pudieron fabricar un pequeño control maestro con el que los viajeros tendrían la capacidad de trasladarse a su antojo en el tiempo.

-Su manejo es muy sencillo, anunció orgullosa Yolanda. Pero como medida de seguridad sólo responde a una clave, así es que uno de ustedes -supongo que Usted Maestro- será el que tenga el mando sobre su manejo.

-Y no le puedes insertar una clave personal para cada uno? Eso ampliaría las medidas de seguridad...

-Si nos da un poco más de tiempo...

-Sabes que lo tienen... mientras tanto creo que podemos usar este. Puedo probarlo?

-Como le dije, su manejo es simple; sólo coloca la fecha en el tablero, las coordenadas del lugar, y oprime enter. Quiero hacerle una observación: el tiempo de viaje aún es paralelo al tiempo real.

-Qué quieres decir con eso?

-Que si usted viaja una semana a cualquier época, regresará una semana después de su salida.

-Y si salgo el 5 de marzo del 2950, viajo, y para regresar programo el 5 de marzo del 2950? es decir, el mismo día en que salí?

-No puede... por alguna razón hay un bloque de un año que no puede penetrar el sistema. En otras palabras, usted no puede programar ni un viaje ni su regreso dentro del rango de un año atrás contado a partir de la fecha de su salida.

-Y al futuro?

-Tampoco... no lo hemos podido lograr...

-De ser así no estaríamos en estas... contestó un poco amargada Luz María.

-Bien... de todas maneras creo que con eso es suficiente. Una última pregunta: puedo ir a determinada fecha, viajar a otra y luego regresar a la primera sin problemas?

-Claro... eso sí puede hacerlo...

-Ahora... ustedes dijeron que para evitar paradojas los viajeros adoptaban la personalidad de un personaje relacionado con el sujeto de investigación... cómo se hace?

-Es relativamente fácil Maestro, señaló Lourdes. Al llegar a una época, podrá notar que no tiene un cuerpo físico. Es como si llegara sólo su alma. Una vez ahí, usted podrá escoger entre los que viven en esa época y entrar en su cuerpo....

-Entrar?

-Le parece que hagan un pequeño viaje de prueba con Yolanda y Lourdes de acompañantes? preguntó Luz María.

-Mejor que mejor! contestó entusiasmado el Maestro.

-Vayan a preparar todo por favor, indicó la Jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales.

 

Media hora después, el grupo se acomodaba en una pequeña plataforma al centro del Control de Viajes. Yolanda y Lourdes solicitaron permiso para usar el TMC -siglas de su nombre en inglés: Time Mini Control- para probarlo.

Ricardo siguió atento las instrucciones de Lourdes.

-Vamos a probar con una fecha cualquiera. No intente buscar un evento hasta no saber usarlo correctamente. Por esta vez, aprenderán a meterse en un cuerpo, pero no realizarán acción alguna. Sólo probarán entrar y salir.... y luego regresar. Está bien?

-Correcto. Vámonos! contestó Ricardo con un entusiasmo rayando en lo infantil.

-Ponemos 13 de noviembre del 2900 usando el pequeño teclado... listos?... y damos enter!

El viaje fue como un parpadeo. Ricardo se desilusionó un poco. Pensó que iba a caer en un túnel... sentirse volar por el aire... en fin... muchas otras cosas... pero no, simplemente ya estaban en la fecha señalada. A los nuevos viajeros les sorprendió un poco el sentirse etéreos. Se veían unos a los otros con asombro, pero nadie dijo nada.

Estaban en un gran salón en donde se realizaba una especie de asamblea. Notaron al fondo una mesa en la que estaban reunidos los principales. Ellos se encontraban atrás de la multitud que abarrotaba el recinto.

-No oigo nada, dijo Ricardo a Yolanda.

-Sólo podemos oírnos entre nosotros... a los demás los podrá escuchar, y hablarles, hasta que tenga un cuerpo... venga... escoja a alguno de los presentes...

-A ese... se ve joven y fuerte...

-Bien... ahora deslícese dentro de él...

Ricardo se acercó al sujeto y se metió en él. De pronto, el joven volteó y sonrió haciendo una seña de triunfo.

-Ahora ustedes... dijo Yolanda a los demás.

Cada uno escogió a su personaje y entró en él. Los resultados fueron satisfactorios.

-Ahora, señaló Lourdes, vamos a salir...

-No... un momento por favor... déjame escuchar un poco, rogó el Maestro.

Lourdes no contestó, sólo cruzó los brazos y esperó con una leve sonrisa en los labios.

Al escucha las primeras palabras Ricardo abrió los ojos con sorpresa. Era la voz de Atilano que arengaba a los presentes a unir esfuerzos en beneficio de la humanidad.

Lourdes se agachó sobre el hombro del Maestro y dijo suavemente:

-Este ha sido uno de los momentos más grandes de la nueva era. La unidad de la guerrilla. De aquí se desprende el presente Maestro.

Ricardo la vio con agradecimiento, y volvió a poner atención a lo que sucedía.

Pasado un  buen rato, Lourdes tocó el hombro de Ricardo.

-Nos vamos?

-Espera... espera... quiero ver su toma de posesión...

-Todavía pasaran algunos meses Maestro... en otra ocasión podrá verla... vamos...

De la misma forma en que habían entrado a los cuerpos de sus anfitriones involuntarios, les abandonaron suavemente.

-Ahora usted Maestro... ponga la fecha actual... y dele enter...

El regreso fue igual de instantáneo.

-Cómo les fue? preguntó Luz María.

-De maravilla! contestó alegre Ricardo. Sólo quisiera que me explicaran cómo es que con un solo control podemos viajar un grupo completo...

-Que bueno que pregunta eso, dijo el Coronel Alexclar. El área de efecto del control es de tres metros circundantes a su centro. Es decir, que viajará con el que lo maneja todo ser viviente que se encuentra dentro de un radio de tres metros. Eso, obviamente, debe ser objeto de mucha atención. No queremos que de regreso nos traiga por ahí a alguien más.... aunque jamás ha sucedido, y si pensamos en que no hemos podido encontrar la forma de viajar al futuro, es posible que aquel que se encuentra dentro del área, tampoco pueda viajar al futuro...

-Es decir...

-Que podría morir... agregó Luz María, quizá desintegrarse...

-Sin embargo, esto nos obliga a permanecer juntos para poder escapar si las circunstancias lo ameritan, señaló el historiador. No podemos preparar un TMC para cada uno? Eso nos daría mayor libertad de acción.

-Podemos, dijo segura de sí misma Yolanda, claro que podemos...

-Y, una pregunta más... perdonen pero soy un pobre ignorante respecto a todo esto... hay forma de que mantengamos comunicación entre nosotros a pesar de estar en épocas diferentes?

Luz María vio a Lourdes interrogante. Esta sonrió y contestó misteriosa:

-Usted tiene algo de adivino Maestro... Yolanda y yo trabajamos en eso... pero...

-Pero qué...?

-Pues necesitamos un poco de ayuda...

-De qué tipo?

-Un par de amigos que saben mucho de técnicas electrónicas y digitales....

-Llámenlos... que se entrevisten con Luz María para su ingreso a la OCR... necesitamos estar intercomunicados....

 

La Reunión del Consejo se inició con cierto nerviosismo. Los representantes continentales habían vivido unos días de angustia indescriptibles. En cuanto entró Ricardo con su séquito a la Sala de Juntas, el silencio se podía cortar y las miradas le siguieron desde la puerta hasta su asiento.

En cierta forma divertido, aún hizo tiempo buscando un papel imaginario en su eterna mochila. Finalmente, tosió un poco y dijo poniéndose de pie:

-Señores... he revisado a fondo las conclusiones a que la Oficina de Investigaciones Especiales ha llegado y las encuentro realistas...

Un murmullo de desilusión se escuchó en la Sala. Todos esperaban que dijese lo contrario.

-...pero también puedo decirles que no tenemos una conclusión rotunda. Así es que, por lo pronto, pueden respirar tranquilos.

-Pero... qué es esto?! preguntó con cierto escándalo Alf Berry. Tenemos o no tenemos una emergencia? Actúe con seriedad Maestro... lo siento... cómo dijera...? medio burlón...

-No quise dar esa impresión, contestó serio Ricardo. Y las cosas las tomo con seriedad... puede estar seguro. Sin embargo, es mi deber hacerme cargo de la situación... no dejarles a Ustedes la carga... o no es así?

-Continúe Maestro por favor, indicó Atilano.

-En primer lugar, como todos deben ya estar enterados, he tomado las riendas totalmente, sin injerencias de ninguna clase, incluyéndolos a Ustedes y al Presidente del Congreso. Eso me da libertad de acción y a ustedes un poco de calma... ya a Atilano le expliqué el porqué de todo esto. Espero que lo comenten por separado para no caer en repeticiones estériles.

Ahora, si me permiten, les expondré cual es el plan a seguir, cuyos resultados les daré a conocer cada seis meses... o antes si algo extraordinario ocurriera.

La información hasta ahora encontrada no nos ayuda en nada respecto a las profecías; de tal suerte que iniciaremos la investigación de la muerte de Jesús de Nazaret paralelamente con la labor de interpretación de estas.

Haremos uso de todos los recursos que tengamos a la mano, incluyendo adivinos, agoreros y cuanto charlatán se nos atraviese...

-Charlatanes?!!! volvió a interrumpir Berry. Qué no tenemos personal capacitado?

-Por favor Señor Berry, dejemos a un lado el burocratismo y el pragmatismo, respondió un poco alterado el Maestro. Cualquier detalle nos puede ayudar. No quiero decir con esto que nos basaremos en sus comentarios o vaticinios, pero nos pueden dar alguna pista interesante. Algunos calificados de charlatanes tienen poderes especiales... aunque ustedes no lo crean... ya no se trata de ciencia pura, sino de espiritualismo, de filosofía... nos enfrentamos a fuerzas desconocidas... al demonio mismo... si las cosas son como creemos que pueden ser...

Pero ese es mi problema, dijo suspirando y retomando la calma. A ustedes les pido que se concentren en el futuro. A mí déjenme asegurarles ese futuro. Por favor.

Era la segunda vez que Ricardo decía por favor, notó nuevamente el Coronel Alexclar.

-Qué seguridad tenemos de sus resultados? cuestionó Bruno Meliani.

-Ninguna! Ni yo mismo sé a lo que me enfrento, ni lo que puede suceder... esa es precisamente mi labor y la de mi equipo... saber qué está pasando... o qué puede suceder! Lo único que les puedo garantizar es que nosotros mismos queremos vivir tanto como ustedes, y nos interesa tanto el futuro de la humanidad como a ustedes. Así es que les ruego que den su visto bueno a este trabajo y bajo mis condiciones.

-Yo entiendo su posición, señaló grave Seng Chui, y si podemos ayudarle, cuente con mi gente.

-Será bienvenida toda la ayuda posible... pero queremos mantener en secreto todo esto para no causar pánico. Quizá podríamos reunir un grupo de filósofos y teólogos con el pretexto del estudio de las profecías... sin explicar el motivo, simplemente con fines de estudio...

-Recuerden que el culto Vudú surge en Africa, recordó Eike Balún... podríamos integrar a algunos de nuestros sacerdotes...

-Repito que toda ayuda es bienvenida...

-Luz María,  a quién propones para coordinar ese grupo de estudio?

-A Edmundo, nuestro Jefe del laboratorio de Criminalística....

-No... dijo de inmediato Ricardo... que sea Martha... es su área... y mejor integramos a Edmundo a nuestro equipo viajero...

-Me parece bien, dijo Bruno Meliani

-Pues en marcha... que el tiempo es oro... sobre todo ahora... señaló enfático Atilano.

 

Antes de salir, el Presidente del Consejo retuvo a Ricardo.

-Cómo ve las cosas?

-Bien... estamos creando un buen equipo... esperemos que sea de balde...

-De balde?

-No te gustaría que, al final de cuentas, nada de esto estuviera pasando?

-Claro que me gustaría... manténgame informado por favor Maestro.

 

 

 

 

 

Luz María mostró el cubículo a Ricardo. Cumplía con todas las especificaciones solicitadas por él. De inmediato se realizó la primera reunión en su interior.

-A partir de este momento, este será nuestro centro de acción y comando, dijo el Maestro seriamente. Su inviolabilidad debe ser absoluta. Empecemos por programar el primer viaje, que comprenderá Domingo de Ramos, lunes y martes santos.

Como no contamos con controles individuales aún, deberemos viajar en grupo. Sin embargo, cada uno tendrá una misión concreta. Andrés, estarás atento a los grupos en contra, fariseos, escribas, miembros del sanedrín, etc. Edmundo, con el fin de protegerse mutuamente, estarás con él para respaldarle en caso necesario. Antonio y yo llegaremos con Jesús y sus apóstoles. Yo intentaré platicar directamente con ellos, mientras Antonio indaga entre sus seguidores.

Quede entendido que este es un viaje de prueba para todos nosotros; tanto para sincronizar tiempos de entrada y salida como de labores. No se preocupen si no pasa nada, si no encuentran indicios de algo, si no tenemos resultado alguno. Vamos más como observadores. Podremos volver en el momento en que lo consideremos necesario. Le daremos una duración de tres días. Si el tiempo de viaje es paralelo al presente, no podemos desperdiciar mucho del que nos queda. Por esta única vez, nos acompañará Yolanda en calidad de supervisora y coordinadora del viaje. Ella nos dirá si actuamos correctamente y si estamos calificados para viajar solos. De acuerdo?

El asentimiento de todos fue contundente, aunque se notó cierto nerviosismo entre ellos.

 

La preparación del viaje no se llevó mucho tiempo. Un par de horas después estaban listos. Entre tanto, revisaron un viejo mapa de Jerusalén para memorizarlo y saber cómo moverse.

 

La llegada fue en la Puerta Antonia. Una multitud se movía por todas partes. El rebumbio los descontroló. Sin embargo, Yolanda, más ducha en los viajes, les dijo que debían olvidarse de momento de todos y concentrarse en sus respectivos objetivos.

Ricardo y Antonio partieron de inmediato hacia la zona exterior de la muralla; Andrés y Edmundo se dirigieron al Templo.

 

Tres días después, se reunieron con Yolanda que les esperaba platicando con un centurión. Al verlos, se despidió amablemente. Fuera de la muralla, Ricardo accionó el TMC.

-Veo caras sorprendidas, dijo Luz María con cierto contento.

-Vaya que sorprendidas! exclamó Ricardo emocionado. Jamás me imaginé vivir una experiencia como esta! Como historiador, puedo decirte que es algo simplemente maravilloso!

-Y tenebroso...! agregó Edmundo. Si las intrigas en nuestra política han sido rastreras, judíos y romanos nos dejan a un lado!

-Bien señores... vayamos a descansar y mañana temprano nos reunimos para intercambiar información y experiencias, señaló el Maestro.

 

El desayuno se realizó enmedio de una apagada emoción. Los cuatro querían expresar su sentir, y los demás escucharles. Sin embargo, conforme a las reglas, no podrían hablar sino hasta estar en el cubículo. Así las cosas, todos tomaron sus alimentos con cierta prisa, menos Ricardo que, ladino como siempre, hacía crecer la desesperación de su gente retardando sus acciones. Finalmente, lanzó la servilleta sobre la mesa y, sin decir nada, se dirigió seguido por los demás al cubículo. Antes de entrar, se quedó mirando aquella hermosa pieza de la ingeniería moderna y, simplemente, dijo:

-Lázaro!

-Perdón Maestro?

-Lázaro... llamaremos a nuestro cubículo Lázaro.

-Y eso? preguntó extrañado el Capitán Luciga.

-Lázaro fue resucitado por Jesús... espero que este cubículo sea, junto con la humanidad, resucitado también...

Nadie dijo nada, pero todos experimentaron un breve escalofrío.

 

-Bien señores, expresó Ricardo ya instalado en su sillón. Siguieron ustedes nuestro viaje por el Control Maestro?

-Desgraciadamente eso no es posible, contestó Luz María. Podemos tener contacto con ustedes, saber dónde se encuentran, pero no podemos tener imágenes de todo su andar.

-Hummm... eso quiere decir que la realidad no ha superado la fantasía... dijo el Maestro.

La cara de duda de los presentes le hizo explicarse mejor.

-En las viejas películas de aventuras los controladores siempre tenían una pantalla gigante en donde veían lo que sucedía... pero estoy desvariando... perdón... veamos pues... siento que por la importancia de los eventos, deberé ser el primero en contar lo sucedido.

Adoptamos los cuerpos de dos de los discípulos de Cristo. Así nos integramos a la multitud que le seguía. Procuré estar lo más cerca posible de los apóstoles para despejar algunas dudas.

Me pude enterar que la semana anterior a la Pascua la vivió Jesús en Betania. Habla con Lázaro. Habla con los discípulos. Pero, sobre todo, habla con el Padre. Son unos días de oración intensa. La clarividencia es total en Jesús. Sabe lo que va a suceder. Ya lo ha anunciado varias veces con gran detalle. Además, para cualquier mente despierta era claro que se iba a producir una confrontación total con las cabezas del pueblo. Todo iba a quedar claro en aquellos días. Los discípulos lo ven, pero no lo ven todo, pues desconocen la profundidad del drama. Desconocen la fuerza del pecado y la violencia del diablo. Ellos no lo saben, pero Jesús sí. En esos días reafirma su voluntad humana y divina de entrar en la lucha de ese modo tan sorprendente. Va a demostrar que el amor es más fuerte que la muerte. Va amar a todos a pesar de todas las dificultades. Y eso es el contenido de su oración dolorida y amorosa, valiente y silenciosa.

El sábado fue un día de especial oración. Jesús, como el soldado antes de la batalla, vela su espíritu para lo que va a suceder. Su mente ve, su voluntad quiere, su corazón ama. Siente el rechazo y la resistencia, es tentado más intensamente de lo que fue en el desierto, pero sigue firme la respuesta generosa de amor al Padre y a los hombres.

 

El domingo se pone Jesús en marcha hacia Jerusalén. Camina delante de ellos. Debían ser entre cincuenta y cien personas, contando hombres y mujeres, los que formaban la peregrinación. El primer kilómetro de subida transcurrió en silencio por parte de Jesús y con una progresiva animación de todos. Animados, pero vigilantes. Por Lucas, puedo enterarme que no quieren que se dé un ataque por parte de los enemigos de Jesús. Están dispuestos a defenderle. Jesús calla, pues sabe bien lo que valen esas valentías, y cómo se va a necesitar mucho más en aquella batalla tan distinta de las que suelen suceder entre los hombres.

Al llegar a la cumbre de la pequeña pendiente de Betania hacia Jerusalén, que es en donde nos integramos nosotros, ocurre un hecho significativo. Al llegar a Betfagé, junto al Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: Id a esa aldea que veis enfrente y encontraréis en seguida un asna atada, con su pollino al lado; desatadlos y traédmelos. Si alguien os dijera algo, respondedle que el Señor los necesita, y al momento los soltará. Mateo me comentó que esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por medio del Profeta: Decid a la hija de Sión: He aquí que viene a tu Rey con mansedumbre, sentado sobre un asno, sobre un borrico, hijo de burra de carga.

Muchas cosas está diciendo Jesús con ese gesto, dice Mateo. Diez siglos antes entró en la ciudad construida por David su hijo Salomón montado en un borrico. Las gentes de la ciudad aclamaron al hijo de David con gritos de hossana. Por otra parte la profecía de Zacarías dice que el Rey de Israel va a entrar en la ciudad del monte Sión montado en un pollino como rey de paz. El hecho de que sea un pollino, y no su madre, muestra la novedad de los tiempos. La borrica simboliza al antiguo Israel, el pueblo de la Antigua Alianza. El pollino aún no montado por nadie es la montura real y mansa del rey de la nueva alianza. El lenguaje de los símbolos es claro para gentes acostumbradas a leer en ellos.

-Luego entonces sí es cierto que Jesús se proclama Rey de los Judíos... dice Martha.

-Si no de palabra, sí de hecho, contesta Ricardo y continúa. Los discípulos marcharon e hicieron como Jesús les había ordenado. Trajeron el asna y el pollino, pusieron sobre ellos los mantos y le hicieron montar encima. La comitiva crece. Era costumbre entre las gentes reunidas para la Pascua recibir con gritos y cánticos a los nuevos grupos que llegaban. Los acompañantes de Jesús también lo hacen. La figura de Jesús destaca en el conjunto. Las gentes se preguntan quién es el recién llegado. Los que le conocen lo dicen. Era conocido de muchos sus milagros en todas partes y su anuncio del reino de Dios. La resurrección de Lázaro ya había corrido de boca en boca. Muchos venían de Galilea o de otros lugares más frecuentados por El. En aquellos momentos residían en Jerusalén unas cincuenta mil personas, a las que se añadía en campamentos alrededor de la ciudad cuatro veces más de peregrinos. El Monte de los Olivos estaba muy lleno de gente. De pronto, comienza un entusiasmo que va creciendo y una gran multitud etendió sus propios mantos por el camino; otros cortaban ramas de palmas y las echaban sobre el camino; la multitud que iba delante y detrás de El, clamaba diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!.

Es posible que en la mente de muchos, también de los discípulos, estuviese la idea de que por fin se decidía a manifestar claramente su mesianidad y su realeza. Se entusiasman, ponen su mantos a los pies del borriquillo, toman ramas agitándolas, y gritan contentos. Con el alboroto se corre más la voz. Y Jesús acepta la alabanza. En otras ocasiones había rechazado los entusiasmos del pueblo; ahora los quiere, es más: da pie a que se den. Está declarándose rey ante el pueblo en la misma Jerusalén!

La alabanza a Jesús como hijo de David se extiende al cielo en alabanza a Dios: Hosanna en las alturas. Dios ha tenido misericordia del pueblo y les envía un liberador, un rey de paz y de justicia.

-Quiero hacer aquí una observación, dijo Antonio, somos testigos de que efectivamente es una declaración vívida en la que el pueblo siente a Jesús -y así lo aclama- como su Rey. De tal suerte que la molestia tanto para los integrantes del Sanedrín como para los romanos es no sólo existente sino válida.

-En el momento en que me toque narrar lo presenciado hablaré precisamente de eso, señaló Edmundo.

-Bien, continúo, indicó Ricardo. Avanza el grupo entre aclamaciones y le siguen muchos, que se arraciman en torno a Jesús. El avance es lento. La ciudad está a la vista. Entre el Monte de los Olivos y Jerusalén está el torrente de Cedrón. La vista es magnífica. Enfrente la mole grandiosa del Templo; al norte la torre Antonia donde está la guarnición romana dominando la ciudad; al lado opuesto el palacio de Herodes defendido por tres torres casi inexpugnables; en torno la doble muralla que protegía la ciudad, palacios deslumbrantes en el monte Sión y casas apiñadas con callejas estrechas. El Templo domina todo con sus murallas ciclópeas, una auténtica maravilla, con sus puertas monumentales, torres y enormes explanadas, y cubierto de plata y mármol, como una montaña de nieve llena de luz aquella mañana de primavera. Un grito de admiración sale de los peregrinos cuando se comienza a ver el Templo.

 Ante este espectáculo Jesús se detiene, fija su vista en la ciudad y en el Templo, y, ante la sorpresa de todos, llora diciendo: ¡Si conocieras también tú en este día lo que te lleva a la paz!; sin embargo, ahora está oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti en que no sólo te rodearán tus enemigos con vallas, y te cercarán y te estrecharán por todas partes, sino que te aplastarán contra el suelo a ti y a tus hijos que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de la visita que se te ha hecho.

Pocos días antes, había llorado Jesús ante la tumba de su amigo Lázaro, porque lo amaba. Ahora llora porque ama a la ciudad Santa, ama a los hombres y a la patria donde ha nacido. Pero ve la realidad, ve la ruina que va a caer sobre ella. En el año 70, después de una rebelión promovida por los celotas, los romanos, guiados por Tito, la cercarán, y pondrán precisamente sus fortificaciones en el monte de los olivos. La batalla fue terrible y el Templo será destruido por completo. En el año 135 ante una nueva rebelión encabezada por Bar Kochba, el emperador Claudio mandó la total destrucción de la ciudad hasta los cimientos, y mandó construir en su lugar una ciudad romana que llamó Aelia Capitolina. Jesús sabe que estos hechos serán duros y terribles. Serán un castigo por la dureza de corazón que va a manifestar especialmente estos días, en que no ha sabido reconocer la paz que viene del cielo. Los que le rodean le aclaman, pero Él sabe bien el valor de lo que tiene delante de los ojos.

En aquellos momentos algunos fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. El les respondió: Os digo que si éstos callan gritarán las piedras. Aquellos hombres no pueden aguantar las aclamaciones a Jesús. Quizá, piensan, se produzca ya el movimiento de masas tan temido, y que Jesús pase de su apostolado con pequeños grupos a uno de masas, llegando a arrastrar a toda la población. Sabemos el odio de muchos de ellos a Jesús y la negación de su mesianidad y de su filiación divina. Más adelante dirán entre sí: Veis que no adelantamos nada. Todo el mundo se va detrás de él.

Las aclamaciones siguen en el Templo; a la indignación de los fariseos se unen los escribas y los saduceos. Es de notar que en el Templo los hosanna los decían sobre todo los niños, por eso se quejan al Señor: ¿No oyes lo que dicen éstos? Jesús les contestó: Sí. ¿No habéis leído nunca que de la boca de los pequeñitos y de los niños de pecho te has hecho alabar?. Lo alaban como Rey descendiente de David, como había sido vaticinado. Aquellos hombres rechazan su testimonio.

Jesús entró en la ciudad por la puerta Dorada, cerca del Templo. Allí se le acercaron unos ciegos y cojos y los curó.

-Maestro... fueron ustedes testigos de esas curaciones? preguntó extasiado el coronel Alexclar.

-Difícil de creer, y más de aceptar... pero lo vimos... y no podemos ponerlo en duda, contestó con una severidad palpable Ricardo.

Los príncipes de los sacerdotes y los escribas, con los jefes del pueblo, querían matarlo. Pero no veían cómo lo realizarían, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus labios. No podían provocar una revuelta.

-Pero Jesús tampoco aprovecha su éxito para conseguir una meta política, dice Antonio. Habría podido aprovechar las aclamaciones de la multitud y con gentes dispuestas a todo, que las tenía, hacer grupos de activistas, tomar el poder y hacer valer su ley, superando los abusos religiosos y económicos de los poderosos.

-Pero no lo hace así, indica Ricardo, sigue con la predicación, deja que se serenen los ánimos, y al caer la tarde, después de examinarlo todo, vuelve a Betania con los Doce y los demás. Parece que no explota el éxito de su aclamación como rey, y de hecho, no actúa como un aspirante a un reinado humano.

Aquella tarde sucedió algo que llenó de entusiasmo a Jesús y nos revela su mente en aquél día. Entre los que subieron a adorar a Dios en la fiesta había algunos griegos; éstos se acercaron a Felipe y le rogaban: Señor, queremos ver a Jesús. Fue Felipe y se lo dijo a Andrés, y ambos fueron y se lo dijeron a Jesús. Jesús les contestó: Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. Se alegra Jesús con los primeros frutos de fe en aquellos que vivían lejos del pueblo elegido. Pero lo central en su pensamiento y su corazón es la cercanía de su muerte y la gloria del Padre. Por eso dice: En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no muere al caer en tierra, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto. El que ama su vida la perderá, y el que aborrece su vida en este mundo, la guardará para la vida eterna. Si alguien me sirve que me siga, y donde yo estoy allí estará también mi servidor; si alguien me sirve, el Padre le honrará.

-¿Y cual era el estado de ánimo de Jesús? pregunta Luz María.

-Él mismo lo dice: Ahora mi alma está turbada. Sentimiento de dolor, de angustia, de preocupación, de conciencia de lo que va suceder. Hay lucha en su interior. Pero se crece ante esta turbación de su alma; y ¿qué diré?: ¿Padre, líbrame de esta hora? No quiere la liberación del dolor, quiere la liberación del pecado. Sabe que éste es el momento crucial de la entrega y el sentido de su vocación. Sabe que es el mediador único, el sacerdote de la nueva alianza, y añade: si para eso vine a esta hora. ¡Padre, glorifica tu nombre!. Es un grito que le sale del alma, es una oración externa de lo que bulle intensamente en su interior. Quiere la gloria del Padre por encima de todo. Y aquí viene otro hecho sobrenatural, señala Ricardo. El Padre responde. Lo he glorificado y de nuevo lo glorificaré. La gloria con que había de glorificar al Hijo es su unión total; la gloria que vendrá será la nueva vida resucitada.

-Y lo escucharon todos? preguntó Alexclar.

-La multitud que estaba presente decía: Ha sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado. Jesús respondió, y escuchen bien porque siento que es importante en nuestra investigación: Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora es el juicio de este mundo, ahora el príncipe de este mundo va a ser arrojado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí. Decía esto señalando de qué muerte iba a morir. La cruz se anuncia cada vez más clara en sus palabras: el pecado y el diablo van a ser vencidos del único modo que ellos no pueden deformar: con la humildad y el amor. Uno de la multitud le replicó: Nosotros hemos oído en la Ley que el Cristo permanece para siempre; entonces, ¿cómo dices tú: Es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre? ¿Quién es este Hijo del Hombre?.

 Jesús le dijo: Todavía por un poco de tiempo está la luz entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que las tinieblas no os sorprendan; pues el que camina en tinieblas no sabe a dónde va. Mientras tenéis la luz, creed en la luz para que seáis hijos de la luz. Jesús les dijo estas cosas, se marchó y se ocultó de ellos.

Acaba el día y Jesús desanda el camino de Jerusalén a Betania. El silencio llena los corazones. Alegría por los hosannas, pero sorpresa por la vuelta silenciosa. Jesús calla. Durante aquella noche seguirá hablándoles del sentido de todo lo que está pasando, para que entiendan. Pero entender no era fácil.

La noche del domingo fue intensa para Jesús. Explica muchas cosas a los suyos, pero, sobre todo, reza. Su alma está en tensión. Es fácil comprenderlo al observarlo. Ve, quiere, siente, habla con el Padre, es invadido por el Espíritu Santo que le empuja al sacrificio. Vive un amor intenso y dolorido. Ante sus ojos desfilan los sucesos de aquellos tres años, y la humanidad entera con sus miles de historias individuales se le hace presente. Es la oración del Mediador entre Dios y los hombres, y vive su función con intensidad. También ayuna, su espíritu no se relaja.

El lunes, al encaminarse de nuevo al Templo de Jerusalén, sintió hambre. Pero en lugar de recurrir a los suyos pidiendo alimento, se dirige hacia un higuera buscándolo. Sabe que florecen hacia junio y raramente lo hacen en abril; pero le mueve un deseo intenso de que Israel dé buenos frutos, a pesar de todas la evidencias. Tiene hambre del amor de su pueblo y de todos los hombres. Pero aquel pueblo es como la higuera que tiene muchas hojas y ningún fruto. Y surge la ira profética como el relámpago en un cielo de tormentas, y clama hablando con el árbol, y más aún con su pueblo: que nunca jamás coma nadie fruto de ti. Los discípulos escuchaban sorprendidos.

Al día siguiente, el martes por la mañana, al pasar, vimos que la higuera se había secado de raíz. Los discípulos estaban acostumbrados a los milagros, pero esta vez se sorprenden tanto como nosotros, pues se dan cuenta que forma parte del mensaje de Jesús que les habla por medio de un símbolo. Un árbol frondoso y prometedor se ha secado casi de repente. Y acordándose Pedro, le dijo: Rabbí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Era como decirle explícanos esta nueva parábola unida a un milagro tan extraño. Jesús abre su alma y les explica algo esencial: el valor de la fe y la importancia del perdón, y les contestó: Tened fe en Dios. La necesitarán pues dentro de poco van a ver la debilidad de Dios, o mejor, un manifestarse del amor divino que se abajará al máximo para ganar la buena voluntad de los hombres. Para personas acostumbradas a considerar a Dios lleno de poder y majestad, es un escándalo verle humilde para vivir el misterio del perdón.

 Ese martes acude al Templo. Los rostros de los que le acompañan están serios; ya no hay vítores de los acampados alrededor de Jerusalén, ni en la misma ciudad, pero muchos quieren oír y ver al Maestro, al Hijo de David, al que resucitó a Lázaro, al que se ha proclamado Hijo del Padre eterno.

Este día todos los grupos que se oponen a Jesús se van a unir y emplear sus armas dialécticas para destruirle. Siguieron observando y le enviaron espías que simulaban ser justos para cogerle en alguna palabra y entregarlo al poder y jurisdicción del gobernador. Muchas cosas van a quedar claras en este día y mucha va a ser la luz para los de mente y corazón abiertos.

Los fariseos se habían enfrentado con Jesús tanto el domingo como el lunes y estaban avergonzados. Ahora van a enviar discípulos camuflados para cogerle en una palabra comprometida; le preparan una pregunta que creen sin solución, o mejor, con todas las soluciones posibles negativas para Jesús: es la cuestión de la relación de la esfera religiosa con la autoridad política, gran tema de todos los tiempos y que tantos problemas ha sólido llevar consigo. Acuden con retorcimiento mental, con adulación y falsedad y acompañados de los herodianos, que eran partidarios del poder de los romanos y de Herodes.

 Maestro, le preguntan, sabemos que eres veraz y que enseñas de verdad el camino de Dios, y que no te dejas llevar de nadie, pues no haces acepción de personas. La suavidad de las palabras esconde la malicia. Ciertamente Jesús es veraz, pero a ellos no les interesa la verdad, sino atraparle y entregarlo como prisionero. Por eso plantean la cuestión que les parece insoluble. Dinos, por tanto, qué te parece: ¿es lícito dar tributo al Cesar, o no?. El tema aparente es sólo el del impuesto, pero detrás lleva mucha más carga. Si responde que no se pague tributo al Cesar se hace reo de rebelión y puede ser tomado preso por los herodianos o los romanos. Si dice que se pague el tributo se hace colaboracionista, y acepta el yugo gentil sobre el pueblo elegido, algo intolerable para muchos. No parece haber más salidas. El nivel más profundo del tema es el de la relación de lo religioso y lo político. ¿Tiene que regirse el pueblo por las leyes de Dios y ser gobernando por los sacerdotes? ¿O acaso debe tomar la dirección de lo religioso el poder político? En la historia se han dado las dos soluciones con malos frutos casi siempre. Ciertamente la cuestión es compleja.

Jesús no rehuye el problema del momento, ni el más profundo, y va a dar una solución que recorrerá la historia a partir de entonces. Conociendo Jesús su malicia, respondió: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Enseñadme la moneda del tributo. Y ellos le mostraron un denario. Jesús les preguntó: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Le respondieron: Del Cesar. Entonces les dijo: Dad, pues, al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. La solución sorprende a todos. Toda autoridad viene de Dios, pues la sociedad necesita de la autoridad para no caer en el caos y en la anarquía. Se debe obedecer a esa autoridad en sus mandatos justos y en las leyes que no sean inmorales; pero lo político es autónomo de lo religioso. Por tanto es lícito pagarle el tributo al Cesar que lo necesita para su función, pero siempre dando a Dios todo el corazón que es lo suyo propio. Al oírlo se quedaron admirados y, dejándole, se marcharon. Y no pudieron acusarle por sus palabras ante el pueblo.

Después de los fariseos y los herodianos acuden a la controversia algunos de los saduceos. Eran pocos en el pueblo de Israel, pero ocupaban puestos de gran relevancia en el Sanedrín. Eran conservadores en lo económico y bastante escépticos en lo religioso. Aceptan la religión como algo esencial en el momento, pero al negar la resurrección desconocen y se confunden en cuanto a la situación del hombre después de la muerte, es decir, sobre la misma espiritualidad del ser humano, y le preguntan al respecto. Jesús les contestó, pero ni la pregunta ni la respuesta tiene que ver con lo que investigamos, así es que la dejo de lado.

Jesús camina por el Templo hablando con unos y otros. Los enemigos se retiran. Jesús se mueve por el Templo con libertad cuando ocurre un hecho que le conmueve y le sirve de ejemplo para educar a los discípulos. Sentado Jesús frente al gazofilacio, miraba cómo la gente echaba en él monedas de cobre, y bastantes ricos echaban mucho. Al llegar una viuda pobre, echó dos monedas, que hacen la cuarta parte del as. Llamando a sus discípulos les dijo: En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más en el gazofilacio que todos los otros, pues todos han echado algo de lo que les sobraba; ella, en cambio, en su necesidad, ha echado todo lo que tenía, todo su sustento.

El ambiente es tenso y expectante. Jesús vive con intensidad el momento. Quiere dejar algo muy importante a los que le escuchan. No se trata sólo de sus discusiones con los escribas, los fariseos y los saduceos. Se trata de denunciar la raíz del pecado en los corazones de los hombres. Sólo cuando se descubre el rostro de la soberbia, se puede vencer y vivir la vida de amor tantas veces anunciada, pero siempre lejana. Por eso Jesús manda que se reúnan los más posibles, también sus enemigos.

De pronto, Jesús eleva la voz para ser oído por todos, y con fuerza expresa de modo fuerte verdades que pueden doler, pero que pueden curar. Denuncia el pecado interno de los escribas y de los fariseos que es actuar para ser vistos, no guiados por el amor. La soberbia espiritual lleva al engreimiento ante la propia perfección y su primer fruto es hacer las cosas para ser alabados por los hombres. La gloria y el amor de Dios se desdibujan, la humildad se hace imposible y, en una pendiente difícil de controlar, se deslizan una serie de abusos cada vez más notorios. No denuncia Jesús la doctrina de los escribas y fariseos pues dice haced lo que dicen sino las motivaciones de sus corazones. Sus palabras, sus gritos más bien, van a resonar en el templo como latigazos que intentan convertir a los duros de corazón. La cólera de Dios se hace manifiesta como en el Sinaí.

Guardaos de los escribas, dice, que les gusta pasear con vestidos lujosos y que los saluden en las plazas, y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; que devoran las casas de las viudas mientras fingen largas oraciones. Estos recibirán un juicio más severo.

No niega la autoridad de unos y de otros; desvela el fondo de sus intenciones que se manifiesta en vanidades que alcanzan el ridículo. El amor verdadero es humilde, y busca servir más que servirse. La humildad no tiene fuerzas para decir que es humilde, pues sería orgullo espiritual, pero se advierte en que sirve a todos; entonces Dios da gloria en lo más íntimo del alma y cuando conviene en lo exterior, pues ya nada puede hacer daño al que nada busca en las vanidades humanas.

-Una declaración de guerra, comenta el Coronel Alexclar.

-El silencio se hace entre la multitud después de la explosión de imprecaciones de Jesús. No se puede decir más. Todos callan esperando una nueva polémica que no llega. La saeta ha dado en la diana, la verdad de unos y de otros se ha hecho clara a la vista de todos. Jesús está encendido. Pero no ha acabado, pues añade una exclamación final: Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profetas y lapidas a los que te son enviados. Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina cobija a sus polluelos bajo las alas, y no quisiste. He aquí que vuestra casa se os va a quedar desierta. Así, pues, os aseguro que no me veréis hasta que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.

Jesús sale del Templo dolorido por la dureza de corazón de aquellos hombres tan cercanos a la palabra de Dios y tan lejanos de Dios mismo. Los apóstoles participan de aquel dolor sin entenderlo del todo.

En el camino de vuelta a Betania predomina el silencio, hasta que alguno de los discípulos -quizá para crear un ambiente más distendido- se admira de la belleza del Templo, y dice: Maestro, mira qué piedras y qué edificios; otros aprovechan la ocasión y al admirar las riquezas del Templo, comentan los valiosos dones y regalos de personajes como Ptolomeo, Augusto, Julia, Herodes el Grande y muchos otros benefactores insignes y personas particulares que guardaban sus fortunas en el Templo. Basta pensar en la vid de oro macizo puesta a la entrada del Templo que tiene la altura de un hombre. Tácito dice que era un templo de gran opulencia, bien construido, algunas de las piedras eran enormes de unos diez metros de tamaño.

El tono de la conversación debió animarse, Jesús calla y, de repente, les dice: ¿Veis estas grandes construcciones? No quedará aquí piedra que no sea derruida; la expresión "no quedará piedra sobre piedra" es expresiva. Todos quedaron consternados ante estas palabras, tanto por el tono profético, como por la dureza de la misma revelación, pues les estaba diciendo que el mismo Templo, orgullo de todo israelita, iba a ser destruido; cosa que ocurrió efectivamente antes de haber transcurrido cuarenta años por manos de Tito. Al no poder dominar un incendio ordenó la destrucción total del Templo que dura hasta hoy.

-Podría volver a ser destruido en esta época? cuestionó Martha.

-Quizá... lo malo es que no podemos ver el futuro.

-Siga Maestro, siga, pidió Alexclar con la urgencia de la curiosidad.

-Todos callan, y un silencio cortante domina la escena. Ascienden un poco más hasta el Huerto de los Olivos, que está frente al Templo, y allí, en confianza le preguntaron aparte Pedro, Santiago, Juan y Andrés: Dinos: ¿cuándo ocurrirán estas cosas y cuál será la señal de que todo esto está a punto de cumplirse?.

 Si los cuatro discípulos escuchan con fe, con curiosidad, y con un cierto temor en el corazón, ya se imaginarán ustedes con qué atención le escuchamos Antonio y yo.

Respecto al tiempo del fin del mundo no les quiere revelar el momento: en cuanto a aquel día y a aquella hora, nadie la conoce: ni los ángeles, ni el Hijo, sino sólo el Padre, cosa comprensible, pues el temor, el desaliento, el cansancio, o la despreocupación podrían hacer mella en los hombres, y conviene que cada uno luche en el presente, tal y como lo estamos haciendo nosotros en este momento. Lo característico del final es la venida de Cristo como juez y rey, es un tiempo de plenitud y salvación definitiva. Y cuando venga el Hijo del hombre en su majestad y todos los ángeles con El, entonces se sentará sobre el trono de su majestad, y serán congregadas delante de El todas las gentes, y los apartará los unos de los otros, como el pastor aparta las ovejas de los cabritos.

-Entonces, El mismo habló del fin del mundo! exclamó Martha.

 -Ahora bien, esto es importante, afirmó Ricardo. Las palabras del Señor sobre lo que acaecerá en los últimos tiempos se van mezclando con lo que sucederá al Templo y al Israel incrédulo, y, en cierta manera, irá sufriendo siempre la Iglesia a lo largo de los siglos.

Lo primero es el engaño, las guerras y las catástrofes naturales. Mirad que nadie os engañe. Muchos vendrán en mi nombre diciendo: Yo soy, y engañarán a muchos. Cuando oigáis que hay guerras y rumores de guerras, no tengáis miedo. Es preciso que esto suceda, pero no es todavía el fin. Pues se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino. Habrá terremotos en diversos sitios, habrá hambres. Muchos han visto en estas palabras la situación de Israel antes del año 70 en que fue destruida Jerusalén. Es notorio que también han sucedido muchas cosas similares a lo largo de la historia, pero parece que serán más intensas estas pruebas antes del fin definitivo, pues es sólo el comienzo de los dolores.

 -Acaso podría referirse a las guerras que se suscitaron a principios de este milenio? señaló Yolanda.

-Ya lo analizaremos. Ahora sólo escuchen, indicó Ricardo cansado de las interrupciones, observando que todos tomaban notas. La segunda serie de señales, prosiguió, es la aparición de persecuciones similares a las que padeció Cristo. Entonces os entregarán a los tormentos, y os matarán, y por mí seréis odiados de todos los pueblos. Muchos desfallecerán y unos a otros se traicionarán y se odiarán mutuamente. Surgirán muchos falsos profetas y con el crecer de la maldad se enfriará la caridad de muchos; realidades fuertes que sólo atempera la insinuación sobre la conversión de los judíos. Y ante el temor que podrían producir les consuela con la promesa de una ayuda especial del Espíritu Santo para perseverar: el que persevere hasta el fin, ese se salvará, es más, no se perderá ni un cabello de vuestra cabeza, pero necesitan paciencia.

Las señales de la ruina de Jerusalén también son aplicables al fin del mundo; se trata de la abominación de la desolación. Con esta expresión el profeta Daniel señala una idolatría, algo así como la profanación del Templo de Dios realizada por Antíoco dos siglos antes al colocar un ídolo allí; o bien ocupar el lugar más sagrado de una manera sacrílega y llena de un sorprendente poder.

-Luego entonces sí hay una profecía anterior... señaló Martha.

-Sí, la de Daniel. Las palabras “donde no debiera estar”, quizá anuncian un poder humano que intentará suplantar el poder divino que en la tierra ejerce la Iglesia. Y el consejo del Señor para esta situación es rezar: Orad para que no suceda en invierno, expresión que quizá quiere decir con pocos frutos, aunque la oración de los justos acortará el tiempo de prueba. Habrá en aquellos días tal tribulación cual no la ha habido desde que Dios creó hasta ahora. Y si el Señor no acortase aquellos días, nadie se salvaría. En atención a los elegidos se abreviará. Estas señales ya son más directamente aplicables al fin de los tiempos.

La tercera serie de señales es la aparición de falsos Cristos y falsos profetas, capaces de hacer prodigios y de engañar si fuera posible a los elegidos, dice el Señor. Vendrá una gran apostasía, unida a la aparición de “un anticristo” al que llama hijo de la perdición que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el templo de Dios y proclamarse a sí mismo Dios.

 El final de la exposición de Jesús sobre aquellos hechos fue sorprendente, pues dijo: Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se obscurecerá y la luna no dará su resplandor y las potestades de los cielos se conmoverán. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre, y en ese momento todas las tribus de la tierra prorrumpirán en llantos. Y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes con gran poder y gloria. Y enviará a sus ángeles que, con trompeta clamorosa, reunirán a sus elegidos desde los cuatro vientos, de un extremo a otro de los cielos.

 Realmente es el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios que retribuirá a cada uno según sus obras: la vida eterna para quienes, mediante la perseverancia, en el bien obrar; y la ira y la indignación, en cambio, para quienes, con contumacia, no sólo se rebelan contra la verdad, sino que obedecen a la injusticia. Por último, les revela el gozo de la restauración definitiva cuando se cumplan los planes de la divina sabiduría respecto a los hombres que pudieron usar bien o mal su libertad.

Ricardo quedó en silencio. Los demás también. Tras un suspiro que rompió la meditación, Martha señaló:

-Así es que, por decirlo de algún modo, Juan no hizo más que magnificar estas palabras de Jesús y ponerlas en un marco de destrucción y alegorías...

-Pensaste lo mismo que yo, afirmó Ricardo. Pero ahora es preciso dejar que la mente trabaje. Vayamos a descansar y cada cual analice las señales. Mañana platicaremos de la posición de romanos y judíos que pudieron palpar Andrés y Edmundo. Creo que sí es preciso establecer la situación que prevaleció en la muerte de Jesús, aunque creo que ya están bastante claras algunas cosas.

 

 

 

 

Los viajeros descansaron hasta bien entrada la mañana. Luz María ordenó que no se les molestara, pues sabía el agotamiento que un viaje como el realizado causaba.

A las doce del día, ella personalmente llevó hasta los aposentos del Maestro un suculento almuerzo.

-Qué hora es, preguntó amodorrado Ricardo.

-Mediodía...

-Y aún me siento cansado... no pensé que fueran tan agotadores esos viajecitos.

-Es más que nada el cambio en la materia Maestro. Pero hasta ahora no hemos encontrado efectos secundarios en los viajeros, fuera del agotamiento.

-Estoy francamente maravillado Luz María, exclamó Ricardo ya bien despierto. Te imaginas el paraíso que es para los historiadores el poder confirmar un suceso histórico? O encontrar que no fue como lo registra la historia?

-Así es... aunque le confieso que, quizá porque no había un historiador entre nosotros, no lo habíamos pensado así. Todo el tiempo y el trabajo lo dedicamos a la cuestión judicial. Claro que nos topamos con la historia misma, pero nuestra prioridad siempre fue la justicia, no la historia.

-Con todo, aún se pueden hacer verificaciones estupendas...

-Supongo que sí. En sus manos, este sistema haría cambiar los textos de historia....

-Pasando a otra cosa... ya se reunieron los demás?

-Se deben estar levantando en este momento también. Quise dejarles descansar lo suficiente...

-Perfecto! Cita a todos a la una de la tarde en Lázaro.

-Ahí le esperamos Maestro, contestó Luz María saliendo de la habitación.

 

-Escuchemos ahora a Andrés y a Edmundo, indicó el historiador. Nada más que les voy a rogar a todos que tomen nota, pero no interrumpan. Las interrupciones les pueden hacer perder el hilo de una explicación o de su propia narrativa.

-Hemos pensado en dividir nuestra información Maestro. Yo contaré lo que vimos y oímos, y Edmundo señalará el contexto legal en que se encontraban tanto romanos como judíos. Está bien?

Ricardo asintió con la cabeza haciendo una seña con la mano para que Andrés iniciara su relato.

-El domingo, cuando llegamos al Templo, los integrantes del Sanedrín no estaban reunidos. Todos estaban mezclados entre la multitud que llegaba a la ciudad. Decidimos localizar a uno de los sacerdotes, y lo pudimos lograr en la parte exterior del templo.

Comentaba con otro personaje la llegada de Jesús. Por lo que pudimos entender, el otro personaje era un informador del sacerdote. Nos acercamos temerosos de que rechazara nuestra presencia, pero por el contrario, al vernos cerca nos dijo:

-Qué les parece? Ese tal Jesús entra a la ciudad como si fuera el Rey de los Judíos. Así lo proclaman sus seguidores... no es un descaro?

Contestamos afirmativamente para entrar en confianza, lo que logramos inmediatamente.

-Tú, ve a buscar a mi suegro para saber qué medidas vamos a tomar, dijo dirigiéndose al acompañante. Ustedes... puedo confiar en ustedes? nos preguntó de sopetón pero, sin esperar respuesta, siguió dando sus instrucciones. Ustedes vayan al Palacio de Herodes e informen de la noticia; luego, hagan lo mismo en el de Pilatos. Se va a cimbrar el dictadorcito romano...

En ese preciso momento, el informador, que ya había dado unos pasos para alejarse, se volvió y le dijo:

-Caifás, debo quedarme con Anás o retornar a ti?

Nos asombró saber que estábamos hablando precisamente con uno de los más enconados enemigos de Cristo; sin embargo, pudimos disimular partiendo de inmediato a cumplir sus órdenes. Por otra parte, yo iba feliz pues tendríamos un pretexto perfecto para entrar en los palacios de los dos personajes más importantes de esa época histórica.

En el Palacio de Herodes fuimos detenidos en la antesala del trono. Comunicamos a los guardias el motivo de nuestra presencia y de inmediato nos recibió el Tetrarca.

Si bien al principio nos recibió con despotismo, en cuanto escuchó la noticia de la entrada de Jesús y sus seguidores a la ciudad, y las aclamaciones con que fue recibido, Herodes echó a temblar notoriamente.

-Y qué hacen los sacerdotes y fariseos que no le detienen? dijo entre temeroso e indignado.

-No lo sabemos Majestad... aunque podemos adelantarle que Caifás ya se reúne con Anás para promover su captura.

-Y con qué pretexto le van a detener? preguntó angustiado.

-Tampoco lo sabemos...

-Maldita sea! El galileo ya me colmó la paciencia. Deben detenerlo por proclamarse Rey! Aquí el único Rey soy yo! Y nadie más! entienden? Nadie más!... que hijo de Dios ni que hijo de Dios! es un agitador! Vayan y digan a Pilatos que ha agitado a la multitud. Que lo detengan los romanos, así cualquier problema recaerá en ellos. Si yo lo detengo me puedo echar encima a la gente... de por sí no me quieren por más que les he dado muestras del amor por mi pueblo... ingratos!

Mientras desvariaba, Herodes caminaba de un lado a otro desesperado por no saber qué hacer. Se notaba de inmediato su incertidumbre y temor. Finalmente, recordando que estabamos ahí, se detuvo, reacomodó sus ropas, volvió al trono y solemnemente dijo:

-Así es que Caifás les dijo que también fueran al Palacio de Poncio Pilato?

-Así es Majestad.

-Pues vayan... vayan... Pilato deberá hacer algo porque ya la tiene sentenciada. Que sea él el que se ensucie las manos con este falso profeta.

Cuando ya nos retirábamos, Herodes preguntó más con miedo que con curiosidad:

-Creen ustedes que ese Jesús sea en verdad un profeta? Le han escuchado?

Edmundo salvó el momento con una respuesta diplomática sin igual:

-Qué puede valer nuestra humilde opinión ante la sapiencia de su majestad?

Herodes no contestó. Se quedó pensativo por unos segundos que se nos hicieron eternos. Finalmente, sólo levantó la mano izquierda para indicar que nos retiráramos.

En el Palacio de Pilato la cosa no fue tan sencilla. Un pretoriano que guardaba la entrada nos detuvo en seco preguntando qué buscábamos. Al informarle de nuestra misión y señalando con énfasis ser enviados de Caifás, el sumo sacerdote judío, pensamos que suavizaría su trato; sin embargo, se limitó a ordenarle a otro que informara al Centurión a cargo.

Pasados unos minutos, se nos ordenó pasar. Fuimos revisados a conciencia. Lo bueno es que los personajes que ocupamos no estaban armados que si no....

Pilato estaba revisando unos papeles en la mesa central de la sala en que nos recibió. Ni siquiera se dignó voltear cuando entramos. Nos quedamos quietos y callados. La verdad es que no sabíamos qué hacer.

Al cabo de una media hora, Pilato se dirigió a nosotros y preguntó:

-Son los enviados de Caifás?

-Sí...

-Hablen!

Le informamos igualmente de los sucesos de esa mañana y él sólo nos veía con cierta insistencia. Cuando terminamos el informe solicitado, Pilato preguntó:

-Y qué quiere Caifás?

Nos vimos uno a otro descontrolados. No sabíamos qué responder. Cualquier cosa que hubiésemos dicho podría cambiar la historia. Así es que simplemente nos encogimos de hombros y Edmundo dijo:

-A nosotros sólo se nos pidió informar a su Excelencia...

-En verdad que sus sacerdotes están locos! No me explico el pavor que le tienen al famoso Jesús. Anda armado? Ha incitado a la rebelión contra Roma? Según mis informes no! es un pobre iluso que pretende cambiar al mundo con amor... se imaginan? con amor! Pero mis informadores no lo consideran peligroso, así es que Roma no tiene problemas con él... si Caifás y el Sanedrín quieren desgraciarle la existencia, allá ellos... a mí que no me metan en sus enredos!

-Sin embargo, intervino un Centurión que se encontraba en la sala, creo que debes recordar la advertencia del Cesar. No quiere más disturbios y mucho menos un levantamiento...

-No acaso tú mismo me has informado lo inocuo de las actividades de ese profeta? preguntó molesto Pilato.

-Así es... pero el Sanedrín, que sí le califica de subversivo y blasfemo, podría dirigirse a Roma y causarte problemas...

-Y qué debo hacer? Convertirme en juguete de los sacerdotes por miedo a que se quejen con el Cesar? Los informes enviados a Roma son precisamente en el sentido de que el profeta no es peligroso para el Imperio Romano; si los judíos tienen vicios de juicio, es su problema, no nuestro.

-Pero me informan que hoy se proclamó Rey de los Judíos...

-Vamos! El pueblo lo aclamó como tal... pero hasta donde yo sé él no lo ha hecho. Aún así, suponiendo que lo hiciera, que sea Herodes el que responda al agravio. Roma no tiene nada en contra de Jesús... y Pilato menos!

En ese momento, una voz de mujer nos hizo voltear hacia la entrada de la sala; era Claudia Prócula, la esposa de Pilato.

-Y no acaso los judíos se han quejado dos veces ya ante el Senado y ante el Cesar porque supuestamente has ofendido sus costumbres religiosas? Pedirte que intervengas en el caso de Jesús, el profeta, puede tener dos intenciones: la más ligera sería que les solucionases un problema... pero, no podría ser también una trampa para quejarse por tercera vez ante Tiberio, mi amado Cesar y hermano?

-Tiberio fue muy claro, añadió el Centurión, una queja más y Pilato deja de ser Procurador de Judea.

-Con mayor razón! Si Jesús es una amenaza para Roma, ni lo hemos detectado nosotros, ni el Sanedrín lo puede probar. Y bien puede, como dice mi amada esposa, ser una trampa. Jesús es un profeta, la cuestión es religiosa... que la resuelvan ellos! El mismo Herodes bailaría de gusto si me retira Roma. No! que se encarguen ellos!

Sin decir más, salió de la sala. El Centurión nos hizo la seña de retirarnos, y salimos de inmediato.

 

Caifás ni siquiera nos preguntó por el resultado de su encargo. Ya confabulaba con algunos doctores de la ley para que interrogaran a Jesús y le hiciesen caer en alguna trampa que les permitiera cogerle preso.

Los días siguientes prácticamente vimos y oímos lo que ustedes, pues nos mantuvimos cerca de los que fueron a intentar confundir a Jesús.

Creo que uno de los momentos de mayor enojo para Caifás y los sacerdotes fue tras la respuesta aquella de Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Ellos tenían la esperanza de prenderle con esa trampa, pero su respuesta les confundió primero y más tarde los exaltó.

Sin embargo, lo que decidió a los enemigos de Jesús a cogerle a como diera lugar, con pretexto o sin él, como dijese Anás, fue esa exhibición pública que hizo de su forma de vida, de sus excesos, de su vanidad.

Anás es el que propone comprar a alguno de sus discípulos, aunque no da nombres aún. Es más, cuando conocen el suceso de la transfiguración y luego de los comentarios proféticos sobre el fin de los tiempos, afirman que lo mejor es acusar a Jesús de blasfemia.

-Bien, indicó Ricardo, vayamos a comer y de regreso escucharemos a Edmundo. Creo que el cuadro se va formando.

-Yo preferiría, señaló Edmundo, que me permitieran profundizar más en el contexto legal. La visita me permitió conocer la situación de hecho, pero no de derecho. Si pudiésemos asistir al juicio...

-Está bien, si así lo consideras pertinente. Y claro que asistiremos al juicio...

-Sin embargo, deben dejar pasar un par de días para recuperarse físicamente, señaló Luz María.

-Lo puedo aprovechar para investigar un poco sobre las legislaciones romana y judía, dijo Edmundo.

-Bien, pero de todas formas... vayamos a comer porque me muero de hambre, pidió Ricardo más que ordenar.

 

 

Atilano se hizo presente en el comedor. Saludó a todos y se sentó a un lado de Ricardo, quien pidió a Luz María cediera el asiento al Presidente del Consejo.

-Te advierto que tenemos prohibido hablar del tema que sabes fuera del cubículo al que hemos llamado Lázaro... y como a ese tampoco puedes entrar, pues no hablaremos de lo que tú ya sabes... dijo con una sonrisita picaresca el Maestro a guisa de saludo.

-Ni falta que hace, contestó también bromista Atilano. Lo que vengo a decirle es que ya está listo el equipo de investigación que aportan los representantes continentales; Martha puede tomar la coordinación a la hora que ordene Maestro.

-Gracias. Veo que no pierden el tiempo. Nosotros tampoco. Ya te platicaré en su momento. Comes con nosotros?

-Acepto la invitación... cuándo podremos platicar?

-Creo que en un par de meses podremos tener nuestra primera reunión. No tenemos nada en concreto aún, pero estamos avanzando. Espero que con el equipo de análisis profética logremos avanzar más.

-Cómo ve Usted las cosas?

-Ya sabes cómo las veo...

-Tenemos planeado un programa de emergencia...

-Te dije que no planearas nada hasta que tengamos una certeza de lo que buscamos. Cualquier acción a más de causar gastos innecesarios podría causar pánico.

-No se preocupe Maestro, también así lo pensamos. Por eso, la primera reunión será hasta después de su informe.

-Sabes que sí puedes hacer mientras?

-Lo que usted ordene.

-Programa para mí una reunión con el jerarca de la oficina Eclesiástica. Los dos solos. Me gustaría en algún lugar seguro.

-Para cuándo?

-Después de mi informe.

 

La tarde se aprovechó para hacer un análisis de lo comentado por los viajeros.

-Martha, puedes darnos tu opinión? pidió Ricardo.

-Bueno, es claro que lo que sabíamos hasta ahora no estaba errado del todo. Las actividades de Jesús fueron provocadoras ante la mirada y los intereses de los jerarcas judíos, incluyendo al propio Tetrarca y a los sacerdotes; es también claro que el propio Jesús sabía de antemano que sería inmolado, independientemente de que fuera en sacrificio por la humanidad o no; finalmente, las actividades de Jesús no hicieron mella alguna en el sistema imperial romano, pues el propio Pilato señala que Roma nada tiene en contra del profeta.

Hasta aquí, vamos bien, todo concuerda con la razón histórica y religiosa.

Pero hay una cosa que me llama la atención y es que habíamos prestado poca atención a las palabras de Cristo respecto al fin del mundo. Naturalmente que, hasta ahora, no representaban sino una profecía más; todos veíamos el fin del mundo o lejos. Sin embargo, ante las circunstancias, cobran no solo fuerza sino valor, un valor que debemos analizar más de fondo...

-Por cierto, señaló Ricardo, me informaron que el equipo de análisis profética está ya listo. Puedes tomar la coordinación en cuanto lo creamos conveniente.

-Y cuándo puedo hacerlo Maestro?

-Ya! Creo que es buena la oportunidad de que nos ayuden con el análisis de las profecías. Si hay preguntas, sólo es una labor de investigación académica.

-Y si encontrásemos algo...?

-Entonces te autorizo a que les informes de la verdadera causa de su estudio, y a que ordenes se les confine de inmediato en estas instalaciones. Tenme informado. Antonio, que piensas tú?

-La influencia política en la muerte de Cristo es más que palpable. Muchos son los factores que incidieron en las decisiones, tanto de judíos como de romanos. Pero, como Edmundo, me gustaría esperar a ver el juicio mismo.

-Andrés?

-Empiezo a ver la muerte de Jesús más como un asesinato...

 

 

 

 

El segundo viaje sería realizado sólo por Ricardo, Antonio, Andrés y Edmundo. Martha ya se había integrado al grupo de análisis. Esa mañana, Yolanda y Lourdes presentaron los MTC’s personales, aunque no habían logrado la intercomunicación aún.

Llegados a Jerusalén, Ricardo envió a Andrés y a Edmundo a recobrar la personalidad que habían adquirido previamente. El y Antonio hicieron igual..

 

A su regreso, Luz María notó que aquella emoción que embargaba al historiador en su primer viaje contrastaba fuertemente con la angustia que mostraba ahora. Sus compañeros venían también denodados.

-Llévenlos a sus habitaciones, ordenó sin dilación la jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales.

Luz María llamó al médico que había realizado los exámenes y le pidió atendiera al Maestro.

-Podría dejarme a solas con él? dijo más ordenando que pidiendo.

-Naturalmente, contestó solícita.

 

Ricardo entreabrió los ojos al sentir el frío estetoscopio.

-Hola Doc....

-Hola... qué demonios anda haciendo usted? Tiene la presión altísima! No le dije que se cuidara?

-Perdón doctor... ya le dije que así somos los viejos... hay algo grave?

-Nada que no se cure con reposo; pero debe tener más cuidado. Es su vida la que está en juego.

-Quién lo llamó?

-La Jefe Luz María...

Ricardo se sobresaltó.

-Le dijo algo...?

-No... sigue sin saber nada, pero si esto vuelve a suceder, no tendré más opción que informarle por su propia protección.

-Por favor Doc... deme más tiempo...

-Tenga, le dijo extendiéndole un frasco de cápsulas, tómese una cada cuatro horas por tres días. Luego puede hacer su vida normal.

-Gracias Doc... gracias en verdad...

-Qué tan agitado es su trabajo? preguntó el médico curioso.

-Nooo... que va! Lo que pasa es que vi un programa bastante impactante y... pues me acongojé más de la cuenta.

-Programa... sí cómo no! Cuídese...

-No lo dude.

 

Luz María entró calladamente. Ricardo la miró y le dijo desconsolado:

-Si para comprender la historia hay que sufrir lo que hemos sufrido en este viaje, empiezo a dudar de los beneficios de todo esto en esa línea.

-Fue intenso?

-Fue desesperante, agotador, escandaloso, causante de una rabia infinita y una impotencia sin par. Fue... frustrante...

-El doctor dijo que debe descansar tres días.

-No puedo hacerlo. Además, lo duro ya pasó... no tienes idea de lo que fue estar ahí...

-Descanse al menos esta noche, por favor Maestro.

-Está bien, cita a todos a las doce... ah, y que nos lleven de comer a Lázaro.

 

Los otros tres viajeros también aprovecharon para descansar. Por separado, pidieron no ser molestados. Edmundo, sin embargo, llamó tres veces en el transcurso de la noche para que le llevaran café. Se notaba sumamente nervioso y alterado.

 

-Quiero pedir una disculpa a todos por la espera, pero en verdad fue un viaje que alteró nuestros sentimientos y nuestras perspectivas, a mas de nuestros nervios. Creo que mis compañeros están de acuerdo conmigo. Sin embargo, son ahora ustedes los que van a sufrir con nuestro relato. Les pido que escuchen únicamente. Sólo los viajeros podrán intervenir en la narración para completar o aclarar algunos puntos que se me llegasen a escapar.

 

Antonio y yo esperamos a que terminara la cena de Jesús y sus discípulos. Cuando salieron del Cenáculo, situado en la parte alta de la ciudad, nos unimos a ellos y recorrimos el camino hacia el Monte de los Olivos por la escala de los Macabeos. Era una media hora de camino. Jesús empieza a sentir en su alma una tristeza extraña, que dejó a todos sin saber qué decir o cómo consolarle. Pero le seguimos en aquel camino iluminado por la luna llena de abril. Era ya el día de la Pascua.

 Llegamos a una finca llamada Getsemaní, y dijo a los discípulos: Sentaos aquí mientras voy allá a orar. Parecía como de costumbre, pero tiene el alma en tensión. Las emociones de la cena le llevan a una vigilia de alma que quiere entregarse del todo. Ocho de los discípulos quedan en una cueva, resguardados de la noche. El Señor se aleja llevándose sólo a Pedro, Juan y Santiago. Jesús se retira a un lugar donde que existe una enorme roca. Y empezó a entristecerse y a sentir angustia. Entonces les dijo: Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo. A Jesús se le hace presente todo el sufrimiento de la crucifixión. De esto se trata. De amar a pesar de los pesares. Y viene la angustia, el desasosiego, las lágrimas, el desaliento. Experimenta los efectos del pecado en su alma, especialmente la separación de Padre, que es lo más difícil. Es un anonadamiento en su alma. Ha comenzado la Pasión cruenta. Pero no cede, sigue rezando, y sigue amando la voluntad del Padre que también es la suya, y ama a los hombres todos, que son los causantes de ese dolor.

Adelantándose un poco, se postró rostro en tierra mientras oraba diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; pero no sea como yo quiero, sino como quieras Tú. Jesús llama a su Padre, con acentos de hijo pequeño, le llama Abba, oración desconocida en otros labios. Entonces, un ángel del cielo se le apareció para confortarle. Y entrando en agonía oraba con más fervor, y su sudor vino a ser como gotas de sangre que caían sobre la tierra. Todo el cuerpo está empapado en ese extraño sudor de sangre. La angustia del alma llega ser terror; pero no le vence.

Volvió junto a sus discípulos y los encontró dormidos; entonces dijo a Pedro: ¿Ni siquiera habéis sido capaces de velar una hora conmigo? Es un queja para los que no han sabido estar a la altura de las circunstancias. Se excusan por el cansancio, pero es un sueño extraño, su causa es la tristeza, es como una evasión cuando los enemigos de Jesús bullen aquella noche sin ceder a sueños ni descansos. Pero Jesús se rehace y se vuelca en aquellos que no saben, ni pueden, hacer más. Y les dice: Velad y orad para no caer en tentación: pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil. El sueño de los discípulos tiene también una causa infranatural; es el diablo, que envuelve en su tiniebla las mentes y los espíritus de todos. Jesús no lucha sólo contra su debilidad, sino contra el príncipe de las tinieblas que está desplegando todo su poder; y ellos, sus seguidores, sin oración no son nada. La oración será la fuerza para vencer cualquier dificultad; al mismo diablo con todo su extraño poder.

Ya muy entrada la noche Cristo se retira durante un tiempo largo, y se repite la oración, la agonía que no puede superar a pesar del consuelo de un ángel. Se apartó por segunda vez y oró diciendo: Padre mío, si no es posible que esto pase sin que yo lo beba, hágase tu voluntad. Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados de sueño. Y dejándolos, se apartó una vez más, y oró por tercera vez repitiendo las mismas palabras. La insistencia es amor que no cede; es una verdadera pasión en el alma, y también en el cuerpo. Parece un desecho de los hombres, está humillado y parece derrotado; supera una y otra vez la tentación y la oración -vida de su vida- se hace más intensa.

Finalmente va junto a sus discípulos y les dice: Ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos; ya llega el que me va a entregar; después se dirigen donde duermen los otros ocho. Se despiertan también con excusas, están confusos.

-Entretanto, señala Andrés, Judas se encontraba con los sacerdotes.

Un error lleva a otro error, una mala elección a otra, a un pecado sigue otro. Eso es lo que le sucedió a Judas. Quizá pensaba que bastaba con la delación para finalizar sus planes de entregar al Maestro; pero no era así. Cuando manifestó a los reunidos el lugar idóneo para prender a Jesús sin alboroto quedó prendido en una red y, una vez atrapado, le será imposible la escapatoria. Primero le comprometieron para que condujera a los soldados y criados que acudirán aquella noche a prender a Jesús y le ordenaron que les señalara exactamente quién es, para que no pueda escaparse en el tumulto, y ¿qué mejor saludo que un beso para que el perseguido quede señalado? Los hijos de las tinieblas son astutos y despiertos para sus maldades, más que los hijos de la luz.

Los que le pagan con treinta monedas su sacrílega venta le exigen que acuda al huerto. Juntan los soldados, se une un grupo heterogéneo de soldados y gentes armadas con palos que descienden también por el torrente del Cedrón y suben al huerto guiados por Judas que conoce bien el lugar. Ahora toca el turno de encararse con Jesús y los demás.

 Judas pide prendedlo con cuidado. Va al frente. No hay precipitación, sino actividad clarividente, aunque nerviosa, pues es inevitable pensar que en un momento dado Jesús pueda hacer un milagro poderoso y justo. Por otra parte es imposible acallar del todo la conciencia, aunque la actividad intensa lo facilite.

-Así pues, continúa Ricardo, todavía estaban hablando, cuando llegó Judas acompañado de los enviados por los príncipes de los sacerdotes y ancianos del pueblo. El traidor al momento se acercó a Jesús y dijo: Salve, Rabí; y le besó. Pero Jesús le dijo: Amigo ¡a lo que has venido!

Sin embargo, hay que tomar en cuenta que la iniciativa del encuentro partió de Jesús que se dirigió a él sin ocultarse. Jesús camina hacia el beso traidor con decisión, casi con prisa. El Jesús derrumbado de unos momentos antes en el sudor de sangre se rehace, retoma de pronto las riendas de su alma, se levanta y va hacia la muerte con una serenidad que ha sacado de su oración y de su entrega total. Parece que tiene prisa. Debía quedar claro que iba hacia la muerte cuando él quería. Libremente. Con plena conciencia. La hora tan esperada había sonado .

Judas se sorprende, pero trata de aparentar una cierta naturalidad. Jesús pregunta a quién buscan; un poco temerosos y descontrolados, los soldados le dicen que a Jesús de Nazaret. Yo soy, contesta firmemente. En el momento en que extienden la mano para prenderlo, Pedro desenvaina una espada y le corta la oreja a uno de ellos. Entonces le dijo Jesús: Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que emplean espada a espada perecerán. ¿O piensas que no puedo recurrir a mi Padre y al instante pondría a mi disposición más de doce legiones de ángeles? ¿Cómo entonces se cumplirían las Escrituras, según las cuales tiene que suceder así? Con sorpresa de todos se dirige Jesús al herido que grita en su dolor, cogió la oreja y se la curó.

En aquel momento dijo Jesús a la turba: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos a prenderme? Todos los días me sentaba a enseñar en el Templo, y no me prendisteis. E insiste: Todo esto sucedió para que se cumplieran las escrituras de los Profetas. Era de noche, muy entrada la madrugada.

Nosotros tuvimos que abandonar los cuerpos de los discípulos y entramos en los de dos jefes de la guardia del templo porque  los apóstoles se dispersan cuando prenden a Jesús. La comitiva se aleja. Después del prendimiento desandan el camino. Bajan, bajamos mejor dicho, al Cedrón, subimos las escaleras hasta el barrio situado en el Monte Sión. La casa del Sumo Sacerdote estaba situada muy cerca del Cenáculo. Allí, en partes separadas, pero en un mismo lote, vivían Anás y Caifás, suegro y yerno respectivamente. Caifás era el Sumo Sacerdote aquel año, pero Anás tenía el prestigio y la autoridad.

Al llegar, se reúnen los conspiradores. En primer lugar Jesús es llevado en presencia de Anás quien le preguntó sobre sus discípulos y su doctrina.

-Lo primero, lo que más le interesa, señala Antonio, es saber quién entre los importantes estaba comprometido con Jesús y era seguidor suyo. Sabía algo de Nicodemo, de José de Arimatea, de Lázaro, de Simón el leproso, y sospechaba de otros. Quería cortar las cabezas de una posible conspiración. No le importan tanto aquellos pescadores de Galilea que poco pueden hacer, sino los que eran influyentes por dinero y posición en el Sanedrín. Se comporta como un zorro político y sólo ve en Jesús al rebelde que anuncia un nuevo reino, un fanático religioso que le hará perder las suculentas ganancias que obtiene del poder.

-Jesús no nombra a ninguno de sus discípulos, sigue Ricardo, les protege de la ira de aquél hombre sin conciencia. Pero sí responde a la cuestión doctrinal: Yo he hablado abiertamente al mundo, he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde todos los judíos se reúnen, y no he dicho nada en secreto. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me oyeron de qué les he hablado: ellos saben lo que he dicho. Por otra parte Anás no tiene ninguna autoridad para interrogar a Jesús, y el Señor se lo hace ver.

Al decir esto, uno de los servidores que estaba allí dio una bofetada a Jesús diciendo: ¿Así respondes al Pontífice? Jesús le contestó: Si he hablado mal, declara ese mal; pero si bien, ¿por qué me pegas?. No reacciona con ira; pero defiende la verdad y la justicia de sus palabras. La situación es tensa, pero todos se dan cuenta que no han conseguido atemorizar al Señor, ni se doblega ante los que detentan el poder y sus honores. La actitud del siervo revela la vileza de quien quiere contentar a sus superiores, quizá más allá de sus mandatos. Entonces Anás le envió atado a Caifás, el Sumo Pontífice. Y atraviesan el patio que separa las casas de Anás y de Caifás.

-Hacia las tres de la madrugada se reúnen los conspiradores en casa de Caifás, retoma Edmundo el relato. Han esperado este momento con ansia. Odian a Jesús. Han intentado todo para desacreditarlo, pero una y otra vez les ha puesto en evidencia y ha denunciado en privado y en público sus falsedades. No lo pueden consentir por más tiempo. Han calculado todo para deshacerse de Jesús; quieren matarle. Pero no lo van a hacer como asesinos vulgares, quieren dar una apariencia de juicio y honorabilidad. No pueden quitarse de encima su modo hipócrita de actuar. Estaba prescrito que los juicios se hiciesen de día, pero no pueden esperar y, en cuanto lo tienen en sus manos, se reúnen y caen sobre Él como aves de presa. Y montan una parodia de juicio que se va a convertir en la ocasión de una manifestación clara de Jesús.

Al principio usan diversos testigos para incriminarle. Pero las cosas no salen a su gusto pues faltan motivos para encausarle, y Jesús calla. Los príncipes de los sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban un falso testimonio contra Jesús para darle muerte; pero no lo encontraron a pesar de los muchos falsos testigos presentados. Por último, se presentaron dos que declararon: Este dijo: Yo puedo destruir el Templo de Dios y edificarlo de nuevo en tres días. La acusación era falsa, manipulan la frase, pues Jesús no había dicho exactamente eso, sus palabras habían sido: Destruid este templo y yo lo reconstruiré en tres días. No hablaba de destruir Él sino que Él reconstruiría. Además era un lenguaje simbólico. De nada se le puede acusar. Jesús callaba y no respondía nada como dejando en claro que lo que quieren hacer es una parodia de juicio, que de nada es digno de muerte.

 Entonces, levantándose, el Sumo Sacerdote le dijo: ¿Nada respondes? ¿Qué es lo que éstos testifican contra ti? Pero Jesús permanecía en silencio. Nada van a avanzar por el camino de los falsos testimonios deformando sus palabras. Entonces Caifás se levanta y de un modo solemne centra el juicio en la cuestión religiosa, que es la que les ha llevado allí, y la que no querían afrontar cara a cara, y le dijo: Te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el Hijo del bendito. Se hace el silencio en la sala. Se trata de un juramento ante Dios, y de una interrogación por parte de la máxima autoridad religiosa de Israel. Puede ser indigno, pero es el representante de Dios en el pueblo. Jesús eleva su mirada, se yergue y responde: Yo soy, Tú lo has dicho. Además os digo que en adelante veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo. Las palabras de Jesús han caído como un rayo. Todos se agitan, se miran, hablan, murmuran. Ha tomado el nombre de Dios para sí mismo. Se declara el Cristo usando las palabras del Profeta Daniel que lo presenta viniendo de lo alto para juzgar con todo poder. ¡Cómo contrasta esta declaración clarísima con el hecho de ver a Jesús atado, humillado y con el rostro amoratado del puñetazo recibido en casa de Anás!. Es difícil aceptar esa humildad de Dios y de Cristo, pero son los hechos.

Entonces el Sumo Sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ya lo veis, acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué os parece? Ellos respondieron: Reo es de muerte. Ni Caifás ni ninguno de los presentes creen en Jesús como Hijo ni como Mesías. El odio ha podido más que el amor en ellos, la tiniebla ha ocultado a la luz. Al condenar a Jesús como blasfemo se acusan a sí mismos como infieles a Dios.

Entonces comenzaron a escupirle en la cara y a darle bofetadas; los que le abofeteaban decían: Adivínalo, Cristo, ¿quién te ha pegado?. Los golpes caen sobre Jesús que va de un lado a otro. Sufre, voluntariamente, esas vejaciones. Parece un juguete en manos rabiosas. No se defiende.

Cuando se han saciado de golpes, de insultos y de injurias le llevan al calabozo inferior. Allí espera las dos o tres horas que faltan para llegar el nuevo día. Jesús reza con entereza aceptando el sacrificio que tanto el Padre como el Hijo quieren y los hombres necesitan.

El Sanedrín, formado por setenta miembros y el Sumo Sacerdote, se reunía al completo sólo cuando la situación era muy grave. El mínimo exigido para adoptar una decisión importante era de veintitrés. No sabemos, por la multitud reunida, cuantos estuvieron aquella madrugada, pero fueron los suficientes para dar un aspecto legal a la condena preparada por la noche

Después del encuentro con Caifás, los conjurados piensan que ya han encontrado causa suficiente para matarle: la blasfemia de proclamarse Dios. Rápidamente llaman a los sanedritas a la misma casa de Caifás para no reunirse en la sala del Consejo. Acudirán los confabulados que no han dormido en aquella noche intensa y dura; también los indecisos para los cuales hay que encontrar un buen motivo que haga incluirse su voto; y los partidarios de Jesús como Nicodemo y José de Arimatea, que son pocos en el conjunto.

La cuestión que se plantea es estrictamente religiosa y en ella todos son puestos a prueba: creer o no creer en Jesús. Esta fe lleva consigo una profundización enorme en el conocimiento de Dios, pues se trata de alcanzar niveles altísimos en la intimidad de Dios como amor. Se trata de ver y creer que el Padre es un verdadero Padre que tiene un Hijo. Además que ese Hijo se ha hecho hombre y está ante ellos. Se trata de aceptar que el Dios de justicia y poder se humilla en vez de manifestarse con un esplendor de rayos y truenos. Es mucho el salto, pero no imposible. Algunos, en el mismo Sanedrín, lo han dado. Todos recibirán la gracia de Dios para poder creer. La suerte del Pueblo elegido está en sus manos, y en su fe. Los signos de aquellos tres años están ante sus ojos. No se puede decir que no conociesen muchísimo de Jesús. Es posible que conociesen todo, desde las bienaventuranzas hasta el sermón del pan de vida y la interpretación de la Ley en clave de interioridad. En el Templo, Jesús había declarado su dentidad, y ésta es la cuestión central que se va a tratar. El resto es poco importante ante el hecho de que Jesús se haga igual al Padre. Si esto es cierto representa un salto enorme en la comprensión de Dios y de la salvación. Si no se acepta, la condena por blasfemia es un imperativo. Los juzgadores van a ser juzgados de su fe en Dios y en la palabra de Dios.

-Al hacerse de día, continúa Ricardo, se reunieron los ancianos del pueblo, los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y le condujeron al Sanedrín. La sesión evita las acusaciones sobre la destrucción del Templo y va al núcleo de la cuestión que ya Caifás ha puesto de relieve. Y le dicen: Si tú eres el Cristo, dínoslo. Parece una cuestión repetida, pero hay que tener en cuenta que se trata de comprobar, ahora oficialmente, lo que ya se ha dicho en todas partes. Jesús no rehuye la respuesta sino que responde con claridad, pero desvelando las intenciones de los juzgadores. Y les contestó: Si os lo digo, no creeréis; y si hago una pregunta, no me responderéis. Sigue Jesús hablando y se declara Mesías, el enviado de Dios, el Salvador, el deseado de las naciones, el Príncipe de la paz, el esperado por todos, y vuelve a decirlo utilizando palabras de Daniel: No obstante, desde ahora estará el Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios. Entonces dijeron todos: Luego ¿tú eres el Hijo de Dios?. Han llegado al centro de la cuestión tantas veces repetida en público. Es cosa clara que al decir Hijo de Dios no lo entienden ya como la condición de todos los hombres que son hijos de Dios, ni siquiera de una filiación extraordinaria, pero, al fin y al cabo, humana. Entienden que Cristo sea el Hijo igual al Padre, uno con el Padre y, por tanto, Dios y hombre verdadero. Esta es la cuestión central. Se trata de aceptar que Dios ha entrado en la historia para salvar a la humanidad, se trata de creer en esa locura de amor de Dios. Jesús declara solemnemente la verdad ante los sabios de Israel, ante los que tienen las llaves de la Revelación anterior de Dios que ahora llega a su punto culminante, ante los que tienen el poder religioso del Pueblo como Tribunal supremo. Les respondió: Vosotros lo decís: yo soy. Sus palabras vuelven a caer en la asamblea como un trueno. El nombre de Dios es utilizado por Jesús para señalarse a sí mismo.

 Todos los presentes creen en Dios espíritu puro, distinto del mundo, infinito, justo, misericordioso, creador. Pero ahora se trata de aceptar que ese Dios entra en la historia con el fin de salvar a los hombres. Se renueva la cuestión puesta a Adán y Eva: ser fiel a Dios o no serlo, y para ello superar una idea de Dios pequeña y muy inferior a la realidad. Los que creían se dan cuenta de ello, al menos de lo esencial. Pero la mayoría renovó el pecado de origen de un modo más grave aún, y dijeron: ¡Qué necesidad tenemos ya de testimonio! Nosotros mismo lo hemos oído de su boca. Y le condenan a muerte, aunque en realidad ellos son condenados al negar al mismo Dios que salva.

Y habiéndole atado, lo llevaron al procurador Pilatos. En aquella hora se solía seleccionar al cordero para el sacrificio oficial en el Templo. Tenía que ser sin mancha ni defecto. Se le ataba la pata delantera con la trasera. El animal balaba inocente, entonces el levita de un tajo certero le cortaba el cuello y el cordero moría para implorar el perdón de Dios. Jesús, el Cordero de Dios, es atado para acudir al sacrificio anunciado en la Escritura, que ahora se hacía sacrificio perfecto de la nueva alianza.

 Se apresuran y atraviesan la entera ciudad de Jerusalén desde el Monte Sión al monte Moria donde, junto al Templo, estaba la torre Antonia, lugar de residencia del procurador romano. Los conjurados hierven pensando los mejores modos de conseguir que el romano les sirva a sus intereses.

Al acabarse el juicio ante el Sanedrín todo ha quedado claro. Jesús ha manifestado la verdad ante la máxima autoridad de Israel y con todas las garantías de ser escuchado. Los que creen en él están consternados y no saben que hacer. Los que dudan están más inclinados a la condena, y los conspiradores se alegran del éxito tan fácil que han tenido. Pero conviene explotar el éxito y darse prisa, antes que se provoque un motín en el pueblo, quizá entre los galileos, o entre los poderosos creyentes en Jesús. Por eso condujeron a Jesús al pretorio. Era muy de mañana. Lo tienen todo previsto, se trata de comprometer al romano para que condene a Jesús. De este modo, los seguidores de Jesús culparán al extranjero, y Pilatos puede quedar, públicamente, como ejecutor de la decisión.

 Los comienzos son desafiantes y despectivos con el procurador; ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua. No les abandona la mentalidad hipócrita; observan la tradición, mientras mienten, odian, traicionan y buscan la muerte injusta.

Entonces Pilato salió donde estaban ellos. Es notorio el malhumor con que atiende Pilatos a los judíos. Había sido elegido procurador en tiempos de antisemitismo, pues los judíos habían sido expulsados de Roma. Pilato era el típico gobernador de provincias; aunque su matrimonio con Claudia Prócula, de la familia imperial, debió ser uno de los motivos de su nombramiento: duro, expeditivo, pero conocedor del derecho romano. Le molesta el carácter judío, y lo exterioriza despreciando sus costumbres tan puntillosas. Se repone de su estado de ánimo y pregunta: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?. Quizás, sorprendido de la calidad de los acusadores, pues muchos son del sanedrín y sus doctores, se da cuenta de que están allí por una cuestión importante. Sin embargo, el primer paso es intentar manipularle como mero ejecutor de las decisiones del Sanedrín. Por eso le respondieron: Si éste no fuera malhechor no te lo hubiéramos entregado. Les dijo Pilato: Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra ley. Los judíos le respondieron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie. El sanedrín tenía jurisdicción religiosa, y Pilato tenía el poder militar y el judicial. En la fortaleza Antonia, situada en la esquina del Templo, había unos seiscientos soldados además de la guardia de Pilato, que se había desplazado allí aquellos días desde Cesárea marítima. Pero Pilato no consiente en ser mero ejecutor, y quiere acceder a un verdadero juicio. Él sabía bien cómo funcionan los juicios.

Los judíos sienten que se les escapa la primera intentona, y que todos sus propósitos pueden fracasar si Pilatos hace un juicio en toda regla. Se agitan y preparan un acusación y comenzaron a acusarle diciendo: Hemos averiguado que éste perturba a nuestra nación y prohibe pagar los impuestos al Cesar y se llama a sí mismo Mesías rey. La mala voluntad y la deformación de la verdad es patente. Jesús no perturba a la nación, sino que anuncia un mensaje de amor hasta el fondo del corazón. En cuanto al tributo, sus palabras fueron “dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Nada de rebelión en este punto. Pilato está enterado de estas cosas. Tenía buenos sistemas de información, y no podía pasar inadvertido un personaje tan singular con tantos partidarios. Es posible que en el mismo pretorio algunos soldados o funcionarios fuesen más o menos creyentes en el nuevo profeta, como era el caso del centurión de Cafarnaúm.

 Pero quedaba aún la acusación definitiva. El reo se proclamaba rey, y eso debía aclararse. Es cierto que no le constaba ningún movimiento rebelde, pero podía estar incubándose un nuevo levantamiento de los muchos que ocurrían en aquellas tierras. Por eso Pilato aceptó la acusación. Y empieza el proceso al modo romano. Entró de nuevo en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?. Primero había que escuchar al reo: lo imponía la ley romana y el sentido más elemental de justicia, saber la verdad para poder juzgar. Ante el interés por conocer la verdad Jesús no calla y contestó: ¿Dices esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?. Pilato respondió: ¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los pontífices te han entregado a mí: ¿qué has hecho?. Quiere saber si es un rebelde al poder de Roma, o si es un aspirante a rey; no le importan las ideas judías; las desprecia. Una vez aclarado esto, Jesús respondió algo de una gran importancia: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores lucharían para que no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Si no es de este mundo, ni es de aquí, ¿de dónde es? no puede ser más que espiritual, y dejando los reinos de los hombres a su libre disposición, lo único que pretende es reinar en los corazones y las intenciones. Se trata de un reino religioso. No entra por tanto en el ámbito del juicio de Pilato.

-Esto coincidía con la información que tenía el gobernador respecto a Jesús, advierte Andrés.

-Sin embargo, puede más su curiosidad, y Pilato le dijo: ¿Luego, tú eres Rey? ¿En qué consiste tu realeza? Jesús contestó: Tú lo dices: yo soy Rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad escucha mi voz. Hay como un acento amoroso de Jesús hacia el Procurador romano. La reacción de Pilato revela lo que lleva dentro, es un escéptico, y le dijo: ¿Qué es la verdad?. La única verdad que entendía era la del poder, la del triunfo social, la del dinero y la fama y los honores. ¿La verdad? era una cuestión que interesaba a unos pocos iluminados casi siempre marginales en la sociedad. La única verdad era la suya, que era poderoso.

El juicio había concluido. Ya podía darse sentencia. Pilato ya sabía a qué atenerse. Y salió de nuevo a los judíos y les dijo: Yo no encuentro en él culpa alguna. Lo lógico era liberarle; era lo justo, lo que marca el derecho y la conciencia humana. Pero las cosas no eran tan fáciles como deberían ser, y Pilato fue débil ante las presiones de los judíos. Y aunque lo acusaban los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, nada respondió. Entonces Pilato le dijo: ¿No oyes cuántas cosas alegan contra ti? Y no le respondió a pregunta alguna, de tal manera que el procurador quedó admirado en extremo. Jesús calla, pues todo ha quedado claro en el juicio ante Caifás y ante el Sanedrín. Todas las trampas de aquel momento no responden más que a manejos para engañar a Pilato. Él sólo quiere la verdad y entregarse en sacrificio. Pilato se sorprende del griterío que contrasta con la paz de Jesús. Algo nuevo le sorprende; pero en vez de cortar las acusaciones, escucha las presiones, sin fuerza para plantarles cara. Tenía todo el poder judicial y todo el poder militar, pero no tenía el poder del que se sabe en posesión de la verdad, e intenta conciliar lo inconciliable. Y repite su dictamen, pero cada vez con menos fuerza: No encuentro ningún delito en este hombre. Pero ellos insistían diciendo: Subleva al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea, hasta aquí. Al oír la palabra Galilea se le hace una luz para solucionar ese enojoso problema: enviará a Jesús a que lo juzgue el rey de Galilea, que es Herodes. Y aquí comienza una nueva serie de injusticias que concluirá de mal modo.

-Maestro, perdón... ya llegó la comida. Quiere continuar, o hacemos un pequeño receso? preguntó atenta Luz María.

-No, creo que el receso nos caería bien. Preparen todo sobre la mesa de juntas, por favor.

Era la tercera vez que Ricardo pedía algo por favor. El único en notarlo volvió a ser el Coronel Alexclar.

-Vamos señores, demos un poco de alimento al cuerpo que el espíritu está bastante dañado con los sucesos.

-Maestro, llamó Martha. Dice que si puede reunirse con usted mañana, pero le dije que acababan de regresar del viaje y que fuera mejor en tres días.

-Claro, claro... sabes cómo van los trabajos?

-No quiso soltar prenda. Creo que recordó sus instrucciones.

-Vaya! Que bueno...

 

 

 

 

La comida fue un respiro para los que escuchaban el relato. Muchos de ellos conocían el proceso. No sólo por la Biblia misma, sino por infinidad de películas y cortometrajes que existían al respecto, pero escuchar la narración de quienes estuvieron presentes, era escalofriante.

El Coronel Alexclar era el más atento, pero no precisamente por el contenido del relato mismo, sino de las reacciones de todos. Era un observador nato. Su perspicacia había sido de mucha utilidad en infinidad de ocasiones.

Terminada la comida, se volvieron a reunir en Lázaro.

-Los soldados cogen a Jesús y lo llevan al palacio de Herodes que estaba cerca de la casa de Caifás en la parte alta de la ciudad, narra Ricardo. Todo el mundo en Jerusalén puede enterarse que ha sido detenido. El factor sorpresa pretendido por los sanedritas para matar a Jesús sin tumulto se ha perdido. Y comienza el cortejo, atravesando toda la ciudad en momentos en que la gente bulle de un lado a otro; todos se enteran.

 Herodes estaba también aquellos días en Jerusalén. Al ver a Jesús, se alegró mucho, pues deseaba verlo hacía mucho tiempo, porque había oído muchas cosas acerca de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le preguntó con mucha locuacidad, pero él no le respondió nada.

La actitud de Cristo ante Herodes contrasta de nuevo, con la que tuvo ante Pilato. Su silencio es como un castigo ejemplar por la conducta anterior de Herodes. Herodes quiere convertir a Jesús en protagonista principal de un espectáculo en un acto de frivolidad extraordinario. Es veleidoso, impuro y cruel y además quiere ver un milagro para distraerse con algo maravilloso. Pero Jesús calla con una mirada dura con aquel que en su conducta sexual pervertida ha llegado a asesinar a Juan. Herodes capta esta acusación silenciosa y se irrita; y le viste de blanco en señal de burla, como si estuviese loco, y le envió a Pilato de vuelta.

 Herodes "deseaba ver", pero sólo por la curiosidad de ver prodigios, no por hablar con la verdad y preguntarle, o para arreglar su vida tan destrozada por la impureza, la crueldad y la injusticia. Entre los que le rodean algunos tienen opiniones peregrinas sobre Jesús, como que era Elías. Pero otros, mejor encaminados, dicen a Herodes que quizá sea un nuevo profeta, si se convirtiese se podría rehacer aquella vida desenfrenada, pero su intento fue inútil. Estaba demasiado enviciado en sus pecados y muy poco dispuesto a rectificar.

Pilato se disgustó al volver a ver a Jesús, y se vuelve a encarar con los judíos. Pero no hace lo único honrado, que es liberar al justo. Convocó a los príncipes de los sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, y les dijo: Me habéis presentado a este hombre como alborotador del pueblo. Y he aquí que yo le he interrogado delante de vosotros, y no he hallado en este hombre delito alguno de los que le acusáis; ni tampoco Herodes, pues nos lo ha devuelto; por tanto, nada ha hecho que merezca la muerte. Así que, después de castigarle, lo soltaré.

-Dos sentencias de absolución. Evidencia de la inocencia en tribunales distintos que debemos tomar en cuenta, señaló Edmundo.

-Pero no lo suelta, dice Ricardo al continuar con su relato. Es débil ante las presiones de los judíos. Y decide contra toda justicia castigarle. Es como una explosión de malhumor propia del que es débil y no quiere aceptarlo. Ningún motivo hay para castigar a Jesús, que a partir de aquel momento va a ir descendiendo cada vez más a lo más profundo de la escala de la humillación.

La declaración de que después de castigarle le soltará agita a los judíos que quieren que Jesús muera, y reúnen gente alrededor del pretorio para presionar con sus gritos. El ambiente es cada vez más violento, y Pilato lo fomenta con su indecisión y con su debilidad.

En aquella indecisión Pilato advierte una jugada que, en su ingenuidad, le parece maestra: aprovechar la tradición de soltar a un preso por la Pascua, comparando al justo Jesús con el asesino Barrabás.

El contraste con Jesús inocente es más que notable, señala Ricardo. Barrabás va a ser comparado con Cristo, el pueblo podrá elegir al que juzgue mejor de los dos. Aquel hombre, sin proponérselo, se convierte en símbolo de lo que había dicho Jesús: quien no está conmigo, está contra mí.

Y Pilato, en vez de salir en defensa abierta del inocente, como era su deber y se lo dictaba la conciencia, no quiere enfrentarse con los sanedritas. Pretende la jugada política ingeniosa: que sea el pueblo quien libere a Jesús. Sus medios de información eran buenos y le constaba que Jesús era bien visto entre la gente del pueblo. Pero Pilato era mal psicólogo, desconocía el corazón humano, ignoraba la hondura de la envidia de los enemigos del Señor, y desconocía también la debilidad del pueblo que, a pesar de sus palabras y de sus milagros, no se ha atrevido a creer decididamente a Jesús.

 La multitud se debate en la perplejidad. ¿A quién elegimos? Los sacerdotes y los príncipes de los ancianos toman partido contra Jesús, y sus seguidores agitaron al pueblo. Pilato se retira y les deja tiempo para pensar; es entonces cuando su mujer le comunica que ha tenido un sueño y que debería dejar libre a ese justo. Pilato se inquieta. La muchedumbre se debate de un modo cada vez más apasionado.

-De este Barrabás poco se sabe, aclara Edmundo. Era un preso que en una sedición había cometido un homicidio, aunque algunos lo señalan como el líder del movimiento subversivo judío.

Parece ser que el nombre completo de Barrabás es Jesús Barrabás. La palabra Barrabás tiene dos posibles significados, una es "hijo del padre", otra es “hijo de nuestro maestro". Por un lado está Jesús el Hijo de Dios vivo, el Mesías, el Rey que viene a traer la salvación del mundo; y por otro Jesús Barrabás simbolizando lo opuesto a Dios. Plantear la elección como si fuesen iguales es una injusticia, pues es como elegir entre un inocente y un culpable o, más radicalmente, elegir entre Dios o el hombre. Lo correcto es elegir a Dios y al hombre. Pero la debilidad de Pilatos, y la incredulidad de los judíos, llevaron a una alternativa llena de riesgos y de trampas.

-Los minutos pasan, prosigue Ricardo, la muchedumbre se va decantando, poco a poco, hacia Barrabás. Hasta que Pilato vuelve al sitial de justicia y pregunta ¿A quién queréis que os suelte?; parece convencido de que su juego político le hará salir bien de aquel embrollo; pero escucha con asombro: A Barrabás!. La primera elección está hecha; piden la libertad de un preso, pero en realidad están pidiendo la ejecución de un inocente. Pilato queda desconcertado, no puede creer lo que oye: piden la libertad de un criminal, en lugar de un inocente; el mismo que les hizo tanto bien; entonces lanza la inútil segunda pregunta, manifestación de su debilidad: ¿Qué haré entonces con Jesús, el llamado Cristo?. Lo que tenía que hacer estaba claro: dejar a Cristo libre, pero una cuestión mal planteada no tiene fácil arreglo. Y la muchedumbre grita con furor: Crucifícale, crucifícale!

Pilato no sale de su asombro. Más lógico sería pedir la libertad a los dos; o que siguiese el juicio, o que le arreste, o cualquier otra pena; pero pedir la muerte más ignominiosa es demasiado, no puede creerlo. Por eso por tercera vez les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ninguna causa de muerte; así que le pondré en libertad después de castigarlo. Pero ellos insistían, pidiendo a grandes voces que fuese crucificado, y sus voces se imponían. Lo que empezó con un indulto sagaz, sigue con gritos de muerte, y continúa con grandes voces que intentan acallar la voz de la conciencia.

Pilato descubrió ya tarde que había cedido demasiado; había transigido contra la justicia, y ahora se encontraba con una masa enfurecida incapaz de entrar en razón. Todavía podía recurrir a la fuerza y actuar según la justicia, pero no lo hace: ha tenido demasiadas debilidades. La multitud lo mismo: empezó con duda y perplejidad, cedió un poco a los agitadores, y una vez hecha la primera cesión siguió la locura de pedir la crucifixión para el Maestro bueno.

Jesús experimenta el desprecio de los suyos. Se desprecia a quien no se ama. Y si antes hubo amor se puede llegar a odiar con una fuerza extraña. El odio que procede del amor es el peor de todos. Jesús sufre el odio de aquellos que antes le amaron, y un dolor agudo entra en su alma. Jesús se ve despreciado por unos hombres a los que ama uno a uno, y también sufre al ver el abismo al que se arrojan aquellos que le rechazan.

Hasta ahora Jesús no ha tenido ni un defensor, ni siquiera de oficio. Los suyos huyen con temor, en las masas no se alza ni una voz, o es acallada rápidamente. El juez ve la inocencia, pero es débil y su sentido de la justicia se tambalea. Y una mujer, la esposa de Pilato va a ser la primera que defienda al reo en aquel juicio.

No te mezcles en el asunto de ese justo; pues hoy en sueños he sufrido por causa suya, dice Claudia. La sorpresa de Pilato debió ser grande. A cualquier marido le ayuda la palabra de una persona de total confianza, como suele ser su esposa. Pero en el caso de la mujer de Pilato tenía más peso aún por la condición social de la que provenía su mujer, ya que Claudia era de familia imperial. Este detalle es importante, pues sus relaciones familiares le confieren una autoridad mayor que si tuviese otro origen. Durante la República se prohibía que las esposas acudiesen con los gobernadores a los lugares de destino; Tiberio cambió la ley y concedió permiso, por lo que Claudia acude con su esposo Pilato, así crece la importancia de su marido en Roma, y eso es muy valioso para un gobernador designado libremente por el emperador. A Pilato le convenía escuchar las opiniones de su esposa con más atención de lo que era usual para otro gobernador.

Prescindamos ahora de la reacción de Pilato para centrarnos en la intervención de Claudia Procura, o Prócula, como se la suele llamar. Un escrito apócrifo -las Acta Pilati- afirma que pertenecía a las prosélitas de la puerta, es decir, a un grupo de romanas que se adherían a la religión judía, aunque no perteneciesen al pueblo de Israel. Una tradición que se remonta al menos hasta Orígenes asegura que se hizo cristiana. ¿Conocía a Jesús antes del proceso? No lo sabemos, pero es muy posible que sí, pues todo Israel tenía conocimiento de su actividad. Quizá acudieron a ella para pedirle ayuda alguna de las mujeres que eran discípulas del Señor al enterarse del prendimiento de Jesús, o incluso antes cuando las intrigas de los judíos se hicieron más peligrosas para el Maestro. Sea como fuere, sus palabras revelan una actitud humana noble y una inquietud religiosa visible.

Claudia fue la única defensora en el juicio humano de Jesús. Su papel parece pequeño, pero es un indicio del valor de la conciencia humana recta y de la valentía y decisión femenina, así como de una posible intervención divina en sus sueños.

Afirma con certeza que Jesús es justo. Luego alega un dolor no despreciable en un sueño. En lo primero vemos actuar un juicio, en lo segundo algo que se sale de lo normal. Claudia actúa con conciencia recta, y se da cuenta que su marido juega con la justicia haciendo estratagemas políticas, y ve que con ello está a punto de actuar contra la verdad en el complot contra Jesús. Su conciencia le hace ver la bondad de Jesús y la injusticia que está a punto de cometer Pilato. Por eso hace lo que está a su alcance, y habla a su esposo.

En el juicio de Jesús queda clara la inocencia del Señor. Acusadores y jueces pasan a ser acusados, pues se juzga su conciencia. Los notables de los judíos no creen porque la fuerza de sus pecados resiste la gracia de Dios y el testimonio de Cristo. Pilato permite la condena de un inocente haciéndose responsable ante la ley y ante su conciencia. Claudia es la voz que refleja la fidelidad a la verdad.

Junto al juicio natural de la conciencia de Claudia se da un aviso que parece exceder el orden natural. Se trata de los sueños que han hecho sufrir a Claudia. "He padecido mucho en sueños por su causa" dice. Quizá Pilato recordó del aviso de Calpurnia a Cesar en el idus de marzo para que no acudiese al Senado donde fue asesinado por Bruto; es previsible un cierto sobresalto en este hombre, ciudadano de una sociedad llena de supersticiones; pero no hizo mucho caso. La noche del Jueves Santo nada hacía prever que al día siguiente Jesús estaría en el Pretorio siendo juzgado por el juez romano. Parece poco probable que los sueños de Claudia correspondan a una inquietud por los hechos que estaban sucediendo. Es posible un origen sobrenatural en los sueños de la mujer de Pilato, o una inquietud muy grande que le lleva a un sueño inquieto y sobresaltado. Estos sueños son como un aviso sobrenatural que refuerza la actuación natural de la conciencia. ¿Por qué negar a Claudia una intervención divina en cuestión tan imortante como era el que los gentiles tuviesen la máxima ayuda en el juicio de Cristo?. Sea como fuere, lo cierto es que Pilato recibió una ayuda considerable para poder actuar con justicia, y la despreció. En un último intento de safarse del problema, Pilato ordena que Jesús sea flagelado.

-La flagelación como castigo era cruelísimo, indica Edmundo a guisa de explicación. Los judíos lo limitaban a cuarenta azotes menos uno. Para los romanos no había límite. Los flagelos era de cuero con huesos o bolas de hierro en la punta. Las carnes se abrían, el dolor era muy intenso, sangraba todo el cuerpo, los flagelados solían perder el conocimiento y podían morir.

Jesús fue flagelado en el pretorio romano. Pilato es consciente de su inocencia, pero intenta soslayar la responsabilidad de soltarle o de condenarle.

Sabe que se lo han entregado por envidia, pero desconoce el abismo de odio en que están sumidos los acusadores, y se equivoca doblemente al someterle a la flagelación. Por una parte, no tenía derecho a aplicarle ningún castigo; más bien debería castigar a los que le entregan a un inocente con mentiras y amenazas. Por otro lado, desconoce la ferocidad de las fieras ante la sangre. Intentaba moverles a compasión, o quizá dejar claro que es un intento imposible pretender ser rey después de aquel castigo; pero no lo consigue, más bien les llena de más odio.

Entre los romanos la flagelación se imponía como castigo aislado o como preparación de la crucifixión. Pilato intentaba lo primero, pero muchos interpretaron lo segundo; por eso, gritarán más fuerte pidiendo que lo crucificase. El que sufría este suplicio era atado a una columna y dos lictores le golpeaban con los flagelos. En ocasiones se turnaban hasta seis lictores. Los flagelos llenaban el cuerpo de tumefacciones, rasgaban la piel y podían llegar a dejar al descubierto las entrañas. Se solía respetar la parte del corazón para que el flagelado no muriese, pero, de hecho, no era infrecuente que muriesen en aquel tormento. Si seguían vivos quedan desfigurados, y, a menudo, se desmayaban a causa del dolor de los golpes.

No sabemos si los flageladores fueron sádicos o no; quizá se limitaron a cumplir su deber. Es muy posible, sin embargo, que se diese en ellos esa extraña crueldad que se introduce en el hombre cuando entra en la rueda de la sangre. Además, aquel penado no era un cualquiera, era alguien importante, a juzgar por los que le acusaban, y por la misma presencia del gobernador romano; la violencia desencadena una pasión difícilmente controlable por el hombre. Jesús padece ese suplicio en todo su horror, acentuado por la sensibilidad de su piel, la cual había sudado sangre aquella misma noche.

 -Para ese momento, los cuatro ya habíamos cambiado cuerpos indica Ricardo. Queríamos estar lo más cerca de los acontecimientos y entramos en varios guardias romanos. Lo que vimos fue francamente aterrador. Tras amarrar a Jesús a la columna de castigo, cae el primer trallazo. En esa carne blanca y sin mancilla se dibujan manchas de sangre, tantas como los extremos duros del látigo. El cuerpo de Jesús se estremece. No acabamos de darnos cuenta, cuando cae otro golpe y otro... El ritmo de los chasquidos se acelera. El soldado pega cada vez más de prisa, con todas sus fuerzas. Mientras, entra un segundo verdugo en acción. Éste también apresura sus golpes, y después entra otro; así van incorporándose todos. Cada golpe deja marcada la piel con tantas heridas rojas. No es la ejecución impasible de una sentencia. La espalda de Jesús se hace rápidamente una sola llaga... se vuelve una superficie roja .

La sangre escurre hasta el suelo, comienzan los vértigos. Sus piernas no pueden sostenerle. Si no estuviese atado tan alto se derrumbaría en el charco de su propia sangre. La ley judía prohibía dar más de cuarenta golpes; por una extraña razón en esta ocasión nadie ha contado. Aún le quedaban muchos tormentos por padecer, pero era el comienzo de la Pasión física de Nuestro Señor, según el modo que El mismo había profetizado diciendo que el Hijo del Hombre será entregado a los gentiles, quienes le azotarán.

 Cristo se solidariza con todos los que han sufrido tormentos de parte de otros hombres; si alguno padece algún dolor de este calibre le consolará saber que Jesucristo padeció algo semejante. Es un paso más en el abajamiento y en la humillación voluntaria de Jesús. Sufre el dolor en una forma intensa. Ese dolor va a ser transformado de algo cruel en algo que tiene sentido. Va a convertirse en modo de amar. El dolor pasa a ser el precio que se paga por la pena de los pecados de otros. Es un cambio tan radical, que la Historia dará un giro si entiende que el dolor deja de ser absurdo y puede convertirse en medio de amar. El dolor pasa a ser mortificación con la que se muere a sí mismo para vivir una vida de amor más puro. El castigo que merecieron nuestros pecados recayó sobre Él y por sus llagas fuimos curados.

El cuerpo de Jesús cae, cuando el centurión dice a los lictores que cesen el suplicio. Está empapado en sangre. Le arrojan cubos de agua para que vuelva en sí. Sin embargo, no sale ni una sola queja de su boca, en su interior la decisión de entrega sigue firme y fuerte.

Entonces algunos soldados que estaban en el Pretorio -625 formaban la cohorte- aprovechan la debilidad del flagelado y cometen un nuevo escarnio sobre El. Los soldados del Procurador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron en torno a El a toda la cohorte. Le desnudaron, le pusieron una túnica roja y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, y en su mano derecha una caña; se arrodillaban ante él y se burlaban diciendo: Salve, Rey de los judíos. Le escupían, le quitaron la caña y le golpeaban en la cabeza.

-En este triste juego, interviene nuevamente Edmundo, se ha intentado ver algunas costumbres de aquellos tiempos, como la del basileus en la que después de nombrar rey a uno y azotarle, se le mataba, o algunos similares; sin embargo el ensañamiento se ha repetido tantas veces en la historia que no es necesario buscarle demasiadas justificaciones. Basta ver a unos hombres acostumbrados a la violencia, para comprender por qué vuelcan su brutalidad sin motivo en quien parece un desgraciado. Jesús se convierte en un rey de burlas. Calla. No se resiste. Las burlas son heridas para el alma, humillaciones dirigidas a destacar lo ridículo de una situación.

La envidia y el resentimiento utilizan con frecuencia esas armas innobles. No todos los soldados participan en aquel juego zafio; algunos se apartan con disgusto ante aquella conducta cobarde. Pero otros, los más débiles, ven la oportunidad de destacar.

-Pilato salió de nuevo y les dijo: He aquí que os lo saco para que sepáis que no encuentro en él culpa alguna, señaló Ricardo. La insistencia de Pilato en afirmar la inocencia de Jesús contrasta con su resistencia a restituirle la libertad. ¿Por qué no se decide a vivir la justicia como marca el derecho? Su debilidad cada vez es más culpable. Y de nuevo hace un gesto que demuestra su poco conocimiento del corazón humano. Jesús, pues, salió llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: He aquí al hombre.

Cuando le vieron los pontífices y los servidores, gritaron: ¡Crucifícalo, crucifícalo!. Ahora menos que nunca pueden aceptar a Jesús como Mesías rey y como Hijo de Dios, cuando sólo ven a un hombre derrotado, y se llenan de odio, y quieren su muerte y gritan pidiéndola. Pilato les respondió: Tomadlo vosotros y crucificadlo pues yo no encuentro culpa en él. Los judíos contestaron: Nosotros tenemos una Ley, y según la Ley debe morir porque se ha dicho Hijo de Dios. Al fin llega el verdadero motivo del juicio. Hasta ahora todo era inexplicable y las mentiras de los judíos ocultaban el verdadero motivo de su envidia y de su odio. Están fuera de sí. Pilato se sorprende del nuevo giro que están tomando los acontecimientos.

Pilato entró de nuevo en el pretorio. Allí está Jesús físicamente destruido, pero sin perder un ápice de la dignidad y de la fuerza. Jesús calla. Y Pilato le dice: ¿De dónde eres tú?. Ya sabía su lugar de origen, pero es consciente que hay mucho más. La pregunta es religiosa, ¿qué significa Hijo de Dios? Esta es la pregunta central de la vida de Jesús. Si es Hijo de Dios en una filiación divina única, toda la vida toma un sentido nuevo; es Dios con nosotros. Por otra parte, no parece un impostor, pero ¿por qué se presenta débil e inerme ante los que le persiguen? Pilato se da cuenta algo que hay algo que no entiende. Pero Jesús no le dio respuesta. Jesús nunca habla cuando el motivo de la pregunta no es la búsqueda de la verdad; y Pilato que ya ha sido infiel a su conciencia, parece ahora más movido por el temor y el desconcierto, que por el amor a la verdad.

 Pilato, ante el silencio de Jesús, le dice: ¿A mí no me respondes? ¿No sabes que tengo poder para soltarte o para crucificarte?. Como si el poder fuera algo caprichoso; algo que va más allá del derecho y de la ley de Dios. La amenaza sirve para alguien que esté deseoso de ser liberado a toda costa; pero Jesús quiere la verdad cueste lo que cueste, y responde: No tendrías sobre mí ningún poder si no te hubiera sido dado de arriba. Pilato se sobresalta, es posible que piense que lo de arriba fuese el mismo emperador del cual recibe ese poder del que tanto alardea; pero en realidad también los emperadores y los reyes reciben el poder de Dios, que les da la potestad para que rijan la sociedad y la dirijan al bien común. Cuando falta esta conciencia en los que mandan, el poder se ve como algo arbitrario y es fuente continua de injusticias. Pilato se siente culpable y Jesús añade: Por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado.

-Pilato tiene pecado, aclara Edmundo, pero tiene excusa en su ignorancia por la multitud de engaños que ha padecido. Los judíos que han entregado a Jesús tienen mayor culpa porque tienen la luz de la Ley en la conciencia y muchos más datos para reconocer a Jesús como Hijo de Dios; además han mentido y odian, y no pueden ser amigos de Dios con esas faltas. Su pecado iba a ser el de Deicidio, el mayor que los hombres pueden cometer en esta tierra. Jesús con serenidad le expone la verdad de lo que está sucediendo.

Pilato buscaba cómo soltarlo con mayor desesperación y temor. Ya se ha dado cuenta de lo que está sucediendo, aunque no lo sabe todo. Y ese Jesús, tan claramente inocente, tiene una misión religiosa de la que se le escapa todo el sentido, pero que es real. Los judíos se dan cuenta de sus intentos, pero también de su debilidad. Por eso, acuden a los gritos y a la amenaza en lo que más le duele: Si sueltas a ése, no eres amigo del Cesar, pues todo el que se hace rey va contra el Cesar. Quieren que olvide la cuestión religiosa, que le conmueve en lo más íntimo, y vuelven a la cuestión política que ha sido el comienzo de la causa y ya ha quedado resuelta. Pero ahora la plantean poniendo en juego su posición en el imperio. Y eso le asusta. Era la única verdad de su vida: el poder. Todo lo ha planteado para conseguir esa posición, y ahora la puede perder por culpa de un infeliz que no se defiende, acusado por todos los poderosos del pueblo. Es necesaria mucha valentía para defender la verdad a costa de la propia posición. Y cede, no está dispuesto a ser valiente hasta el final. Por ello se agarra a la acusación política olvidando la religiosa, que era la verdadera.

 -Pilato, al oír estas palabras, sacó a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Litóstrotos, en hebreo Gabbatá, dice Ricardo retomando la palabra. Era la Parasceve de la Pascua, hacia la hora sexta, y dijo a los judíos: He aquí a vuestro Rey. Es la claudicación de Pilato ante los judíos; su voz contiene un tono triste de ironía. Acepta el motivo por el que le han entregado a Jesús, pero todos saben que no es verdad; la verdad es que se le condena porque es el Hijo de Dios y le rechazan con gritos. Coronado de espinas, condecorado de llagas, empapado de sangre de la cabeza a los pies, con salivazos en la cara, humillado en el alma, Jesús es presentado como rey. Y lo es. Es rey que vence el dominio del pecado en el mundo. Reina sobre el orgullo y lo vence, amando. Reina sobre los pecados de los sentidos, sobre la envidia, sobre la ira que se encrespa, sobre el pecado de las mil caras. Es rey que comienza a reinar en un nuevo reino donde se ama a pesar de todas las tentaciones. Ese es el rey que tienen delante de sus ojos. Pero ellos gritaron: Fuera, fuera, crucifícalo. Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey voy a crucificar? Los pontífices respondieron: No tenemos más rey que el Cesar. Se ven con la presa en sus manos y nada les va a apartar de su objetivo, poco importa que declaren como rey al odiado romano. Están dispuestos a pagar cualquier precio con tal de verle morir.

Al ver Pilato que no adelantaba nada, sino que el tumulto iba a más, tomó agua y se lavó las manos ante el pueblo diciendo: Soy inocente de esta sangre; vosotros veréis. Es un gesto llamativo; pero falso. Todo pecador tiende a justificar su conducta. Nadie quiere hacer algo malo diciendo que es malo. Y se declara inocente. Ha pecado contra la justicia y contra la verdad, ha rechazado al Hijo de Dios que se le ha manifestado y al que ha reconocido inocente. No bastan las intenciones para justificar la conducta; son necesarios los hechos a los que conduce nuestra voluntad. En este juicio han actuado diversas manifestaciones del pecado que Jesús ha venido a redimir: el odio, la envidia, la lujuria, la debilidad, el afán de poder, la violencia, la brutalidad de la sangre, la despersonalización en la masa. Por eso son los pecados de todos los hombres los que condenan al inocente, no sólo los de los que están presentes en el juicio. Y los pecados de la historia, de cada hombre, se acumulan sobre Jesús golpeándolo y rechazando su liberación. A pesar de todo Jesús sigue amando a los que le odian.

 Cuando oyen que el juicio recae en ellos todo el pueblo gritó: ¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!. Estremece este grito de odio. Asumen la responsabilidad plena de sus actos, y condenan a muerte al inocente, al Salvador, al Hijo de Dios. Son bien conscientes de sus decisiones, no hay inadvertencia. Han pasado siglos desde aquel grito y el pueblo judío, errante hasta ayer, ha sufrido en carne propia aquella maldición: Jerusalén fue arrasada y el pueblo, en diáspora, padeció persecuciones continuas a lo largo de la historia, algunas al límite máximo del horror. Pero no fue sólo el pueblo judío el sujeto de ellas, son propias de todos los pecadores que rechazan la misericordia y se hacen acreedores de la justicia. La muerte y el infierno serán el pago de los que condenen a Cristo y en realidad se condenan a sí mismos. Jesús sufre por el amor rechazado. A cada uno le ofrecerá el perdón y la reconciliación, pero la autoexclusión del amor es el infierno, y Dios no quiere anular la libertad del hombre, libertad amante o libertad errante, pero verdadera libertad con consecuencias. Y un agudo dolor atraviesa el orazón de Jesús al ver el triste destino de aquellos sobre los que cae la sangre con toda la fuerza de la justicia. Dios perdona siempre, pero no puede dejar de ser justo.

 Era el mediodía, hacia las doce, el momento en que se cruzan las horas tercia y sexta del modo romano de contar el tiempo. En aquél momento se sacrificaba en el Templo el cordero inmaculado y se separaba el pan fermentado del pan ázimo que se iba a utilizar aquellos días, en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto. Coincidencia del querer divino que quiere convertir aquel sufrimiento en un verdadero sacrificio de la nueva Alianza. Cristo era el Cordero que quita el pecado del mundo. Gran misterio de la salvación, pero ¡cuánto dolor costó!

 Jesús murió como hombre en el año 782 de la fundación de Roma.

 

Nadie habló, el silencio duró varios segundos. Un profundo suspiro del Maestro rompió el momento. Luego, pausadamente dijo:

-Perdón, no me siento bien... narrar todo esto me hizo revivir lo presenciado. Como dije, fue impactante. Jamás había yo visto mancillar tan gravemente a un hombre, y no digamos un Dios. Y si hombre fuese, aún así no merecía ese escarnio. Que diera yo por poder utilizar nuestra tecnología para regresar y evitarle ese sufrimiento... pero no deja de ser frustrante saber que no puede ser.

Bien, agregó respirando profundamente, ya escucharon todo. Mastíquenlo, consúltenlo con la almohada, razónenlo -si es que se puede razonar- y mañana nos reunimos para sacar conclusiones.

 

 

 

El descanso ayudó a Ricardo, sin embargo algo muy profundo le molestaba. Presenciar el tormento de Jesús le había modificado el alma. El, como muchos millones más, era católico aunque no de cumplimiento total, pero ver sus prodigios directamente, lo mismo que su entereza ante el sufrimiento, era otra cosa.

Cuando se dio cuenta, estaba murmurando una oración, aquella que le habían enseñado sus padres y que era la oración por excelencia del mundo cristiano: el Padre Nuestro. Algunas frases se le olvidaron y se enredó al final, por lo que se persignó rápidamente y salió de sus habitaciones.

A la entrada de las instalaciones le esperaba Luz María.

-Buenos días Maestro... logró descansar?

-No propiamente, contestó secamente, pero hay que continuar... avisa a Martha que nos reuniremos la semana que entra.

Extendió la mano para tomar un vaso con jugo de naranja que le ofreció Luz María, le bebió de un golpe, y se dirigió a la reunión. Sentía pesadas las piernas. Su mente era un mar de confusión. Se limpió el sudor que perlaba su frente y sacudió del pensamiento la imagen del Cristo flagelado.

Observó al grupo reunido al rededor de la mesa y saludó generalizando.

-Buenos días. Antes de entrar en el análisis de lo narrado, reforcemos un poco las ideas con la información que de seguro ya nos tiene Edmundo.

-Así es Maestro, contestó éste presuroso.

-Empecemos pues...

-Pena es el mal que en retribución por un delito cometido se imponía a una persona, en virtud de sentencia judicial y con arreglo a preceptos legales, o bien con arreglo a costumbres que tuvieran fuerza de ley.

Los romanos recibieron fuerte influencia cultural de los griegos, quienes se distinguieron por las especulaciones filosóficas, mientras que los romanos sobresalieron en jurisprudencia. Así, de la filosofía griega y del derecho romano surgió la filosofía del derecho.

Para que existiera una pena debía de haber una ley que previamente regulara el delito y el procedimiento correspondiente.

A partir del año 382 a.C. se establece un plazo de 30 días para ejecutar las sentencias capitales, cuando éstas las ordenara directamente el emperador.

En Roma, el primer delito objeto de la pena de muerte fue el de perduellio o traición contra el Estado. Después se reglamentó para otros delitos: homicidio intencional, parricidio, profanación de templos y murallas, etc. Con el espíritu democratizador de Roma casi queda abolida la pena de muerte.

La pena de muerte se restableció con los emperadores y existían varias formas para ejecutarla: por medio de la segur o crucifixión, por el saco, por el fuego, por la espalda y espectáculo popular.

La crucifixión se imponía a los esclavos y era en sí infamante debido al carácter inhumano que revestía, porque a veces se abandonaba en la cruz al reo hasta que muriera, otras se le asfixiaba con humo y otras más, algún soldado le mataba con una lanza.

El emperador Constantino abolió esta forma de pena, por respeto a Jesucristo y por la influencia del cristianismo al encontrar su símbolo en la cruz; empero, la crucifixión fue reemplazada por la estrangulación pública en la horca.

En la legislación romana con la figura jurídica manus iniecto se preservaba la facultad del acreedor con respecto al deudor de venderlo como esclavo e incluso matarlo. Todo esto se realizaba mediante un procedimiento sui generis, en el cual el acreedor sujetaba del cuello al deudor y lo presentaba ante el pretor, para que se lo atribuyera como de su propiedad. Durante sesenta días, el acreedor exhibía luego al deudor en el mercado, una vez cada veinte días, y si nadie se presentaba a liquidar la deuda en cuestión, el acreedor podía vender al deudor trans Tiberium, en el país de los etruscos, o matarlo.

Dos pensadores romanos influyeron en el establecimiento y aplicación de leyes: Cicerón y Séneca.

Marco Tulio Cicerón nació en el año 106-43 a.C. Su mayor mérito fue el haber propagado la filosofía griega en Roma. Era un hombre polifacético: orador vehemente, escritor egregio, filósofo ecléctico con inclinación al estoicismo y abogado excepcional. Murió al año siguiente del asesinato de Cesar. Se le considera el padre de la filosofía del derecho.

En su obra De legibus expone lo siguiente: Si el derecho tuviera su fundamento en la voluntad de los pueblos, en los decretos de los jefes o en la sentencia de los jueces, entonces tendría uno derecho a desempeñar el oficio de bandido, a cometer adulterio, de crear falsos testamentos, si tales acciones obtenían la aprobación de los votos o de las resoluciones de la masa popular.

Él consideraba que el derecho natural se fundamenta en la ley eterna, que es inmarcable y tiene un valor intrínseco para todos los hombres, en todas las épocas y en todos los lugares.

Cicerón revela la mentalidad de un reformador. Escribe que en el castigo se debe conservar siempre una medida equitativa, o se pregunta si es preciso lograr que la pena sirva de ejemplo, no bastando provocar con ella el arrepentimiento del culpable; recomienda que no se inflija con cólera y resentimiento, y debe prohibirse ultrajar al reo.

Lucio Anneo Séneca (4-65 d.C.) nació en la ciudad de Córdoba, pero era romano de derecho y de espíritu. Muy pequeño partió con sus padres a Roma. Por su elocuencia en el foro despertó envidia en personajes políticos romanos que casi le hace perder la vida y abandona Roma. A su regreso nuevamente abraza la filosofía estoica, pero se vio implicado en un escándalo de supuesto adulterio con Julia Livilla y abandona Roma, partiendo a la Isla de Córcega. Agripina esposa de Claudio intercedió y termino el exilio. Se encarga de la educación de Nerón, quien sube la poder y nombra ministro a Séneca. Nerón pierde la razón y por orden de éste Séneca se suicida cortándose las venas.

Séneca admite que las penas son medicinas para el alma.

En su obra De ira dice: Unos sabios varones dijeron que la ira era una breve locura, puesto que al par de ella no tiene señorío de sí misma, arrumba todo decoro, prescinde de todo deber social, es obstinada y pertinaz en sus empeños, se cierra a toda razón y consejos, se desbarata por causa fútiles, se ciega para discernir lo que es verdadero y lo que es justo, y se parece en todo a las ruinas que sobre aquello mismo que oprimieron quedan.

Para Séneca la ira es deseo de castigo. Con referencia a la pena de muerte nos dice lo siguiente: Así es menester también que el depositario de las leyes, el que tiene el regimiento de la ciudad, trate de conducir a los súbditos, todo el tiempo posible, con palabras blandas y persuasivas que les insinúen el cumplimiento del deber y les inculque el amor del bien y de la justicia, el odio a los vicios y la afición a la virtud. Pase luego a un lenguaje más severo, con el cual amoneste y reprenda si es preciso; y más tarde acuda a la punción, leve al principio y fácilmente revocable, y reserve el último suplicio para los delincuentes del último grado, de tal forma que nadie muera, sino aquel cuya muerte es para él mismo un beneficio.

En su obra De Clementia reflexiona lo siguiente: piensan los ignorantes que la severidad es contraria a la clemencia. Pero ninguna virtud es contraria a otra virtud. ¿Qué es lo que se opone a la clemencia? La crueldad, que no es otra cosa que la dureza del corazón en la imposición de penas.

Nos da la siguiente definición de clemencia: es la moderación del espíritu en el poder de castigar. Y citando a Aristóteles dice que podemos evitar sutilezas y definir la crueldad como una inclinación del alma al rigorismo.

El Sanedrín era el tribunal de los antiguos judíos de Jerusalén encargado de asuntos religiosos. Giovanni Papini defina al sanedrín así: es el consejo supremo de la aristocracia que regía la capital. Estaba compuesto por los sacerdotes celosos de la clientela del templo, que les confería poder y estipendios; por los escribas que se encargaban de preservar la pureza de la ley y de la tradición y por los ancianos que representaban los intereses de la moderada y pudiente clase media

Así pues, podemos darnos cuenta de que las leyes tenían una base humana, un factor que permitía al infractor rehabilitarse y al castigante usar la benevolencia, sin que esto quisiera decir que el respeto y rigor de las leyes no se aplicase mas sin llegar al abuso.

Definiría así, que de primera mano podemos aseverar que las leyes no fueron aplicadas correctamente en el juicio de Jesús. Hubo abuso, conveniencia, miedo, envidia... de todo, menos justicia.

Ya vimos quienes eran Anás y Caifás. Pero, quiénes eran aquellos que pudieron salvarle de la turba y el encono del sanedrín?

Herodes Antipas fue hijo de Herodes el Grande, a cuya muerte se convirtió en gobernante de Galilea. Contrajo matrimonio con la hija de Aretas, rey de Arabia, pero luego vivió con Herodías, la esposa de su propio hermanastro, Filipo. Esta unión con Herodías es mencionada y criticada por Josefo y por el Nuevo Testamento, y finalmente llevó a Antipas a su ruina. Lo lanzó a una guerra contra Aretas en la que perdió su ejército, calamidad que Josefo señaló como castigo por lo que hizo en contra del llamado Bautista, a quien Herodes asesinó, a pesar de ser un hombre bueno que amonestaba a los judíos a ejercitar la virtud, a ser justos unos con otros y piadosos ante Dios, y a acercarse al bautismo. El Nuevo Testamento nos explica la razón por la que Herodías quería la cabeza de Juan. Ella estaba casada con Filipo, quien vivía en Roma como ciudadano común, y con el que había tenido una hija, Salomé. Al abandonar a su marido para casarse con Antipas actuó en contra de la ley. Juan amonestó a Antipas por esa unión adúltera y Herodías se vengó. Josefo no dice que la muerte de Juan haya de ser atribuida al odio de Herodías, sino a los celos que sentía Herodes por la influencia que ejercía Juan sobre el pueblo. El Bautista fue enviado a la torva fortaleza de Maqueronte, en las montañas al este del Mar Muerto, y ejecutado allí. Grätz, como en otras ocasiones, cree que la descripción evangélica no pasa de ser una leyenda, pero Schürer admite que tanto Josefo como los evangelistas pueden tener razón, ya que no hay contradicción en sus narraciones. La más famosa de las ciudades construidas por Antipas fue Tiberiades, en la orilla occidental del Mar de Galilea. La llamó así en honor de su amigo, el emperador Tierio, y la hizo capital del tetrarcado. La ciudad, a su vez, dio su nombre al mar y así ha quedado hasta hoy. Por largo tiempo fue una gran escuela de estudios judíos.

La enemistad que existía entre él y Pilatos nació cuando este último hubo de condenar a muerte a algunos galileos que pertenecían a la jurisdicción de Herodes. Lucas afirma que luego se dio una cierta reconciliación entre ellos. Cuando Herodías se percató de lo bien que le había ido a su hermano Agripa en Roma, de donde volvió convertido en rey, aconsejó a Antipas que visitara a Cesar y obtuviera el título real, ya que hasta entonces no lo era, sino sólo Tetrarca de Galilea, aunque a veces el Nuevo Testamento lo llama rey. Sin estar de acuerdo con el consejo, Antipas acudió a Roma, y pronto supo por sus mensajeros que Agripa lo había acusado ante Calígula de conspiración contra los romanos. El Emperador lo desterró a Lyón, en la Galia -hoy Francia- en 39 d. C. Herodías lo acompañó. Josefo dice: Herodes murió en España a donde le había seguido su esposa. No se conoce el año de su muerte.

Después de la deposición del hijo mayor de Herodes, Archelao -quien había sucedido a su padre como Etnarca- Judea fue puesta bajo el mando de un procurador Romano. Pilato, quien fue el quinto en suceder a Valerius Gratus en 26 d.C., tuvo una mayor autoridad que la mayoría de los procuradores bajo el imperio ya que, adicionalmente a los deberes ordinarios de la administración financiera, tenía el poder judicial supremo. Su inusualmente largo período de mandato, comprendido del 26 al 36 d.C. cubre la totalidad de la actividad ministerial de San Juan Bautista y de Jesucristo. Para ser designado procurador Pilato era necesariamente de rango ecuestre, pero más allá de esto conocemos muy poco de su familia de origen. Algunos han pensado de que era solamente un hombre libre, y que su nombre derivaba de pileus la gorra de los esclavos liberados pero no parece haber evidencia adecuada que lo sostenga, y es bastante improbable que un liberto pudiera obtener un puesto de tanta importancia. Los Poncio eran un clan Osco. Pilato debió su designación a la influencia de Sejano. La residencia oficial de los procuradores era el palacio de Herodes en Cesárea, donde había una fuerza militar de cerca de 3.000 soldados. Estos soldados fueron a Jerusalén en tiempo de las fiestas, cuando la ciudad estaba llena de extranjeros y había mayor peligro de disturbios, es por esto que Pilato fue a Jerusalén en el momento de la Crucifixión. Su nombre será por siempre cubierto de infamia debido a su intervención en el hecho, aunque en su momento le pareció de poca importancia.

Pilato es un tipo de hombre mundano, conocedor del derecho y ansioso de cumplirlo en la medida que pudiera ser hecho sin sacrificio personal de ninguna clase, pero cediendo fácilmente a la presión de aquellos cuyo interés era que él actuase de manera diferente. Él hubiera gustosamente absuelto a Cristo, y hasta hizo serios esfuerzos en esa dirección, pero cedió a la presión de inmediato cuando su propia posición fue amenazada. Los otros acontecimientos de su mandato no son de muy grande importancia. Philo se refiere a él como inflexible, desalmado y obstinado. Los Judíos lo odiaban a él y a su administración, porque era no sólo muy severo, sino que además mostraba poca consideración por sus susceptibilidades. Algunos estandartes que llevaban la imagen de Tiberio, que habían sido levantados por él en Jerusalén, causaron un levantamiento que hubiera finalizado en una masacre si Pilato no hubiera cedido. En una fecha posterior, Tiberio le ordenó quitar ciertos escudos dorados, que había levantado en Jerusalén pse al rechazo de la gente. El incidente mencionado por Lucas de los Galileos cuya sangre Pilato mezclaba con los sacrificios, no es referido en ninguna otra parte, pero es bastante acorde con otros eventos auténticos de su mandato. Estuvo, por tanto, preocupado por que no se enviaran al emperador más reportes concernientes a él, pues ya había sido amonestado y advertido de que, en caso contrario, dejaría de ser Procurador con la vergüenza que esto significaba a un hombre de su rango. La tendencia, ya discernible en los Evangelios Canónicos, de poner énfasis en los esfuerzos de Pilato en absolver a Cristo, y por tanto juzgar tan indulgentemente como sea posible su crimen, va aún más lejos en los Evangelios Apócrifos y llevó en años posteriores a la afirmación de que en realidad se había hecho Cristiano. La Iglesia Abisinia lo considera como un santo y asigna el 25 de Junio a él y a Claudia Prócula, su esposa. La creencia de que se convirtió en Cristiano se remonta al siglo segundo. La Iglesia Griega asigna sufiesta el 27 de Octubre. Ambos, Tertuliano y Justino Mártir, hablan de un informe (no existente) sobre la Crucifixión enviada por Pilato a Tiberio, idea de la cual se origina una gran cantidad de literatura apócrifa. Algo de ésta es de origen Cristiano, (Evangelio de Nicodemo), otra proviene del pagano, pero todas estas han perecido.

Su mandato fue llevado a su fin a través del problema que apareció en Samaria. Un impostor había declarado que tenía el poder de descubrir los vasos sagrados que, según alegaba, habían sido escondido por Moisés en el Monte Gerizim, adonde Samaritanos armados venían en gran número. Pilato parece haber pensado que todo el asunto era una cortina de humo para cubrir algún otro designio más importante, de modo que apuró a las tropas para que los atacaran, y muchos fueron muertos. Apelaron a Vitelio, quien era en esos momentos legado en Siria, alegando que no se había intentado nada político, y reclamaron por toda la administración Pilato. Este fue convocado a Roma para responder a sus cargos, pero antes que pudiera arribar a la ciudad el Emperador Tiberio había muerto. Esto es lo último que sabemos de Pilato de fuentes auténticas, pero la leyenda ha estado ocupada con su nombre. Eusebio dice de él, refiriéndose a la autoridad de escritores anteriores, a los cuales no nombra, que cayó en gran infortunio bajo Calígla, y que eventualmente se habría suicidado. Otros detalles provienen de fuentes menos respetables. Su cuerpo, dice el “Mors Pilati”, fue tirado al Tiber, pero sus aguas fueron tan perturbadas por los espíritus malignos que su cuerpo fue llevado a Viena y hundido en el Rhone, done puede aún ser visto un monumento llamado la tumba de Pilato. Como lo mismo ocurrió allí, fue nuevamente extraído y hundido en el lago de Lausana. Su ubicación final fue en un profundo, solitario y pequeño lago el que, de acuerdo a tradición posterior, se encuentra en una montaña, aún llamada Pilato, cerca de Lucerna. El origen real de su nombre debe, sin embargo, ser buscado en el manto de nubes que a menudo cubre la montaña, y sirve de barómetro a los habitantes de Lucerna. Hay muchas otras leyendas sobre Pilato en el folklore de Alemania, pero ninguna de ellas tiene la más leve autoridad.

 

Ahora bien, la doctrina de Jesús se basa en un pilar fundamental: el amor. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado así, os améis también vosotros los unos a los otros.

Jesús constantemente hizo meditar a su pueblo, trató de que recapacitaran en muchas conductas y le indicó que no actuara mecánicamente, rompiendo algunas tradiciones de la cultura popular.

Es indudable que los milagros realizados afectaban fuertes intereses económicos y políticos de los judíos. Cuando resucitó a Lázaro los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: ¿qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. Pero uno de ellos, Caifás, les dijo: vosotros no sabéis nada, ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación, y desde ese día decidieron darle muerte.

Así las cosas, se puede afirmar que la muerte de Jesús fue, a más de indigna, una injusticia en la que participaron todas y cada una de las debilidades humanas. En pocas palabras, un asesinato, independientemente de que la divinidad haya intervenido en ello.

-Luego entonces, preguntó el coronel Alexclar, quién mató a Jesús?

-Fuenteovejuna? preguntó a su vez Luz María recordando la famosa obra literaria de Lope de Vega.

-Podrías decirlo así desde el punto de vista histórico, pero desde el punto de vista legal es otro asunto. El Deicidio fue colectivo, eso ni duda cabe, pero habría que analizar un poco más todo para deslindar responsabilidades. Naturalmente que, si tomamos en cuenta la expresión de Caifás, es él muy probablemente el que incita al crimen.

-Podrías dilucidar todo esto?

-Con el tiempo necesario, sí. Pero quisiera que se me permitiera viajar para poder certificar ciertas actitudes y eventos.

-Bueno, ya tenemos los TMC’s, así es que puedes hacerlo, aunque no me gustaría que fueses solo.

-Me permitirían acompañarle? cuestionó Alexclar.

-Si no interfiere tu viaje con las operaciones...

-Yo le cubro, dijo de inmediato Luz María.

-Sea pues entonces... autorizó Ricardo. Alguien tiene ya lista su intervención?

-Yo, señaló Antonio. No quiero alargarme mucho pues es notorio que calificación, aprehensión, juicio y condena de Cristo fue más una cuestión política que religiosa.

Política porque mal o bien, dadas las circunstancias por las que atravesaba el pueblo judío, tanto los jerarcas religiosos como el propio Herodes y aún Pilato, llegaron a temer que se tratase de un líder guerrero, de un rey de carne y hueso libertador de su pueblo. Si bien Pilato lo duda ante su propia presencia, no deja de ser una molestia para él la posibilidad de que el tema, así, de insurrección, llegue a Roma; por su parte, Herodes ve tambalearse su de por sí raquítico trono, a mas del cargo de conciencia que sufre por haber asesinado a Juan Bautista, lo que prueba el temor de que fuese éste resucitado y viniera a vengarse.

Política porque quitaba el control político -con todo y lo religioso- a los jerarcas del sanedrín, y afectaba con esto sus intereses, bastante numerosos por cierto, pues se considera que eran tan ricos como los propios romanos en materia de recaudación.

Política porque no se aplican las leyes sino las conveniencias de jerarquías -sacerdotes, escribas, Tetrarca y procurador, etc.- permitiéndose la impunidad de todos ellos que, sin estar de acuerdo, sí acuerdan por igual un destino final a la víctima.

Política porque se manipula al pueblo para dar la imagen de una decisión democrática y se exaspera la sed de sangre que brota natural en el populacho cuando se le sabe manejar.

De todas formas, coincido con Edmundo a priori en que la muerte de Jesús fue un asesinato!

-Con todo y que Dios así lo haya designado? cuestionó el capitán Luciga que poco hablaba.

-Si lo vemos desde el punto de vista religioso, podría incluso cuestionarse un poco esta tesis. Yo no entiendo como un Dios benévolo puede condenar a muerte a su propio hijo... aunque haya sido para salvar a su creación! contestó Yolanda.

-Sin querer entrar en la cuestión de las profecías, sólo quiero recordar que, por algo, Dios mismo condena a los que llevaron a la muerte al cordero y les sentencia a la desaparición en el juicio final. Eso no indica que haya sido El mismo quien haya decidido enviar a su hijo a la muerte, asentó Andrés.

-Bueno, en realidad sí es contradictorio, analizó Ricardo. Por un lado se dice que Cristo vino a cumplir con un designio de su padre, el sacrificio como hombre para la salvación de la humanidad, la redención de sus pecados; por la otra, las palabras vertidas en el Apocalipsis revelan un rencor bien definido por la muerte de éste, y hay clamor por castigar a sus asesinos. Sin embargo, debemos recordar que hay muchas cosas contradictorias en la Biblia y aún en los apócrifos, todos ellos escritos por hombres, no dioses, sino humanos simples, que bien pueden haber intentado darle un cariz religioso a su muerte ante la debilidad de defenderle.

No quiero decir con esto que desconozco la realidad divina de Jesús, pero una cosa es lo que Dios dispone y otra lo que el hombre escribe. Creo que debiéramos ahondar un poco en esto.

-Yo me encargo, dijo Edmundo.

-Bien, sea como sea, podemos ya afirmar que la muerte de Jesús sí fue un crimen. No es así? señaló el Maestro.

-Aún existiendo esa intervención divina, recalcó Andrés. Es decir, supongamos que Jesús en realidad vino para sacrificarse en beneficio de los hombres. Eso no quita la responsabilidad que todos y cada uno de los actores de este drama tienen. Anás y Caifás no actuaron por designios de Dios, sino de motu propio; ni Herodes, ni Pilato, ni el pueblo mismo. A ninguno de ellos Dios les dijo sacrifiquen a mi hijo porque así está escrito!

Si bien Jesús sabía -suponiendo sin conceder- a lo que venía, ellos no; tampoco existe frase alguna que denote que Jesús les dijo ustedes tienen que hacer esto porque así está escrito.

-En eso tiene razón Andrés, afirmó Edmundo. Las acciones de todos fueron inducidas por sus propios intereses; ninguno obedeció a llamado divino alguno.

-Edmundo, te ruego entonces que, como parte de tus investigaciones, indagues si cada uno de ellos recibió su propio castigo o hay algo por dilucidar, señaló Luz María recordando su cargo de Jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales y encargada de desterrar la impunidad.

-Humano o divino? cuestionó Edmundo.

-El que haya sido. Necesitamos saber si hubo o no sanción. Porque de no haberla, debemos dar solución a esa omisión, sea humana o divina.

-Queda, sin embargo, aclarar algunas cosas que pueden cambiar el panorama, indicó Ricardo. En la reunión que tendré con Martha y su equipo podremos saberlo. Recuerden que las profecías están basadas en el comportamiento humano, pero también incluyen la intervención o decisión divina al respecto.

Por lo pronto, y si no hay nada que añadir, quisiera abrir una etapa de estudio. Tenemos ya datos fidedignos en qué basarnos. Vamos ahora a los libros. Rasquemos en las letras otras opiniones, pasadas y presentes, que nos permitan ver con mayor claridad.

Pueden hacerlo en la forma de equipo que ya se ha formado. En caso de encontrar algo, comuníquenlo a Luz María. Yo pienso hacer algunos viajes también, pero sólo para aclarar algunos puntos que me quedan dudosos. Me haré acompañar de Andrés.

No se pierde nada con recordarles que estamos frente a la disyuntiva de la posible desaparición de la humanidad, por lo que les pido toda su dedicación y esfuerzo. Saber que Cristo fue asesinado no soluciona nada, por el contrario, confirma lo que se temía: el juicio final, el Apocalipsis, y por ende, la desaparición de la raza humana. Ahora, lo que debemos buscar es la posibilidad de revertir esa acción... si Dios lo permite.

 

Ya para retirarse, Ricardo llamó aparte a Antonio. Le llevó a sus habitaciones y habló en forma confidencial.

-Podrías investigar un poco entre las sociedades contemporáneas?

-Sobre?

-Necesito saber hasta dónde es realidad esa paz de la que se dice gozamos. No quiero decir que dudo de Atilano o de sus logros, pero la cortina de humo que se genera alrededor de un mandatario cubre muchos matices que no alcanza a ver con claridad.

Eres político y puedes darte cuenta si hay alguna oposición, inconformidad, retroceso... en fin, cuál es la realidad del mundo...

-En qué estás pensando?

-De momento en nada... pero quiero un panorama visto desde el otro lado del cristal. Puedes?

-Naturalmente.

-Pero quiero que todo lo hagas sin decir nada a nadie. Si alguien pregunta por tu lejanía diré que haber presenciado el juicio de Jesús te alteró mucho y que pediste unas semanas de descanso. Está bien?

-Cuándo quieres que parta?

-Mañana mismo.

 

 

 

Martha llegó temprano y fue directamente a Lázaro. El grupo que le acompañaba no salía de su asombro. Ricardo ya le esperaba.

-Buenos días Maestro.

-Buenos días a todos. Quiero manifestarles mi agradecimiento por su participación. Han encontrado algunas conclusiones?

-En realidad hay mucho que decir, señaló Martha.

-Tenemos tiempo, escucho.

-El último trabajo profético reconocido por la Iglesia como Divinamente inspirado es el Apocalipsis. El espíritu profético no desapareció con los Apóstoles, pero la Iglesia no ha declarado profética ninguna obra desde entonces, aun cuando ha canonizado a innumerables santos que de una forma u otra han tenido el don de la profecía. La Iglesia otorga libertad para aceptar o rechazar profecías individuales o personales según la evidencia a favor o en contra. Debemos tener cuidado al admitirlas o rechazarlas y en cualquier caso debemos tratarlas con respeto cuando nos llegan de fuentes confiables. La verdadera prueba de estas profecías es su cumplimiento; pueden ser solamente pías anticipaciones de manifestaciones de la Providencia y en ocasiones pueden cumplirse parcialmente y ser contradichas en parte por los acontecimientos. Las profecías conminatorias que anuncian calamidades por ser mayormente condicionales pueden o no cumplirse. La mayoría de las profecías individuales de los santos y servidores de Dios furon sobre personas, su muerte, recuperación de enfermedades o sobre vocaciones. Algunos predijeron cosas que afectarían el destino de naciones como Francia, Inglaterra e Irlanda. Un gran número tienen referencia a los papas y al papado y finalmente tenemos muchas profecías sobre el fin del mundo y la proximidad del Juicio Final.

Las profecías más notables sobre el “fin del mundo” parecen tener un objetivo común, anunciar grandes calamidades inminentes a la humanidad, el triunfo de la Iglesia y la renovación del mundo. Todos los videntes concuerdan en dos características principales según lo delinea E.H.Thompson: En primer término, todos apuntan a una convulsión terrible, a una revolución originada en la impiedad mas profundamente enraizada, formada por una oposición formal a Dios y Su verdad resultando en la persecución más formidable a que haya sido sujeta la Iglesia. En segundo término, todos prometen para la Iglesia la victoria más espléndida que haya tenido en la tierra. Podríamos añadir otro punto en el que existe una concordancia notable en la catena de las profecías modernas, y es la peculiar conexión entre la suerte de Francia y la de la Iglesia y la Santa Sede, así como también el gran papel que ese país tiene aún que jugar en la historia de la Iglesia y el mundo y que continuará teniendo hasta el fin de los tiempos.

El Apocalipsis, del verbo "apokalypto", revelar, pertenece a una clase de literatura que tiene que ver con temas escatológicos, muy en boga entre los judíos del siglo I a. C. y del I después de Cristo.

Sabemos que el Vidente del Apocalipsis era San Juan, apóstol, el Discípulo amado de Jesús. Al final del siglo segundo el Apocalipsis fue reconocido por los representantes históricos de las iglesias principales como una obra genuina del apóstol Juan. En Asia, Melitón, Obispo de Sardes, una de las Siete Iglesias del Apocalipsis, reconoció el Apocalipsis de Juan y escribió un comentario sobre él. En la Galia, Ireneo cree firmemente en su autoridad Divina y Apostólica. En África, Tertuliano cita frecuentemente el Apocalipsis sin dudas aparentes sobre su autenticidad.

En Italia, el Obispo Hipólito asigna su autoría al apóstol Juan, y el Fragmento Muratoriano (un documento del principio del siglo tercero) lo enumera junto con las otras escrituras canónicas, añadiendo, ciertamente, el Apocalipsis apócrifo de San Pedro, pero con la cláusula, quam quidam ex nostris in ecclesia legi nolunt. El Vetus Itala, la versión latina común en Italia y Africa durante el siglo tercero, contenía el Apocalipsis. En Egipto, Clemente y Orígenes creían sin vacilación en su autoría joánica. Ellos eran estudiosos y hombres de juicio crítico. Su opinión es aún más valiosa por cuanto ellos no simpatizaban con la enseñanza milenaria del libro. Ellos se contentaron con una interpretación alegórica de ciertos pasajes pero nunca se aventuraron a impugnar su autoridad. Acercándonos más estrechamente a la era apostólica tenemos el testimonio del mártir San Justino, a mediados del siglo segundo. De Eusebio, así como de su diálogo con el judío Trifón, realizado en Efeso, la residencia del apóstol, sabemosque él admitió la autenticidad del Apocalipsis. Otro testigo de alrededor del mismo tiempo es Papías, Obispo de Hierápolis, un lugar no lejos de Efeso. Si no escuchó directamente a San Juan, al menos conoció personalmente algunos de sus discípulos. Su conocimiento es indirecto. Andreas, Obispo de Cesárea, en el prólogo a su comentario del Apocalipsis, nos informa que Papías admitió su carácter inspirado.

Respecto a la negación de su autenticidad, encontramos que los "Alogi", una secta del año 200 D.C., llamada así debido a su rechazo de la doctrina del Logos, negó la autenticidad del Apocalipsis y se lo asigna a Cerinto. El antagonista más formidable de la autoridad del Apocalipsis es Dionisio, Obispo de Alejandría, discípulo de Orígenes. Él no se opone a suponer que Cerinto es el escritor del Apocalipsis. Pues, dice, ésta es la doctrina de Cerinto: que habrá un reino terreno de Cristo y como él era un amante del cuerpo, soñaba que se manifestaría en la satisfacción del apetito de los sentidos. Sin embargo, él mismo no adoptó la visión de que Cerinto fuera su autor. El consideraba el Apocalipsis como la obra de un hombre inspirado pero no de un Apóstol. Durante los siglos IV y V la tendencia a excluir el Apocalipsis de la lista de sagrados libros siguió aumentando en las iglesias Syro-palestinas. Eusebio no expresa ninguna opinión definida. Él se manifiesta con la afirmación: El Apocalipsis es aceptado por algunos entre los libros canónicos, pero otros lo rechazan. San Cirilo de Jerusalén no lo nombra entre los libros canónicos; tampoco aparece en la lista del Sínodo de Laodicea, o en la de Gregorio de Nacianzo. Quizás el argumento más contundente contra la paternidad literaria apostólica del libro es su omisión del "Peshito", la Vulgata siria. Pero aunque el hecho de que estas autoridades den evidencia contra la autenticidad del Apocalipsis merece ser considerado, ellos no pueden anular ni afectar el testimonio más antiguo y unánime de las iglesias. La opinión de sus oponentes, además, no era libre de prejuicios. De la manera en la que Dionisio sostuvo la cuestión, es evidente que él consideró el libro peligroso al ocasionar nociones crudas y sensitivas acerca de la resurrección. En el Occidente la Iglesia perseveró en su tradición de la autoría apostólica. Solo san Jerónimo parece haber sido influenciado por las dudas del Oriente.

-Es decir que podemos considerar la autenticidad del libro?

-Así es en términos generales.

-Conclusiones...

-Sería fatigoso e inútil enumerar aún las aplicaciones más prominentes hechas del Apocalipsis. El odio racial y el rencor religioso han encontrado en todas las épocas en su visión materia muy conveniente y satisfactoria. Personas tales como Mahoma, el Papa, Napoleón, etc., han sido identificadas a su tiempo con la bestia y la ramera. Particularmente para los reformadores el Apocalipsis era una cantera inagotable de dónde extraer invectivas que podrían lanzar entonces contra la jerarquía romana. Las siete colinas de Roma, las túnicas de color escarlatas de los cardenales, y los abusos infortunados de la corte papal provocaron una aplicación fácil y tentadora.

-En otras palabras...

-Necesitamos más tiempo, mucho más tiempo, para definir nuevas interpretaciones.

-Bueno, pues tiempo es lo que tenemos y lo que no tenemos...

-Hemos propuesto un orden de trabajo conjunto. Entre los presentes están representantes de todas las corrientes religiosas, conocedores de las profecías que en su renglón se dieron. Con la religión unificada hace unos años se perdieron algunos conceptos que podemos revisar, y realizar un estudio conjunto, es decir, mezclando y comparando las diferentes profecías sin importar el fondo religioso del cual provienen.

-Correcto... si llegasen a encontrar algo importante infórmennos inmediatamente. En concreto, entonces, sólo tenemos que el libro del Apocalipsis es auténtico...

-Y puede que no sólo ese... hay algunos otros que creemos son importantes de tomarse en cuenta...

-Bien... dejo en sus manos todo.

Martha hizo una imperceptible seña con los ojos, cuestionando sobre la necesidad de que ellos también estuviesen enterados de la verdadera causa de la investigación.

Ricardo asintió con la cabeza y se dirigió al grupo.

-Ustedes forman parte de un importante equipo que intenta dilucidar fondo y forma del Apocalipsis, debido a que gente de la Oficina de Investigaciones Especiales encontró una liga entre la muerte de Jesús y el libro señalado, dejando abierta así la inminente posibilidad de que sea aplicable en nuestro tiempo.

Los asistentes se vieron unos a otros con cierto asombro. Acostumbrados al tema, sólo les extrañó el que se señalara su tiempo como posible época del suceso.

-Espero, y toda la humanidad conmigo, que pongan ustedes todos sus esfuerzos en la solución de nuestro galimatías. Desde hoy, todos quedan confinados en este recinto. Tomen las providencias necesarias y... Buena suerte!

Al despedirse los asistentes, Ricardo retuvo a Martha hasta que los demás salieron.

-Voy a realizar algunos viajes más para concretar algunos puntos que me inquietan. Tienes algo que quisiera confirmar?

-Huyyy! Mucho! Puedo acompañarle?

-No, tengo una idea mejor...

Ricardo volteó a Luz María y le ordenó que le fuera entregado un TMC a Martha y se le enseñase a usarlo, dejando en claro que debería escoger de entre sus colegas un acompañante, por seguridad.

 

La llegada de Ricardo a la Oficina del Presidente del Consejo llamó la atención de todos. Su espera no fue más allá de dos minutos. Atilano le recibió sorprendido.

-Pase Maestro, pase... a qué debo esta visita tan sorpresiva?

-Necesitamos hablar... pero no aquí.

-En donde Usted disponga Maestro...

Ricardo tomó del brazo al Presidente del Consejo y le sacó de la oficina. Ante el asombro de sus ayudantes, el Maestro dijo sonriendo:

-Me lo voy a robar... se los regreso en una hora...

 

Atilano no hizo observación alguna cuando Ricardo le llevó a las instalaciones de la OCR, sin embargo, sí vio enigmático al Maestro cuando este le presentó a Lázaro.

-Este es nuestro cubículo seguro. Le llamamos Lázaro, como ya sabes. Aquí podemos hablar.

-Algo grave debes traer donde me permites entrar a un lugar al que tú mismo prohibiste mi entrada...

-No es precisamente grave, pero sí urgente. Hemos descubierto dos cosas que, de primera mano, no hacen sino confirmar los temores del equipo de Luz María: Jesús sí fue asesinado... y el libro del Apocalipsis es auténtico.

-Pero eso ya lo sabíamos...

-No! Creíamos que así era, pero no estaban seguros. Ni siquiera yo estaba seguro, pero ahora...

-Esto a dónde nos lleva?

-Tú mide... si confirmamos que los primeros pasos nos llevan a donde pensábamos...

-Luego entonces? Qué tiempo tenemos? Ya podemos preparar el Plan de Evacuación?

-No... tenemos tiempo -al menos eso espero- para reconfirmar y, luego, quizá podríamos encontrar la forma de revertir la amenaza. Hay algunas contradicciones. Hay, sin darlas, esperanzas.

-Qué debo hacer?

-Ustedes... seguir esperando.

-Qué tiempo?

-Mira, voy a hacer algunos viajes más mientras los equipos trabajan en lo suyo. Danos unos tres o cuatro meses más para el primer informe. Quizás seis.

-Está bien... informaré a los demás.

-Oye... te puedo hacer una pregunta?

-Naturalmente Maestro.

-Hay problemas graves en la tierra?

-Hummm no, los hubo como bien sabe, pero prácticamente ya no los hay...

-Ese prácticamente hasta dónde llega?

-Bueno, usted sabe que la maldad, la envidia, el celo, y todos esas debilidades humanas no se pueden erradicar; las hemos controlado en mayor medida, pero no las hemos erradicado, por lo que quizá haya por ahí gente que ande pensando en hacer maldades, pero en realidad nada importante.

-Cómo ves el mundo desde tu muy personal punto de vista... es decir, como gobernante...?

-No es un paraíso, pero sí es ya un mundo habitable, en calma, tranquilo, de respeto y solidaridad... por qué?

-No... por nada... es que estar metido en mis libracos me hizo perderme de muchas cosas. Por cierto, no te he contado que en el primer viaje de prueba Yolanda me llevó al momento de la asamblea en que se unificó la guerrilla. No tienes idea de lo emocionante que fue escucharte hablar...

-Vaya! Que interesante... y qué le pareció?

-A mas de la emoción de escucharte y verte en esos históricos momentos, no sé. No conozco los detalles de tu lucha, de la lucha del mundo. Es cierto que me consultaste muchas cosas, que fui tu asesor y guía en algunos momentos importantes, pero la historia completa no la conozco. Es más, no tengo siquiera un recuento de tus logros...

-De los logros de la humanidad Maestro... no son logros míos... y me extraña que un hombre como Usted, historiador de corazón, no tenga conocimiento de la vida moderna.

-La patina del tiempo es la que me ha absorbido... los días que vivo no tienen más historia que las horas que pasaba acompañado de mis libros.

-Pues puedo informarle de lo que guste. O bien, si lo considera pertinente, puedo enviarle un registro completo de la información histórica contemporánea.

-Sería de mucha ayuda. Podrías disponerlo?

-Con gusto Maestro.

-Ahhh, incluye tu biografía, por favor.

-Así se hará Maestro.

 

Unos días después, Luz María informaba a Ricardo de la llegada de una caja conteniendo un par de cientos de minidiscos compactos enviados por el Presidente del Consejo.

Ricardo invitó a su ya amiga a verlos. Ella era joven, no pasaba de los setenta años, por lo que nace precisamente enmedio de la lucha, y le toca participar en la guerrilla organizada. Sin embargo, no dejaba de ser interesante conocer los alcances de aquello por lo que había luchado.

Tres semanas pasaron viendo la historia reciente. Durante todo ese tiempo casi no cruzaron palabra. Acaso alguno que otro comentario respecto a acciones en las que uno u otro habían participado.

 

Había sido en realidad una odisea. El uso y abuso del hombre sobre la naturaleza había sido causante de drásticos cambios climáticos, a los que se sumaron terremotos, erupciones volcánicas, desbordamiento de ríos, maremotos y otras lindezas más de esas que la naturaleza sabe usar para cobrarse.

La contaminación llegó, como ya dijimos, a grados intolerables para la vida humana, haciendo caer a miles muertos al instante en un momento dado; seres humanos y animales sufrieron las consecuencias.

En la vida social, política y económica las cosas no eran diferentes. Aquella frase de que el hombre es el lobo del hombre se había quedado corta. Mafias y narcotráfico eran el poder mundial. La hegemonía de Estados Unidos había sido triunfante tras la caída del comunismo, pero la alianza europea fue el primer paso para debilitarla. Sin embargo, y contra la opinión de los globalifóbicos, esa Unión Europea sería el ejemplo de que las naciones unidas pueden tener un poder. Así se organizaron, pero para el mal, otras naciones. Arrancando la primera década del 2000, se inició una guerra santa que de santa no tenía nada. El mundo se dividió en islamismo y cristianismo, e infinidad de guerras se desataron. El judaísmo adoptó una posición paralela al cristianismo porque no pudo solo contra el Islam, que recrudeció el uso del terrorismo como arma principal.

Como ya se sabía, el 2310 fue el año de la debacle. Ahí se inician las guerrillas que sufren seiscientos años de pérdidas sin más logros que despertar conciencias. Sin embargo, el paso de la degradación física, moral, y ambiental, no se detiene.

Es la situación misma, insostenible ya, la que lleva a los guerrilleros a organizarse. Aquella asamblea que presencia Ricardo en su primer viaje es la que marca el principio del camino.

En el momento de estar viendo el evento mismo, Ricardo experimentó de nueva cuenta esa emoción que sintiera en el viaje, pero no dejó de notar que era la primera vez que se mencionaba el nombre de Atilano.

Detuvo en seco la grabación y preguntó a Luz María:

-De dónde conoces a Atilano?

-De la guerrilla...

-Desde cuándo?

-No sé... no recuerdo bien... creo que era yo muy chamaca... aunque pensándolo bien, creo que la primera vez que lo vi fue en esa asamblea...

-Hummm...

-Por qué Maestro?

-Por nada... por nada... dijo cortante volviendo a correr la grabación.

 

A partir de que la guerrilla se organiza, el avance de la justicia se acelera. Los principales cabecillas de las mafias caen muertos. No hay detenidos. Todos mueren de una forma u otra. Muchas naciones retoman el camino correcto bajo la bandera de la unión que más tarde se convierte en el Nuevo Orden Mundial y finalmente en el Consejo del Conglomerado Mundial.

En el 2930, cuando se constituye el consejo y se marca como el año del triunfo, en su discurso, Atilano señala algo que llama la atención de Ricardo:

-Estamos ante un cielo y una tierra nuevos. No sólo es el Alfa, sino el Omega al mismo tiempo. Es el principio de una nueva vida en la que incluso la naturaleza está de acuerdo. Dichosos aquellos que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar a las puertas de este Nuevo Orden Mundial.

Ricardo se queda pensativo unos segundos y deja correr de nuevo la grabación.

En los siguientes veinte años, apenas un suspiro en la historia de la humanidad, la calma retorna a la tierra. Los cielos se limpian, la capa de ozono se repara, el ambiente se disipa. Cesan el deshielo de los polos, los terremotos y las erupciones. La naturaleza ayuda, como dijese Atilano.

En esos veinte años el orden económico se restablece a la par del jurídico y el social. Los organismos mundiales se unifican y el gobierno es uno solo. En el 2925 la iglesia también se unifica. Las diversas corrientes religiosas se fusionan con la primicia de sus conceptos básicos, y Roma da paso a Zurich, nuevo centro mundial de gobierno político, civil y eclesiástico. Ricardo nota una cosa más: las corrientes religiosas se agrupan sí, pero bajo la férula de la Iglesia Católica, que abandona el boato y cede sus bienes a la reconstrucción mundial. El Cristhos, nombre con que se designa a los cabezas de la iglesia desde el 2100 en que falleciera el Papa Pedro II, queda al frente en calidad de jerarca. La nueva iglesia mundial adopta el nombre de Iglesia Jerosolimitana, en honor a Jerusalén, centro espiritual de las tres religiones más importantes del mundo.

En el transcurso de esos veinte años, se erradica el uso de los carburantes y fomenta el de la energía solar e hidráulica. Se cierran las fábricas industriales y seleccionan los productos realmente útiles para la supervivencia humana, alcanzando con esto un estándar de vida general de clase media alta. La producción de armas de todo tipo se considera crimen mayor y la energía nuclear se concentra únicamente en usos médicos y energéticos, bajo estrictos controles universales.

Los estándares sociales se basan en las normas morales que la humanidad abandonara tiempo atrás, y la solidaridad en las labores comunitarias es general.

Las penas a los infractores se limitan a dos extremos: la rehabilitación social altamente supervisada, o la pena máxima: el aislamiento absoluto y eterno, al que prácticamente nadie sobrevive. Los infractores sentenciados a esta pena son declarados muertos antes de seis meses.

La justicia, por ende, se aplica con una exacerbada puntillosidad. No hay apelaciones, la sentencia es sumaria.

 

Ricardo se remueve en su silla, apaga el reproductor y ve fijamente a Luz María.

-Qué opinas de esta nueva forma de vida?

-Que es un milagro Maestro...

-Un milagro? pregunta intrigado Ricardo.

-Sí, sobre todo después de como vivía la humanidad...

Ricardo no comenta nada. Se levanta, da unas vueltas por la sala, y le pide a Luz María que prepare su viaje.

 

-Maestro, informa Yolanda al verles salir, está lista su cita con el jerarca de la Oficina Eclesiástica.

Ricardo asiente con la cabeza, y parte a la sede eclesial.

A la entrada del edificio le reciben dos purpurados que le guían hasta las oficinas principales.

-Pase, por favor.

Aunque acababa de ver el video en que la iglesia romana se deshace de sus bienes para ayudar a la reconstrucción mundial, no deja se asombrarle la adustez de las instalaciones. Al caminar por un largo pasillo que conecta las oficinas principales con el privado del prelado, nota unos cuantos cuadros del siglo XVI, que ocupan de piso a techo con su extensión.

-Adelante Don Ricardo, en qué puedo servirle? El Señor me avisó de su deseo de platicar conmigo, dijo amable el jerarca.

-Tengo algunas dudas que espero me ayude a despejar....

-Con gusto... con mucho gusto... tome asiento, por favor.

 

Casi cuatro horas después, Ricardo abandonaba la sede eclesial con una faz que reflejaba tanta extrañeza como satisfacción.

Ricardo era un hombre, a más de acucioso investigador, muy intuitivo. Cuando estudiaba un tema, de pronto algo le brotaba en la mente. Eran como relámpagos que le indicaban que algo era extraño, o malo, o simplemente a lo que debería prestar atención.

Si de momento ese chispazo no encajaba, le daba vueltas y vueltas en la mente llegando, en algunas ocasiones, a desesperarlo. Así era en esa ocasión. Algo le revoloteaba en la cabeza, aunque aún no sabía de qué se trataba.

Retrasó el viaje varios días con el objeto de entender lo que pasaba. Se metió a la biblioteca y abrió, como siempre lo hacía, libros al azar. No encontró nada. Una tarde, cansado de tanto buscar sin resultados, entró a sus habitaciones y se sentó en el diván. Buscó con qué juguetear y tomó el control remoto del reproductor de minidiscos. De pronto, el aparato se encendió. Ricardo lo apagó de inmediato. Había encontrado lo que buscaba.

Salió de inmediato hacia Lázaro y le dijo a Luz María que preparara el viaje para la mañana siguiente muy temprano. Luego, le urgió a que se sentara y le contara más sobre Atilano. La Jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales lo vio asombrada.

-Qué quiere saber sobre el Presidente que Usted no conozca ya? preguntó curiosa.

-Todo, no importa si crees que ya lo sé. Quiero que me cuentes todo de lo que te acuerdes.

-Bueno, como ya le dije, lo conocí apenas cuando la guerrilla se organizó. De ahí en adelante, formé parte de los mandos medios pues yo había encabezado la guerrilla de Sudamérica. Mi trato con él era prácticamente cotidiano.

Pasado algún tiempo, me nombró su asistente personal y el trato se volvió un poco más cercano... aunque sin llegar a más de las relaciones puramente administrativas, aclaró.

-Cómo era él en aquellos tiempos?

-Un hombre muy centrado. Hablaba con calma, pero con mucha seguridad en sí mismo. Paciente, atento, cordial en sus relaciones con los demás, incluso con los enemigos...

-En dónde se guardan los expedientes de todos?

-En el Sistema Central... quiere acceder a ellos?

-Me gustaría despejar algunas cositas...

-Venga... le enseño cómo entrar al sistema.

 

Ricardo pasó largas horas sentado frente a la pantalla del componente que, enlazado a su propia computadora, le brindaba toda la información disponible. Estaba estirándose cuan largo era cuando entró Luz María a sus habitaciones.

-Encontró lo que buscaba Maestro?

-No precisamente... oye, se me ocurre algo. Se puede viajar de donde estés? o hay que acudir forzosamente a la Sala de Control?

-La verdad es que no hemos hecho la prueba con los TMC’s.

-Me gustaría probar...

-Podría ser peligroso... un viaje sin alguien que lo controle...

-Llama al Coronel Alexclar...

Luz María pulsó un botón de la mesa de Ricardo y a los pocos segundos el Coronel estaba presente.

-Mi querido amigo... necesito un voluntario. Podrías seleccionarlo?

-Para...?

Ricardo le explicó su idea sin muchos preámbulos y Alexclar se ofreció a sí mismo.

-No, dijo inmediatamente Luz María, podría ser peligroso y es necesario en el grupo...

Sin decir más, el Maestro se dirigió a Lázaro seguido de Luz María y el Coronel.

-Todos adentro, ordenó Ricardo.

Los demás abandonaron sus tareas y entraron al cubículo.

Ricardo repitió la necesidad de un voluntario para probar los TMC’s en la forma que deseaba. Yolanda y Lourdes se rieron

-A qué se debe esa risa? preguntó intrigado Ricardo

-A nada malo Maestro... lo que pasa es que no reportamos que, precisamente, la falla de los TMC’s es que se puede ir de donde sea, quedando fuera del sistema de control maestro. Pero ya lo solucionamos...

-Al diablo con eso! Déjenlos como están! De esa manera tenemos una mucha mayor libertad de acción... pero... no hay riesgos?

-No... al menos no experimentamos alguno, señaló con orgullo Lourdes. En las pruebas no notamos nada que así lo indicara.

-Bueno... pues entonces ya no necesito al voluntario. Nada más que los portadores de los TMC’s deberán reportar detalladamente lugar, motivo y resultados de sus viajes. Entendido?

-Sí Señor, contestaron todos.

Ricardo salió de Lázaro nuevamente como chiquillo con juguete nuevo. Caminaba delante de Luz María cuando desapareció de su vista. La mujer se quedó pasmada de momento. Apenas entendía que el Maestro había viajado, cuando se le apareció unos metros adelante.

-Cómo me ves?

-???!!!

-Algo cambió en mi?

-Nada aparentemente... se siente bien?

-Como un jovencito de sesenta años!

 

Martha se reunió con el equipo multicontinental de investigación teofilosófica.

-Bien señores, veamos qué tenemos hasta ahora. Podría usted decírnoslo, profesor Halmi?

-Sí Maestra, contestó el teólogo de la Universidad Hebrea. Gracias a la investigación paciente y activa de estudiosos, la interpretación del Apocalipsis fue transferida a un campo libre de "odium theologicum". Pero entonces el significado del Vidente es determinado por las reglas de exégesis común. Aparte de la resurrección, el milenio, y las plagas que preceden la consumación final, ellos ven en sus visiones una referencia a los acontecimientos principales de su época. Su método de interpretación puede llamarse histórico comparado con la aplicación teológica y política de edades anteriores. La clave para los misterios del libro la encuentran en 17, 8-14. Pues así dice al Vidente: El que pueda entender que entienda.

Según esto, la bestia del mar que había recibido plenitud de poder del dragón, o Satanás, es el Imperio Romano, o más bien, Cesar, su representante supremo. La imagen de la bestia con la que sus siervos son marcados es la imagen del emperador en las monedas del reino. Este parece ser el significado obvio del pasaje: que todas las transacciones comerciales, todas las compras y ventas eran imposibles si no se tenía la marca de la bestia (Ap. 13, 17). Contra esta interpretación se objeta que los judíos en el tiempo de Cristo no tenían ningún escrúpulo manejando dinero en el que la imagen de Cesar estaba grabada (Mt. 12, 15-22). Pero debe tenerse presente que el horror de los judíos hacia las imágenes imperiales era principalmente debido a la política de Calígula. El confiscó algunas de sus sinagogas, y las transformaba en templos paganos poniendo su estatua en ellos. El incluso intentó erigir una imagen propia en el Templo de Jerusalén, como lo señala Josefo en sus Antigüedades Judías.

Las siete cabezas de la bestia son siete emperadores. Cinco de ellos el Vidente dice que son caídos. Ellos son Tiberio Augusto, Calígula, Claudio y Nerón. El año de la muerte de Nerón es el 68 D.C. El Vidente continúa diciendo: "Uno es", a saber Vespasiano, años 70-79 D.C; es el sexto emperador. El séptimo, nos dice el Vidente, "no ha venido todavía, pero cuando venga, su reino será corto". Así se prevé a Tito, quién reinó apenas dos años (79-81). El octavo emperador es Domiciano (81-96). De él, el Vidente tiene algo muy peculiar que decir: Lo identifica con la bestia y lo describe como aquel que "era y no es, y que saldrá del pozo sin fondo" (17, 8). En el versículo 11 agrega: "Y la bestia que era y no es: ella misma también es la octava, y es de los siete, y va a la destrucción". Todos esto suena como lenguaje de los oráculos. Pero la pista para su solución es preparada por una creencia popular muy difundida en aquel momento. La muerte de Nerón había sido atestiguada por pocos, de modo que sobre todo en elEste había la idea de que Nerón todavía estaba vivo. Gentiles, judíos y cristianos estaban bajo el engaño de que él estaba escondiéndose, y como se creía normalmente, que se había ido con los enemigos más problemáticos del imperio. De ahí que esperaban que volvería a la cabeza de un ejército poderoso para vengarse de sus enemigos. La existencia de esta creencia imaginativa es un hecho histórico bien atestiguado. Tácito habla de él: "Achaia atque Asia falso exterrit velut Nero adventaret, vario super ejus exitu rumore eoque pluribus vivere eum fingentibus credentibusque. Así también "Dio Chrysostomus: kai nyn (alrededor del año 100 D.C.) eti pantes epithymousi zen oi de pleistoi kai oiontai. Por tanto, los contemporáneos del Vidente creían que Nerón estaba vivo y esperaban su retorno. El Vidente o bien compartió su creencia o la utilizó para su propio propósito. Nerón había hecho un nombre para sí por su crueldad y libertinaje. Los cristianos en particular tenían razones para temerle. Bajo él tuvo lugar la prmera persecución. La segunda ocurrió bajo Domiciano. Pero diferente a la anterior, no se limitó a Italia, sino que se extendió a lo largo de las provincias. Muchos cristianos fueron llevados a la muerte, otros desterrados. De esta manera el Vidente fue llevado a considerar Domiciano como un segundo Nerón, "Nero redivivus". De allí que lo describiera como "el que era, que no, y que había de volver". De ahí que lo cuenta como el octavo y al mismo tiempo le hace uno de los siete precedentes, el quinto, Nerón. La identificación de los dos emperadores era fácil de hacer pues incluso autores paganos llamaron a Domiciano un segundo Nerón.

Los diez cuernos son explicados comúnmente como los gobernantes vasallos bajo la supremacía de Roma. Son descritos como reyes (basileis), en un sentido más amplio, pues ellos no son reyes verdaderos, sino que recibieron poder para gobernar con la bestia. Su poder, además, es apenas para una hora, significando su corta duración e inestabilidad (17, 17). El Vidente ha marcado la bestia con el número 666. Su propósito era que por este número la gente lo conociera. El que entienda, que cuente el número de la bestia. Porque es el número de un hombre: y su número es seiscientos y sesenta y seis. Un número humano, es decir inteligible por las reglas comunes de investigación. Nosotros tenemos aquí un caso judío de gematría. Su objeto es ocultar un nombre sustituyéndolo con una cifra de igual valor numérico a las letras que lo componen. Por mucho tiempo intérpretes intentaron descifrar el número 666 por medio del alfabeto griego. Sus esfuerzos no han dado ningún resultado satisfactorio. El éxito mejor ha sido obtenid usando el alfabeto hebreo. Muchos estudiosos han llegado a la conclusión de que su significado es Nerón. Pues cuando el nombre que "Cesar Nerón" es deletreado con letras hebreas, da la cifra 666.

La segunda bestia, la de la tierra, el seudoprofeta cuyo oficio era ayudar a la bestia del mar, probablemente significa el trabajo de seducción continuado por los cristianos apóstatas. Ellos se dedicaron a hacer que sus compañeros cristianos adoptasen las prácticas paganas y se sometiesen al culto del Cesar. Parece que no son los Nicolaítas de las siete Epístolas. Porque ellos son comparados allí a Balaam y Jezabel que seducen los Israelitas a la idolatría y fornicación. La mujer con dolores de parto es una personificación de la sinagoga o la iglesia. Su primogénito es Cristo, su otra descendencia es la comunidad de los creyentes.

En esta interpretación, de la que hemos dado un resumen, hay dos dificultades:

En la enumeración de los emperadores tres son pasados por alto, Galba, Otto, y Vitelio. Pero esta omisión puede ser explicada por la brevedad de sus reinos. Cada uno de los tres reinó apenas unos meses.

La Tradición ubica el Apocalipsis en el reino de Domiciano. Pero según el cómputo dado antes, el Vidente mismo ubica su obra en el reino de Vespasiano. Si este cómputo fuera correcto, Vespasiano es el emperador a quien él designa como "el que es". A esta objeción, sin embargo, puede contestarse que era la costumbre de escritores apocalípticos, por ej., Daniel, Enoc, y los libros Sibilinos, lanzar sus visiones en la forma de profecías y darles la apariencia de ser la obra de una fecha más temprana. Ningún fraude literario se pretendía con ello. Era meramente un estilo peculiar de escritura adoptado como más adecuado al asunto. El Vidente del Apocalipsis sigue esta práctica. Aunque realmente desterrado en Patmos en el reino de Domiciano, después de la destrucción de Jerusalén, él escribió como si él hubiera estado allí y visto sus visiones en el reino de Vespasiano quizá cuando el templo todavía existía.

-Sin embargo, intervino el profesor Talmer de la Sorbona, bien podría tratarse de otra temporalidad. Es decir, que las profecías no tuviesen, ni para el mismo Vidente, un tiempo determinado para suceder puesto que estudiosos posteriores le han adjudicado tales sucesos incluso a guerras, hambrunas y otras desgracias padecidas por la humanidad. Se da el dato curioso de que cada intérprete ubica su acontecer en tiempos cercanos a su propia época.

-Luego entonces, estamos en las mismas, dijo Martha desconsolada.

-No tanto como eso, creo que podemos formar varios grupos y que cada uno pretenda la interpretación conforme a ciertos patrones...

-Explíquese mejor profesor.

-Un grupo intentaría ubicar los sucesos dentro de la religión como tal; otro comparativamente con la historia; uno más con las tradiciones y eventos actuales; incluso podemos preparar una tabla comparativa con otras profecías.

-Sería una buena técnica de investigación. Así no desgastaríamos resultados multidireccionales. Simplemente, si en un campo no se da la cuadratura de la interpretación, se deshecha. Adelante, y que Dios nos ayude.

 

Ricardo llamó a Luz María y al Coronel Alexclar a Lázaro. Cerró la puerta y les pidió se sirvieran una taza de café.

-Tengo una espinita clavada y quiero sacármela. Así es que creo que voy a hacer algunos viajes solo...

-De ninguna manera Maestro! exclamó inmediatamente el coronel. Usted es la cabeza de la OCR y no puedo permitirle arriesgarse de esa manera. Me va a perdonar, pero no lo veo bien.

-Creo que estoy de acuerdo con él, dijo tímidamente Luz María.

-Sabía que habría oposición -y con justa razón- pero tenía la esperanza de no tener que contarles sobre mis dudas. Así es que, señores, lo que voy a decir ahora sólo lo conocerán ustedes y quiero la máxima discreción sobre el asunto. Antes de hablar, les ruego que se haga una revisión completa de seguridad al módulo. Al terminar, hablaremos.

 

Mientras los agentes realizaban su trabajo de revisión, Ricardo, Luz María y Alexclar les observaban sentados en la mesa del Comando Central. Los dos últimos se notaban nerviosos.

-La revisión está terminada Señor, indicó uno de los operarios al coronel.

-Les agradezco su atención, pero quiero que se realice de nueva cuenta y ahora con mayor acuciosidad, dijo medio apenado Ricardo.

El operario le vio con extrañeza, pero Alexclar le reiteró la orden con la mirada, y la revisión se repitió.

Tras algunos minutos, el reporte fue el mismo: nada, no había nada extraño o fuera de lo normal.

-Entremos entonces, ordenó Ricardo.

Una vez que sus compañeros entraron, Cerró la puerta y generó el aislamiento total. Un pequeño letrero sobre la puerta se encendió: No interrumpir, sesión de trabajo en proceso.

Los cristales que rodeaban Lázaro se fueron obscureciendo lentamente hasta no permitir la vista hacia el interior.

 

 

 

Ricardo y Alexclar caminaron por la callejuela que les llevaría a la sede de la reunión de los comandos guerrilleros. Una vez ahí, saludaron al que cuidaba la entrada y le preguntaron por Atilano.

-Le encontrarán al fondo, está preparando su discurso.

-Gracias.

Ambos se acercaron al grupo que platicaba y le vieron sentado a un lado. Se notaba tranquilo a pesar de la barahúnda que le rodeaba.

-Buenas tardes...

-Buenas, contestó levantando la vista hacia los reporteros, cuyos cuerpos habían ocupado Ricardo y Alexclar, notando las identificaciones que portaban en la solapa.

-Don Atilano... podríamos hacerle algunas preguntas?

-Claro... por qué no?

-Es indudable que esta reunión se logra gracias a sus esfuerzos, dijo Ricardo, por lo que consideramos interesante el que nuestros lectores conozcan un poco más respecto a su vida y trayectoria...

-No... no... no... lo importante es que difundan la necesidad de unificar esfuerzos para alcanzar la paz y la tranquilidad de la humanidad. Mi vida no es relevante en estos momentos. No desperdicien papel o espacio. Les invito a que se queden y reporten sobre lo que escuchen y vean en esta asamblea. Lo demás es intranscendente...

-Pero Señor... la gente quiere saber sobre su líder...

-Aquí no hay líderes, solo representantes. Es el pueblo, la humanidad misma la que tiene al frente una nueva vida... hablen sobre eso, no de mi...

-Señor, dijo Ricardo incisivo, no es eso una pose de falsa modestia?

-Pueden pensar lo que quieran, pero lo que les digo es lo correcto... ahora, si me lo permiten, la reunión está por comenzar...

Mientras Atilano se retiraba, Ricardo abordó a uno de los comandantes guerrilleros.

-Perdón Comandante... somos del Morning Star de Suecia... podría decirme, por favor y sólo para completar nuestra historia, de dónde es Don Atilano?

El comandante les vio con extrañeza, se quedó pensativo un momento y contestó:

-Pues... la verdad no lo sé... parece que viene de América... pero no puedo decírselos con exactitud...

-Desde cuándo lo conoce?

-Personalmente?... desde hoy... le conocí sólo por carta...

-Gracias... y, disculpe, desde cuándo les envía esas cartas?

-Hace un par de años...

-Gracias Comandante, ya no le quitamos el tiempo...

Ambos se despidieron y salieron del recinto. Alexclar, conocedor de aquella expresión de Ricardo respecto al evento en su primer viaje, preguntó con curiosidad:

-No quiere que nos quedemos a la asamblea Maestro?

-No, ahora no, ya regresaré en otro momento... por ahora creo que iremos un par de años atrás...

 

Conforme a los informes recabados, Atilano era comandante del grupo guerrillero del altiplano mexicano. Cuando llegaron a la capital azteca, buscaron la sede del Comando General.

-Disculpe, en dónde podemos encontrar al comandante Atilano?

-Quiénes son Ustedes?

-Somos periodistas y queremos entrevistar a Don Atilano...

-Huyyy... pues va a estar difícil... el anda por la sierra... pero pregúntenle al comandante de guardia... está por allá dentro.

El resultado fue el mismo. Nadie sabía en dónde encontrar a Atilano.

-De casualidad tiene usted una foto de él? preguntó Ricardo.

-Mire qué curioso...! No! No tenemos fotos de él... ahora que lo dice... a nadie le ha importado conocer su rostro... yo creo que es por seguridad... ustedes saben...

-Podemos contar entonces con algunos datos sobre su biografía?

-Pues yo, al menos, no los tengo...

-Y cómo hacen para comunicarse con él?

-Por lo general él es el que se comunica con el mando central... pero ni le busquen porque también los comandantes andan siempre a salto de mata... esta es más una oficina política que operativa...

-Gracias, dijo secamente Ricardo.

 

-Y ahora? cuestionó Alexclar al salir.

-Vamos al Vaticano...

 

El encargado de la Biblioteca Central del Vaticano era un sacerdote entrado en años, más bien flaco que delgado, y portaba unos anteojos bastante gruesos. La presencia de los reporteros encendió el ánimo del cura-bibliotecario.

-Desde el año 2925, en que se unificaran las religiones trasladándose a Zurich la sede, nos hemos quedado casi abandonados. Muy poca gente viene a esta biblioteca, con todo y que se puede considerar una de las más importantes del mundo. Así es que su presencia es un oasis para la tediosa labor de este su desde ahora amigo... en qué puedo servirles?

-Tenemos la curiosidad de saber, de primera mano, por qué se cambió el concepto papal por el de Christos?

-Bueno, en realidad no es muy complicado. El proceso de unificación requería un título que no hiciera diferencia o recuerdo al grado de una u otra religión. Así es que, reunidos en asamblea general, los jerarcas decidieron que el título de las cabezas de la nueva iglesia Jerosolimitana fuera el de Christos. Esto sucedió en el 2100, a raíz de la muerte del Papa Pedro II, sin embargo, el proceso de unificación se llevó ochocientos veinticinco años más para concretarse finalmente.

-Así de fácil?

-Pues sí... así de fácil...

-Oiga padre... y no se dio cuenta alguien de que de esa forma se cumplían las profecías de San Malaquías que señalaba que Pedro II sería el último Papa?

-Claro que sí! Incluso algunos clamaban espantados el fin del mundo... pero en realidad la causa fue la unificación por la que lucharon tanto muchos Papas, especialmente Juan Pablo II. Naturalmente que las profecías de San Malaquías fueron tomadas en cuenta ante la problemática que representaba en el suceso mismo, pero el cónclave terminó por considerar que era más importante la propia unificación y el nuevo sistema que ver si se cumplían o no las profecías.

-Pues se cumplieron, sentenció Ricardo.

 

El regreso, previamente calculado, fue dentro de Lázaro. El cubículo seguía con los cristales obscurecidos. Luz María les esperaba. En el ínter, y para los demás, Ricardo y Alexclar estaban dentro del módulo. Nadie sabía que habían viajado.

-Qué novedades tienes? preguntó Ricardo.

-Ninguna, todos siguen con su trabajo. Martha y Antonio se han reportado un par de veces, pero nada más. Cómo les fue?

-Bien, pero no tenemos gran cosa, señaló Alexclar.

-No te creas, dijo Ricardo. A veces no es necesario encontrar algo para saber algo. La misma falta de información puede confirmar una hipótesis.

-Es decir...? cuestionó Luz María.

-Que el rompecabezas va tomando forma...

-Qué hay de la vida del Presidente?

-Nada... nadie sabe nada... es como si hubiese aparecido de la nada... dijo apocado Alexclar.

Ricardo le vio de reojo y sonrió levemente.

 

El videoteléfono especial repiqueteó en el escritorio del Presidente del Conglomerado Mundial, que presto le contestó.

-Buenos días Maestro... me ha tenido muy abandonado...

-Hola mi querido Atilano... perdona pero es que me la he pasado viendo los minidiscos que enviaste... por cierto, no encuentro el que tiene tu biografía...

-Perdón Maestro, debe haberse extraviado, pero no tenga cuidado, le enviaré otro en cuanto lo preparen...

-Te lo voy a agradecer... cómo anda el mundo?

-Caminando, caminando... la semana pasada fue desbaratada la última célula del narcotráfico. Fue noticia mundial. Veo que se pierde mucho de la vida diaria Maestro.

-Entre el pasado y el presente ya no sé ni en qué año vivo, mi querido amigo. Pero creo que pronto te tendré noticias...

-Qué tan pronto?

-Viendo las cosas como van, yo creo que dentro del plazo pactado. No más de unos tres meses...

-Podría adelantarme algo?

-Preferiría esperar...

-Bueno, respeto su decisión...

-Tan fácilmente? No te da curiosidad saber qué pasa?

Atilano se sintió pillado y contestó apenado:

-De ninguna manera Maestro... claro que me da curiosidad, y no sólo eso, sino preocupación, pues el futuro de la humanidad está en jaque...

-Estás seguro?

-Que pregunta más extraña maestro... a qué se refiere?

-Que si estás seguro de estar preocupado realmente?

-Pues sí... qué puedo decirle para que lo note, si Usted mismo es el que me ha pedido calma, ecuanimidad...

-Tienes razón, perdóname... es que... ya sabes... los viejos chocheamos a veces...

-Vamos mi querido Maestro, usted no chochea ni de chiste... tiene la mente más lúcida que he conocido en hombres de su edad...

-Gracias querido amigo... gracias... ya nos veremos...

 

Las luces del techo giraban al ritmo de los pensamientos de Ricardo que, recostado sobre su cama, con los brazos cruzados sobre la cabeza, daba rienda suelta a la mente. La percepción que tenía cobraba mayor fuerza, a pesar de lo descabellada. Sonrió para sí y se sintió realmente orgulloso.

Si la historia de la religión fue su debilidad, nunca pensó que llegaría a tomar parte en sucesos como los que reclamaban su dirección y agudeza. Menos aún, de concretarse lo que pensaba, en ser el que informara sobre la realidad universal que podría ser la noticia más grande jamás dada a conocer.

Su admiración por Atilano surgió en el momento mismo de conocerlo. Un chispazo de empatía brotó al darle la mano. Una paz interior se apoderó de él tras su primera plática, y decidió ayudar en todo lo que podía al hombre que sabía cambiaría el destino de toda la humanidad.

La última frase retumbó en su cerebro: el hombre que cambiaría el destino de toda la humanidad.

 

Antonio llegó y pidió ver al Maestro. Luz María lo anunció en seguida y, pocos minutos después, Ricardo le esperaba en Lázaro.

-Gracias Luz María... podrías dejarnos solos? dijo fingiendo un poco de molestia hacia Antonio.

-Seguro Maestro, contestó ella saliendo y cerrando la puerta tras de sí.

-Que bueno que vienes... llegas en el momento preciso....

-Para? cuestionó Antonio extrañado.

-Olvídalo... yo me entiendo... qué noticias me tienes?

-Pues muchas... pero antes de que le dé mi informe permítame decirle que hay algo muy raro que no entiendo...

-Me lo esperaba...

Antonio frunció el entrecejo, pero ya no preguntó nada.

-Habla... habla... le urgió Ricardo.

-Bueno... pues por principio de cuentas investigué un poco en el mundo actual, en el presente vamos, y me asombró encontrar que prácticamente ya vivimos en el paraíso mismo. Los pocos brotes de violencia han sido apagados por completo. Aquellos opositores que luchaban más que nada por conveniencia o paga, recapacitaron y se acogieron a las amnistías de los últimos cinco años, arrepentidos y dispuestos a vivir la nueva vida.

Hace unas semanas se liquidó a la última célula del narcotráfico que operaba precisamente en donde naciera la mafia narcotraficante: Argelia.

-Sí, algo me comentó Atilano...

-En pocas palabras, nada en el presente me decía de los procesos de cambio, y le busqué; Luz María me dijo que estaba concentrado en Lázaro y no podía atenderme, pero me comentó del nuevo uso de los TMC’s, me entregó uno y me lancé al pasado reciente.

-Y qué encontraste?

-He aquí lo raro... yo esperaba una represión mundial que hubiese metido en cintura a los enemigos de la humanidad, pero en realidad esa represión fue mínima...

-Cómo estuvo eso?

-Sí... los resultados provienen de dos aspectos fundamentales: unos, murieron, otros... se arrepintieron y se acogieron a las amnistías... pero los que murieron no fueron reprimidos.... simplemente sufrieron una serie de accidentes fatales...

-Quieres decir que hubo asesinatos secretos? preguntó descontrolado Ricardo.

-No.... eso es lo curioso. Yo también pensé de momento en un sistema de crímenes ordenados por el Consejo en silencio, pero no... fueron muertes naturales, muchas en tremendas circunstancias, pero naturales...

-A ver... explícate mejor... reclamó Ricardo aunque ya deducía la respuesta.

-Pues... me da pena decirlo, pero... tal parece que se los hubiera llevado el demonio!

-O no precisamente el demonio....agregó pensativo el Maestro. Podrías describirme alguna de esas muertes?

-Claro que sí... por ejemplo, un grupo de líderes islámicos que comandaban las últimas acciones terroristas en el mundo, viajando por avión sobre el Himalaya, se estrellaron en el Everest. El Consejo incluso envió un equipo de investigación -entre los cuales me colé- y el resultado arrojó que había sido un infortunado accidente....

-O afortunado... muy afortunado... dijo Ricardo.

-Otro grupo, acampado en pleno desierto del Sahara junto con todas sus tropas, que sumaban poco más de dos millares de efectivos, pereció en su totalidad bajo el embate de una tormenta de arena de proporciones gigantescas... y así, hubo muertos de ataques al corazón, de embolias, de un sinfín de padecimientos. Lo curioso es que tampoco habían antecedentes previos de esas enfermedades en la gran mayoría de ellos.

Hubo un dato realmente sorprendente en el caso del Sahara....

-Qué?

-Sí hubo un sobreviviente... era un infiltrado de los grupos guerrilleros que pasaba información. Apareció sin daño alguno.

- “Excepto los que llevasen la marca del Cordero....” comentó por lo bajo Ricardo.

-Decías...?

-No... nada... te agradezco la información. Ahora te tengo una nueva misión. Podrías investigar, lo más discretamente posible, la procedencia de los representantes continentales?

-La procedencia?

-Sí, de dónde son, qué hacían antes, cuál fue su participación en el proceso de consolidación, qué méritos tuvieron para llegar a ser representantes....

-Pero... eso lo podemos saber con sólo preguntarle al Presidente, no?

-No... de eso se trata precisamente, de no tener que preguntarle a él... quiero saberlo de otras fuentes... y no te desesperes si no encuentras la información, que creo eso es lo que va a suceder....

Antonio le vio con verdadero asombro, pero se concretó a asentir con la cabeza.

 

Ricardo se volvió a meter entre sus libracos. Si bien, como él decía, el rompecabezas empezaba a tomar forma, faltaban muchas piezas por acomodar para saber la verdad.

Sacando libros al azar, como acostumbraba, tomó uno del periodista italiano Pier Carpi sobre Juan XXIII y leyó en una parte de sus profecías: “Siete de Grecia hacían el mundo, después de la visión. Y palabras nuevas conquistarán la tierra. Repetidas por Cristo. Repetidas por sus nuevos hijos. Será un momento de renacimiento y de grandes cánticos. Los rollos serán hallados en las Azores y hablarán de antiguas civilizaciones que enseñarán a los hombres cosas antiguas que ellos ignoran. La muerte se alejará y el dolor será escaso. Por medio de los rollos, las cosas de la tierra hablarán a los hombres acerca de las cosas del cielo....” No leyó más. Se levantó de inmediato y llamó a gritos a Luz María, olvidando la tecnología moderna.

-Qué pasa Maestro, preguntó alarmada la Jefe de la OIE.

-Localiza a Martha y a Andrés. También a Alexclar.

 

Los convocados llegaron a Lázaro un poco inquietos ante el sorpresivo llamado. Luz María se quedó en la puerta esperando las indicaciones de Ricardo.

-Pasa... pasa tú también, que te has convertido en mi brazo derecho... Les voy a pedir a todos que estén atentos a lo que se diga y externen cualquier duda u opinión al respecto. No teman parecer infantiles o ignorantes... quiero ver reacciones... Martha, qué sabes de Juan XXIII?

-Pues... que fue uno de los Papas con mayor inclinación al esoterismo, que se llamaba Angelo Roncalli, que nació el 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte, provincia de Bérgamo, Italia...

-Un momento... nació en 1881?

-Sí...

-Entonces en qué años fue Papa?

-En 1958...

-Me lleva...!

-Qué pasa Maestro?

-En sus profecías habla sobre unos rollos aparecidos en las Azores... yo pensé que podría haber algún error y se refiriera a los rollos del Mar Muerto... pero estos fueron descubiertos en 1948, de tal forma que entonces no podría haber profetizado su descubrimiento.

-Pero... es que...

-Qué?! dijo casi gritando Ricardo.

-Calma Maestro... es que la parte oculta de la vida de Angelo Roncalli se inicia el ingresar en Italia a una sociedad secreta en 1935. En su primera visita al templo de esa agrupación esotérica, y en medio de un largo trance, es cuando narra lo que ahora se conocen como sus profecías...

-En 1935... luego entonces puede ser posible! exclamó Ricardo alegre.

-Caray Maestro... dijo Andrés, esos cambios de carácter nos tienen azorados!

-Eso es! Eso es! volvió a decir casi presa del paroxismo Ricardo.

Todos estaban descontrolados por la actitud del Maestro. Pero él, manoteando todavía, buscó calmarse y les pidió una disculpa.

-Perdón, perdón todos... es que podríamos haber encontrado un punto muy importante... miren... los rollos a que se refiere Juan XXIII pueden ser los encontrados en Qumram. Su referencia a Azores puede deberse a una mala interpretación. Cambiemos Azores por azorados... quienes supieron de su existencia estaban azorados... Gracias... gracias a todos... fueron de gran ayuda...

Los demás se vieron aún más extrañados, pero Martha intervino.

-Es decir que el secreto de todo podría estar en los rollos de los esenios...

-Si no la respuesta, sí la guía para encontrar la respuesta, replicó Andrés.

-Así es, mis queridos amigos... y creo que la respuesta está mucho más cerca de lo que esperamos, sentenció Ricardo.

 

 

 

Martha solicitó una reunión en Lázaro. Avisado Ricardo, pidió al grupo principal presentarse en el módulo.

-Qué tienes mi estimada Martha?

-Uno de nuestros investigadores encontró algo que parece confirma que el fin del mundo será en esta época.

Un temblor imperceptible se apoderó de los presentes, menos del Maestro que con toda calma le instó a continuar.

-Juan de Jerusalén, un personaje lleno de cualidades de la orden Benedictina, nacido posiblemente en el 1042, y fundador de la Orden de Los Templarios, agrupación con mucho poder que participó en las cruzadas para reconquistar Tierra Santa en el siglo XIV, realizó también algunas profecías que, al principio, fueron conocidas como El Libro de las Profecías, pero más tarde, ya entrado el siglo XIV, se les dio el nombre de Protocolo Secreto de las Profecías.

Las cuarenta profecías de Juan de Jerusalén, como las de Juan Evangelista, pronostican tenebrosos acontecimientos en el tiempo venidero, no dan fechas... pero sí dan hechos.

-Entonces... cómo es que dices que podrían confirmar que los sucesos que esperamos sean en esta época?

-Por una razón muy simple, pero poco entendida por sus intérpretes...

En sus profecías Juan de Jerusalén habla de cuando llegue el año mil que sigue al año mil... lo que muchos interpretaron, quizá influenciados por las interpretaciones de otras profecías, como ubicadas en el año dos mil. Pensaron que el año mil que sigue al año mil, sencillamente es el año dos mil. Pero no es así...

Una anotación al principio es lo que hizo que nuestro investigador dedujera otra cosa. Dice el vidente: Entonces empezará el año mil que sigue al año mil. Pero en el siguiente renglón anota: Veo y conozco lo que será. Soy el escriba.

Esto es lo que hizo pensar a nuestro investigador que, entonces, Juan se refería al año mil -el primero- después de él, es decir, después de su nacimiento. Así las cosas entonces, los primeros mil años fueron en los que nace: el 1040; el año mil que empieza, obviamente el dos mil... y el año que sigue a este... el tres mil...!

-A ver... entendamos un poco mejor. El cuenta el año mil que sigue al año mil, pero a partir de su propia fecha de nacimiento, el año 1000, lo que nos... el tercer milenio!

-Así es...

-Y sus profecías?

-Bueno, a más de ser muy parecidas a las demás, llama la atención la correspondiente a los años dos mil -conforme a nuestro cálculo- dice: Mil años habrán pasado y el hombre habrá conquistado el fondo de los mares y de los cielos y será como una estrella en el firmamento. Habrá adquirido el poder del sol y se creerá Dios, construyendo sobre la inmensidad de la tierra mil Torres de Babel...

Naturalmente que continúa, pero eso es lo que más nos llamó la atención. Tras los sucesos abominables, a los que también hace referencia al igual que los otros profetas, al final habla de que Llegados plenamente al año mil que sigue al mil, el hombre conocerá un segundo nacimiento; el espíritu se apoderará de la gente que comulgará en fraternidad; entonces se anunciará el fin de los tiempos bárbaros.

Será el tiempo de un nuevo vigor de la fe; después de los años negros del inicio del año mil que viene después del año mil, empezarán los días felices; el hombre reencontrará el camino de los hombres... y la tierra será ordenada.

-Un momento, exclamó Alexclar., eso quiere decir que el fin del mundo no será como lo dice Juan Evangelista?

-No... no malinterpreten, indicó Ricardo. Juan Evangelista también habla de un final feliz... sólo que no se aprecia tanto porque su descripción de los eventos álgidos y tenebrosos es más detallada. Y es eso precisamente en lo que he venido pensando. El fin del mundo no es, definitivamente, el fin de la humanidad, sino una especie de purga, una limpieza general en la que desaparecerán los malos y quedarán los buenos...

Antonio simplemente abrió los ojos, recordando la plática que había sostenido con Ricardo unos días antes durante su reporte.

-Señores, todavía tenemos mucho por trabajar... Gracias Martha, felicita a tu equipo y sigan con la búsqueda... que esto no haga menguar el esfuerzo... no hay que echar a vuelo las campanas tan temprano.

 

Antonio siguió a Ricardo y por lo bajo le dijo:

-Será posible lo que estoy pensando?

-Si te refieres al resultado que da la relación de lo que te mandé investigar con lo que acabas de oír... es posible... muy posible! Qué has averiguado?

-Todavía nada... pero estoy en ello.

-Suerte!

 

-Quieren ustedes viajar conmigo? preguntó Ricardo a Luz María y a Andrés.

-Desde luego, dijo alborozada la Jefe de la OIE.

-Naturalmente, agregó Andrés, pero... a dónde vamos?

-Vayamos a hacer un pequeño recorrido a lo largo de los últimos mil años....

 

Los principios de los años dos mil fueron de envidia y codicia por parte de los países del primer mundo contra los del tercero y cuarto, si así se les puede llamar. Estos últimos se unieron y se desataron guerras. Una coalición latinoamericana forzó a Estados Unidos y Canadá a negociar un trato más justo e igualitario económicamente hablando. Los países árabes y africanos se unieron contra la comunidad europea, pero no para exigir igualdad, sino para intentar abrir un corredor preferentemente musulmán, lo que provocó los peores derramamientos de sangre jamás descritos, pues Estados Unidos se unió a Inglaterra, Francia, Alemania, España e Italia en su contra, convirtiéndose en una guerra santa. En esa lucha salieron a relucir nuevas armas y proliferó el uso de las bacteriológicas, lo que agravó la contaminación ambiental mundial que llegó a grados alarmantes.

La contaminación del agua redujo las posibilidades de riego y la producción del campo llegó al raquitismo, causando una hambruna impresionante. La contaminación causó el deshielo de los polos y los mares se cundieron de icebergs que hicieron peligroso el tráfico marítimo. Pocos fueron los que hicieron uso de los propios icebergs para allegarse agua. Los deshechos nucleares, la basura y las heces fecales provocaron pandemias que diezmaron al mundo.

Los desastres naturales se multiplicaron y los terremotos, las erupciones volcánicas, el desborde de los ríos y el aumento de los niveles del mar, motivados por los deshielos polares, causaron daños irreparables en todos los continentes.

Haberlo leído en la historia era una cosa. Ser testigos de ello era otra. Los viajeros quedaron profundamente impresionados. Pero si su sorpresa era grande, mayor lo fue cuando llegaron al 2310. Efectivamente, la gente caía muerta como moscas debido a la contaminación. Las guerras cesaron. Los esfuerzos por evitar, o al menos paliar esa contaminación, se volvió factor general. Los programas señalaban como contingencia los 250 imecas (por sus siglas: Indice para Medir la Contaminación del Aire), y había superado los 600.

Sólo una gran guerra permanecía activa: la guerra santa entre islamismo y cristianismo.

Ricardo no quiso continuar. Ver a la gente morir así había colmado sus ansias de conocimiento sobre la vida de esos años. Ordenó regresar, pero antes de hacerlo comprobó un dato que le llamó la atención.

 

-Impactante, verdad? dijo Andrés.

-Sin duda... pero eso nos debe hacer valorar en mayor medida la vida actual, sentenció el Maestro.

-Sabe Maestro, la contaminación de esos años me hizo recordar las revelaciones de la Virgen en La Salette.

-Sí?... no las recuerdo.

-La virgen se apareció a dos pastores, Melania Calvat y Maximino Giraud, en La Salette el 19 de septiembre de 1846. Las revelaciones de la Virgen no fueron dadas a conocer hasta 1858. En una parte dice: Se cambiarán las estaciones. La tierra no producirá más que malos frutos. Los astros perderán sus movimientos regulares. La luna no reflejará más que una débil luz rojiza. El agua y el fuego causarán en el globo terrestre movimientos convulsivos y horribles terremotos que tragarán montañas, ciudades, etc...

-Eso es! exclamó Ricardo adoptando nuevamente esa postura casi alocada de unos días antes. Eso es!

-Va de nuevo Maestro? preguntó Alexclar.

-Qué no se dan cuenta? No alcanzan a notarlo?

-A ver... calmado Maestro... calmado... dijo Luz María al notar asustada la palidez del rostro de Ricardo. Unos segundos después, este se desmayaba.

-Llamen en seguida al médico! gritó Martha mientras los hombres ayudaban a cargarle.

Lo llevaron a sus aposentos y le depositaron en su cama. El Maestro no volvía en sí.

Tras largos quince minutos, el médico llegó apurado. Pidió a todos salir y empezó a examinarle.

-Debemos trasladarle al hospital de inmediato! ordenó tras la primera auscultación.

 

Las horas pasaron en medio de la incertidumbre para todos. Nadie quería dejar la sala de espera. Casi al anochecer, llegó Atilano.

-Cómo está?

-No sabemos. El médico no ha salido.

-Bien... no se preocupen... estará bien. Y se retiró.

Nadie hizo comentario alguno, pero las miradas de todos desaprobaron la indolente actitud del Presidente hacia quien se consideraba su amigo.

No bien se había retirado Atilano, cuando el médico salió.

-Nos pegó un buen susto... pero ya está bien. Debe descansar cuando menos un par de semanas. Su vida depende de ello.

-Su vida? preguntó acongojada Luz María.

-Sí, su vida. Por instrucciones de él mismo no les había informado de una grave afección que tiene en el corazón... pero, ante las circunstancias, creo que debo enterarlos. No debe tener más sobresaltos o emociones fuertes. Cualquier recaída puede ser fatal.

Los integrantes de la OCR se sintieron desconsolados. Por un lado, estaba el afecto que le habían cobrado a ese anciano curioso y medio loco, pero de una inteligencia sin par. Por otro, el saber que, por su estado, debía por fuerza abandonar su labor como Jefe de la OCR, lo que causaría una falta terrible.

-Pueden pasar a verlo, pero sólo por unos minutos.

-De uno en uno? preguntó Martha.

-No, prefiero que pasen todos de una buena vez. Sólo salúdenlo, deséenle mejoría, y déjenlo hablar, porque dice que algo tiene que decirles.

El equipo entró en silencio a la amplia sala en que se había ubicado al enfermo. Ricardo abrió los ojos al rumor de los pasos, y sonrió saludando a todos.

-Vienen a ver si todavía vivo? Pues sí... les voy a dar lata por un buen rato...

Cada uno pasó rápidamente a su lado. Uno le tocaba la frente, otro el brazo, uno más le hacía la todavía famosa señal de la victoria. Martha se inclinó y le abrazó suavemente, mientras Luz María le tenía tomada la mano.

-Dice el galeno ese que sólo pueden estar unos minutos, así es que tengo algo que decirles. Ni piensen, mi querida Luz María, que voy a permitir que me saquen de la jugada. Seguiré siendo el Jefe de la OCR, quieran o no. Ya no viajaré, lo prometo, pero seguiré al frente. Total, para lo que queda, no?

Pero... ya en serio. Quiero agradecerles a todos su apoyo. Sin embargo, creo que ya tenemos el rompecabezas armado. Sólo hay que afinar algunos detalles. Analicen las otras profecías. Tú, Antonio, apura el trabajo que te pedí. Ahhh... y no se preocupen por el tiempo. Ya no hay prisa alguna.

Por enésima vez, todos se vieron asombrados, menos Alexclar que sonrió socarronamente.

-De verdad! No se asombren. La humanidad no se va a acabar... no va a desaparecer... las cosas ya están resueltas... busquen, busquen, que tienen la respuesta en las manos.

Mientras tanto, quiero que me visiten en tanto me retengan aquí, que espero no sea por mucho tiempo.

La respiración de Ricardo se escuchaba agitada, por lo que Luz María hizo una seña a todos para abandonar la sala. Desde el pie de la cama, los amigos y compañeros se despidieron con gestos de apoyo.

 

-Señor Presidente, qué hacemos respecto a la salud y jefatura del Maestro en la OCR? preguntó subordinada Luz María.

-Nada...

-Nada? repreguntó extrañada.

-Sí... nada! Ese viejo ladino se va a recuperar y volverá al mando. No tengo razones para substituirle. O sí?

-Perdón señor, pero quizá el médico no le informó que...

-Ya estoy enterado de lo que padece... pero, creo que va a estar bien, no se preocupe. Mientras tanto, sigan con el trabajo que él mismo les encomendó.

Luz María volvió a sentir esa indolencia en el Presidente que habían notado todos en la sala de espera del hospital, pero no lo demostró. Simplemente asintió con la cabeza y salió sin hablar.

 

Lázaro estaba más concurrido que nunca. Los presentes no necesitaron preguntar.

-Dice el Presidente que el Maestro sigue el frente, informó lacónicamente.

-Bien! dijo entusiasmado Antonio, contrastando con la severidad que siempre mostraba.

-Bien? No te preocupa su salud? reclamó Martha airada.

-Claro que me preocupa, pero esta es la mayor misión que ha tenido en su vida y sacarlo de ella sería su muerte... sobre todo estando tan cerca de la verdad.

-Tú sabes algo que nosotros no? cuestionó medio molesto Andrés.

-Señores... urgió el coronel Alexclar, todos y cada uno de nosotros ha puesto un granito de arena. El Maestro lo que ha hecho es unir los pedazos. Nadie debe estar celoso de otro, pues la labor ha sido de equipo. Por el contrario, creo que debemos estar orgullosos de dos cosas: la primera, es de tener a un jefe como Don Ricardo; la segunda, el haber participado en esta misión. Así es que, unamos las manos y recemos por su pronta recuperación en lugar de competir por su afecto o preferencia.

-Tiene razón el coronel, reconoció Luz María, somos un equipo... su equipo... no podemos fallarle, así sea lo último que haga.

Al decir esto, una lágrima escurrió por su rostro, que enjugó rabiosa con el dorso de la mano.

-Oremos....

 

Las dos semanas pasaron volando. Una mañana, el personal de la OCR se escuchó agitado. El grupo principal salió de Lázaro para ver qué sucedía.

-Ya viene... ya llegó... dijo contento el capitán Luciga, que urgía a sus subalternos a despejar el paso.

La camilla que transportaba a Ricardo pasó por una valla de seres que le sonreían y saludaban afectuosos.

-Bienvenido Maestro, dijo orgullosa Luz María como anfitriona sin cargo.

-Gracias... gracias a todos... pero... qué demonios hacen que no están trabajando? reclamó sarcástico el enfermo.

-Llévenlo a sus habitaciones, ordenó Luciga que no abandonaba el costado de la camilla.

-Cómo está todo? preguntó Ricardo.

-A toda marcha, contestó Luz María.

-Le tenemos algunas noticias, añadió Martha.

-Espero que sean buenas, dijo Ricardo.

-Todas buenas... todas buenas... sentenció Antonio.

Una vez instalado en su habitación Ricardo causó el enojo de Luz María al pretender realizar una reunión de información.

-Lo siento mucho Maestro, pero las instrucciones del médico son precisas. Debe descansar. Mire... el Presidente le respalda, le permite seguir al frente de la OCR, pero está condicionado a mi supervisión en lo que respecta a su descanso y, por lo mismo, no permitiré que se realice esta reunión. Qué le parece si la posponemos para dentro de unos tres o cuatro días?

-Bueno, dijo Ricardo notando la dureza de la mujer, siendo así, ni modo, nos plegaremos a las instrucciones del médico... al fin ya no hay de qué apurarse.

Nuevamente todos se vieron con asombro, excepto el coronel Alexclar que guiñó un ojo a Ricardo, dándole a entender que él ya también había encontrado la respuesta. Ricardo le sonrió y dijo:

-Mientras tanto, por qué no se reúnen con el coronel y que les adelante algo de lo que hemos encontrado?

-Esa es otra cosa, señaló Luz María. Aunque no crea que hemos estado sentados mientras usted se la pasaba descansando en el hospital con el pretexto de estar enfermo... pero, ya en serio, no sabe el gusto que me da su regreso, dijo finalmente dándole un beso en la frente.

-Bueno señores, pues a trabajar... indicó Alexclar.

 

 

 

Tres días después, Ricardo hacía acto de presencia en la sala de control. Se veía un poco demacrado, pero bien. Al entrar, todos suspendieron sus labores y le brindaron un caluroso aplauso.

-Gracias amigos... gracias, dijo apenado. Que agradable es sentirse querido por ustedes. Aunque aclaro que la estimación es mutua. Ha sido el mejor equipo de trabajo que he tenido en toda mi vida, independientemente de la magnitud de la misión que nos encomendaron.

Afortunadamente, de confirmarse lo que creo, tendremos un final feliz, como ya habrá comentado con ustedes el coronel Alexclar. Con todo, no cantemos victoria... faltan las últimas piezas del rompecabezas para poder aclarar totalmente el misterio del fin del mundo.

Este último mes será el de mayor actividad, y en el que la participación de todos será de suma importancia; al mismo tiempo, la necesidad de discreción es mayor todavía, al menos en tanto tengamos la certificación de mi tesis.

Para poder contar con el respaldo de todos ustedes, creo que llegó el momento de comentarles cual es ésta, en qué se basa, y qué necesitamos para confirmarla. No necesito reiterarles que lo que aquí se diga será clasificado como secreto absoluto, así es que apaguen todos los aparatos, cierren todas sus carpetas y libros, acomódense como mejor deseen y escuchen. Les ruego no interrumpir. Cualquier observación o duda, déjenla para el final.

El personal siguió sus instrucciones y en unos cuantos segundos estaban atentos a su explicación.

 

Atilano había citado al Consejo a una reunión a puerta cerrada. En ese tipo de reuniones no estaban presentes más que los siete integrantes del Consejo: El, Frank, y los cinco representantes continentales.

Cuando la secretaria cerró la puerta, Frank se aseguró de que una segunda puerta se deslizara cubriendo la primera, ocupando seguidamente su lugar. Atilano, ante el silencio y atención de los demás, comentó:

-Ricardo está a punto de resolver el problema que se le planteó. En cualquier momento, dentro de este mes, nos avisará que tiene listo su informe. Está todo preparado?

-Sí Señor.

-Es el momento adecuado?

-Sí Señor.

-La humanidad está lista para recibir la noticia?

-Todo tal y como se predijo.

-Bien, sólo resta esperar que el hombre abra los ojos.

-Señor... tiene dudas?

-No más allá de las que tuve en otro tiempo... más que dudas, es una inquietud... Sea lo que el Padre quiera...

 

Edmundo entró a Lázaro y, tras saludar a todos, reclamó el que no se le hubiese avisado de la enfermedad del Maestro.

-Es que todo sucedió tan rápido... dijo Luz María a guisa de justificación. Pero qué bueno que vienes, ha estado preguntando por t.

-Dónde está?

-En sus habitaciones, pasa a verlo...

Edmundo se encaminó hacia el sótano, rumbo a los aposentos del Consejo, cuando se cruzó con Antonio.

-Hola... dónde andabas?

-Cumpliendo algunos encargos del Maestro... se le puede ver?

-Claro... encontraste algo?

-Que si encontré! No tienes idea de lo que descubrí!

-Creo que ya lo sabemos...

-Lo del Consejo?

-Sí... no andaba tan mal encaminado el viejo ladino de Ricardo.

-Vaya, entonces la noticia que traigo no es noticia...

-Pero sí confirmación, y eso es lo que está buscando... ve a verlo.

 

Ricardo abrazó con efusividad a Edmundo en cuanto le vio. Estaba contento, su alborozo era más que notorio. Cuestionó de inmediato al investigador sobre lo que había encontrado.

-Buscando la forma de confirmar esa contradicción divina en el sentido de que Jesús vino a sacrificarse por los hombres, es decir, a sabiendas de que sería inmolado, y su reacción de ira contra la humanidad por haberle dado muerte, investigué un poco entre los mismos apóstoles, principalmente Juan, pero el resultado era el plasmado en la Biblia.

La iglesia cristiana empezaba a formarse y el secreto era su mejor defensa. Sin embargo, un sacerdote siciliano me comentó que si alguien pudo haber conocido los secretos de la iglesia fue, sin duda alguna, San Jerónimo, el copista de la documentación canónica. Así es que ocupé el cuerpo de uno de sus ayudantes y me planté en el propio convento en que trabajaba.

Efectivamente, por sus manos pasaron todos y cada uno de los escritos existentes, desde los intranscendentes, hasta los evangelios... todos los evangelios. Con todo, él no era precisamente quien seleccionaba qué documentos formarían parte del canon y cuáles no, recibía instrucciones precisas de qué documentos copiar tal cual y que párrafos o capítulos enteros eliminar de otros, de donde surgen los famosos apócrifos, o secretos, que de todas formas él copia pero se esconden en diversos lugares, si no es que se destruyen.

Pero San Jerónimo no estaba muy de acuerdo con muchas cosas. Aprovechando un día en que dos obispos le llevaron el evangelio de Tomás y que objetó  algunas de las partes que se pretendían quitar, cuando se retiraron los obispos hice plática con él.

Con mucha precaución, llevé la charla hacia la muerte de Jesús. La polémica tuvo tintes similares a los que tuvo entre nosotros. Sin embargo, en un momento dado me dijo:

-Eres muy joven aún para entender algunas cosas, pero debes saber que si bien  la iglesia se basa en una muerte de sacrificio, la verdad es que Jesús vino al mundo para iniciar una nueva era, para instaurar el Reino de Dios, pero con pesar se dio cuenta de que el hombre no estaba preparado. En cierto momento, posiblemente durante su exilio, decidió dejarse prender... y no sólo eso, sino provocar su aprehensión, para ver si su pueblo le respondía. Tenía la esperanza de que, al ver al hijo de Dios a punto de morir, rectificara su forma de pensar y actuar y, arrepentido, hiciera caso a su llamado. Su postración final, cuando dice aquella frase de Señor perdónalos porque no saben lo que hacen, no la expresa por los fariseos o por los romanos, sino por toda la humanidad.

Cuando Juan habla de la indignación del Cordero ante el pueblo que le diera muerte, no se refiere a la muerte corporal, sino a su retiro del camino de la verdad, a su necedad, al asesinato espiritual.

Pero una religión no puede basarse en un error o necedad de la humanidad... de ahí que se presente sólo como sacrificio, como un sacrificio que salvaría al hombre del pecado, cuando este se negó rotundamente a reconocerle, a aceptar esa nueva era, a aceptar el Reino de Dios que Cristo venía a entregar.

Dios quiera y su perdón llegué algún día.

Mientras hablaba, San Jerónimo temblaba de rabia. Sentía la narración en lo más profundo de su alma. Así pues, el hombre quedó a su libre albedrío nuevamente, aunque la Virgen no dejó jamás de enviar mensajes a sus hijos. Y es precisamente casi a finales del segundo milenio cuando proliferan estos mensajes. Si bien hace algunas apariciones, principalmente en el siglo XIX, es en el siglo XX cuando su imagen aparece de mil formas, ya en un vaso, ya en un tronco, un cristal, una ventana... vamos, hasta en el piso del tren metropolitano -mejor conocido como metro- de la populosa ciudad de México plasmó su imagen.

La veneración popular se extendió, pero el hombre que se persignaba con una mano, golpeaba, robaba, abusaba, asesinaba con la otra. Acabó en menos de cien años con un mundo que había permanecido indemne por seis millones de años. En cien años acabó de un plumazo con los valores morales y el medio ambiente. De ahí la debacle del 2310. Cuando la gente empieza a caer muerta, es cuando el hombre vuelve sus ojos a Dios y reza. Ve el fin del mundo... entiende? el fin del mundo!

En ese momento, recordé cuando Jesús dice: Jerusalén, Jerusalén! que matas a los profetas y lapidas a los que te son enviados. Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina cobija a sus polluelos bajo las alas, y no quisiste. He aquí que vuestra casa se va a quedar desierta. Así, pues, os aseguro que no me veréis hasta que digáis: bendito el que viene en nombre del Señor.

Entiende Maestro?

-Perfectamente mi querido amigo... perfectamente.

-Lo único que no entiendo es que, si el fin del mundo se inició con el tercer milenio, porqué no desapareció la humanidad? Porque no cabe duda que precisamente todo lo que sucede desde finales del siglo XX hasta no hace mucho es lo que se anuncia en las profecías, en todas, desde el Apocalipsis mismo hasta Nostradamus, Quetzalcoatl, los Mayas, las egipcias, en fin... terremotos, erupciones, maremotos, inundaciones, cambios de clima, peces muertos, aves cayendo en pleno vuelo....

-Ese es precisamente el secreto que descubrimos, querido amigo, y que estamos por confirmar....

 

Ricardo anunció a todos que tendrían una reunión general en dos semanas, por lo que les pedía preparar sus resúmenes. Advirtió que él estaría también inmerso en la interpretación de los documentos del Mar Muerto, y pidió ser sólo interrumpido en caso de que llegase Antonio.

 

Los rollos de Qumram, mejor conocidos como documentos del Mar Muerto, que conformaban el archivo secreto de los esenios, mentores de Jesús en la tierra, debían ser la confirmación de todo. A eso se debía el interés de Ricardo, sobre todo después de haber interpretado las profecías de Juan XXIII.

Si bien la gran parte del contenido confirmaba muchos de los llamados documentos y evangelios apócrifos, había algunas partes que los estudiosos habían considerado una repetición de las profecías de Daniel y base para el libro del Apocalipsis de Juan Evangelista.

Habían sido escondidos en las cuevas de Qumram ante el asedio y devastación de los romanos en la guerra de los judíos de la primera centuria d.C. que tan bien describe Flavio Josefo, y encontrados en 1948 por unos pastores que, sin saber de qué se trataba ni su valor, vendieron algunos a un comerciante sirio en Jerusalén que, a su vez, y él sí conocedor de que al menos su antigüedad les daba un valor importante, vendió a trasmano al jefe de investigadores de la Sorbona.

Pasaron muchos años de conflictos y negociaciones para que se pudiesen reunir de nuevo prácticamente casi todos los rollos, y muchos más para restaurarles e interpretarles. Al terminar el siglo XX apenas se había logrado un avance del 15% en su interpretación. Para la época de Ricardo, casi novecientos años después, no se había interpretado más allá del 60% debido a que, por ser de latón, los rollos tenían grandes lagunas corroídas por el paso del tiempo.

La biblioteca comprendía, aparte de las normas esenias, indicaciones particulares que se referían a Jesús, su predicación, su muerte y, curiosamente, sobre el futuro de la humanidad.

Esa era la parte que llamaba la atención del Maestro y a la que se dedicó muchas horas. Tenía la ventaja de haber descubierto mucho de esa verdad entre las nuevas interpretaciones de las profecías de los diversos profetas, sus viajes en el tiempo, y las deducciones a las que llegaba gracias a esa intuición fabulosa con que Dios le había dotado.

Tras probar diferentes métodos descubiertos por los exégetas que les estudiaron, recurrió a lo más simple. El mismo decía que la verdad siempre está ante nuestros ojos, pero que somos nosotros los que la escondemos pretendiendo usar más el intelecto que el instinto.

Teniendo los originales que recogiera de la Sorbona a la mano, prefirió trabajar con una versión guardada en minidiscos. Separó los caracteres hasta formar los alfabetos hebreo, griego, y arameo, las tres principales lenguas en que estaban escritos, aunque encontró algunas en sánscrito. Posteriormente, fue colocando letras en los espacios existentes -como en el scrable, al que era tan aficionado- para intentar completas las palabras y frases faltantes.

Muchas veces conformó frases inteligibles, pero que sabía no correspondían a lo que esperaba, por lo que reiniciaba su, para él, divertida labor.

De pronto, una frase completada iluminó su rostro: El morará entre los hombres y fijará su tienda entre ellos. Ellos serán su pueblo y El será el Emmanuel que enjugará la última lágrima de los hombres.

A pesar de ser cerca de las doce de la noche, Ricardo continuó con mayor ahínco su trabajo. Cientos de caracteres cruzaron por la pantalla buscando acomodo, hasta que dos párrafos después surgió un nuevo texto: Se acabó. Soy el Alfa y el Omega... y más adelante otro que decía: ...choso el que tomó en serio las cosas que vienen en este libro... y uno más que rezaba: Dichosos aquellos que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar a las puertas de este Nuevo Orden.

 

Su entusiasmo estaba al borde del paroxismo. Como si alguien le avisara, Luz María se asomó y le recriminó estar trabajando hasta tan tarde.

-Maestro, usted me va a perdonar, pero es hora de que descanse, no importa cuan importante sea lo que está haciendo... no dice usted que ya no hay prisa?

-Mujer... mujer... no es el momento...

-No señor... si no quiere provocarse un nuevo ataque, mejor será que se acueste e intente descansar.

Viendo que no podría convencerla, compartió con ella su descubrimiento. La Jefe de la OIE se quedó asombrada, pero la ecuanimidad debía imponerse así es que ella misma apagó la computadora y le llevó a la cama a pesar de sus protestas.

-Vamos Maestro. Está a un paso, sí, pero debe estar vivo para lograrlo. Lo voy a inyectar para que duerma.

Ricardo comprendió que tenía razón y simplemente se dejó hacer.

Poco antes de dormir, volteó a ver la imagen de la Virgen de Guadalupe, la virgen patrona de México y América de la que se había hecho devoto unas décadas atrás, se persignó y le dedicó una oración.

 

Desayunaba Luz María con Ricardo cuando les anunciaron la llegada de Antonio.

-Creo que llegamos al final, dijo simplemente levantándose.

Ella sólo le tomó del brazo y juntos se dirigieron a Lázaro.

Antonio se notaba nervioso. Con una seña urgió a ambos a entrar al cubículo.

-Jamás me imaginé que sería testigo de lo que está pasando, dijo vehemente.

-Yo tampoco, afirmó sinceramente Ricardo.

-No hay antecedentes de ninguno de los representantes, ni del Comandante Frank. Sencillamente no existen. No hay partidas de nacimiento, documentos personales ni laborales ni escolares. No hay nada...!

-Entonces.... ellos son...!

-Quiénes Maestro?

-Los siete... Dios!... que privilegio! Quiénes somos nosotros para estar en este lugar?

Ricardo se sentó como desfallecido, lo que alarmó a Luz María.

-Maestro!

-Deja... deja... estoy bien... muy bien! Avisa a todos que la reunión es mañana.

Alexclar se le acercó y discretamente le dijo:

-Puedo hacerle una pregunta que me anda dando vueltas en la cabeza desde hace buen tiempo?

-Naturalmente mi querido amigo.

-He notado que muy pocas veces pide usted algo por favor... a qué se debe?

-Una necedad mía, pero que te juro enmendaré desde ahora mismo.

 

 

Como no cabían todos en Lázaro, Ricardo pidió al capitán Luciga que revisaran todas las instalaciones y, una vez revisadas, que los operarios salieran y les dejaran solos.

-Tú te quedas con nosotros, te lo mereces... le dijo al atento subordinado.

 

Cada grupo presentó su resumen sin que nada asombrara ya a Ricardo. Alexclar estaba parado a su lado impasible. Luz María, a su derecha, no perdía detalle de los comentarios de todos.

Los grupos de investigación coincidían en tres puntos fundamentales: 1o.-Cristo había sido asesinado; 2o.- el fin del mundo era en esa época, aunque todavía no se podía definir plenamente el momento; y 3o.- el anticristo del que se hablaba podría no ser precisamente un ente.

Una sola cosa preocupaba a varios de ellos: la frase existente, en el Apocalipsis de Juan, que señalaba amenazante que aquel que cambiara una sola de las palabras de ese final sería condenado.

Ricardo guardó un silencio respetuoso durante la intervención de los demás. Al terminar, hizo su propio resumen, con el que todos estuvieron asombrados, pero de acuerdo. El rostro de los asistentes mostraba signos de admiración y de una profunda satisfacción personal, pero de una inquietud inmensa Finalmente pidió a todos permanecer en las instalaciones hasta en tanto no se diera la noticia oficialmente.

-Ah... y que no les preocupe la amenaza. Estaba calculada para frenar las ansias de los intérpretes hasta en tanto no fuese el momento preciso de conocer la verdad.

Tomó el videoteléfono directo y le conectó.

-Señor Presidente? Estamos listos para rendir nuestro informe...

-Cuándo Maestro?

-Si me lo permite, después de que comentemos fondo y forma que merece la información. Quisiera reunirme con Usted a la mayor brevedad...

-Está seguro de que tienen la respuesta?

-Absolutamente, Señor...

Nadie dejó de notar el respeto con que el historiador se dirigía al Presidente, contrastante con la casi chabacanería con que lo hacía habitualmente.

-Le espero mañana por la mañana...

-Estoy a su disposición Señor....

 

La Sala del Consejo estaba ocupada por sus integrantes y el personal de apoyo, pero Ricardo solicitó que quedasen solos, a puerta cerrada. Su faz reflejaba un orgullo muy personal, pero a la vez una inexplicable paz. Cerrados los accesos Atilano le cedió la palabra.

-Señores, no sé si sentirme orgulloso, pero sí agradecido por su bondad al encargarme esta misión. Dada la importancia de los resultados, y considerando que Ustedes no son quienes deben revelarlos, pido respetuosamente, en beneficio de la humanidad entera, que mi informe sea público, y transmitido por televideo a todo el mundo.

-Considera que la humanidad está preparada para escuchar el desenlace de tan angustiosa situación? preguntó Bruno Meliani.

-No lo sé... la historia guarda ejemplos deprimentes de las reacciones humanas en casos como este, pero yo también guardo la firme esperanza de que, dadas las circunstancias actuales, tomarán las cosas como son. No sé si están preparados o no... pero creo que ya alguien más tomó esa resolución por mi...

-No es un poco protagónico el que sea usted el que dé la noticia, Maestro?, cuestionó Seng Chiu.

-Ustedes fueron los que me buscaron... los que me seleccionaron para este momento... sé que querían más que un investigador, un vocero... y acepto con humildad más que con protagonismo la tarea que, por cierto, en lo personal considero un honor inmerecido.

Estoy consciente de la importancia del momento, al cual jamás pensé siquiera por asomo asistir, y los sentimientos que experimento son, más que contradictorios, extasiantes. No lo pido de motu propio, porque me considero indigno, pero lo hago porque sé que esa era su decisión y sólo agradezco la deferencia inmerecida.

-Qué piensa su equipo maestro? interrogó Alf Berry.

-Están plenamente de acuerdo conmigo en todo, y sufren las misma agonía que yo ante los acontecimientos.

-Y qué opinan al respecto? intervino el Comandante Frank.

-Que Dios sabe lo que hace...

-Bien, sentenció el Presidente, si los grandes pensadores y eruditos como ustedes están conscientes de la situación sólo queda preparar todo. En cuanto estemos listos le avisaremos. Gracias.

Ricardo se levantó y, respetuosamente, se despidió con una leve inclinación.

 

Durante poco más de diez días, el personal de la OCR no salió de las instalaciones. Todos estaban confinados. El nerviosismo era general. No se permitió comunicación alguna al exterior y los corrillos que se formaban redundaban en el mismo tema.

Finalmente, el videoteléfono dejó escuchar su sonido característico.

-Sí, Señor Presidente....

-Ya está todo preparado. La transmisión será mañana. Se ha declarado día de suspensión de labores y anunciada profusamente su intervención como vocero del Consejo del Conglomerado Mundial. Pensamos que querría que estuviera todo su equipo presente y así será. La presencia de ellos será el aval a sus palabras.

-Gracias Señor...

-Les espero a todos en la Sala de Asambleas a las diez de la mañana en punto. La transmisión iniciará a las once. Tiene alguna cosa que agregar Maestro?

-Sólo darle las gracias, en nombre de todo el equipo, por su confianza Señor.

-No hay nada que agradecer Maestro... el destino está sellado.

 

La actividad en las instalaciones de la OCR inició muy temprano. Luz María misma se encargó del arreglo personal de Ricardo, auxiliada por Martha. Antonio, Andrés y Edmundo no salían de la habitación del Maestro. Alexclar organizaba, ayudado por el capitán Luciga, la salida de los integrantes de los equipos, ahora fusionados en uno solo. Yolanda y Lourdes daban los últimos toques personales a los investigadores que procuraban portar sus atuendos más elegantes, pero sobrios.

-Diez minutos para las diez...! dijo Alexclar dando la voz de partida.

Tres minutos después, los elevadores se abrían dando paso a la comitiva a la Sala de Asambleas convertida en estudio de televideo.

Una serie de asientos, destinados al personal de la OCR, estaba colocada tras la pequeña mesa que serviría de foro al informador. Todo quedaba dentro de cuadro al transmitir. Un sólo micrófono había en todo el recinto: el destinado a Ricardo.

De lado derecho, en un pequeño foro por separado, siete asientos estaban dispuestos para los integrantes del Consejo tras una larga mesa cubierta por un paño azul celeste. Los siete saludaron seriamente al Maestro y voltearon a ver a los demás que, a su vez, les miraron con un profundo respeto, saludando tímidamente.

Atilano, inclinándose sobre Ricardo, le dijo suavemente:

-Esta mañana se anunció la colonización de Marte.

El Maestro sólo acertó a afirmar con la cabeza.

-Bien Señores, dijo el jefe de piso de la transmisora, todos a sus lugares por favor, iniciamos en un minuto.

El Presidente tomó por los hombros al Maestro, le apretó afectuosamente con ambas manos, y se dirigió a su lugar.

Ricardo estaba paralizado. Martha y Luz María se acercaron y le condujeron a su puesto.

-Y sus apuntes? preguntó curioso el jefe de piso.

-No tengo...

-Va a improvisar?! exclamó espantado.

-No se preocupe, indicó Atilano, todo saldrá bien.

 

Afuera, la expectación mundial era total. Los spots, insertos en la programación habitual, señalaban que ese día se daría a conocer el resultado de una investigación que afectaba a toda la humanidad.

La inquietud, causada por la duda, era general. Billones de seres estaban pegados a sus receptores. Intuían que algo de suma importancia sucedía, pues desde que iniciara la debacle no se había dado una transmisión de esa índole.

Había el justificado temor de que, tras los largos años de desastrosos sucesos, la paz tan largamente anhelada de la que ahora disfrutaban se viera amenazada

El mundo entero había paralizado sus actividades cotidianas, atentos al suceso.

 

El jefe de piso daba las últimas órdenes a los empleados y técnicos de la transmisora. Gritando a pleno pulmón pidió silencio.

-Estamos listos, vamos al aire... cinco... cuatro... tres... dos...

Un locutor, voz fuera de cuadro, anunció la presencia de los integrantes del Consejo del Conglomerado Mundial, y presentó al historiador.

Una seña silenciosa del jefe de piso indicó a Ricardo que estaba a cuadro.

Se enderezó, respiró profundamente, y empezó a hablar.

 

-Muchos de ustedes, sobre todo los mayores como yo, sufrieron las consecuencias de las aberraciones de una humanidad indolente que llevó al mundo al borde del caos... al caos, mejor dicho... hoy, gozamos de una paz ya envidiable. Por esto mismo, quiero adelantarles que todos deben estar tranquilos. Lo malo ya pasó. Por eso no deben sentir inquietud ante el informe que ahora rindo como respuesta a una comisión encomendada por el Consejo. Mis primeras palabras podrían causar pánico, pero, repito, ya no hay de qué preocuparse, la paz es nuestra posesión más preciada. El motivo de esta investigación causó también una gran inquietud entre quienes fuimos los responsables de realizarle, pero los resultados son gratificantes... más que gratificantes.

Ricardo suspendió su intervención por unos segundos para tomar aire, usando un vaso con agua como pretexto.

 

-Las profecías bíblicas, continuó, dicen que la humanidad debe pasar por el fin del mundo y enfrentarse al Juicio del Fuego en el día grande y terrible del Señor. La Biblia dice que vamos a ver muchos fenómenos extraordinarios, en el cielo y en la tierra, cuando el fin esté cerca.

Cuando Jesús prometió su Segunda Venida, inspiró un sentimiento de gran inminencia. Desde los días en que Jesús ascendió al cielo, los cristianos han estado esperando su vuelta a la tierra. Durante los últimos 2.000 años de historia ha sido la esperanza de todos los cristianos ver a Cristo en su llegada. Pero este extraordinario acontecimiento nunca ha ocurrido. Mucha gente se cansó de esperar. Algunos finalmente decidieron que esta Segunda Venida no ocurriría literalmente. Llegaron a pensar que era sólo es uno de los métodos de Dios para mantenernos alerta.

Durante las indagatorias de la Oficina de Investigaciones Especiales para erradicar la impunidad del orbe, se pudieron detectar dos circunstancias que alarmaron con justificación a nuestros rectores: una, era que Jesús había sido asesinado, es decir, que no hubo autoinmolación... la otra, como consecuencia fatal de esto, es que el Apocalipsis vendría como respuesta a la indignación de Dios y el Cordero ante la actitud de los hombres. Pero lo más grave era que, conforme a las investigaciones realizadas hasta ese momento, el anunciado fin del mundo no había sido profetizado, ni por la Biblia ni por otros profetas o agoreros, en el año dos mil, sino en los años dos mil, lo que ubicaba este terrorífico suceso en nuestros días.

Esta situación llevó a conformar un equipo de investigación al que se le dio el nombre de Operación Cruz Rota. Durante los últimos seis meses, hemos hurgado en la historia, en el pasado, en las profecías, hemos debido filtrar las mentiras de las verdades, y reinterpretar aquello que escondía esas verdades. Así, llegamos a un resultado.

Esta noche debemos aclarar el significado del fin del mundo. Debemos también saber cómo aparecerá el Señor cuando vuelva en la consumación del tiempo. Ante todo debemos comprender que Dios no creó el mundo para que acabara. El siempre pensó en un mundo de bondad que durara para siempre. Sin embargo, el mundo presente debía terminar, debido a que la caída del hombre inició una historia de mal. El fin del mundo es necesario debido a que no hemos realizado el mundo de bondad pensado por Dios. En vez de ser hijos de la bondad llegamos a ser en realidad criaturas del mal.

Adán y Eva cayeron en el Jardín del Edén. En este tiempo aún no podían comprender claramente la voluntad de Dios. Cayeron en un estado de confusión y escogieron el camino equivocado. Se encontraron en la alternativa de obedecer a Dios, que los hubiera llevado a un mundo bueno, u obedecer a Satán, que de hecho causó su caída. Entre estas dos claras oportunidades escogieron la equivocada. Ellos trajeron el mal al mundo. La intención original de Dios era crear un mundo ideal, un mundo bueno y próspero que El había determinado que iba a durar por la eternidad. Pero el hombre cayó, el mundo bueno de Dios acabó abruptamente y la historia humana empezó en una dirección equivocada.

La historia de la humanidad es por lo tanto la historia del mal. Dios sembró una buena semilla, y El pensaba colectar una buena cosecha. Pero Satán le robó Su cosecha antes de que hubiera madurado y recogió una cosecha del mal. La historia humana es una cosecha de cizaña.

¿Qué significa entonces el fin del mundo? ¿Qué es lo que va a acabar? El mal va a acabar. Dios pondrá fin a todo mal. A partir del nuevo comienzo de Dios vendrá una nueva oportunidad para el hombre. Y el bien que Dios pensó en Su ideal original podrá ser una realidad.

Si la caída del hombre no hubiera ocurrido, entonces el verdadero gobernante de este mundo sería Dios. Pero El no es hoy el Rey de este universo debido a que Satán está sentado en el trono de Dios. Dios tiene que cambiar todos los resultados de la caída del hombre antes de que El pueda reinar verdaderamente sobre el mundo.

Ahora, daré una clara definición del fin del mundo. El fin del mundo es el momento en la historia cuando Dios acaba con el mal y empieza Su nueva era, su Nuevo Orden. Es el tiempo de cruce entre la vieja historia del mal y la nueva historia del bien.

A la luz de esta definición, ¿por qué la Biblia predice extraordinariamente fenómenos celestiales como señales del fin del mundo? Por qué otros profetas, religiosos y no, coinciden en esa terrible información? ¿Ocurrirán realmente estas cosas predichas? La Biblia dice:

Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna perderá su resplandor, las estrellas caerán del cielo y las potencias de los cielos serán conmovidas. ¿Qué significa esto? ¿Qué debemos esperar?

Dios a menudo expresa su verdad en símbolos y parábolas, y estos versículos bíblicos debían cumplirse simbólicamente. Dios no tiene ninguna razón para destruir el universo. No es el universo, sino el hombre el que ha cometido el pecado. Sólo el hombre se desvió del plan original de la creación de Dios. ¿Por qué debería Dios destruir los animales, las plantas o cualquier cosa en la creación que cumplieron el propósito que El pensó para ellas? Dios no destruiría estas cosas inocentes.

La Biblia, por lo tanto, dice: Una generación va, otra generación viene; pero la tierra permanece para siempre. Pero en Apocalipsis leemos: Luego vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron. Ese nuevo cielo y nueva tierra se refiere a la llegada de una nueva historia de Dios, un tiempo de nuevo dominio.

Sabemos que cuando el invierno termina, la primavera comienza. Pero, ¿podemos decir exactamente en qué momento comienza la primavera? ¿En qué momento el viejo día acaba y el nuevo día comienza? Aunque el cambio ocurre en la oscuridad, no hay duda de que pasamos de un día al otro. El cambio es imperceptible al principio, pero es inevitable e irrevocable. Aunque cuatro billones de personas viven en la tierra, ninguna puede señalar el momento exacto en el que ocurren las cosas. Pero Dios sabe cuándo pasa el invierno y comienza la primavera, y Dios sabe cuándo la noche se abre al día. Y Dios puede señalar la transición de la nueva historia.

Nuestra entrada en la nueva historia es como un glorioso amanecer surgiendo de la más oscura noche. El punto de cruce entre el bien y el mal no es evidente. No lo advertirán cuando ocurra, pero tendrá lugar definitivamente. Tan seguro como que el sol saldrá mañana.

Entonces ¿cómo podemos saber que el fin se está aproximando?

Un nuevo sorbo al vaso con agua, permitió que las palabras de Ricardo llegaran más profundamente.

 

-Noé fue un hombre así escogido por Dios y despreciado por el mundo malo. Dios instruyó a Noé para que construyera un barco.

El mandó a Noé a la cima de una montaña en vez de abajo, a la ribera de un río o a la orilla del mar. El mandato de Dios era tan ridículo a los ojos del mundo malo que mucha gente se reía de Noé: El fue ridiculizado, no porque la gente pensara que era un hombre particularmente curioso, sino porque siguió las instrucciones de Dios con una fe completa: Los ojos del mundo no pudieron comprender el camino de Dios. De esta manera, con tales inadmisibles instrucciones, Dios pudo probar la fe del hombre. Esto es lo que ocurrió en los días de Noé.

Y en los tiempos de Abraham no fue diferente. Dios llamó a Abraham, el hijo de un fabricante de ídolos y le mandó, ¡Abandona tu casa enseguida! Dios no permite ningún compromiso. Dios toma una posición en la cual el mal tiene que ser completamente negado. De ninguna otra forma puede empezar el bien.

Dios ha dicho que El empezará con una nueva historia, en la cual ningún elemento del mal permanecerá. Dios pide una completa respuesta del hombre. Aquellos que siguen la dirección de Dios deben empezar con una negación absoluta del mundo malo. Por esto Jesucristo enseñó: El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. También dijo: los enemigos del hombre serán los de su casa.

¿Qué clase de mensaje es éste? Este es el modo de actuar de Dios, escoger a su propio pueblo y ponerles en una posición en la que serán rechazados por el mal. Desde el punto de vista del criterio de Dios, entonces, los cristianos modernos han estado teniendo un tiempo muy fácil. Esto es muy extraño, debido a que no hay señalado en las enseñanzas cristianas ningún cambio fácil. Me pregunto cuántos cristianos están realmente preocupados en seguir el camino de Dios. La petición de Dios es absoluta; no permite ninguna postura intermedia.

En el jardín del Edén, Dios dio a Adán y a Eva un mandamiento. Este mandamiento era la palabra de Dios. Entonces Satán se aproximó y les tentó con una mentira. Y esta mentira era la palabra del mal. Adán y Eva estaban ante la opción de escoger entre las dos palabras: La verdad estaba en un lado y la mentira en el otro. Ellos escogieron la mentira.

Debido a que este fue el proceso de la caída del hombre, en el fin del mundo Dios dará la verdad a la humanidad. Cuando el hombre acepte la palabra de Dios entonces pasará de la muerte a la vida, porque la verdad trae la vida. El hombre ha muerto en la mentira, y en la verdad nacerá de nuevo.

Por tanto, el juicio viene por la palabra. Este es el proceso de acabar con el mundo. Aquellos que obedezcan y escuchen la nueva palabra de verdad tendrán vida. Aquellos que nieguen la palabra de Dios continuarán viviendo en la muerte.

Una vez que se realiza el mundo perfecto del bien, no es necesario otro fin del mundo. Entonces nada podría interferir en la soberanía eterna del reino perfecto de Dios.

Acortando la historia, una vez de nuevo, el pecado se introdujo en la familia de Noé a través de su hijo Cam. El juicio del diluvio fue así anulado y la historia humana del mal continuó hasta el tiempo de Jesucristo.

Con la llegada de Cristo, Dios de nuevo intentó acabar con el mundo. Jesús vino a iniciar el nuevo Reino de los Cielos en la tierra. Así pues, las primeras palabras que Jesús habló fueron: Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos está cerca.

No cabe duda de que el tiempo del ministerio de Jesucristo era el fin del mundo. Ese día grande y terrible fue profetizado por Malaquías, unos 400 años antes del nacimiento de Jesús:

¿Fue hecho el juicio de Jesucristo por fuego literal? ¿Vino el día en el tiempo de Jesús en el cual todas las cosas se convirtieron literalmente en cenizas? No, sabemos que no fue así. Ya que estas cosas profetizadas no ocurrieron literalmente en ese tiempo, algunas personas dicen que tales profecías deben referirse al tiempo del Segundo Adviento. Pero no pudo tampoco ser así.

La Segunda Venida será necesaria sólo porque no se pudo cumplir todo en el tiempo de la primera venida, por el contrario, era la última oportunidad de la humanidad.... y el hombre se negó.

¿Cómo recibió el pueblo el evangelio que él trajo? Los judíos creyentes acusaron a Jesús y le crucificaron. Eran prisioneros de la letra del Antiguo Testamento y no pudieron percibir el espíritu de Dios en la nueva verdad. Es una ironía que Jesús muriera víctima precisamente de las profecías que testificaban de El como el Hijo de Dios. Por la letra de la Ley Mosaica fue juzgado como un criminal. El pueblo ciegamente lo clavó en la cruz.

En el tiempo de Jesús muchas personas cultas, muchos directores de las iglesias y mucha gente prominente en la sociedad que estaban muy bien versados en la Ley y los profetas, estaban esperando al Mesías. ¡Qué felices se hubieran sentido al ver a su Mesías recitándoles exactamente el Antiguo Testamento, sílaba por sílaba, palabra por palabra! Pero Jesús no vino a repetir la ley de Moisés. El vino a pronunciar una nueva ley de Dios. El pueblo se equivocó totalmente. Y Jesús fue acusado.

Y he aquí nuestra primera respuesta alcanzada en la investigación que realizamos: Jesús fue asesinado. El, en realidad no venía a morir, venía a reinar, a darnos la oportunidad de una nueva vida... y la rechazamos.

En la sociedad contemporánea, la palabra del tribunal ejecuta el juicio. La palabra es la ley. En este universo, Dios está en la posición de juez. Jesús vino como el abogado con la autoridad de oponerse a Satán, el acusador del hombre. Satán acusa al hombre con sus palabras, pero éstas son falsos cargos. Jesús lucha por la causa de los creyentes y su criterio es la palabra de verdad. Dios pronuncia la sentencia: Su amor es el criterio y el amor es Su palabra. No hay diferencia entre los tribunales terrenos y los tribunales celestiales, ambos resuelven sus problemas por palabras, no por fuego.

Los hombres pasan de la muerte a la vida por las palabras de verdad. Dios no mandará al Mesías para quemarnos. El no mandará al Mesías para poner fuego a nuestras casas o destruir nuestra sociedad. Pero si rechazamos la palabra de Dios hablada por el Señor, no tenemos otra opción excepto ser condenados por el juicio. Esta es la razón por la cual la palabra trae el juicio.

En el comienzo Dios creó al hombre y al universo por Su palabra: el Logos. El hombre negó la palabra de Dios y cayó. La muerte espiritual ha reinado desde entonces. A través de Su obra de salvación, Dios ha estado recreando varias veces al hombre. El hombre cayó por desobediencia a la palabra de Dios, y el hombre deberá ser recreado por la obediencia a la misma palabra de Dios. La palabra de Dios es dada por el Señor. Aceptar la palabra trae vida sobre la muerte.

Tal muerte es el infierno en el cual vivimos.

Hoy tenemos mucho que aprender, y no debemos creer ciegamente. Debemos conocer la verdad oculta detrás de la Biblia. Jesús fue crucificado, no por su propia voluntad, sino por la voluntad de los demás. La incredulidad del pueblo escogido de Israel mató a Jesucristo.

Ahora mismo estoy haciendo una declaración atrevida. Jesús no vino a morir. Jesucristo fue asesinado y su propio pueblo le mató. Incluso el gobernador romano Pilatos quería liberar a Jesús, no encontró ninguna falta en Jesús. Pero el propio pueblo de Cristo le rechazó y forzó a Pilatos a liberar a Barrabás en su lugar.

Puede que éstas sean noticias sorprendentes y asombrosas. Estoy revelando estas cosas porque es mi deber dar testimonio de la verdad.

La gente que vivió en el tiempo de Jesús cometió un error terrible. Pero, ¿Creéis que eran más ignorantes o menos conscientes que nosotros hoy? No, no en absoluto.

Jesús tuvo un sólo objetivo a lo largo de sus tres años de ministerio público: La aceptación. El no podía cumplir su misión de otra forma. Desde el primer día predicó sin dudar el Evangelio, para que el pueblo pudiera oír la verdad y aceptarle como el Hijo de Dios. Las palabras de Dios deberían haberles dirigido a aceptarle. Sin embargo, cuando Jesús vio que el pueblo no estaba dispuesto a recibirle sólo por las palabras de Dios, él empezó a hacer obras poderosas con la esperanza de que el pueblo pudiera reconocerle por sus milagros.

Jesús dio vista a los ciegos, limpió a los leprosos, curó a los cojos y les dio oído a los sordos, Jesús resucitó a los muertos. Sin embargo la gente dijo de él, Este no lanza los demonios sino por obra de Beelzebul, príncipe de los demonios. Jesús vio pronto la imposibilidad de ganar la aceptación del pueblo. Enfadado y desesperado les castigó: ¡Raza de víboras!. El no ocultó su ira, sino que estalló en enfado: ¡Ay de ti, Corazón! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubiera hecho los milagros realizados en vosotras, hace tiempo que en saco y ceniza habrían hecho penitencia Y él lloró cuando se acercó a la ciudad de Jerusalén.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuantas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina recoge a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido.

Quién comprendió a este Jesús con el corazón roto? El dijo: ¡Ah! Si en este día conocieras también tú el mensaje de la paz, más ahora está oculto a tus ojos. Por este tiempo Jesús sabía que no había absolutamente ninguna esperanza de evitar la muerte. Sin embargo él se lo pidió a Dios en Getsemaní y se lo pidió en la cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.

Así pues, Jesús murió en la cruz, no por su propia voluntad, no por la voluntad de Dios, sino por la mala voluntad de los hombres. Cristo estuvo destinado a volver desde ese momento. El volvería para consumar su misión en la tierra. La humanidad debía esperar su segunda llegada para la salvación completa del mundo.

 

La fe del hombre era el factor determinante mediante el cual se cumpliría una de las dos profecías. En el caso de Jesús, si el pueblo escogido de Israel le demostraba fe y se unía con él, entonces sería aceptado. Resultaría la completa realización de la profecía del Señor de la Gloria. Por otro lado, si el pueblo era incrédulo y rechazaba al Mesías cuando viniera, sería cumplida inevitablemente la segunda profecía, la del sufrimiento de Cristo. Y la historia nos muestra que el pueblo escogido tomó el segundo camino. Por lo tanto, la profecía del sufrimiento de Cristo llegó a ser realidad en vez de la profecía del Señor de la Gloria. Así pues, la crucifixión y el relato del sufrimiento de Cristo llegó a ser el curso de la historia.

Ya que la profecía del sufrimiento de Cristo llegó a ser un hecho en el tiempo de Jesús, la profecía del Señor de la Gloria no ha podido ser cumplida. Y esta es la profecía que se cumplirá en el tiempo del Señor de la Segunda Llegada.

Debido a que Jesús dejó incompleta su misión, también nos dejó la promesa de su segunda llegada.

Un nuevo sorbo dio lugar a otra pausa.

 

-Analizando las profecías bíblicas, el Apocalipsis, y otras muchas, cristianas, hebreas y, en fin, de todo tipo, encontramos que la interpretación de estas estaba viciada en un circuito sin fin que daba el año dos mil como fecha fatal, sin embargo, así como encontramos que no se refieren precisamente al año dos mil sino a los años dos mil, encontramos también que la aparición del anticristo no se daba. Las profecías marcaban como fecha segura  de su aparición, o nacimiento, los años cercanos a 1963, pero de igual forma señalan el año de 1999 como el de la llegada de un gran rey del horror venido del cielo.

El principal error de quienes interpretaron las profecías fue el haber atribuido a líderes y guerras los señalamientos contenidos en estas.

Pero ese anticristo no era precisamente un hombre, o un ente demoníaco; conforme a lo investigado, el verdadero anticristo, el enemigo de la humanidad, creado y procreado por ella misma, fue la contaminación ambiental, principalmente la del aire -de ahí lo de llegado del cielo- que si bien se iniciara a finales del siglo XIX con la aparición de las primeras industrias, es precisamente en los sesentas del siglo XX cuando se empieza a hablar de ella, primero con preocupación, después con indolencia, y a finales de ese siglo (1999) por citar una fecha de referencia, cuando se empieza a convertir en abominable, recrudeciéndose hasta provocar en el 2310 la debacle mundial. Nostradamus señala el año de 2137 como fecha probable, pero ya vimos que, en la historia de la humanidad, 170 años es un suspiro. Es ella la Bestia a que se refiere el Apocalipsis, y lo confirmamos al constatar que, en el momento más álgido, los Imecas (Indices Medidores de la Contaminación del Aire) llegan a 666.... el número de la bestia!

Y en el transcurso del problema se cumplieron las profecías de Juan, y las de muchos otros; terremotos, inundaciones, deshielo de los polos... los cuatro jinetes del Apocalipsis cabalgaron a gusto pleno, en fin, sucesos de todos conocidos que, por su relación casi cotidiana, no supimos colegir.

Ante estos sucesos, el hombre recuerda la existencia de Dios y eleva sus plegarias, retorna, por inercia quizá, al camino de la verdad. Y empieza una lucha contra la maldad, pero contra la propia maldad humana. Así se forman las guerrillas que claman por un mundo nuevo, y se sanea el ambiente, y la colaboración, el entendimiento, la reciprocidad, la hermandad, regresan al espíritu del hombre... tal y como lo desea Dios... tal y como lo marcan las escrituras... y sólo los que llevan la marca del Cordero son los que se salvan, es decir, los que abren los ojos y ven el daño que el hombre causó a su propio medio, tanto natural como espiritual.

Puedo decirles ahora, con pleno conocimiento de causa, con seguridad plena, con certeza absoluta, que el fin del mundo ya tuvo efecto... y que lo superamos!

 

Una exclamación mundial de júbilo brotó en todas las gargantas. La gente saltaba y se felicitaba mutuamente. Mientras tanto, sabedor de esa reacción, Ricardo hizo una pausa. Dejó al mundo celebrar por unos segundos, y luego continuó.

-Falta aclarar, sin embargo, la parte final de las profecías: la llegada del Cordero a reinar sobre su pueblo, sobre el pueblo de Dios.

Debemos por lo tanto estar abiertos a un nuevo mensaje. Jesucristo no vino a repetir la ley de Moisés. De igual manera como Jesús se manifestó con la nueva verdad, El Jesús Señor de la Segunda Llegada se manifestará con la nueva verdad de Dios para nuestro tiempo. Esta verdad no será simplemente una repetición del Nuevo Testamento.

Nostradamus dice en una de sus Centurias: Antes después de Marte reinará en buena dicha. Y precisamente, segundos antes de iniciar esta transmisión, el Presidente del Consejo me ha informado que ayer se inició la colonización de Marte. Pero no es la simple llegada a otro planeta, sino la decisión simbólica del Hombre de ir a otro mundo cuando ya se tiene un mundo nuevo. El momento mismo de venir.

Mas el Señor no aparecerá milagrosamente en las nubes del cielo. ¿Porqué? Porque Dios va a mandar a Su Hijo para restaurar todas las cosas que una vez fueron perdidas. La obra de Dios es la restauración, siempre en dirección opuesta a Su pérdida original. El primer comienzo de Dios fue el Alfa. Este fue invadido por Satán, así que El restaurará el mundo en el Omega. Los verdaderos Padres de la humanidad se hubieran establecido en el tiempo de Jesús, y ellos podrían haber vencido y cambiado la historia mala del mundo. Debido a que esta esperanza no fue realizada por Jesús, el debía a volver a la tierra dos milenios después como un hombre para completar totalmente la misión que sólo cumplió parcialmente. El Reino de los cielos sobre la tierra será establecido en ese tiempo.

La nueva historia del bien empezará de este modo. Con la verdad de Dios y los Verdaderos Padres de la humanidad, un nuevo Alfa en la historia de Dios comenzará y continuará eternamente. El ideal de Dios es restaurar la primera familia centralizada en Dios sobre la tierra. Con este modelo como centro, toda la humanidad podrá ser adoptada en esta familia, y la primera familia celestial se extenderá, multiplicándose el Reino de Dios sobre la tierra en un nivel de tribu, nacional y mundial.

El Reino de los Cielos tiene que ser un reino literal y tangible.

Y El, el Cordero, Cristo, en su segunda venida, llegará igual que en la primera, convertido en hombre, acompañado de sus huestes celestiales y de sus ángeles y arcángeles. Los documentos del Mar Muerto confirman esto, ya señalado por el propio Nostradamus, por Juan Evangelista, por Juan de Jerusalén, por Juan XXIII y por muchos otros.

Pero es precisamente Juan XXIII quien nos dio la clave de este secreto cuando dice: Siete de Grecia hacían el mundo...

En ese momento, a Ricardo se le quebró la voz. Su palidez obligó a Luz María a levantarse para auxiliarle. El mundo entero guardó silencio. Instantes después, recuperado, el Maestro dijo:

-Seis más uno son siete; de Grecia es sinónimo de Sabios. Seis mensajeros divinos encabezados por El Cordero que conformarán un mundo nuevo que debe empezar, conforme a Juan de Jerusalén llegados plenamente al año mil que sigue al año mil. Si tomamos en cuenta que él nace en el 1004, el tiempo al que se refiere es la plenitud de los años dos mil, cerca de los tres mil años después de Cristo. Es entonces cuando el hombre conocerá un segundo nacimiento; el espíritu se apoderará de la gente que comulgará en fraternidad; entonces se anunciará el fin de los tiempos bárbaros. Será el tiempo de un nuevo vigor de la fe. Después de los días negros del inicio del año mil que viene después del año mil, empezarán los años felices, y el hombre reencontrará el camino de los hombres... y la tierra será ordenada.

 Es pues, en esta época, en nuestra época, en la que el Cordero llegará... llegó, mejor dicho.

Hermanos del mundo, cumpliendo con un celo exagerado nuestro cometido, nos permitimos investigar a los integrantes del Consejo...

El pueblo en general guardó una expectación inconmensurable. Investigar al Consejo? No se había excedido en sus facultades?

-Encontramos que no existen... que no hay antecedentes de alguno de ellos... que no se sabe de dónde llegaron... que es... como si estos siete seres vinieran del más allá...

Lentamente, Ricardo se levantó, rodeó la mesa que le servía de foro seguido por las cámaras de televideo y, llegado al frente de los integrantes del Consejo, se postró de hinojos con los brazos abiertos, mientras dos lágrimas corrían por sus mejillas.

 

De la mesa del Consejo surgió un resplandor que billones de seres humanos pudieron ver. El Presidente se levantó y... con una faz plena de bondad, posó su mano sobre la cabeza de Ricardo.

 

 

 

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Gómez Pérez Marco Antonio y otros. Las profecías del ¿Juicio Final?. Editorial Tomo. 2001

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