Una novela basada en las predicciones del Apocalipsis, con un fin verdaderamente inesperado.
A Norma,
por su comprensión y eterno apoyo.
A los escritores citados,
porque en el fin de difundir Su Palabra,
todo se vale.
A Isabel,
mi inolvidable Abuela,
por los principios morales inculcados.
A MANERA DE PRESENTACION
Si bien
otras obras que he presentado son historia novelada, es decir, trozos de historia envueltos en un ambiente más cordial para
su asimilación -como es el caso de Quién demonios es Cristo?- en este caso específico se trata de una novela, así, neta y
llanamente; de una novela que, sin embargo, no deja de estar basada en información fidedigna e histórica.
En otras
palabras, quise aprovechar los conocimientos adquiridos a lo largo de años de estudio sobre la religión, y dar vuelo a la
imaginación.
Es indudable
que el tema de Cristo me apasiona en todas sus facetas, desde la divina hasta la histórica, pero no dejo de tener mis dudas
respecto a si su misión fue realmente programada, o le asesinaron con todas las agravantes.
Por siglos,
la raza judía le ha reclamado al mundo cada vez que se le acusa de ser la culpable de la muerte de Jesús. Si una película
se exhibe, le califican de antisemita. Si alguien habla sobre Jesús, se sienten agredidos a priori. Escudan mucha de esa sensibilidad
en las sí muy lamentables pérdidas del holocausto, pero a lo largo de su historia han sometido a situaciones similares a buena
parte de la humanidad. De antemano aclaro que no soy antisemita, pero no por eso debemos dejar de reconocer que los judíos
han manejado la economía mundial por siglos -ahora ya competidos por los japoneses- y que su fama de usureros también ha dado
motivo de infinidad de filmes a lo largo y ancho del mundo.
Sin embargo,
y aceptando sin conceder, que hubiesen sido los judíos quienes llevaron a la muerte a Cristo, la pregunta es: qué culpa tienen
los actuales judíos de los actos de sus ancestros? Aceptar esta culpa sería tanto como culpar a los actuales alemanes del
genocidio judío
Esta no
es una novela en la que se culpe a los judíos de la muerte de Jesús, sino a quienes en lo personal y movidos por sus mezquinos
intereses actuaron en su contra. Una raza, cualquiera que sea, no puede ser culpable de lo que haga alguno de sus integrantes,
tanto como una familia no puede serlo de la actitud de uno de sus hijos. Si un hijo mata, no se encarcela a toda la familia.
Si hablo en ella de los judíos es porque la historia los cita, porque fue en su tierra, porque ahí se sucedieron los hechos,
pero jamás con el afán de agredirles o acusarles. Mis respetos para el pueblo judío, en la misma medida que lo tengo por todos
los pueblos del orbe, porque desde siempre me he proclamado ciudadano del mundo y a los hombres mis hermanos, a pesar de sus
traiciones y envidias.
La interpretación
que nuestros personajes dan a las profecías, tanto religiosas como paganas, es una mera especulación novelesca que no lleva
la menor intención de convertirme o tildarme de profeta, astrólogo, y chaman, que pensar así convertiría a Lewis Carroll en
gato rayado o reina de corazones. Con todo, sí quiero aclarar que cada análisis e interpretación corresponde a una realidad
profética que no intento tampoco dar por buena o no.
El entorno,
finalmente, sí está basado en una realidad palpable hasta nuestros días y, sin el afán de predecir nada que el simple sentido
común no acepte, las acciones comprendidas entre el 2004 -fecha en que se escribe esta novela- y el 2950 en que transcurren
los hechos imaginarios, fueron brotados de una consecuencia lógica a la que me llevan 40 años de periodismo y análisis político-social.
Finalmente,
y respecto a ese mensaje que todo escritor pretende inculcar en sus obras, ese consejo que aspiramos a brindar por medio del
don otorgado, sólo baste decir que más que mensaje o consejo, es el más firme deseo de este humilde escritor que la humanidad
no tenga fin -ni feliz ni infeliz- porque sé que Dios mismo espera la supervivencia de su obra, imperfecta, loca, degradada...
pero suya!
Fco. Xavier Ramírez S.
Las instalaciones del Consejo del Conglomerado Mundial estaban ubicadas
en los suburbios de Zurich. El ingreso estaba restringido a muy pocas personas, todas ellas integrantes del propio Consejo,
que agrupaba a los representantes de todos los países del orbe y su personal.
Para ese año, 2950,
estaba programada la Reunión de Evaluación del Programa de Reivindicación Criminal, por lo que el movimiento era más fluido
que de costumbre.
-Ya podemos programar
la fecha de la reunión? preguntó Atilano Vadier, Presidente del Consejo a su secretaria.
-Sí señor... tenemos
como fechas tentativas el 23 de mayo y el 11 de junio.
-No ha venido Frank?
-Se reportó esta mañana.
Anunció su llegada para las seis de la tarde.
-Bien... le esperaremos
en la Sala de Juntas. Iré a casa por unas horas. Si algo sucede, comunícamelo de inmediato.
-Sí señor...
-Ahh... me gustaría
que estuvieran presentes los cinco representantes continentales para definir la fecha de una buena vez...
-Les avisaré en seguida
señor.
Al abrir la puerta
de su departamento, ubicado en la parte subterránea del propio edificio, Atilano desabrochó la casaca y se la quitó con desenfado.
Abrió una botella y se sirvió una copa de vino. No acostumbraba tomar, pero la situación le tenía tenso. Se arellanó en el
sofá modernista y dejó correr el pensamiento.
Mucho había pasado
en los dos últimos siglos. Si bien la vida del ser humano cambió a inicios del siglo XIX, fue durante el siglo XX que el deterioro
mundial se agudizó, y no sólo en materia de ecología, sino en seguridad, moral, economía y, para acabar pronto, en todos los
aspectos.
Recordó el resumen
del análisis que leyera en una vieja obra histórica de finales del siglo XX: Carlos vivía en un mundo que se estaba suicidando.
Durante millones de años había subsistido incólume. Sin embargo, era apenas en los últimos cien años en que prácticamente
la humanidad estaba a punto de acabar con el planeta. El deterioro ecológico se había acentuado en menos de cincuenta años.
A pesar de todo, la humanidad no entendía... o no le interesaba entender. Lo peor de todo, es que no sólo se había degenerado
el planeta, sino los mismos seres. Si bien es cierto que siempre ha existido el bien y el mal, era precisamente en esos últimos
cincuenta años en que la moral se había relajado a tal grado, que todos y cada uno de los principios que la sustentaban se
habían ido al demonio. Y no hablamos de una moral mojigata de golpes de pecho y rezanderas, no, la moral más básica se había
perdido.
En el primer caso,
la industrialización, base y sustento de la modernidad, que viera sus inicios con raquitismo a finales del siglo diecinueve
pero explotara en su máxima expresión de grandeza en pleno siglo veinte, era la principal causa del deterioro ambiental. En
medio siglo la pureza del aire en el mundo se había perdido en un 60 por ciento, ya no digamos la de la tierra y mucho menos
la del agua que alcanzaba niveles escandalosos: el 80 por ciento. En el segundo, aceptando de antemano que algunas porciones
de la humanidad han tenido etapas de degradación moral y social, como sucediese poco antes del renacimiento, el grado de relajación
generalizada alcanzado en el siglo veinte era ya no preocupante, sino alarmante. De los valores humanos: castidad, pureza,
honestidad, lealtad, agradecimiento, concordia, hermandad, hospitalidad, fraternidad, amistad, dignidad, no quedaba más que
el recuerdo en la historia o en las frases huecas de políticos y literatos. La verdad es que se estaba viviendo un mundo en
el ue no había la más mínima noción de todo esto. Las nuevas generaciones veían esa vida como lo más natural. Había razón...
no conocían otra.
La población mundial
se había decuplicado en esos cincuenta años. Ante el modernismo, a pesar de que proliferaron las fábricas, los empleos fueron
cada vez menos en proporción. Conforme a las estadísticas, uno de cada diez seres humanos tenía un trabajo decente y tres
eran subempleados, los demás simplemente no tenían trabajo. En otras palabras, cada hombre que trabajaba era el sustento de
otros siete, directa o indirectamente, fueran o no de su familia, conocidos o no. La economía pendía de un hilo. Los factores
gubernamentales, infiltrados por una tormenta de corrupción, más que gobernar eran verdaderas factorías de millonarios al
vapor.
Las necesidades, imperiosas
en la mayor parte del mundo, extremas en algunas zonas como Africa, Medio Oriente y parte de América, lanzaron a los hombres
a violar todos los cánones establecidos con el fin de lograr subsistir. El delito se volvió costumbre y por ende, ley. Así
de fácil.
Llegó el momento en
que el treinta por ciento del capital total del mundo estuvo en manos de no más de cien familias, mientras millones de seres
morían de hambre en todo el planeta. Ver en la televisión las imágenes de miles de hombres, mujeres, niños y ancianos, agonizando
enflaquecidos por el hambre ya no causaba sentimientos de angustia, si acaso un “pobrecitos”, pero hasta ahí.
Debemos reconocer que los organismos de ayuda mundial se multiplicaban, pero sus resultados eran nada alentadores. Esa misma
corrupción les desviaba de sus propósitos, o al menos les frenaba en su labor. El petróleo y sus derivados, fuente de energía
de prácticamente toda la maquinaria moderna, se convirtió en la manzana de la discordia y muchas guerras se iniciaron con
otros pretextos, pero con el verdadero fin de controlarlo. Un nuevo cáncer tomaría las riendas del poder en casi todo el mundo:
el narcotráfico, si bien siempre existente, ahora desparramado por todos los rincones del orbe. Tan sólo en los Estados Unidos,
el país más poderoso del planeta, existían más de 30 millones de drogadictos y se dice que ocho de cada diez norteamericanos
han probado al menos la marihuana. El poder político de unos llegó a ser tan grande, que bien podían acabar de la noche a
la mañana con la estabilidad de una nación entera. Abajo, en la sociedad, entre las familias mismas, la situación no era diferent
La mujer había alcanzado
la “igualdad de derechos” y ahora participaba por igual en las responsabilidades del hombre, pero para su desgracia.
Bien podía verse a frágiles señoras trabajando en la dura tarea de la albañilería que manejando un taxi y, peor aún, asaltando
bancos o secuestrando gente a la par del más malvado de los seres. Ya no era más el sexo débil. Era una guerra al tú por tú
con el hombre que, por su parte, también lanzaba al aire su grito de libertinaje, más que de libertad, y daba rienda suelta
al homosexualismo, el transvestismo o sus instintos salvajes. Las noticias sobre violaciones a mujeres, niños, y aún a otros
hombres, ya no tenían interés. Era cosa rutinaria. Las organizaciones mafiosas se infiltraron en las policías del mundo y
resolvían los crímenes, cometidos la mayoría de las veces por ellos mismos, con el encarcelamiento de ciudadanos comunes y
corrientes, entre más corrientes mejor, que les servían de chivos expiatorios. Los tiranos habían desaparecido, pero dejando
su lugar a grupos perfectamente organizados políticamente quese convertían así en tiranos de mil cabezas a los que prácticamente
era imposible derrocar. Como la hidra, si les cortaban una cabeza, otra tomaba el poder.
Era, en fin, un mundo
al borde del colapso. Un mundo a las puertas de un estallido social mundial que no tendría ni líderes, ni ganadores, ni perdedores.
Un mundo que clamaba por libertad y justicia con una mano, mientras golpeaba, asesinaba, robaba, violaba y degeneraba con
la otra. Un mundo en el que estaba a punto de regresar la ley de la selva, la ley del más fuerte.
Los valores morales
habían sido substituidos por costumbres convenencieras convertidas en normas y cánones que igualmente se violaban a conveniencia.
Ser decente, pues,
era un pecado. El pecado de un idiota. Si un hombre te estafaba y en vez de robarte diez apenas había logrado ocho, gritaba
al mundo entero que le habías robado los dos que faltaron. Un político estafador era premiado con mejores puestos. Un pobre
que robaba un pan por hambre era objeto de todo el peso de la ley. El delito de enriquecimiento ilícito, aplicado a los funcionarios,
en realidad sólo servía para deshacerse de los rivales en política. Se veía pues la paja en el hombro ajeno, pero nunca la
viga en el propio.
Ese era el mundo en
que se vivía a finales del segundo milenio. Pero si era alarmante ese análisis, más alarmante fue lo que sucedió durante los
primeros trescientos años del tercer milenio.
El narcotráfico y las
mafias se apoderaron de los gobiernos de la mayoría de los países del mundo. La corrupción se generalizó y la impunidad se
tornó en ley. Alguien por ahí había manejado la tesis de que la humanidad no podría ir más allá, había tocado fondo, sólo
le quedaba ir hacia arriba, hacia un cambio que mejorara todo... en beneficio de todos. Pero no sucedió así. Al menos, hasta
que la gente comenzó a caer muerta como moscas allá por el 2310. Aire y agua altamente contaminados, mala alimentación, y
la depresión aguda que sufrían el 90 por ciento de los ciudadanos del mundo fueron las principales causas.
Fue entonces que grupos
no gubernamentales se olvidaron de sus poses convenencieras y se reorganizaron. Fue entonces que se vino una guerra de guerrillas
sin cuartel en todo el orbe que duró casi seiscientos años; en el 2900, los grupos guerrilleros se organizaron y adoptaron
una unidad mundial. Precisamente en esa época es cuando Atilano asume la dirigencia del movimiento. En el transcurso de la
lucha, y conforme el nuevo orden se iba implantando, las fábricas comenzaron a cerrar sus puertas ante el embate anticontaminante;
lo mismo sucedió con la proliferante comida chatarra ante el programa de recuperación de la tierra y sus productos naturales.
Pasaron años para que se pudiese descontaminar de los abonos, insecticidas y fertilizantes, pero se logró. Lo mismo sucedió
con el agua que llegó a ser prácticamente lodo en los ríos más grandes del mundo; el programa de rescate hidrológico dictó
normas rígidas que sancionaban drásticamente el mal uso y abuso del preciado líquido, y construyó plantas potabilizadors en
los rincones más alejados.
Poco a poco, y a muy
alto precio pues muchas vidas se perdieron no sólo por los deterioros sino en la lucha misma contra el poder, un nuevo panorama
campeó en el mundo. La coalición de naciones, precursora del Consejo del Conglomerado Mundial, trajo un nuevo orden social,
cultural, y político a la humanidad en el 2930... pero faltaba mucho por hacer.
Hasta ahora, se habían
podido controlar o erradicar las principales causas de la debacle mundial, pero la humanidad está hecha de seres débiles,
y algunos aspectos aún eran un problema. Sobre todo la inseguridad. La lucha contra el poder había agudizado al extremo la
raquítica economía universal y, la falta de empleos y por ende de dinero, dio paso a la rapiña y el pillaje desorganizado,
tan dañino y peligroso como el crimen organizado.
Es por eso que una
de las acciones tomadas por el Consejo fue hacer un recuento total de los crímenes habidos a lo largo de la historia de la
humanidad, y luego resolverlos todos y cada uno a fin de borrar totalmente la impunidad. Saber un infractor que la impunidad
había sido erradicada por completo, sería el mejor freno para la existencia de nuevos delitos. Ni siquiera los delitos pasados
podrían ser incentivo. Claro que las sanciones -no sólo duras, sino por algunos consideradas exageradas- ayudarían también
a que aquel que estuviese a punto de delinquir lo pensara dos veces.
La tarea de investigar
los millones de crímenes sucedidos en los últimos cinco mil años parecía titánica, pero las facilidades que la tecnología
moderna ofrecía permitió a equipos especiales trasladarse en segundos a las distintos lugares y tiempos de la historia. La
fecha a la que se refería Atilano era el día en que se rendiría el informe de resultados finales. Los informes previos le
habían permitido saber que, por fin, no había quedado crimen sin castigo. La impunidad histórica estaba erradicada. Pero no
era eso lo que le preocupaba, no, era el siguiente paso: la aplicación de leyes más justas, pero más severas. Aún quedaban
grupúsculos con cierto poder que se oponían a ellas pues significaba su borrón de un plumazo.
Confiando en que se
podría enfrentar esa segunda etapa con un costo mucho menor a la primera, Atilano se quedó dormido en el mismo sofá hasta
que sonó un videoteléfono que estaba conectado directamente a su oficina.
-Sí...
-Señor, ya llegaron
los representantes continentales y el Comandante está arribando en este momento.
-Subo enseguida...
El primero en saludarle
afectuosa, pero respetuosamente, fue Frank Doe, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Rectoras.
-Presente, mi querido
amigo...
-Gracias Frank... pasemos...
Las otras cinco personas
presentes ya ocupaban sus lugares en la gran mesa de juntas. Cada uno de ellos representaba un continente del mundo, nueva
forma de organización administrativa que regía al orbe desde veinte años atrás. Todos ellos, junto con Atilano y Frank, formaban
el Consejo.
-Buenas tardes Señores...
-Buenas tardes Señor
Presidente, respondieron.
-Antes de empezar la
reunión, off the record, alguno quisiera comentar algo?, preguntó el dirigente.
-Yo, si me lo permiten...
señaló Eike Balún, el representante de Africa.
-Adelante...
-Quisiera solicitar
la intervención de la Oficina de Control Ambiental y Sanitario... hemos detectado un brote epidémico de malaria en la zona
norte, y queremos frenarlo antes de que se extienda.
Los demás asistentes
aprobaron con la cabeza. La secretaria del Presidente tomó nota y pasó la información a un asistente que salió de inmediato
de la Sala.
-Alguien más?
-En América se ha frenado
la sobrepoblación, pero algunos cuestionan el reparto indiscriminado de anticonceptivos... son principalmente grupos religiosos
de distintas ramas los que exigen se frene la profilaxis... queremos autorización para una reunión unilateral con la Oficina
Eclesiástica, solicitó Alf Berry, representante del continente americano.
La aprobación también
fue unánime. La secretaria repitió la operación y un nuevo asistente salió a cumplir su encargo.
Aparentemente, y por
tratarse de un Consejo de control universal, las cosas se manejaban de forma muy simple; sin embargo, lo complejo de una administración
que aún no alcanzaba a tener el control completo del orbe, obligaba a soluciones inmediatas y simples en sus decisiones. No
así era la aplicación de los programas y sus resultados, harto problemáticos todavía.
-Bien... si ustedes
están de acuerdo, pasemos al punto del día... habremos de fijar la fecha para la Reunión de Evaluación del Programa de Reivindicación
Criminal; tenemos como tentativas el 23 de mayo y el 11 de junio.
-Creo que debemos pensar
bien la fecha, señaló Frank, pues ese día será prácticamente el final de una etapa aciaga para la humanidad y, por ende, pasará
a la historia como el día que vencimos al crimen. Tenemos resultados preliminares?
La secretaria se acercó
a la puerta de la Sala y, abriéndola, hizo una seña con la cabeza autorizando la entrada de varias personas.
Luz Ma. Ochley, jefe
de la Oficina de Investigaciones Especiales, acompañada de dos de sus asistentes, el coronel Alexclar y el capitán Luciga,
ocupó con ellos los asientos del lado contrario de la mesa de juntas.
A una indicación del
Presidente del Consejo, el Comandante Frank preguntó a los recién llegados:
-Tienen ustedes los
resultados preliminares del Programa de Reivindicación Criminal?
-Así es Señor, contestó
Lucha sin mucho entusiasmo.
-Parece que no tenemos
muy buenas noticias... señaló Seng Chiu, representante de Asia.
-No precisamente, indicó
Luz María, los resultados generales son más que buenos. Podemos afirmar que en el 99% la impunidad se ha erradicado....
-Qué quiere decir con
eso, cara mía? cuestionó Bruno Meliani, representante de Europa.
-Qué significa ese
porcentaje que falta...? urgió Tim MacLeod, de Oceanía.
-Bien Señores, si me
permiten, les explicaré detalladamente cuales son los resultados y cómo es que falta ese uno por ciento.
Como todos ustedes
saben, la labor de mi oficina fue detectar todos y cada uno de los crímenes -mayores y menores- perpetrados a lo largo de
los últimos cinco mil años, para ajustar el castigo a los responsables y erradicar así la impunidad histórica, lo que nos
lleva a erradicar la impunidad actual.
La primera fase fue,
obviamente, detectarlos. Si bien los archivos virtuales arrojaron los resultados de los comprendidos desde la invención de
la escritura, y por ende de registros judiciales, muy distinta fue la labor de detectar aquellos que sólo registran la historia
o narraciones aisladas. En este rubro, debieron filtrarse todos aquellos crímenes que fueron objeto sólo de la mente imaginativa
de algún escritor o la conseja popular, para considerar únicamente aquellos que realmente sucedieron. En esta consigna nos
llevamos los primeros diez años.
En el 2940 iniciamos
la segunda etapa que contempló dos fases fundamentales: clarificación de los crímenes, sus verdaderos perpetradores, y el
análisis de sentencias que, a su vez, comprendía la certificación de los acusados responsables, la exoneración de inocentes
sentenciados, y el castigo aplicable a los verdaderos responsables.
Esta fue una de las
acciones más difíciles, dado que implicaba en la mayor parte de los casos la posibilidad de cambios históricos que nos hubiesen
arrojado a paradojas incontrolables. Sin embargo, siguiendo el curso de la historia misma, los castigos se aplicaron sobre
la propia consecución de sus vidas, lo que nos permitió no cambiar en un ápice los sucesos históricos, respetando así un futuro
que hoy se hace presente.
Quiero, sin embargo,
señalar que durante el transcurso de la investigación pudimos detectar circunstancias que nos podrían haber permitido cambiar
el rumbo histórico de los sucesos, evitando así llegar a la catástrofe que sufrió la humanidad y por la que estamos ahora
aquí reunidos... pero las indicaciones dadas por ustedes fueron precisas: aplicar la justicia, sin cambiar los hechos. Puedo
asegurarles que la tentación fue grande... pero los consejos de la Oficina Eclesiástica rindieron sus frutos. El mundo tiene
un destino y no somos quiénes para cambiarlo... aunque sí para aliviarlo.
Encontramos infinidad
de casos que, si bien no recibieron un castigo de la justicia humana, sí ya lo habían recibido de la divina, aunque hay radicales
que piensan que de todas formas debiera haberse aplicado la justicia humana. No hacerlo, no fue motivado por debilidad o a
causa de un exceso de actividades, sino por el simple hecho de que, según pudimos notar, esos castigos divinos habían sido
más que apropiados.
Durante los últimos
tres años nos hemos dedicado a la aplicación de esa última fase, alcanzando la cifra ya señalada ante ustedes, pero...
-Pero...? cuestionó
Atilano.
-Nos encontramos con
dos problemas...
-Imposibles de resolver?
preguntó el Presidente del Consejo.
-No precisamente...
pero sí que requieren de un análisis profundo en esta misma mesa... y la autorización unánime de ustedes para la aplicación
de cualquiera que sea la decisión a tomar...
-Podría explicarse
mejor? instó el Comandante Frank.
La Jefe de la Oficina
de Investigaciones Especiales se reacomodó en su asiento, tomó aire y dijo serenamente:
-Hay un crimen que
no se ha resuelto y que, al mismo tiempo, arroja al segundo problema. Estos dos problemas juntos nos dejan apenas cincuenta
años para resolver uno y otro...
-Cómo que nos dejan
cincuenta años...? para qué? preguntó intrigado Alf Berry.
-Para resolverlos,
como dije...
-De lo contrario? cuestionó
Tim MacLeod.
-De lo contrario la
humanidad desaparecerá... contestó con timidez Luz María.
-Qué...???!!!
Los aspavientos de
todos y sus expresiones causaron un pequeño caos en la reunión. El Presidente del Consejo pidió silencio y tuvo que hacer
uso de su autoridad para lograrlo.
-Ya basta Señores...!!!
Silencio! Lucha, te ruego que nos expliques el porqué de tus afirmaciones... nos sorprendes!
Nuevamente, la mujer
respiró profundo y se quedó mirando fijamente a los integrantes del Consejo; no hubiera querido estar en ese momento frente
a la oficina que encabezaba. Ella misma tenía un pavor tremendo desde que se enteró de la noticia por boca del Coronel Alexclar.
Tras la barahúnda, el silencio que se hizo en la Sala era sepulcral... muy ad hoc para el momento, lo que le erizó el cabello.
-Bien, dijo aclarándose
la garganta, empezaré por el segundo problema que es el más amenazante: a lo largo de la investigación realizada, entre los
datos recabados por otras razones, pudimos confirmar que las profecías que señalan que el mundo acabaría en el año 2000...
prácticamente son ciertas!
Una nueva excitación
hizo presa de los presentes. Exclamaciones de confusión, temor, y sobre todo cólera en contra de la Oficina de Investigaciones
Especiales y su titular se desataron. Nuevamente, el Presidente del Consejo debió hacer uso de toda su autoridad para que
la calma retornara. Una vez que todos recobraron la compostura, Atilano dijo con un dejo de amargura en la voz:
-Por Dios Lucha! Hacer
ese tipo de afirmaciones no sólo es temerario, sino absurdo. El año 2000 pasó hace novecientos cincuenta años... y la humanidad
no se ha acabado.... estuvo a punto, no lo niego, pero de eso a....
-Señor, si me permite,
a mí misma se me hace difícil no sólo entender esto, sino asimilarlo. Las profecías hablan del año dos mil, pero quienes no
las supieron interpretar fueron aquellos que les investigaron y descubrieron. Nuestros datos arrojan que el Apocalipsis sí
tendrá lugar, con toda seguridad, pero dentro del rango de los años dos mil... es decir, lo mismo que pudo haber sido el propio
año 2000, lo puede ser el año 2999!
Lo mismo obtuvimos
de las profecías de Nostradamus que de las otras muchas que se han dado a conocer a lo largo de la historia de la humanidad;
no descartamos siquiera aquellas que parecían ciencia ficción... los resultados son los mismos...
-Eso quiere decir que
a la humanidad le quedan tan sólo, un máximo de cincuenta años? preguntó contrito Seng Chiu.
-Y no hay nada por
hacer? cuestionó exigente Frank.
-Bueno.... sí... contestó
más tímida aún Lucha.
-Vaya!... ya decía
yo que todo esto no era más que alarmismo puro! exclamó molesto Eike Balún.
-Un momento, contestó
airada la investigadora, no cuestione mi profesionalismo ni el de mis subordinados. Ni lo merecemos, ni somos culpables de
los errores de la humanidad. Por el contrario, mucho hacemos con buscar la solución... aunque esta parezca descabellada...
-Calma... calma...
urgió Atilano... con pelear entre nosotros no vamos a lograr nada. Vamos Lucha, en un caso así no importa cuan descabellada
sea una posible solución.... cuál es tu propuesta?
-Verán, todos y cada
uno de los sucesos del hombre están ligados a los divinos. Así como Dios envió el diluvio universal para castigar al mundo
entero, o hizo llover fuego sólo sobre Sodoma y Gomorra para castigar a unos cuantos, así el hombre ha sido el causante de
la ira divina que culmina con esos castigos.
Hemos considerado que,
así como la historia sagrada ya habla de los cuatro jinetes del Apocalipsis como castigo final a la humanidad, así debe encontrarse
en ella la causa de esta amenaza...
-Y... han hecho algo
al respecto?
-Sí Señor... creemos
que esto se liga al primer problema de los dos que le señalé...
-Por Dios Lucha...habla!
Cuál es ese otro problema...?
-El único crimen que
no ha sido resuelto puede ser la causa del fin de la humanidad... puede ser el motivo -previamente sabido por el mismo Dios,
pero con su esperanza puesta en que el hombre lo rectificara a tiempo- de su Apocalipsis...
Es decir... si lográsemos
dilucidar ese crimen, quizá pudiese ser que el amargo final no llegue. En pocas palabras... si logramos aplicar la justicia
humana, quizá no se ejecute la justicia divina...
-Acabe por Dios! reclamó
MacLeod.
-Creo que llegó la
hora de hablar claro, señaló enfática Luz María. Señores míos, no importa si la historia ya tiene a sus culpables, no importa
si las religiones hablan con sus propias versiones, no importa si las justificaciones llueven de uno y otro lado. El suceso
histórico de mayor relevancia para la humanidad debe ser despejado, aunque ya exista una sentencia histórica. Para esto, ruego
a Ustedes me autoricen a que conforme un equipo especial que ejecute lo que he llamado Operación Cruz Rota...
-Operación Cruz Rota?...
un equipo especial?... Dadas las circunstancias no creo que nadie se oponga... pero... podrías explicarnos cuál sería la misión
de ese equipo especial?
-Sé que lo que les
voy a decir parece incongruente, por lo que les suplico su mesura y apelo a su dignidad de mandatarios...
-Por favor... deja
de darle tantas vueltas al asunto y habla claro...
-Está bien... aunque
sé que es increíble lo que voy a decir....
-Señora!, urgió Eike.
Luz María tomó una
nueva bocanada de aire y espetó:
-Para evitar el fin
de la humanidad, y por obligación moral misma, debemos saber... Quién mató a Jesús de Nazaret!
El receso que se había
obligado a implantar ante las declaraciones de Luz María Ochley le había permitido a Atilano despejar la cabeza. Entró a la
Sala de nueva cuenta, aunque las manos le temblaban aún.
-Bien señores... listos?
No hubo respuesta.
Las caras de todos estaban descompuestas por la noticia. El Presidente del Consejo pidió a Luz María retomara la palabra.
-Rogándote que seas
muy explícita, te pido que nos des a conocer con detalle tu plan...
-Como decía anteriormente,
el plan contempla la selección de un equipo que se encargue de investigar los hechos que llevaron a la muerte a Jesús de Nazaret.
Dilucidado esto, podremos saber cómo resolverlo para evitar el Apocalipsis.
-Así de simple? preguntó
Bruno Meliani.
-Bueno, en realidad
no es tan simple, sobre todo realizarlo...
-Podría preguntar,
interrumpió Frank, por qué no se realizó esta investigación como todas las demás? Por qué se dejó fuera del programa?
-El análisis efectuado
para detectar los crímenes no señaló el suceso del que hablamos...
-En otras palabras...
no se consideró un crimen...
-No... oficialmente
no...
-Por qué? Fue una falla
del sistema?... o la negligencia de alguien...?
-Tengo entendido que
la historia sagrada lo registra como un sacrificio personal con intervención divina... pero... si me permiten, quisiera seguir
el consejo del Señor Presidente dado hace tiempo, y ahora sí solicitar el auxilio de Don Ricardo Guzmán, especialista en historia
mundial y teología para que nos oriente mejor...
La mirada de asentimiento
de los demás guió la respuesta de Atilano.
-Sea, pero a la mayor
brevedad posible.
-Podría usted mismo
citarlo y solicitarle su auxilio? pidió Luz María al Presidente del Consejo.
-Está bien... nos reuniremos
en cuanto sepamos algo...
Enfrascado entre sus
libros en la lectura de unos papiros, Ricardo apenas escuchó el timbre del videoteléfono.
Lo dejó sonar varias
veces después de que se dio cuenta de la llamada. Le molestaba que le interrumpieran cuando estaba estudiando algo.
-Bueno! dijo de mal
talante.
-Ricardo Guzmán?
-Quién le busca?
-Hablo de la oficina
del Consejo, el Señor Presidente quiere hablar con Usted....
Un gesto de sorpresa
se dibujó en el rostro del investigador.
-Comuníquelo... indicó
escuetamente.
Una imagen holográfica
se conformó frente a él.
-Don Ricardo?
-Sí Señor Presidente...
a sus órdenes...
-Maestro, tenemos un
problema muy grave y quisiera rogarle que venga a mi oficina a la brevedad posible... ya envié un transporte que debe estarlo
esperando a la puerta de su Centro Historiográfico
-Puede adelantarme
algo? preguntó curioso.
-Me gustaría más hablar
con usted en privado...
-En seguida salgo para
allá, Señor Presidente.
Tras colgar, Ricardo
recordó la amistad que le unió con Atilano muchos años atrás. Le había apoyado mucho para lograr la unificación global, pero
no era hombre de escritorio, por lo que había declinado un puesto que éste le ofreció en el gabinete. Alguien le dijo que
Atilano se había molestado, y prácticamente había dejado la amistad en paz. Era la primera llamada que recibía de él en veinte
años, y la aplicación del Don a su nombre no le pareció muy cordial que digamos.
-Algo muy gordo debe
haberse presentado, pensó al tiempo que abordaba el autoavión que le esperaba.
La oficina de Atilano
era amplia, pero sin la ostentación que se acostumbraba un milenio atrás. La secretaria franqueó la puerta sin llamar siquiera,
lo que notó de inmediato Ricardo.
-Mi querido Maestro...
pase por favor... pase... dijo cordial Atilano, abriendo los brazos para abrazarle.
El investigador sintió
el gesto sincero y le abrazó con igual efusividad.
-Estimado Atilano...
en qué líos te has metido que necesitas de la ayuda de tu viejo amigo?
-Por desgracia no yo...
sino la humanidad entera... tome asiento que le pongo al tanto...
Ricardo escuchó atento,
y sin decir palabra alguna, la explicación que le dio Luz María, a quien conocía desde hacía poco más de diez años y a la
que ayudó en muchos detalles de sus investigaciones. El tema en sí le apasionaba, pero saber que habían encontrado una posible
liga entre la crucifixión de Cristo y el Apocalipsis le tenía a punto de saltar de emoción. Se contuvo para no perder palabra
de lo que la responsable mujer le narraba.
Cuando la jefe de la
Oficina de Investigaciones Especiales terminó su informe, Ricardo quedó en silencio durante unos cuantos segundos que, para
Lucha y Atilano, se hicieron eternos.
-Lo que quieres, mi
querido Atilano, es que corrobore los resultados de la oficina de nuestra mutua amiga?
-No sólo eso Maestro,
si bien necesitamos una explicación más completa del caso, queremos que se haga Usted cargo de la investigación, que quede
al frente del grupo responsable de la Operación Cruz Rota, como le hemos denominado.
-Con qué elementos
cuento?
-Con lo que pida Maestro...
el futuro de la humanidad está en sus manos...
-Y no crees que es
mucho peso para este pobre anciano de tu amigo?
-Lo sé... pero tanto
Luz María como yo tenemos fe ciega en usted...
-Bien... lo primero
que dispongo es que todo este barullo quede en el más profundo secreto...
-Sólo el Consejo está
enterado de ello...
-Y mi gente... agregó
Luz María.
-Cuántos de ellos?
preguntó Ricardo.
-Unos ocho o diez...
-Más cinco asistentes
que estaban presentes en la Sala de Juntas... añadió Atilano.
-Ya que están enterados,
serán ellos con los que trabajemos. Por lo demás, debe reforzarse la seguridad de tal suerte que no haya filtraciones... no
quiero imaginar siquiera el pánico que se desataría...
-Está bien... señaló
Atilano esperanzado ante la resolución con que el maestro actuaba.
-Qué es más fácil para
ustedes? trasladar sus equipos a mi Centro Historiográfico... o trasladar los
míos a sus oficinas? Lo quiero todo junto...
-Desalojaremos del
edificio las oficinas administrativas que ocupan el piso inferior a nuestros laboratorios; ahí le daremos acomodo Maestro,
contestó Luz María también entusiasmada. Ordenaré de inmediato el traslado de lo que usted ordene.
-Gracias amiga mía...
por lo pronto, te ruego Atilano que la junta programada se traslade para dentro de un par de semanas. Necesito analizar los
resultados de Luz María, y sacar mis propias conclusiones... en ese tiempo podré decirles qué sucede... y qué podemos hacer
realmente... pero... ni guarden falsas esperanzas, ni vean las cosas con pesimismo...
-Así se hará Maestro,
contestó Atilano.
-Bueno... y mientras
el mundo se acaba, qué te parece si me invitas un coñaquito de esos que acostumbras tomar? dijo malicioso el anciano.
-Me permito informarle
que desde hace quince años no tomo más que alguna copita de vino tinto, y únicamente en ocasiones muy especiales... como cuando
estoy muy tenso... pero eso no implica el que no pueda invitarle su copita de coñac.
-Que bueno por las
dos cosas... porque dejaste de tomar, y porque de todas formas me invitarás... mientras lo traen, porque no me pones al tanto
de la situación mundial?
Atilano, al observar
que la secretaria -que no esperaba una orden para cumplimentar lo necesario- había salido inmediatamente, se sentó a un lado
del Maestro y dijo enmedio de un suspiro que le salió del fondo del alma:
-La situación mundial...!
Tan cerca de alcanzarse la paz y la tranquilidad... y tan lejos de ésta al mismo tiempo!
Precisamente la reunión
de ayer era la culminación de mis anhelos. Erradicar la impunidad acabaría con el crimen y la inseguridad, última lacra que
sufre nuestro planeta. Pero ya ve Maestro... no hay felicidad completa....
-Me extraña que tú
hables con ese pesimismo, señaló el anciano. No borres la imagen que tengo del joven entusiasta y luchador que no se aterró
al soñar con la unidad mundial.... cualquiera se hubiese espantado sólo con pensarlo... pero tú... no! Ni siquiera pestañeaste...
simplemente te lanzaste a la lucha... y ya!
Además, no son tus
sueños solamente, son los de toda la humanidad. Y no puedes decir que no los hemos alcanzado... fuera de algunos locos que
todavía piensan en cómo fregar a los demás, el resto del mundo vive... así nada más, pero rotundamente... vive!
Lograste controlar
el crecimiento demográfico, que era aterrador; saneaste las aguas de todo el orbe; a instancias tuyas el grupo científico
logró reparar la capa de ozono y ahora podemos gozar de un aire transparente y puro...
-No yo Maestro... sino
todos... todo mi equipo... toda la humanidad puso algo de sí misma para cambiar al mundo...
-Pero necesitaban un
guía... y ese guía eres tú... ahora tienes una obligación más importante... heredar la dirigencia a quien actúe de la misma
forma...
-Ya está contemplado
Maestro... de los miembros del Consejo saldría el nuevo presidente... a su vez,
cada miembro del Consejo ha preparado a una decena de ayudantes que podrían substituirle en un momento determinado... no se
crea... no pensamos dejar el mundo nuevamente en manos depredadoras...
-Que bueno... porque
aunque te digo mi joven amigo, ya no te cueces al primer hervor... cuántos años tienes?
-Ciento veinte...
-Bueno, ahora que nuestro
promedio de vida es de doscientos cincuenta años, en realidad eres un hombre joven...
La secretaria entró
y le ofreció a Ricardo una copa de coñac.
-Le sirvo algo, Señor?
preguntó al Presidente.
-Una copa de vino,
por favor... contestó indiferente el hombre.
-Te puse a pensar?
dijo ladino el anciano.
-Sí... mucho... no
se conforma con lo que tenemos encima, sino que me obliga a evocar tantas cosas...
-Lo mejor de la vida
son los recuerdos, mi querido amigo... y, aunque no lo creas, cuando estos son buenos, son el mejor paliativo...
-Mejor digamos salud,
Maestro.
-Salud, dijo Ricardo
alzando la copa y chocándola con la que le ofrecía Atilano. Por que el fin del mundo no sea muy doloroso...
-Vaya! por lo que veo
a usted no le da miedo morir... ni le importa la humanidad!
-Ja...ja...ja... río
el historiador, no mi querido Atilano, no... lo que no creo es que llegue el fin del mundo...!
-En verdad Maestro?
usted mismo recomienda no guardar falsas esperanzas...
-Ustedes... pero yo
sé que Dios no nos olvida... imagina... tú destruirías alguna de tus obras?
-Si ya no sirviera...
-Cuidado! que acabas
de dar una de las respuestas que podríamos encontrar!
-Quién lo entiende?
-Tienes razón.... hay
muchas cosas en las que sólo yo me entiendo... cosas de la vejez... reconoció con un dejo de tristeza el anciano que apuró
las últimas gotas de su copa.
-Otra Maestro?
-No... me retiro...
ahh por cierto, quiero que instalen una línea directa y segura entre tú y yo... habrá algunas cosas que nadie más debe saber
antes...
-Así se hará Maestro...
-También he pensado
en contar con un asesor político...
-Alguien en particular?
-Puede ser Antonio...
es un hombre con mucha experiencia y... sobre todo... frío y calculador.. exento de fanatismo... y eso nos conviene.
-Repito que puede hacer
uso de lo que considere conveniente Maestro... pero recuerde que tan sólo tenemos cincuenta años...
-Y no...
-Cómo?
-Que si bien pudo ser
en el año 2000, como dijera Luz María, puede ser mañana... sólo espero que realmente tengamos esos cincuenta años...
-Podríamos definir
la temporalidad?
-Pienso que, dadas
las circunstancias, será una de nuestra prioridades...
Durante la semana que
tardó la reinstalación de sus oficinas, Ricardo fue a París para sacar copias de los documentos encontrados en las cuevas
de Qumram, en las estribaciones del Mar Muerto. Habían pasado muchos años desde su descubrimiento en 1948, y aún no se habían
podido descifrar totalmente, pero se había avanzado mucho. El conocía las transcripciones, pero quería ver los originales.
Lo había intentado por años, pero se le había negado la oportunidad de hacerlo; ahora, con el nuevo poder en él depositado,
no tuvo problema alguno para revisarlos.
Tras tres días de estudio
y la toma de infinidad de notas, se dio cuenta de que hacerlo de esa manera restaría mucho tiempo a sus investigaciones. Solicitó
permiso y, con los originales en la maleta, Ricardo retornó a Zurich.
-Hola Maestro, tuvo
buen viaje? preguntó atenta Luz María.
-Sí Luz María, bendito
sea Dios logré algunos adelantos. Cuándo están listas las instalaciones?
-El próximo lunes considero
que ya podemos hacer uso de ellas. Alguna indicación de última hora?
-Sí, mira... hay una
amiga mía que puede auxiliarnos. Posiblemente tú la conozcas... Martha Ochdepin. Quiero que la llames y le pidas su ayuda
y apoyo en este laberinto... puedes?
-Naturalmente Maestro...
en seguida hago los arreglos pertinentes... alguna otra cosa?
-De momento no... ahhh,
quiero una lista de aquellos que están enterados de todo.... los de tu gente... con sus cargos y especialidades...
-En media hora la tiene
Maestro...
-Gracias... cómo me
instalaste para mi descanso particular?
-En el área habitacional
del Consejo, en el mismo piso en que están las habitaciones del Presidente... está bien?
-En este mismo edificio?
-Sí...
-Vamos... Ustedes me
quieren tener prisionero...! exclamó bromista el investigador.
-No Maestro... cómo
cree... usted tiene la absoluta libertad de salir y entrar cuando y como quiera... si lo instalamos aquí es más que nada por
su propia seguridad... sólo le pido que cuando salga me informe a dónde va y con quién... necesito estar enterada de sus movimientos
para programar la seguridad necesaria.
-Lo dicho.... una jaula
de oro... pero no te preocupes, lo entiendo. Te ruego me indiques dónde están mis habitaciones para descansar un poco.
En reunión informal,
los integrantes del Consejo comentaban sobre lo que podría suceder de no encontrarse solución a los problemas presentados
por la Oficina de Investigaciones Especiales, ante la mirada expectante de la secretaria y los auxiliares.
-Por desgracia, comentó
el Comandante Frank, no podemos hacer nada. Ni construir refugios subterráneos, que ya tenemos muchos pero para un caso de
conflictos nucleares, aunque están obsoletos desde que se erradicó la fuerza nuclear como medio de destrucción, ni enviar
gente fuera del planeta.
-Pero ya tenemos colonizada
la Luna... señaló Eike Balún.
-No importa, la circulación
entre la luna y la tierra es sólo turística. No hay los suficientes medios para trasladar a millones de seres, ni tenemos
el tiempo para hacerlo....
-Pero podemos salvar
a unos cuantos... quizá a los mejores... dijo escueto Alf Berry.
-Bueno, sí, pero cómo
harías la selección? Y qué tiempo te llevaría? preguntó el Presidente.
-Eso no importa...
tenemos la obligación de rescatar lo mejor de la humanidad... aunque sólo sean diez gentes... afirmó enfático Bruno Meliani...
-Ajá! Y has pensado
en esa combinación fatal que tendría que darse? Los que se salven no sólo deben ser preparados en la mayoría de las materias
y conocimientos, sino jóvenes y sanos para poderse reproducir y crear una nueva raza humana... indicó Seng Chiu.
-Creo que todos hemos
visto muchas películas de ese tipo... señaló Atilano, pero una cosa es la ficción y otra la realidad... sería una labor titánica
y, sobre todo, que iría en contra de la voluntad divina... si tomamos en consideración que es esa voluntad divina la que llevaría
el mundo a su fin...
-Cierto, agregó Frank
con todo y su pragmatismo castrense, hágase lo que se haga, si el fin del mundo sucede, no habrá acción del hombre que pueda
desafiar la decisión divina...
-Pero... intervino
Tim MacLeod... y si uno de los deseos del Todopoderoso es esperar que el hombre haga algo por salvarse... o salvar al menos
lo bueno de su existencia?
-Carajooo!! exclamó
desesperado Berry. Esto es un galimatías!
-Pero algo tenemos
que hacer... señaló Bruno. No podemos quedarnos con los brazos cruzados esperando a que un pequeño grupo sea el que salve
a una parte de la humanidad....
-Lo que nos lleva a
otra cosa... añadió Atilano... al pánico que se desataría cuando viesen qué tipo de acciones estamos tomando, y deduzcan que
se trata de una catástrofe.
-Un momento, urgió
Frank, en tiempos recientes la humanidad se ha acostumbrado a cambios drásticos y programas emergentes.... si tenemos la capacidad
de disfrazar nuestras acciones, no creo que hubiese problemas...
-Y qué propones? cuestionó
el Presidente del Consejo.
-Un trabajo conjunto
entre la Oficina de Control Ambiental, que podría anunciar el brote de una emergencia de este tipo y, con ese pretexto, seleccionar
a los candidatos más sanos, y la de Instancias Culturales que podría programar eventos que, por un lado permitan distraer
la atención sobre los trabajos, y por el otro seleccionar lo mejor que tenemos en materia de cultura y ciencia.
-Señores, la idea no
es mala, afirmó Atilano; por lo pronto, creo que deberemos declararnos internamente en sesión permanente. La junta con las
titulares de esas dos dependencias... propongo que sea inmediatamente después del primer informe del Maestro... ya que tengamos
una certeza de algo, están de acuerdo?
-Sí, contestaron todos...
La secretaria del Presidente
se persignó muy discretamente.
Ya en sus instalaciones
nuevas, Ricardo preguntó a Luz María sobre el paradero de Antonio, el asesor en política que había solicitado localizar.
-Llegó temprano Maestro.
También Martha. Ambos se reunirán con nosotros a la hora de la comida.
-Perfecto! Bueno, quiero
que mañana cites a todos los integrantes de la Operación Cruz Rota a primera hora. Ahí definiremos las estrategias y el programa
a seguir. Necesito los curriculums de los asistentes de la Sala de Juntas. Debemos saber con lo que contamos...
-Así se hará Maestro.
Le parecieron bien sus instalaciones?
-Perfectas... ni yo
hubiese podido acomodarles mejor. Veo que le diste una preferencia muy especial a mis libros...
-Su tesoro Maestro...
-Mi tesoro amiga mía...
la solución de todos los males de la humanidad siempre la encontrarás en los libros... en los amorosos libros... ellos te
hablan, te cuentan historias, te sacan de dudas...
-Y la tecnología...?
-Es un simple derivado...
pero la base son, y serán siempre, los libros... no recuerdas que la misma Biblia es un conjunto de libros?
-Cierto...
-Pues por ahí mismo
debe de estar la respuesta a nuestras angustias, amiga mía...
El personal que servía
de asistente en la Sala de Juntas tenía una preparación media. La mayoría egresados de carreras administrativas. Sin embargo,
todos ellos había recibido una serie de cursos especiales de seguridad militar. Eran en realidad guaruras disfrazados de ayudantes.
Eso al menos arrojaban sus curriculums. Faltaba ver las cualidades de los auxiliares de Luz María, pero Ricardo temía que
no fueran más allá de lo mismo; al fin y al cabo formaban parte de la oficina de Investigaciones Especiales.
Luz María le llamó
para avisarle que le esperaban en el comedor. Se echó al hombro una pequeña mochila que cargaba eternamente, limpió sus anteojos,
y subió.
A Martha la conocía
de hace tiempo también; había sido una de sus compañeras en las aulas de la Universidad de Oxford, en donde ambos impartían
la cátedra de Teología e Historia Sagrada. Sin embargo, ella era una académica, no investigadora. Habría que ver hasta dónde
le servirían sus conocimientos de los que, punto aparte, no dudaba un segundo.
Antonio, por su parte,
era un avezado político que si bien había formado parte del viejo sistema en sus épocas agonizantes, sus conocimientos y diplomacia
le permitieron subsistir en el nuevo orden internacional y ahora daba clases de organización política en varias universidades.
Esa mezcla de conocimientos sobre viejo y nuevo sistemas era la que quería aprovechar Ricardo.
-Vaya, vaya... si son
mis viejos amigos los que me honran con su presencia, exclamó alegre el Maestro saludando a los recién llegados.
-Mi estimado maestro,
contestó Martha abriendo los brazos para estrecharlo.
-Y tú? mi querido grillo?
Qué dice tu vida? preguntó Ricardo dirigiéndose a Antonio.
-Lo de siempre Maestro,
que la grilla es similar nueva que ajada... contestó abrazándole igualmente.
-Ya ordenaron?
-No Maestro, le esperábamos...
señaló Luz María.
-Pues espero que la
comida sea suculenta... tengo hambre!
-Y a qué se debe la
necesidad de nuestra presencia? cuestionó Martha.
-Huyyy mi’jita!
mejor comemos primero, porque si les digo ahora de seguro hasta pierden el apetito.
-Tanto así Maestro?
preguntó extrañado Antonio.
-Y más mi querido amigo....
y más...
La comida transcurrió
entre recuerdos y relatos que festejaban la añeja amistad. Luz María les veía con respeto. Los tres significaban una época
inolvidable para la humanidad. Habían sido parte de la transición. Ninguno de ellos era menor de los doscientos años. En los
postres, dejando a un lado los recuerdos, Ricardo preguntó a Luz María a qué horas se había programado le reunión.
-A las ocho de la mañana
Maestro.
-Bueno... pasemos entonces
a mi oficina a tomar el cafecito con el que cerraremos la tarde.
Una hora más transcurrió
entre la llegada a la oficina, la reanudación de la charla cordial y evocadora, y la despedida.
-Señores, creo que
es hora de irnos a descansar, señaló Ricardo, mañana... y los años que vienen... serán muy ajetreados, así es que...
-Oiga Maestro, intervino
Martha, y ya nos puede decir el motivo de su llamado?
-Qué no prefieren descansar
primero? preguntó a su vez el Maestro.
-Francamente no...
indicó Antonio contra su natural reserva.
-Bien... pues para
que puedan tener una tarde de reposo, sólo quiero decirles que estamos aquí para trabajar unidos... formamos parte de una
operación a la que se ha denominado Operación Cruz Rota. Nuestra misión es averiguar quién mató a Jesús de Nazaret...
El asombro de ambos
se dibujó en el rostro. Martha fue la primera en articular palabra.
-Quién mató a Jesús
de Nazaret?... vamos Maestro... está usted bromeando?
-No... jamás en mi
vida he hablado con mayor seriedad...
-Pero todos sabemos
lo que pasó....! insistió Martha.
-Pues parece que las
cosas no fueron como las conocemos hasta ahora... así es que es preciso saber la realidad...
-Vaya... esa es una
novedad asombrosa! Un verdadero reto! exclamó la mujer.
-Y eso qué tiene que
ver conmigo? preguntó Antonio.
-Mucho querido amigo...
porque se descubrió también que la muerte de Cristo está de alguna manera relacionada con el Apocalipsis... y necesito de
tus virtudes analíticas.
-Qué?!!! exclamaron
ambos.
-Así es...
-Entonces...? Cual
es nuestra misión realmente? cuestionó Antonio.
-Muy simple... debemos dilucidar estos dos pequeños problemas... para evitar que desaparezca la humanidad
en cualquier momento! Buenas tardes... que descansen! dijo con sorna el estudioso retirándose sin decir más.
Cerca de las seis de
la mañana, Ricardo recibió una llamada de Atilano.
-Mi querido Maestro..
cómo está Usted?
-Apurado Atilano, tengo
mi primera reunión con el personal de la OCR esta mañana... en qué puedo servirte?
-Sólo quería saber
de sus adelantos...
-Es muy pronto... pero
la respuesta la tendrás el día que señalamos... no comas ansias...
-Mi preocupación es
grande, señaló apenado el Presidente del Consejo.
-Mira... por qué no
ves las cosas de este modo: si el mundo se ha de acabar... pues ni modo... si trabajamos con el peso de la preocupación rendimos
menos... y lo que más necesitamos ahora es una mente lúcida...
-Bien dicen que Usted
no ve problema grande...
-Es que los problemas
los hacemos grandes nosotros mismos... ya conoces mi teoría...
-Sea pues Maestro...
ya no le quito su tiempo... podríamos desayunar mañana?
-Si no tocamos el tema
del fin del mundo...
-Así se hará mi querido
Maestro... nos vemos mañana a las ocho en el comedor del Consejo.
Ricardo había ordenado
que se dispusiera una gran mesa en el centro de la biblioteca que con sus libros habían creado para él. Alrededor de ésta,
se ubicaban pantallas de exhibición y, justo tras la cabecera, un panel de control.
Al entrar, todo el
personal ya estaba presente. Mientras caminaba hacia su lugar, Ricardo fue observando a todos y cada uno de los presentes.
-Señores, buenos días...
supongo que ya Luz María les habrá informado de qué se trata este equipo que hemos formado y cuáles son sus fines... antes
de iniciar, me gustaría señalar que no estamos jugando carreras contra nadie... no sabemos a ciencia cierta el tiempo que
tenemos para completar nuestra misión, pero tomaremos el plazo más extendido, que es el de cincuenta años. Así es que hemos
de trabajar sin premuras o alarmismo. Calma es el arma que hemos de utilizar como base... entendido?
Todos asintieron con
la cabeza. El silencio con que se le escuchaba era dramático.
-Me gusta trabajar
a la antigüita... así es que empezaremos por presentarnos todos... empecemos por ti... dijo señalando al que estaba sentado
al otro extremo de la mesa.
Tras las presentaciones,
Ricardo dispuso que el personal que conformaba el cuerpo de asistentes del Consejo se encargara de la seguridad del recinto.
-A partir de este momento,
dijo con voz grave para acentuar su autoridad, nadie, fuera de nosotros los presentes, nadie repito, podrá entrar en estas
instalaciones... ni siquiera el Presidente del Consejo, mucho menos sus miembros.
La cara de estupor
de todos exigía una explicación que, lógicamente, Ricardo no dio.
-Por otra parte, lo
que aquí se hable o haga deberá considerarse de secreto máximo y su divulgación, casual o premeditada, será considerada como
alta traición. Estamos?
Nuevamente la cara
de todos, incluyendo la de Luz María, Martha y Antonio, manifestó asombro.
-Tengo autoridad plena
para hacer lo que considere conveniente, otorgada por el Consejo, y pienso hacer uso de ella. Los fines lo ameritan. Por ende,
desde este momento también ustedes tienen un solo Jefe... y ese soy yo. Queda entendido?
Las cabezas volvieron
a asentir. Pero las miradas de unos a otros subsistieron.
El Maestro ordenó que
se capacitara a los ayudantes de Luz María en el uso de los monitores y programas, pues ellos formarían el cuerpo de operaciones.
Les dio tan sólo dos semanas para que estuviesen capacitados.
-Quiero que escojas
a cuatro de ellos, a los más capaces y responsables, para que hagan cargo del panel de control de seguimiento de viaje, dijo
a Luz María.
-Ya están preparados
Maestro... serán los mismos que controlaron los viajes de investigación de nuestro personal.
-Quien está al mando?
-El Coronel Alexclar...
-Bien, así será igualmente
en adelante. Cuál es la función normal del Capitán Luciga?
-Es mi asistente personal...
dijo con cierta timidez la Jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales.
-Pues te lo voy a quitar...
él se hará cargo del mando en la seguridad...
-Correcto Maestro.
-Voy a pedirles que
se retire el personal para que empiecen de inmediato sus labores y capacitación... quédense ustedes por favor...
Tras la salida del
personal, Ricardo pidió a Luz María que se levantara un cubículo lo suficientemente amplio para dar cabida al grupo responsable
de OCR.
-Transparente, dijo
el historiador, a prueba de ruidos, y que pueda obscurecer sus paneles cuando lo necesitemos. Quiero una revisión diaria para
detectar micrófonos o cámaras no autorizados. Por hoy no hablaremos más. Todo comentario, información, descubrimiento u observación
respecto a lo que investigamos, no podrán hacerlo en cualquier parte. Deberá ser exclusivamente dentro de ese cubículo. Sólo
saldrán de él las órdenes giradas al personal. Deberá tener un control maestro para poder contactar con los viajeros cuando
sea necesaria la privacidad...
-Maestro, el personal
deberá ser confinado en las instalaciones?
-No es necesario...
precisamente por eso estoy pensando en un sistema de alta privacidad; sin embargo, deben advertirles que podrían ser confinados
en un momento dado, para lo que se deberá contemplar el que pudiesen venir con sus familias.
-Y... las preguntas?
observó Antonio.
-La única respuesta
será: “es necesario... es una orden”. En qué tiempo podemos contar con ese módulo? preguntó a Luz María.
-En una semana a lo
máximo.
-Que sean tres días...
mientras tanto, que le den una revisada profunda a mis aposentos.... ahí tendremos nuestras primeras pláticas. Espero que
lo puedan hacer mientras desayunamos...
-En seguida lo ordeno,
afirmó el Capitán Luciga.
-Te vas a perder el
desayuno, pero quiero que lo supervises personalmente... por favor.
Era la primera vez
que el Maestro decía por favor, lo que no pasó desapercibido para el Coronel Alexclar.
Al terminar el desayuno,
Ricardo le pidió a Luz María que invitara a los viajeros a sus aposentos, y se encaminó con los demás hacia ellos. A la entrada
ya estaba colocada una guardia y les esperaba el Capitán Luciga.
-Pasen... están en
su casa... invitó el Maestro en forma cordial, contrastando con la severidad con que había actuado minutos antes.
Luz María llegó con
los viajeros Andrés, Yolanda y Lourdes, que formaron el equipo de investigación.
-Bien... hagamos un
recuento de los presentes para refrescar un poco mi memoria... Antonio y Martha, mis asesores; Luz María, Jefe de la OIE;
Coronel Alexclar, Jefe de Control de Operaciones de Viaje; Capitán Luciga, responsable de la seguridad de OCR; Yolanda, Lourdes
y Andrés, Agentes especiales de la Oficina de Investigaciones Especiales y viajeros. Estoy en lo correcto?
-En la totalidad...
dijo Luz María.
-Quién de ustedes fue
el que encontró la conexión?
-Fue Andrés en uno
de sus viajes, indicó el coronel Alexclar.
-Sólo él? preguntó
extrañado Ricardo.
-Bueno, en realidad
no, contestó Andrés. La verdad es que yo encontré algunos datos que nos llevaron a deducir esto.
-En la reunión del
Consejo sólo se dieron a conocer las conclusiones, pero yo quiero saber los detalles... soy muy curioso... señaló el Maestro.
-Investigaba las actividades
de Barrabás, señalado por las autoridades romanas como líder de la guerrilla judía y causante de muchos asesinatos, informó
Andrés, cuando me llamó la atención un comentario de Prócula, la esposa de Poncio Pilato. Dijo que lo que se había hecho con
Jesús era un asesinato... que no merecía morir. Si bien yo no conocía mucho de la historia sagrada, fuera de los indicativos
que llevaba sobre Barrabás, me sorprendió que no tuviésemos registrado el asesinato de Cristo en nuestras bases de datos,
por lo que solicité información a la base; me contestaron que no era considerado un asesinato, sino una inmolación con voluntad
plena y conocimiento previo. Visité a Prócula y...
-Un momento... visitaste
a Prócula? No causabas una paradoja al presentarte ante ella?
-No Maestro, informó
Luz María. Desde hace algunos años descubrimos que la forma de evitar las paradojas era que nuestro viajeros adoptaran la
personalidad de alguno de los personajes relacionados con el sujeto que estaba siendo investigado.
-Y no hubo algún tipo
de cambio en la historia?
-Ninguno... la solución
fue perfecta...
-Bien... perdón por
la interrupción... continúa Andrés...
-Quise conocer a fondo
los conceptos que expresaba Prócula. Otra de las cosas que me despertó la curiosidad es que habló de que si bien parecía que
con la muerte de Jesús se cumplía la profecía judía, el hecho podría desatar el cumplimiento de otra profecía más grave aún...
el fin del mundo...
-El Apocalipsis...
dijo mañosamente Ricardo.
-No señor... ella no
lo mencionó así... dijo textualmente el fin de la humanidad...
-Así es que nos pusimos
a investigar no sólo las profecías que al respecto existen en el Apocalipsis, sino todas aquellas que se han manifestado a
lo largo de la historia, incluyendo a Nostradamus y otros famosos videntes... completó el Coronel Alexclar.
-Pero... un momento...
cuando vivía Prócula ya había alguna profecía respecto al fin del mundo? preguntó Ricardo a Martha.
-No lo recuerdo exactamente,
pero lo podemos investigar...
-Habría que saber a
qué profecía se refería Prócula, señaló el Maestro. Puedes regresar a ese momento? preguntó a Andrés.
-Sin duda Maestro...
-Bien... pero ustedes
hablaron de una conexión... en dónde está esa conexión...?
-Investigando el Apocalipsis
encontramos primero que en el Cap. 5.12 dice a la letra: Digno es el Cordero que ha sido sacrificado, -refiriéndose a Cristo
obviamente- de recibir el poder, y el honor, y la gloria, y la bendición, lo
que significa que en ese momento Dios le otorga todo el poder sobre sus obras, y por ende de la humanidad. Poco antes, en
5.9 dice: Digno eres Señor, de recibir el libro, y de abrir sus sellos; porque tú has sido entregado a la muerte... Ahora
bien, más adelante encontramos que, ya abiertos los primeros sellos e iniciada la destrucción y la matanza, en 6.16 y 17 dice
refiriéndose a los hombres: Y decían a los montes y peñascos: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquel Señor
que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero. Porque llegado es el día grande de la cólera de ambos y ¿quién podrá
soportarla?.
-De lo que dedujeron
que el fin del mundo es la venganza, la cólera desatada contra los hombres por haber dado muerte al Cordero, es decir, a Cristo...
no es así?
-Sobre todo porque
más adelante dice en 11.15: El reino de este mundo ha venido a ser reino de nuestro Señor y de su Cristo, y destruido ya el
pecado reinará por los siglos de los siglos: amén; y en el 11.17 afirma: porque hiciste alarde de tu gran poderío, y has entrado
en posesión de tu reino. E incluso, en el 11.18 señala: las naciones montaron en cólera, mas sobrevino tu ira, y el tiempo
de ser juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas.
-Sin embargo, indicó
Martha, el Apocalipsis no habla de la destrucción total; señala que aquellos que han seguido al Señor, o los que se arrepintieren
a tiempo, se salvarán al amparo del propio Cordero.
-Mira, señaló Ricardo,
a decir verdad yo no había puesto mucha atención al Apocalipsis, pero sí hay una conexión entre la muerte de Cristo y el fin
del mundo. Al menos eso se ve a priori.
-Cree Usted que nos
alarmamos sin motivo? preguntó temerosa Luz María.
-No... de ninguna manera...
todo debe tomarse en cuenta... pero supongo que debemos ser más objetivos. De todas formas, hay que preparar un informe para
el Consejo y quiero saber todo, al detalle, por minúsculo que sea... por cierto... qué hay de las profecías de Nostradamus...?
-Dice que quiere todo
al detalle, señaló Luz María, quiere entonces el informe completo que tenemos sobre Nostradamus...?
-Sí... analizaremos
todo sobre el Apocalipsis de San Juan y las profecías de San Malaquías, creo que son los más importantes.
-Bien Señor. Coronel,
por favor...
-Michel de Notre Dame
nació en diciembre 14 de 1503, en San Remy, Provenza, en Francia. Hijo de una familia de judíos cristianizados, su educación
formal la comenzó en Avignon, donde aprendió filosofía, gramática, retórica, así como un área donde se desarrollaba muy bien:
la literatura clásica. Estudió además historia, medicina, astrología (una ciencia legítima en ese entonces), así como medicina
herbal.
"Nostradamus" es la
versión latina de su nombre; fue conocido inicialmente por su tratamiento teórico y práctico de la plaga bubónica, la llamada
"muerte negra" que se vivió en Francia en el siglo XVI. Su cura consistía básicamente en vitamina C; recomendaba para la cura
también el aire fresco, así como las famosas píldoras "rosas" que contenían pétalos de rosa. Su éxito para combatir esta peste
fue notable; se calcula que alrededor de un cuarto de la población europea de ese tiempo murió por esta enfermedad.
En 1537 la plaga invadió
Agen, donde él vivía con su esposa y sus dos hijos. Desafortunadamente fue incapaz de salvar de la muerte a su familia. Ante
esta situación, comenzó a dudar de sus habilidades y comenzó a viajar por Europa durante los siguientes seis años; sin embargo,
comenzó a tomar conciencia de su poder profético, ya que había estado previniendo la peste en Aix, la capital de Provenza
en Francia, y durante nueve meses salvó a mucha gente de padecer la enfermedad. En agradecimiento, la población le otorgó
una pensión vitalicia.
Diez años después de
la muerte de sus hijos y su esposa, Nostradamus se instaló en Salon y se volvió a casar, procreando esta vez a seis hijos
más. A partir de entonces, gran parte de su vida la dedicó a sus investigaciones herbolarias en un pequeño estudio que había
instalado en su casa; en él contaba con el astrolabio, espejos, oráculos y en general herramientas utilizadas en el área de
la astrología y la herbolaria. Para entonces, Nostradamus se cuestionaba si sus descubrimientos debían ser de dominio público.
Hacia 1550 publicó
su primer almanaque de profecías, basado en poemas llamados Cuartetos... Quatrians, como se conocen mundialmente. Cada uno
de éstos daba una profecía para el próximo año. Su éxito fue de nuevo notable, por lo que prosiguió con esta labor, llegando
a producir un almanaque cada año por el resto de su vida.
Su trabajo más conocido
fue The centuries... Las centurias, comenzado en 1554. Así, en 1555 publicó en Lyon la parte que comprende a los siglos I
al IV. El mismo año continuó con la publicación de los siglos IV al VII. En 1558 fueron impresos los correspondientes a los
últimos tres siglos, pero Nostradamus decidió no distribuirlos tan ampliamente como los anteriores.
Al igual que en su
tiempo, los Cuartetos de Nostradamus han recibido mundialmente diversas interpretaciones y respuestas. Requieren, además,
que el intérprete conozca sobre muchos temas y lenguas, ya que son una combinación de francés, griego, latín e italiano. A
través de los siglos, muchos han sido los que han tratado de darle una interpretación clara y concisa a estas predicciones,
ya que Nostradamus es considerado uno de los grandes profetas de la humanidad.
Calificado por muchos
como un demonio maligno, Nostradamus sigue siendo un enigma para muchos filósofos, ya que ninguna otra persona ha logrado
dar una interpretación final a alguna de sus profecías. Sorprende además que haya sido capaz de alertar sobre su muerte, ya
que la noche del 1 de julio de 1566 le respondió las buenas noches a su asistente con un "no me encontrarás vivo al amanecer".
En su último almanaque escribió acerca de ella. De esta forma, el 2 de julio fue encontrado muerto en el piso de su cuarto.
Murió a los 62 años de edad y fue enterrado en Salon en 1566, tal como fue su deseo.
Para los intérpretes
de Las centurias o profecías de Nostradamus, publicadas en 1555, la coincidencia con la realidad son predicciones cumplidas.
Estas son algunas de las cuartetas (se conservan 965) que hablan de la certeza de sus visiones.
—El nacimiento
de Napoleón Bonaparte. Centuria I, 60: "Un emperador nacerá cerca de Italia / que será vendido muy caro al Imperio./ Dirán
con qué gente se alía / que les parecerá menos príncipe que carnicero".
Napoleón nació cerca
de Italia, en Córcega, el día después que esta isla fuera anexada a Francia. El senado francés lo declaró Emperador de Francia.
Sus batallas fueron las más crueles; por esa razón el apodo de carnicero.
—La caída del
avión en los Andes. Centuria II, 75: "La voz oída del insólito pájaro/ sobre el cañón del respiral suelo./ Tan alto se elevará
del grano la tarifa/ que el hombre del hombre será antropófago".
El 13 de octubre de
1972, un avión con 40 jugadores de rugby se estrelló en la cordillera de Los Andes; los sobrevivientes se alimentaron con
cuerpos de sus compañeros muertos.
—Nacimiento de
Adolfo Hitler. Centuria III, 35: "De lo más profundo del Occidente de Europa/ de gente pobre un joven niño nacerá/ que por
su lengua seducirá a las masas./ Su fama al reino de Oriente más crecerá".
Hitler nació en una
familia pobre. Muchísimas personas lo siguieron y creyeron sus ideas.
—Asesinato de
John F. Kennedy. Centuria I, 26: "La obra antigua llegará su fin./ Desde el techo caerá sobre el grande una mala ruina./ A
un inocente de muerte se le acusará./ Culpable escondido, setos bajo las brumas".
"La obra antigua llegara
a su fin" significa que el plan de asesinar al presidente Kennedy se cumplirá. Lee Harvey Oswald, acusado del acto, se encontraba
en el quinto piso de una librería desde donde se supone que disparó a Kennedy.
—¿Fin del mundo
en julio o agosto de 1999?. Centuria X: "El año 1999, siete meses,/ del cielo vendrá un gran rey de terror./ Resucitar el
gran Rey de Angolmois./ Antes después de Marte reinar por dicha".
Algunos interpretaron
esta centuria como el esperado fin del mundo, que sería en julio (siete meses). Otra versión señala que hubiese podido ser
en agosto, dado que la contabilidad del tiempo era distinta a la actual.
-Pero ya vimos que
no se acabó el mundo... o le falló el cálculo a sus intérpretes... sentenció Ricardo.
-Otro que parece falló
fue San Malaquías, agregó Martha, pues conforme a las interpretaciones Juan Pablo II, que reinara a finales del segundo milenio
y principios de éste, sería el penúltimo Papa... pero tampoco fue así...
-Quiere decir entonces
que las profecías no tienen razón de ser... señaló Antonio.
-O no fueron interpretadas
correctamente... indicó el Maestro. Por lo que veo, tendremos que hacer lo posible por interpretar nosotros las profecías...
principalmente las del Apocalipsis. Señores... qué tan problemático es viajar en el tiempo?
-Qué quiere decir con
eso Maestro? preguntó extrañada Luz María.
-Un hombre como yo
resistiría los viajes?
-Quiere Usted preguntar
concretamente si puede viajar...?
-Así es... además de
Martha y Antonio...
-Sería cuestión de
un chequeo de rutina... pero no creo que haya problema...
-Bien... Antonio, Martha,
Andrés y yo viajaremos; tú, Luz María, junto con Yolanda y Lourdes se dedicarán a la interpretación de las profecías... al
regreso de cada viaje intercambiaremos información y veremos qué resulta....
-Para cuándo quiere
programar el primer viaje y a dónde? preguntó el coronel Alexclar.
-Para el día siguiente
de la reunión con el Consejo y a Judea... tres días antes de la aprehensión de Jesús.
-Una pregunta más...
podemos trasladarnos a otro momento del tiempo desde donde estemos? indagó el historiador.
-Bueno... hasta ahora
los viajes han sido de ida y vuelta... pero podemos realizar algunas pruebas y saber con certeza si se puede en un par de
días...
-Checa también si es
posible que el viajero realice la operación sin necesidad de hacerlo desde el panel de control...
-Francamente en este
momento no, aclaró el coronel Alexclar, pero si disponemos de unos quince días podríamos proyectar un control portátil sincronizado
con el control maestro.
-Lo necesitamos...
mañana les explicaré cual es mi plan inicial... nos reuniremos aquí sobre las once, pues estoy invitado a desayunar con el
Señor Presidente del Consejo... ahhh Luz María, nos puedes programar el chequeo médico por la tarde?
-Sí Maestro...
La sonrisa de Atilano
demostraba más preocupación que alegría. Su afecto por el Maestro no se había desvanecido como le habían platicado a este
último tras el rechazo al puesto que le ofreciera el nuevo mandatario, por el contrario, se había sentido desilusionado pero
una vocecita interior le hacía reconocerle por esa rectitud.
-Buenos días mi estimado
Maestro...
-Buenas mi querido
Atilano... cómo van las cosas?
-Ya sabrá... con lo
que supimos....
-Ehhhh nada del fin
del mundo.... recuerdas?
-Sea... entonces no
tengo nada que contarle...
-Huyy mi amigo...!
Tanto tienes que contarme... como por ejemplo, qué planes tienes para el futuro...?
-Teníamos contemplada
la colonización de Marte pero...
Al escuchar el nombre
del planeta rojo, algo zumbó en la cabeza de Ricardo... lo había escuchado no hace mucho... pero... por qué y en dónde? De
pronto lo recordó; en las profecías de Nostradamus!
-A ver, dijo disimulando
su ansiedad, cuéntame cómo está eso?
-Bueno... como Usted
sabe Marte fue alcanzado sobre el 2300, poco antes de la debacle. Desde entonces, y por lo mismo, se abandonó el proyecto
de colonizarlo. Ahora queríamos empezar a hacerlo, pero con esto...
-Puedo pedirte un favor
muy especial sin que preguntes porqué?
-Ya le dije que lo
que Usted pida y ordene Maestro...
-Puedes dejar a un
lado el proyecto? digo... quizá retrasarlo un poco más...?
-Por qué y hasta cuándo?
-Te dije que no preguntaras
porqué... y hasta que rinda mi primer informe. Ahí te diré si puedes o no continuar con el proyecto.
-No me deja otro camino...
pero sí una gran curiosidad. Por cierto, me reportaron que nadie puede entrar a los salones de la OCR... ni yo! Eso sí puedo
saber porqué? cuestionó un poco resentido.
-Por una sencilla razón
mi querido Atilano: no quiero que la preocupación te distraiga de tus deberes como Presidente del Consejo. Te prometo que
si encontramos algo realmente grave, tú serás el primero en saberlo... pero mientras tanto... te pido, te ruego, te suplico
que sigas trabajando como si nada... entiendes?
-No mucho...
-Mira, la labor de
investigación que vamos a realizar es sumamente compleja. Nos vamos a encontrar con infinidad de situaciones que pudiesen
parecer alarmantes para la vida actual del planeta, pero que quizá no pasen de meras falsas alarmas. Jugar con la historia
sagrada no es fácil. Ya de por sí jugar con la historia misma no es sencillo. Si se te enterara de cada detalle, te juro que
no podrías dormir... y necesitamos a un Atilano fuerte, lúcido, capaz, como has sido hasta ahora... para que en su momento
tenga la cabeza despejada para actuar conforme se necesite... me llamaste porque confías en mi... eso quiero que hagas...
confía en mi... ya bastante tengo con preocuparme por el futuro de la humanidad como para que también me tenga que preocupar
por ti... terminó diciendo en tono jocoso.
-Sabe que tiene mi
confianza plena Maestro... pero no me tenga en ascuas... infórmeme al menos sobre sus adelantos y procesos...
-Eso sí... por lo pronto
esta tarde nos harán a Martha, Antonio y a mi, una revisión médica a fin de saber si podemos viajar. Los cuatro hemos de formar
el equipo de investigación directa. Quiero hacerlo personalmente para no dejar escapar un solo detalle. Ordené también extremar
las medidas de seguridad...
-Eso quería preguntarle...
a qué se debe?
-Muy sencillo... y
sin que te alarmes... pero si en realidad estamos hablando del fin del mundo, del cumplimiento de las profecías... también
estamos hablando del anticristo... de las fuerzas del mal desatadas...
-Dios!... exclamó alarmado
el Presidente del Consejo.
-Bueno, pero ya rompimos
las reglas... dijimos que no hablaríamos del fin del mundo, y que no te daría pormenores para no alarmarte... el caso es que
ya lo hice... pero te ruego nuevamente que hagas uso de la mayor ecuanimidad ante los demás... incluyendo al Consejo mismo.
Por lo mismo, te suplico que no hagas uso de la línea directa conmigo, a menos que se presentase alguna situación que denote
relación con lo que esperamos. Yo seré el que te llame cada vez que lo crea necesario. Así es que... buen provecho y hasta
pronto...
Los exámenes médicos
fueron mucho más rápidos de lo que esperaba Ricardo. Los adelantos en la medicina permitían conocer en unos cuantos segundos
los resultados. Sin embargo, el médico pidió hablar con él en privado.
-Maestro, no sé si
se acuerde de mí... asistí a un seminario en Oxford hace algunos años. Desde entonces le tengo una gran admiración y respeto.
Por eso me permito preguntar sin rodeos: le habían hecho algún examen médico hace poco?
-No... por qué? hay
algo malo...?
-No precisamente, pero
su corazón está débil... no debe sufrir alteraciones emocionales fuertes. Ni buenas, ni malas. Entendido?
Ricardo sabía que,
si bien el médico no estaba enterado del porqué era ese examen que él consideraba de rutina, si Luz María se enteraba de ese
problema podría evitarle viajar, y a él le interesaba mucho poder hacerlo libremente.
-Es muy grave la cosa?
-No... puede serlo
si no observa mis instrucciones.
-Puedo pedirle un favor
muy especial? dijo al galeno.
-El que sea Maestro.
-Puede quedar esto
entre nosotros? Es que... sabe? me piensan dar un pequeño cargo, y me gustaría pasar mis últimos años entretenido en algo...
-Me promete que va
a cuidarse?
-Huyyyy no le pida
peras al olmo mi médico... haré lo posible, pero ya sabe como somos los viejos... desobedientes hasta decir basta... vamos...
puede ayudarme?
-Con una condición...
-Lo que ordene doctor...
-Que me venga a ver
cada mes para checarlo... entendido?
-Bueno, haré lo posible...
aunque no sea precisamente cada mes pues mi cargo me obliga a viajar... pero regresando de viaje le visito...ok?
-Está bien... será
nuestro secreto...
-Gracias, realmente
gracias, dijo entusiasmado Ricardo.
Al salir del Sanatorio
Universal, el historiador cavilaba sobre los problemas de su corazón. La ciencia había logrado maravillas, pero una de las
cosas que se habían negado a la humanidad era la substitución de órganos. A principio del tercer milenio la medicina parecía
haber logrado, con los transplantes, preservar la vida de los seres humanos, sin embargo, el rechazo de los cuerpos a los
órganos trasplantados fue en aumento hasta que de plano se tuvo que abandonar la práctica. Muchos cifraron sus esperanzas
en la clonación, que también avanzaba a pasos agigantados, pero la presión de la iglesia y los moderados frenó totalmente
su uso en seres humanos.
Mas había otros placebos.
Una enfermedad del corazón ya no era de gran riesgo. Detectada, se podía controlar por muchos años sin efectos colaterales.
El esperaba que así fuera en su caso. Contempló el frasco de medicamento que le había entregado el médico, y suspiró.
El resto de la semana,
el equipo de la OCR se dedicó a preparar la presentación ante el Consejo. En verdad aún no había mucho que decir, pero tampoco
se podía negar que la información tenía bases que motivaban una investigación más profunda. La existencia de la OCR estaba
más que justificada.
El Coronel Alexclar
le tenía buenas noticias a Ricardo. Sí podían programar un nuevo viaje desde donde estuvieran, y no sólo eso, Yolanda y Lourdes
pudieron fabricar un pequeño control maestro con el que los viajeros tendrían la capacidad de trasladarse a su antojo en el
tiempo.
-Su manejo es muy sencillo,
anunció orgullosa Yolanda. Pero como medida de seguridad sólo responde a una clave, así es que uno de ustedes -supongo que
Usted Maestro- será el que tenga el mando sobre su manejo.
-Y no le puedes insertar
una clave personal para cada uno? Eso ampliaría las medidas de seguridad...
-Si nos da un poco
más de tiempo...
-Sabes que lo tienen...
mientras tanto creo que podemos usar este. Puedo probarlo?
-Como le dije, su manejo
es simple; sólo coloca la fecha en el tablero, las coordenadas del lugar, y oprime enter. Quiero hacerle una observación:
el tiempo de viaje aún es paralelo al tiempo real.
-Qué quieres decir
con eso?
-Que si usted viaja
una semana a cualquier época, regresará una semana después de su salida.
-Y si salgo el 5 de
marzo del 2950, viajo, y para regresar programo el 5 de marzo del 2950? es decir, el mismo día en que salí?
-No puede... por alguna
razón hay un bloque de un año que no puede penetrar el sistema. En otras palabras, usted no puede programar ni un viaje ni
su regreso dentro del rango de un año atrás contado a partir de la fecha de su salida.
-Y al futuro?
-Tampoco... no lo hemos
podido lograr...
-De ser así no estaríamos
en estas... contestó un poco amargada Luz María.
-Bien... de todas maneras
creo que con eso es suficiente. Una última pregunta: puedo ir a determinada fecha, viajar a otra y luego regresar a la primera
sin problemas?
-Claro... eso sí puede
hacerlo...
-Ahora... ustedes dijeron
que para evitar paradojas los viajeros adoptaban la personalidad de un personaje relacionado con el sujeto de investigación...
cómo se hace?
-Es relativamente fácil
Maestro, señaló Lourdes. Al llegar a una época, podrá notar que no tiene un cuerpo físico. Es como si llegara sólo su alma.
Una vez ahí, usted podrá escoger entre los que viven en esa época y entrar en su cuerpo....
-Entrar?
-Le parece que hagan
un pequeño viaje de prueba con Yolanda y Lourdes de acompañantes? preguntó Luz María.
-Mejor que mejor! contestó
entusiasmado el Maestro.
-Vayan a preparar todo
por favor, indicó la Jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales.
Media hora después,
el grupo se acomodaba en una pequeña plataforma al centro del Control de Viajes. Yolanda y Lourdes solicitaron permiso para
usar el TMC -siglas de su nombre en inglés: Time Mini Control- para probarlo.
Ricardo siguió atento
las instrucciones de Lourdes.
-Vamos a probar con
una fecha cualquiera. No intente buscar un evento hasta no saber usarlo correctamente. Por esta vez, aprenderán a meterse
en un cuerpo, pero no realizarán acción alguna. Sólo probarán entrar y salir.... y luego regresar. Está bien?
-Correcto. Vámonos!
contestó Ricardo con un entusiasmo rayando en lo infantil.
-Ponemos 13 de noviembre
del 2900 usando el pequeño teclado... listos?... y damos enter!
El viaje fue como un
parpadeo. Ricardo se desilusionó un poco. Pensó que iba a caer en un túnel... sentirse volar por el aire... en fin... muchas
otras cosas... pero no, simplemente ya estaban en la fecha señalada. A los nuevos viajeros les sorprendió un poco el sentirse
etéreos. Se veían unos a los otros con asombro, pero nadie dijo nada.
Estaban en un gran
salón en donde se realizaba una especie de asamblea. Notaron al fondo una mesa en la que estaban reunidos los principales.
Ellos se encontraban atrás de la multitud que abarrotaba el recinto.
-No oigo nada, dijo
Ricardo a Yolanda.
-Sólo podemos oírnos
entre nosotros... a los demás los podrá escuchar, y hablarles, hasta que tenga un cuerpo... venga... escoja a alguno de los
presentes...
-A ese... se ve joven
y fuerte...
-Bien... ahora deslícese
dentro de él...
Ricardo se acercó al
sujeto y se metió en él. De pronto, el joven volteó y sonrió haciendo una seña de triunfo.
-Ahora ustedes... dijo
Yolanda a los demás.
Cada uno escogió a
su personaje y entró en él. Los resultados fueron satisfactorios.
-Ahora, señaló Lourdes,
vamos a salir...
-No... un momento por
favor... déjame escuchar un poco, rogó el Maestro.
Lourdes no contestó,
sólo cruzó los brazos y esperó con una leve sonrisa en los labios.
Al escucha las primeras
palabras Ricardo abrió los ojos con sorpresa. Era la voz de Atilano que arengaba a los presentes a unir esfuerzos en beneficio
de la humanidad.
Lourdes se agachó sobre
el hombro del Maestro y dijo suavemente:
-Este ha sido uno de
los momentos más grandes de la nueva era. La unidad de la guerrilla. De aquí se desprende el presente Maestro.
Ricardo la vio con
agradecimiento, y volvió a poner atención a lo que sucedía.
Pasado un buen rato, Lourdes tocó el hombro de Ricardo.
-Nos vamos?
-Espera... espera...
quiero ver su toma de posesión...
-Todavía pasaran algunos
meses Maestro... en otra ocasión podrá verla... vamos...
De la misma forma en
que habían entrado a los cuerpos de sus anfitriones involuntarios, les abandonaron suavemente.
-Ahora usted Maestro...
ponga la fecha actual... y dele enter...
El regreso fue igual
de instantáneo.
-Cómo les fue? preguntó
Luz María.
-De maravilla! contestó
alegre Ricardo. Sólo quisiera que me explicaran cómo es que con un solo control podemos viajar un grupo completo...
-Que bueno que pregunta
eso, dijo el Coronel Alexclar. El área de efecto del control es de tres metros circundantes a su centro. Es decir, que viajará
con el que lo maneja todo ser viviente que se encuentra dentro de un radio de tres metros. Eso, obviamente, debe ser objeto
de mucha atención. No queremos que de regreso nos traiga por ahí a alguien más.... aunque jamás ha sucedido, y si pensamos
en que no hemos podido encontrar la forma de viajar al futuro, es posible que aquel que se encuentra dentro del área, tampoco
pueda viajar al futuro...
-Es decir...
-Que podría morir...
agregó Luz María, quizá desintegrarse...
-Sin embargo, esto
nos obliga a permanecer juntos para poder escapar si las circunstancias lo ameritan, señaló el historiador. No podemos preparar
un TMC para cada uno? Eso nos daría mayor libertad de acción.
-Podemos, dijo segura
de sí misma Yolanda, claro que podemos...
-Y, una pregunta más...
perdonen pero soy un pobre ignorante respecto a todo esto... hay forma de que mantengamos comunicación entre nosotros a pesar
de estar en épocas diferentes?
Luz María vio a Lourdes
interrogante. Esta sonrió y contestó misteriosa:
-Usted tiene algo de
adivino Maestro... Yolanda y yo trabajamos en eso... pero...
-Pero qué...?
-Pues necesitamos un
poco de ayuda...
-De qué tipo?
-Un par de amigos que
saben mucho de técnicas electrónicas y digitales....
-Llámenlos... que se
entrevisten con Luz María para su ingreso a la OCR... necesitamos estar intercomunicados....
La Reunión del Consejo
se inició con cierto nerviosismo. Los representantes continentales habían vivido unos días de angustia indescriptibles. En
cuanto entró Ricardo con su séquito a la Sala de Juntas, el silencio se podía cortar y las miradas le siguieron desde la puerta
hasta su asiento.
En cierta forma divertido,
aún hizo tiempo buscando un papel imaginario en su eterna mochila. Finalmente, tosió un poco y dijo poniéndose de pie:
-Señores... he revisado
a fondo las conclusiones a que la Oficina de Investigaciones Especiales ha llegado y las encuentro realistas...
Un murmullo de desilusión
se escuchó en la Sala. Todos esperaban que dijese lo contrario.
-...pero también puedo
decirles que no tenemos una conclusión rotunda. Así es que, por lo pronto, pueden respirar tranquilos.
-Pero... qué es esto?!
preguntó con cierto escándalo Alf Berry. Tenemos o no tenemos una emergencia? Actúe con seriedad Maestro... lo siento... cómo
dijera...? medio burlón...
-No quise dar esa impresión,
contestó serio Ricardo. Y las cosas las tomo con seriedad... puede estar seguro. Sin embargo, es mi deber hacerme cargo de
la situación... no dejarles a Ustedes la carga... o no es así?
-Continúe Maestro por
favor, indicó Atilano.
-En primer lugar, como
todos deben ya estar enterados, he tomado las riendas totalmente, sin injerencias de ninguna clase, incluyéndolos a Ustedes
y al Presidente del Congreso. Eso me da libertad de acción y a ustedes un poco de calma... ya a Atilano le expliqué el porqué
de todo esto. Espero que lo comenten por separado para no caer en repeticiones estériles.
Ahora, si me permiten,
les expondré cual es el plan a seguir, cuyos resultados les daré a conocer cada seis meses... o antes si algo extraordinario
ocurriera.
La información hasta
ahora encontrada no nos ayuda en nada respecto a las profecías; de tal suerte que iniciaremos la investigación de la muerte
de Jesús de Nazaret paralelamente con la labor de interpretación de estas.
Haremos uso de todos
los recursos que tengamos a la mano, incluyendo adivinos, agoreros y cuanto charlatán se nos atraviese...
-Charlatanes?!!! volvió
a interrumpir Berry. Qué no tenemos personal capacitado?
-Por favor Señor Berry,
dejemos a un lado el burocratismo y el pragmatismo, respondió un poco alterado el Maestro. Cualquier detalle nos puede ayudar.
No quiero decir con esto que nos basaremos en sus comentarios o vaticinios, pero nos pueden dar alguna pista interesante.
Algunos calificados de charlatanes tienen poderes especiales... aunque ustedes no lo crean... ya no se trata de ciencia pura,
sino de espiritualismo, de filosofía... nos enfrentamos a fuerzas desconocidas... al demonio mismo... si las cosas son como
creemos que pueden ser...
Pero ese es mi problema,
dijo suspirando y retomando la calma. A ustedes les pido que se concentren en el futuro. A mí déjenme asegurarles ese futuro.
Por favor.
Era la segunda vez
que Ricardo decía por favor, notó nuevamente el Coronel Alexclar.
-Qué seguridad tenemos
de sus resultados? cuestionó Bruno Meliani.
-Ninguna! Ni yo mismo
sé a lo que me enfrento, ni lo que puede suceder... esa es precisamente mi labor y la de mi equipo... saber qué está pasando...
o qué puede suceder! Lo único que les puedo garantizar es que nosotros mismos queremos vivir tanto como ustedes, y nos interesa
tanto el futuro de la humanidad como a ustedes. Así es que les ruego que den su visto bueno a este trabajo y bajo mis condiciones.
-Yo entiendo su posición,
señaló grave Seng Chui, y si podemos ayudarle, cuente con mi gente.
-Será bienvenida toda
la ayuda posible... pero queremos mantener en secreto todo esto para no causar pánico. Quizá podríamos reunir un grupo de
filósofos y teólogos con el pretexto del estudio de las profecías... sin explicar el motivo, simplemente con fines de estudio...
-Recuerden que el culto
Vudú surge en Africa, recordó Eike Balún... podríamos integrar a algunos de nuestros sacerdotes...
-Repito que toda ayuda
es bienvenida...
-Luz María, a quién propones para coordinar ese grupo de estudio?
-A Edmundo, nuestro
Jefe del laboratorio de Criminalística....
-No... dijo de inmediato
Ricardo... que sea Martha... es su área... y mejor integramos a Edmundo a nuestro equipo viajero...
-Me parece bien, dijo
Bruno Meliani
-Pues en marcha...
que el tiempo es oro... sobre todo ahora... señaló enfático Atilano.
Antes de salir, el
Presidente del Consejo retuvo a Ricardo.
-Cómo ve las cosas?
-Bien... estamos creando
un buen equipo... esperemos que sea de balde...
-De balde?
-No te gustaría que,
al final de cuentas, nada de esto estuviera pasando?
-Claro que me gustaría...
manténgame informado por favor Maestro.
Luz María mostró el
cubículo a Ricardo. Cumplía con todas las especificaciones solicitadas por él. De inmediato se realizó la primera reunión
en su interior.
-A partir de este momento,
este será nuestro centro de acción y comando, dijo el Maestro seriamente. Su inviolabilidad debe ser absoluta. Empecemos por
programar el primer viaje, que comprenderá Domingo de Ramos, lunes y martes santos.
Como no contamos con
controles individuales aún, deberemos viajar en grupo. Sin embargo, cada uno tendrá una misión concreta. Andrés, estarás atento
a los grupos en contra, fariseos, escribas, miembros del sanedrín, etc. Edmundo, con el fin de protegerse mutuamente, estarás
con él para respaldarle en caso necesario. Antonio y yo llegaremos con Jesús y sus apóstoles. Yo intentaré platicar directamente
con ellos, mientras Antonio indaga entre sus seguidores.
Quede entendido que
este es un viaje de prueba para todos nosotros; tanto para sincronizar tiempos de entrada y salida como de labores. No se
preocupen si no pasa nada, si no encuentran indicios de algo, si no tenemos resultado alguno. Vamos más como observadores.
Podremos volver en el momento en que lo consideremos necesario. Le daremos una duración de tres días. Si el tiempo de viaje
es paralelo al presente, no podemos desperdiciar mucho del que nos queda. Por esta única vez, nos acompañará Yolanda en calidad
de supervisora y coordinadora del viaje. Ella nos dirá si actuamos correctamente y si estamos calificados para viajar solos.
De acuerdo?
El asentimiento de
todos fue contundente, aunque se notó cierto nerviosismo entre ellos.
La preparación del
viaje no se llevó mucho tiempo. Un par de horas después estaban listos. Entre tanto, revisaron un viejo mapa de Jerusalén
para memorizarlo y saber cómo moverse.
La llegada fue en la
Puerta Antonia. Una multitud se movía por todas partes. El rebumbio los descontroló. Sin embargo, Yolanda, más ducha en los
viajes, les dijo que debían olvidarse de momento de todos y concentrarse en sus respectivos objetivos.
Ricardo y Antonio partieron
de inmediato hacia la zona exterior de la muralla; Andrés y Edmundo se dirigieron al Templo.
Tres días después,
se reunieron con Yolanda que les esperaba platicando con un centurión. Al verlos, se despidió amablemente. Fuera de la muralla,
Ricardo accionó el TMC.
-Veo caras sorprendidas,
dijo Luz María con cierto contento.
-Vaya que sorprendidas!
exclamó Ricardo emocionado. Jamás me imaginé vivir una experiencia como esta! Como historiador, puedo decirte que es algo
simplemente maravilloso!
-Y tenebroso...! agregó
Edmundo. Si las intrigas en nuestra política han sido rastreras, judíos y romanos nos dejan a un lado!
-Bien señores... vayamos
a descansar y mañana temprano nos reunimos para intercambiar información y experiencias, señaló el Maestro.
El desayuno se realizó
enmedio de una apagada emoción. Los cuatro querían expresar su sentir, y los demás escucharles. Sin embargo, conforme a las
reglas, no podrían hablar sino hasta estar en el cubículo. Así las cosas, todos tomaron sus alimentos con cierta prisa, menos
Ricardo que, ladino como siempre, hacía crecer la desesperación de su gente retardando sus acciones. Finalmente, lanzó la
servilleta sobre la mesa y, sin decir nada, se dirigió seguido por los demás al cubículo. Antes de entrar, se quedó mirando
aquella hermosa pieza de la ingeniería moderna y, simplemente, dijo:
-Lázaro!
-Perdón Maestro?
-Lázaro... llamaremos
a nuestro cubículo Lázaro.
-Y eso? preguntó extrañado
el Capitán Luciga.
-Lázaro fue resucitado
por Jesús... espero que este cubículo sea, junto con la humanidad, resucitado también...
Nadie dijo nada, pero
todos experimentaron un breve escalofrío.
-Bien señores, expresó
Ricardo ya instalado en su sillón. Siguieron ustedes nuestro viaje por el Control Maestro?
-Desgraciadamente eso
no es posible, contestó Luz María. Podemos tener contacto con ustedes, saber dónde se encuentran, pero no podemos tener imágenes
de todo su andar.
-Hummm... eso quiere
decir que la realidad no ha superado la fantasía... dijo el Maestro.
La cara de duda de
los presentes le hizo explicarse mejor.
-En las viejas películas
de aventuras los controladores siempre tenían una pantalla gigante en donde veían lo que sucedía... pero estoy desvariando...
perdón... veamos pues... siento que por la importancia de los eventos, deberé ser el primero en contar lo sucedido.
Adoptamos los cuerpos
de dos de los discípulos de Cristo. Así nos integramos a la multitud que le seguía. Procuré estar lo más cerca posible de
los apóstoles para despejar algunas dudas.
Me pude enterar que
la semana anterior a la Pascua la vivió Jesús en Betania. Habla con Lázaro. Habla con los discípulos. Pero, sobre todo, habla
con el Padre. Son unos días de oración intensa. La clarividencia es total en Jesús. Sabe lo que va a suceder. Ya lo ha anunciado
varias veces con gran detalle. Además, para cualquier mente despierta era claro que se iba a producir una confrontación total
con las cabezas del pueblo. Todo iba a quedar claro en aquellos días. Los discípulos lo ven, pero no lo ven todo, pues desconocen
la profundidad del drama. Desconocen la fuerza del pecado y la violencia del diablo. Ellos no lo saben, pero Jesús sí. En
esos días reafirma su voluntad humana y divina de entrar en la lucha de ese modo tan sorprendente. Va a demostrar que el amor
es más fuerte que la muerte. Va amar a todos a pesar de todas las dificultades. Y eso es el contenido de su oración dolorida
y amorosa, valiente y silenciosa.
El sábado fue un día
de especial oración. Jesús, como el soldado antes de la batalla, vela su espíritu para lo que va a suceder. Su mente ve, su
voluntad quiere, su corazón ama. Siente el rechazo y la resistencia, es tentado más intensamente de lo que fue en el desierto,
pero sigue firme la respuesta generosa de amor al Padre y a los hombres.
El domingo se pone
Jesús en marcha hacia Jerusalén. Camina delante de ellos. Debían ser entre cincuenta y cien personas, contando hombres y mujeres,
los que formaban la peregrinación. El primer kilómetro de subida transcurrió en silencio por parte de Jesús y con una progresiva
animación de todos. Animados, pero vigilantes. Por Lucas, puedo enterarme que no quieren que se dé un ataque por parte de
los enemigos de Jesús. Están dispuestos a defenderle. Jesús calla, pues sabe bien lo que valen esas valentías, y cómo se va
a necesitar mucho más en aquella batalla tan distinta de las que suelen suceder entre los hombres.
Al llegar a la cumbre
de la pequeña pendiente de Betania hacia Jerusalén, que es en donde nos integramos nosotros, ocurre un hecho significativo.
Al llegar a Betfagé, junto al Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: Id a esa aldea que veis
enfrente y encontraréis en seguida un asna atada, con su pollino al lado; desatadlos y traédmelos. Si alguien os dijera algo,
respondedle que el Señor los necesita, y al momento los soltará. Mateo me comentó que esto sucedió para que se cumpliera lo
dicho por medio del Profeta: Decid a la hija de Sión: He aquí que viene a tu Rey con mansedumbre, sentado sobre un asno, sobre
un borrico, hijo de burra de carga.
Muchas cosas está diciendo
Jesús con ese gesto, dice Mateo. Diez siglos antes entró en la ciudad construida por David su hijo Salomón montado en un borrico.
Las gentes de la ciudad aclamaron al hijo de David con gritos de hossana. Por otra parte la profecía de Zacarías dice que
el Rey de Israel va a entrar en la ciudad del monte Sión montado en un pollino como rey de paz. El hecho de que sea un pollino,
y no su madre, muestra la novedad de los tiempos. La borrica simboliza al antiguo Israel, el pueblo de la Antigua Alianza.
El pollino aún no montado por nadie es la montura real y mansa del rey de la nueva alianza. El lenguaje de los símbolos es
claro para gentes acostumbradas a leer en ellos.
-Luego entonces sí
es cierto que Jesús se proclama Rey de los Judíos... dice Martha.
-Si no de palabra,
sí de hecho, contesta Ricardo y continúa. Los discípulos marcharon e hicieron como Jesús les había ordenado. Trajeron el asna
y el pollino, pusieron sobre ellos los mantos y le hicieron montar encima. La comitiva crece. Era costumbre entre las gentes
reunidas para la Pascua recibir con gritos y cánticos a los nuevos grupos que llegaban. Los acompañantes de Jesús también
lo hacen. La figura de Jesús destaca en el conjunto. Las gentes se preguntan quién es el recién llegado. Los que le conocen
lo dicen. Era conocido de muchos sus milagros en todas partes y su anuncio del reino de Dios. La resurrección de Lázaro ya
había corrido de boca en boca. Muchos venían de Galilea o de otros lugares más frecuentados por El. En aquellos momentos residían
en Jerusalén unas cincuenta mil personas, a las que se añadía en campamentos alrededor de la ciudad cuatro veces más de peregrinos.
El Monte de los Olivos estaba muy lleno de gente. De pronto, comienza un entusiasmo que va creciendo y una gran multitud etendió
sus propios mantos por el camino; otros cortaban ramas de palmas y las echaban sobre el camino; la multitud que iba delante
y detrás de El, clamaba diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!.
Es posible que en la
mente de muchos, también de los discípulos, estuviese la idea de que por fin se decidía a manifestar claramente su mesianidad
y su realeza. Se entusiasman, ponen su mantos a los pies del borriquillo, toman ramas agitándolas, y gritan contentos. Con
el alboroto se corre más la voz. Y Jesús acepta la alabanza. En otras ocasiones había rechazado los entusiasmos del pueblo;
ahora los quiere, es más: da pie a que se den. Está declarándose rey ante el pueblo en la misma Jerusalén!
La alabanza a Jesús
como hijo de David se extiende al cielo en alabanza a Dios: Hosanna en las alturas. Dios ha tenido misericordia del pueblo
y les envía un liberador, un rey de paz y de justicia.
-Quiero hacer aquí
una observación, dijo Antonio, somos testigos de que efectivamente es una declaración vívida en la que el pueblo siente a
Jesús -y así lo aclama- como su Rey. De tal suerte que la molestia tanto para los integrantes del Sanedrín como para los romanos
es no sólo existente sino válida.
-En el momento en que
me toque narrar lo presenciado hablaré precisamente de eso, señaló Edmundo.
-Bien, continúo, indicó
Ricardo. Avanza el grupo entre aclamaciones y le siguen muchos, que se arraciman en torno a Jesús. El avance es lento. La
ciudad está a la vista. Entre el Monte de los Olivos y Jerusalén está el torrente de Cedrón. La vista es magnífica. Enfrente
la mole grandiosa del Templo; al norte la torre Antonia donde está la guarnición romana dominando la ciudad; al lado opuesto
el palacio de Herodes defendido por tres torres casi inexpugnables; en torno la doble muralla que protegía la ciudad, palacios
deslumbrantes en el monte Sión y casas apiñadas con callejas estrechas. El Templo domina todo con sus murallas ciclópeas,
una auténtica maravilla, con sus puertas monumentales, torres y enormes explanadas, y cubierto de plata y mármol, como una
montaña de nieve llena de luz aquella mañana de primavera. Un grito de admiración sale de los peregrinos cuando se comienza
a ver el Templo.
Ante este espectáculo Jesús se detiene, fija su vista en la ciudad y en el Templo, y, ante la sorpresa de
todos, llora diciendo: ¡Si conocieras también tú en este día lo que te lleva a la paz!; sin embargo, ahora está oculto a tus
ojos. Porque vendrán días sobre ti en que no sólo te rodearán tus enemigos con vallas, y te cercarán y te estrecharán por
todas partes, sino que te aplastarán contra el suelo a ti y a tus hijos que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra
sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de la visita que se te ha hecho.
Pocos días antes, había
llorado Jesús ante la tumba de su amigo Lázaro, porque lo amaba. Ahora llora porque ama a la ciudad Santa, ama a los hombres
y a la patria donde ha nacido. Pero ve la realidad, ve la ruina que va a caer sobre ella. En el año 70, después de una rebelión
promovida por los celotas, los romanos, guiados por Tito, la cercarán, y pondrán precisamente sus fortificaciones en el monte
de los olivos. La batalla fue terrible y el Templo será destruido por completo. En el año 135 ante una nueva rebelión encabezada
por Bar Kochba, el emperador Claudio mandó la total destrucción de la ciudad hasta los cimientos, y mandó construir en su
lugar una ciudad romana que llamó Aelia Capitolina. Jesús sabe que estos hechos serán duros y terribles. Serán un castigo
por la dureza de corazón que va a manifestar especialmente estos días, en que no ha sabido reconocer la paz que viene del
cielo. Los que le rodean le aclaman, pero Él sabe bien el valor de lo que tiene delante de los ojos.
En aquellos momentos
algunos fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. El les respondió: Os digo que si éstos
callan gritarán las piedras. Aquellos hombres no pueden aguantar las aclamaciones a Jesús. Quizá, piensan, se produzca ya
el movimiento de masas tan temido, y que Jesús pase de su apostolado con pequeños grupos a uno de masas, llegando a arrastrar
a toda la población. Sabemos el odio de muchos de ellos a Jesús y la negación de su mesianidad y de su filiación divina. Más
adelante dirán entre sí: Veis que no adelantamos nada. Todo el mundo se va detrás de él.
Las aclamaciones siguen
en el Templo; a la indignación de los fariseos se unen los escribas y los saduceos. Es de notar que en el Templo los hosanna
los decían sobre todo los niños, por eso se quejan al Señor: ¿No oyes lo que dicen éstos? Jesús les contestó: Sí. ¿No habéis
leído nunca que de la boca de los pequeñitos y de los niños de pecho te has hecho alabar?. Lo alaban como Rey descendiente
de David, como había sido vaticinado. Aquellos hombres rechazan su testimonio.
Jesús entró en la ciudad
por la puerta Dorada, cerca del Templo. Allí se le acercaron unos ciegos y cojos y los curó.
-Maestro... fueron
ustedes testigos de esas curaciones? preguntó extasiado el coronel Alexclar.
-Difícil de creer,
y más de aceptar... pero lo vimos... y no podemos ponerlo en duda, contestó con una severidad palpable Ricardo.
Los príncipes de los
sacerdotes y los escribas, con los jefes del pueblo, querían matarlo. Pero no veían cómo lo realizarían, porque todo el pueblo
estaba pendiente de sus labios. No podían provocar una revuelta.
-Pero Jesús tampoco
aprovecha su éxito para conseguir una meta política, dice Antonio. Habría podido aprovechar las aclamaciones de la multitud
y con gentes dispuestas a todo, que las tenía, hacer grupos de activistas, tomar el poder y hacer valer su ley, superando
los abusos religiosos y económicos de los poderosos.
-Pero no lo hace así,
indica Ricardo, sigue con la predicación, deja que se serenen los ánimos, y al caer la tarde, después de examinarlo todo,
vuelve a Betania con los Doce y los demás. Parece que no explota el éxito de su aclamación como rey, y de hecho, no actúa
como un aspirante a un reinado humano.
Aquella tarde sucedió
algo que llenó de entusiasmo a Jesús y nos revela su mente en aquél día. Entre los que subieron a adorar a Dios en la fiesta
había algunos griegos; éstos se acercaron a Felipe y le rogaban: Señor, queremos ver a Jesús. Fue Felipe y se lo dijo a Andrés,
y ambos fueron y se lo dijeron a Jesús. Jesús les contestó: Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre.
Se alegra Jesús con los primeros frutos de fe en aquellos que vivían lejos del pueblo elegido. Pero lo central en su pensamiento
y su corazón es la cercanía de su muerte y la gloria del Padre. Por eso dice: En verdad, en verdad os digo que si el grano
de trigo no muere al caer en tierra, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto. El que ama su vida la perderá, y
el que aborrece su vida en este mundo, la guardará para la vida eterna. Si alguien me sirve que me siga, y donde yo estoy
allí estará también mi servidor; si alguien me sirve, el Padre le honrará.
-¿Y cual era el estado
de ánimo de Jesús? pregunta Luz María.
-Él mismo lo dice:
Ahora mi alma está turbada. Sentimiento de dolor, de angustia, de preocupación, de conciencia de lo que va suceder. Hay lucha
en su interior. Pero se crece ante esta turbación de su alma; y ¿qué diré?: ¿Padre, líbrame de esta hora? No quiere la liberación
del dolor, quiere la liberación del pecado. Sabe que éste es el momento crucial de la entrega y el sentido de su vocación.
Sabe que es el mediador único, el sacerdote de la nueva alianza, y añade: si para eso vine a esta hora. ¡Padre, glorifica
tu nombre!. Es un grito que le sale del alma, es una oración externa de lo que bulle intensamente en su interior. Quiere la
gloria del Padre por encima de todo. Y aquí viene otro hecho sobrenatural, señala Ricardo. El Padre responde. Lo he glorificado
y de nuevo lo glorificaré. La gloria con que había de glorificar al Hijo es su unión total; la gloria que vendrá será la nueva
vida resucitada.
-Y lo escucharon todos?
preguntó Alexclar.
-La multitud que estaba
presente decía: Ha sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado. Jesús respondió, y escuchen bien porque siento que
es importante en nuestra investigación: Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora es el juicio de este mundo,
ahora el príncipe de este mundo va a ser arrojado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí.
Decía esto señalando de qué muerte iba a morir. La cruz se anuncia cada vez más clara en sus palabras: el pecado y el diablo
van a ser vencidos del único modo que ellos no pueden deformar: con la humildad y el amor. Uno de la multitud le replicó:
Nosotros hemos oído en la Ley que el Cristo permanece para siempre; entonces, ¿cómo dices tú: Es necesario que sea levantado
el Hijo del Hombre? ¿Quién es este Hijo del Hombre?.
Jesús le dijo: Todavía por un poco de tiempo está la luz entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz,
para que las tinieblas no os sorprendan; pues el que camina en tinieblas no sabe a dónde va. Mientras tenéis la luz, creed
en la luz para que seáis hijos de la luz. Jesús les dijo estas cosas, se marchó y se ocultó de ellos.
Acaba el día y Jesús
desanda el camino de Jerusalén a Betania. El silencio llena los corazones. Alegría por los hosannas, pero sorpresa por la
vuelta silenciosa. Jesús calla. Durante aquella noche seguirá hablándoles del sentido de todo lo que está pasando, para que
entiendan. Pero entender no era fácil.
La noche del domingo
fue intensa para Jesús. Explica muchas cosas a los suyos, pero, sobre todo, reza. Su alma está en tensión. Es fácil comprenderlo
al observarlo. Ve, quiere, siente, habla con el Padre, es invadido por el Espíritu Santo que le empuja al sacrificio. Vive
un amor intenso y dolorido. Ante sus ojos desfilan los sucesos de aquellos tres años, y la humanidad entera con sus miles
de historias individuales se le hace presente. Es la oración del Mediador entre Dios y los hombres, y vive su función con
intensidad. También ayuna, su espíritu no se relaja.
El lunes, al encaminarse
de nuevo al Templo de Jerusalén, sintió hambre. Pero en lugar de recurrir a los suyos pidiendo alimento, se dirige hacia un
higuera buscándolo. Sabe que florecen hacia junio y raramente lo hacen en abril; pero le mueve un deseo intenso de que Israel
dé buenos frutos, a pesar de todas la evidencias. Tiene hambre del amor de su pueblo y de todos los hombres. Pero aquel pueblo
es como la higuera que tiene muchas hojas y ningún fruto. Y surge la ira profética como el relámpago en un cielo de tormentas,
y clama hablando con el árbol, y más aún con su pueblo: que nunca jamás coma nadie fruto de ti. Los discípulos escuchaban
sorprendidos.
Al día siguiente, el
martes por la mañana, al pasar, vimos que la higuera se había secado de raíz. Los discípulos estaban acostumbrados a los milagros,
pero esta vez se sorprenden tanto como nosotros, pues se dan cuenta que forma parte del mensaje de Jesús que les habla por
medio de un símbolo. Un árbol frondoso y prometedor se ha secado casi de repente. Y acordándose Pedro, le dijo: Rabbí, mira,
la higuera que maldijiste se ha secado. Era como decirle explícanos esta nueva parábola unida a un milagro tan extraño. Jesús
abre su alma y les explica algo esencial: el valor de la fe y la importancia del perdón, y les contestó: Tened fe en Dios.
La necesitarán pues dentro de poco van a ver la debilidad de Dios, o mejor, un manifestarse del amor divino que se abajará
al máximo para ganar la buena voluntad de los hombres. Para personas acostumbradas a considerar a Dios lleno de poder y majestad,
es un escándalo verle humilde para vivir el misterio del perdón.
Ese martes acude al Templo. Los rostros de los que le acompañan están serios; ya no hay vítores de los acampados
alrededor de Jerusalén, ni en la misma ciudad, pero muchos quieren oír y ver al Maestro, al Hijo de David, al que resucitó
a Lázaro, al que se ha proclamado Hijo del Padre eterno.
Este día todos los
grupos que se oponen a Jesús se van a unir y emplear sus armas dialécticas para destruirle. Siguieron observando y le enviaron
espías que simulaban ser justos para cogerle en alguna palabra y entregarlo al poder y jurisdicción del gobernador. Muchas
cosas van a quedar claras en este día y mucha va a ser la luz para los de mente y corazón abiertos.
Los fariseos se habían
enfrentado con Jesús tanto el domingo como el lunes y estaban avergonzados. Ahora van a enviar discípulos camuflados para
cogerle en una palabra comprometida; le preparan una pregunta que creen sin solución, o mejor, con todas las soluciones posibles
negativas para Jesús: es la cuestión de la relación de la esfera religiosa con la autoridad política, gran tema de todos los
tiempos y que tantos problemas ha sólido llevar consigo. Acuden con retorcimiento mental, con adulación y falsedad y acompañados
de los herodianos, que eran partidarios del poder de los romanos y de Herodes.
Maestro, le preguntan, sabemos que eres veraz y que enseñas de verdad el camino de Dios, y que no te dejas
llevar de nadie, pues no haces acepción de personas. La suavidad de las palabras esconde la malicia. Ciertamente Jesús es
veraz, pero a ellos no les interesa la verdad, sino atraparle y entregarlo como prisionero. Por eso plantean la cuestión que
les parece insoluble. Dinos, por tanto, qué te parece: ¿es lícito dar tributo al Cesar, o no?. El tema aparente es sólo el
del impuesto, pero detrás lleva mucha más carga. Si responde que no se pague tributo al Cesar se hace reo de rebelión y puede
ser tomado preso por los herodianos o los romanos. Si dice que se pague el tributo se hace colaboracionista, y acepta el yugo
gentil sobre el pueblo elegido, algo intolerable para muchos. No parece haber más salidas. El nivel más profundo del tema
es el de la relación de lo religioso y lo político. ¿Tiene que regirse el pueblo por las leyes de Dios y ser gobernando por
los sacerdotes? ¿O acaso debe tomar la dirección de lo religioso el poder político? En la historia se han dado las dos soluciones
con malos frutos casi siempre. Ciertamente la cuestión es compleja.
Jesús no rehuye el
problema del momento, ni el más profundo, y va a dar una solución que recorrerá la historia a partir de entonces. Conociendo
Jesús su malicia, respondió: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Enseñadme la moneda del tributo. Y ellos le mostraron un denario.
Jesús les preguntó: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Le respondieron: Del Cesar. Entonces les dijo: Dad, pues,
al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. La solución sorprende a todos. Toda autoridad viene de Dios, pues
la sociedad necesita de la autoridad para no caer en el caos y en la anarquía. Se debe obedecer a esa autoridad en sus mandatos
justos y en las leyes que no sean inmorales; pero lo político es autónomo de lo religioso. Por tanto es lícito pagarle el
tributo al Cesar que lo necesita para su función, pero siempre dando a Dios todo el corazón que es lo suyo propio. Al oírlo
se quedaron admirados y, dejándole, se marcharon. Y no pudieron acusarle por sus palabras ante el pueblo.
Después de los fariseos
y los herodianos acuden a la controversia algunos de los saduceos. Eran pocos en el pueblo de Israel, pero ocupaban puestos
de gran relevancia en el Sanedrín. Eran conservadores en lo económico y bastante escépticos en lo religioso. Aceptan la religión
como algo esencial en el momento, pero al negar la resurrección desconocen y se confunden en cuanto a la situación del hombre
después de la muerte, es decir, sobre la misma espiritualidad del ser humano, y le preguntan al respecto. Jesús les contestó,
pero ni la pregunta ni la respuesta tiene que ver con lo que investigamos, así es que la dejo de lado.
Jesús camina por el
Templo hablando con unos y otros. Los enemigos se retiran. Jesús se mueve por el Templo con libertad cuando ocurre un hecho
que le conmueve y le sirve de ejemplo para educar a los discípulos. Sentado Jesús frente al gazofilacio, miraba cómo la gente
echaba en él monedas de cobre, y bastantes ricos echaban mucho. Al llegar una viuda pobre, echó dos monedas, que hacen la
cuarta parte del as. Llamando a sus discípulos les dijo: En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más en el gazofilacio
que todos los otros, pues todos han echado algo de lo que les sobraba; ella, en cambio, en su necesidad, ha echado todo lo
que tenía, todo su sustento.
El ambiente es tenso
y expectante. Jesús vive con intensidad el momento. Quiere dejar algo muy importante a los que le escuchan. No se trata sólo
de sus discusiones con los escribas, los fariseos y los saduceos. Se trata de denunciar la raíz del pecado en los corazones
de los hombres. Sólo cuando se descubre el rostro de la soberbia, se puede vencer y vivir la vida de amor tantas veces anunciada,
pero siempre lejana. Por eso Jesús manda que se reúnan los más posibles, también sus enemigos.
De pronto, Jesús eleva
la voz para ser oído por todos, y con fuerza expresa de modo fuerte verdades que pueden doler, pero que pueden curar. Denuncia
el pecado interno de los escribas y de los fariseos que es actuar para ser vistos, no guiados por el amor. La soberbia espiritual
lleva al engreimiento ante la propia perfección y su primer fruto es hacer las cosas para ser alabados por los hombres. La
gloria y el amor de Dios se desdibujan, la humildad se hace imposible y, en una pendiente difícil de controlar, se deslizan
una serie de abusos cada vez más notorios. No denuncia Jesús la doctrina de los escribas y fariseos pues dice haced lo que
dicen sino las motivaciones de sus corazones. Sus palabras, sus gritos más bien, van a resonar en el templo como latigazos
que intentan convertir a los duros de corazón. La cólera de Dios se hace manifiesta como en el Sinaí.
Guardaos de los escribas, dice, que les gusta
pasear con vestidos lujosos y que los saluden en las plazas, y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros
puestos en los banquetes; que devoran las casas de las viudas mientras fingen largas oraciones. Estos recibirán un juicio
más severo.
No niega la autoridad
de unos y de otros; desvela el fondo de sus intenciones que se manifiesta en vanidades que alcanzan el ridículo. El amor verdadero
es humilde, y busca servir más que servirse. La humildad no tiene fuerzas para decir que es humilde, pues sería orgullo espiritual,
pero se advierte en que sirve a todos; entonces Dios da gloria en lo más íntimo del alma y cuando conviene en lo exterior,
pues ya nada puede hacer daño al que nada busca en las vanidades humanas.
-Una declaración de
guerra, comenta el Coronel Alexclar.
-El silencio se hace
entre la multitud después de la explosión de imprecaciones de Jesús. No se puede decir más. Todos callan esperando una nueva
polémica que no llega. La saeta ha dado en la diana, la verdad de unos y de otros se ha hecho clara a la vista de todos. Jesús
está encendido. Pero no ha acabado, pues añade una exclamación final: Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profetas y lapidas
a los que te son enviados. Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina cobija a sus polluelos bajo las alas,
y no quisiste. He aquí que vuestra casa se os va a quedar desierta. Así, pues, os aseguro que no me veréis hasta que digáis:
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Jesús sale del Templo
dolorido por la dureza de corazón de aquellos hombres tan cercanos a la palabra de Dios y tan lejanos de Dios mismo. Los apóstoles
participan de aquel dolor sin entenderlo del todo.
En el camino de vuelta
a Betania predomina el silencio, hasta que alguno de los discípulos -quizá para crear un ambiente más distendido- se admira
de la belleza del Templo, y dice: Maestro, mira qué piedras y qué edificios; otros aprovechan la ocasión y al admirar las
riquezas del Templo, comentan los valiosos dones y regalos de personajes como Ptolomeo, Augusto, Julia, Herodes el Grande
y muchos otros benefactores insignes y personas particulares que guardaban sus fortunas en el Templo. Basta pensar en la vid
de oro macizo puesta a la entrada del Templo que tiene la altura de un hombre. Tácito dice que era un templo de gran opulencia,
bien construido, algunas de las piedras eran enormes de unos diez metros de tamaño.
El tono de la conversación
debió animarse, Jesús calla y, de repente, les dice: ¿Veis estas grandes construcciones? No quedará aquí piedra que no sea
derruida; la expresión "no quedará piedra sobre piedra" es expresiva. Todos quedaron consternados ante estas palabras, tanto
por el tono profético, como por la dureza de la misma revelación, pues les estaba diciendo que el mismo Templo, orgullo de
todo israelita, iba a ser destruido; cosa que ocurrió efectivamente antes de haber transcurrido cuarenta años por manos de
Tito. Al no poder dominar un incendio ordenó la destrucción total del Templo que dura hasta hoy.
-Podría volver a ser
destruido en esta época? cuestionó Martha.
-Quizá... lo malo es
que no podemos ver el futuro.
-Siga Maestro, siga,
pidió Alexclar con la urgencia de la curiosidad.
-Todos callan, y un
silencio cortante domina la escena. Ascienden un poco más hasta el Huerto de los Olivos, que está frente al Templo, y allí,
en confianza le preguntaron aparte Pedro, Santiago, Juan y Andrés: Dinos: ¿cuándo ocurrirán estas cosas y cuál será la señal
de que todo esto está a punto de cumplirse?.
Si los cuatro discípulos escuchan con fe, con curiosidad, y con un cierto temor en el corazón, ya se imaginarán
ustedes con qué atención le escuchamos Antonio y yo.
Respecto al tiempo
del fin del mundo no les quiere revelar el momento: en cuanto a aquel día y a aquella hora, nadie la conoce: ni los ángeles,
ni el Hijo, sino sólo el Padre, cosa comprensible, pues el temor, el desaliento, el cansancio, o la despreocupación podrían
hacer mella en los hombres, y conviene que cada uno luche en el presente, tal y como lo estamos haciendo nosotros en este
momento. Lo característico del final es la venida de Cristo como juez y rey, es un tiempo de plenitud y salvación definitiva.
Y cuando venga el Hijo del hombre en su majestad y todos los ángeles con El, entonces se sentará sobre el trono de su majestad,
y serán congregadas delante de El todas las gentes, y los apartará los unos de los otros, como el pastor aparta las ovejas
de los cabritos.
-Entonces, El mismo
habló del fin del mundo! exclamó Martha.
-Ahora bien, esto es importante, afirmó Ricardo. Las palabras del Señor sobre lo que acaecerá en los últimos
tiempos se van mezclando con lo que sucederá al Templo y al Israel incrédulo, y, en cierta manera, irá sufriendo siempre la
Iglesia a lo largo de los siglos.
Lo primero es el engaño,
las guerras y las catástrofes naturales. Mirad que nadie os engañe. Muchos vendrán en mi nombre diciendo: Yo soy, y engañarán
a muchos. Cuando oigáis que hay guerras y rumores de guerras, no tengáis miedo. Es preciso que esto suceda, pero no es todavía
el fin. Pues se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino. Habrá terremotos en diversos sitios, habrá hambres. Muchos
han visto en estas palabras la situación de Israel antes del año 70 en que fue destruida Jerusalén. Es notorio que también
han sucedido muchas cosas similares a lo largo de la historia, pero parece que serán más intensas estas pruebas antes del
fin definitivo, pues es sólo el comienzo de los dolores.
-Acaso podría referirse a las guerras que se suscitaron a principios de este milenio? señaló Yolanda.
-Ya lo analizaremos.
Ahora sólo escuchen, indicó Ricardo cansado de las interrupciones, observando que todos tomaban notas. La segunda serie de
señales, prosiguió, es la aparición de persecuciones similares a las que padeció Cristo. Entonces os entregarán a los tormentos,
y os matarán, y por mí seréis odiados de todos los pueblos. Muchos desfallecerán y unos a otros se traicionarán y se odiarán
mutuamente. Surgirán muchos falsos profetas y con el crecer de la maldad se enfriará la caridad de muchos; realidades fuertes
que sólo atempera la insinuación sobre la conversión de los judíos. Y ante el temor que podrían producir les consuela con
la promesa de una ayuda especial del Espíritu Santo para perseverar: el que persevere hasta el fin, ese se salvará, es más,
no se perderá ni un cabello de vuestra cabeza, pero necesitan paciencia.
Las señales de la ruina
de Jerusalén también son aplicables al fin del mundo; se trata de la abominación de la desolación. Con esta expresión el profeta
Daniel señala una idolatría, algo así como la profanación del Templo de Dios realizada por Antíoco dos siglos antes al colocar
un ídolo allí; o bien ocupar el lugar más sagrado de una manera sacrílega y llena de un sorprendente poder.
-Luego entonces sí
hay una profecía anterior... señaló Martha.
-Sí, la de Daniel.
Las palabras “donde no debiera estar”, quizá anuncian un poder humano que intentará suplantar el poder divino
que en la tierra ejerce la Iglesia. Y el consejo del Señor para esta situación es rezar: Orad para que no suceda en invierno,
expresión que quizá quiere decir con pocos frutos, aunque la oración de los justos acortará el tiempo de prueba. Habrá en
aquellos días tal tribulación cual no la ha habido desde que Dios creó hasta ahora. Y si el Señor no acortase aquellos días,
nadie se salvaría. En atención a los elegidos se abreviará. Estas señales ya son más directamente aplicables al fin de los
tiempos.
La tercera serie de
señales es la aparición de falsos Cristos y falsos profetas, capaces de hacer prodigios y de engañar si fuera posible a los
elegidos, dice el Señor. Vendrá una gran apostasía, unida a la aparición de “un anticristo” al que llama hijo
de la perdición que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el templo de Dios y
proclamarse a sí mismo Dios.
El final de la exposición de Jesús sobre aquellos hechos fue sorprendente, pues dijo: Inmediatamente después
de la tribulación de aquellos días, el sol se obscurecerá y la luna no dará su resplandor y las potestades de los cielos se
conmoverán. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre, y en ese momento todas las tribus de la tierra prorrumpirán en
llantos. Y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes con gran poder y gloria. Y enviará a sus ángeles que, con trompeta
clamorosa, reunirán a sus elegidos desde los cuatro vientos, de un extremo a otro de los cielos.
Realmente es el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios que retribuirá a cada uno según
sus obras: la vida eterna para quienes, mediante la perseverancia, en el bien obrar; y la ira y la indignación, en cambio,
para quienes, con contumacia, no sólo se rebelan contra la verdad, sino que obedecen a la injusticia. Por último, les revela
el gozo de la restauración definitiva cuando se cumplan los planes de la divina sabiduría respecto a los hombres que pudieron
usar bien o mal su libertad.
Ricardo quedó en silencio.
Los demás también. Tras un suspiro que rompió la meditación, Martha señaló:
-Así es que, por decirlo
de algún modo, Juan no hizo más que magnificar estas palabras de Jesús y ponerlas en un marco de destrucción y alegorías... -Pensaste lo mismo que yo, afirmó Ricardo. Pero ahora es preciso dejar
que la mente trabaje. Vayamos a descansar y cada cual analice las señales. Mañana platicaremos de la posición de romanos y
judíos que pudieron palpar Andrés y Edmundo. Creo que sí es preciso establecer la situación que prevaleció en la muerte de
Jesús, aunque creo que ya están bastante claras algunas cosas.
Los viajeros descansaron
hasta bien entrada la mañana. Luz María ordenó que no se les molestara, pues sabía el agotamiento que un viaje como el realizado
causaba.
A las doce del día,
ella personalmente llevó hasta los aposentos del Maestro un suculento almuerzo.
-Qué hora es, preguntó
amodorrado Ricardo.
-Mediodía...
-Y aún me siento cansado...
no pensé que fueran tan agotadores esos viajecitos.
-Es más que nada el
cambio en la materia Maestro. Pero hasta ahora no hemos encontrado efectos secundarios en los viajeros, fuera del agotamiento.
-Estoy francamente
maravillado Luz María, exclamó Ricardo ya bien despierto. Te imaginas el paraíso que es para los historiadores el poder confirmar
un suceso histórico? O encontrar que no fue como lo registra la historia?
-Así es... aunque le
confieso que, quizá porque no había un historiador entre nosotros, no lo habíamos pensado así. Todo el tiempo y el trabajo
lo dedicamos a la cuestión judicial. Claro que nos topamos con la historia misma, pero nuestra prioridad siempre fue la justicia,
no la historia.
-Con todo, aún se pueden
hacer verificaciones estupendas...
-Supongo que sí. En
sus manos, este sistema haría cambiar los textos de historia....
-Pasando a otra cosa...
ya se reunieron los demás?
-Se deben estar levantando
en este momento también. Quise dejarles descansar lo suficiente...
-Perfecto! Cita a todos
a la una de la tarde en Lázaro.
-Ahí le esperamos Maestro,
contestó Luz María saliendo de la habitación.
-Escuchemos ahora a
Andrés y a Edmundo, indicó el historiador. Nada más que les voy a rogar a todos que tomen nota, pero no interrumpan. Las interrupciones
les pueden hacer perder el hilo de una explicación o de su propia narrativa.
-Hemos pensado en dividir
nuestra información Maestro. Yo contaré lo que vimos y oímos, y Edmundo señalará el contexto legal en que se encontraban tanto
romanos como judíos. Está bien?
Ricardo asintió con
la cabeza haciendo una seña con la mano para que Andrés iniciara su relato.
-El domingo, cuando
llegamos al Templo, los integrantes del Sanedrín no estaban reunidos. Todos estaban mezclados entre la multitud que llegaba
a la ciudad. Decidimos localizar a uno de los sacerdotes, y lo pudimos lograr en la parte exterior del templo.
Comentaba con otro
personaje la llegada de Jesús. Por lo que pudimos entender, el otro personaje era un informador del sacerdote. Nos acercamos
temerosos de que rechazara nuestra presencia, pero por el contrario, al vernos cerca nos dijo:
-Qué les parece? Ese
tal Jesús entra a la ciudad como si fuera el Rey de los Judíos. Así lo proclaman sus seguidores... no es un descaro?
Contestamos afirmativamente
para entrar en confianza, lo que logramos inmediatamente.
-Tú, ve a buscar a
mi suegro para saber qué medidas vamos a tomar, dijo dirigiéndose al acompañante. Ustedes... puedo confiar en ustedes? nos
preguntó de sopetón pero, sin esperar respuesta, siguió dando sus instrucciones. Ustedes vayan al Palacio de Herodes e informen
de la noticia; luego, hagan lo mismo en el de Pilatos. Se va a cimbrar el dictadorcito romano...
En ese preciso momento,
el informador, que ya había dado unos pasos para alejarse, se volvió y le dijo:
-Caifás, debo quedarme
con Anás o retornar a ti?
Nos asombró saber que
estábamos hablando precisamente con uno de los más enconados enemigos de Cristo; sin embargo, pudimos disimular partiendo
de inmediato a cumplir sus órdenes. Por otra parte, yo iba feliz pues tendríamos un pretexto perfecto para entrar en los palacios
de los dos personajes más importantes de esa época histórica.
En el Palacio de Herodes
fuimos detenidos en la antesala del trono. Comunicamos a los guardias el motivo de nuestra presencia y de inmediato nos recibió
el Tetrarca.
Si bien al principio
nos recibió con despotismo, en cuanto escuchó la noticia de la entrada de Jesús y sus seguidores a la ciudad, y las aclamaciones
con que fue recibido, Herodes echó a temblar notoriamente.
-Y qué hacen los sacerdotes
y fariseos que no le detienen? dijo entre temeroso e indignado.
-No lo sabemos Majestad...
aunque podemos adelantarle que Caifás ya se reúne con Anás para promover su captura.
-Y con qué pretexto
le van a detener? preguntó angustiado.
-Tampoco lo sabemos...
-Maldita sea! El galileo
ya me colmó la paciencia. Deben detenerlo por proclamarse Rey! Aquí el único Rey soy yo! Y nadie más! entienden? Nadie más!...
que hijo de Dios ni que hijo de Dios! es un agitador! Vayan y digan a Pilatos que ha agitado a la multitud. Que lo detengan
los romanos, así cualquier problema recaerá en ellos. Si yo lo detengo me puedo echar encima a la gente... de por sí no me
quieren por más que les he dado muestras del amor por mi pueblo... ingratos!
Mientras desvariaba,
Herodes caminaba de un lado a otro desesperado por no saber qué hacer. Se notaba de inmediato su incertidumbre y temor. Finalmente,
recordando que estabamos ahí, se detuvo, reacomodó sus ropas, volvió al trono y solemnemente dijo:
-Así es que Caifás
les dijo que también fueran al Palacio de Poncio Pilato?
-Así es Majestad.
-Pues vayan... vayan...
Pilato deberá hacer algo porque ya la tiene sentenciada. Que sea él el que se ensucie las manos con este falso profeta.
Cuando ya nos retirábamos,
Herodes preguntó más con miedo que con curiosidad:
-Creen ustedes que
ese Jesús sea en verdad un profeta? Le han escuchado?
Edmundo salvó el momento
con una respuesta diplomática sin igual:
-Qué puede valer nuestra
humilde opinión ante la sapiencia de su majestad?
Herodes no contestó.
Se quedó pensativo por unos segundos que se nos hicieron eternos. Finalmente, sólo levantó la mano izquierda para indicar
que nos retiráramos.
En el Palacio de Pilato
la cosa no fue tan sencilla. Un pretoriano que guardaba la entrada nos detuvo en seco preguntando qué buscábamos. Al informarle
de nuestra misión y señalando con énfasis ser enviados de Caifás, el sumo sacerdote judío, pensamos que suavizaría su trato;
sin embargo, se limitó a ordenarle a otro que informara al Centurión a cargo.
Pasados unos minutos,
se nos ordenó pasar. Fuimos revisados a conciencia. Lo bueno es que los personajes que ocupamos no estaban armados que si
no....
Pilato estaba revisando
unos papeles en la mesa central de la sala en que nos recibió. Ni siquiera se dignó voltear cuando entramos. Nos quedamos
quietos y callados. La verdad es que no sabíamos qué hacer.
Al cabo de una media
hora, Pilato se dirigió a nosotros y preguntó:
-Son los enviados de
Caifás?
-Sí...
-Hablen!
Le informamos igualmente
de los sucesos de esa mañana y él sólo nos veía con cierta insistencia. Cuando terminamos el informe solicitado, Pilato preguntó:
-Y qué quiere Caifás?
Nos vimos uno a otro
descontrolados. No sabíamos qué responder. Cualquier cosa que hubiésemos dicho podría cambiar la historia. Así es que simplemente
nos encogimos de hombros y Edmundo dijo:
-A nosotros sólo se
nos pidió informar a su Excelencia...
-En verdad que sus
sacerdotes están locos! No me explico el pavor que le tienen al famoso Jesús. Anda armado? Ha incitado a la rebelión contra
Roma? Según mis informes no! es un pobre iluso que pretende cambiar al mundo con amor... se imaginan? con amor! Pero mis informadores
no lo consideran peligroso, así es que Roma no tiene problemas con él... si Caifás y el Sanedrín quieren desgraciarle la existencia,
allá ellos... a mí que no me metan en sus enredos!
-Sin embargo, intervino
un Centurión que se encontraba en la sala, creo que debes recordar la advertencia del Cesar. No quiere más disturbios y mucho
menos un levantamiento...
-No acaso tú mismo
me has informado lo inocuo de las actividades de ese profeta? preguntó molesto Pilato.
-Así es... pero el
Sanedrín, que sí le califica de subversivo y blasfemo, podría dirigirse a Roma y causarte problemas...
-Y qué debo hacer?
Convertirme en juguete de los sacerdotes por miedo a que se quejen con el Cesar? Los informes enviados a Roma son precisamente
en el sentido de que el profeta no es peligroso para el Imperio Romano; si los judíos tienen vicios de juicio, es su problema,
no nuestro.
-Pero me informan que
hoy se proclamó Rey de los Judíos...
-Vamos! El pueblo lo
aclamó como tal... pero hasta donde yo sé él no lo ha hecho. Aún así, suponiendo que lo hiciera, que sea Herodes el que responda
al agravio. Roma no tiene nada en contra de Jesús... y Pilato menos!
En ese momento, una
voz de mujer nos hizo voltear hacia la entrada de la sala; era Claudia Prócula, la esposa de Pilato.
-Y no acaso los judíos
se han quejado dos veces ya ante el Senado y ante el Cesar porque supuestamente has ofendido sus costumbres religiosas? Pedirte
que intervengas en el caso de Jesús, el profeta, puede tener dos intenciones: la más ligera sería que les solucionases un
problema... pero, no podría ser también una trampa para quejarse por tercera vez ante Tiberio, mi amado Cesar y hermano?
-Tiberio fue muy claro,
añadió el Centurión, una queja más y Pilato deja de ser Procurador de Judea.
-Con mayor razón! Si
Jesús es una amenaza para Roma, ni lo hemos detectado nosotros, ni el Sanedrín lo puede probar. Y bien puede, como dice mi
amada esposa, ser una trampa. Jesús es un profeta, la cuestión es religiosa... que la resuelvan ellos! El mismo Herodes bailaría
de gusto si me retira Roma. No! que se encarguen ellos!
Sin decir más, salió
de la sala. El Centurión nos hizo la seña de retirarnos, y salimos de inmediato.
Caifás ni siquiera
nos preguntó por el resultado de su encargo. Ya confabulaba con algunos doctores de la ley para que interrogaran a Jesús y
le hiciesen caer en alguna trampa que les permitiera cogerle preso.
Los días siguientes
prácticamente vimos y oímos lo que ustedes, pues nos mantuvimos cerca de los que fueron a intentar confundir a Jesús.
Creo que uno de los
momentos de mayor enojo para Caifás y los sacerdotes fue tras la respuesta aquella de Dad al Cesar lo que es del Cesar y a
Dios lo que es de Dios. Ellos tenían la esperanza de prenderle con esa trampa, pero su respuesta les confundió primero y más
tarde los exaltó.
Sin embargo, lo que
decidió a los enemigos de Jesús a cogerle a como diera lugar, con pretexto o sin él, como dijese Anás, fue esa exhibición
pública que hizo de su forma de vida, de sus excesos, de su vanidad.
Anás es el que propone
comprar a alguno de sus discípulos, aunque no da nombres aún. Es más, cuando conocen el suceso de la transfiguración y luego
de los comentarios proféticos sobre el fin de los tiempos, afirman que lo mejor es acusar a Jesús de blasfemia.
-Bien, indicó Ricardo,
vayamos a comer y de regreso escucharemos a Edmundo. Creo que el cuadro se va formando.
-Yo preferiría, señaló
Edmundo, que me permitieran profundizar más en el contexto legal. La visita me permitió conocer la situación de hecho, pero
no de derecho. Si pudiésemos asistir al juicio...
-Está bien, si así
lo consideras pertinente. Y claro que asistiremos al juicio...
-Sin embargo, deben
dejar pasar un par de días para recuperarse físicamente, señaló Luz María.
-Lo puedo aprovechar
para investigar un poco sobre las legislaciones romana y judía, dijo Edmundo.
-Bien, pero de todas
formas... vayamos a comer porque me muero de hambre, pidió Ricardo más que ordenar.
Atilano se hizo presente
en el comedor. Saludó a todos y se sentó a un lado de Ricardo, quien pidió a Luz María cediera el asiento al Presidente del
Consejo.
-Te advierto que tenemos
prohibido hablar del tema que sabes fuera del cubículo al que hemos llamado Lázaro... y como a ese tampoco puedes entrar,
pues no hablaremos de lo que tú ya sabes... dijo con una sonrisita picaresca el Maestro a guisa de saludo.
-Ni falta que hace,
contestó también bromista Atilano. Lo que vengo a decirle es que ya está listo el equipo de investigación que aportan los
representantes continentales; Martha puede tomar la coordinación a la hora que ordene Maestro.
-Gracias. Veo que no
pierden el tiempo. Nosotros tampoco. Ya te platicaré en su momento. Comes con nosotros?
-Acepto la invitación...
cuándo podremos platicar?
-Creo que en un par
de meses podremos tener nuestra primera reunión. No tenemos nada en concreto aún, pero estamos avanzando. Espero que con el
equipo de análisis profética logremos avanzar más.
-Cómo ve Usted las
cosas?
-Ya sabes cómo las
veo...
-Tenemos planeado un
programa de emergencia...
-Te dije que no planearas
nada hasta que tengamos una certeza de lo que buscamos. Cualquier acción a más de causar gastos innecesarios podría causar
pánico.
-No se preocupe Maestro,
también así lo pensamos. Por eso, la primera reunión será hasta después de su informe.
-Sabes que sí puedes
hacer mientras?
-Lo que usted ordene.
-Programa para mí una
reunión con el jerarca de la oficina Eclesiástica. Los dos solos. Me gustaría en algún lugar seguro.
-Para cuándo?
-Después de mi informe.
La tarde se aprovechó
para hacer un análisis de lo comentado por los viajeros.
-Martha, puedes darnos
tu opinión? pidió Ricardo.
-Bueno, es claro que
lo que sabíamos hasta ahora no estaba errado del todo. Las actividades de Jesús fueron provocadoras ante la mirada y los intereses
de los jerarcas judíos, incluyendo al propio Tetrarca y a los sacerdotes; es también claro que el propio Jesús sabía de antemano
que sería inmolado, independientemente de que fuera en sacrificio por la humanidad o no; finalmente, las actividades de Jesús
no hicieron mella alguna en el sistema imperial romano, pues el propio Pilato señala que Roma nada tiene en contra del profeta.
Hasta aquí, vamos bien,
todo concuerda con la razón histórica y religiosa.
Pero hay una cosa que
me llama la atención y es que habíamos prestado poca atención a las palabras de Cristo respecto al fin del mundo. Naturalmente
que, hasta ahora, no representaban sino una profecía más; todos veíamos el fin del mundo o lejos. Sin embargo, ante las circunstancias,
cobran no solo fuerza sino valor, un valor que debemos analizar más de fondo...
-Por cierto, señaló
Ricardo, me informaron que el equipo de análisis profética está ya listo. Puedes tomar la coordinación en cuanto lo creamos
conveniente.
-Y cuándo puedo hacerlo
Maestro?
-Ya! Creo que es buena
la oportunidad de que nos ayuden con el análisis de las profecías. Si hay preguntas, sólo es una labor de investigación académica.
-Y si encontrásemos
algo...?
-Entonces te autorizo
a que les informes de la verdadera causa de su estudio, y a que ordenes se les confine de inmediato en estas instalaciones.
Tenme informado. Antonio, que piensas tú?
-La influencia política
en la muerte de Cristo es más que palpable. Muchos son los factores que incidieron en las decisiones, tanto de judíos como
de romanos. Pero, como Edmundo, me gustaría esperar a ver el juicio mismo.
-Andrés?
-Empiezo a ver la muerte
de Jesús más como un asesinato...
El segundo viaje sería
realizado sólo por Ricardo, Antonio, Andrés y Edmundo. Martha ya se había integrado al grupo de análisis. Esa mañana, Yolanda
y Lourdes presentaron los MTC’s personales, aunque no habían logrado la intercomunicación aún.
Llegados a Jerusalén,
Ricardo envió a Andrés y a Edmundo a recobrar la personalidad que habían adquirido previamente. El y Antonio hicieron igual..
A su regreso, Luz María
notó que aquella emoción que embargaba al historiador en su primer viaje contrastaba fuertemente con la angustia que mostraba
ahora. Sus compañeros venían también denodados.
-Llévenlos a sus habitaciones,
ordenó sin dilación la jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales.
Luz María llamó al
médico que había realizado los exámenes y le pidió atendiera al Maestro.
-Podría dejarme a solas
con él? dijo más ordenando que pidiendo.
-Naturalmente, contestó
solícita.
Ricardo entreabrió
los ojos al sentir el frío estetoscopio.
-Hola Doc....
-Hola... qué demonios
anda haciendo usted? Tiene la presión altísima! No le dije que se cuidara?
-Perdón doctor... ya
le dije que así somos los viejos... hay algo grave?
-Nada que no se cure
con reposo; pero debe tener más cuidado. Es su vida la que está en juego.
-Quién lo llamó?
-La Jefe Luz María...
Ricardo se sobresaltó.
-Le dijo algo...?
-No... sigue sin saber
nada, pero si esto vuelve a suceder, no tendré más opción que informarle por su propia protección.
-Por favor Doc... deme
más tiempo...
-Tenga, le dijo extendiéndole
un frasco de cápsulas, tómese una cada cuatro horas por tres días. Luego puede hacer su vida normal.
-Gracias Doc... gracias
en verdad...
-Qué tan agitado es
su trabajo? preguntó el médico curioso.
-Nooo... que va! Lo
que pasa es que vi un programa bastante impactante y... pues me acongojé más de la cuenta.
-Programa... sí cómo
no! Cuídese...
-No lo dude.
Luz María entró calladamente.
Ricardo la miró y le dijo desconsolado:
-Si para comprender
la historia hay que sufrir lo que hemos sufrido en este viaje, empiezo a dudar de los beneficios de todo esto en esa línea.
-Fue intenso?
-Fue desesperante,
agotador, escandaloso, causante de una rabia infinita y una impotencia sin par. Fue... frustrante...
-El doctor dijo que
debe descansar tres días.
-No puedo hacerlo.
Además, lo duro ya pasó... no tienes idea de lo que fue estar ahí...
-Descanse al menos
esta noche, por favor Maestro.
-Está bien, cita a
todos a las doce... ah, y que nos lleven de comer a Lázaro.
Los otros tres viajeros
también aprovecharon para descansar. Por separado, pidieron no ser molestados. Edmundo, sin embargo, llamó tres veces en el
transcurso de la noche para que le llevaran café. Se notaba sumamente nervioso y alterado.
-Quiero pedir una disculpa
a todos por la espera, pero en verdad fue un viaje que alteró nuestros sentimientos y nuestras perspectivas, a mas de nuestros
nervios. Creo que mis compañeros están de acuerdo conmigo. Sin embargo, son ahora ustedes los que van a sufrir con nuestro
relato. Les pido que escuchen únicamente. Sólo los viajeros podrán intervenir en la narración para completar o aclarar algunos
puntos que se me llegasen a escapar.
Antonio y yo esperamos
a que terminara la cena de Jesús y sus discípulos. Cuando salieron del Cenáculo, situado en la parte alta de la ciudad, nos
unimos a ellos y recorrimos el camino hacia el Monte de los Olivos por la escala de los Macabeos. Era una media hora de camino.
Jesús empieza a sentir en su alma una tristeza extraña, que dejó a todos sin saber qué decir o cómo consolarle. Pero le seguimos
en aquel camino iluminado por la luna llena de abril. Era ya el día de la Pascua.
Llegamos a una finca llamada Getsemaní, y dijo a los discípulos: Sentaos aquí mientras voy allá a orar.
Parecía como de costumbre, pero tiene el alma en tensión. Las emociones de la cena le llevan a una vigilia de alma que quiere
entregarse del todo. Ocho de los discípulos quedan en una cueva, resguardados de la noche. El Señor se aleja llevándose sólo
a Pedro, Juan y Santiago. Jesús se retira a un lugar donde que existe una enorme roca. Y empezó a entristecerse y a sentir
angustia. Entonces les dijo: Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo. A Jesús se le hace
presente todo el sufrimiento de la crucifixión. De esto se trata. De amar a pesar de los pesares. Y viene la angustia, el
desasosiego, las lágrimas, el desaliento. Experimenta los efectos del pecado en su alma, especialmente la separación de Padre,
que es lo más difícil. Es un anonadamiento en su alma. Ha comenzado la Pasión cruenta. Pero no cede, sigue rezando, y sigue
amando la voluntad del Padre que también es la suya, y ama a los hombres todos, que son los causantes de ese dolor.
Adelantándose un poco,
se postró rostro en tierra mientras oraba diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; pero no sea como
yo quiero, sino como quieras Tú. Jesús llama a su Padre, con acentos de hijo pequeño, le llama Abba, oración desconocida
en otros labios. Entonces, un ángel del cielo se le apareció para confortarle. Y entrando en agonía oraba con más fervor,
y su sudor vino a ser como gotas de sangre que caían sobre la tierra. Todo el cuerpo está empapado en ese extraño sudor de
sangre. La angustia del alma llega ser terror; pero no le vence.
Volvió junto a sus
discípulos y los encontró dormidos; entonces dijo a Pedro: ¿Ni siquiera habéis sido capaces de velar una hora conmigo?
Es un queja para los que no han sabido estar a la altura de las circunstancias. Se excusan por el cansancio, pero es un sueño
extraño, su causa es la tristeza, es como una evasión cuando los enemigos de Jesús bullen aquella noche sin ceder a sueños
ni descansos. Pero Jesús se rehace y se vuelca en aquellos que no saben, ni pueden, hacer más. Y les dice: Velad y orad
para no caer en tentación: pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil. El sueño de los discípulos tiene también
una causa infranatural; es el diablo, que envuelve en su tiniebla las mentes y los espíritus de todos. Jesús no lucha sólo
contra su debilidad, sino contra el príncipe de las tinieblas que está desplegando todo su poder; y ellos, sus seguidores,
sin oración no son nada. La oración será la fuerza para vencer cualquier dificultad; al mismo diablo con todo su extraño poder.
Ya muy entrada la noche
Cristo se retira durante un tiempo largo, y se repite la oración, la agonía que no puede superar a pesar del consuelo de un
ángel. Se apartó por segunda vez y oró diciendo: Padre mío, si no es posible que esto pase sin que yo lo beba, hágase tu
voluntad. Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados de sueño. Y dejándolos, se apartó una
vez más, y oró por tercera vez repitiendo las mismas palabras. La insistencia es amor que no cede; es una verdadera pasión
en el alma, y también en el cuerpo. Parece un desecho de los hombres, está humillado y parece derrotado; supera una y otra
vez la tentación y la oración -vida de su vida- se hace más intensa.
Finalmente va junto
a sus discípulos y les dice: Ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. Levantaos,
vamos; ya llega el que me va a entregar; después se dirigen donde duermen los otros ocho. Se despiertan también con excusas,
están confusos.
-Entretanto, señala
Andrés, Judas se encontraba con los sacerdotes.
Un error lleva a otro
error, una mala elección a otra, a un pecado sigue otro. Eso es lo que le sucedió a Judas. Quizá pensaba que bastaba con la
delación para finalizar sus planes de entregar al Maestro; pero no era así. Cuando manifestó a los reunidos el lugar idóneo
para prender a Jesús sin alboroto quedó prendido en una red y, una vez atrapado, le será imposible la escapatoria. Primero
le comprometieron para que condujera a los soldados y criados que acudirán aquella noche a prender a Jesús y le ordenaron
que les señalara exactamente quién es, para que no pueda escaparse en el tumulto, y ¿qué mejor saludo que un beso para que
el perseguido quede señalado? Los hijos de las tinieblas son astutos y despiertos para sus maldades, más que los hijos de
la luz.
Los que le pagan con
treinta monedas su sacrílega venta le exigen que acuda al huerto. Juntan los soldados, se une un grupo heterogéneo de soldados
y gentes armadas con palos que descienden también por el torrente del Cedrón y suben al huerto guiados por Judas que conoce
bien el lugar. Ahora toca el turno de encararse con Jesús y los demás.
Judas pide prendedlo con cuidado. Va al frente. No hay precipitación, sino actividad clarividente,
aunque nerviosa, pues es inevitable pensar que en un momento dado Jesús pueda hacer un milagro poderoso y justo. Por otra
parte es imposible acallar del todo la conciencia, aunque la actividad intensa lo facilite.
-Así pues, continúa
Ricardo, todavía estaban hablando, cuando llegó Judas acompañado de los enviados por los príncipes de los sacerdotes y ancianos
del pueblo. El traidor al momento se acercó a Jesús y dijo: Salve, Rabí; y le besó. Pero Jesús le dijo: Amigo ¡a
lo que has venido!
Sin embargo, hay que
tomar en cuenta que la iniciativa del encuentro partió de Jesús que se dirigió a él sin ocultarse. Jesús camina hacia el beso
traidor con decisión, casi con prisa. El Jesús derrumbado de unos momentos antes en el sudor de sangre se rehace, retoma de
pronto las riendas de su alma, se levanta y va hacia la muerte con una serenidad que ha sacado de su oración y de su entrega
total. Parece que tiene prisa. Debía quedar claro que iba hacia la muerte cuando él quería. Libremente. Con plena conciencia.
La hora tan esperada había sonado .
Judas se sorprende,
pero trata de aparentar una cierta naturalidad. Jesús pregunta a quién buscan; un poco temerosos y descontrolados, los soldados
le dicen que a Jesús de Nazaret. Yo soy, contesta firmemente. En el momento en que extienden la mano para prenderlo,
Pedro desenvaina una espada y le corta la oreja a uno de ellos. Entonces le dijo Jesús: Vuelve tu espada a su sitio, porque
todos los que emplean espada a espada perecerán. ¿O piensas que no puedo recurrir a mi Padre y al instante pondría a mi disposición
más de doce legiones de ángeles? ¿Cómo entonces se cumplirían las Escrituras, según las cuales tiene que suceder así?
Con sorpresa de todos se dirige Jesús al herido que grita en su dolor, cogió la oreja y se la curó.
En aquel momento dijo
Jesús a la turba: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos a prenderme? Todos los días me sentaba a enseñar
en el Templo, y no me prendisteis. E insiste: Todo esto sucedió para que se cumplieran las escrituras de los Profetas.
Era de noche, muy entrada la madrugada.
Nosotros tuvimos que
abandonar los cuerpos de los discípulos y entramos en los de dos jefes de la guardia del templo porque los apóstoles se dispersan cuando prenden a Jesús. La comitiva se aleja. Después del prendimiento desandan
el camino. Bajan, bajamos mejor dicho, al Cedrón, subimos las escaleras hasta el barrio situado en el Monte Sión. La casa
del Sumo Sacerdote estaba situada muy cerca del Cenáculo. Allí, en partes separadas, pero en un mismo lote, vivían Anás y
Caifás, suegro y yerno respectivamente. Caifás era el Sumo Sacerdote aquel año, pero Anás tenía el prestigio y la autoridad.
Al llegar, se reúnen
los conspiradores. En primer lugar Jesús es llevado en presencia de Anás quien le preguntó sobre sus discípulos y su doctrina.
-Lo primero, lo que
más le interesa, señala Antonio, es saber quién entre los importantes estaba comprometido con Jesús y era seguidor suyo. Sabía
algo de Nicodemo, de José de Arimatea, de Lázaro, de Simón el leproso, y sospechaba de otros. Quería cortar las cabezas de
una posible conspiración. No le importan tanto aquellos pescadores de Galilea que poco pueden hacer, sino los que eran influyentes
por dinero y posición en el Sanedrín. Se comporta como un zorro político y sólo ve en Jesús al rebelde que anuncia un nuevo
reino, un fanático religioso que le hará perder las suculentas ganancias que obtiene del poder.
-Jesús no nombra a
ninguno de sus discípulos, sigue Ricardo, les protege de la ira de aquél hombre sin conciencia. Pero sí responde a la cuestión
doctrinal: Yo he hablado abiertamente al mundo, he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde todos los judíos
se reúnen, y no he dicho nada en secreto. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me oyeron de qué les he hablado: ellos
saben lo que he dicho. Por otra parte Anás no tiene ninguna autoridad para interrogar a Jesús, y el Señor se lo hace ver.
Al decir esto, uno
de los servidores que estaba allí dio una bofetada a Jesús diciendo: ¿Así respondes al Pontífice? Jesús le contestó:
Si he hablado mal, declara ese mal; pero si bien, ¿por qué me pegas?. No reacciona con ira; pero defiende la verdad y
la justicia de sus palabras. La situación es tensa, pero todos se dan cuenta que no han conseguido atemorizar al Señor, ni
se doblega ante los que detentan el poder y sus honores. La actitud del siervo revela la vileza de quien quiere contentar
a sus superiores, quizá más allá de sus mandatos. Entonces Anás le envió atado a Caifás, el Sumo Pontífice. Y atraviesan el
patio que separa las casas de Anás y de Caifás.
-Hacia las tres de
la madrugada se reúnen los conspiradores en casa de Caifás, retoma Edmundo el relato. Han esperado este momento con ansia.
Odian a Jesús. Han intentado todo para desacreditarlo, pero una y otra vez les ha puesto en evidencia y ha denunciado en privado
y en público sus falsedades. No lo pueden consentir por más tiempo. Han calculado todo para deshacerse de Jesús; quieren matarle.
Pero no lo van a hacer como asesinos vulgares, quieren dar una apariencia de juicio y honorabilidad. No pueden quitarse de
encima su modo hipócrita de actuar. Estaba prescrito que los juicios se hiciesen de día, pero no pueden esperar y, en cuanto
lo tienen en sus manos, se reúnen y caen sobre Él como aves de presa. Y montan una parodia de juicio que se va a convertir
en la ocasión de una manifestación clara de Jesús.
Al principio usan diversos
testigos para incriminarle. Pero las cosas no salen a su gusto pues faltan motivos para encausarle, y Jesús calla. Los príncipes
de los sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban un falso testimonio contra Jesús para darle muerte; pero no lo encontraron a
pesar de los muchos falsos testigos presentados. Por último, se presentaron dos que declararon: Este dijo: Yo puedo destruir
el Templo de Dios y edificarlo de nuevo en tres días. La acusación era falsa, manipulan la frase, pues Jesús no había
dicho exactamente eso, sus palabras habían sido: Destruid este templo y yo lo reconstruiré en tres días. No hablaba
de destruir Él sino que Él reconstruiría. Además era un lenguaje simbólico. De nada se le puede acusar. Jesús callaba y no
respondía nada como dejando en claro que lo que quieren hacer es una parodia de juicio, que de nada es digno de muerte.
Entonces, levantándose, el Sumo Sacerdote le dijo: ¿Nada respondes? ¿Qué es lo que éstos testifican contra
ti? Pero Jesús permanecía en silencio. Nada van a avanzar por el camino de los falsos testimonios deformando sus palabras.
Entonces Caifás se levanta y de un modo solemne centra el juicio en la cuestión religiosa, que es la que les ha llevado allí,
y la que no querían afrontar cara a cara, y le dijo: Te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo
de Dios, el Hijo del bendito. Se hace el silencio en la sala. Se trata de un juramento ante Dios, y de una interrogación
por parte de la máxima autoridad religiosa de Israel. Puede ser indigno, pero es el representante de Dios en el pueblo. Jesús
eleva su mirada, se yergue y responde: Yo soy, Tú lo has dicho. Además os digo que en adelante veréis al Hijo del Hombre
sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo. Las palabras de Jesús han caído como un rayo. Todos
se agitan, se miran, hablan, murmuran. Ha tomado el nombre de Dios para sí mismo. Se declara el Cristo usando las palabras
del Profeta Daniel que lo presenta viniendo de lo alto para juzgar con todo poder. ¡Cómo contrasta esta declaración clarísima
con el hecho de ver a Jesús atado, humillado y con el rostro amoratado del puñetazo recibido en casa de Anás!. Es difícil
aceptar esa humildad de Dios y de Cristo, pero son los hechos.
Entonces el Sumo Sacerdote
se rasgó las vestiduras diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ya lo veis, acabáis de oír la
blasfemia. ¿Qué os parece? Ellos respondieron: Reo es de muerte. Ni Caifás ni ninguno de los presentes creen en
Jesús como Hijo ni como Mesías. El odio ha podido más que el amor en ellos, la tiniebla ha ocultado a la luz. Al condenar
a Jesús como blasfemo se acusan a sí mismos como infieles a Dios.
Entonces comenzaron
a escupirle en la cara y a darle bofetadas; los que le abofeteaban decían: Adivínalo, Cristo, ¿quién te ha pegado?.
Los golpes caen sobre Jesús que va de un lado a otro. Sufre, voluntariamente, esas vejaciones. Parece un juguete en manos
rabiosas. No se defiende.
Cuando se han saciado
de golpes, de insultos y de injurias le llevan al calabozo inferior. Allí espera las dos o tres horas que faltan para llegar
el nuevo día. Jesús reza con entereza aceptando el sacrificio que tanto el Padre como el Hijo quieren y los hombres necesitan.
El Sanedrín, formado
por setenta miembros y el Sumo Sacerdote, se reunía al completo sólo cuando la situación era muy grave. El mínimo exigido
para adoptar una decisión importante era de veintitrés. No sabemos, por la multitud reunida, cuantos estuvieron aquella madrugada,
pero fueron los suficientes para dar un aspecto legal a la condena preparada por la noche
Después del encuentro
con Caifás, los conjurados piensan que ya han encontrado causa suficiente para matarle: la blasfemia de proclamarse Dios.
Rápidamente llaman a los sanedritas a la misma casa de Caifás para no reunirse en la sala del Consejo. Acudirán los confabulados
que no han dormido en aquella noche intensa y dura; también los indecisos para los cuales hay que encontrar un buen motivo
que haga incluirse su voto; y los partidarios de Jesús como Nicodemo y José de Arimatea, que son pocos en el conjunto.
La cuestión que se
plantea es estrictamente religiosa y en ella todos son puestos a prueba: creer o no creer en Jesús. Esta fe lleva consigo
una profundización enorme en el conocimiento de Dios, pues se trata de alcanzar niveles altísimos en la intimidad de Dios
como amor. Se trata de ver y creer que el Padre es un verdadero Padre que tiene un Hijo. Además que ese Hijo se ha hecho hombre
y está ante ellos. Se trata de aceptar que el Dios de justicia y poder se humilla en vez de manifestarse con un esplendor
de rayos y truenos. Es mucho el salto, pero no imposible. Algunos, en el mismo Sanedrín, lo han dado. Todos recibirán la gracia
de Dios para poder creer. La suerte del Pueblo elegido está en sus manos, y en su fe. Los signos de aquellos tres años están
ante sus ojos. No se puede decir que no conociesen muchísimo de Jesús. Es posible que conociesen todo, desde las bienaventuranzas
hasta el sermón del pan de vida y la interpretación de la Ley en clave de interioridad. En el Templo, Jesús había declarado
su dentidad, y ésta es la cuestión central que se va a tratar. El resto es poco importante ante el hecho de que Jesús se haga
igual al Padre. Si esto es cierto representa un salto enorme en la comprensión de Dios y de la salvación. Si no se acepta,
la condena por blasfemia es un imperativo. Los juzgadores van a ser juzgados de su fe en Dios y en la palabra de Dios.
-Al hacerse de día,
continúa Ricardo, se reunieron los ancianos del pueblo, los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y le condujeron al
Sanedrín. La sesión evita las acusaciones sobre la destrucción del Templo y va al núcleo de la cuestión que ya Caifás ha puesto
de relieve. Y le dicen: Si tú eres el Cristo, dínoslo. Parece una cuestión repetida, pero hay que tener en cuenta que
se trata de comprobar, ahora oficialmente, lo que ya se ha dicho en todas partes. Jesús no rehuye la respuesta sino que responde
con claridad, pero desvelando las intenciones de los juzgadores. Y les contestó: Si os lo digo, no creeréis; y si hago
una pregunta, no me responderéis. Sigue Jesús hablando y se declara Mesías, el enviado de Dios, el Salvador, el deseado
de las naciones, el Príncipe de la paz, el esperado por todos, y vuelve a decirlo utilizando palabras de Daniel: No obstante,
desde ahora estará el Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios. Entonces dijeron todos: Luego ¿tú eres
el Hijo de Dios?. Han llegado al centro de la cuestión tantas veces repetida en público. Es cosa clara que al decir Hijo
de Dios no lo entienden ya como la condición de todos los hombres que son hijos de Dios, ni siquiera de una filiación extraordinaria,
pero, al fin y al cabo, humana. Entienden que Cristo sea el Hijo igual al Padre, uno con el Padre y, por tanto, Dios y hombre
verdadero. Esta es la cuestión central. Se trata de aceptar que Dios ha entrado en la historia para salvar a la humanidad,
se trata de creer en esa locura de amor de Dios. Jesús declara solemnemente la verdad ante los sabios de Israel, ante los
que tienen las llaves de la Revelación anterior de Dios que ahora llega a su punto culminante, ante los que tienen el poder
religioso del Pueblo como Tribunal supremo. Les respondió: Vosotros lo decís: yo soy. Sus palabras vuelven a caer en
la asamblea como un trueno. El nombre de Dios es utilizado por Jesús para señalarse a sí mismo.
Todos los presentes creen en Dios espíritu puro, distinto del mundo, infinito, justo, misericordioso, creador.
Pero ahora se trata de aceptar que ese Dios entra en la historia con el fin de salvar a los hombres. Se renueva la cuestión
puesta a Adán y Eva: ser fiel a Dios o no serlo, y para ello superar una idea de Dios pequeña y muy inferior a la realidad.
Los que creían se dan cuenta de ello, al menos de lo esencial. Pero la mayoría renovó el pecado de origen de un modo más grave
aún, y dijeron: ¡Qué necesidad tenemos ya de testimonio! Nosotros mismo lo hemos oído de su boca. Y le condenan a muerte,
aunque en realidad ellos son condenados al negar al mismo Dios que salva.
Y habiéndole atado,
lo llevaron al procurador Pilatos. En aquella hora se solía seleccionar al cordero para el sacrificio oficial en el Templo.
Tenía que ser sin mancha ni defecto. Se le ataba la pata delantera con la trasera. El animal balaba inocente, entonces el
levita de un tajo certero le cortaba el cuello y el cordero moría para implorar el perdón de Dios. Jesús, el Cordero de Dios,
es atado para acudir al sacrificio anunciado en la Escritura, que ahora se hacía sacrificio perfecto de la nueva alianza.
Se apresuran y atraviesan la entera ciudad de Jerusalén desde el Monte Sión al monte Moria donde, junto
al Templo, estaba la torre Antonia, lugar de residencia del procurador romano. Los conjurados hierven pensando los mejores
modos de conseguir que el romano les sirva a sus intereses.
Al acabarse el juicio
ante el Sanedrín todo ha quedado claro. Jesús ha manifestado la verdad ante la máxima autoridad de Israel y con todas las
garantías de ser escuchado. Los que creen en él están consternados y no saben que hacer. Los que dudan están más inclinados
a la condena, y los conspiradores se alegran del éxito tan fácil que han tenido. Pero conviene explotar el éxito y darse prisa,
antes que se provoque un motín en el pueblo, quizá entre los galileos, o entre los poderosos creyentes en Jesús. Por eso condujeron
a Jesús al pretorio. Era muy de mañana. Lo tienen todo previsto, se trata de comprometer al romano para que condene a Jesús.
De este modo, los seguidores de Jesús culparán al extranjero, y Pilatos puede quedar, públicamente, como ejecutor de la decisión.
Los comienzos son desafiantes y despectivos con el procurador; ellos no entraron en el pretorio para no
contaminarse y poder comer la Pascua. No les abandona la mentalidad hipócrita; observan la tradición, mientras mienten, odian,
traicionan y buscan la muerte injusta.
Entonces Pilato salió
donde estaban ellos. Es notorio el malhumor con que atiende Pilatos a los judíos. Había sido elegido procurador en tiempos
de antisemitismo, pues los judíos habían sido expulsados de Roma. Pilato era el típico gobernador de provincias; aunque su
matrimonio con Claudia Prócula, de la familia imperial, debió ser uno de los motivos de su nombramiento: duro, expeditivo,
pero conocedor del derecho romano. Le molesta el carácter judío, y lo exterioriza despreciando sus costumbres tan puntillosas.
Se repone de su estado de ánimo y pregunta: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?. Quizás, sorprendido de la calidad
de los acusadores, pues muchos son del sanedrín y sus doctores, se da cuenta de que están allí por una cuestión importante.
Sin embargo, el primer paso es intentar manipularle como mero ejecutor de las decisiones del Sanedrín. Por eso le respondieron:
Si éste no fuera malhechor no te lo hubiéramos entregado. Les dijo Pilato: Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra
ley. Los judíos le respondieron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie. El sanedrín tenía jurisdicción
religiosa, y Pilato tenía el poder militar y el judicial. En la fortaleza Antonia, situada en la esquina del Templo, había
unos seiscientos soldados además de la guardia de Pilato, que se había desplazado allí aquellos días desde Cesárea marítima.
Pero Pilato no consiente en ser mero ejecutor, y quiere acceder a un verdadero juicio. Él sabía bien cómo funcionan los juicios.
Los judíos sienten
que se les escapa la primera intentona, y que todos sus propósitos pueden fracasar si Pilatos hace un juicio en toda regla.
Se agitan y preparan un acusación y comenzaron a acusarle diciendo: Hemos averiguado que éste perturba a nuestra nación
y prohibe pagar los impuestos al Cesar y se llama a sí mismo Mesías rey. La mala voluntad y la deformación de la verdad
es patente. Jesús no perturba a la nación, sino que anuncia un mensaje de amor hasta el fondo del corazón. En cuanto al tributo,
sus palabras fueron “dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Nada de rebelión en este punto.
Pilato está enterado de estas cosas. Tenía buenos sistemas de información, y no podía pasar inadvertido un personaje tan singular
con tantos partidarios. Es posible que en el mismo pretorio algunos soldados o funcionarios fuesen más o menos creyentes en
el nuevo profeta, como era el caso del centurión de Cafarnaúm.
Pero quedaba aún la acusación definitiva. El reo se proclamaba rey, y eso debía aclararse. Es cierto que
no le constaba ningún movimiento rebelde, pero podía estar incubándose un nuevo levantamiento de los muchos que ocurrían en
aquellas tierras. Por eso Pilato aceptó la acusación. Y empieza el proceso al modo romano. Entró de nuevo en el pretorio,
llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?. Primero había que escuchar al reo: lo imponía la ley romana
y el sentido más elemental de justicia, saber la verdad para poder juzgar. Ante el interés por conocer la verdad Jesús no
calla y contestó: ¿Dices esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?. Pilato respondió: ¿Acaso soy yo judío?
Tu gente y los pontífices te han entregado a mí: ¿qué has hecho?. Quiere saber si es un rebelde al poder de Roma, o si
es un aspirante a rey; no le importan las ideas judías; las desprecia. Una vez aclarado esto, Jesús respondió algo de una
gran importancia: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores lucharían para que no fuera
entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Si no es de este mundo, ni es de aquí, ¿de dónde es? no puede ser
más que espiritual, y dejando los reinos de los hombres a su libre disposición, lo único que pretende es reinar en los corazones
y las intenciones. Se trata de un reino religioso. No entra por tanto en el ámbito del juicio de Pilato.
-Esto coincidía con
la información que tenía el gobernador respecto a Jesús, advierte Andrés.
-Sin embargo, puede
más su curiosidad, y Pilato le dijo: ¿Luego, tú eres Rey? ¿En qué consiste tu realeza? Jesús contestó: Tú lo dices:
yo soy Rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad
escucha mi voz. Hay como un acento amoroso de Jesús hacia el Procurador romano. La reacción de Pilato revela lo que lleva
dentro, es un escéptico, y le dijo: ¿Qué es la verdad?. La única verdad que entendía era la del poder, la del triunfo
social, la del dinero y la fama y los honores. ¿La verdad? era una cuestión que interesaba a unos pocos iluminados casi siempre
marginales en la sociedad. La única verdad era la suya, que era poderoso.
El juicio había concluido.
Ya podía darse sentencia. Pilato ya sabía a qué atenerse. Y salió de nuevo a los judíos y les dijo: Yo no encuentro en
él culpa alguna. Lo lógico era liberarle; era lo justo, lo que marca el derecho y la conciencia humana. Pero las cosas
no eran tan fáciles como deberían ser, y Pilato fue débil ante las presiones de los judíos. Y aunque lo acusaban los príncipes
de los sacerdotes y los ancianos, nada respondió. Entonces Pilato le dijo: ¿No oyes cuántas cosas alegan contra ti? Y
no le respondió a pregunta alguna, de tal manera que el procurador quedó admirado en extremo. Jesús calla, pues todo ha quedado
claro en el juicio ante Caifás y ante el Sanedrín. Todas las trampas de aquel momento no responden más que a manejos para
engañar a Pilato. Él sólo quiere la verdad y entregarse en sacrificio. Pilato se sorprende del griterío que contrasta con
la paz de Jesús. Algo nuevo le sorprende; pero en vez de cortar las acusaciones, escucha las presiones, sin fuerza para plantarles
cara. Tenía todo el poder judicial y todo el poder militar, pero no tenía el poder del que se sabe en posesión de la verdad,
e intenta conciliar lo inconciliable. Y repite su dictamen, pero cada vez con menos fuerza: No encuentro ningún delito
en este hombre. Pero ellos insistían diciendo: Subleva al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea,
hasta aquí. Al oír la palabra Galilea se le hace una luz para solucionar ese enojoso problema: enviará a Jesús a que lo
juzgue el rey de Galilea, que es Herodes. Y aquí comienza una nueva serie de injusticias que concluirá de mal modo.
-Maestro, perdón...
ya llegó la comida. Quiere continuar, o hacemos un pequeño receso? preguntó atenta Luz María.
-No, creo que el receso
nos caería bien. Preparen todo sobre la mesa de juntas, por favor.
Era la tercera vez
que Ricardo pedía algo por favor. El único en notarlo volvió a ser el Coronel Alexclar.
-Vamos señores, demos
un poco de alimento al cuerpo que el espíritu está bastante dañado con los sucesos.
-Maestro, llamó Martha.
Dice que si puede reunirse con usted mañana, pero le dije que acababan de regresar del viaje y que fuera mejor en tres días.
-Claro, claro... sabes
cómo van los trabajos?
-No quiso soltar prenda.
Creo que recordó sus instrucciones.
-Vaya! Que bueno...
La comida fue un respiro
para los que escuchaban el relato. Muchos de ellos conocían el proceso. No sólo por la Biblia misma, sino por infinidad de
películas y cortometrajes que existían al respecto, pero escuchar la narración de quienes estuvieron presentes, era escalofriante.
El Coronel Alexclar
era el más atento, pero no precisamente por el contenido del relato mismo, sino de las reacciones de todos. Era un observador
nato. Su perspicacia había sido de mucha utilidad en infinidad de ocasiones.
Terminada la comida,
se volvieron a reunir en Lázaro.
-Los soldados cogen
a Jesús y lo llevan al palacio de Herodes que estaba cerca de la casa de Caifás en la parte alta de la ciudad, narra Ricardo.
Todo el mundo en Jerusalén puede enterarse que ha sido detenido. El factor sorpresa pretendido por los sanedritas para matar
a Jesús sin tumulto se ha perdido. Y comienza el cortejo, atravesando toda la ciudad en momentos en que la gente bulle de
un lado a otro; todos se enteran.
Herodes estaba también aquellos días en Jerusalén. Al ver a Jesús, se alegró mucho, pues deseaba verlo hacía
mucho tiempo, porque había oído muchas cosas acerca de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le preguntó con mucha locuacidad,
pero él no le respondió nada.
La actitud de Cristo
ante Herodes contrasta de nuevo, con la que tuvo ante Pilato. Su silencio es como un castigo ejemplar por la conducta anterior
de Herodes. Herodes quiere convertir a Jesús en protagonista principal de un espectáculo en un acto de frivolidad extraordinario.
Es veleidoso, impuro y cruel y además quiere ver un milagro para distraerse con algo maravilloso. Pero Jesús calla con una
mirada dura con aquel que en su conducta sexual pervertida ha llegado a asesinar a Juan. Herodes capta esta acusación silenciosa
y se irrita; y le viste de blanco en señal de burla, como si estuviese loco, y le envió a Pilato de vuelta.
Herodes "deseaba ver", pero sólo por la curiosidad de ver prodigios, no por hablar con la verdad y preguntarle,
o para arreglar su vida tan destrozada por la impureza, la crueldad y la injusticia. Entre los que le rodean algunos tienen
opiniones peregrinas sobre Jesús, como que era Elías. Pero otros, mejor encaminados, dicen a Herodes que quizá sea un nuevo
profeta, si se convirtiese se podría rehacer aquella vida desenfrenada, pero su intento fue inútil. Estaba demasiado enviciado
en sus pecados y muy poco dispuesto a rectificar.
Pilato se disgustó
al volver a ver a Jesús, y se vuelve a encarar con los judíos. Pero no hace lo único honrado, que es liberar al justo. Convocó
a los príncipes de los sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, y les dijo: Me habéis presentado a este hombre como alborotador
del pueblo. Y he aquí que yo le he interrogado delante de vosotros, y no he hallado en este hombre delito alguno de los que
le acusáis; ni tampoco Herodes, pues nos lo ha devuelto; por tanto, nada ha hecho que merezca la muerte. Así que, después
de castigarle, lo soltaré.
-Dos sentencias de
absolución. Evidencia de la inocencia en tribunales distintos que debemos tomar en cuenta, señaló Edmundo.
-Pero no lo suelta,
dice Ricardo al continuar con su relato. Es débil ante las presiones de los judíos. Y decide contra toda justicia castigarle.
Es como una explosión de malhumor propia del que es débil y no quiere aceptarlo. Ningún motivo hay para castigar a Jesús,
que a partir de aquel momento va a ir descendiendo cada vez más a lo más profundo de la escala de la humillación.
La declaración de que
después de castigarle le soltará agita a los judíos que quieren que Jesús muera, y reúnen gente alrededor del pretorio para
presionar con sus gritos. El ambiente es cada vez más violento, y Pilato lo fomenta con su indecisión y con su debilidad.
En aquella indecisión
Pilato advierte una jugada que, en su ingenuidad, le parece maestra: aprovechar la tradición de soltar a un preso por la Pascua,
comparando al justo Jesús con el asesino Barrabás.
El contraste con Jesús
inocente es más que notable, señala Ricardo. Barrabás va a ser comparado con Cristo, el pueblo podrá elegir al que juzgue
mejor de los dos. Aquel hombre, sin proponérselo, se convierte en símbolo de lo que había dicho Jesús: quien no está conmigo,
está contra mí.
Y Pilato, en vez de
salir en defensa abierta del inocente, como era su deber y se lo dictaba la conciencia, no quiere enfrentarse con los sanedritas.
Pretende la jugada política ingeniosa: que sea el pueblo quien libere a Jesús. Sus medios de información eran buenos y le
constaba que Jesús era bien visto entre la gente del pueblo. Pero Pilato era mal psicólogo, desconocía el corazón humano,
ignoraba la hondura de la envidia de los enemigos del Señor, y desconocía también la debilidad del pueblo que, a pesar de
sus palabras y de sus milagros, no se ha atrevido a creer decididamente a Jesús.
La multitud se debate en la perplejidad. ¿A quién elegimos? Los sacerdotes y los príncipes de los ancianos
toman partido contra Jesús, y sus seguidores agitaron al pueblo. Pilato se retira y les deja tiempo para pensar; es entonces
cuando su mujer le comunica que ha tenido un sueño y que debería dejar libre a ese justo. Pilato se inquieta. La muchedumbre
se debate de un modo cada vez más apasionado.
-De este Barrabás poco
se sabe, aclara Edmundo. Era un preso que en una sedición había cometido un homicidio, aunque algunos lo señalan como el líder
del movimiento subversivo judío.
Parece ser que el nombre
completo de Barrabás es Jesús Barrabás. La palabra Barrabás tiene dos posibles significados, una es "hijo del padre", otra
es “hijo de nuestro maestro". Por un lado está Jesús el Hijo de Dios vivo, el Mesías, el Rey que viene a traer la salvación
del mundo; y por otro Jesús Barrabás simbolizando lo opuesto a Dios. Plantear la elección como si fuesen iguales es una injusticia,
pues es como elegir entre un inocente y un culpable o, más radicalmente, elegir entre Dios o el hombre. Lo correcto es elegir
a Dios y al hombre. Pero la debilidad de Pilatos, y la incredulidad de los judíos, llevaron a una alternativa llena de riesgos
y de trampas.
-Los minutos pasan,
prosigue Ricardo, la muchedumbre se va decantando, poco a poco, hacia Barrabás. Hasta que Pilato vuelve al sitial de justicia
y pregunta ¿A quién queréis que os suelte?; parece convencido de que su juego político le hará salir bien de aquel
embrollo; pero escucha con asombro: A Barrabás!. La primera elección está hecha; piden la libertad de un preso, pero
en realidad están pidiendo la ejecución de un inocente. Pilato queda desconcertado, no puede creer lo que oye: piden la libertad
de un criminal, en lugar de un inocente; el mismo que les hizo tanto bien; entonces lanza la inútil segunda pregunta, manifestación
de su debilidad: ¿Qué haré entonces con Jesús, el llamado Cristo?. Lo que tenía que hacer estaba claro: dejar a Cristo
libre, pero una cuestión mal planteada no tiene fácil arreglo. Y la muchedumbre grita con furor: Crucifícale, crucifícale!
Pilato no sale de su
asombro. Más lógico sería pedir la libertad a los dos; o que siguiese el juicio, o que le arreste, o cualquier otra pena;
pero pedir la muerte más ignominiosa es demasiado, no puede creerlo. Por eso por tercera vez les dijo: Pues ¿qué mal ha
hecho éste? No he encontrado en él ninguna causa de muerte; así que le pondré en libertad después de castigarlo. Pero
ellos insistían, pidiendo a grandes voces que fuese crucificado, y sus voces se imponían. Lo que empezó con un indulto sagaz,
sigue con gritos de muerte, y continúa con grandes voces que intentan acallar la voz de la conciencia.
Pilato descubrió ya
tarde que había cedido demasiado; había transigido contra la justicia, y ahora se encontraba con una masa enfurecida incapaz
de entrar en razón. Todavía podía recurrir a la fuerza y actuar según la justicia, pero no lo hace: ha tenido demasiadas debilidades.
La multitud lo mismo: empezó con duda y perplejidad, cedió un poco a los agitadores, y una vez hecha la primera cesión siguió
la locura de pedir la crucifixión para el Maestro bueno.
Jesús experimenta el
desprecio de los suyos. Se desprecia a quien no se ama. Y si antes hubo amor se puede llegar a odiar con una fuerza extraña.
El odio que procede del amor es el peor de todos. Jesús sufre el odio de aquellos que antes le amaron, y un dolor agudo entra
en su alma. Jesús se ve despreciado por unos hombres a los que ama uno a uno, y también sufre al ver el abismo al que se arrojan
aquellos que le rechazan.
Hasta ahora Jesús no
ha tenido ni un defensor, ni siquiera de oficio. Los suyos huyen con temor, en las masas no se alza ni una voz, o es acallada
rápidamente. El juez ve la inocencia, pero es débil y su sentido de la justicia se tambalea. Y una mujer, la esposa de Pilato
va a ser la primera que defienda al reo en aquel juicio.
No te mezcles en
el asunto de ese justo; pues hoy en sueños he sufrido por causa suya, dice Claudia.
La sorpresa de Pilato debió ser grande. A cualquier marido le ayuda la palabra de una persona de total confianza, como suele
ser su esposa. Pero en el caso de la mujer de Pilato tenía más peso aún por la condición social de la que provenía su mujer,
ya que Claudia era de familia imperial. Este detalle es importante, pues sus relaciones familiares le confieren una autoridad
mayor que si tuviese otro origen. Durante la República se prohibía que las esposas acudiesen con los gobernadores a los lugares
de destino; Tiberio cambió la ley y concedió permiso, por lo que Claudia acude con su esposo Pilato, así crece la importancia
de su marido en Roma, y eso es muy valioso para un gobernador designado libremente por el emperador. A Pilato le convenía
escuchar las opiniones de su esposa con más atención de lo que era usual para otro gobernador.
Prescindamos ahora
de la reacción de Pilato para centrarnos en la intervención de Claudia Procura, o Prócula, como se la suele llamar. Un escrito
apócrifo -las Acta Pilati- afirma que pertenecía a las prosélitas de la puerta, es decir, a un grupo de romanas que se adherían
a la religión judía, aunque no perteneciesen al pueblo de Israel. Una tradición que se remonta al menos hasta Orígenes asegura
que se hizo cristiana. ¿Conocía a Jesús antes del proceso? No lo sabemos, pero es muy posible que sí, pues todo Israel tenía
conocimiento de su actividad. Quizá acudieron a ella para pedirle ayuda alguna de las mujeres que eran discípulas del Señor
al enterarse del prendimiento de Jesús, o incluso antes cuando las intrigas de los judíos se hicieron más peligrosas para
el Maestro. Sea como fuere, sus palabras revelan una actitud humana noble y una inquietud religiosa visible.
Claudia fue la única
defensora en el juicio humano de Jesús. Su papel parece pequeño, pero es un indicio del valor de la conciencia humana recta
y de la valentía y decisión femenina, así como de una posible intervención divina en sus sueños.
Afirma con certeza
que Jesús es justo. Luego alega un dolor no despreciable en un sueño. En lo primero vemos actuar un juicio, en lo segundo
algo que se sale de lo normal. Claudia actúa con conciencia recta, y se da cuenta que su marido juega con la justicia haciendo
estratagemas políticas, y ve que con ello está a punto de actuar contra la verdad en el complot contra Jesús. Su conciencia
le hace ver la bondad de Jesús y la injusticia que está a punto de cometer Pilato. Por eso hace lo que está a su alcance,
y habla a su esposo.
En el juicio de Jesús
queda clara la inocencia del Señor. Acusadores y jueces pasan a ser acusados, pues se juzga su conciencia. Los notables de
los judíos no creen porque la fuerza de sus pecados resiste la gracia de Dios y el testimonio de Cristo. Pilato permite la
condena de un inocente haciéndose responsable ante la ley y ante su conciencia. Claudia es la voz que refleja la fidelidad
a la verdad.
Junto al juicio natural
de la conciencia de Claudia se da un aviso que parece exceder el orden natural. Se trata de los sueños que han hecho sufrir
a Claudia. "He padecido mucho en sueños por su causa" dice. Quizá Pilato recordó del aviso de Calpurnia a Cesar en el idus
de marzo para que no acudiese al Senado donde fue asesinado por Bruto; es previsible un cierto sobresalto en este hombre,
ciudadano de una sociedad llena de supersticiones; pero no hizo mucho caso. La noche del Jueves Santo nada hacía prever que
al día siguiente Jesús estaría en el Pretorio siendo juzgado por el juez romano. Parece poco probable que los sueños de Claudia
correspondan a una inquietud por los hechos que estaban sucediendo. Es posible un origen sobrenatural en los sueños de la
mujer de Pilato, o una inquietud muy grande que le lleva a un sueño inquieto y sobresaltado. Estos sueños son como un aviso
sobrenatural que refuerza la actuación natural de la conciencia. ¿Por qué negar a Claudia una intervención divina en cuestión
tan imortante como era el que los gentiles tuviesen la máxima ayuda en el juicio de Cristo?. Sea como fuere, lo cierto es
que Pilato recibió una ayuda considerable para poder actuar con justicia, y la despreció. En un último intento de safarse
del problema, Pilato ordena que Jesús sea flagelado.
-La flagelación como
castigo era cruelísimo, indica Edmundo a guisa de explicación. Los judíos lo limitaban a cuarenta azotes menos uno. Para los
romanos no había límite. Los flagelos era de cuero con huesos o bolas de hierro en la punta. Las carnes se abrían, el dolor
era muy intenso, sangraba todo el cuerpo, los flagelados solían perder el conocimiento y podían morir.
Jesús fue flagelado
en el pretorio romano. Pilato es consciente de su inocencia, pero intenta soslayar la responsabilidad de soltarle o de condenarle.
Sabe que se lo han
entregado por envidia, pero desconoce el abismo de odio en que están sumidos los acusadores, y se equivoca doblemente al someterle
a la flagelación. Por una parte, no tenía derecho a aplicarle ningún castigo; más bien debería castigar a los que le entregan
a un inocente con mentiras y amenazas. Por otro lado, desconoce la ferocidad de las fieras ante la sangre. Intentaba moverles
a compasión, o quizá dejar claro que es un intento imposible pretender ser rey después de aquel castigo; pero no lo consigue,
más bien les llena de más odio.
Entre los romanos la
flagelación se imponía como castigo aislado o como preparación de la crucifixión. Pilato intentaba lo primero, pero muchos
interpretaron lo segundo; por eso, gritarán más fuerte pidiendo que lo crucificase. El que sufría este suplicio era atado
a una columna y dos lictores le golpeaban con los flagelos. En ocasiones se turnaban hasta seis lictores. Los flagelos llenaban
el cuerpo de tumefacciones, rasgaban la piel y podían llegar a dejar al descubierto las entrañas. Se solía respetar la parte
del corazón para que el flagelado no muriese, pero, de hecho, no era infrecuente que muriesen en aquel tormento. Si seguían
vivos quedan desfigurados, y, a menudo, se desmayaban a causa del dolor de los golpes.
No sabemos si los flageladores
fueron sádicos o no; quizá se limitaron a cumplir su deber. Es muy posible, sin embargo, que se diese en ellos esa extraña
crueldad que se introduce en el hombre cuando entra en la rueda de la sangre. Además, aquel penado no era un cualquiera, era
alguien importante, a juzgar por los que le acusaban, y por la misma presencia del gobernador romano; la violencia desencadena
una pasión difícilmente controlable por el hombre. Jesús padece ese suplicio en todo su horror, acentuado por la sensibilidad
de su piel, la cual había sudado sangre aquella misma noche.
-Para ese momento, los cuatro ya habíamos cambiado cuerpos indica Ricardo. Queríamos estar lo más cerca
de los acontecimientos y entramos en varios guardias romanos. Lo que vimos fue francamente aterrador. Tras amarrar a Jesús
a la columna de castigo, cae el primer trallazo. En esa carne blanca y sin mancilla se dibujan manchas de sangre, tantas como
los extremos duros del látigo. El cuerpo de Jesús se estremece. No acabamos de darnos cuenta, cuando cae otro golpe y otro...
El ritmo de los chasquidos se acelera. El soldado pega cada vez más de prisa, con todas sus fuerzas. Mientras, entra un segundo
verdugo en acción. Éste también apresura sus golpes, y después entra otro; así van incorporándose todos. Cada golpe deja marcada
la piel con tantas heridas rojas. No es la ejecución impasible de una sentencia. La espalda de Jesús se hace rápidamente una
sola llaga... se vuelve una superficie roja .
La sangre escurre hasta
el suelo, comienzan los vértigos. Sus piernas no pueden sostenerle. Si no estuviese atado tan alto se derrumbaría en el charco
de su propia sangre. La ley judía prohibía dar más de cuarenta golpes; por una extraña razón en esta ocasión nadie ha contado.
Aún le quedaban muchos tormentos por padecer, pero era el comienzo de la Pasión física de Nuestro Señor, según el modo que
El mismo había profetizado diciendo que el Hijo del Hombre será entregado a los gentiles, quienes le azotarán.
Cristo se solidariza con todos los que han sufrido tormentos de parte de otros hombres; si alguno padece
algún dolor de este calibre le consolará saber que Jesucristo padeció algo semejante. Es un paso más en el abajamiento y en
la humillación voluntaria de Jesús. Sufre el dolor en una forma intensa. Ese dolor va a ser transformado de algo cruel en
algo que tiene sentido. Va a convertirse en modo de amar. El dolor pasa a ser el precio que se paga por la pena de los pecados
de otros. Es un cambio tan radical, que la Historia dará un giro si entiende que el dolor deja de ser absurdo y puede convertirse
en medio de amar. El dolor pasa a ser mortificación con la que se muere a sí mismo para vivir una vida de amor más puro. El
castigo que merecieron nuestros pecados recayó sobre Él y por sus llagas fuimos curados.
El cuerpo de Jesús
cae, cuando el centurión dice a los lictores que cesen el suplicio. Está empapado en sangre. Le arrojan cubos de agua para
que vuelva en sí. Sin embargo, no sale ni una sola queja de su boca, en su interior la decisión de entrega sigue firme y fuerte.
Entonces algunos soldados
que estaban en el Pretorio -625 formaban la cohorte- aprovechan la debilidad del flagelado y cometen un nuevo escarnio sobre
El. Los soldados del Procurador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron en torno a El a toda la cohorte. Le desnudaron, le
pusieron una túnica roja y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, y en su mano derecha una caña; se
arrodillaban ante él y se burlaban diciendo: Salve, Rey de los judíos. Le escupían, le quitaron la caña y le golpeaban
en la cabeza.
-En este triste juego,
interviene nuevamente Edmundo, se ha intentado ver algunas costumbres de aquellos tiempos, como la del basileus en
la que después de nombrar rey a uno y azotarle, se le mataba, o algunos similares; sin embargo el ensañamiento se ha repetido
tantas veces en la historia que no es necesario buscarle demasiadas justificaciones. Basta ver a unos hombres acostumbrados
a la violencia, para comprender por qué vuelcan su brutalidad sin motivo en quien parece un desgraciado. Jesús se convierte
en un rey de burlas. Calla. No se resiste. Las burlas son heridas para el alma, humillaciones dirigidas a destacar lo ridículo
de una situación.
La envidia y el resentimiento
utilizan con frecuencia esas armas innobles. No todos los soldados participan en aquel juego zafio; algunos se apartan con
disgusto ante aquella conducta cobarde. Pero otros, los más débiles, ven la oportunidad de destacar.
-Pilato salió de nuevo
y les dijo: He aquí que os lo saco para que sepáis que no encuentro en él culpa alguna, señaló Ricardo. La insistencia
de Pilato en afirmar la inocencia de Jesús contrasta con su resistencia a restituirle la libertad. ¿Por qué no se decide a
vivir la justicia como marca el derecho? Su debilidad cada vez es más culpable. Y de nuevo hace un gesto que demuestra su
poco conocimiento del corazón humano. Jesús, pues, salió llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les
dijo: He aquí al hombre.
Cuando le vieron los
pontífices y los servidores, gritaron: ¡Crucifícalo, crucifícalo!. Ahora menos que nunca pueden aceptar a Jesús como
Mesías rey y como Hijo de Dios, cuando sólo ven a un hombre derrotado, y se llenan de odio, y quieren su muerte y gritan pidiéndola.
Pilato les respondió: Tomadlo vosotros y crucificadlo pues yo no encuentro culpa en él. Los judíos contestaron: Nosotros
tenemos una Ley, y según la Ley debe morir porque se ha dicho Hijo de Dios. Al fin llega el verdadero motivo del juicio.
Hasta ahora todo era inexplicable y las mentiras de los judíos ocultaban el verdadero motivo de su envidia y de su odio. Están
fuera de sí. Pilato se sorprende del nuevo giro que están tomando los acontecimientos.
Pilato entró de nuevo
en el pretorio. Allí está Jesús físicamente destruido, pero sin perder un ápice de la dignidad y de la fuerza. Jesús calla.
Y Pilato le dice: ¿De dónde eres tú?. Ya sabía su lugar de origen, pero es consciente que hay mucho más. La pregunta
es religiosa, ¿qué significa Hijo de Dios? Esta es la pregunta central de la vida de Jesús. Si es Hijo de Dios en una filiación
divina única, toda la vida toma un sentido nuevo; es Dios con nosotros. Por otra parte, no parece un impostor, pero ¿por qué
se presenta débil e inerme ante los que le persiguen? Pilato se da cuenta algo que hay algo que no entiende. Pero Jesús no
le dio respuesta. Jesús nunca habla cuando el motivo de la pregunta no es la búsqueda de la verdad; y Pilato que ya ha sido
infiel a su conciencia, parece ahora más movido por el temor y el desconcierto, que por el amor a la verdad.
Pilato, ante el silencio de Jesús, le dice: ¿A mí no me respondes? ¿No sabes que tengo poder para soltarte
o para crucificarte?. Como si el poder fuera algo caprichoso; algo que va más allá del derecho y de la ley de Dios. La
amenaza sirve para alguien que esté deseoso de ser liberado a toda costa; pero Jesús quiere la verdad cueste lo que cueste,
y responde: No tendrías sobre mí ningún poder si no te hubiera sido dado de arriba. Pilato se sobresalta, es posible
que piense que lo de arriba fuese el mismo emperador del cual recibe ese poder del que tanto alardea; pero en realidad también
los emperadores y los reyes reciben el poder de Dios, que les da la potestad para que rijan la sociedad y la dirijan al bien
común. Cuando falta esta conciencia en los que mandan, el poder se ve como algo arbitrario y es fuente continua de injusticias.
Pilato se siente culpable y Jesús añade: Por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado.
-Pilato tiene pecado,
aclara Edmundo, pero tiene excusa en su ignorancia por la multitud de engaños que ha padecido. Los judíos que han entregado
a Jesús tienen mayor culpa porque tienen la luz de la Ley en la conciencia y muchos más datos para reconocer a Jesús como
Hijo de Dios; además han mentido y odian, y no pueden ser amigos de Dios con esas faltas. Su pecado iba a ser el de Deicidio,
el mayor que los hombres pueden cometer en esta tierra. Jesús con serenidad le expone la verdad de lo que está sucediendo.
Pilato buscaba cómo
soltarlo con mayor desesperación y temor. Ya se ha dado cuenta de lo que está sucediendo, aunque no lo sabe todo. Y ese Jesús,
tan claramente inocente, tiene una misión religiosa de la que se le escapa todo el sentido, pero que es real. Los judíos se
dan cuenta de sus intentos, pero también de su debilidad. Por eso, acuden a los gritos y a la amenaza en lo que más le duele:
Si sueltas a ése, no eres amigo del Cesar, pues todo el que se hace rey va contra el Cesar. Quieren que olvide la cuestión
religiosa, que le conmueve en lo más íntimo, y vuelven a la cuestión política que ha sido el comienzo de la causa y ya ha
quedado resuelta. Pero ahora la plantean poniendo en juego su posición en el imperio. Y eso le asusta. Era la única verdad
de su vida: el poder. Todo lo ha planteado para conseguir esa posición, y ahora la puede perder por culpa de un infeliz que
no se defiende, acusado por todos los poderosos del pueblo. Es necesaria mucha valentía para defender la verdad a costa de
la propia posición. Y cede, no está dispuesto a ser valiente hasta el final. Por ello se agarra a la acusación política olvidando
la religiosa, que era la verdadera.
-Pilato, al oír estas palabras, sacó a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Litóstrotos,
en hebreo Gabbatá, dice Ricardo retomando la palabra. Era la Parasceve de la Pascua, hacia la hora sexta, y dijo a los judíos:
He aquí a vuestro Rey. Es la claudicación de Pilato ante los judíos; su voz contiene un tono triste de ironía. Acepta
el motivo por el que le han entregado a Jesús, pero todos saben que no es verdad; la verdad es que se le condena porque es
el Hijo de Dios y le rechazan con gritos. Coronado de espinas, condecorado de llagas, empapado de sangre de la cabeza a los
pies, con salivazos en la cara, humillado en el alma, Jesús es presentado como rey. Y lo es. Es rey que vence el dominio del
pecado en el mundo. Reina sobre el orgullo y lo vence, amando. Reina sobre los pecados de los sentidos, sobre la envidia,
sobre la ira que se encrespa, sobre el pecado de las mil caras. Es rey que comienza a reinar en un nuevo reino donde se ama
a pesar de todas las tentaciones. Ese es el rey que tienen delante de sus ojos. Pero ellos gritaron: Fuera, fuera, crucifícalo.
Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey voy a crucificar? Los pontífices respondieron: No tenemos más rey que el Cesar.
Se ven con la presa en sus manos y nada les va a apartar de su objetivo, poco importa que declaren como rey al odiado romano.
Están dispuestos a pagar cualquier precio con tal de verle morir.
Al ver Pilato que no
adelantaba nada, sino que el tumulto iba a más, tomó agua y se lavó las manos ante el pueblo diciendo: Soy inocente de
esta sangre; vosotros veréis. Es un gesto llamativo; pero falso. Todo pecador tiende a justificar su conducta. Nadie quiere
hacer algo malo diciendo que es malo. Y se declara inocente. Ha pecado contra la justicia y contra la verdad, ha rechazado
al Hijo de Dios que se le ha manifestado y al que ha reconocido inocente. No bastan las intenciones para justificar la conducta;
son necesarios los hechos a los que conduce nuestra voluntad. En este juicio han actuado diversas manifestaciones del pecado
que Jesús ha venido a redimir: el odio, la envidia, la lujuria, la debilidad, el afán de poder, la violencia, la brutalidad
de la sangre, la despersonalización en la masa. Por eso son los pecados de todos los hombres los que condenan al inocente,
no sólo los de los que están presentes en el juicio. Y los pecados de la historia, de cada hombre, se acumulan sobre Jesús
golpeándolo y rechazando su liberación. A pesar de todo Jesús sigue amando a los que le odian.
Cuando oyen que el juicio recae en ellos todo el pueblo gritó: ¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre
nuestros hijos!. Estremece este grito de odio. Asumen la responsabilidad plena de sus actos, y condenan a muerte al inocente,
al Salvador, al Hijo de Dios. Son bien conscientes de sus decisiones, no hay inadvertencia. Han pasado siglos desde aquel
grito y el pueblo judío, errante hasta ayer, ha sufrido en carne propia aquella maldición: Jerusalén fue arrasada y el pueblo,
en diáspora, padeció persecuciones continuas a lo largo de la historia, algunas al límite máximo del horror. Pero no fue sólo
el pueblo judío el sujeto de ellas, son propias de todos los pecadores que rechazan la misericordia y se hacen acreedores
de la justicia. La muerte y el infierno serán el pago de los que condenen a Cristo y en realidad se condenan a sí mismos.
Jesús sufre por el amor rechazado. A cada uno le ofrecerá el perdón y la reconciliación, pero la autoexclusión del amor es
el infierno, y Dios no quiere anular la libertad del hombre, libertad amante o libertad errante, pero verdadera libertad con
consecuencias. Y un agudo dolor atraviesa el orazón de Jesús al ver el triste destino de aquellos sobre los que cae la sangre
con toda la fuerza de la justicia. Dios perdona siempre, pero no puede dejar de ser justo.
Era el mediodía, hacia las doce, el momento en que se cruzan las horas tercia y sexta del modo romano de
contar el tiempo. En aquél momento se sacrificaba en el Templo el cordero inmaculado y se separaba el pan fermentado del pan
ázimo que se iba a utilizar aquellos días, en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto. Coincidencia del querer
divino que quiere convertir aquel sufrimiento en un verdadero sacrificio de la nueva Alianza. Cristo era el Cordero que quita
el pecado del mundo. Gran misterio de la salvación, pero ¡cuánto dolor costó!
Jesús murió como hombre en el año 782 de la fundación de Roma.
Nadie habló, el silencio
duró varios segundos. Un profundo suspiro del Maestro rompió el momento. Luego, pausadamente dijo:
-Perdón, no me siento
bien... narrar todo esto me hizo revivir lo presenciado. Como dije, fue impactante. Jamás había yo visto mancillar tan gravemente
a un hombre, y no digamos un Dios. Y si hombre fuese, aún así no merecía ese escarnio. Que diera yo por poder utilizar nuestra
tecnología para regresar y evitarle ese sufrimiento... pero no deja de ser frustrante saber que no puede ser.
Bien, agregó respirando
profundamente, ya escucharon todo. Mastíquenlo, consúltenlo con la almohada, razónenlo -si es que se puede razonar- y mañana
nos reunimos para sacar conclusiones.
El descanso ayudó a
Ricardo, sin embargo algo muy profundo le molestaba. Presenciar el tormento de Jesús le había modificado el alma. El, como
muchos millones más, era católico aunque no de cumplimiento total, pero ver sus prodigios directamente, lo mismo que su entereza
ante el sufrimiento, era otra cosa.
Cuando se dio cuenta,
estaba murmurando una oración, aquella que le habían enseñado sus padres y que era la oración por excelencia del mundo cristiano:
el Padre Nuestro. Algunas frases se le olvidaron y se enredó al final, por lo que se persignó rápidamente y salió de sus habitaciones.
A la entrada de las
instalaciones le esperaba Luz María.
-Buenos días Maestro...
logró descansar?
-No propiamente, contestó
secamente, pero hay que continuar... avisa a Martha que nos reuniremos la semana que entra.
Extendió la mano para
tomar un vaso con jugo de naranja que le ofreció Luz María, le bebió de un golpe, y se dirigió a la reunión. Sentía pesadas
las piernas. Su mente era un mar de confusión. Se limpió el sudor que perlaba su frente y sacudió del pensamiento la imagen
del Cristo flagelado.
Observó al grupo reunido
al rededor de la mesa y saludó generalizando.
-Buenos días. Antes
de entrar en el análisis de lo narrado, reforcemos un poco las ideas con la información que de seguro ya nos tiene Edmundo.
-Así es Maestro, contestó
éste presuroso.
-Empecemos pues...
-Pena es el mal que
en retribución por un delito cometido se imponía a una persona, en virtud de sentencia judicial y con arreglo a preceptos
legales, o bien con arreglo a costumbres que tuvieran fuerza de ley.
Los romanos recibieron
fuerte influencia cultural de los griegos, quienes se distinguieron por las especulaciones filosóficas, mientras que los romanos
sobresalieron en jurisprudencia. Así, de la filosofía griega y del derecho romano surgió la filosofía del derecho.
Para que existiera
una pena debía de haber una ley que previamente regulara el delito y el procedimiento correspondiente.
A partir del año 382
a.C. se establece un plazo de 30 días para ejecutar las sentencias capitales, cuando éstas las ordenara directamente el emperador.
En Roma, el primer
delito objeto de la pena de muerte fue el de perduellio o traición contra el Estado. Después se reglamentó para otros
delitos: homicidio intencional, parricidio, profanación de templos y murallas, etc. Con el espíritu democratizador de Roma
casi queda abolida la pena de muerte.
La pena de muerte se
restableció con los emperadores y existían varias formas para ejecutarla: por medio de la segur o crucifixión, por
el saco, por el fuego, por la espalda y espectáculo popular.
La crucifixión se imponía
a los esclavos y era en sí infamante debido al carácter inhumano que revestía, porque a veces se abandonaba en la cruz al
reo hasta que muriera, otras se le asfixiaba con humo y otras más, algún soldado le mataba con una lanza.
El emperador Constantino
abolió esta forma de pena, por respeto a Jesucristo y por la influencia del cristianismo al encontrar su símbolo en la cruz;
empero, la crucifixión fue reemplazada por la estrangulación pública en la horca.
En la legislación romana
con la figura jurídica manus iniecto se preservaba la facultad del acreedor con respecto al deudor de venderlo como
esclavo e incluso matarlo. Todo esto se realizaba mediante un procedimiento sui generis, en el cual el acreedor sujetaba del
cuello al deudor y lo presentaba ante el pretor, para que se lo atribuyera como de su propiedad. Durante sesenta días, el
acreedor exhibía luego al deudor en el mercado, una vez cada veinte días, y si nadie se presentaba a liquidar la deuda en
cuestión, el acreedor podía vender al deudor trans Tiberium, en el país de los etruscos, o matarlo.
Dos pensadores romanos
influyeron en el establecimiento y aplicación de leyes: Cicerón y Séneca.
Marco Tulio Cicerón
nació en el año 106-43 a.C. Su mayor mérito fue el haber propagado la filosofía griega en Roma. Era un hombre polifacético:
orador vehemente, escritor egregio, filósofo ecléctico con inclinación al estoicismo y abogado excepcional. Murió al año siguiente
del asesinato de Cesar. Se le considera el padre de la filosofía del derecho.
En su obra De legibus
expone lo siguiente: Si el derecho tuviera su fundamento en la voluntad de los pueblos, en los decretos de los jefes o en
la sentencia de los jueces, entonces tendría uno derecho a desempeñar el oficio de bandido, a cometer adulterio, de crear
falsos testamentos, si tales acciones obtenían la aprobación de los votos o de las resoluciones de la masa popular.
Él consideraba que
el derecho natural se fundamenta en la ley eterna, que es inmarcable y tiene un valor intrínseco para todos los hombres, en
todas las épocas y en todos los lugares.
Cicerón revela la mentalidad
de un reformador. Escribe que en el castigo se debe conservar siempre una medida equitativa, o se pregunta si es preciso lograr
que la pena sirva de ejemplo, no bastando provocar con ella el arrepentimiento del culpable; recomienda que no se inflija
con cólera y resentimiento, y debe prohibirse ultrajar al reo.
Lucio Anneo Séneca
(4-65 d.C.) nació en la ciudad de Córdoba, pero era romano de derecho y de espíritu. Muy pequeño partió con sus padres a Roma.
Por su elocuencia en el foro despertó envidia en personajes políticos romanos que casi le hace perder la vida y abandona Roma.
A su regreso nuevamente abraza la filosofía estoica, pero se vio implicado en un escándalo de supuesto adulterio con Julia
Livilla y abandona Roma, partiendo a la Isla de Córcega. Agripina esposa de Claudio intercedió y termino el exilio. Se encarga
de la educación de Nerón, quien sube la poder y nombra ministro a Séneca. Nerón pierde la razón y por orden de éste Séneca
se suicida cortándose las venas.
Séneca admite que las
penas son medicinas para el alma.
En su obra De ira dice:
Unos sabios varones dijeron que la ira era una breve locura, puesto que al par de ella no tiene señorío de sí misma, arrumba
todo decoro, prescinde de todo deber social, es obstinada y pertinaz en sus empeños, se cierra a toda razón y consejos, se
desbarata por causa fútiles, se ciega para discernir lo que es verdadero y lo que es justo, y se parece en todo a las ruinas
que sobre aquello mismo que oprimieron quedan.
Para Séneca la ira
es deseo de castigo. Con referencia a la pena de muerte nos dice lo siguiente: Así es menester también que el depositario
de las leyes, el que tiene el regimiento de la ciudad, trate de conducir a los súbditos, todo el tiempo posible, con palabras
blandas y persuasivas que les insinúen el cumplimiento del deber y les inculque el amor del bien y de la justicia, el odio
a los vicios y la afición a la virtud. Pase luego a un lenguaje más severo, con el cual amoneste y reprenda si es preciso;
y más tarde acuda a la punción, leve al principio y fácilmente revocable, y reserve el último suplicio para los delincuentes
del último grado, de tal forma que nadie muera, sino aquel cuya muerte es para él mismo un beneficio.
En su obra De Clementia
reflexiona lo siguiente: piensan los ignorantes que la severidad es contraria a la clemencia. Pero ninguna virtud es contraria
a otra virtud. ¿Qué es lo que se opone a la clemencia? La crueldad, que no es otra cosa que la dureza del corazón en la imposición
de penas.
Nos da la siguiente
definición de clemencia: es la moderación del espíritu en el poder de castigar. Y citando a Aristóteles dice que podemos evitar
sutilezas y definir la crueldad como una inclinación del alma al rigorismo.
El Sanedrín era el
tribunal de los antiguos judíos de Jerusalén encargado de asuntos religiosos. Giovanni Papini defina al sanedrín así: es
el consejo supremo de la aristocracia que regía la capital. Estaba compuesto por los sacerdotes celosos de la clientela del
templo, que les confería poder y estipendios; por los escribas que se encargaban de preservar la pureza de la ley y de la
tradición y por los ancianos que representaban los intereses de la moderada y pudiente clase media
Así pues, podemos darnos
cuenta de que las leyes tenían una base humana, un factor que permitía al infractor rehabilitarse y al castigante usar la
benevolencia, sin que esto quisiera decir que el respeto y rigor de las leyes no se aplicase mas sin llegar al abuso.
Definiría así, que
de primera mano podemos aseverar que las leyes no fueron aplicadas correctamente en el juicio de Jesús. Hubo abuso, conveniencia,
miedo, envidia... de todo, menos justicia.
Ya vimos quienes eran
Anás y Caifás. Pero, quiénes eran aquellos que pudieron salvarle de la turba y el encono del sanedrín?
Herodes Antipas fue
hijo de Herodes el Grande, a cuya muerte se convirtió en gobernante de Galilea. Contrajo matrimonio con la hija de Aretas,
rey de Arabia, pero luego vivió con Herodías, la esposa de su propio hermanastro, Filipo. Esta unión con Herodías es mencionada
y criticada por Josefo y por el Nuevo Testamento, y finalmente llevó a Antipas a su ruina. Lo lanzó a una guerra contra Aretas
en la que perdió su ejército, calamidad que Josefo señaló como castigo por lo que hizo en contra del llamado Bautista,
a quien Herodes asesinó, a pesar de ser un hombre bueno que amonestaba a los judíos a ejercitar la virtud, a ser justos unos
con otros y piadosos ante Dios, y a acercarse al bautismo. El Nuevo Testamento nos explica la razón por la que Herodías
quería la cabeza de Juan. Ella estaba casada con Filipo, quien vivía en Roma como ciudadano común, y con el que había tenido
una hija, Salomé. Al abandonar a su marido para casarse con Antipas actuó en contra de la ley. Juan amonestó a Antipas por
esa unión adúltera y Herodías se vengó. Josefo no dice que la muerte de Juan haya de ser atribuida al odio de Herodías, sino
a los celos que sentía Herodes por la influencia que ejercía Juan sobre el pueblo. El Bautista fue enviado a la torva fortaleza
de Maqueronte, en las montañas al este del Mar Muerto, y ejecutado allí. Grätz, como en otras ocasiones, cree que la descripción
evangélica no pasa de ser una leyenda, pero Schürer admite que tanto Josefo como los evangelistas pueden tener razón, ya que
no hay contradicción en sus narraciones. La más famosa de las ciudades construidas por Antipas fue Tiberiades, en la orilla
occidental del Mar de Galilea. La llamó así en honor de su amigo, el emperador Tierio, y la hizo capital del tetrarcado. La
ciudad, a su vez, dio su nombre al mar y así ha quedado hasta hoy. Por largo tiempo fue una gran escuela de estudios judíos.
La enemistad que existía
entre él y Pilatos nació cuando este último hubo de condenar a muerte a algunos galileos que pertenecían a la jurisdicción
de Herodes. Lucas afirma que luego se dio una cierta reconciliación entre ellos. Cuando Herodías se percató de lo bien que
le había ido a su hermano Agripa en Roma, de donde volvió convertido en rey, aconsejó a Antipas que visitara a Cesar y obtuviera
el título real, ya que hasta entonces no lo era, sino sólo Tetrarca de Galilea, aunque a veces el Nuevo Testamento lo llama
rey. Sin estar de acuerdo con el consejo, Antipas acudió a Roma, y pronto supo por sus mensajeros que Agripa lo había acusado
ante Calígula de conspiración contra los romanos. El Emperador lo desterró a Lyón, en la Galia -hoy Francia- en 39 d. C. Herodías
lo acompañó. Josefo dice: Herodes murió en España a donde le había seguido su esposa. No se conoce el año de su muerte.
Después de la deposición
del hijo mayor de Herodes, Archelao -quien había sucedido a su padre como Etnarca- Judea fue puesta bajo el mando de un procurador
Romano. Pilato, quien fue el quinto en suceder a Valerius Gratus en 26 d.C., tuvo una mayor autoridad que la mayoría de los
procuradores bajo el imperio ya que, adicionalmente a los deberes ordinarios de la administración financiera, tenía el poder
judicial supremo. Su inusualmente largo período de mandato, comprendido del 26 al 36 d.C. cubre la totalidad de la actividad
ministerial de San Juan Bautista y de Jesucristo. Para ser designado procurador Pilato era necesariamente de rango ecuestre,
pero más allá de esto conocemos muy poco de su familia de origen. Algunos han pensado de que era solamente un hombre libre,
y que su nombre derivaba de pileus la gorra de los esclavos liberados pero no parece haber evidencia adecuada que lo
sostenga, y es bastante improbable que un liberto pudiera obtener un puesto de tanta importancia. Los Poncio eran un clan
Osco. Pilato debió su designación a la influencia de Sejano. La residencia oficial de los procuradores era el palacio de Herodes
en Cesárea, donde había una fuerza militar de cerca de 3.000 soldados. Estos soldados fueron a Jerusalén en tiempo de las
fiestas, cuando la ciudad estaba llena de extranjeros y había mayor peligro de disturbios, es por esto que Pilato fue a Jerusalén
en el momento de la Crucifixión. Su nombre será por siempre cubierto de infamia debido a su intervención en el hecho, aunque
en su momento le pareció de poca importancia.
Pilato es un tipo de
hombre mundano, conocedor del derecho y ansioso de cumplirlo en la medida que pudiera ser hecho sin sacrificio personal de
ninguna clase, pero cediendo fácilmente a la presión de aquellos cuyo interés era que él actuase de manera diferente. Él hubiera
gustosamente absuelto a Cristo, y hasta hizo serios esfuerzos en esa dirección, pero cedió a la presión de inmediato cuando
su propia posición fue amenazada. Los otros acontecimientos de su mandato no son de muy grande importancia. Philo se refiere
a él como inflexible, desalmado y obstinado. Los Judíos lo odiaban a él y a su administración, porque era no sólo muy severo,
sino que además mostraba poca consideración por sus susceptibilidades. Algunos estandartes que llevaban la imagen de Tiberio,
que habían sido levantados por él en Jerusalén, causaron un levantamiento que hubiera finalizado en una masacre si Pilato
no hubiera cedido. En una fecha posterior, Tiberio le ordenó quitar ciertos escudos dorados, que había levantado en Jerusalén
pse al rechazo de la gente. El incidente mencionado por Lucas de los Galileos cuya sangre Pilato mezclaba con los sacrificios,
no es referido en ninguna otra parte, pero es bastante acorde con otros eventos auténticos de su mandato. Estuvo, por tanto,
preocupado por que no se enviaran al emperador más reportes concernientes a él, pues ya había sido amonestado y advertido
de que, en caso contrario, dejaría de ser Procurador con la vergüenza que esto significaba a un hombre de su rango. La tendencia,
ya discernible en los Evangelios Canónicos, de poner énfasis en los esfuerzos de Pilato en absolver a Cristo, y por tanto
juzgar tan indulgentemente como sea posible su crimen, va aún más lejos en los Evangelios Apócrifos y llevó en años posteriores
a la afirmación de que en realidad se había hecho Cristiano. La Iglesia Abisinia lo considera como un santo y asigna el 25
de Junio a él y a Claudia Prócula, su esposa. La creencia de que se convirtió en Cristiano se remonta al siglo segundo. La
Iglesia Griega asigna sufiesta el 27 de Octubre. Ambos, Tertuliano y Justino Mártir, hablan de un informe (no existente) sobre
la Crucifixión enviada por Pilato a Tiberio, idea de la cual se origina una gran cantidad de literatura apócrifa. Algo de
ésta es de origen Cristiano, (Evangelio de Nicodemo), otra proviene del pagano, pero todas estas han perecido.
Su mandato fue llevado
a su fin a través del problema que apareció en Samaria. Un impostor había declarado que tenía el poder de descubrir los vasos
sagrados que, según alegaba, habían sido escondido por Moisés en el Monte Gerizim, adonde Samaritanos armados venían en gran
número. Pilato parece haber pensado que todo el asunto era una cortina de humo para cubrir algún otro designio más importante,
de modo que apuró a las tropas para que los atacaran, y muchos fueron muertos. Apelaron a Vitelio, quien era en esos momentos
legado en Siria, alegando que no se había intentado nada político, y reclamaron por toda la administración Pilato. Este fue
convocado a Roma para responder a sus cargos, pero antes que pudiera arribar a la ciudad el Emperador Tiberio había muerto.
Esto es lo último que sabemos de Pilato de fuentes auténticas, pero la leyenda ha estado ocupada con su nombre. Eusebio dice
de él, refiriéndose a la autoridad de escritores anteriores, a los cuales no nombra, que cayó en gran infortunio bajo Calígla,
y que eventualmente se habría suicidado. Otros detalles provienen de fuentes menos respetables. Su cuerpo, dice el “Mors
Pilati”, fue tirado al Tiber, pero sus aguas fueron tan perturbadas por los espíritus malignos que su cuerpo fue
llevado a Viena y hundido en el Rhone, done puede aún ser visto un monumento llamado la tumba de Pilato. Como lo mismo ocurrió
allí, fue nuevamente extraído y hundido en el lago de Lausana. Su ubicación final fue en un profundo, solitario y pequeño
lago el que, de acuerdo a tradición posterior, se encuentra en una montaña, aún llamada Pilato, cerca de Lucerna. El origen
real de su nombre debe, sin embargo, ser buscado en el manto de nubes que a menudo cubre la montaña, y sirve de barómetro
a los habitantes de Lucerna. Hay muchas otras leyendas sobre Pilato en el folklore de Alemania, pero ninguna de ellas tiene
la más leve autoridad.
Ahora bien, la doctrina
de Jesús se basa en un pilar fundamental: el amor. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que,
como yo os he amado así, os améis también vosotros los unos a los otros.
Jesús constantemente
hizo meditar a su pueblo, trató de que recapacitaran en muchas conductas y le indicó que no actuara mecánicamente, rompiendo
algunas tradiciones de la cultura popular.
Es indudable que los
milagros realizados afectaban fuertes intereses económicos y políticos de los judíos. Cuando resucitó a Lázaro los sumos sacerdotes
y los fariseos convocaron consejo y decían: ¿qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. Si le dejamos que siga
así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. Pero uno de ellos, Caifás,
les dijo: vosotros no sabéis nada, ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda
la nación, y desde ese día decidieron darle muerte.
Así las cosas, se puede
afirmar que la muerte de Jesús fue, a más de indigna, una injusticia en la que participaron todas y cada una de las debilidades
humanas. En pocas palabras, un asesinato, independientemente de que la divinidad haya intervenido en ello.
-Luego entonces, preguntó
el coronel Alexclar, quién mató a Jesús?
-Fuenteovejuna? preguntó
a su vez Luz María recordando la famosa obra literaria de Lope de Vega.
-Podrías decirlo así
desde el punto de vista histórico, pero desde el punto de vista legal es otro asunto. El Deicidio fue colectivo, eso ni duda
cabe, pero habría que analizar un poco más todo para deslindar responsabilidades. Naturalmente que, si tomamos en cuenta la
expresión de Caifás, es él muy probablemente el que incita al crimen.
-Podrías dilucidar
todo esto?
-Con el tiempo necesario,
sí. Pero quisiera que se me permitiera viajar para poder certificar ciertas actitudes y eventos.
-Bueno, ya tenemos
los TMC’s, así es que puedes hacerlo, aunque no me gustaría que fueses solo.
-Me permitirían acompañarle?
cuestionó Alexclar.
-Si no interfiere tu
viaje con las operaciones...
-Yo le cubro, dijo
de inmediato Luz María.
-Sea pues entonces...
autorizó Ricardo. Alguien tiene ya lista su intervención?
-Yo, señaló Antonio.
No quiero alargarme mucho pues es notorio que calificación, aprehensión, juicio y condena de Cristo fue más una cuestión política
que religiosa.
Política porque mal
o bien, dadas las circunstancias por las que atravesaba el pueblo judío, tanto los jerarcas religiosos como el propio Herodes
y aún Pilato, llegaron a temer que se tratase de un líder guerrero, de un rey de carne y hueso libertador de su pueblo. Si
bien Pilato lo duda ante su propia presencia, no deja de ser una molestia para él la posibilidad de que el tema, así, de insurrección,
llegue a Roma; por su parte, Herodes ve tambalearse su de por sí raquítico trono, a mas del cargo de conciencia que sufre
por haber asesinado a Juan Bautista, lo que prueba el temor de que fuese éste resucitado y viniera a vengarse.
Política porque quitaba
el control político -con todo y lo religioso- a los jerarcas del sanedrín, y afectaba con esto sus intereses, bastante numerosos
por cierto, pues se considera que eran tan ricos como los propios romanos en materia de recaudación.
Política porque no
se aplican las leyes sino las conveniencias de jerarquías -sacerdotes, escribas, Tetrarca y procurador, etc.- permitiéndose
la impunidad de todos ellos que, sin estar de acuerdo, sí acuerdan por igual un destino final a la víctima.
Política porque se
manipula al pueblo para dar la imagen de una decisión democrática y se exaspera la sed de sangre que brota natural en el populacho
cuando se le sabe manejar.
De todas formas, coincido
con Edmundo a priori en que la muerte de Jesús fue un asesinato!
-Con todo y que Dios
así lo haya designado? cuestionó el capitán Luciga que poco hablaba.
-Si lo vemos desde
el punto de vista religioso, podría incluso cuestionarse un poco esta tesis. Yo no entiendo como un Dios benévolo puede condenar
a muerte a su propio hijo... aunque haya sido para salvar a su creación! contestó Yolanda.
-Sin querer entrar
en la cuestión de las profecías, sólo quiero recordar que, por algo, Dios mismo condena a los que llevaron a la muerte al
cordero y les sentencia a la desaparición en el juicio final. Eso no indica que haya sido El mismo quien haya decidido enviar
a su hijo a la muerte, asentó Andrés.
-Bueno, en realidad
sí es contradictorio, analizó Ricardo. Por un lado se dice que Cristo vino a cumplir con un designio de su padre, el sacrificio
como hombre para la salvación de la humanidad, la redención de sus pecados; por la otra, las palabras vertidas en el Apocalipsis
revelan un rencor bien definido por la muerte de éste, y hay clamor por castigar a sus asesinos. Sin embargo, debemos recordar
que hay muchas cosas contradictorias en la Biblia y aún en los apócrifos, todos ellos escritos por hombres, no dioses, sino
humanos simples, que bien pueden haber intentado darle un cariz religioso a su muerte ante la debilidad de defenderle.
No quiero decir con
esto que desconozco la realidad divina de Jesús, pero una cosa es lo que Dios dispone y otra lo que el hombre escribe. Creo
que debiéramos ahondar un poco en esto.
-Yo me encargo, dijo
Edmundo.
-Bien, sea como sea,
podemos ya afirmar que la muerte de Jesús sí fue un crimen. No es así? señaló el Maestro.
-Aún existiendo esa
intervención divina, recalcó Andrés. Es decir, supongamos que Jesús en realidad vino para sacrificarse en beneficio de los
hombres. Eso no quita la responsabilidad que todos y cada uno de los actores de este drama tienen. Anás y Caifás no actuaron
por designios de Dios, sino de motu propio; ni Herodes, ni Pilato, ni el pueblo mismo. A ninguno de ellos Dios les dijo sacrifiquen
a mi hijo porque así está escrito!
Si bien Jesús sabía
-suponiendo sin conceder- a lo que venía, ellos no; tampoco existe frase alguna que denote que Jesús les dijo ustedes tienen
que hacer esto porque así está escrito.
-En eso tiene razón
Andrés, afirmó Edmundo. Las acciones de todos fueron inducidas por sus propios intereses; ninguno obedeció a llamado divino
alguno.
-Edmundo, te ruego
entonces que, como parte de tus investigaciones, indagues si cada uno de ellos recibió su propio castigo o hay algo por dilucidar,
señaló Luz María recordando su cargo de Jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales y encargada de desterrar la impunidad.
-Humano o divino? cuestionó
Edmundo.
-El que haya sido.
Necesitamos saber si hubo o no sanción. Porque de no haberla, debemos dar solución a esa omisión, sea humana o divina.
-Queda, sin embargo,
aclarar algunas cosas que pueden cambiar el panorama, indicó Ricardo. En la reunión que tendré con Martha y su equipo podremos
saberlo. Recuerden que las profecías están basadas en el comportamiento humano, pero también incluyen la intervención o decisión
divina al respecto.
Por lo pronto, y si
no hay nada que añadir, quisiera abrir una etapa de estudio. Tenemos ya datos fidedignos en qué basarnos. Vamos ahora a los
libros. Rasquemos en las letras otras opiniones, pasadas y presentes, que nos permitan ver con mayor claridad.
Pueden hacerlo en la
forma de equipo que ya se ha formado. En caso de encontrar algo, comuníquenlo a Luz María. Yo pienso hacer algunos viajes
también, pero sólo para aclarar algunos puntos que me quedan dudosos. Me haré acompañar de Andrés.
No se pierde nada con
recordarles que estamos frente a la disyuntiva de la posible desaparición de la humanidad, por lo que les pido toda su dedicación
y esfuerzo. Saber que Cristo fue asesinado no soluciona nada, por el contrario, confirma lo que se temía: el juicio final,
el Apocalipsis, y por ende, la desaparición de la raza humana. Ahora, lo que debemos buscar es la posibilidad de revertir
esa acción... si Dios lo permite.
Ya para retirarse,
Ricardo llamó aparte a Antonio. Le llevó a sus habitaciones y habló en forma confidencial.
-Podrías investigar
un poco entre las sociedades contemporáneas?
-Sobre?
-Necesito saber hasta
dónde es realidad esa paz de la que se dice gozamos. No quiero decir que dudo de Atilano o de sus logros, pero la cortina
de humo que se genera alrededor de un mandatario cubre muchos matices que no alcanza a ver con claridad.
Eres político y puedes
darte cuenta si hay alguna oposición, inconformidad, retroceso... en fin, cuál es la realidad del mundo...
-En qué estás pensando?
-De momento en nada...
pero quiero un panorama visto desde el otro lado del cristal. Puedes?
-Naturalmente.
-Pero quiero que todo
lo hagas sin decir nada a nadie. Si alguien pregunta por tu lejanía diré que haber presenciado el juicio de Jesús te alteró
mucho y que pediste unas semanas de descanso. Está bien?
-Cuándo quieres que
parta?
-Mañana mismo.
Martha llegó temprano
y fue directamente a Lázaro. El grupo que le acompañaba no salía de su asombro. Ricardo ya le esperaba.
-Buenos días Maestro.
-Buenos días a todos.
Quiero manifestarles mi agradecimiento por su participación. Han encontrado algunas conclusiones?
-En realidad hay mucho
que decir, señaló Martha.
-Tenemos tiempo, escucho.
-El último trabajo
profético reconocido por la Iglesia como Divinamente inspirado es el Apocalipsis. El espíritu profético no desapareció con
los Apóstoles, pero la Iglesia no ha declarado profética ninguna obra desde entonces, aun cuando ha canonizado a innumerables
santos que de una forma u otra han tenido el don de la profecía. La Iglesia otorga libertad para aceptar o rechazar profecías
individuales o personales según la evidencia a favor o en contra. Debemos tener cuidado al admitirlas o rechazarlas y en cualquier
caso debemos tratarlas con respeto cuando nos llegan de fuentes confiables. La verdadera prueba de estas profecías es su cumplimiento;
pueden ser solamente pías anticipaciones de manifestaciones de la Providencia y en ocasiones pueden cumplirse parcialmente
y ser contradichas en parte por los acontecimientos. Las profecías conminatorias que anuncian calamidades por ser mayormente
condicionales pueden o no cumplirse. La mayoría de las profecías individuales de los santos y servidores de Dios furon sobre
personas, su muerte, recuperación de enfermedades o sobre vocaciones. Algunos predijeron cosas que afectarían el destino de
naciones como Francia, Inglaterra e Irlanda. Un gran número tienen referencia a los papas y al papado y finalmente tenemos
muchas profecías sobre el fin del mundo y la proximidad del Juicio Final.
Las profecías más notables
sobre el “fin del mundo” parecen tener un objetivo común, anunciar grandes calamidades inminentes a la humanidad,
el triunfo de la Iglesia y la renovación del mundo. Todos los videntes concuerdan en dos características principales según
lo delinea E.H.Thompson: En primer término, todos apuntan a una convulsión terrible, a una revolución originada en la impiedad
mas profundamente enraizada, formada por una oposición formal a Dios y Su verdad resultando en la persecución más formidable
a que haya sido sujeta la Iglesia. En segundo término, todos prometen para la Iglesia la victoria más espléndida que haya
tenido en la tierra. Podríamos añadir otro punto en el que existe una concordancia notable en la catena de las profecías modernas,
y es la peculiar conexión entre la suerte de Francia y la de la Iglesia y la Santa Sede, así como también el gran papel que
ese país tiene aún que jugar en la historia de la Iglesia y el mundo y que continuará teniendo hasta el fin de los tiempos.
El Apocalipsis, del
verbo "apokalypto", revelar, pertenece a una clase de literatura que tiene que ver con temas escatológicos, muy en boga entre
los judíos del siglo I a. C. y del I después de Cristo.
Sabemos que el Vidente
del Apocalipsis era San Juan, apóstol, el Discípulo amado de Jesús. Al final del siglo segundo el Apocalipsis fue reconocido
por los representantes históricos de las iglesias principales como una obra genuina del apóstol Juan. En Asia, Melitón, Obispo
de Sardes, una de las Siete Iglesias del Apocalipsis, reconoció el Apocalipsis de Juan y escribió un comentario sobre él.
En la Galia, Ireneo cree firmemente en su autoridad Divina y Apostólica. En África, Tertuliano cita frecuentemente el Apocalipsis
sin dudas aparentes sobre su autenticidad.
En Italia, el Obispo
Hipólito asigna su autoría al apóstol Juan, y el Fragmento Muratoriano (un documento del principio del siglo tercero) lo enumera
junto con las otras escrituras canónicas, añadiendo, ciertamente, el Apocalipsis apócrifo de San Pedro, pero con la cláusula,
quam quidam ex nostris in ecclesia legi nolunt. El Vetus Itala, la versión latina común en Italia y Africa durante el siglo
tercero, contenía el Apocalipsis. En Egipto, Clemente y Orígenes creían sin vacilación en su autoría joánica. Ellos eran estudiosos
y hombres de juicio crítico. Su opinión es aún más valiosa por cuanto ellos no simpatizaban con la enseñanza milenaria del
libro. Ellos se contentaron con una interpretación alegórica de ciertos pasajes pero nunca se aventuraron a impugnar su autoridad.
Acercándonos más estrechamente a la era apostólica tenemos el testimonio del mártir San Justino, a mediados del siglo segundo.
De Eusebio, así como de su diálogo con el judío Trifón, realizado en Efeso, la residencia del apóstol, sabemosque él admitió
la autenticidad del Apocalipsis. Otro testigo de alrededor del mismo tiempo es Papías, Obispo de Hierápolis, un lugar no lejos
de Efeso. Si no escuchó directamente a San Juan, al menos conoció personalmente algunos de sus discípulos. Su conocimiento
es indirecto. Andreas, Obispo de Cesárea, en el prólogo a su comentario del Apocalipsis, nos informa que Papías admitió su
carácter inspirado.
Respecto a la negación
de su autenticidad, encontramos que los "Alogi", una secta del año 200 D.C., llamada así debido a su rechazo de la doctrina
del Logos, negó la autenticidad del Apocalipsis y se lo asigna a Cerinto. El antagonista más formidable de la autoridad del
Apocalipsis es Dionisio, Obispo de Alejandría, discípulo de Orígenes. Él no se opone a suponer que Cerinto es el escritor
del Apocalipsis. Pues, dice, ésta es la doctrina de Cerinto: que habrá un reino terreno de Cristo y como él era
un amante del cuerpo, soñaba que se manifestaría en la satisfacción del apetito de los sentidos. Sin embargo, él mismo
no adoptó la visión de que Cerinto fuera su autor. El consideraba el Apocalipsis como la obra de un hombre inspirado pero
no de un Apóstol. Durante los siglos IV y V la tendencia a excluir el Apocalipsis de la lista de sagrados libros siguió aumentando
en las iglesias Syro-palestinas. Eusebio no expresa ninguna opinión definida. Él se manifiesta con la afirmación: El Apocalipsis
es aceptado por algunos entre los libros canónicos, pero otros lo rechazan. San Cirilo de Jerusalén no lo nombra entre
los libros canónicos; tampoco aparece en la lista del Sínodo de Laodicea, o en la de Gregorio de Nacianzo. Quizás el argumento
más contundente contra la paternidad literaria apostólica del libro es su omisión del "Peshito", la Vulgata siria. Pero aunque
el hecho de que estas autoridades den evidencia contra la autenticidad del Apocalipsis merece ser considerado, ellos no pueden
anular ni afectar el testimonio más antiguo y unánime de las iglesias. La opinión de sus oponentes, además, no era libre de
prejuicios. De la manera en la que Dionisio sostuvo la cuestión, es evidente que él consideró el libro peligroso al ocasionar
nociones crudas y sensitivas acerca de la resurrección. En el Occidente la Iglesia perseveró en su tradición de la autoría
apostólica. Solo san Jerónimo parece haber sido influenciado por las dudas del Oriente.
-Es decir que podemos
considerar la autenticidad del libro?
-Así es en términos
generales.
-Conclusiones...
-Sería fatigoso e inútil
enumerar aún las aplicaciones más prominentes hechas del Apocalipsis. El odio racial y el rencor religioso han encontrado
en todas las épocas en su visión materia muy conveniente y satisfactoria. Personas tales como Mahoma, el Papa, Napoleón, etc.,
han sido identificadas a su tiempo con la bestia y la ramera. Particularmente para los reformadores el Apocalipsis era una
cantera inagotable de dónde extraer invectivas que podrían lanzar entonces contra la jerarquía romana. Las siete colinas de
Roma, las túnicas de color escarlatas de los cardenales, y los abusos infortunados de la corte papal provocaron una aplicación
fácil y tentadora.
-En otras palabras...
-Necesitamos más tiempo,
mucho más tiempo, para definir nuevas interpretaciones.
-Bueno, pues tiempo
es lo que tenemos y lo que no tenemos...
-Hemos propuesto un
orden de trabajo conjunto. Entre los presentes están representantes de todas las corrientes religiosas, conocedores de las
profecías que en su renglón se dieron. Con la religión unificada hace unos años se perdieron algunos conceptos que podemos
revisar, y realizar un estudio conjunto, es decir, mezclando y comparando las diferentes profecías sin importar el fondo religioso
del cual provienen.
-Correcto... si llegasen
a encontrar algo importante infórmennos inmediatamente. En concreto, entonces, sólo tenemos que el libro del Apocalipsis es
auténtico...
-Y puede que no sólo
ese... hay algunos otros que creemos son importantes de tomarse en cuenta...
-Bien... dejo en sus
manos todo.
Martha hizo una imperceptible
seña con los ojos, cuestionando sobre la necesidad de que ellos también estuviesen enterados de la verdadera causa de la investigación.
Ricardo asintió con
la cabeza y se dirigió al grupo.
-Ustedes forman parte
de un importante equipo que intenta dilucidar fondo y forma del Apocalipsis, debido a que gente de la Oficina de Investigaciones
Especiales encontró una liga entre la muerte de Jesús y el libro señalado, dejando abierta así la inminente posibilidad de
que sea aplicable en nuestro tiempo.
Los asistentes se vieron
unos a otros con cierto asombro. Acostumbrados al tema, sólo les extrañó el que se señalara su tiempo como posible
época del suceso.
-Espero, y toda la
humanidad conmigo, que pongan ustedes todos sus esfuerzos en la solución de nuestro galimatías. Desde hoy, todos quedan confinados
en este recinto. Tomen las providencias necesarias y... Buena suerte!
Al despedirse los asistentes,
Ricardo retuvo a Martha hasta que los demás salieron.
-Voy a realizar algunos
viajes más para concretar algunos puntos que me inquietan. Tienes algo que quisiera confirmar?
-Huyyy! Mucho! Puedo
acompañarle?
-No, tengo una idea
mejor...
Ricardo volteó a Luz
María y le ordenó que le fuera entregado un TMC a Martha y se le enseñase a usarlo, dejando en claro que debería escoger de
entre sus colegas un acompañante, por seguridad.
La llegada de Ricardo
a la Oficina del Presidente del Consejo llamó la atención de todos. Su espera no fue más allá de dos minutos. Atilano le recibió
sorprendido.
-Pase Maestro, pase...
a qué debo esta visita tan sorpresiva?
-Necesitamos hablar...
pero no aquí.
-En donde Usted disponga
Maestro...
Ricardo tomó del brazo
al Presidente del Consejo y le sacó de la oficina. Ante el asombro de sus ayudantes, el Maestro dijo sonriendo:
-Me lo voy a robar...
se los regreso en una hora...
Atilano no hizo observación
alguna cuando Ricardo le llevó a las instalaciones de la OCR, sin embargo, sí vio enigmático al Maestro cuando este le presentó
a Lázaro.
-Este es nuestro cubículo
seguro. Le llamamos Lázaro, como ya sabes. Aquí podemos hablar.
-Algo grave debes traer
donde me permites entrar a un lugar al que tú mismo prohibiste mi entrada...
-No es precisamente
grave, pero sí urgente. Hemos descubierto dos cosas que, de primera mano, no hacen sino confirmar los temores del equipo de
Luz María: Jesús sí fue asesinado... y el libro del Apocalipsis es auténtico.
-Pero eso ya lo sabíamos...
-No! Creíamos que así
era, pero no estaban seguros. Ni siquiera yo estaba seguro, pero ahora...
-Esto a dónde nos lleva?
-Tú mide... si confirmamos
que los primeros pasos nos llevan a donde pensábamos...
-Luego entonces? Qué
tiempo tenemos? Ya podemos preparar el Plan de Evacuación?
-No... tenemos tiempo
-al menos eso espero- para reconfirmar y, luego, quizá podríamos encontrar la forma de revertir la amenaza. Hay algunas contradicciones.
Hay, sin darlas, esperanzas.
-Qué debo hacer?
-Ustedes... seguir
esperando.
-Qué tiempo?
-Mira, voy a hacer
algunos viajes más mientras los equipos trabajan en lo suyo. Danos unos tres o cuatro meses más para el primer informe. Quizás
seis.
-Está bien... informaré
a los demás.
-Oye... te puedo hacer
una pregunta?
-Naturalmente Maestro.
-Hay problemas graves
en la tierra?
-Hummm no, los hubo
como bien sabe, pero prácticamente ya no los hay...
-Ese prácticamente
hasta dónde llega?
-Bueno, usted sabe
que la maldad, la envidia, el celo, y todos esas debilidades humanas no se pueden erradicar; las hemos controlado en mayor
medida, pero no las hemos erradicado, por lo que quizá haya por ahí gente que ande pensando en hacer maldades, pero en realidad
nada importante.
-Cómo ves el mundo
desde tu muy personal punto de vista... es decir, como gobernante...?
-No es un paraíso,
pero sí es ya un mundo habitable, en calma, tranquilo, de respeto y solidaridad... por qué?
-No... por nada...
es que estar metido en mis libracos me hizo perderme de muchas cosas. Por cierto, no te he contado que en el primer viaje
de prueba Yolanda me llevó al momento de la asamblea en que se unificó la guerrilla. No tienes idea de lo emocionante que
fue escucharte hablar...
-Vaya! Que interesante...
y qué le pareció?
-A mas de la emoción
de escucharte y verte en esos históricos momentos, no sé. No conozco los detalles de tu lucha, de la lucha del mundo. Es cierto
que me consultaste muchas cosas, que fui tu asesor y guía en algunos momentos importantes, pero la historia completa no la
conozco. Es más, no tengo siquiera un recuento de tus logros...
-De los logros de la
humanidad Maestro... no son logros míos... y me extraña que un hombre como Usted, historiador de corazón, no tenga conocimiento
de la vida moderna.
-La patina del tiempo
es la que me ha absorbido... los días que vivo no tienen más historia que las horas que pasaba acompañado de mis libros.
-Pues puedo informarle
de lo que guste. O bien, si lo considera pertinente, puedo enviarle un registro completo de la información histórica contemporánea.
-Sería de mucha ayuda.
Podrías disponerlo?
-Con gusto Maestro.
-Ahhh, incluye tu biografía,
por favor.
-Así se hará Maestro.
Unos días después,
Luz María informaba a Ricardo de la llegada de una caja conteniendo un par de cientos de minidiscos compactos enviados por
el Presidente del Consejo.
Ricardo invitó a su
ya amiga a verlos. Ella era joven, no pasaba de los setenta años, por lo que nace precisamente enmedio de la lucha, y le toca
participar en la guerrilla organizada. Sin embargo, no dejaba de ser interesante conocer los alcances de aquello por lo que
había luchado.
Tres semanas pasaron
viendo la historia reciente. Durante todo ese tiempo casi no cruzaron palabra. Acaso alguno que otro comentario respecto a
acciones en las que uno u otro habían participado.
Había sido en realidad
una odisea. El uso y abuso del hombre sobre la naturaleza había sido causante de drásticos cambios climáticos, a los que se
sumaron terremotos, erupciones volcánicas, desbordamiento de ríos, maremotos y otras lindezas más de esas que la naturaleza
sabe usar para cobrarse.
La contaminación llegó,
como ya dijimos, a grados intolerables para la vida humana, haciendo caer a miles muertos al instante en un momento dado;
seres humanos y animales sufrieron las consecuencias.
En la vida social,
política y económica las cosas no eran diferentes. Aquella frase de que el hombre es el lobo del hombre se había quedado corta.
Mafias y narcotráfico eran el poder mundial. La hegemonía de Estados Unidos había sido triunfante tras la caída del comunismo,
pero la alianza europea fue el primer paso para debilitarla. Sin embargo, y contra la opinión de los globalifóbicos, esa Unión
Europea sería el ejemplo de que las naciones unidas pueden tener un poder. Así se organizaron, pero para el mal, otras naciones.
Arrancando la primera década del 2000, se inició una guerra santa que de santa no tenía nada. El mundo se dividió en islamismo
y cristianismo, e infinidad de guerras se desataron. El judaísmo adoptó una posición paralela al cristianismo porque no pudo
solo contra el Islam, que recrudeció el uso del terrorismo como arma principal.
Como ya se sabía, el
2310 fue el año de la debacle. Ahí se inician las guerrillas que sufren seiscientos años de pérdidas sin más logros que despertar
conciencias. Sin embargo, el paso de la degradación física, moral, y ambiental, no se detiene.
Es la situación misma,
insostenible ya, la que lleva a los guerrilleros a organizarse. Aquella asamblea que presencia Ricardo en su primer viaje
es la que marca el principio del camino.
En el momento de estar
viendo el evento mismo, Ricardo experimentó de nueva cuenta esa emoción que sintiera en el viaje, pero no dejó de notar que
era la primera vez que se mencionaba el nombre de Atilano.
Detuvo en seco la grabación
y preguntó a Luz María:
-De dónde conoces a
Atilano?
-De la guerrilla...
-Desde cuándo?
-No sé... no recuerdo
bien... creo que era yo muy chamaca... aunque pensándolo bien, creo que la primera vez que lo vi fue en esa asamblea...
-Hummm...
-Por qué Maestro?
-Por nada... por nada...
dijo cortante volviendo a correr la grabación.
A partir de que la
guerrilla se organiza, el avance de la justicia se acelera. Los principales cabecillas de las mafias caen muertos. No hay
detenidos. Todos mueren de una forma u otra. Muchas naciones retoman el camino correcto bajo la bandera de la unión que más
tarde se convierte en el Nuevo Orden Mundial y finalmente en el Consejo del Conglomerado Mundial.
En el 2930, cuando
se constituye el consejo y se marca como el año del triunfo, en su discurso, Atilano señala algo que llama la atención de
Ricardo:
-Estamos ante un
cielo y una tierra nuevos. No sólo es el Alfa, sino el Omega al mismo tiempo. Es el principio de una nueva vida en la que
incluso la naturaleza está de acuerdo. Dichosos aquellos que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida,
y para entrar a las puertas de este Nuevo Orden Mundial.
Ricardo se queda pensativo
unos segundos y deja correr de nuevo la grabación.
En los siguientes veinte
años, apenas un suspiro en la historia de la humanidad, la calma retorna a la tierra. Los cielos se limpian, la capa de ozono
se repara, el ambiente se disipa. Cesan el deshielo de los polos, los terremotos y las erupciones. La naturaleza ayuda, como
dijese Atilano.
En esos veinte años
el orden económico se restablece a la par del jurídico y el social. Los organismos mundiales se unifican y el gobierno es
uno solo. En el 2925 la iglesia también se unifica. Las diversas corrientes religiosas se fusionan con la primicia de sus
conceptos básicos, y Roma da paso a Zurich, nuevo centro mundial de gobierno político, civil y eclesiástico. Ricardo nota
una cosa más: las corrientes religiosas se agrupan sí, pero bajo la férula de la Iglesia Católica, que abandona el boato y
cede sus bienes a la reconstrucción mundial. El Cristhos, nombre con que se designa a los cabezas de la iglesia desde el 2100
en que falleciera el Papa Pedro II, queda al frente en calidad de jerarca. La nueva iglesia mundial adopta el nombre de Iglesia
Jerosolimitana, en honor a Jerusalén, centro espiritual de las tres religiones más importantes del mundo.
En el transcurso de
esos veinte años, se erradica el uso de los carburantes y fomenta el de la energía solar e hidráulica. Se cierran las fábricas
industriales y seleccionan los productos realmente útiles para la supervivencia humana, alcanzando con esto un estándar de
vida general de clase media alta. La producción de armas de todo tipo se considera crimen mayor y la energía nuclear se concentra
únicamente en usos médicos y energéticos, bajo estrictos controles universales.
Los estándares sociales
se basan en las normas morales que la humanidad abandonara tiempo atrás, y la solidaridad en las labores comunitarias es general.
Las penas a los infractores
se limitan a dos extremos: la rehabilitación social altamente supervisada, o la pena máxima: el aislamiento absoluto y eterno,
al que prácticamente nadie sobrevive. Los infractores sentenciados a esta pena son declarados muertos antes de seis meses.
La justicia, por ende,
se aplica con una exacerbada puntillosidad. No hay apelaciones, la sentencia es sumaria.
Ricardo se remueve
en su silla, apaga el reproductor y ve fijamente a Luz María.
-Qué opinas de esta
nueva forma de vida?
-Que es un milagro
Maestro...
-Un milagro? pregunta
intrigado Ricardo.
-Sí, sobre todo después
de como vivía la humanidad...
Ricardo no comenta
nada. Se levanta, da unas vueltas por la sala, y le pide a Luz María que prepare su viaje.
-Maestro, informa Yolanda
al verles salir, está lista su cita con el jerarca de la Oficina Eclesiástica.
Ricardo asiente con
la cabeza, y parte a la sede eclesial.
A la entrada del edificio
le reciben dos purpurados que le guían hasta las oficinas principales.
-Pase, por favor.
Aunque acababa de ver
el video en que la iglesia romana se deshace de sus bienes para ayudar a la reconstrucción mundial, no deja se asombrarle
la adustez de las instalaciones. Al caminar por un largo pasillo que conecta las oficinas principales con el privado del prelado,
nota unos cuantos cuadros del siglo XVI, que ocupan de piso a techo con su extensión.
-Adelante Don Ricardo,
en qué puedo servirle? El Señor me avisó de su deseo de platicar conmigo, dijo amable el jerarca.
-Tengo algunas dudas
que espero me ayude a despejar....
-Con gusto... con mucho
gusto... tome asiento, por favor.
Casi cuatro horas después,
Ricardo abandonaba la sede eclesial con una faz que reflejaba tanta extrañeza como satisfacción.
Ricardo era un hombre,
a más de acucioso investigador, muy intuitivo. Cuando estudiaba un tema, de pronto algo le brotaba en la mente. Eran como
relámpagos que le indicaban que algo era extraño, o malo, o simplemente a lo que debería prestar atención.
Si de momento ese chispazo
no encajaba, le daba vueltas y vueltas en la mente llegando, en algunas ocasiones, a desesperarlo. Así era en esa ocasión.
Algo le revoloteaba en la cabeza, aunque aún no sabía de qué se trataba.
Retrasó el viaje varios
días con el objeto de entender lo que pasaba. Se metió a la biblioteca y abrió, como siempre lo hacía, libros al azar. No
encontró nada. Una tarde, cansado de tanto buscar sin resultados, entró a sus habitaciones y se sentó en el diván. Buscó con
qué juguetear y tomó el control remoto del reproductor de minidiscos. De pronto, el aparato se encendió. Ricardo lo apagó
de inmediato. Había encontrado lo que buscaba.
Salió de inmediato
hacia Lázaro y le dijo a Luz María que preparara el viaje para la mañana siguiente muy temprano. Luego, le urgió a que se
sentara y le contara más sobre Atilano. La Jefe de la Oficina de Investigaciones Especiales lo vio asombrada.
-Qué quiere saber sobre
el Presidente que Usted no conozca ya? preguntó curiosa.
-Todo, no importa si
crees que ya lo sé. Quiero que me cuentes todo de lo que te acuerdes.
-Bueno, como ya le
dije, lo conocí apenas cuando la guerrilla se organizó. De ahí en adelante, formé parte de los mandos medios pues yo había
encabezado la guerrilla de Sudamérica. Mi trato con él era prácticamente cotidiano.
Pasado algún tiempo,
me nombró su asistente personal y el trato se volvió un poco más cercano... aunque sin llegar a más de las relaciones puramente
administrativas, aclaró.
-Cómo era él en aquellos
tiempos?
-Un hombre muy centrado.
Hablaba con calma, pero con mucha seguridad en sí mismo. Paciente, atento, cordial en sus relaciones con los demás, incluso
con los enemigos...
-En dónde se guardan
los expedientes de todos?
-En el Sistema Central...
quiere acceder a ellos?
-Me gustaría despejar
algunas cositas...
-Venga... le enseño
cómo entrar al sistema.
Ricardo pasó largas
horas sentado frente a la pantalla del componente que, enlazado a su propia computadora, le brindaba toda la información disponible.
Estaba estirándose cuan largo era cuando entró Luz María a sus habitaciones.
-Encontró lo que buscaba
Maestro?
-No precisamente...
oye, se me ocurre algo. Se puede viajar de donde estés? o hay que acudir forzosamente a la Sala de Control?
-La verdad es que no
hemos hecho la prueba con los TMC’s.
-Me gustaría probar...
-Podría ser peligroso...
un viaje sin alguien que lo controle...
-Llama al Coronel Alexclar...
Luz María pulsó un
botón de la mesa de Ricardo y a los pocos segundos el Coronel estaba presente.
-Mi querido amigo...
necesito un voluntario. Podrías seleccionarlo?
-Para...?
Ricardo le explicó
su idea sin muchos preámbulos y Alexclar se ofreció a sí mismo.
-No, dijo inmediatamente
Luz María, podría ser peligroso y es necesario en el grupo...
Sin decir más, el Maestro
se dirigió a Lázaro seguido de Luz María y el Coronel.
-Todos adentro, ordenó
Ricardo.
Los demás abandonaron
sus tareas y entraron al cubículo.
Ricardo repitió la
necesidad de un voluntario para probar los TMC’s en la forma que deseaba. Yolanda y Lourdes se rieron
-A qué se debe esa
risa? preguntó intrigado Ricardo
-A nada malo Maestro...
lo que pasa es que no reportamos que, precisamente, la falla de los TMC’s es que se puede ir de donde sea, quedando
fuera del sistema de control maestro. Pero ya lo solucionamos...
-Al diablo con eso!
Déjenlos como están! De esa manera tenemos una mucha mayor libertad de acción... pero... no hay riesgos?
-No... al menos no
experimentamos alguno, señaló con orgullo Lourdes. En las pruebas no notamos nada que así lo indicara.
-Bueno... pues entonces
ya no necesito al voluntario. Nada más que los portadores de los TMC’s deberán reportar detalladamente lugar, motivo
y resultados de sus viajes. Entendido?
-Sí Señor, contestaron
todos.
Ricardo salió de Lázaro
nuevamente como chiquillo con juguete nuevo. Caminaba delante de Luz María cuando desapareció de su vista. La mujer se quedó
pasmada de momento. Apenas entendía que el Maestro había viajado, cuando se le apareció unos metros adelante.
-Cómo me ves?
-???!!!
-Algo cambió en mi?
-Nada aparentemente...
se siente bien?
-Como un jovencito
de sesenta años!
Martha se reunió con
el equipo multicontinental de investigación teofilosófica.
-Bien señores, veamos
qué tenemos hasta ahora. Podría usted decírnoslo, profesor Halmi?
-Sí Maestra, contestó
el teólogo de la Universidad Hebrea. Gracias a la investigación paciente y activa de estudiosos, la interpretación del Apocalipsis
fue transferida a un campo libre de "odium theologicum". Pero entonces el significado del Vidente es determinado por las reglas
de exégesis común. Aparte de la resurrección, el milenio, y las plagas que preceden la consumación final, ellos ven en sus
visiones una referencia a los acontecimientos principales de su época. Su método de interpretación puede llamarse histórico
comparado con la aplicación teológica y política de edades anteriores. La clave para los misterios del libro la encuentran
en 17, 8-14. Pues así dice al Vidente: El que pueda entender que entienda.
Según esto, la bestia
del mar que había recibido plenitud de poder del dragón, o Satanás, es el Imperio Romano, o más bien, Cesar, su representante
supremo. La imagen de la bestia con la que sus siervos son marcados es la imagen del emperador en las monedas del reino. Este
parece ser el significado obvio del pasaje: que todas las transacciones comerciales, todas las compras y ventas eran imposibles
si no se tenía la marca de la bestia (Ap. 13, 17). Contra esta interpretación se objeta que los judíos en el tiempo de Cristo
no tenían ningún escrúpulo manejando dinero en el que la imagen de Cesar estaba grabada (Mt. 12, 15-22). Pero debe tenerse
presente que el horror de los judíos hacia las imágenes imperiales era principalmente debido a la política de Calígula. El
confiscó algunas de sus sinagogas, y las transformaba en templos paganos poniendo su estatua en ellos. El incluso intentó
erigir una imagen propia en el Templo de Jerusalén, como lo señala Josefo en sus Antigüedades Judías.
Las siete cabezas de
la bestia son siete emperadores. Cinco de ellos el Vidente dice que son caídos. Ellos son Tiberio Augusto, Calígula, Claudio
y Nerón. El año de la muerte de Nerón es el 68 D.C. El Vidente continúa diciendo: "Uno es", a saber Vespasiano, años 70-79
D.C; es el sexto emperador. El séptimo, nos dice el Vidente, "no ha venido todavía, pero cuando venga, su reino será corto".
Así se prevé a Tito, quién reinó apenas dos años (79-81). El octavo emperador es Domiciano (81-96). De él, el Vidente tiene
algo muy peculiar que decir: Lo identifica con la bestia y lo describe como aquel que "era y no es, y que saldrá del pozo
sin fondo" (17, 8). En el versículo 11 agrega: "Y la bestia que era y no es: ella misma también es la octava, y es de los
siete, y va a la destrucción". Todos esto suena como lenguaje de los oráculos. Pero la pista para su solución es preparada
por una creencia popular muy difundida en aquel momento. La muerte de Nerón había sido atestiguada por pocos, de modo que
sobre todo en elEste había la idea de que Nerón todavía estaba vivo. Gentiles, judíos y cristianos estaban bajo el engaño
de que él estaba escondiéndose, y como se creía normalmente, que se había ido con los enemigos más problemáticos del imperio.
De ahí que esperaban que volvería a la cabeza de un ejército poderoso para vengarse de sus enemigos. La existencia de esta
creencia imaginativa es un hecho histórico bien atestiguado. Tácito habla de él: "Achaia atque Asia falso exterrit velut Nero
adventaret, vario super ejus exitu rumore eoque pluribus vivere eum fingentibus credentibusque. Así también "Dio Chrysostomus:
kai nyn (alrededor del año 100 D.C.) eti pantes epithymousi zen oi de pleistoi kai oiontai. Por tanto, los contemporáneos
del Vidente creían que Nerón estaba vivo y esperaban su retorno. El Vidente o bien compartió su creencia o la utilizó para
su propio propósito. Nerón había hecho un nombre para sí por su crueldad y libertinaje. Los cristianos en particular tenían
razones para temerle. Bajo él tuvo lugar la prmera persecución. La segunda ocurrió bajo Domiciano. Pero diferente a la anterior,
no se limitó a Italia, sino que se extendió a lo largo de las provincias. Muchos cristianos fueron llevados a la muerte, otros
desterrados. De esta manera el Vidente fue llevado a considerar Domiciano como un segundo Nerón, "Nero redivivus". De allí
que lo describiera como "el que era, que no, y que había de volver". De ahí que lo cuenta como el octavo y al mismo tiempo
le hace uno de los siete precedentes, el quinto, Nerón. La identificación de los dos emperadores era fácil de hacer pues incluso
autores paganos llamaron a Domiciano un segundo Nerón.
Los diez cuernos son
explicados comúnmente como los gobernantes vasallos bajo la supremacía de Roma. Son descritos como reyes (basileis), en un
sentido más amplio, pues ellos no son reyes verdaderos, sino que recibieron poder para gobernar con la bestia. Su poder, además,
es apenas para una hora, significando su corta duración e inestabilidad (17, 17). El Vidente ha marcado la bestia con el número
666. Su propósito era que por este número la gente lo conociera. El que entienda, que cuente el número de la bestia. Porque
es el número de un hombre: y su número es seiscientos y sesenta y seis. Un número humano, es decir inteligible por las reglas
comunes de investigación. Nosotros tenemos aquí un caso judío de gematría. Su objeto es ocultar un nombre sustituyéndolo con
una cifra de igual valor numérico a las letras que lo componen. Por mucho tiempo intérpretes intentaron descifrar el número
666 por medio del alfabeto griego. Sus esfuerzos no han dado ningún resultado satisfactorio. El éxito mejor ha sido obtenid
usando el alfabeto hebreo. Muchos estudiosos han llegado a la conclusión de que su significado es Nerón. Pues cuando el nombre
que "Cesar Nerón" es deletreado con letras hebreas, da la cifra 666.
La segunda bestia,
la de la tierra, el seudoprofeta cuyo oficio era ayudar a la bestia del mar, probablemente significa el trabajo de seducción
continuado por los cristianos apóstatas. Ellos se dedicaron a hacer que sus compañeros cristianos adoptasen las prácticas
paganas y se sometiesen al culto del Cesar. Parece que no son los Nicolaítas de las siete Epístolas. Porque ellos son comparados
allí a Balaam y Jezabel que seducen los Israelitas a la idolatría y fornicación. La mujer con dolores de parto es una personificación
de la sinagoga o la iglesia. Su primogénito es Cristo, su otra descendencia es la comunidad de los creyentes.
En esta interpretación,
de la que hemos dado un resumen, hay dos dificultades:
En la enumeración de
los emperadores tres son pasados por alto, Galba, Otto, y Vitelio. Pero esta omisión puede ser explicada por la brevedad de
sus reinos. Cada uno de los tres reinó apenas unos meses.
La Tradición ubica
el Apocalipsis en el reino de Domiciano. Pero según el cómputo dado antes, el Vidente mismo ubica su obra en el reino de Vespasiano.
Si este cómputo fuera correcto, Vespasiano es el emperador a quien él designa como "el que es". A esta objeción, sin embargo,
puede contestarse que era la costumbre de escritores apocalípticos, por ej., Daniel, Enoc, y los libros Sibilinos, lanzar
sus visiones en la forma de profecías y darles la apariencia de ser la obra de una fecha más temprana. Ningún fraude literario
se pretendía con ello. Era meramente un estilo peculiar de escritura adoptado como más adecuado al asunto. El Vidente del
Apocalipsis sigue esta práctica. Aunque realmente desterrado en Patmos en el reino de Domiciano, después de la destrucción
de Jerusalén, él escribió como si él hubiera estado allí y visto sus visiones en el reino de Vespasiano quizá cuando el templo
todavía existía.
-Sin embargo, intervino
el profesor Talmer de la Sorbona, bien podría tratarse de otra temporalidad. Es decir, que las profecías no tuviesen, ni para
el mismo Vidente, un tiempo determinado para suceder puesto que estudiosos posteriores le han adjudicado tales sucesos incluso
a guerras, hambrunas y otras desgracias padecidas por la humanidad. Se da el dato curioso de que cada intérprete ubica su
acontecer en tiempos cercanos a su propia época.
-Luego entonces, estamos
en las mismas, dijo Martha desconsolada.
-No tanto como eso,
creo que podemos formar varios grupos y que cada uno pretenda la interpretación conforme a ciertos patrones...
-Explíquese mejor profesor.
-Un grupo intentaría
ubicar los sucesos dentro de la religión como tal; otro comparativamente con la historia; uno más con las tradiciones y eventos
actuales; incluso podemos preparar una tabla comparativa con otras profecías.
-Sería una buena técnica
de investigación. Así no desgastaríamos resultados multidireccionales. Simplemente, si en un campo no se da la cuadratura
de la interpretación, se deshecha. Adelante, y que Dios nos ayude.
Ricardo llamó a Luz
María y al Coronel Alexclar a Lázaro. Cerró la puerta y les pidió se sirvieran una taza de café.
-Tengo una espinita
clavada y quiero sacármela. Así es que creo que voy a hacer algunos viajes solo...
-De ninguna manera
Maestro! exclamó inmediatamente el coronel. Usted es la cabeza de la OCR y no puedo permitirle arriesgarse de esa manera.
Me va a perdonar, pero no lo veo bien.
-Creo que estoy de
acuerdo con él, dijo tímidamente Luz María.
-Sabía que habría oposición
-y con justa razón- pero tenía la esperanza de no tener que contarles sobre mis dudas. Así es que, señores, lo que voy a decir
ahora sólo lo conocerán ustedes y quiero la máxima discreción sobre el asunto. Antes de hablar, les ruego que se haga una
revisión completa de seguridad al módulo. Al terminar, hablaremos.
Mientras los agentes
realizaban su trabajo de revisión, Ricardo, Luz María y Alexclar les observaban sentados en la mesa del Comando Central. Los
dos últimos se notaban nerviosos.
-La revisión está terminada
Señor, indicó uno de los operarios al coronel.
-Les agradezco su atención,
pero quiero que se realice de nueva cuenta y ahora con mayor acuciosidad, dijo medio apenado Ricardo.
El operario le vio
con extrañeza, pero Alexclar le reiteró la orden con la mirada, y la revisión se repitió.
Tras algunos minutos,
el reporte fue el mismo: nada, no había nada extraño o fuera de lo normal.
-Entremos entonces,
ordenó Ricardo.
Una vez que sus compañeros
entraron, Cerró la puerta y generó el aislamiento total. Un pequeño letrero sobre la puerta se encendió: No interrumpir,
sesión de trabajo en proceso.
Los cristales que rodeaban
Lázaro se fueron obscureciendo lentamente hasta no permitir la vista hacia el interior.
Ricardo y Alexclar
caminaron por la callejuela que les llevaría a la sede de la reunión de los comandos guerrilleros. Una vez ahí, saludaron
al que cuidaba la entrada y le preguntaron por Atilano.
-Le encontrarán al
fondo, está preparando su discurso.
-Gracias.
Ambos se acercaron
al grupo que platicaba y le vieron sentado a un lado. Se notaba tranquilo a pesar de la barahúnda que le rodeaba.
-Buenas tardes...
-Buenas, contestó levantando
la vista hacia los reporteros, cuyos cuerpos habían ocupado Ricardo y Alexclar, notando las identificaciones que portaban
en la solapa.
-Don Atilano... podríamos
hacerle algunas preguntas?
-Claro... por qué no?
-Es indudable que esta
reunión se logra gracias a sus esfuerzos, dijo Ricardo, por lo que consideramos interesante el que nuestros lectores conozcan
un poco más respecto a su vida y trayectoria...
-No... no... no...
lo importante es que difundan la necesidad de unificar esfuerzos para alcanzar la paz y la tranquilidad de la humanidad. Mi
vida no es relevante en estos momentos. No desperdicien papel o espacio. Les invito a que se queden y reporten sobre lo que
escuchen y vean en esta asamblea. Lo demás es intranscendente...
-Pero Señor... la gente
quiere saber sobre su líder...
-Aquí no hay líderes,
solo representantes. Es el pueblo, la humanidad misma la que tiene al frente una nueva vida... hablen sobre eso, no de mi...
-Señor, dijo Ricardo
incisivo, no es eso una pose de falsa modestia?
-Pueden pensar lo que
quieran, pero lo que les digo es lo correcto... ahora, si me lo permiten, la reunión está por comenzar...
Mientras Atilano se
retiraba, Ricardo abordó a uno de los comandantes guerrilleros.
-Perdón Comandante...
somos del Morning Star de Suecia... podría decirme, por favor y sólo para completar nuestra historia, de dónde es Don Atilano?
El comandante les vio
con extrañeza, se quedó pensativo un momento y contestó:
-Pues... la verdad
no lo sé... parece que viene de América... pero no puedo decírselos con exactitud...
-Desde cuándo lo conoce?
-Personalmente?...
desde hoy... le conocí sólo por carta...
-Gracias... y, disculpe,
desde cuándo les envía esas cartas?
-Hace un par de años...
-Gracias Comandante,
ya no le quitamos el tiempo...
Ambos se despidieron
y salieron del recinto. Alexclar, conocedor de aquella expresión de Ricardo respecto al evento en su primer viaje, preguntó
con curiosidad:
-No quiere que nos
quedemos a la asamblea Maestro?
-No, ahora no, ya regresaré
en otro momento... por ahora creo que iremos un par de años atrás...
Conforme a los informes
recabados, Atilano era comandante del grupo guerrillero del altiplano mexicano. Cuando llegaron a la capital azteca, buscaron
la sede del Comando General.
-Disculpe, en dónde
podemos encontrar al comandante Atilano?
-Quiénes son Ustedes?
-Somos periodistas
y queremos entrevistar a Don Atilano...
-Huyyy... pues va a
estar difícil... el anda por la sierra... pero pregúntenle al comandante de guardia... está por allá dentro.
El resultado fue el
mismo. Nadie sabía en dónde encontrar a Atilano.
-De casualidad tiene
usted una foto de él? preguntó Ricardo.
-Mire qué curioso...!
No! No tenemos fotos de él... ahora que lo dice... a nadie le ha importado conocer su rostro... yo creo que es por seguridad...
ustedes saben...
-Podemos contar entonces
con algunos datos sobre su biografía?
-Pues yo, al menos,
no los tengo...
-Y cómo hacen para
comunicarse con él?
-Por lo general él
es el que se comunica con el mando central... pero ni le busquen porque también los comandantes andan siempre a salto de mata...
esta es más una oficina política que operativa...
-Gracias, dijo secamente
Ricardo.
-Y ahora? cuestionó
Alexclar al salir.
-Vamos al Vaticano...
El encargado de la
Biblioteca Central del Vaticano era un sacerdote entrado en años, más bien flaco que delgado, y portaba unos anteojos bastante
gruesos. La presencia de los reporteros encendió el ánimo del cura-bibliotecario.
-Desde el año 2925,
en que se unificaran las religiones trasladándose a Zurich la sede, nos hemos quedado casi abandonados. Muy poca gente viene
a esta biblioteca, con todo y que se puede considerar una de las más importantes del mundo. Así es que su presencia es un
oasis para la tediosa labor de este su desde ahora amigo... en qué puedo servirles?
-Tenemos la curiosidad
de saber, de primera mano, por qué se cambió el concepto papal por el de Christos?
-Bueno, en realidad
no es muy complicado. El proceso de unificación requería un título que no hiciera diferencia o recuerdo al grado de una u
otra religión. Así es que, reunidos en asamblea general, los jerarcas decidieron que el título de las cabezas de la nueva
iglesia Jerosolimitana fuera el de Christos. Esto sucedió en el 2100, a raíz de la muerte del Papa Pedro II, sin embargo,
el proceso de unificación se llevó ochocientos veinticinco años más para concretarse finalmente.
-Así de fácil?
-Pues sí... así de
fácil...
-Oiga padre... y no
se dio cuenta alguien de que de esa forma se cumplían las profecías de San Malaquías que señalaba que Pedro II sería el último
Papa?
-Claro que sí! Incluso
algunos clamaban espantados el fin del mundo... pero en realidad la causa fue la unificación por la que lucharon tanto muchos
Papas, especialmente Juan Pablo II. Naturalmente que las profecías de San Malaquías fueron tomadas en cuenta ante la problemática
que representaba en el suceso mismo, pero el cónclave terminó por considerar que era más importante la propia unificación
y el nuevo sistema que ver si se cumplían o no las profecías.
-Pues se cumplieron,
sentenció Ricardo.
El regreso, previamente
calculado, fue dentro de Lázaro. El cubículo seguía con los cristales obscurecidos. Luz María les esperaba. En el ínter, y
para los demás, Ricardo y Alexclar estaban dentro del módulo. Nadie sabía que habían viajado.
-Qué novedades tienes?
preguntó Ricardo.
-Ninguna, todos siguen
con su trabajo. Martha y Antonio se han reportado un par de veces, pero nada más. Cómo les fue?
-Bien, pero no tenemos
gran cosa, señaló Alexclar.
-No te creas, dijo
Ricardo. A veces no es necesario encontrar algo para saber algo. La misma falta de información puede confirmar una hipótesis.
-Es decir...? cuestionó
Luz María.
-Que el rompecabezas
va tomando forma...
-Qué hay de la vida
del Presidente?
-Nada... nadie sabe
nada... es como si hubiese aparecido de la nada... dijo apocado Alexclar.
Ricardo le vio de reojo
y sonrió levemente.
El videoteléfono especial
repiqueteó en el escritorio del Presidente del Conglomerado Mundial, que presto le contestó.
-Buenos días Maestro...
me ha tenido muy abandonado...
-Hola mi querido Atilano...
perdona pero es que me la he pasado viendo los minidiscos que enviaste... por cierto, no encuentro el que tiene tu biografía...
-Perdón Maestro, debe
haberse extraviado, pero no tenga cuidado, le enviaré otro en cuanto lo preparen...
-Te lo voy a agradecer...
cómo anda el mundo?
-Caminando, caminando...
la semana pasada fue desbaratada la última célula del narcotráfico. Fue noticia mundial. Veo que se pierde mucho de la vida
diaria Maestro.
-Entre el pasado y
el presente ya no sé ni en qué año vivo, mi querido amigo. Pero creo que pronto te tendré noticias...
-Qué tan pronto?
-Viendo las cosas como
van, yo creo que dentro del plazo pactado. No más de unos tres meses...
-Podría adelantarme
algo?
-Preferiría esperar...
-Bueno, respeto su
decisión...
-Tan fácilmente? No
te da curiosidad saber qué pasa?
Atilano se sintió pillado
y contestó apenado:
-De ninguna manera
Maestro... claro que me da curiosidad, y no sólo eso, sino preocupación, pues el futuro de la humanidad está en jaque...
-Estás seguro?
-Que pregunta más extraña
maestro... a qué se refiere?
-Que si estás seguro
de estar preocupado realmente?
-Pues sí... qué puedo
decirle para que lo note, si Usted mismo es el que me ha pedido calma, ecuanimidad...
-Tienes razón, perdóname...
es que... ya sabes... los viejos chocheamos a veces...
-Vamos mi querido Maestro,
usted no chochea ni de chiste... tiene la mente más lúcida que he conocido en hombres de su edad...
-Gracias querido amigo...
gracias... ya nos veremos...
Las luces del techo
giraban al ritmo de los pensamientos de Ricardo que, recostado sobre su cama, con los brazos cruzados sobre la cabeza, daba
rienda suelta a la mente. La percepción que tenía cobraba mayor fuerza, a pesar de lo descabellada. Sonrió para sí y se sintió
realmente orgulloso.
Si la historia de la
religión fue su debilidad, nunca pensó que llegaría a tomar parte en sucesos como los que reclamaban su dirección y agudeza.
Menos aún, de concretarse lo que pensaba, en ser el que informara sobre la realidad universal que podría ser la noticia más
grande jamás dada a conocer.
Su admiración por Atilano
surgió en el momento mismo de conocerlo. Un chispazo de empatía brotó al darle la mano. Una paz interior se apoderó de él
tras su primera plática, y decidió ayudar en todo lo que podía al hombre que sabía cambiaría el destino de toda la humanidad.
La última frase retumbó
en su cerebro: el hombre que cambiaría el destino de toda la humanidad.
Antonio llegó y pidió
ver al Maestro. Luz María lo anunció en seguida y, pocos minutos después, Ricardo le esperaba en Lázaro.
-Gracias Luz María...
podrías dejarnos solos? dijo fingiendo un poco de molestia hacia Antonio.
-Seguro Maestro, contestó
ella saliendo y cerrando la puerta tras de sí.
-Que bueno que vienes...
llegas en el momento preciso....
-Para? cuestionó Antonio
extrañado.
-Olvídalo... yo me
entiendo... qué noticias me tienes?
-Pues muchas... pero
antes de que le dé mi informe permítame decirle que hay algo muy raro que no entiendo...
-Me lo esperaba...
Antonio frunció el
entrecejo, pero ya no preguntó nada.
-Habla... habla...
le urgió Ricardo.
-Bueno... pues por
principio de cuentas investigué un poco en el mundo actual, en el presente vamos, y me asombró encontrar que prácticamente
ya vivimos en el paraíso mismo. Los pocos brotes de violencia han sido apagados por completo. Aquellos opositores que luchaban
más que nada por conveniencia o paga, recapacitaron y se acogieron a las amnistías de los últimos cinco años, arrepentidos
y dispuestos a vivir la nueva vida.
Hace unas semanas se
liquidó a la última célula del narcotráfico que operaba precisamente en donde naciera la mafia narcotraficante: Argelia.
-Sí, algo me comentó
Atilano...
-En pocas palabras,
nada en el presente me decía de los procesos de cambio, y le busqué; Luz María me dijo que estaba concentrado en Lázaro y
no podía atenderme, pero me comentó del nuevo uso de los TMC’s, me entregó uno y me lancé al pasado reciente.
-Y qué encontraste?
-He aquí lo raro...
yo esperaba una represión mundial que hubiese metido en cintura a los enemigos de la humanidad, pero en realidad esa represión
fue mínima...
-Cómo estuvo eso?
-Sí... los resultados
provienen de dos aspectos fundamentales: unos, murieron, otros... se arrepintieron y se acogieron a las amnistías... pero
los que murieron no fueron reprimidos.... simplemente sufrieron una serie de accidentes fatales...
-Quieres decir que
hubo asesinatos secretos? preguntó descontrolado Ricardo.
-No.... eso es lo curioso.
Yo también pensé de momento en un sistema de crímenes ordenados por el Consejo en silencio, pero no... fueron muertes naturales,
muchas en tremendas circunstancias, pero naturales...
-A ver... explícate
mejor... reclamó Ricardo aunque ya deducía la respuesta.
-Pues... me da pena
decirlo, pero... tal parece que se los hubiera llevado el demonio!
-O no precisamente
el demonio....agregó pensativo el Maestro. Podrías describirme alguna de esas muertes?
-Claro que sí... por
ejemplo, un grupo de líderes islámicos que comandaban las últimas acciones terroristas en el mundo, viajando por avión sobre
el Himalaya, se estrellaron en el Everest. El Consejo incluso envió un equipo de investigación -entre los cuales me colé-
y el resultado arrojó que había sido un infortunado accidente....
-O afortunado... muy
afortunado... dijo Ricardo.
-Otro grupo, acampado
en pleno desierto del Sahara junto con todas sus tropas, que sumaban poco más de dos millares de efectivos, pereció en su
totalidad bajo el embate de una tormenta de arena de proporciones gigantescas... y así, hubo muertos de ataques al corazón,
de embolias, de un sinfín de padecimientos. Lo curioso es que tampoco habían antecedentes previos de esas enfermedades en
la gran mayoría de ellos.
Hubo un dato realmente
sorprendente en el caso del Sahara....
-Qué?
-Sí hubo un sobreviviente...
era un infiltrado de los grupos guerrilleros que pasaba información. Apareció sin daño alguno.
- “Excepto los
que llevasen la marca del Cordero....” comentó por lo bajo Ricardo.
-Decías...?
-No... nada... te agradezco
la información. Ahora te tengo una nueva misión. Podrías investigar, lo más discretamente posible, la procedencia de los representantes
continentales?
-La procedencia?
-Sí, de dónde son,
qué hacían antes, cuál fue su participación en el proceso de consolidación, qué méritos tuvieron para llegar a ser representantes....
-Pero... eso lo podemos
saber con sólo preguntarle al Presidente, no?
-No... de eso se trata
precisamente, de no tener que preguntarle a él... quiero saberlo de otras fuentes... y no te desesperes si no encuentras la
información, que creo eso es lo que va a suceder....
Antonio le vio con
verdadero asombro, pero se concretó a asentir con la cabeza.
Ricardo se volvió a
meter entre sus libracos. Si bien, como él decía, el rompecabezas empezaba a tomar forma, faltaban muchas piezas por acomodar
para saber la verdad.
Sacando libros al azar,
como acostumbraba, tomó uno del periodista italiano Pier Carpi sobre Juan XXIII y leyó en una parte de sus profecías: “Siete
de Grecia hacían el mundo, después de la visión. Y palabras nuevas conquistarán la tierra. Repetidas por Cristo. Repetidas
por sus nuevos hijos. Será un momento de renacimiento y de grandes cánticos. Los rollos serán hallados en las Azores y hablarán
de antiguas civilizaciones que enseñarán a los hombres cosas antiguas que ellos ignoran. La muerte se alejará y el dolor será
escaso. Por medio de los rollos, las cosas de la tierra hablarán a los hombres acerca de las cosas del cielo....” No
leyó más. Se levantó de inmediato y llamó a gritos a Luz María, olvidando la tecnología moderna.
-Qué pasa Maestro,
preguntó alarmada la Jefe de la OIE.
-Localiza a Martha
y a Andrés. También a Alexclar.
Los convocados llegaron
a Lázaro un poco inquietos ante el sorpresivo llamado. Luz María se quedó en la puerta esperando las indicaciones de Ricardo.
-Pasa... pasa tú también,
que te has convertido en mi brazo derecho... Les voy a pedir a todos que estén atentos a lo que se diga y externen cualquier
duda u opinión al respecto. No teman parecer infantiles o ignorantes... quiero ver reacciones... Martha, qué sabes de Juan
XXIII?
-Pues... que fue uno
de los Papas con mayor inclinación al esoterismo, que se llamaba Angelo Roncalli, que nació el 25 de noviembre de 1881 en
Sotto il Monte, provincia de Bérgamo, Italia...
-Un momento... nació
en 1881?
-Sí...
-Entonces en qué años
fue Papa?
-En 1958...
-Me lleva...!
-Qué pasa Maestro?
-En sus profecías habla
sobre unos rollos aparecidos en las Azores... yo pensé que podría haber algún error y se refiriera a los rollos del Mar Muerto...
pero estos fueron descubiertos en 1948, de tal forma que entonces no podría haber profetizado su descubrimiento.
-Pero... es que...
-Qué?! dijo casi gritando
Ricardo.
-Calma Maestro... es
que la parte oculta de la vida de Angelo Roncalli se inicia el ingresar en Italia a una sociedad secreta en 1935. En su primera
visita al templo de esa agrupación esotérica, y en medio de un largo trance, es cuando narra lo que ahora se conocen como
sus profecías...
-En 1935... luego entonces
puede ser posible! exclamó Ricardo alegre.
-Caray Maestro... dijo
Andrés, esos cambios de carácter nos tienen azorados!
-Eso es! Eso es! volvió
a decir casi presa del paroxismo Ricardo.
Todos estaban descontrolados
por la actitud del Maestro. Pero él, manoteando todavía, buscó calmarse y les pidió una disculpa.
-Perdón, perdón todos...
es que podríamos haber encontrado un punto muy importante... miren... los rollos a que se refiere Juan XXIII pueden ser los
encontrados en Qumram. Su referencia a Azores puede deberse a una mala interpretación. Cambiemos Azores por azorados...
quienes supieron de su existencia estaban azorados... Gracias... gracias a todos... fueron de gran ayuda...
Los demás se vieron
aún más extrañados, pero Martha intervino.
-Es decir que el secreto
de todo podría estar en los rollos de los esenios...
-Si no la respuesta,
sí la guía para encontrar la respuesta, replicó Andrés.
-Así es, mis queridos
amigos... y creo que la respuesta está mucho más cerca de lo que esperamos, sentenció Ricardo.
Martha solicitó una
reunión en Lázaro. Avisado Ricardo, pidió al grupo principal presentarse en el módulo.
-Qué tienes mi estimada
Martha?
-Uno de nuestros investigadores
encontró algo que parece confirma que el fin del mundo será en esta época.
Un temblor imperceptible
se apoderó de los presentes, menos del Maestro que con toda calma le instó a continuar.
-Juan de Jerusalén,
un personaje lleno de cualidades de la orden Benedictina, nacido posiblemente en el 1042, y fundador de la Orden de Los Templarios,
agrupación con mucho poder que participó en las cruzadas para reconquistar Tierra Santa en el siglo XIV, realizó también algunas
profecías que, al principio, fueron conocidas como El Libro de las Profecías, pero más tarde, ya entrado el siglo XIV, se
les dio el nombre de Protocolo Secreto de las Profecías.
Las cuarenta profecías
de Juan de Jerusalén, como las de Juan Evangelista, pronostican tenebrosos acontecimientos en el tiempo venidero, no dan fechas...
pero sí dan hechos.
-Entonces... cómo es
que dices que podrían confirmar que los sucesos que esperamos sean en esta época?
-Por una razón muy
simple, pero poco entendida por sus intérpretes...
En sus profecías Juan
de Jerusalén habla de cuando llegue el año mil que sigue al año mil... lo que muchos interpretaron, quizá influenciados
por las interpretaciones de otras profecías, como ubicadas en el año dos mil. Pensaron que el año mil que sigue al año mil,
sencillamente es el año dos mil. Pero no es así...
Una anotación al principio
es lo que hizo que nuestro investigador dedujera otra cosa. Dice el vidente: Entonces empezará el año mil que sigue al
año mil. Pero en el siguiente renglón anota: Veo y conozco lo que será. Soy el escriba.
Esto es lo que hizo
pensar a nuestro investigador que, entonces, Juan se refería al año mil -el primero- después de él, es decir, después de su
nacimiento. Así las cosas entonces, los primeros mil años fueron en los que nace: el 1040; el año mil que empieza, obviamente
el dos mil... y el año que sigue a este... el tres mil...!
-A ver... entendamos
un poco mejor. El cuenta el año mil que sigue al año mil, pero a partir de su propia fecha de nacimiento, el año 1000, lo
que nos... el tercer milenio!
-Así es...
-Y sus profecías?
-Bueno, a más de ser
muy parecidas a las demás, llama la atención la correspondiente a los años dos mil -conforme a nuestro cálculo- dice: Mil
años habrán pasado y el hombre habrá conquistado el fondo de los mares y de los cielos y será como una estrella en el firmamento.
Habrá adquirido el poder del sol y se creerá Dios, construyendo sobre la inmensidad de la tierra mil Torres de Babel...
Naturalmente que continúa,
pero eso es lo que más nos llamó la atención. Tras los sucesos abominables, a los que también hace referencia al igual que
los otros profetas, al final habla de que Llegados plenamente al año mil que sigue al mil, el hombre conocerá un segundo
nacimiento; el espíritu se apoderará de la gente que comulgará en fraternidad; entonces se anunciará el fin de los tiempos
bárbaros.
Será el tiempo de
un nuevo vigor de la fe; después de los años negros del inicio del año mil que viene después del año mil, empezarán los días
felices; el hombre reencontrará el camino de los hombres... y la tierra será ordenada.
-Un momento, exclamó
Alexclar., eso quiere decir que el fin del mundo no será como lo dice Juan Evangelista?
-No... no malinterpreten,
indicó Ricardo. Juan Evangelista también habla de un final feliz... sólo que no se aprecia tanto porque su descripción de
los eventos álgidos y tenebrosos es más detallada. Y es eso precisamente en lo que he venido pensando. El fin del mundo no
es, definitivamente, el fin de la humanidad, sino una especie de purga, una limpieza general en la que desaparecerán los malos
y quedarán los buenos...
Antonio simplemente
abrió los ojos, recordando la plática que había sostenido con Ricardo unos días antes durante su reporte.
-Señores, todavía tenemos
mucho por trabajar... Gracias Martha, felicita a tu equipo y sigan con la búsqueda... que esto no haga menguar el esfuerzo...
no hay que echar a vuelo las campanas tan temprano.
Antonio siguió a Ricardo
y por lo bajo le dijo:
-Será posible lo que
estoy pensando?
-Si te refieres al
resultado que da la relación de lo que te mandé investigar con lo que acabas de oír... es posible... muy posible! Qué has
averiguado?
-Todavía nada... pero
estoy en ello.
-Suerte!
-Quieren ustedes viajar
conmigo? preguntó Ricardo a Luz María y a Andrés.
-Desde luego, dijo
alborozada la Jefe de la OIE.
-Naturalmente, agregó
Andrés, pero... a dónde vamos?
-Vayamos a hacer un
pequeño recorrido a lo largo de los últimos mil años....
Los principios de los
años dos mil fueron de envidia y codicia por parte de los países del primer mundo contra los del tercero y cuarto, si así
se les puede llamar. Estos últimos se unieron y se desataron guerras. Una coalición latinoamericana forzó a Estados Unidos
y Canadá a negociar un trato más justo e igualitario económicamente hablando. Los países árabes y africanos se unieron contra
la comunidad europea, pero no para exigir igualdad, sino para intentar abrir un corredor preferentemente musulmán, lo que
provocó los peores derramamientos de sangre jamás descritos, pues Estados Unidos se unió a Inglaterra, Francia, Alemania,
España e Italia en su contra, convirtiéndose en una guerra santa. En esa lucha salieron a relucir nuevas armas y proliferó
el uso de las bacteriológicas, lo que agravó la contaminación ambiental mundial que llegó a grados alarmantes.
La contaminación del
agua redujo las posibilidades de riego y la producción del campo llegó al raquitismo, causando una hambruna impresionante.
La contaminación causó el deshielo de los polos y los mares se cundieron de icebergs que hicieron peligroso el tráfico marítimo.
Pocos fueron los que hicieron uso de los propios icebergs para allegarse agua. Los deshechos nucleares, la basura y las heces
fecales provocaron pandemias que diezmaron al mundo.
Los desastres naturales
se multiplicaron y los terremotos, las erupciones volcánicas, el desborde de los ríos y el aumento de los niveles del mar,
motivados por los deshielos polares, causaron daños irreparables en todos los continentes.
Haberlo leído en la
historia era una cosa. Ser testigos de ello era otra. Los viajeros quedaron profundamente impresionados. Pero si su sorpresa
era grande, mayor lo fue cuando llegaron al 2310. Efectivamente, la gente caía muerta como moscas debido a la contaminación.
Las guerras cesaron. Los esfuerzos por evitar, o al menos paliar esa contaminación, se volvió factor general. Los programas
señalaban como contingencia los 250 imecas (por sus siglas: Indice para Medir la Contaminación del Aire), y había superado
los 600.
Sólo una gran guerra
permanecía activa: la guerra santa entre islamismo y cristianismo.
Ricardo no quiso continuar.
Ver a la gente morir así había colmado sus ansias de conocimiento sobre la vida de esos años. Ordenó regresar, pero antes
de hacerlo comprobó un dato que le llamó la atención.
-Impactante, verdad?
dijo Andrés.
-Sin duda... pero eso
nos debe hacer valorar en mayor medida la vida actual, sentenció el Maestro.
-Sabe Maestro, la contaminación
de esos años me hizo recordar las revelaciones de la Virgen en La Salette.
-Sí?... no las recuerdo.
-La virgen se apareció
a dos pastores, Melania Calvat y Maximino Giraud, en La Salette el 19 de septiembre de 1846. Las revelaciones de la Virgen
no fueron dadas a conocer hasta 1858. En una parte dice: Se cambiarán las estaciones. La tierra no producirá más que malos
frutos. Los astros perderán sus movimientos regulares. La luna no reflejará más que una débil luz rojiza. El agua y el fuego
causarán en el globo terrestre movimientos convulsivos y horribles terremotos que tragarán montañas, ciudades, etc...
-Eso es! exclamó Ricardo
adoptando nuevamente esa postura casi alocada de unos días antes. Eso es!
-Va de nuevo Maestro?
preguntó Alexclar.
-Qué no se dan cuenta?
No alcanzan a notarlo?
-A ver... calmado Maestro...
calmado... dijo Luz María al notar asustada la palidez del rostro de Ricardo. Unos segundos después, este se desmayaba.
-Llamen en seguida
al médico! gritó Martha mientras los hombres ayudaban a cargarle.
Lo llevaron a sus aposentos
y le depositaron en su cama. El Maestro no volvía en sí.
Tras largos quince
minutos, el médico llegó apurado. Pidió a todos salir y empezó a examinarle.
-Debemos trasladarle
al hospital de inmediato! ordenó tras la primera auscultación.
Las horas pasaron en
medio de la incertidumbre para todos. Nadie quería dejar la sala de espera. Casi al anochecer, llegó Atilano.
-Cómo está?
-No sabemos. El médico
no ha salido.
-Bien... no se preocupen...
estará bien. Y se retiró.
Nadie hizo comentario
alguno, pero las miradas de todos desaprobaron la indolente actitud del Presidente hacia quien se consideraba su amigo.
No bien se había retirado
Atilano, cuando el médico salió.
-Nos pegó un buen susto...
pero ya está bien. Debe descansar cuando menos un par de semanas. Su vida depende de ello.
-Su vida? preguntó
acongojada Luz María.
-Sí, su vida. Por instrucciones
de él mismo no les había informado de una grave afección que tiene en el corazón... pero, ante las circunstancias, creo que
debo enterarlos. No debe tener más sobresaltos o emociones fuertes. Cualquier recaída puede ser fatal.
Los integrantes de
la OCR se sintieron desconsolados. Por un lado, estaba el afecto que le habían cobrado a ese anciano curioso y medio loco,
pero de una inteligencia sin par. Por otro, el saber que, por su estado, debía por fuerza abandonar su labor como Jefe de
la OCR, lo que causaría una falta terrible.
-Pueden pasar a verlo,
pero sólo por unos minutos.
-De uno en uno? preguntó
Martha.
-No, prefiero que pasen
todos de una buena vez. Sólo salúdenlo, deséenle mejoría, y déjenlo hablar, porque dice que algo tiene que decirles.
El equipo entró en
silencio a la amplia sala en que se había ubicado al enfermo. Ricardo abrió los ojos al rumor de los pasos, y sonrió saludando
a todos.
-Vienen a ver si todavía
vivo? Pues sí... les voy a dar lata por un buen rato...
Cada uno pasó rápidamente
a su lado. Uno le tocaba la frente, otro el brazo, uno más le hacía la todavía famosa señal de la victoria. Martha se inclinó
y le abrazó suavemente, mientras Luz María le tenía tomada la mano.
-Dice el galeno ese
que sólo pueden estar unos minutos, así es que tengo algo que decirles. Ni piensen, mi querida Luz María, que voy a permitir
que me saquen de la jugada. Seguiré siendo el Jefe de la OCR, quieran o no. Ya no viajaré, lo prometo, pero seguiré al frente.
Total, para lo que queda, no?
Pero... ya en serio.
Quiero agradecerles a todos su apoyo. Sin embargo, creo que ya tenemos el rompecabezas armado. Sólo hay que afinar algunos
detalles. Analicen las otras profecías. Tú, Antonio, apura el trabajo que te pedí. Ahhh... y no se preocupen por el tiempo.
Ya no hay prisa alguna.
Por enésima vez, todos
se vieron asombrados, menos Alexclar que sonrió socarronamente.
-De verdad! No se asombren.
La humanidad no se va a acabar... no va a desaparecer... las cosas ya están resueltas... busquen, busquen, que tienen la respuesta
en las manos.
Mientras tanto, quiero
que me visiten en tanto me retengan aquí, que espero no sea por mucho tiempo.
La respiración de Ricardo
se escuchaba agitada, por lo que Luz María hizo una seña a todos para abandonar la sala. Desde el pie de la cama, los amigos
y compañeros se despidieron con gestos de apoyo.
-Señor Presidente,
qué hacemos respecto a la salud y jefatura del Maestro en la OCR? preguntó subordinada Luz María.
-Nada...
-Nada? repreguntó extrañada.
-Sí... nada! Ese viejo
ladino se va a recuperar y volverá al mando. No tengo razones para substituirle. O sí?
-Perdón señor, pero
quizá el médico no le informó que...
-Ya estoy enterado
de lo que padece... pero, creo que va a estar bien, no se preocupe. Mientras tanto, sigan con el trabajo que él mismo les
encomendó.
Luz María volvió a
sentir esa indolencia en el Presidente que habían notado todos en la sala de espera del hospital, pero no lo demostró. Simplemente
asintió con la cabeza y salió sin hablar.
Lázaro estaba más concurrido
que nunca. Los presentes no necesitaron preguntar.
-Dice el Presidente
que el Maestro sigue el frente, informó lacónicamente.
-Bien! dijo entusiasmado
Antonio, contrastando con la severidad que siempre mostraba.
-Bien? No te preocupa
su salud? reclamó Martha airada.
-Claro que me preocupa,
pero esta es la mayor misión que ha tenido en su vida y sacarlo de ella sería su muerte... sobre todo estando tan cerca de
la verdad.
-Tú sabes algo que
nosotros no? cuestionó medio molesto Andrés.
-Señores... urgió el
coronel Alexclar, todos y cada uno de nosotros ha puesto un granito de arena. El Maestro lo que ha hecho es unir los pedazos.
Nadie debe estar celoso de otro, pues la labor ha sido de equipo. Por el contrario, creo que debemos estar orgullosos de dos
cosas: la primera, es de tener a un jefe como Don Ricardo; la segunda, el haber participado en esta misión. Así es que, unamos
las manos y recemos por su pronta recuperación en lugar de competir por su afecto o preferencia.
-Tiene razón el coronel,
reconoció Luz María, somos un equipo... su equipo... no podemos fallarle, así sea lo último que haga.
Al decir esto, una
lágrima escurrió por su rostro, que enjugó rabiosa con el dorso de la mano.
-Oremos....
Las dos semanas pasaron
volando. Una mañana, el personal de la OCR se escuchó agitado. El grupo principal salió de Lázaro para ver qué sucedía.
-Ya viene... ya llegó...
dijo contento el capitán Luciga, que urgía a sus subalternos a despejar el paso.
La camilla que transportaba
a Ricardo pasó por una valla de seres que le sonreían y saludaban afectuosos.
-Bienvenido Maestro,
dijo orgullosa Luz María como anfitriona sin cargo.
-Gracias... gracias
a todos... pero... qué demonios hacen que no están trabajando? reclamó sarcástico el enfermo.
-Llévenlo a sus habitaciones,
ordenó Luciga que no abandonaba el costado de la camilla.
-Cómo está todo? preguntó
Ricardo.
-A toda marcha, contestó
Luz María.
-Le tenemos algunas
noticias, añadió Martha.
-Espero que sean buenas,
dijo Ricardo.
-Todas buenas... todas
buenas... sentenció Antonio.
Una vez instalado en
su habitación Ricardo causó el enojo de Luz María al pretender realizar una reunión de información.
-Lo siento mucho Maestro,
pero las instrucciones del médico son precisas. Debe descansar. Mire... el Presidente le respalda, le permite seguir al frente
de la OCR, pero está condicionado a mi supervisión en lo que respecta a su descanso y, por lo mismo, no permitiré que se realice
esta reunión. Qué le parece si la posponemos para dentro de unos tres o cuatro días?
-Bueno, dijo Ricardo
notando la dureza de la mujer, siendo así, ni modo, nos plegaremos a las instrucciones del médico... al fin ya no hay de qué
apurarse.
Nuevamente todos se
vieron con asombro, excepto el coronel Alexclar que guiñó un ojo a Ricardo, dándole a entender que él ya también había encontrado
la respuesta. Ricardo le sonrió y dijo:
-Mientras tanto, por
qué no se reúnen con el coronel y que les adelante algo de lo que hemos encontrado?
-Esa es otra cosa,
señaló Luz María. Aunque no crea que hemos estado sentados mientras usted se la pasaba descansando en el hospital con el pretexto
de estar enfermo... pero, ya en serio, no sabe el gusto que me da su regreso, dijo finalmente dándole un beso en la frente.
-Bueno señores, pues
a trabajar... indicó Alexclar.
Tres días después,
Ricardo hacía acto de presencia en la sala de control. Se veía un poco demacrado, pero bien. Al entrar, todos suspendieron
sus labores y le brindaron un caluroso aplauso.
-Gracias amigos...
gracias, dijo apenado. Que agradable es sentirse querido por ustedes. Aunque aclaro que la estimación es mutua. Ha sido el
mejor equipo de trabajo que he tenido en toda mi vida, independientemente de la magnitud de la misión que nos encomendaron.
Afortunadamente, de
confirmarse lo que creo, tendremos un final feliz, como ya habrá comentado con ustedes el coronel Alexclar. Con todo, no cantemos
victoria... faltan las últimas piezas del rompecabezas para poder aclarar totalmente el misterio del fin del mundo.
Este último mes será
el de mayor actividad, y en el que la participación de todos será de suma importancia; al mismo tiempo, la necesidad de discreción
es mayor todavía, al menos en tanto tengamos la certificación de mi tesis.
Para poder contar con
el respaldo de todos ustedes, creo que llegó el momento de comentarles cual es ésta, en qué se basa, y qué necesitamos para
confirmarla. No necesito reiterarles que lo que aquí se diga será clasificado como secreto absoluto, así es que apaguen todos
los aparatos, cierren todas sus carpetas y libros, acomódense como mejor deseen y escuchen. Les ruego no interrumpir. Cualquier
observación o duda, déjenla para el final.
El personal siguió
sus instrucciones y en unos cuantos segundos estaban atentos a su explicación.
Atilano había citado
al Consejo a una reunión a puerta cerrada. En ese tipo de reuniones no estaban presentes más que los siete integrantes del
Consejo: El, Frank, y los cinco representantes continentales.
Cuando la secretaria
cerró la puerta, Frank se aseguró de que una segunda puerta se deslizara cubriendo la primera, ocupando seguidamente su lugar.
Atilano, ante el silencio y atención de los demás, comentó:
-Ricardo está a punto
de resolver el problema que se le planteó. En cualquier momento, dentro de este mes, nos avisará que tiene listo su informe.
Está todo preparado?
-Sí Señor.
-Es el momento adecuado?
-Sí Señor.
-La humanidad está
lista para recibir la noticia?
-Todo tal y como se
predijo.
-Bien, sólo resta esperar
que el hombre abra los ojos.
-Señor... tiene dudas?
-No más allá de las
que tuve en otro tiempo... más que dudas, es una inquietud... Sea lo que el Padre quiera...
Edmundo entró a Lázaro
y, tras saludar a todos, reclamó el que no se le hubiese avisado de la enfermedad del Maestro.
-Es que todo sucedió
tan rápido... dijo Luz María a guisa de justificación. Pero qué bueno que vienes, ha estado preguntando por t.
-Dónde está?
-En sus habitaciones,
pasa a verlo...
Edmundo se encaminó
hacia el sótano, rumbo a los aposentos del Consejo, cuando se cruzó con Antonio.
-Hola... dónde andabas?
-Cumpliendo algunos
encargos del Maestro... se le puede ver?
-Claro... encontraste
algo?
-Que si encontré! No
tienes idea de lo que descubrí!
-Creo que ya lo sabemos...
-Lo del Consejo?
-Sí... no andaba tan
mal encaminado el viejo ladino de Ricardo.
-Vaya, entonces la
noticia que traigo no es noticia...
-Pero sí confirmación,
y eso es lo que está buscando... ve a verlo.
Ricardo abrazó con
efusividad a Edmundo en cuanto le vio. Estaba contento, su alborozo era más que notorio. Cuestionó de inmediato al investigador
sobre lo que había encontrado.
-Buscando la forma
de confirmar esa contradicción divina en el sentido de que Jesús vino a sacrificarse por los hombres, es decir, a sabiendas
de que sería inmolado, y su reacción de ira contra la humanidad por haberle dado muerte, investigué un poco entre los mismos
apóstoles, principalmente Juan, pero el resultado era el plasmado en la Biblia.
La iglesia cristiana
empezaba a formarse y el secreto era su mejor defensa. Sin embargo, un sacerdote siciliano me comentó que si alguien pudo
haber conocido los secretos de la iglesia fue, sin duda alguna, San Jerónimo, el copista de la documentación canónica. Así
es que ocupé el cuerpo de uno de sus ayudantes y me planté en el propio convento en que trabajaba.
Efectivamente, por
sus manos pasaron todos y cada uno de los escritos existentes, desde los intranscendentes, hasta los evangelios... todos los
evangelios. Con todo, él no era precisamente quien seleccionaba qué documentos formarían parte del canon y cuáles no, recibía
instrucciones precisas de qué documentos copiar tal cual y que párrafos o capítulos enteros eliminar de otros, de donde surgen
los famosos apócrifos, o secretos, que de todas formas él copia pero se esconden en diversos lugares, si no es que se destruyen.
Pero San Jerónimo no
estaba muy de acuerdo con muchas cosas. Aprovechando un día en que dos obispos le llevaron el evangelio de Tomás y que objetó algunas de las partes que se pretendían quitar, cuando se retiraron los obispos hice
plática con él.
Con mucha precaución,
llevé la charla hacia la muerte de Jesús. La polémica tuvo tintes similares a los que tuvo entre nosotros. Sin embargo, en
un momento dado me dijo:
-Eres muy joven
aún para entender algunas cosas, pero debes saber que si bien la iglesia se basa
en una muerte de sacrificio, la verdad es que Jesús vino al mundo para iniciar una nueva era, para instaurar el Reino de Dios,
pero con pesar se dio cuenta de que el hombre no estaba preparado. En cierto momento, posiblemente durante su exilio, decidió
dejarse prender... y no sólo eso, sino provocar su aprehensión, para ver si su pueblo le respondía. Tenía la esperanza de
que, al ver al hijo de Dios a punto de morir, rectificara su forma de pensar y actuar y, arrepentido, hiciera caso a su llamado.
Su postración final, cuando dice aquella frase de Señor perdónalos porque no saben lo que hacen, no la expresa por los fariseos
o por los romanos, sino por toda la humanidad.
Cuando Juan habla
de la indignación del Cordero ante el pueblo que le diera muerte, no se refiere a la muerte corporal, sino a su retiro del
camino de la verdad, a su necedad, al asesinato espiritual.
Pero una religión
no puede basarse en un error o necedad de la humanidad... de ahí que se presente sólo como sacrificio, como un sacrificio
que salvaría al hombre del pecado, cuando este se negó rotundamente a reconocerle, a aceptar esa nueva era, a aceptar el Reino
de Dios que Cristo venía a entregar.
Dios quiera y su
perdón llegué algún día.
Mientras hablaba, San
Jerónimo temblaba de rabia. Sentía la narración en lo más profundo de su alma. Así pues, el hombre quedó a su libre albedrío
nuevamente, aunque la Virgen no dejó jamás de enviar mensajes a sus hijos. Y es precisamente casi a finales del segundo milenio
cuando proliferan estos mensajes. Si bien hace algunas apariciones, principalmente en el siglo XIX, es en el siglo XX cuando
su imagen aparece de mil formas, ya en un vaso, ya en un tronco, un cristal, una ventana... vamos, hasta en el piso del tren
metropolitano -mejor conocido como metro- de la populosa ciudad de México plasmó su imagen.
La veneración popular
se extendió, pero el hombre que se persignaba con una mano, golpeaba, robaba, abusaba, asesinaba con la otra. Acabó en menos
de cien años con un mundo que había permanecido indemne por seis millones de años. En cien años acabó de un plumazo con los
valores morales y el medio ambiente. De ahí la debacle del 2310. Cuando la gente empieza a caer muerta, es cuando el hombre
vuelve sus ojos a Dios y reza. Ve el fin del mundo... entiende? el fin del mundo!
En ese momento, recordé
cuando Jesús dice: Jerusalén, Jerusalén! que matas a los profetas y lapidas a los que te son enviados. Cuántas veces he
querido reunir a tus hijos, como la gallina cobija a sus polluelos bajo las alas, y no quisiste. He aquí que vuestra casa
se va a quedar desierta. Así, pues, os aseguro que no me veréis hasta que digáis: bendito el que viene en nombre del Señor.
Entiende Maestro?
-Perfectamente mi querido
amigo... perfectamente.
-Lo único que no entiendo
es que, si el fin del mundo se inició con el tercer milenio, porqué no desapareció la humanidad? Porque no cabe duda que precisamente
todo lo que sucede desde finales del siglo XX hasta no hace mucho es lo que se anuncia en las profecías, en todas, desde el
Apocalipsis mismo hasta Nostradamus, Quetzalcoatl, los Mayas, las egipcias, en fin... terremotos, erupciones, maremotos, inundaciones,
cambios de clima, peces muertos, aves cayendo en pleno vuelo....
-Ese es precisamente
el secreto que descubrimos, querido amigo, y que estamos por confirmar....
Ricardo anunció a todos
que tendrían una reunión general en dos semanas, por lo que les pedía preparar sus resúmenes. Advirtió que él estaría también
inmerso en la interpretación de los documentos del Mar Muerto, y pidió ser sólo interrumpido en caso de que llegase Antonio.
Los rollos de Qumram,
mejor conocidos como documentos del Mar Muerto, que conformaban el archivo secreto de los esenios, mentores de Jesús en la
tierra, debían ser la confirmación de todo. A eso se debía el interés de Ricardo, sobre todo después de haber interpretado
las profecías de Juan XXIII.
Si bien la gran parte
del contenido confirmaba muchos de los llamados documentos y evangelios apócrifos, había algunas partes que los estudiosos
habían considerado una repetición de las profecías de Daniel y base para el libro del Apocalipsis de Juan Evangelista.
Habían sido escondidos
en las cuevas de Qumram ante el asedio y devastación de los romanos en la guerra de los judíos de la primera centuria d.C.
que tan bien describe Flavio Josefo, y encontrados en 1948 por unos pastores que, sin saber de qué se trataba ni su valor,
vendieron algunos a un comerciante sirio en Jerusalén que, a su vez, y él sí conocedor de que al menos su antigüedad les daba
un valor importante, vendió a trasmano al jefe de investigadores de la Sorbona.
Pasaron muchos años
de conflictos y negociaciones para que se pudiesen reunir de nuevo prácticamente casi todos los rollos, y muchos más para
restaurarles e interpretarles. Al terminar el siglo XX apenas se había logrado un avance del 15% en su interpretación. Para
la época de Ricardo, casi novecientos años después, no se había interpretado más allá del 60% debido a que, por ser de latón,
los rollos tenían grandes lagunas corroídas por el paso del tiempo.
La biblioteca comprendía,
aparte de las normas esenias, indicaciones particulares que se referían a Jesús, su predicación, su muerte y, curiosamente,
sobre el futuro de la humanidad.
Esa era la parte que
llamaba la atención del Maestro y a la que se dedicó muchas horas. Tenía la ventaja de haber descubierto mucho de esa verdad
entre las nuevas interpretaciones de las profecías de los diversos profetas, sus viajes en el tiempo, y las deducciones a
las que llegaba gracias a esa intuición fabulosa con que Dios le había dotado.
Tras probar diferentes
métodos descubiertos por los exégetas que les estudiaron, recurrió a lo más simple. El mismo decía que la verdad siempre está
ante nuestros ojos, pero que somos nosotros los que la escondemos pretendiendo usar más el intelecto que el instinto.
Teniendo los originales
que recogiera de la Sorbona a la mano, prefirió trabajar con una versión guardada en minidiscos. Separó los caracteres hasta
formar los alfabetos hebreo, griego, y arameo, las tres principales lenguas en que estaban escritos, aunque encontró algunas
en sánscrito. Posteriormente, fue colocando letras en los espacios existentes -como en el scrable, al que era tan aficionado-
para intentar completas las palabras y frases faltantes.
Muchas veces conformó
frases inteligibles, pero que sabía no correspondían a lo que esperaba, por lo que reiniciaba su, para él, divertida labor.
De pronto, una frase
completada iluminó su rostro: El morará entre los hombres y fijará su tienda entre ellos. Ellos serán su pueblo y El será
el Emmanuel que enjugará la última lágrima de los hombres.
A pesar de ser cerca
de las doce de la noche, Ricardo continuó con mayor ahínco su trabajo. Cientos de caracteres cruzaron por la pantalla buscando
acomodo, hasta que dos párrafos después surgió un nuevo texto: Se acabó. Soy el Alfa y el Omega... y más adelante otro
que decía: ...choso el que tomó en serio las cosas que vienen en este libro... y uno más que rezaba: Dichosos aquellos
que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar a las puertas de este Nuevo Orden.
Su entusiasmo estaba
al borde del paroxismo. Como si alguien le avisara, Luz María se asomó y le recriminó estar trabajando hasta tan tarde.
-Maestro, usted me
va a perdonar, pero es hora de que descanse, no importa cuan importante sea lo que está haciendo... no dice usted que ya no
hay prisa?
-Mujer... mujer...
no es el momento...
-No señor... si no
quiere provocarse un nuevo ataque, mejor será que se acueste e intente descansar.
Viendo que no podría
convencerla, compartió con ella su descubrimiento. La Jefe de la OIE se quedó asombrada, pero la ecuanimidad debía imponerse
así es que ella misma apagó la computadora y le llevó a la cama a pesar de sus protestas.
-Vamos Maestro. Está
a un paso, sí, pero debe estar vivo para lograrlo. Lo voy a inyectar para que duerma.
Ricardo comprendió
que tenía razón y simplemente se dejó hacer.
Poco antes de dormir,
volteó a ver la imagen de la Virgen de Guadalupe, la virgen patrona de México y América de la que se había hecho devoto unas
décadas atrás, se persignó y le dedicó una oración.
Desayunaba Luz María
con Ricardo cuando les anunciaron la llegada de Antonio.
-Creo que llegamos
al final, dijo simplemente levantándose.
Ella sólo le tomó del
brazo y juntos se dirigieron a Lázaro.
Antonio se notaba nervioso.
Con una seña urgió a ambos a entrar al cubículo.
-Jamás me imaginé que
sería testigo de lo que está pasando, dijo vehemente.
-Yo tampoco, afirmó
sinceramente Ricardo.
-No hay antecedentes
de ninguno de los representantes, ni del Comandante Frank. Sencillamente no existen. No hay partidas de nacimiento, documentos
personales ni laborales ni escolares. No hay nada...!
-Entonces.... ellos
son...!
-Quiénes Maestro?
-Los siete... Dios!...
que privilegio! Quiénes somos nosotros para estar en este lugar?
Ricardo se sentó como
desfallecido, lo que alarmó a Luz María.
-Maestro!
-Deja... deja... estoy
bien... muy bien! Avisa a todos que la reunión es mañana.
Alexclar se le acercó
y discretamente le dijo:
-Puedo hacerle una
pregunta que me anda dando vueltas en la cabeza desde hace buen tiempo?
-Naturalmente mi querido
amigo.
-He notado que muy
pocas veces pide usted algo por favor... a qué se debe?
-Una necedad mía, pero
que te juro enmendaré desde ahora mismo.
Como no cabían todos
en Lázaro, Ricardo pidió al capitán Luciga que revisaran todas las instalaciones y, una vez revisadas, que los operarios salieran
y les dejaran solos.
-Tú te quedas con nosotros,
te lo mereces... le dijo al atento subordinado.
Cada grupo presentó
su resumen sin que nada asombrara ya a Ricardo. Alexclar estaba parado a su lado impasible. Luz María, a su derecha, no perdía
detalle de los comentarios de todos.
Los grupos de investigación
coincidían en tres puntos fundamentales: 1o.-Cristo había sido asesinado; 2o.- el fin del mundo era en esa época, aunque todavía
no se podía definir plenamente el momento; y 3o.- el anticristo del que se hablaba podría no ser precisamente un ente.
Una sola cosa preocupaba
a varios de ellos: la frase existente, en el Apocalipsis de Juan, que señalaba amenazante que aquel que cambiara una sola
de las palabras de ese final sería condenado.
Ricardo guardó un silencio
respetuoso durante la intervención de los demás. Al terminar, hizo su propio resumen, con el que todos estuvieron asombrados,
pero de acuerdo. El rostro de los asistentes mostraba signos de admiración y de una profunda satisfacción personal, pero de
una inquietud inmensa Finalmente pidió a todos permanecer en las instalaciones hasta en tanto no se diera la noticia oficialmente.
-Ah... y que no les
preocupe la amenaza. Estaba calculada para frenar las ansias de los intérpretes hasta en tanto no fuese el momento preciso
de conocer la verdad.
Tomó el videoteléfono
directo y le conectó.
-Señor Presidente?
Estamos listos para rendir nuestro informe...
-Cuándo Maestro?
-Si me lo permite,
después de que comentemos fondo y forma que merece la información. Quisiera reunirme con Usted a la mayor brevedad...
-Está seguro de que
tienen la respuesta?
-Absolutamente, Señor...
Nadie dejó de notar
el respeto con que el historiador se dirigía al Presidente, contrastante con la casi chabacanería con que lo hacía habitualmente.
-Le espero mañana por
la mañana...
-Estoy a su disposición
Señor....
La Sala del Consejo
estaba ocupada por sus integrantes y el personal de apoyo, pero Ricardo solicitó que quedasen solos, a puerta cerrada. Su
faz reflejaba un orgullo muy personal, pero a la vez una inexplicable paz. Cerrados los accesos Atilano le cedió la palabra.
-Señores, no sé si
sentirme orgulloso, pero sí agradecido por su bondad al encargarme esta misión. Dada la importancia de los resultados, y considerando
que Ustedes no son quienes deben revelarlos, pido respetuosamente, en beneficio de la humanidad entera, que mi informe sea
público, y transmitido por televideo a todo el mundo.
-Considera que la humanidad
está preparada para escuchar el desenlace de tan angustiosa situación? preguntó Bruno Meliani.
-No lo sé... la historia
guarda ejemplos deprimentes de las reacciones humanas en casos como este, pero yo también guardo la firme esperanza de que,
dadas las circunstancias actuales, tomarán las cosas como son. No sé si están preparados o no... pero creo que ya alguien
más tomó esa resolución por mi...
-No es un poco protagónico
el que sea usted el que dé la noticia, Maestro?, cuestionó Seng Chiu.
-Ustedes fueron los
que me buscaron... los que me seleccionaron para este momento... sé que querían más que un investigador, un vocero... y acepto
con humildad más que con protagonismo la tarea que, por cierto, en lo personal considero un honor inmerecido.
Estoy consciente de
la importancia del momento, al cual jamás pensé siquiera por asomo asistir, y los sentimientos que experimento son, más que
contradictorios, extasiantes. No lo pido de motu propio, porque me considero indigno, pero lo hago porque sé que esa era su
decisión y sólo agradezco la deferencia inmerecida.
-Qué piensa su equipo
maestro? interrogó Alf Berry.
-Están plenamente de
acuerdo conmigo en todo, y sufren las misma agonía que yo ante los acontecimientos.
-Y qué opinan al respecto?
intervino el Comandante Frank.
-Que Dios sabe lo que
hace...
-Bien, sentenció el
Presidente, si los grandes pensadores y eruditos como ustedes están conscientes de la situación sólo queda preparar todo.
En cuanto estemos listos le avisaremos. Gracias.
Ricardo se levantó
y, respetuosamente, se despidió con una leve inclinación.
Durante poco más de
diez días, el personal de la OCR no salió de las instalaciones. Todos estaban confinados. El nerviosismo era general. No se
permitió comunicación alguna al exterior y los corrillos que se formaban redundaban en el mismo tema.
Finalmente, el videoteléfono
dejó escuchar su sonido característico.
-Sí, Señor Presidente....
-Ya está todo preparado.
La transmisión será mañana. Se ha declarado día de suspensión de labores y anunciada profusamente su intervención como vocero
del Consejo del Conglomerado Mundial. Pensamos que querría que estuviera todo su equipo presente y así será. La presencia
de ellos será el aval a sus palabras.
-Gracias Señor...
-Les espero a todos
en la Sala de Asambleas a las diez de la mañana en punto. La transmisión iniciará a las once. Tiene alguna cosa que agregar
Maestro?
-Sólo darle las gracias,
en nombre de todo el equipo, por su confianza Señor.
-No hay nada que agradecer
Maestro... el destino está sellado.
La actividad en las
instalaciones de la OCR inició muy temprano. Luz María misma se encargó del arreglo personal de Ricardo, auxiliada por Martha.
Antonio, Andrés y Edmundo no salían de la habitación del Maestro. Alexclar organizaba, ayudado por el capitán Luciga, la salida
de los integrantes de los equipos, ahora fusionados en uno solo. Yolanda y Lourdes daban los últimos toques personales a los
investigadores que procuraban portar sus atuendos más elegantes, pero sobrios.
-Diez minutos para
las diez...! dijo Alexclar dando la voz de partida.
Tres minutos después,
los elevadores se abrían dando paso a la comitiva a la Sala de Asambleas convertida en estudio de televideo.
Una serie de asientos,
destinados al personal de la OCR, estaba colocada tras la pequeña mesa que serviría de foro al informador. Todo quedaba dentro
de cuadro al transmitir. Un sólo micrófono había en todo el recinto: el destinado a Ricardo.
De lado derecho, en
un pequeño foro por separado, siete asientos estaban dispuestos para los integrantes del Consejo tras una larga mesa cubierta
por un paño azul celeste. Los siete saludaron seriamente al Maestro y voltearon a ver a los demás que, a su vez, les miraron
con un profundo respeto, saludando tímidamente.
Atilano, inclinándose
sobre Ricardo, le dijo suavemente:
-Esta mañana se anunció
la colonización de Marte.
El Maestro sólo acertó
a afirmar con la cabeza.
-Bien Señores, dijo
el jefe de piso de la transmisora, todos a sus lugares por favor, iniciamos en un minuto.
El Presidente tomó
por los hombros al Maestro, le apretó afectuosamente con ambas manos, y se dirigió a su lugar.
Ricardo estaba paralizado.
Martha y Luz María se acercaron y le condujeron a su puesto.
-Y sus apuntes? preguntó
curioso el jefe de piso.
-No tengo...
-Va a improvisar?!
exclamó espantado.
-No se preocupe, indicó
Atilano, todo saldrá bien.
Afuera, la expectación
mundial era total. Los spots, insertos en la programación habitual, señalaban que ese día se daría a conocer el resultado
de una investigación que afectaba a toda la humanidad.
La inquietud, causada
por la duda, era general. Billones de seres estaban pegados a sus receptores. Intuían que algo de suma importancia sucedía,
pues desde que iniciara la debacle no se había dado una transmisión de esa índole.
Había el justificado
temor de que, tras los largos años de desastrosos sucesos, la paz tan largamente anhelada de la que ahora disfrutaban se viera
amenazada
El mundo entero había
paralizado sus actividades cotidianas, atentos al suceso.
El jefe de piso daba
las últimas órdenes a los empleados y técnicos de la transmisora. Gritando a pleno pulmón pidió silencio.
-Estamos listos, vamos
al aire... cinco... cuatro... tres... dos...
Un locutor, voz fuera
de cuadro, anunció la presencia de los integrantes del Consejo del Conglomerado Mundial, y presentó al historiador.
Una seña silenciosa
del jefe de piso indicó a Ricardo que estaba a cuadro.
Se enderezó, respiró
profundamente, y empezó a hablar.
-Muchos de ustedes,
sobre todo los mayores como yo, sufrieron las consecuencias de las aberraciones de una humanidad indolente que llevó al mundo
al borde del caos... al caos, mejor dicho... hoy, gozamos de una paz ya envidiable. Por esto mismo, quiero adelantarles que
todos deben estar tranquilos. Lo malo ya pasó. Por eso no deben sentir inquietud ante el informe que ahora rindo como respuesta
a una comisión encomendada por el Consejo. Mis primeras palabras podrían causar pánico, pero, repito, ya no hay de qué preocuparse,
la paz es nuestra posesión más preciada. El motivo de esta investigación causó también una gran inquietud entre quienes fuimos
los responsables de realizarle, pero los resultados son gratificantes... más que gratificantes.
Ricardo suspendió su
intervención por unos segundos para tomar aire, usando un vaso con agua como pretexto.
-Las profecías bíblicas,
continuó, dicen que la humanidad debe pasar por el fin del mundo y enfrentarse al Juicio del Fuego en el día grande y terrible
del Señor. La Biblia dice que vamos a ver muchos fenómenos extraordinarios, en el cielo y en la tierra, cuando el fin esté
cerca.
Cuando Jesús prometió
su Segunda Venida, inspiró un sentimiento de gran inminencia. Desde los días en que Jesús ascendió al cielo, los cristianos
han estado esperando su vuelta a la tierra. Durante los últimos 2.000 años de historia ha sido la esperanza de todos los cristianos
ver a Cristo en su llegada. Pero este extraordinario acontecimiento nunca ha ocurrido. Mucha gente se cansó de esperar. Algunos
finalmente decidieron que esta Segunda Venida no ocurriría literalmente. Llegaron a pensar que era sólo es uno de los métodos
de Dios para mantenernos alerta.
Durante las indagatorias
de la Oficina de Investigaciones Especiales para erradicar la impunidad del orbe, se pudieron detectar dos circunstancias
que alarmaron con justificación a nuestros rectores: una, era que Jesús había sido asesinado, es decir, que no hubo autoinmolación...
la otra, como consecuencia fatal de esto, es que el Apocalipsis vendría como respuesta a la indignación de Dios y el Cordero
ante la actitud de los hombres. Pero lo más grave era que, conforme a las investigaciones realizadas hasta ese momento, el
anunciado fin del mundo no había sido profetizado, ni por la Biblia ni por otros profetas o agoreros, en el año dos mil, sino
en los años dos mil, lo que ubicaba este terrorífico suceso en nuestros días.
Esta situación llevó
a conformar un equipo de investigación al que se le dio el nombre de Operación Cruz Rota. Durante los últimos seis meses,
hemos hurgado en la historia, en el pasado, en las profecías, hemos debido filtrar las mentiras de las verdades, y reinterpretar
aquello que escondía esas verdades. Así, llegamos a un resultado.
Esta noche debemos
aclarar el significado del fin del mundo. Debemos también saber cómo aparecerá el Señor cuando vuelva en la consumación del
tiempo. Ante todo debemos comprender que Dios no creó el mundo para que acabara. El siempre pensó en un mundo de bondad que
durara para siempre. Sin embargo, el mundo presente debía terminar, debido a que la caída del hombre inició una historia de
mal. El fin del mundo es necesario debido a que no hemos realizado el mundo de bondad pensado por Dios. En vez de ser hijos
de la bondad llegamos a ser en realidad criaturas del mal.
Adán y Eva cayeron
en el Jardín del Edén. En este tiempo aún no podían comprender claramente la voluntad de Dios. Cayeron en un estado de confusión
y escogieron el camino equivocado. Se encontraron en la alternativa de obedecer a Dios, que los hubiera llevado a un mundo
bueno, u obedecer a Satán, que de hecho causó su caída. Entre estas dos claras oportunidades escogieron la equivocada. Ellos
trajeron el mal al mundo. La intención original de Dios era crear un mundo ideal, un mundo bueno y próspero que El había determinado
que iba a durar por la eternidad. Pero el hombre cayó, el mundo bueno de Dios acabó abruptamente y la historia humana empezó
en una dirección equivocada.
La historia de la humanidad
es por lo tanto la historia del mal. Dios sembró una buena semilla, y El pensaba colectar una buena cosecha. Pero Satán le
robó Su cosecha antes de que hubiera madurado y recogió una cosecha del mal. La historia humana es una cosecha de cizaña.
¿Qué significa entonces
el fin del mundo? ¿Qué es lo que va a acabar? El mal va a acabar. Dios pondrá fin a todo mal. A partir del nuevo comienzo
de Dios vendrá una nueva oportunidad para el hombre. Y el bien que Dios pensó en Su ideal original podrá ser una realidad.
Si la caída del hombre
no hubiera ocurrido, entonces el verdadero gobernante de este mundo sería Dios. Pero El no es hoy el Rey de este universo
debido a que Satán está sentado en el trono de Dios. Dios tiene que cambiar todos los resultados de la caída del hombre antes
de que El pueda reinar verdaderamente sobre el mundo.
Ahora, daré una clara
definición del fin del mundo. El fin del mundo es el momento en la historia cuando Dios acaba con el mal y empieza Su nueva
era, su Nuevo Orden. Es el tiempo de cruce entre la vieja historia del mal y la nueva historia del bien.
A la luz de esta definición,
¿por qué la Biblia predice extraordinariamente fenómenos celestiales como señales del fin del mundo? Por qué otros profetas,
religiosos y no, coinciden en esa terrible información? ¿Ocurrirán realmente estas cosas predichas? La Biblia dice:
Inmediatamente después
de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna perderá su resplandor, las estrellas caerán del cielo y
las potencias de los cielos serán conmovidas. ¿Qué significa esto? ¿Qué debemos esperar?
Dios a menudo expresa
su verdad en símbolos y parábolas, y estos versículos bíblicos debían cumplirse simbólicamente. Dios no tiene ninguna razón
para destruir el universo. No es el universo, sino el hombre el que ha cometido el pecado. Sólo el hombre se desvió del plan
original de la creación de Dios. ¿Por qué debería Dios destruir los animales, las plantas o cualquier cosa en la creación
que cumplieron el propósito que El pensó para ellas? Dios no destruiría estas cosas inocentes.
La Biblia, por lo tanto,
dice: Una generación va, otra generación viene; pero la tierra permanece para siempre. Pero en Apocalipsis leemos:
Luego vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron. Ese nuevo cielo
y nueva tierra se refiere a la llegada de una nueva historia de Dios, un tiempo de nuevo dominio.
Sabemos que cuando
el invierno termina, la primavera comienza. Pero, ¿podemos decir exactamente en qué momento comienza la primavera? ¿En qué
momento el viejo día acaba y el nuevo día comienza? Aunque el cambio ocurre en la oscuridad, no hay duda de que pasamos de
un día al otro. El cambio es imperceptible al principio, pero es inevitable e irrevocable. Aunque cuatro billones de personas
viven en la tierra, ninguna puede señalar el momento exacto en el que ocurren las cosas. Pero Dios sabe cuándo pasa el invierno
y comienza la primavera, y Dios sabe cuándo la noche se abre al día. Y Dios puede señalar la transición de la nueva historia.
Nuestra entrada en
la nueva historia es como un glorioso amanecer surgiendo de la más oscura noche. El punto de cruce entre el bien y el mal
no es evidente. No lo advertirán cuando ocurra, pero tendrá lugar definitivamente. Tan seguro como que el sol saldrá mañana.
Entonces ¿cómo podemos
saber que el fin se está aproximando?
Un nuevo sorbo al vaso
con agua, permitió que las palabras de Ricardo llegaran más profundamente.
-Noé fue un hombre
así escogido por Dios y despreciado por el mundo malo. Dios instruyó a Noé para que construyera un barco.
El mandó a Noé a la
cima de una montaña en vez de abajo, a la ribera de un río o a la orilla del mar. El mandato de Dios era tan ridículo a los
ojos del mundo malo que mucha gente se reía de Noé: El fue ridiculizado, no porque la gente pensara que era un hombre particularmente
curioso, sino porque siguió las instrucciones de Dios con una fe completa: Los ojos del mundo no pudieron comprender el camino
de Dios. De esta manera, con tales inadmisibles instrucciones, Dios pudo probar la fe del hombre. Esto es lo que ocurrió en
los días de Noé.
Y en los tiempos de
Abraham no fue diferente. Dios llamó a Abraham, el hijo de un fabricante de ídolos y le mandó, ¡Abandona tu casa enseguida!
Dios no permite ningún compromiso. Dios toma una posición en la cual el mal tiene que ser completamente negado. De ninguna
otra forma puede empezar el bien.
Dios ha dicho que El
empezará con una nueva historia, en la cual ningún elemento del mal permanecerá. Dios pide una completa respuesta del hombre.
Aquellos que siguen la dirección de Dios deben empezar con una negación absoluta del mundo malo. Por esto Jesucristo enseñó:
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. También dijo: los enemigos
del hombre serán los de su casa.
¿Qué clase de mensaje
es éste? Este es el modo de actuar de Dios, escoger a su propio pueblo y ponerles en una posición en la que serán rechazados
por el mal. Desde el punto de vista del criterio de Dios, entonces, los cristianos modernos han estado teniendo un tiempo
muy fácil. Esto es muy extraño, debido a que no hay señalado en las enseñanzas cristianas ningún cambio fácil. Me pregunto
cuántos cristianos están realmente preocupados en seguir el camino de Dios. La petición de Dios es absoluta; no permite ninguna
postura intermedia.
En el jardín del Edén,
Dios dio a Adán y a Eva un mandamiento. Este mandamiento era la palabra de Dios. Entonces Satán se aproximó y les tentó con
una mentira. Y esta mentira era la palabra del mal. Adán y Eva estaban ante la opción de escoger entre las dos palabras: La
verdad estaba en un lado y la mentira en el otro. Ellos escogieron la mentira.
Debido a que este fue
el proceso de la caída del hombre, en el fin del mundo Dios dará la verdad a la humanidad. Cuando el hombre acepte la palabra
de Dios entonces pasará de la muerte a la vida, porque la verdad trae la vida. El hombre ha muerto en la mentira, y en la
verdad nacerá de nuevo.
Por tanto, el juicio
viene por la palabra. Este es el proceso de acabar con el mundo. Aquellos que obedezcan y escuchen la nueva palabra de verdad
tendrán vida. Aquellos que nieguen la palabra de Dios continuarán viviendo en la muerte.
Una vez que se realiza
el mundo perfecto del bien, no es necesario otro fin del mundo. Entonces nada podría interferir en la soberanía eterna del
reino perfecto de Dios.
Acortando la historia,
una vez de nuevo, el pecado se introdujo en la familia de Noé a través de su hijo Cam. El juicio del diluvio fue así anulado
y la historia humana del mal continuó hasta el tiempo de Jesucristo.
Con la llegada de Cristo,
Dios de nuevo intentó acabar con el mundo. Jesús vino a iniciar el nuevo Reino de los Cielos en la tierra. Así pues, las primeras
palabras que Jesús habló fueron: Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos está cerca.
No cabe duda de que
el tiempo del ministerio de Jesucristo era el fin del mundo. Ese día grande y terrible fue profetizado por Malaquías, unos
400 años antes del nacimiento de Jesús:
¿Fue hecho el juicio
de Jesucristo por fuego literal? ¿Vino el día en el tiempo de Jesús en el cual todas las cosas se convirtieron literalmente
en cenizas? No, sabemos que no fue así. Ya que estas cosas profetizadas no ocurrieron literalmente en ese tiempo, algunas
personas dicen que tales profecías deben referirse al tiempo del Segundo Adviento. Pero no pudo tampoco ser así.
La Segunda Venida será
necesaria sólo porque no se pudo cumplir todo en el tiempo de la primera venida, por el contrario, era la última oportunidad
de la humanidad.... y el hombre se negó.
¿Cómo recibió el pueblo
el evangelio que él trajo? Los judíos creyentes acusaron a Jesús y le crucificaron. Eran prisioneros de la letra del Antiguo
Testamento y no pudieron percibir el espíritu de Dios en la nueva verdad. Es una ironía que Jesús muriera víctima precisamente
de las profecías que testificaban de El como el Hijo de Dios. Por la letra de la Ley Mosaica fue juzgado como un criminal.
El pueblo ciegamente lo clavó en la cruz.
En el tiempo de Jesús
muchas personas cultas, muchos directores de las iglesias y mucha gente prominente en la sociedad que estaban muy bien versados
en la Ley y los profetas, estaban esperando al Mesías. ¡Qué felices se hubieran sentido al ver a su Mesías recitándoles exactamente
el Antiguo Testamento, sílaba por sílaba, palabra por palabra! Pero Jesús no vino a repetir la ley de Moisés. El vino a pronunciar
una nueva ley de Dios. El pueblo se equivocó totalmente. Y Jesús fue acusado.
Y he aquí nuestra primera
respuesta alcanzada en la investigación que realizamos: Jesús fue asesinado. El, en realidad no venía a morir, venía a reinar,
a darnos la oportunidad de una nueva vida... y la rechazamos.
En la sociedad contemporánea,
la palabra del tribunal ejecuta el juicio. La palabra es la ley. En este universo, Dios está en la posición de juez. Jesús
vino como el abogado con la autoridad de oponerse a Satán, el acusador del hombre. Satán acusa al hombre con sus palabras,
pero éstas son falsos cargos. Jesús lucha por la causa de los creyentes y su criterio es la palabra de verdad. Dios pronuncia
la sentencia: Su amor es el criterio y el amor es Su palabra. No hay diferencia entre los tribunales terrenos y los tribunales
celestiales, ambos resuelven sus problemas por palabras, no por fuego.
Los hombres pasan de
la muerte a la vida por las palabras de verdad. Dios no mandará al Mesías para quemarnos. El no mandará al Mesías para poner
fuego a nuestras casas o destruir nuestra sociedad. Pero si rechazamos la palabra de Dios hablada por el Señor, no tenemos
otra opción excepto ser condenados por el juicio. Esta es la razón por la cual la palabra trae el juicio.
En el comienzo Dios
creó al hombre y al universo por Su palabra: el Logos. El hombre negó la palabra de Dios y cayó. La muerte espiritual ha reinado
desde entonces. A través de Su obra de salvación, Dios ha estado recreando varias veces al hombre. El hombre cayó por desobediencia
a la palabra de Dios, y el hombre deberá ser recreado por la obediencia a la misma palabra de Dios. La palabra de Dios es
dada por el Señor. Aceptar la palabra trae vida sobre la muerte.
Tal muerte es el infierno
en el cual vivimos.
Hoy tenemos mucho que
aprender, y no debemos creer ciegamente. Debemos conocer la verdad oculta detrás de la Biblia. Jesús fue crucificado, no por
su propia voluntad, sino por la voluntad de los demás. La incredulidad del pueblo escogido de Israel mató a Jesucristo.
Ahora mismo estoy haciendo
una declaración atrevida. Jesús no vino a morir. Jesucristo fue asesinado y su propio pueblo le mató. Incluso el gobernador
romano Pilatos quería liberar a Jesús, no encontró ninguna falta en Jesús. Pero el propio pueblo de Cristo le rechazó y forzó
a Pilatos a liberar a Barrabás en su lugar.
Puede que éstas sean
noticias sorprendentes y asombrosas. Estoy revelando estas cosas porque es mi deber dar testimonio de la verdad.
La gente que vivió
en el tiempo de Jesús cometió un error terrible. Pero, ¿Creéis que eran más ignorantes o menos conscientes que nosotros hoy?
No, no en absoluto.
Jesús tuvo un sólo
objetivo a lo largo de sus tres años de ministerio público: La aceptación. El no podía cumplir su misión de otra forma. Desde
el primer día predicó sin dudar el Evangelio, para que el pueblo pudiera oír la verdad y aceptarle como el Hijo de Dios. Las
palabras de Dios deberían haberles dirigido a aceptarle. Sin embargo, cuando Jesús vio que el pueblo no estaba dispuesto a
recibirle sólo por las palabras de Dios, él empezó a hacer obras poderosas con la esperanza de que el pueblo pudiera reconocerle
por sus milagros.
Jesús dio vista a los
ciegos, limpió a los leprosos, curó a los cojos y les dio oído a los sordos, Jesús resucitó a los muertos. Sin embargo la
gente dijo de él, Este no lanza los demonios sino por obra de Beelzebul, príncipe de los demonios. Jesús vio pronto
la imposibilidad de ganar la aceptación del pueblo. Enfadado y desesperado les castigó: ¡Raza de víboras!. El no ocultó
su ira, sino que estalló en enfado: ¡Ay de ti, Corazón! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubiera hecho
los milagros realizados en vosotras, hace tiempo que en saco y ceniza habrían hecho penitencia Y él lloró cuando se acercó
a la ciudad de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén,
que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuantas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina
recoge a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido.
Quién comprendió a
este Jesús con el corazón roto? El dijo: ¡Ah! Si en este día conocieras también tú el mensaje de la paz, más ahora está
oculto a tus ojos. Por este tiempo Jesús sabía que no había absolutamente ninguna esperanza de evitar la muerte. Sin embargo
él se lo pidió a Dios en Getsemaní y se lo pidió en la cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Así pues, Jesús murió
en la cruz, no por su propia voluntad, no por la voluntad de Dios, sino por la mala voluntad de los hombres. Cristo estuvo
destinado a volver desde ese momento. El volvería para consumar su misión en la tierra. La humanidad debía esperar su segunda
llegada para la salvación completa del mundo.
La fe del hombre era
el factor determinante mediante el cual se cumpliría una de las dos profecías. En el caso de Jesús, si el pueblo escogido
de Israel le demostraba fe y se unía con él, entonces sería aceptado. Resultaría la completa realización de la profecía del
Señor de la Gloria. Por otro lado, si el pueblo era incrédulo y rechazaba al Mesías cuando viniera, sería cumplida inevitablemente
la segunda profecía, la del sufrimiento de Cristo. Y la historia nos muestra que el pueblo escogido tomó el segundo camino.
Por lo tanto, la profecía del sufrimiento de Cristo llegó a ser realidad en vez de la profecía del Señor de la Gloria. Así
pues, la crucifixión y el relato del sufrimiento de Cristo llegó a ser el curso de la historia.
Ya que la profecía
del sufrimiento de Cristo llegó a ser un hecho en el tiempo de Jesús, la profecía del Señor de la Gloria no ha podido ser
cumplida. Y esta es la profecía que se cumplirá en el tiempo del Señor de la Segunda Llegada.
Debido a que Jesús
dejó incompleta su misión, también nos dejó la promesa de su segunda llegada.
Un nuevo sorbo dio
lugar a otra pausa.
-Analizando las profecías
bíblicas, el Apocalipsis, y otras muchas, cristianas, hebreas y, en fin, de todo tipo, encontramos que la interpretación de
estas estaba viciada en un circuito sin fin que daba el año dos mil como fecha fatal, sin embargo, así como encontramos que
no se refieren precisamente al año dos mil sino a los años dos mil, encontramos también que la aparición del anticristo
no se daba. Las profecías marcaban como fecha segura de su aparición, o nacimiento,
los años cercanos a 1963, pero de igual forma señalan el año de 1999 como el de la llegada de un gran rey del horror venido
del cielo.
El principal error
de quienes interpretaron las profecías fue el haber atribuido a líderes y guerras los señalamientos contenidos en estas.
Pero ese anticristo
no era precisamente un hombre, o un ente demoníaco; conforme a lo investigado, el verdadero anticristo, el enemigo de la humanidad,
creado y procreado por ella misma, fue la contaminación ambiental, principalmente la del aire -de ahí lo de llegado del cielo-
que si bien se iniciara a finales del siglo XIX con la aparición de las primeras industrias, es precisamente en los sesentas
del siglo XX cuando se empieza a hablar de ella, primero con preocupación, después con indolencia, y a finales de ese siglo
(1999) por citar una fecha de referencia, cuando se empieza a convertir en abominable, recrudeciéndose hasta provocar en el
2310 la debacle mundial. Nostradamus señala el año de 2137 como fecha probable, pero ya vimos que, en la historia de la humanidad,
170 años es un suspiro. Es ella la Bestia a que se refiere el Apocalipsis, y lo confirmamos al constatar que, en el
momento más álgido, los Imecas (Indices Medidores de la Contaminación del Aire) llegan a 666.... el número de la bestia!
Y en el transcurso
del problema se cumplieron las profecías de Juan, y las de muchos otros; terremotos, inundaciones, deshielo de los polos...
los cuatro jinetes del Apocalipsis cabalgaron a gusto pleno, en fin, sucesos de todos conocidos que, por su relación casi
cotidiana, no supimos colegir.
Ante estos sucesos,
el hombre recuerda la existencia de Dios y eleva sus plegarias, retorna, por inercia quizá, al camino de la verdad. Y empieza
una lucha contra la maldad, pero contra la propia maldad humana. Así se forman las guerrillas que claman por un mundo nuevo,
y se sanea el ambiente, y la colaboración, el entendimiento, la reciprocidad, la hermandad, regresan al espíritu del hombre...
tal y como lo desea Dios... tal y como lo marcan las escrituras... y sólo los que llevan la marca del Cordero son los
que se salvan, es decir, los que abren los ojos y ven el daño que el hombre causó a su propio medio, tanto natural como espiritual.
Puedo decirles ahora,
con pleno conocimiento de causa, con seguridad plena, con certeza absoluta, que el fin del mundo ya tuvo efecto... y que lo
superamos!
Una exclamación mundial
de júbilo brotó en todas las gargantas. La gente saltaba y se felicitaba mutuamente. Mientras tanto, sabedor de esa reacción,
Ricardo hizo una pausa. Dejó al mundo celebrar por unos segundos, y luego continuó.
-Falta aclarar, sin
embargo, la parte final de las profecías: la llegada del Cordero a reinar sobre su pueblo, sobre el pueblo de Dios.
Debemos por lo tanto
estar abiertos a un nuevo mensaje. Jesucristo no vino a repetir la ley de Moisés. De igual manera como Jesús se manifestó
con la nueva verdad, El Jesús Señor de la Segunda Llegada se manifestará con la nueva verdad de Dios para nuestro tiempo.
Esta verdad no será simplemente una repetición del Nuevo Testamento.
Nostradamus dice en
una de sus Centurias: Antes después de Marte reinará en buena dicha. Y precisamente, segundos antes de iniciar esta
transmisión, el Presidente del Consejo me ha informado que ayer se inició la colonización de Marte. Pero no es la simple llegada
a otro planeta, sino la decisión simbólica del Hombre de ir a otro mundo cuando ya se tiene un mundo nuevo. El momento mismo
de venir.
Mas el Señor no aparecerá
milagrosamente en las nubes del cielo. ¿Porqué? Porque Dios va a mandar a Su Hijo para restaurar todas las cosas que una vez
fueron perdidas. La obra de Dios es la restauración, siempre en dirección opuesta a Su pérdida original. El primer comienzo
de Dios fue el Alfa. Este fue invadido por Satán, así que El restaurará el mundo en el Omega. Los verdaderos Padres de la
humanidad se hubieran establecido en el tiempo de Jesús, y ellos podrían haber vencido y cambiado la historia mala del mundo.
Debido a que esta esperanza no fue realizada por Jesús, el debía a volver a la tierra dos milenios después como un
hombre para completar totalmente la misión que sólo cumplió parcialmente. El Reino de los cielos sobre la tierra será establecido
en ese tiempo.
La nueva historia del
bien empezará de este modo. Con la verdad de Dios y los Verdaderos Padres de la humanidad, un nuevo Alfa en la historia de
Dios comenzará y continuará eternamente. El ideal de Dios es restaurar la primera familia centralizada en Dios sobre la tierra.
Con este modelo como centro, toda la humanidad podrá ser adoptada en esta familia, y la primera familia celestial se extenderá,
multiplicándose el Reino de Dios sobre la tierra en un nivel de tribu, nacional y mundial.
El Reino de los Cielos
tiene que ser un reino literal y tangible.
Y El, el Cordero, Cristo,
en su segunda venida, llegará igual que en la primera, convertido en hombre, acompañado de sus huestes celestiales y de sus
ángeles y arcángeles. Los documentos del Mar Muerto confirman esto, ya señalado por el propio Nostradamus, por Juan Evangelista,
por Juan de Jerusalén, por Juan XXIII y por muchos otros.
Pero es precisamente
Juan XXIII quien nos dio la clave de este secreto cuando dice: Siete de Grecia hacían el mundo...
En ese momento, a Ricardo
se le quebró la voz. Su palidez obligó a Luz María a levantarse para auxiliarle. El mundo entero guardó silencio. Instantes
después, recuperado, el Maestro dijo:
-Seis más uno son siete;
de Grecia es sinónimo de Sabios. Seis mensajeros divinos encabezados por El Cordero que conformarán un mundo nuevo que debe
empezar, conforme a Juan de Jerusalén llegados plenamente al año mil que sigue al año mil. Si tomamos en cuenta que él nace
en el 1004, el tiempo al que se refiere es la plenitud de los años dos mil, cerca de los tres mil años después de Cristo.
Es entonces cuando el hombre conocerá un segundo nacimiento; el espíritu se apoderará de la gente que comulgará en fraternidad;
entonces se anunciará el fin de los tiempos bárbaros. Será el tiempo de un nuevo vigor de la fe. Después de los días negros
del inicio del año mil que viene después del año mil, empezarán los años felices, y el hombre reencontrará el camino de los
hombres... y la tierra será ordenada.
Es pues, en esta época, en nuestra época, en la que el Cordero llegará... llegó, mejor dicho.
Hermanos del mundo,
cumpliendo con un celo exagerado nuestro cometido, nos permitimos investigar a los integrantes del Consejo...
El pueblo en general
guardó una expectación inconmensurable. Investigar al Consejo? No se había excedido en sus facultades?
-Encontramos que no
existen... que no hay antecedentes de alguno de ellos... que no se sabe de dónde llegaron... que es... como si estos siete
seres vinieran del más allá...
Lentamente, Ricardo
se levantó, rodeó la mesa que le servía de foro seguido por las cámaras de televideo y, llegado al frente de los integrantes
del Consejo, se postró de hinojos con los brazos abiertos, mientras dos lágrimas corrían por sus mejillas.
De la mesa del Consejo
surgió un resplandor que billones de seres humanos pudieron ver. El Presidente se levantó y... con una faz plena de bondad,
posó su mano sobre la cabeza de Ricardo.
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Farley John, Archbishop of New York. Censor Imprimatur. Enciclopedia Católica Copyright © ACI-PRENSA. Nihil Obstat, March 1, 1907. Remy Lafort, S.T.D.
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# 113. Edición. Novena. Porrúa S.A. México 1992.
Esta obra, registrada con el No. 137 en el
Programa de Financiamiento para
Escritores Iberoamericanos
se terminó de imprimir, bajo el sistema POD,
con un tiro de 500 ejemplares,
el día 5 de enero del 2005
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ubicados en
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